Te cuento la película

El beso mortal

Kiss Me Deadly (1955) * USA

Género: Cine negro

Duración: 106 min.

Música: Frank De Vol

Fotografía: Ernest Laszlo

Guion: A.I. Bezzerides (Novela: Mickey Spillane)

Dirección: Robert Aldrich

Intérpretes: Ralph Meeker (Mike Hammer), Albert Dekker (Dr. G. E. Soberin), Paul Stewart (Carl Evello), Juano Hernández (Eddie Yeager), Wesley Addy (Pat Murphy), Maxine Cooper (Velda Wickman), Marian Carr (Friday Evello), Mort Marshall (Ray Diker), Fortunio Bonanova (Carmen Trivago), Cloris Leachman (Christina Bailey), Gaby Rodgers (Gabrielle / Lily Carver).

Una mujer vestida con solo una gabardina, y descalza, corre alocada por la carretera tratando de parar a alguno de los coches que circulan en dirección contraria, decidiendo colocarse finalmente en medio de la carretera para conseguir así que se detenga un descapotable que la recoge tras estar a punto de atropellarla.

La mujer no para de llorar durante todo el camino, por lo que el conductor le pregunta qué le pasó, aunque él se imagina que estaría con un tipo que no entendía el significado de "no", diciendo que lamenta haber parado y no haberla lanzado por el precipicio.

Ella le dice que va a Los Angeles y le pide que la deje en la primera parada del autobús, preguntándole él si suele pasearse sin ropa.

Se acercan a un control policial, pudiendo escuchar que están buscando a una mujer joven que se escapó del manicomio y que va con una gabardina.

Cuando se acercan a los policías, la mujer toma la mano de él y adopta una actitud cariñosa, diciendo él a los agentes que no ha visto a nadie y que su mujer iba dormida, por lo que les permiten continuar.

Ella le cuenta entonces que la obligaron a ir al psiquiátrico y le quitaron la ropa para que no pudiera marcharse, aunque no puede contarle quién la obligó.

Paran en una estación de servicio al notar que una rueda se tuerce, viendo el chico que la revisa que tenía una rama enganchada de cuando tuvo que parar para no arrollarla.

Aprovechando la parada la mujer va al servicio y cuando regresa le entrega una carta al chico que les atendió y le pide que le ponga un sello y la eche en un buzón.

Ella le dice, cuando continúan el camino que sabe que está enfadado con ella porque casi le destroza el coche, comentándole que los coches dicen mucho de las personas, y en su caso dice de él que solo tiene un verdadero y duradero amor, Él mismo, pues es uno de esos machos egoístas que solo piensan en su ropa o en su coche y en sí mismos, estando convencida de que incluso hace flexiones para no tener tripa, pero que ella prefiere alguien con menos músculos, pero más simpático, pues él en una relación nunca da, solo recibe.

Él le dice que pronto llegarán a la parada del autobús y no sabe su nombre, diciendo ella que no debe olvidar que es una loca y que todos los locos son peligrosos, pero que le pusieron el nombre de la poeta Christina Rosetti.

Ella sin embargo sí sabe el nombre de él, Mike Hammer, pues lo leyó en el certificado de la matrícula y le pide que la deje en la parada y se olvide de que la ha visto, aunque a medida que se acercan le pide que la recuerde si no llegan a la parada.

Y entonces un coche se les atraviesa y debe dar un volantazo saliéndose de la carretera.

Mike, tras perder el sentido, solo escucha brevemente los gritos de Christina, a la que los matones que los detuvieron colgaron y torturan.

Los suben a ambos al coche de Hammer y lo empujan hasta caer por un barranco para simular que murieron en el accidente.

Mike se despierta, viendo que está en un hospital, estando junto a él Velda, su secretaria, entrando también Pat Murphy, teniente de la policía, amigo suyo, que le cuenta que lleva tres días inconsciente, pero que en un par de semanas le dejarán salir, preguntándole si recuerda cómo ocurrió todo.

