La noche del cazador
Night of the Hunter (1955) * USA
Duración: 93 min.
Música: Walter Schumann
Fotografía: Stanley Cortez
Guion: James Agee (Novela de Davis Grubb)
Dirección: Charles Laughton
Intérpretes: Robert Mitchum (Predicador Harry Powell), Shelley Winters (Willa Harper), Lillian Gish (Rachel Cooper), Billy Chapin (John Harper), Sally Jane Bruce (Pearl Harper), James Gleason ("Birdie" Steptoe), Evelyn Varden (Icey Spoon), Peter Graves (Ben Harper), Don Beddoe (Walt Spoon), Gloria Castillo (Ruby).
Una anciana, Rachel Cooper, lee la Biblia a un grupo de niños, hablándoles del Sermón de la Montaña y les advierte que debe desconfiar de los falsos profetas que llevan pieles de cordero pero que en su interior son fieros como lobos y a los que, por sus frutos conoceréis, pues un buen árbol no puede dar frutos malos, pero tampoco un árbol malo puede dar buenos frutos. Así que, por sus frutos los conoceréis.
Un grupo de chicos juega al escondite junto a una granja, cuando uno de ellos descubre el cadáver de una mujer al inicio de las escaleras del sótano.
Un coche avanza por un camino rural, y en él un pastor que, mientras conduce dialoga con Dios, y, al pasar junto a un cementerio, le pregunta al Señor cuántas viudas van ya, no recordando si van 6 o 12.
Le dice que siempre le procuró sustento para poder seguir predicando su palabra. Una viuda con un fajo de billetes escondido en el azucarero.
Le dice a Dios que sabe que no le importa que mate, pues su libro está lleno de muertes, pero que odia los seres perfumados, pero hay demasiados seres así y no puede acabar con el mundo entero.
Acude a un espectáculo donde una stripper se contonea sensualmente y él aprieta sus puños, mientras la observa despectivamente, mostrando tatuado en los dedos de su mano izquierda HATE (odio), que luego introduce en su bolsillo, donde aprieta su navaja automática que sobresale por ello de este, cuando de pronto una mano se posa sobre su hombro, siendo un agente de la ley que le detiene.
Tras un juicio rápido, el juez condena al predicador, Harry Powell por el robo del coche que conducía a 30 días en la penitenciaría, preguntándole el juez qué clase de predicador es pues fue detenido por ladrón.
Dos niños, John, de 9 años y la pequeña Pearl, de 4, juegan con la muñeca de la niña, Miss Jenny, cerca del río Ohio, en Cresap's Landing, cuando llega su padre, Ben Harper, que está herido en el hombro y tiene una pistola en una mano y un puñado de billetes en la otra, preguntándose dónde podrá esconderlos, hasta que piensa en algo.
El padre le pide a John que jure que cuidará de Pearl y que la protegerá con su vida y que jure también que nunca dirá dónde está el dinero, ni siquiera a su madre, y que cuando sea mayor le pertenecerá, pidiéndole a Pearl que lo jure también.
Se escuchan las sirenas policiales, viendo los niños cómo se llevan a su padre, sintiendo un dolor en el estómago el niño cuando lo tiran al suelo ya desarmado, llegando Willa, su esposa justo cuando ya se lo llevan.
El mismo tribunal que juzgó al reverendo condena a Ben Harper a morir ahorcado por el asesinato de dos hombres.
Harper y Powell acaban compartiendo celda en la prisión de Moundsville donde el primero dice en sueños: "Os engañé a todos" o "Nunca sabréis dónde está", para finalizar: "Y un tierno infante les guiará", preguntándole Harry dónde está, tratando de que le cuente en sueños el escondite del dinero, momento en que Ben se despierta y lo golpea por tratar de sonsacarlo en esas circunstancias.
Harper le dice que asaltó el banco porque estaba cansado de ver a sus hijos vagando sin nada que comer, durmiendo en coches viejos y abandonados ateridos de frío.
El predicador le dice que con los 10.000 dólares él podría seguir llevando a cabo su misión de sanear este mundo lleno de pecado, mostrándole a Harper la navaja, que consiguió ocultar a los guardias, citando las sagradas escrituras al afirmar que no ha venido a traer la paz, sino la guerra, preguntándole el predicador cuál es su religión, afirmando que es una que han convenido Jehová y él y que si le da ese dinero, servirá a los intereses de Dios, y este podría inclinarse a su favor, aunque Ben se duerme mostrándole no estar interesado en escuchar su palabrería.
