Te cuento la película

Te querré siempre
Te querré siempre

Viaggio in Italia (1954) Italia / Francia

          También conocida como:
                    - "Siempre te amaré" (Venezuela)
                    - "Viaje a Italia" (Chile)

Duración: 85 Min.

Música: Renzo Rossellini

Fotografía: Enzo Serafin

Guion: Vitaliano Brancati, Roberto Rossellini (N.: Colette)

Dirección: Roberto Rossellini

Intérpretes: Ingrid Bergman (Katherine Joyce), George Sanders (Alexander Joyce / "Alex"), Maria Mauban (Marie Rastelli), Anthony La Penna (Tony Burton), Natalia Ray (Natalie Burton), Anna Proclemer (Prostituta), Paul Müller (Paul Dupont), Jackie Frost (Judy).

George y Katherine Joyce viajan en su coche inglés a toda velocidad hacia Nápoles, siendo Katherine quien conduce hasta que George le pide que le deje conducir a él, pues está a punto de dormirse.

En su camino se topan con algún rebaño y con gente que grita, comentando él que están en un país ruidoso y aburrido, diciéndole ella que sin embargo su tío Homer vivió allí muy a gusto.

George se plantea que deben estar allí el menor tiempo posible. El suficiente para vender la propiedad de su tío, pensando que bastarán unos días por lo que les explicó Burton cuando les escribió.

Comentan que Burton parece un tipo extraño, pese a lo cual vivió durante mucho tiempo con su tío y este le quería.

El choque de los insectos contra el parabrisas le hace plantearse a Katherine si correrán peligro de contraer la malaria.

George vuelve a quejarse del aburrimiento y lamenta haberle hecho caso y no haber ido en avión, recordando ella que desde que se casaron no habían estado nunca tanto tiempo solos.

Llegan finalmente al hotel de la ciudad donde reservaron habitaciones, esperándole allí varias cartas.

Cuando él le propone tomar algo, ella le dice que mejor que lo hagan en el bar, pues así verán gente, ya que le nota muy aburrido asegurando haberse dado cuenta desde que salieron de que son dos extraños pese a llevar 8 años casados y pese a que en casa todo parecía perfecto, descubriendo ahora que no saben casi nada el uno del otro.

Una vez abajo se topan con Judy, una amiga que les cuenta que lleva tres meses viviendo en Capri y que ahora van a tomar algo con un grupo de amigos, decidiendo cenar todos juntos, observando durante la velada ella el interés de su marido por Judy.

Mientras se arreglan al día siguiente a la espera de que les vaya a recoger Burton para ir a la villa de su tío, Katherine le hace ver que observó su interés por Judy.

Ya con Burton, este les dice que hay dos personas interesadas en adquirir la propiedad y lamenta que vayan a deshacerse de ella ya que está muy bien situada, recordando que él se quedó prendado de ella en cuanto la vio cuando llegó allí por la guerra y la confiscó para salvarla del saqueo.

Recuerda que aunque él fue trasladado a Venecia, donde conoció a Natalie, su mujer, aunque Homer les invitaba a menudo y era como un padre para ellos.

Cuando llegan a la villa son recibidos por Natalie, que les muestra la casa, que es grande y decorada con gran gusto y desde el que se puede ver el Vesubio, teniendo muy cerca Pompeya, y enfrente Capri y a lo lejos Nápoles.

Ellos dicen que como estarán pocos días dice solo necesitarán una doncella, señalando que pueden estar pocos días porque solo pueden sacar de Inglaterra 40 Libras por cabeza y no da para mucho.

Burton les cuenta que él regresó a Italia una vez acabada la guerra y se casó con Natalie, siendo hospedados por Homer allí, habiendo trabajado en las excavaciones de Pompeya, adonde dice les llevará.

Alex trata de encontrar bebida, pero nadie le entiende y observa que, pese a ser mediodía todos duermen, sentándose él en la terraza con su mujer a tomar el sol, hablándole esta de Charles Lewington, su amigo el poeta que murió dos años atrás y que luchó durante la guerra en Italia, donde enfermó.