Cuando se recupera es interrogado por la Interstate Crime Commission, que le dicen que le darán protección, aunque no contesta a nada, se limita a escuchar sus acusaciones y especulaciones mientras comentan que es detective privado especializado en divorcios, un "espía de dormitorios" que juega a dos bandas, pues saca los trapos sucios de las mujeres y chantajea a los maridos para no sacar los suyos con la ayuda de Velda Wickman que es muy guapa.

Le dice a Pat, que lo esperó fuera que hay algo extraño en el caso, pues no es normal que se enteren en Washington del asesinato de una chica normal.

Pat le pide que no investigue el asunto, pero él dice que debía estar relacionada con algo importante, aunque Pat le pide que le cuente lo que sabe y se retire.

Acude al taller de su amigo Nick, que se alegra mucho al verlo repuesto, y que le dice que no pudo hacer nada por su coche, pues estaba destrozado, pero le cuenta también que fueron unos tipos muy duros buscándolo y hacían muchas preguntas.

Cuando llega a su apartamento hay dos tipos en un coche que lo esperaban.

Entra con precaución, temiendo toparse con alguien, aunque ve que no hay nadie.

Recibe una llamada de Velda, que al ver que está en casa va a visitarlo.

Le pide, mientras se besan apasionadamente que le diga a Nick que le preste su coche esa noche y lo recoja por la mañana.

Velda le cuenta a Mike que cuando estaba en el hospital llamó un tal Ray Diker que quería verle e hizo algunas averiguaciones.

Llama Pat a la puerta y le dice que esta vez va por un asunto oficial, comunicándole que han revocado su licencia como detective privado y la licencia de armas.

Mike le pregunta por Ray Diker. Sabe que era reportero del News y escribía una columna de ciencias y se pregunta por qué lo dejó.

Pat dice que es un entrometido y sabe sacar información. Fueron a interrogarlo también, pero Hammer sabe ya que desapareció.

Velda le cuenta, cuando se va Murphy que dejó una dirección en Flower Street.

Le pregunta luego por la chica, Christina, diciéndole que la estaban interrogando en el hospital, aunque no sabe si la policía federal o la estatal.

Por la noche va a la dirección que le dejó Diker, percatándose, de que un tipo lo persigue, por lo que, finalmente será su perseguidor el sorprendido cuando le lanza a la cara unas palomitas que compró antes, y logra desarmarlo y deshacerse de él a puñetazos, quedándose su navaja.

Va luego a ver a Diker, que le pide que simule que entró por la fuerza, viendo que tiene el rostro lleno de heridas, aunque enseguida se da cuenta de que Hammer no sabe nada, pues asegura que, de saberlo, estaría tan asustado como la chica y como él.

Hammer le cuenta que le dijo que se llamaba Christina, y le pregunta su apellido, diciéndole Diker que Bailey y le dice su dirección.

Va a ver el apartamento de Christina, que, el portero le indica, ya registró la policía, y, aunque le quedaba aún un mes pagado, le dijeron que ya podía alquilarlo, estando de hecho, haciendo una mudanza.

Por su parte, Lily Carver, su compañera se fue dos días antes, a medianoche.

Él revisa el apartamento y se lleva el libro de poemas de Christina Georgina Rossetti.

El hombre que está haciendo la mudanza le cuenta que la compañera de Christina tenía miedo. Como si fuera a morir. Él le ayudó con la mudanza y le cuenta a dónde se fue, decidiendo Hammer visitarla, observando que le apunta con una pistola cuando pasa.

Él le cuenta que estaba con Christina cuando la mataron y que también intentaron matarle a él.

Lily le cuenta entonces que Christina era su amiga y era muy divertida. Incluso trabajaron juntas un par de veces hasta que se puso enferma.

Notó que estaba cambiando. Estaba asustada y ya tenía miedo de salir. Y si lo hacía era para ir al cine o a comprar comida, pero sin alejarse.

Un día fue la policía y le hicieron muchas preguntas y se la llevaron.

Ella tenía la impresión de que vigilaban su casa, y un día llegaron unos hombres, pero no se quedó para averiguar qué querían.