Tras el ahorcamiento de Harper, el predicador, asomado a la ventana le da las gracias a Dios por haberle llevado justo en ese momento a esa celda, con un hombre que escondió 10.000 dólares, convencido de que, con tiempo para logra adivinar dónde, dejando ver que en su mano derecha lleva tatuada la palabra LOVE.
Mientras suena una campana, tras el ahorcamiento, el verdugo, Bart habla con un policía de prisiones que le comenta que Harper era un hombre duro y aguantó bien y nunca habló del dinero, comentando el verdugo que se llevó su secreto cuando lo colgó.
Ya en su casa, Bart, y tras ver a sus hijos dormidos, le dice a su mujer que a menudo piensa en dejar su trabajo en prisión, diciéndole su mujer que siempre dice eso cuando ahorca a alguien, pero que debe acostumbrarse, insistiendo él en que a veces piensa que debería volver a trabajar en la mina, diciéndole su mujer que entonces la dejaría viuda por alguna explosión, como la del 24.
Cruelmente, los niños del pueblo se meten en la escuela con los hijos de Harper, cantando una canción sobre su ahorcamiento, e incluso dibujan a su padre ahorcado en una pared.
Los niños pasean por el pueblo y John se fija en el reloj de una de las tiendas, pasándose luego por la heladería de los Spoon, donde trabaja su madre.
Allí, Icey Spoon, le dice que una mujer sola no puede cuidar de los niños, aunque Willa le dice que no desea casarse, insistiéndole Icey en que necesita un hombre en casa.
Por la noche, Pearl le pide a su hermano que le cuente un cuento y mientras este le relata la historia de un rey que vivía en África y tenía un hijo y una hija, y de los hombres malos que querían su dinero, debiendo ellos matar a cualquiera que intentara llevarse su oro, aparece la sombra, en su ventana, agigantada, de la cabeza del predicador, lo que les aterra, mirando John por la ventana hacia fuera, y viendo al predicador parado junto a una farola mirando, observando cómo se aleja luego entonando una canción.
John se acerca hasta el embarcadero para visitar a un hombre que vive en un barco y al que llama tío Birdie, que se ocupa de cuidar de la barca de su padre y que le cuenta al niño que ha conocido al nuevo huésped de la pensión, el predicador y este contó que había conocido a su padre en la penitenciaría.
Va por ello hasta la heladería de los Spoon, donde observa que el forastero está hablando con su madre y con los Spoon, que parecen muy complacidos con él, y en especial a la pequeña Pearl, sentada en su regazo mientras les explica que estuvo con "el hermano" Harper hasta el final, y ahora que ya no está empleado en la penitenciaría, les lleva un poco de consuelo a los suyos, decidiendo dejar de trabajar para el estado, que presentó su dimisión para no tener que seguir viendo a los pobres condenados.
Powell observa que John se fija en los tatuajes de sus dedos, y se apresta a explicarle lo que significan.
Les dice que sus manos representan el bien y el mal.
En la izquierda está escrito odio porque con esa mano Caín mató a Abel, mientras que la mano derecha es la mano del amor, mostrándole cómo entrelaza los dedos de ambas manos como si lucharan unos contra los otros, ganando finalmente el amor.
Impresionada Pearl corre a buscar refugio en los brazos del predicador, mientras que la señora Spoon, entusiasmada, le dice que debería quedarse para el sermón del domingo, arguyendo Powell que los negocios del señor le llevan río abajo, comentándoles él a los niños que Ben le habló de ellos y le dijo que eran muy buenos.
Icey está preparando una comida cuyo olor él alaba, diciéndole la mujer que no le dejará probarlo si no se queda a la fiesta del domingo.
Y el domingo, Powell canta con los demás miembros de la comunidad antes de comer.
La señora Spoon le hace ver a Willa que Powell es un gran partido, aunque Willa le manifiesta su reserva, pues ha pasado muy poco tiempo de la muerte de su marido y ha observado que John no le aprecia, insistiendo Icey en que nunca vio una señal tan clara, haciéndole ver que Pearl lo adora.
Willa teme que Harry esté tratando de averiguar si ella sabe dónde esconde el dinero de su marido.
Pero la señora Spoon no está dispuesta a permitir que deje escapar a alguien tan perfecto y hace que vaya junto a ella y le pide que olvide sus prejuicios, y que se casó con Ben por capricho, pero el sexo es algo para el hombre, y que si no espabila vendrá otra y se lo robará
Incitada por Icey, Willa accede a hablar con Harry, observándolos John mientras hablan, preguntándole Willa si Ben le contó qué hizo con el dinero.
