Trono de sangre
Kumonosu-jô (1957) * Japón
Duración: 110 Min.
Música: Masaru Satô
Fotografía: Asakazu Nakai
Guion: Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni y Ryuzo Kikushima (Obra: William Shakespeare)
Dirección: Akira Kurosawa
Intérpretes: Toshir? Mifune (Taketoki Washizu), Isuzu Yamada (Asaji Washizu), Minoru Chiaki (Yoshiaki Miki), Takamaru Sasaki (Tsuzuki Kuniharu), Takashi Shimura (Odagura Noriyasu), Akira Kubo (Yoshiteru Miki), Hiroshi Tachikawa (Kunimaru Tsuzuki), Chieko Naniwa (Anciana fantasma).
Un monolito marca el lugar donde un día estuvo el castillo de las telarañas.
Ahora es un lugar desolado, pues el imponente castillo cayó debido a la lujuria de poder.
Vivió en él un guerrero fuerte en la lucha, pero débil ante su mujer, que le empujó para llegar al trono con traición y derramamiento de sangre.
Un jinete llega cabalgando hasta la fortaleza y llama a la puerta para advertir que estalló la revuelta y Fujimaki y los renegados incendiaron los fuertes cuatro y cinco, habiendo sido también tomado el fuerte tres por sorpresa.
En el fuerte dos el capitán Miki logró llevar a los hombres que le quedaban hasta el fuerte tres, pero estaban agotando sus últimas fuerzas.
En el fuerte uno, al mando del capitán Washizu, resisten, pero tras la caída de los fuertes cuatro y 5 había más de 400 hombres rodeándolo, principalmente hombres de Inui, que fue quien instigó a Fujimaki, preguntando el señor del castillo si hay alguna esperanza de que Washizu resiste, asegurando el mensajero que ninguna.
Pregunta por ello a sus consejeros si deben atacar o soportar el asedio, recomendándole marcharse de allí y ocultarse en el bosque de las Telarañas, pues el enemigo les lleva mucha ventaja, pero en el bosque, que es un laberinto, se perderán y podrán tenderles emboscadas y retirarse, no habiendo otra alternativa, ya que sus provisiones son escasas.
Pero poco después llega un nuevo mensajero desde el fuerte dos para contar que el capitán Miki dio muestras de gran valentía y coraje y detuvo el avance enemigo y el capitán Washizu, del fuerte uno rompió el asedio de Inui y se unió a Miki y ahora son ellos los que lanzan la ofensiva.
Otro mensajero les cuenta que Miki y Washizu persiguieron a los traidores hasta la Mansión del Norte y Fujimaki está asediado.
Los mensajes se repiten, indicando un nuevo mensajero que Fujimaki pidió la rendición y ofrece afeitarse la cabeza como muestra de arrepentimiento, a lo que Tsuzuki se niega, enviando a uno de sus hombres, Noriyasu a la Mansión del Norte para matarle y comprobar si Inui intenta invadir nuevamente su frontera y si no es así hará que Miki y Washizu vayan de inmediato a verlo.
En efecto los dos capitanes recorren el bosque en medio de una intensa lluvia para acudir a la llamada de su señor, aunque acaban perdidos y dando vueltas a los mismos en el laberinto del bosque de las Telarañas, donde algo les impide avanzar.
De pronto empiezan a escuchar risas burlonas, y, pensando que se trata de un espíritu maligno que les bloquea el camino Washizu lanza sus flechas, hasta que se topan con una cabaña que antes no habían visto, y donde escuchan cantar a una mujer, por lo que se bajan del caballo y se acercan a la cabaña, donde ven cómo esta hace girar una rueca mientras canta, preguntándole si es humana o un espíritu maligno.
La mujer le llama por su nombre. Sabe que el capitán Washizu y que estuvo al mando del fuerte uno y le dice que ese mismo día se convertirá en el señor de la Mansión del Norte y que un día se convertirá en Señor del castillo de las Telarañas, aunque él le recuerda que el castillo ya tiene señor, a Tsuzuki.
La mujer dice que los mortales quieren algo pero se comportan como si no lo quisieran.