Le pregunta por qué tenía tanto miedo, diciendo ella que no lo sabe.

Le pregunta si quiere vengarse por lo que pasó, diciéndole que hará lo que pueda.

Escucha un mensaje en su contestador en que un hombre, sin identificarse, le dice que han interrumpido su trabajo y destrozado su coche y alterado su vida, y que nada de eso habría pasado si no se hubiera detenido a recoger a Christina.

Coge el teléfono a mitad del mensaje y pregunta qué pasaría si hace ver que aquello no ocurrió, diciéndole su interlocutor que su vida seguirá tan plácida como antes, y, como muestra de su buena voluntad, verá algo frente a su apartamento, al día siguiente.

Cuando Nick pasa al día siguiente a recoger su coche como quedó con Mike, ve un precioso auto tras el suyo, viendo por la licencia, que está a nombre de su amigo, y ve que, incluso tiene la llave puesta, por lo que no puede evitar la tentación de probarlo.

Pero aparece en ese momento Mike que le pide que no lo toque, asegurándole que, de haber girado la llave no lo habría contado, viendo conectado bajo el estárter unos cartuchos de dinamita.

Desactivados, Nick conduce el coche con su amigo hacia su taller, pues está seguro de que ellos esperaban que encontrara ese explosivo, muy evidente, pero debe haber otro.

En efecto, en el taller observan que hay una bomba conectada al acelerador, y, si vas a toda velocidad, explotará.

Mike dice a su amigo que le regalará el coche si puede averiguar quién lo hizo, diciendo que se encargará de ello.

Le pide luego a Velda que se olvide del caso que tenían entre manos y que se olvide de esos casos de divorcio sin importancia, pues tiene algo mejor, pues cree que la chica estaba metida en algo grande, pidiéndole que averigüe todo lo que pueda sobre ella.

Velda le cuenta que volvió a llamar Diker y le dio varios nombres y direcciones, Leopold Kawolsky y Harvey Wallace en el Over Bomba Cafe y Nicholas Raymondo y Carmen Trivago en el Hillcrest Hotel.

Kawolsky, le recuerda Velda que era un boxeador profesional. Y que él y Raymondo murieron de la misma forma que Christina, en accidentes de tráfico. Uno se cayó de un taxi, y al otro lo atropelló un camión.

Por su parte, Carmen Trivago es cantante de ópera en paro y era amiga de Raymondo.

Harvey Wallace conducía el camión que atropelló a Kawolsky.

Decide visitar a este, que le cuenta cómo ocurrió el accidente, diciendo que iba a toda velocidad y el tipo salió de la nada, como si alguien lo hubiera empujado.

Va luego a un gimnasio para ver a un amigo que entrena a boxeadores para preguntarle por Lee Kawolsky, aunque le dice que no sabe nada de él, diciéndole Mike que todos saben que murió en un accidente que en realidad no fue un accidente.

El entrenador le cuenta que fueron dos tipos, Max y Smallhouse, que le preguntaron qué diría que sabía si alguien le preguntaba por Kawolsky y les dijo que no sabía nada, diciéndoles ellos que si lo tenía en cuenta le compensarían, y, aunque Hammer le dice que podría ofrecerle más que ellos, él dice que su oferta era insuperable, pues le dijeron que le dejarían respirar.

Llama a Pat Murphy para preguntarle por Max y Smallhouse y para quién trabajan, diciéndole que para Carl Evello.

Va a visitar a este, llegando tras él otro coche del que se baja una mujer, que nada más bajar Mike lo besa, haciéndolo varias veces.

Entra con él del brazo diciéndole que se llama Friday y es hermanastra de Carl, de la misma madre, y le dice que él no es como los demás amigos de Carl, que son grandes, peludos, feos y fuman grandes puros, diciendo él que tal vez sea porque no es su amigo, diciendo ella que entonces puede ser amigo solo de ella sin compartirlo con Carl.

Junto a este hay un grupo de colaboradores que apuestan a las carreras de caballos escuchando desde allí los resultados.