Después de hablar durante un rato, Harry llama a John y le dice que antes de morir, su padre le contó que escondió el dinero en el fondo del río, atado a una piedra de 4 kilos.
Willa parece satisfecha y dice que ahora se siente limpia tras escucharlo, pues ya no cree que desee estar con ella por el dinero.
John regresa a ver al tío Birdie y le pregunta cuándo tendrá lista la barca de su padre, respondiéndole este que en una semana.
De regreso, observa en Spoon cómo Icey y su madre se abrazan, viendo cuando llega a su casa que le espera allí Powell que le dice que estuvo hablando con su madre y decidieron que fuera él quien le comunicara la noticia de que se han prometido, aunque John reacciona diciéndole que nunca será su padre.
Powell le dice que van a casarse a Sisterville y que cuando regresen serán todos amigos y compartirán sus fortunas, gritándole John que aunque cree que le hará hablar no lo conseguirá, dándose cuenta entonces de que ha hablado de más y se tapa la boca, aunque Powell ya ha comprendido que sabe dónde está el dinero y le pregunta si tiene secretos para él, diciéndole que no importa, pues les queda mucho tiempo juntos.
Y cuando se van al día siguiente hacia Sisterville, Pearl le dice a John que quiere mucho al señor Powell y que le contará todo, aunque John le recuerda que le prometió a su padre que no lo haría.
En su noche de bodas, Willa se prepara para ir a la cama con Harry, y cuando sale del baño con su camisón observa que está en la cama mirando hacia el otro lado, diciéndole que está rezando.
Ella se extraña de que no esté ansioso por acostarse con ella, preguntándole él si creía que se lanzaría sobre ella de modo abominable, asegurándole que él no es tan carnal y le deja claro que el matrimonio es la fusión de dos almas a los ojos del cielo.
Al escucharlo ella llora, pidiéndole ella que se ponga frente a un espejo donde podrá ver el cuerpo de Eva que el hombre ha profanado desde Adán, un cuerpo creado para tener hijos y no para el placer del hombre, preguntándole tras ello si desea tener más hijos, respondiéndole ella que no, a lo que Harry le replica que ese matrimonio se ha celebrado para cuidar de los dos hijos que ya tiene, no para tener más.
Al acostarse Willa reza y le pide a Dios que le ayude para que pueda ser lo que Harry quiere que sea.
John sale a pescar con el tío Birdie, que le cuenta que nunca le han gustado los predicadores, y que si tiene problemas con su padrastro debe avisarlo y él le ayudará.
Tras la boda, Willa colabora con su marido en sus prédicas, confesando esta ante todos que ella empujó a un hombre al crimen porque no paraba de exigirle perfumes y vestidos, consiguiendo debido a sus exigencia que matara a dos seres humanos, ante lo que el Señor intervino y le pidió a aquel hombre que arrojara el dinero al río.
Pearl juega con el dinero que le dejó su padre, que está escondido en su muñeca, e incluso recortó algunos billetes para hacer figuritas.
John le ayuda a esconderlas cuando sale Harry para pedirles que vayan a la cama, diciéndole a John que su madre le dijo que le había contado que le preguntó dónde escondían el dinero, y que eso no está bien, aunque sabe que su madre no le creerá.
De hecho, esta le dice que no vuelva a ser impertinente con Harry, aunque John insiste en que volvió a preguntarle por el dinero.
De hecho, mientras su madre visita a los Spoon, que se quejan de que desde que se casó, apenas pasa por allí, Harry vuelve a preguntarle dónde está el dinero, pues ambos saben que no está en el fondo del río, insistiendo John en que no sabe nada, diciéndole Harry que tienen todo el verano por delante, para decirle luego a Pearl que su padre le dijo que no deberían existir secretos entre ella y Harry.
John, enfadado, le lanza a Harry un cepillo a la cabeza cuando le pregunta a la niña dónde está el dinero, recordándole John que le juró a su padre que no lo diría.
La niña defiende a Harry y se abraza a él, diciendo que John es malo, decidiendo Harry aprovechar la ocasión para bajar a solas con ella al salón para sonsacarla.
La niña le pide que le cuente otro secreto de su padre, diciéndole Powell que ahora le toca a ella, a la que le pregunta dónde está escondido el dinero.