Enfadado, Washizu se dispone a lanzarle una flecha, aunque Miki lo para, diciendo ella que puede ver el futuro, y se dirige a Miki, que sabe que está al mando del fuerte dos y sin embargo ese día tomará el mando del fuerte uno, aunque luego la suerte le abandonará, aunque su hijo se convertirá en señor del Castillo de las Telarañas sustituyendo a Washizu.
Luego la mujer se incorpora y se desvanece, desapareciendo de hecho también la cabaña, viendo que en ese mismo lugar están apilados decenas de cadáveres.
Continúan su marcha en medio de la niebla sin dar con el camino correcto, dando vueltas y más vueltas, perdidos y agotados por el peso de las armaduras, pudiendo divisar finalmente el castillo cuando levanta la niebla, aunque deben detenerse y sentarse a descansar y a dejar que lo hagan sus caballos, aprovechando su descanso para comentar las predicciones de la mujer, riéndose de ellos, aunque luego empiezan a imaginar si puede pasar lo que dijo y que tome el mando de la Mansión del Norte y Miki del fuerte uno, reconociendo que todo samurái sueña con ser el señor de un castillo.
Llegan al castillo y se presentan antes su Señor, que le dice a Washizu que ha prestado grandes servicios, por lo que le hace entrega de un sable y le dice que a partir de ese mismo día será señor de la Mansión del Norte, para a continuación dar otra espada a Miki y decirle que a partir de ese día será comandante del fuerte uno.
Gracias a su valor, Washizu y sus soldados comienzan a tener una vida muy tranquila en la Mansión del Norte, comentando sus hombres que es como un paraíso y que el señor y la señora deben estar contentos.
Pero no es así, pues, aunque Washizu dice que es inalcanzable para él ser dueño del castillo, su mujer le dice que no lo es y que cualquier samurái desearía ser señor de un castillo como el de las Telarañas, aunque él dice que está satisfecho con lo que tiene, por lo que se quedará allí y será leal a su señor, aunque Asaji, su mujer le dice que no habrá paz si Miki le cuenta al señor lo que ocurrió en el bosque, pues en ese caso le considerará una amenaza y tomará medidas y asediará la Mansión sin piedad, por lo que, o espera allí su destrucción o toma él la iniciativa y mata al señor y toma el castillo.
Él le dice que hacerlo sería traición, recordando ella que el señor ya lo hizo matando al señor anterior, diciendo Washizu que lo hizo para salvar su propia vida y él es leal y daría su corazón por su señor, aunque ella dice que oculta algo en el fondo de su corazón, asegurando él no tener esas ambiciones y no cree que Miki hable del incidente del bosque, pues es su mejor amigo, aunque ella le dice que es ambicioso y que debe actuar si no quiere que se le adelanten y le maten y que es posible que Miki ya haya hablado y consumado su traición, pidiéndole él que deje de dudar de su amigo.
Llega en ese momento un hombre para avisarle de que se dirigen hacia allí unos 300 hombres del castillo, que están en las colinas y los bosques.
Llega poco después un mensajero del señor y anuncia la llegada de este a la Mansión, ante lo que decide reunir a sus hombres, aunque otro mensajero le pide que no lo haga, pues el señor del castillo viaja de incógnito y no quiere un recibimiento oficial.
Cuando llega, le felicita por la cacería, aunque el señor le dice que esta era solo una excusa, pues lo que desea es atacar a Inui y cogerle por sorpresa y que la Mansión será su cuartel general y reunirán a sus fuerzas cerca de la frontera aunque pide que lo mantengan en secreto y les dice a Washizu y a Miki que a ellos les recompensará con un puesto de honor. Que Washizu dirigirá el ataque y Miki defenderá su castillo.
Ríe luego con Asaji, a la que le dice que ya se habrán disipado sus inquietudes y habrá comprobado que el señor confía en él y que si dudó de su amigo Miki es porque fue hechizada por el espíritu maligno.