Alex por fin le recuerda y dice que gracias a Charles descubrió que era más fácil juzgar a una persona por su forma de toser que por su forma de hablar, y pensaba que era un bobo, protestando Katherine diciéndole que era un poeta y escribía poemas preciosos que le leyó, y copio algunos, recitando uno de ellos que escribió allí en Italia.

Recuerdo que lo conoció antes que a él y se veían mucho, pues iba casi cada día a verlas a la fábrica hasta que lo internaron por culpa de su enfermedad.

Estuvo entonces casi un año sin verlo hasta que la noche anterior a su boda, y antes de irse a Londres mientras hacía las maletas alguien tiró unas piedrecitas contra la ventana, viendo que era Charles que temblaba de frío y estaba muy pálido, y a pesar de la fiebre estaba bajo la lluvia solo porque quería verla, o incluso, piensa, morir.

Alex se burla y dice que fue muy poético. Más que sus versos.

Al día siguiente ella decide ir a Nápoles para visitar el museo mientras él se quedará esperando a los que quieren comprar la villa para visitar el museo, aunque le pregunta irónico si el museo es el que su amigo describió en sus versos.

Mientras va en el coche hacia Nápoles asegura que le detesta y que es un presuntuoso, y luego, ya en las bulliciosas calles de Nápoles piensa que debe castigar su orgullo.

Una vez en el museo, el guía le explica que hasta el Siglo XVIII este fue un cuartel de caballería, donde puede admirar las numerosas esculturas, muchas de ellas rescatadas de las ruinas de la cercana Pompeya que representan a emperadores y dioses.

Ya de vuelta comenta lo extraordinario de que los hombres que vivieron 1.000 años antes no se diferencien de los actuales, comentando que no son figuras tan ascéticas, aunque Charles veía las cosas de un modo muy particular.

Burton les comunica que desea conocerles el duque de Lipoli, el mejor amigo de su tío.

Escuchan una bronca entre los sirvientes, uno de los cuales está celoso pese a que va a casarse pronto.

Finalmente acuden a visitar al duque, en cuya casa hay varios amigos más, que lo eran también de su tío, todos ellos pertenecientes a la nobleza: como la vizcondesa de Montalbán, el Duque de Marino, los Condes de Trebisonda y los de Melissa, los cuales comentan que Michael mantuvo en secreto incluso su muerte y los amigos no se enteraron de esta hasta después del funeral.

Una de las condesas comenta que los napolitanos tienen fama de vagos, pero en realidad son unos náufragos que deben nadar para estar a flote, observando Alex cómo su mujer es rodeada por los hombres admirados de su belleza con los que ríe, comentando él una vez en la villa que no la veía tan contenta desde hacía mucho y le pregunta qué le contaban los italianos.

Ella le acusa entonces de no haber hecho nada desde que dijo que eran como dos extraños y parece más interesado en separarse que en tratar de arreglarlo, y él le reprocha que no haya hecho ni el más mínimo esfuerzo por salvar lo que quedaba, asegurando ella que al poco tiempo de casarse ya se dio cuenta de que su matrimonio no funcionaba y que el miedo al ridículo y a sus críticas la paralizaban.

Alex le dice que lo que no le gusta de ella es su manía de dramatizar u su romanticismo ridículo, diciendo ella que solo la ha utilizado como ama de casa y para ayudarle en las relaciones públicas en las que le ha servido muy bien.

Él asegura entonces estar deseando dejar ese país que le envenena con su pereza y volver al trabajo y que será mejor para los dos no seguir estando juntos, decidiendo él ir a Capri para ver si se concreta la oferta de la casa, echándole ella en cara que realmente va a Capri porque allí tiene amigos con los que divertirse.

Poco después ve que él le ha dejado una nota en que le dice que se va a Capri a divertirse como ella dijo, pues los museos le aburren, y podrá tener así más tiempo para sus aficiones, aunque ella piensa que lo hace porque cree que así la pondrá celosa.