Friday lo invita a beber en la casa y le pregunta si quiere ser su amigo, y le sugiere que le pida algo, apostando él a que le diría sí a lo que fuera, aunque, le dice, para tener buenos amigos, también debe aprender a decir que no.

Le pregunta si no llevará su hermano zapatos de gamuza azul, lo único que vio de los asesinos de Christina, diciendo ella que suele llevar mocasines negros.

Mike le pide que le invite a bañarse, llevándolo a los vestuarios donde habrá bañadores.

Carl le pregunta a su hermana si le está tomando el pelo y envía a dos de sus matones al vestuario, viendo que está mirando los zapatos, cuando entran los matones, deshaciéndose fácilmente del primero, ante lo que el segundo escapa.

Carl pide a su hermana que lo lleve a la casa.

Llama a alguien a quien le dice que ignora qué sabe y le dice que será educado.

Le pide que se siente para hablar y le dice que a lo mejor habla su idioma, preguntando él si el de poner bombas en los regalos, al reconocer su voz, y saber que es el tipo que le regaló el coche, diciendo Carl que acepta que lo subestimó, aunque no sabe qué está buscando, asegurándole que problemas, pues, aunque no murió en el barranco, debió morir con la bomba.

Le propone un trato para que se lleve su talento a los bajos fondos, diciéndole Hammer que él cobra según los casos y el suyo es cada vez más caro, pidiéndole que haga una oferta preliminar, diciéndole Evello que se ha hecho tarde para poner un precio.

Acude al Hillcrest Hotel, donde escucha cantar a Trivago.

A este le pregunta por Raymondo, asegurando que no sabe nada de él, negándose a hablar hasta que rompe un disco que tenía de colección, del Pagliacci, y temiendo que siga con el resto de su colección le dice que le dirá lo que desee.

Le cuenta que Raymondo era un ingeniero científico, muy inteligente, pero muy triste y le dijo que era muy inteligente, pero muy estúpido, muy rico, y muy pobre y que tenía un secreto muy importante, pero nada importante, lo cual, le dijo, era un enigma sin respuesta, aunque ignora dónde está ese secreto, pues los que lo mataron estuvieron allí, buscándolo también y piensa que era algo pequeño que se podría esconder bien.

Va al hotel Jalisco. Fuera está Lily esperándolo. Le cuenta que la noche anterior, cuando se fue, llegaron tras él varios tipos y tuvo que esconderse en el sótano.

Él le dice que piensan que sabe algo, insistiendo ella en que no sabe nada.

Él va a buscar el coche y le pide que salga corriendo cuando escuche el claxon, pues volverán a buscarla y se la lleva.

Vuelve a ver a Nick, que le dice que no averiguó nada, diciéndole Mike que volverá luego para buscarlo, pero en cuanto se va llega otro tipo y, aprovechando que está bajo un coche baja el gato y hace que este caiga sobre él, aplastándolo.

Mike lleva a Lily a su apartamento donde ella lo abraza, lo besa, y le da las gracias, preguntándole ella por qué volvió y cambió de opinión.

Él le dice que, aunque diga que no sabe nada, ellos piensan que sí.

Se marcha y le pide que ponga la cadena y no abra ni conteste al teléfono.

Regresa tras ello al taller de Nick, viendo cómo llora su compañero tras haberlo encontrado muerto.

Va a ver a Velda, que está en la cama y le dice que le gusta que tenga problemas, porque entonces es cuando recurre a ella.

Le cuenta que Nick está muerto porque el gato resbaló y le cayó el coche encima.

Velda le dice que están muriendo sus amigos y pregunta si lo que buscan es tan valioso como la vida de Nick o de todos los que han muerto y le pide que hable con Pat para que proteja o interrogue a Lily.

Le cuenta luego que estuvo bebiendo con Ray Diker y le habló de un agente de arte de obras abstractas y estuvo tratando de ligar con él y le dio varios nombres, como el de Carl Evello, pero también del Doctor Soberin, que, dice, está iniciando una colección de un arte nuevo, pero no sabe de qué, aunque si él se lo pide se liará con el marchante y se enterará de más, diciendo él que quiere vengar la muerte de su amigo Nick.