Pero ella discrepa y le dice que las flechas le buscarán a él desde el frente y desde la espalda, pues el señor lo planeó bien y ha empezado por quitarle la mansión y, si ordenó a Miki defender su castillo, es porque este es su favorito y no tendrá que enfrentarse al peligro, mientras que él no saldrá con vida.
Ordena a dos de sus hombres acondicionar la habitación donde murió Fujimaki, y donde se alojarán ellos, la cual conserva aún restos de la sangre del fallecido.
Asaji insiste en que cree en la predicción y que el escenario está preparado para él, pues el señor se ha puesto en sus manos y no tendrá una oportunidad igual, y, aunque él se resiste, pues no cree que pueda justificar un acto de alta traición ella le dice que confía en él, pero lleva muchos guardias, que son hombres de Noriyasu.
Le propone tras ello dar vino con droga a los guardias y cuando estén dormidos podrá matar al señor y echar la culpa a Noriyasu y a sus hombres y le asegura que un hombre sin ambición no es un hombre y que eso es solo el principio y si lo hace no habrá ya obstáculos y podrá aspirar incluso a gobernar toda la nación.
Fuera se escuchan los cuervos, como una tétrica señal.
Asaji sale a ofrecerles vino a los guardias, logrando gracias a la droga hacer que se duerman, regresando tras ello con una lanza que entrega a su marido.
Pese a sus dudas, este sale empuñándola, mientras ella se queda esperándolo.
Regresa poco después con la lanza y sus manos manchadas de sangre, debiendo ella arrancársela y llevarla de regreso a los guardias, colocándola en las manos de uno de ellos, regresando luego para lavar sus manos, viendo a Washizu incapaz de reaccionar.
Asaji sale afuera y grita que hubo un asesinato, logrando que Washizu reaccione y salga con su espada, acabando con el guardia al que su mujer colocó la lanza.
Kunimaru, el hijo de Tsuzuki acude al campamento de Noriyasu, y le acusa de la muerte de su padre, aunque Noriyasu le asegura que fue Washizu el traidor, pues sus guardias eran fieles, señalando Kunimaru que entonces debe vengar la muerte de su padre.
Deciden regresar al castillo tratando de llegar antes que Washizu.
Este, en efecto les persigue y da orden de acabar con Noriyasu, y cuando se entera de que va con Kunimaru hacia el castillo, que defiende Miki, pide a sus hombres que se apresuren para evitar que lleguen antes que ellos.
Están a punto de darles alcance, pero no pueden evitar que lleguen antes que ellos al castillo, aunque Miki no les abre la puerta pese a que ellos se lo piden y le advierten que Washizu asesinó al señor, viendo cómo, por el contrario, empiezan a llover flechas sobre ellos, que deben huir.
Washizu les deja que lo hagan, diciendo que deben averiguar si Miki no está tramando quedarse él con el castillo.
Llega entonces un mensajero enviado por Asaji que les dice que si Miki se niega a abrir las puertas le obligarán a hacerlo llevando el ataúd del señor.
Así lo hacen, acercándose Washizu y pidiendo que le abran, y, ante la llegada del ataúd del señor del castillo les abren, saliendo Miki a caballo a recibirlos, avanzando la comitiva tras los dos capitanes.
Miki le cuenta que la señora Tsuzuki se suicidó, pues prefirió morir a ver a su enemigo tomando el castillo, haciéndole ver que el espíritu del bosque vio el futuro con gran claridad.
Le dice también que, con el señor muerto, Inui les atacará y le dice a Washizu que él es el único que podrá defender el castillo y que así lo indicará cuando se reúna el consejo y le recomendará como sucesor de Tsuzuki.
Los hombres de Washizu observan ahora a lo lejos la Mansión, que desde allí les parece muy pequeña y se felicitan por lo alto que han llegado.
Pero Asaji no está satisfecha aún, ya que Washizu tiene intención de designar como sucesor al hijo de Miki en agradecimiento a este, pues sin su aprobación, él no habría podido llegar a ser señor del castillo, aunque Asaji está convencida de que no fue por amistad por lo que lo recomendó.
Él insiste en que Miki es valiente y sabio, y designando como sucesor a su hijo se asegura su lealtad incondicional y lo anunciará esa noche durante el banquete.