En Nápoles se topa con un entierro muy florido mientras se pregunta si ha de ceder ella, asegurando que si es lo que él piensa se equivoca, pues ha aprendido mucho.

Va a visitar la cueva de la Sibila que le muestra un anciano, que le explica que durante la guerra los soldados ingleses desembarcaron allí, al igual que Eneas siglos antes.

Le muestra todo lo relacionado con la Sibila a la que los amantes iban a consultar por el destino de su amor, recordando ella los versos de su amigo.

Visita luego las ruinas del Templo de Apolo, desde las que puede ver Capri.

Por la noche, mientras descansa afirma odiar a su marido, pensando que es egoísta y estúpido.

Entretanto, en Capri, Alex toca el piano mientras Judy le cuenta que cuando se divorció solo pensaba en su libertad, diciendo que él sin embargo a pesar de tener problemas se preocupa por su mujer, lo que significa que la quiere y que está celoso.

Cuando finaliza la reunión en casa de Judy y se despiden todos los invitados, Alex sale acompañando a Marie, que utiliza una muleta debido a su cojera, llevándola hasta su casa, y preguntándole antes de despedirse si podrá verla al día siguiente, quedando a las 11 de la mañana.

Al día siguiente Katherine regresa a la ciudad, fijándose mientras conduce en las parejas de jóvenes enamorados, para luego fijar su atención en las mujeres que empujan los cochecitos de bebés, dándose cuenta de que hay muchos bebés.

Visita Campi Flegrei, donde le muestran que está aún en erupción, explicándole que la lava está a 400º, tomando fotografías del fenómeno para mostrárselo a Alex.

Le muestra también el extraño comportamiento por el que al encender una antorcha aumenta el humo en todo el entorno, algo que repiten más tarde con el humo de un simple cigarrillo.

Le muestra también las piedras candentes que saltan por el calor, afirmando el guía que Pompeya fue destruida por una lluvia de cenizas y de piedras candentes.

Entretanto, en Capri, Alex espera a María, que sale algo tarde, y con la que va a pasear, diciéndole ella que no durmió bien, tal vez por la falta de un hombre.

Él constata lo raras que son las cosas, pues si no hubiera ido al bar no la habría conocido y ahora la felicidad de ella entra en su corazón, diciéndole ella que eso es porque es muy feliz, que estaba triste, pero aclaró con su marido todos los malentendidos y este volverá a Capri esa noche.

De regreso a la villa, Katherine le cuenta a Natalie sus visitas del día a los pozos de azufre, reconociendo que antes de ese viaje no sabía cómo era Nápoles, proponiéndole Natalie llevarla al día siguiente a conocer los manantiales, que le explica son como catacumbas, donde están antiguos esqueletos de hasta 400 años, un lugar muy especial donde muchas personas eligieron a uno de aquellos muertos y tras recolocarlo le llevan flores y le encienden velas pues son muertos por los que ya nadie reza.

Desde la ventana ven el vaporetto que llega de Capri, no sabiendo si vendrá Alex en él.

Esa noche Katherine trata de entretenerse jugando a las cartas, aunque se cansa.

Alex, que en efecto regresó, prefirió quedarse en Nápoles tomando copas en varios bares, diciéndole a un camarero que se aburre, e indicándole este un local nocturno con números de variedades, y al que señala que se acercará, aunque al salir del bar se le acerca una prostituta y decide invitarla a su coche.

Van hasta un parque y la invita a un cigarrillo, contándole que dos meses atrás murió una amiga suya de 30 años de un ataque al corazón, con un hijo de 7 meses y que si no le hubiera encontrado quizá se hubiera tirado al mar.

Ella le pregunta si la va a llevar hasta su hotel, pero él dice que lo dejarán para otro día y la deja, regresando finamente a la villa, donde al escuchar su llegada Katherine simula haberse dormido, escuchándole mientras se cambia y se lava los dientes, momento que aprovecha ella para llamarlo, diciéndole que quería estar segura de que era él, pues no sabía que volvería esa noche, diciéndole él que volvió a las 5, pero que se quedó en Nápoles.