Antes de que se marche, ella le pide que se reúna con ella en el Pigalle a las 2.

En el local bebe, en recuerdo de Nick. Tanto que acaba adormilado en la barra, no viendo por ello a un tipo que pide al camarero que le diga que tienen a Velda.

A pesar de su estado conduce hasta la estación de servicio donde paró con Christina.

Le pregunta al chico que le atendió por la carta que le entregó esta, diciendo que vio que era para un tipo llamado Mike.

Regresa a su casa y busca en su correo, encontrando un sobre en que solo pone: "Recuérdame". Solo entonces ve que hay dos tipos esperándolo. Los mismos que envió Evello cuando estaba en el vestuario.

Le dicen que ellos echaron también un vistazo a la carta, pero no la entendieron, tras lo que le golpean en la cabeza y se lo llevan, junto con la carta hasta la playa, y, aunque intenta escapar, entre los dos consiguen retenerlo.

Cuando despierta, está atado a una cama y entra un extraño a quien no conoce y que le pregunta qué cree que buscan, diamantes, rubíes, oro o droga.

Le dice tras ello que morirá, pero que puede salvar a su amiga.

Le dice que la joven a la que recogió en la carretera le envió una carta con la palabra "Recuérdame", y le pregunta, mientras prepara una inyección, qué debe recordar, y le dice que le va a inyectar pentotal sódico, el suero de la verdad, que le dormirá, y, mientras lo hace, su subconsciente le responderá.

Entra poco después Evello, que espera que con la inyección le responda y le pregunta qué significa "Recuérdame", aunque lo que pronuncia son solo balbuceos sin sentido.

Entra el tipo que le puso la inyección para preguntar si hubo suerte, diciéndole que no, pues perdió el sentido.

Cuando vuelve en sí, consigue desatarse una de las manos, aunque simula seguir atado y grita, entrando nuevamente Evello, al que le dice que ya lo entiende y pregunta si la dejarán libre a ella, diciéndole Evello que le da su palabra.

Le dice luego que se lo va a contar, aunque susurrando, consiguiendo golpearlo cuando se acerca para escucharlo.

Entra tras ello el matón al que ya dejó sin sentido en la piscina, Sugar dispuesto a acabar con él, aunque con quien acaba es con su jefe, que ocupaba el lugar de Hammer.

Al escuchar un grito entra el otro matón que encuentra a su compañero y a su jefe muertos y escucha, a través de la ventana, que está abierta, cómo se aleja un coche.

Regresa a su casa, donde ve que Lily echó la cadena como le pidió, observando que

ahora está elegantemente vestida, preguntándole de dónde sacó esa ropa, diciendo que se la llevó Velda.

Sigue dándole vueltas a qué podría significar "Recuérdame", cogiendo el libro de sonetos, pidiendo a Lily que lea uno titulado "Recuérdame", que dice: "Ya ninguna cosa llegará a mi oído, pero si la muerte y los vermes han dejado algún vestigio de mi pensamiento…"

Tras escucharlo se dispone a salir, accediendo a que le acompañe Lily, que teme que vayan a buscarla y estar sola.

Acude al depósito de cadáveres para examinar el de Christina, pues piensa que debió tragarse algo y que lo tendrá el forense.

Este reconoce que así es, aunque, para entregárselo, le pide dinero.

Le dice que lo que encontró es una llave y piensa que lo que guarde será valioso, pero él solo quiere efectivo, nada que sea muy complicado, aunque Hammer se niega a darle más de lo que le ofreció, y, cuando el forense se dispone a guardar de nuevo la llave en el cajón, él lo cierra de golpe y se la pilla haciéndole chillar, tras lo que le quita la llave donde ve las siglas CAH, que le llevan al Club Athletic de Hollywood.

Pero el encargado se muestra reacio a ayudarle, abofeteándolo Hammer, consiguiendo así que le diga que es de la taquilla de Nicholas Raymondo.

