Cuentos de Tokio
Tokyo Monogatari (1953) Japón
Duración: 135 Min.
Música: Takanobu Saito
Fotografía: Yuharu Atsuta
Guion: Yasujiro Ozu, Kogo Noda
Dirección: Yasujiro Ozu
Intérpretes: Chyshu Ryu (Shukishi Hirayama), Chieko Higashiyama (Tomi Hirayma), Setsuko Hara (Noriko), Haruko Sugimura (Shige Kanebo), So Yamamura (Koichi Hirayama), Kuniko Mikaye (Fumiko), Kyoko Kagawa (Kyoko), Nobuo Nakamura (Zurazo Kanebo), Shiro Osaka (Keizo).
Shukishi Hirayama y Tomi, un matrimonio de ancianos de Onomichi, una ciudad portuaria cercana a Hiroshima prepara las maletas para su próximo viaje a Tokio, donde van a visitar a algunos de sus hijos, esperando además ver a su paso por Osaka a su hijo Keizo.
Su hijo Koichi es médico en la zona industrial de Tokio y está casado con Fumiko, con la que tiene dos hijos, que llegan poco después a su casa con él y con Shige, su otra hija, extrañándose de que no hubiera ido Noriko, la viuda de su otro hijo, a la estación.
Esta llega poco después excusándose por haberse retrasado.
Tras la recepción Noriko y Shige se marchan, asegurando Koichi que él les llevará al día siguiente a conocer Tokio.
Shukishi le comenta esa noche a su esposa que está un poco decepcionado ya que pensaba que su hijo viviría en un barrio mejor, y no en los suburbios y rodeados del humo de las fábricas.
Pero al día siguiente, cuando están ya vestidos y preparados para salir llega un paciente que requiere los servicios de Koichi, por lo que no podrán ya realizar su salida, enfadándose mucho Minoru, su hijo mayor, el cual se niega a salir con la abuela, que sale a pasear sola con Isamu, el pequeño.
Los días siguientes se instalarán en casa de su hija Shige, cuyo marido, Zurazo trata de agradarles llevándoles unas estupendas galletas, aunque se queje Shige de que se haya gastado tanto dinero en ellas.
Pero Shige, que trabaja como peluquera, y su marido tampoco disponen de tiempo para enseñarles la ciudad, aunque Zurazo hace planes de llevarlos al teatro, llevándolos también a los baños públicos.
Shige llama a Noriko para preguntarle si puede sacar tiempo para estar con sus padres, pidiéndose esta un día sin sueldo para sacar a sus suegros, a los que les enseña la ciudad, llevándoles a hacer un recorrido en un autobús turístico que les va mostrando los lugares más emblemáticos de Tokio.
Los lleva luego a su casa, donde los ancianos ven que Noriko conserva una foto de su hijo antes de alistarse, haciendo ya 8 años de su muerte.
Mientras esperan su vuelta Shige le plantea a su hermano la posibilidad de enviar a sus padres a una residencia ya que ellos trabajan muchas horas y no pueden atenderlos, ni pueden dejarlos tampoco con Noriko, afirmando que conoce un balneario muy barato en Atami, donde podrán disfrutar de los baños termales.
Efectivamente los ancianos parecen disfrutar del balneario, estando muy agradecidos por el esfuerzo económico de sus hijos para llevarlos hasta allí.
Pero esa noche hay una fiesta en el balneario, y la música y la juerga de los jóvenes les impide dormir, y como además Tomi se marea, deciden regresar.
Su hija Shige los recibe en la peluquería mientras atiende a sus clientes, asombrándose de que sus padres regresaran tan pronto, explicándoles que como no contaba con ellos programó una reunión de peluqueras en su casa.
Los viejos se plantean qué deben hacer, pues no quieren molestar a Koichi y en casa de Noriko solo cabe una persona, por lo que deciden que Tomi vaya a casa de esta, yendo él a visitar a su amigo Hatori, con el que espera poder quedarse a dormir.
Lo hacen así, yendo Shukishi, en efecto a ver a su amigo Hatori, que se mudó a Tokio, viendo que este tiene alquilado el piso de arriba a un estudiante, que le dice, jamás estudia.
Con él y con su mujer salen a comer, visitando tras ello a otro viejo conocido amigo de ambos que también vive en Tokio, Nuwata, antiguo jefe de policía de su pueblo, saliendo los tres a beber, aprovechando para recordar los viejos tiempos, comentando también la pérdida de algunos de sus hijos durante la guerra.
Se queja tras ello Nuwata de que su hijo no haya pasado de ayudante y de que está dominado por su mujer, lamentando haber sido demasiado blando con él y de haberlo malcriado.
Shukishi reconoce entonces que él pensaba que a su hijo le iba mejor, pero que ha comprobado que es tan solo un médico de un barrio humilde.
Noriko entretanto atiende atentamente a su suegra a la que le da un masaje afirmando estar contenta de que esté con ella.
Tomi le dice que debe olvidarse de su hijo, que sabe que bebía, como lo hacía su marido de joven, y que no le dio una buena vida, causándole su matrimonio más problemas que felicidad, reconociendo que ellos no se preocuparon, por lo que se merece otra oportunidad y debe intentar volver a casarse, ya que aun es muy joven, asegurándole Noriko que ella es feliz.