Se retira tras ello a su habitación, aunque regresa al momento y le dice que no quiere despertarse antes de las 11 porque mientras estuvo en Capri casi no durmió.

Ella se siente rabiosa.

A la mañana siguiente va con Natalie a Nápoles, fijándose en que hay muchas mujeres embarazadas, diciendo que le gustan mucho los niños, aunque no sabe si a su marido le gustan también, aunque piensa que sí.

Visitan, tal como hablaron el día anterior el cementerio de Fontanelle, donde se apilan cientos de calaveras, viendo cómo Natalie se arrodilla y reza, contándole que su hermano murió en Grecia durante la guerra y está enterrado allí y por ello va a rezar, haciéndolo también para pedir quedarse embarazada.

Tras la visita regresan a la villa, donde le espera Alex, que le reprocha que no le preguntara si necesitaba el coche, preguntándole si ha visitado otra de las ruinas inmortalizadas por Charles.

Consideran que deben tomar una decisión, pues ya no se aguantan, señalando él que es mejor que se divorcien.

Aparece entonces Tony que dice les va a llevar a Pompeya, pues van a reproducir la figura en el vacío que un cuerpo humano dejó en la lava, una posibilidad única, decidiendo la pareja acudir ante la insistencia de Tony.

Pueden ver así a la gente trabajando en la zona observando cómo rellenan con yeso uno de los vacíos encontrados, viendo luego cómo sacan las figuras de dos personas que estaban juntas y así murieron, quedando sepultadas durante más de 2.000 años, comentando que hubo una casa donde encontraron los restos de 9 personas.

Pero Katherine comienza a llorar y dice no resistir más, pidiendo que la lleve a casa, explicándoles que se encuentra mal.

Mientras se alejan de su amigo, Katherine le dice que ha visto muchas cosas ese día que no ha podido contarle, a lo que Alex responde que su situación es muy clara y han tomado una decisión, tras lo que le pregunta si allí no hay nada que le evoque viejos recuerdos, lo que hace que ella estalle diciendo estar harta de sus sarcasmos.

De vuelta, en el coche, encuentran un gran número de personas concentradas por lo que apenas pueden avanzar.

Alex le dice que piensa volver de inmediato a Londres y que ella se quede allí hasta que vendan la villa, ya que está disfrutando de la visita.

Ella dice que la peor equivocación de su matrimonio fue no tener hijos, diciendo él que fue ella quien lo decidió y tenía razón, pues de haberlos tenido el divorcio se hubiera complicado.

Se dan cuenta de pronto de que están en medio de una procesión, la de San Genaro, preguntándole ella si no cree que están cometiendo una tontería, a lo que Alex le responde diciéndole que no siga haciéndose la sentimental, pues siempre fueron sinceros.

Al no haber ya modo de avanzar se bajan del coche, observando la procesión y preguntándose Alex cómo pueden creer en eso y que son como niños, replicándole ella que los niños son felices.

Ella le dice entonces que no quiere que acaben así, señalando él que no entiende qué pretende.

Escuchan entonces cómo unas personas avanzan gritando que se ha producido un milagro, viéndose Katherine arrastrada por la multitud.

Cuando Alex consigue llegar hasta ella se abrazan y Katherine le dice que no lo quiere perder, preguntándole él qué es lo que no funciona y por qué se torturan así.

Katherine le explica que cuando él le dice cosas que le hieren intenta responder del mismo modo, pero no puede hacerlo porque le quiere, respondiéndole él que quizá son demasiado orgullosos.

Ella le pide que le diga que la quiere, diciendo él que si se lo dice debe jurarle que no se aprovechará, sonriendo ella y diciendo que sí, pero que quiere oírselo decir, diciéndole él que la quiere, tras lo que se abrazan.

Calificación: 4