Fuera, Willa, que llega en ese momento escucha cómo Harry le pregunta a la niña dónde está el dinero, llegando a amenazarla con arrancarle el brazo si no lo hace, ante lo que la niña sale gritando, topándose con su madre, que no dice nada.
Walt Spoon le dice a su esposa que hay algo que no le gusta de Powell, pues, indica, hay que pensar en el alma, pero también en el cuerpo.
Ya en la cama, Harry le pregunta a Willa si le escuchó hablando con Pearl, diciéndole ella, mansamente tumbada con sus brazos cruzados sobre el pecho que entonces el dinero no está en el río y que era falso que Ben le contara eso, abofeteándola Powell, aunque ella sigue imperturbable y le dice que el dinero está allí tentándolos, pero que la verdadera razón por la que Dios le envión fue para que pudiera enseñarle el camino de la salvación de su alma, habiendo sido por tanto el dinero lo que les unió.
Harry saca entonces su navaja, sin que Willa, que parece resignada a morir para salvar su alma, haga nada para defenderse mientras la mata con su mano derecha.
John se despierta al escuchar un extraño ruido
Abatido, Powell, les cuenta al día siguiente a los Spoon que Willa escapó la noche anterior en su viejo coche, preguntándose Icey qué pudo haberla poseído, concluyendo que Satanás, mintiendo él al contarles que ya la primera noche lo echó de la alcoba.
Les dice tras ello que, pese a todo piensa quedarse y cuidar de sus hijos.
A ellos les parece extraño que no dejara alguna nota, diciendo él que la quemó, y cuando Walt afirma que volverá, él le asegura que no lo hará.
Adorna luego su relato contando que Willa se quedó en la cocina por la noche cuando él subió a acostarse y encontró una botella que Ben había escondido en la bodega y la encontró bebiendo. Que trató de salvarla, pero no pudo.
En realidad, Willa está en el fondo del río atada a su coche y con la garganta cortada, quedándose el anzuelo del tío Birdie enganchado al retrovisor del coche, viendo al asomarse, a la mujer muerta.
Cuando Powell regresa a casa, llama a los niños, escondidos entre el carbón del sótano.
John le cuenta a Pearl que su madre se fue a ver a su padre y que ellos deberán huir esa noche, preguntando Pearl si papá Powell no les protegerá, diciendo John que es por él por quien deben irse.
Este los busca bajo la cama y luego escucha que les llama y se asoma a la puerta del sótano y les dice que sabe que están allí.
Interrumpe la búsqueda la señora Spoon, que les lleva comida y que les hace salir de su escondite.
Esa noche, el viejo Birdie, borracho, dice que creerán que fue él, y por ello no puede decir nada, pues vio el corte en la garganta y su fallecida esposa es la única con la que puede hablar, pues si va a la policía sabe que se lo cargarán a él.
A solas, Harry les muestra su navaja, diciendo que es para los entrometidos como John, volviendo a preguntarle dónde está el dinero, diciendo la niña que le juró a John que no lo diría, ante lo que el predicador se enfada y la llama estúpida, ante lo que la niña llora.
John le dice que él lo dirá para que no haga llorar a Pearl, diciéndole que el dinero está enterrado en el sótano, bajo una piedra.
Powell, temiendo que no sea cierto les hace bajar con él, para que no escapen, aunque cuando le explica dónde está, Powell observa que el suelo es de cemento, ante lo que Pearl dice que John ha cometido un pecado al decir una mentira.
Muy enfadado, Powell le dice que si no habla con él le rebanará el pescuezo y dejará que se desangre como un ternero, pese a lo cual John le pide a Pearl que calle y recuerde que lo juró.
Entonces Harry le dice a la niña que solo ella puede salvarle, y, temiendo por la vida de su hermano, acaba confesando que el dinero está en su muñeca.
Powell ríe al darse cuenta de lo estúpido que fue, al no darse cuenta de que la muñeca sería en el último lugar en que alguien lo buscaría.
Aprovechando el momento, John apaga la vela y hace que caiga una estantería llena de botes sobre la cabeza de su padrastro, y corren escaleras arriba.
El predicador trata de seguirles, pero pisa un bote que le hace caer, pillándole luego los dedos John al cerrar la puerta, tras lo que los niños corren hacia la barcaza del tío Birdie, al que encuentran completamente borracho e incapaz de moverse y de ayudarlos, por lo que deciden correr hacia la barca de su padre.