La abre, viendo que solo hay una caja dentro, observando al abrirla que hay otra caja dentro, que está caliente y de la que sale una potente luz al intentar abrirla, por lo que vuelve a cerrar la caja junto con la taquilla y pide al encargado que no permita que nadie se acerque.

Cuando sale ve que Lily no está ya en el coche.

Encuentra a Murphy en su casa junto con varios de sus hombres y estaban llamando tratando de localizarle en cualquier sitio conocido.

Cuando entra le pregunta por la llave que robó al doctor, preguntándole él si le cambiaría la llave por Velda, diciéndole que seguro que llega a un acuerdo con ella, y le pregunta si la protegerá como hizo con Christina, a la que tenían bajo custodia en un psiquiátrico, pero dejó que se escapara y que la mataran. Como a Raymondo, Kawolsky, Nick, y puede que a Lily Carver.

Pat le dice entonces que sacaron el cadáver de Carver del puerto hace una semana y se pregunta quién se ha hecho pasar por ella.

Murphy observa su quemadura de su mano, comprendiendo que dio con su secreto, por lo que decide contarle algo muy importante. Le dice solo unas palabras: proyecto Manhattan, Los Alamos y Trinity.

Tras escucharlo, Mike le entrega la llave sin rechistar, yéndose Murphy con sus hombres, diciéndole Mike que no lo sabía, aunque él le dice que habría actuado igual.

Llama al Club, pero nadie le coge el teléfono, el hombre que le llevó hasta la taquilla yace muerto junto a esta, cuya puerta reventaron, no habiendo ya ningún contenido.

Tratando de ayudar a Velda a ver a Diker y consigue, tras golpearlo, que le dé el nombre del hombre que le presentó a Velda, y al que sabe que iba a investigar, diciéndole que era William Mist.

Va hasta la Galería de Arte Moderno de Mist de arte moderno y se cuela en la misma, despertando al dueño al derribar una mesita, tratando este de encontrar un bote de somníferos que le recetó el Dr. Soberin, tomando un montón de ellos, por lo que, aunque Mike trata de sonsacarlo, duerme tan profundamente que no puede responderle.

Recuerda, al ver los frascos de pastillas, que Velda le habló precisamente de Soberin, y busca su número en la agenda de Mist, y llama, aunque le dicen que no tiene consulta y debe estar en su casa de la playa, donde no tiene teléfono.

En efecto, en su casa de la playa, Soberin, que está con la mujer que se hizo pasar por Lily Carver, y a la que llama Gabrielle, lo prepara todo para marcharse.

Ella le pregunta qué hay en la caja, diciendo él que no puede abrirse, pues si se hace, convierte a quien lo hace, en fuego y cenizas y le dice que adonde él va, no puede acompañarlo.

Ella concluye que lo que hay en la caja debe ser muy valioso, pues murieron muchas personas por ella, por lo que le pide la mitad de lo que vaya a ganar, diciéndole Soberin que se lo merecería, pero que lo que hay en la caja no se puede dividir, diciendo ella, sacando su arma, que, entonces se lo quedará entero, tras lo que le dispara.

Antes de morir, le pide que lleve la caja adonde él le diga, pero que no la abra, aunque se muere antes de decirle a dónde debe llevarla.

Entra en ese momento Hammer, que le pregunta dónde está Velda.

Gabrielle, apuntándole, le pide que entre y que la bese con el beso embustero que dice te quiero, pero quiere decir otra cosa, pues se le dan bien esos besos.

Vuelve a decirle, "bésame", tras lo que le dispara.

Tras ello se dispone a descubrir qué hay en la caja, que ve que está muy caliente, y al abrirla, se abrasa, tal como le dijo el doctor que ocurriría.

Mientras arde, Hammer logra incorporarse, pese a su herida, y comienza a gritar el nombre de Velda, que ve, está encerrada y no puede salir.

Logra abrir la puerta y escapar con ella mientras el fuego se apodera de la casa de la playa, por la que Mike y Velda caminan, tratando de alejarse.

La casa explota finalmente mientras ellos se refugian en el agua.

Calificación: 2