Shige y su marido están durmiendo cuando alguien llama a su puerta, encontrándose al abrirla con un agente de policía, que les lleva a Nuwata y a su padre, completamente borrachos para desesperación de su hija, que poco después le comenta a su marido que antes era muy habitual que su padre se emborrachara, haciendo sufrir mucho a su madre y a todos los hermanos, aunque dejó de beber cuando nació su hermana Kyoko.
Al día siguiente sus dos hijos y Noriko los acompañan a la estación, donde cogerán el tren que les llevará, tras un largo viaje, de nuevo a su hogar.
Igual que a la ida, paran en Osaka, aunque su estancia allí debe ser algo superior debido a que Tomi se encontraba indispuesta, debiendo por ello Keizo pedir permiso en su trabajo para cuidarlos.
Los ancianos comentan que, a pesar de los imprevistos han podido ver a todos sus hijos y nietos en solo 10 días, y que, aunque Shige era más dulce antes de casarse y Koichi más simpático, son mejores que la mayoría, por lo que pueden considerarse afortunados.
Unos días más tarde Koichi recibe una carta en la que le cuentan la indisposición de su madre que les obligó a quedarse en Osaka varios días, llegando por ello más tarde a su casa.
Recibe entonces una llamada de su hermana Shige que le cuenta que ha recibido un telegrama en el que Koryko les avisa de que su madre se está muriendo, recibiendo otro telegrama igual mientras hablan, Koichi.
Shige señala que es extraño que fuera su padre quien cometiera excesos y sea su madre quien esté a punto de morir.
Los dos hermanos se reúnen para decidir qué deben hacer, comentando ambos que tienen demasiado trabajo, pese a lo cual deciden ir a verla, saliendo esa misma noche, llamando también a Noriko.
Cuando llegan a Onomichi Kyoko, que ha estado cuidando con cariño de su madre, acude a buscar a sus hermanos a la estación.
Poco después el médico les informa de que hay muy pocas posibilidades de que su madre se recupere, comentándoles tras su marcha Koichi a su padre y a su hermana que es posible que ni siquiera llegue al día siguiente dada su gravedad.
Los hermanos se sienten preocupados de que Keizo, pese a vivir más cerca que ellos no haya contestado, siendo muy posible que no llegue a tiempo de verla con vida.
Mientras la velan, Shige reflexiona sobre la brevedad de la vida, alegrándose de que sus padres hubieran estado en Tokio los días anteriores.
Finalmente la mujer muere de madrugada, llegando por la mañana Keizo, que no pudo ver el telegrama cuando le llegó debido a que estaba fuera de la ciudad por asuntos de trabajo, lo que le impidió llegar a tiempo.
En el templo escuchan los cánticos funerarios, saliendo Keizo afuera, y tras él Noriko, preocupada por si le ocurre algo, afirmando él que no soporta esos cánticos, pues le da la sensación de que su madre va desapareciendo y que no ha sido muy buen hijo, no teniendo ya la oportunidad de demostrarle cuánto la quería.
Tras el funeral comen todos juntos recordando cosas del pasado, cuando aun vivían allí todos juntos.
Shige les comenta a sus hermanos que hubiera preferido que fuera su padre quien muriera antes, ya que si Kyoko se casa, su padre se quedará solo, mientras que a su madre la hubieran cuidado muy bien ellos en Tokio.
Luego pregunta por un chal y un kimono de su madre y le pide a Kyoko que se los busque, pues desea llevárselos.
Shige y Koichi comentan que no pueden permanecer allí más tiempo por culpa de su trabajo y que cogerán un tren esa misma noche, y Keizo, que un principio dice poder quedarse un poco más, dice luego que tiene pendiente un informe y un partido de beisbol.
Se quedará solo Noriko con ellos unos días más, agradeciéndole Kyoko que lo hiciera mientras critica el egoísmo de sus hermanos, que se marcharon enseguida, y, en especial a Shige, que recién muerta su madre solo se preocupó de llevarse sus mejores ropas, asegurando que lo siente sobre todo por su madre, y asegurando que cualquier desconocido habría tenido más respeto que sus hermanos.
Noriko le dice que es natural que piense así a su edad, pero que cuando se madura, cada uno tiene ya su propia familia a la que anteponen a sus padres, excusando a sus hermanos, ante lo que Kyoko afirma que la vida es decepcionante.
Luego la muchacha se marcha al trabajo tras excusarse por no poder acompañar a Noriko a la estación.
Antes de marcharse Shukishi le da las gracias por todo, pues su mujer le contó que la noche que estuvo en su casa fue la mejor de todas las que pasó en Tokio, aconsejándole también él que se olvide de su hijo y que reconstruya su vida y sea feliz, replicando ella que no es tan buena como creen y que es también egoísta y en muchas ocasiones se olvida de Soji, su marido, y pasa días enteros sin pensar en él, pensando en ocasiones que no puede seguir sola eternamente.
Pese a sus réplicas, su suegro le regala el reloj de su mujer, seguro de que a ella le gustaría que lo llevara y le dice que a pesar de tener varios hijos ella ha hecho más por ellos que los de su sangre.
Poco después Kyoko observa desde la ventana del colegio en que da clase a los niños el tren que pasa y en el que va su cuñada.
Ya solo, Shukishi le comenta a su vecina que los días se le hacen muy largos viviendo solo.