Mientras tratan de avanzar, entre el cieno hacia la barca, escuchan la voz del predicador, que les llama, y que avanza hacia ellos cortando las ramas que la dificultan el paso, y estando a punto de alcanzarlos una vez que consiguen llegar hasta la barca, impidiéndole hacerlo el cieno que le cubre hasta la cintura.
Una vez en medio del río, dejan que la barca siga su curso, pues están cansados, cantando Pearl mientras John duerme.
Los Spoon reciben una postal del predicador en que les explica que se llevó a los niños a visitar a su hermana para cambiar de ambiente.
Walt se queja de que se marchara sin despedirse, pues llegaron a pensar que los gitanos habían asaltado su casa y se los habían llevado, aunque su mujer le dice que los gitanos se fueron una semana antes, indicando Walt que antes de marcharse asesinaron a un granjero y le robaron su caballo.
Pero sobre ese caballo, quien va es Powell, que sigue el curso del río.
Un día atracan para tratar de encontrar comida, entregándoles una mujer una patata a cada uno, observando un cartel que anuncia que se buscan recogedores de melocotones, ignorando que el predicador da sus sermones a los jornaleros y consigue así la comida que a ellos les falta.
Continúan su navegación, dejando en la orilla a diversos animales, como una tortuga, comentando John que con ella se podría hacer sopa, aunque no sabría quitarle el caparazón, diciéndole luego a su hermana que pasarán la noche en tierra, colándose en un establo de vacas, subiendo ellos a la parte de arriba, donde almacenan el heno.
John se despierta por el ladrido de un perro, oyendo el canto de Powell, y viendo, recortada sobre el cielo nocturno, la figura del predicador a caballo, preguntándose el niño si es que él no duerme nunca.
Despierta a su hermana y regresan a la barca, donde vuelven a dormirse sin percatarse de que esta se queda encallada en tierra.
Los despierta los gritos de una mujer, Rachel Cooper, que los obliga a levantarse y a acompañarla a su casa, tras ver que están solos, diciéndoles que necesitan un baño, viendo al llegar a su casa a tres niñas, Ruby, Clary y Lary, que la mujer acogió al quedarse sin hogar debido a la Depresión, y que están recogiendo huevos
Les obliga a bañarse, azotando incluso a John cuando se resiste a ello, acudiendo luego junto a sus cinco acogidos, hasta el pueblo para vender los huevos.
Rachel afirma ante el tendero, mientras observa a una joven pareja de enamorados, que las mujeres están locas, pues asegura que la chica se quedará engatusada por unas bonitas palabras y acabará cargando ella con las consecuencias.
Ruby, la mayor, empieza ya a tontear con un chico, contándole este a un amigo que se ven los jueves, cuando ella, supuestamente, va a clase de costura.
Por la noche, la señora Cooper les cuenta historias bíblicas, como la de Moisés salvado de las aguas, historia que fascina a John.
Llegado el jueves, Ruby va a la ciudad, fascinándole las luces de neón.
Cuando el chico que la corteja se acerca a ella, se le interpone Powell, que conoce el nombre de la muchacha y que le dice que desea hablar con ella, pidiéndole la muchacha que le compre una revista de cine y un helado.
Powell acepta, y mientras ella come el helado, la halaga diciéndole que es muy guapa, preguntándole si hay dos recién llegados en su casa, preguntándole sus nombres y luego si tienen una muñeca, diciéndole Ruby que nunca se la dejan, cogiendo tras ello el predicador su sombrero y se marcha.
La chica, halagada por el hombre se siente fascinada por él y comenta para sí misma que se siente mala.
Cuando regresa, la señora Cooper le pregunta cómo pudo comprarse la revista sin dinero, confesando Ruby que se la pagó el hombre del bar, y cuando Rachel muestra su extrañeza de que estuviera en el bar, Ruby acaba confesando que no ha ido a las clases de costura, confesando que en vez de ello salía con hombres.
La señora Cooper se compadece de ella y le dice que ha estado buscando el amor de la única manera que sabía hacerlo, pues todos necesitan amor, incluida ella, que perdió el de su hijo, aunque a cambio encontró el de todos ellos.
Le habla del hombre y le cuenta que no le pidió nada a cambio de la revista y del helado, aunque hablaron de Pearl y de John, preguntándose la señora Cooper si será su padre, extrañándose de que no fuera por allí antes en vez de preguntarle a ella.
Aparece al día siguiente en su casa y le pregunta a la mujer por ellos, muy compungido, pues, dice, ya no confiaba en volver a verlos.