Pero Asaji le dice que no corrió riesgos y se manchó las manos de sangre para que acabara beneficiándose el hijo de otro hombre, diciéndole Washizu que su reinado morirá con él, tal como predijo el espíritu del bosque y él no lo cambiará, diciendo Asaji que entonces lo cambiará ella.
Él le recuerda que no tienen hijos y tendrían que adoptar uno, diciéndole entonces ella que está embarazada.
Cuando se preparan para ir a la cena el caballo de Miki, alocado, no se deja ensillar, diciéndole su hijo que es un mal augurio y que es mejor que se queden, aunque él insiste en que deben ir, pues son los invitados de honor, aunque el hijo le pide que no vayan, pues él no cree en la predicción.
Pero por culpa del caballo desbocado no pueden ir al castillo, donde les esperan extrañados por su retraso.
Y de pronto Washizu ve en el lugar destinado a Miki el espíritu de este y, alocado, le pregunta por qué se presenta así, debiendo su esposa decir ante los demás invitados que es que ha bebido mucho y está todavía afectado por la muerte del señor Tsuzuki.
Él dice que en efecto está borracho y pide a todos que beban y se diviertan, aunque el ambiente es lúgubre.
Asaji comenta que espera que no le ocurriera nada a Miki, pues se comenta que se vieron espías enemigos en la provincia.
Pero Washizu vuelve a ver el espíritu de Miki y se asusta y le lanza su copa y luego saca su espada, viéndole todos tratando de atravesar con ella el aire, ya que no ven nada.
Asaji trata de calmarle y les dice a todos los invitados que no se preocupen, que volverá a ser el de siempre cuando se le pase la borrachera y les pide que se marchen tras disculparse.
Ya solos, le dice que un hombre que aspira a gobernar la nación no puede dejarse asustar por un fantasma.
Llega entonces un soldado que lleva envuelta la cabeza de Miki y le preguntan por su hijo, diciendo el soldado que logró herirle pero consiguió escapar.
Washizu acaba con la vida del soldado.
Al día siguiente se levanta un fuerte vendaval, comentando varios soldados que los cimientos del castillo están podridos. Que tiempo atrás pasaban por allí generales y capitanes a rendir homenaje a su señor, pero que ya nadie va por allí y, de hecho, dos comandantes se suicidaron ya por culpa de las sospechas del señor.
Comentan que a Miki le mataron hombres a las órdenes de Inui, aunque nadie sabe la verdad y se rumorea también que Yoshiteru, el hijo de Miki se ha aliado con Inui, y no estaría con él si este hubiera matado a su padre y también se comenta que Noriyasu y el maestro Kunimaru están ahora con él, por lo que ya no creen que el castillo sea tan inexpugnable y comentan que incluso las ratas se fueron del castillo y las ratas abandonan una casa justo antes de que se incendie.
Le dan a Washizu la noticia de que su hijo nació muerto. Que de hecho había muerto en el vientre de la madre antes de nacer, siendo crítico también el estado de la mujer, desesperándose al conocer la noticia.
En ese estado recibe a un mensajero del fuerte uno, que le informa que las fuerzas de Inui cruzaron la frontera y rodearon el fuerte, dirigidas por Noriyasu, que asegura que piensa vengar la muerte de su señor.
Otro mensajero informa de que el fuerte dos también está sitiado y que el hijo de Miki está con ellos.
Un tercer mensajero informa que los fuertes uno y dos se volvieron contra ellos y unieron sus fuerzas para atacar el fuerte tres.
Vestido de samurái regaña a sus hombres y los llama inútiles, preguntando si nadie de ellos tiene un plan razonable para aplastar al enemigo, tras lo que sube a su caballo y bajo la fuerte lluvia sale cabalgando hacia el bosque invocando al espíritu maligno, aunque solo escucha risas burlonas entre la tormenta.
Finalmente ve aparecer al espíritu y le pregunta si es verdad lo que le dijo de que el hijo de Miki sería su sucesor.