Rachel le pregunta, mientras envía a Ruby a buscar a los niños si son suyos, tras observar los tatuajes de su mano, explicándole él que son hijos de su mujer, que se fugó con un músico.
Cuando salen, Pearl se acerca al predicador, pero John no, preguntándole Rachel qué le pasa, pues cuando su padre le llama, debe obedecerle, diciendo entonces John que ese no es su padre, diciendo la señora Cooper que no, y que tampoco es predicador, tras lo que entra en casa.
Harry trata de recoger la muñeca, que había quedado en el suelo, pero se le adelanta John y se cuela al sótano por una ventana, tratando de seguirle Powell con la navaja, aunque entonces sale la señora Cooper con una escopeta y le conmina a marcharse.
Powell se ve obligado a marcharse, aunque asegura que no ha dicho su última palabra y que Jehová guiará su mano en la venganza y volverá cuando oscurezca.
En efecto, esa noche, regresa y, sentado frente a la casa, canta su canción mientras la señora Cooper, armada se sienta en una mecedora mientras le observa y le replica uniéndose a la canción, aunque la verdadera versión.
Aparece entonces Ruby y la luz de su vela hace que pierdan de vista al predicador, regañando la señora Cooper a la muchacha por suspirar por ese hombre, pidiéndole que vaya a buscar a los niños y los lleve junto a ella, mientras asegura que ese mundo no es para los pequeños, mientras observa cómo una lechuza se lanza sobre un conejo.
Con todos ya reunidos en la cocina, ella les explica la historia de Herodes, que ordenó matar a todos los niños, observando entonces la sombra de Powell al otro lado de la puerta, por lo que ordena a los niños esconderse arriba, mientras le pregunta qué quiere, insistiendo él en que a los niños.
Rachel le advierte que disparará después de contar hasta tres, y cuando él asoma le dispara, y, herido en un hombro, Harry sale gritando hacia el granero, llamando entonces la señora Cooper a los federales, y les dice que tiene a alguien retenido en su granero.
Al amanecer, y mientras preparan un café, le dice a John que a su edad es muy fuerte, pues los niños son las personas más fuertes y sufridas.
Escuchan finalmente las sirenas policiales, viendo cómo poco después sacan a Powell e indican que queda detenido por el asesinato de Willa Harper.
Cuando John observa que lo tiran al suelo y lo esposan, revive la detención de su padre, y, tras llevar sus manos al estómago por el dolor, y tomando al predicador por su padre, corre hacia él con la muñeca y golpea su cabeza con ella mientras le dice que no quiere el dinero y que se lo devuelve, comenzando el dinero a salir de la muñeca, antes de perder el sentido, siendo recogido por Rachel, que lo lleva adentro.
Cuando se celebra el juicio, la señora Spoon es quien más grita, pidiendo que linchen al predicador, un "Barbazul", que tiene sobre sus espaldas el asesinato de 25 esposas.
John comparece en el tribunal, pidiéndole el juez que mire hacia Powell y trate de identificarlo como el hombre que asesinó a su madre, pero es incapaz de mirarlo y de hablar, llevándose Rachel a todos los niños a un restaurante, donde son descubiertos por la señora Spoon, que lidera a la turba que, armados con sus hachas o palas, y a la luz de las antorchas recorren las calles decididos a linchar a Powell, debiendo la señora Cooper huir con los muchachos por la puerta de atrás para librarse de ellos.
Para evitar la ira de la gente, la policía saca a Harry por la puerta trasera y lo sube en el coche que debe llevarlo a prisión, diciéndole un policía a Bart, el verdugo, que tienen a ese pájaro para él, que afirma que en ese caso será un privilegio para él.
Llega la Navidad y con ella la nieve, y la señora Cooper lamenta que ni siquiera se acuerden de los niños.
Cada una de las niñas regala a la señora Cooper unas manoplas echas por ellas, aunque John, que no tiene nada, envuelve una manzana en un paño de encaje, afirmando la señora Cooper que es el mejor regalo de todos.
Les entrega luego los suyos para ellos, que para Rudy es un broche.
Ruega la señora Cooper porque la Navidad y los buenos deseos no se queden en solo ese día, asegurando sentirse humilde al ver cómo los niños aceptan su destino y pide a Dios que cuide de ellos.
John observa con gratitud su regalo, un reloj, algo que siempre deseó y que, dice, es el reloj más bonito que nunca tuvo.
Rachel concluye que los niños son firmes y saben aguatar.