El espíritu le dice que ve que ha conseguido el objetivo que tanto deseaba, pidiéndole él que adivine su futuro, viendo cómo el espíritu se ríe de nuevo burlonamente, tras lo que le dice que puede estar seguro de que nunca perderá ni una sola batalla en que participe a no ser que vea que el bosque de las Telarañas se mueve y empieza a avanzar en dirección al castillo.
Él dice que entonces no tiene nada que temer, pues los bosques no se mueven.
El espíritu le dice luego que si se empeña en seguir el camino de los demonios será cruel y horrible, asegurando él que matará a todos, a Noriyasu, a Kunimaru y a Yoshiteru y hará una montaña con los esqueletos de los muertos y teñirá el bosque con su sangre.
Un enorme ejército dirigido por Noriyasu, Kunimaru y Yoshiteru avanza hacia la fortaleza, indicando el primero a los soldados que una vez entren en el bosque no sigan los caminos trazados, pues es un laberinto, y que avancen siempre hacia delante.
Washizu se entera de que sus hombres abandonaron el bosque debido a que el enemigo era dirigido por Noriyasu, que lo conoce muy bien, viendo desde lo alto del castillo cómo se acercan las tropas enemigas y ríe, diciendo que no hay por qué alarmarse, diciéndoles a sus hombres que deben confiar en él, pues la victoria es de quien gana la última batalla y él no perderá una sola batalla.
Les explica luego a sus soldados lo que predijo el espíritu del bosque de que no perdería ninguna batalla a menos que el bosque avance hacia el castillo, y como no creen que el bosque se vaya a mover no tienen qué temer y pide que confíen en él.
Por la noche los guardias escuchan ruidos que no saben qué son, pensando que quizá estén levantando una valla.
Dice a sus hombres que esperarán a que se acerquen y entonces probarán la fuerza de sus flechas.
Se alarman porque de pronto comienza a escucharse un fuerte ruido que no identifican y de pronto el castillo se ve invadido por las aves, lo que algunos ven como un mal augurio, aunque Washizu les dice que es lo contrario, un buen augurio.
Cuando empieza a amanecer se despierta debido a unos gritos, por lo que acude a la habitación de Asaji, de la que ve salir corriendo a todas las sirvientas, viendo cuando llega a la misma a su mujer lavándose las manos compulsivamente pensando que las tiene manchadas de sangre y que esta no desaparece por más que se lava y dice que jamás volverán a estar limpias y siguen oliendo a sangre.
Él trata de hacerla entrar en razón sin éxito, escuchando gritos fuera, por lo que debe acudir a ver qué ocurre, viendo a sus hombres corriendo despavoridos, pidiéndoles que no se dejen vencer por el pánico gritándoles ellos que el bosque se mueve hacia el castillo, diciendo él que es una tontería y debe ser una visión.
Corre hacia la atalaya para mirar, observando cómo en efecto, los árboles van avanzando hacia el castillo en medio de la niebla, ondeando sus ramas, por lo que también él se asusta enormemente.
Pide a sus hombres, que esperan sus órdenes y que no abandonen sus puestos, aunque estos no se mueven ni se inmutan.
Les pregunta qué traman y si esperan dar su cabeza al enemigo junto con su rendición, viendo cómo empiezan a llegar hacia él varias flechas, que se clavan junto a él, aumentando de cantidad hasta acabar alcanzado por algunas de ellas, por lo que les dice que lo que hacen es alta traición, preguntándole sus hombres quién mató al señor Tsuzuki mientras le siguen disparando flechas que le impiden salir de allí y que, finalmente, acaban con su vida cuando una de ellas le atraviesa el cuello.
Pese a ella tiene fuerzas para bajar las escaleras, asustando a los soldados al ver que sigue moviéndose, aunque finalmente cae muerto.
Fuera, el bosque sigue avanzando, aunque en realidad se trata de los hombres dirigidos por Noriyasu, que se camuflan tras ellos y avanzan así para evitar ser alcanzados por los soldados del castillo.
La canción del principio se escucha mientras la niebla cubre el castillo hasta dejar ver el monolito que ocupa ahora su lugar.