Yojimbo
Yôjinbô (1961) * Japón
Duración: 110 Min.
Música: Masaru Satô
Fotografía: Kazuo Miyagawa
Guion: Akira Kurosawa y Ryuzo Kikushima
Dirección: Akira Kurosawa
Intérpretes: Toshiro Mifune (Sanjuro Kuwabatake), Eijirô Tôno (Gonji), Tatsuya Nakadai (Unosuke), Seizaburô Kawazu (Seibei), Ky? Sazanka (Ushi-Tora), Isuzu Yamada (Orin), Daisuke Katô (Inokichi), Takashi Shimura (Tokuemon), Hiroshi Tachikawa (Yoichiro), Kamatari Fujiwara (Tazaemon), Ikio Sawamura (Hansuke), Yôko Tsukasa (Nui), Yoshio Tsuchiya (Kohei).
1860. Un ronin (antiguo samurái de la realeza, ahora sin señor) camina sin rumbo, decidiendo al llegar a un cruce de caminos dejar que el destino elija su destino lanzando un palo al aire.
Se topa entonces con un hombre que trata de retener a su hijo que desea marcharse, diciéndole que solo conseguirá que le maten, pues nadie en su sano juicio puede querer ser jugador, pidiéndole que se quede en casa y sea granjero como él, asegurando el muchacho que no quiere una vida larga en la que solo podrá comer gachas, prefiriendo una vida corta pero llena de aventuras. Empuja a su padre y se marcha.
El samurái le pide al campesino un poco de agua, viendo cómo el hombre se queja de que su hijo quiera ganar dinero sin esfuerzo, jugando a los dados.
Poco después el ronin llega a la población, donde la gente le observa con curiosidad tras las ventanas, viendo a un perro llevando la mano de un hombre en su boca.
Sale Hansuke, el vigilante, a recibirlo y le pregunta si le gustaría ganarse la vida como guardaespaldas, pues hay dos bandos en la población y puede elegir entre el de Seibei, apoyado por el mayorista de sedas Tazaemon, que le proporcionará mujeres, pero que no goza de suerte, o el de Ushi-Tora, apoyado por el cervecero fabricante de sake, Tokuemon, y que es el que le recomienda.
Acude en efecto al de Ushi-Tora, viendo cómo le rodean varias docenas de hombres, ante lo que se marcha y va a la taberna de Gonji, diciéndole el hombre que no le cobrará, pero quiere que se marche, pues está harto de peleas.
Desde la taberna se escucha el martillo del tonelero, al que, según cuenta Gonji, no le falta trabajo haciendo ataúdes.
Le cuenta que al principio el jefe era Seibei, pero cuando decidió que su hijo Yoichiro lo heredara todo, y Ushi-Tora, que hasta entonces había sido su brazo derecho no lo aceptó y se enfrentó a él y se proclamó jefe.
Desde entonces ambos bandos reclutan hombres y hay cadáveres constantemente.
Ven que llega a la población Inokichi, hermano de Ushi-Tora, con tres asesinos más.
Le cuenta también que Tazaemon, el comerciante de seda, no es de fiar, pues, aunque trabajaba para Seibei, que se desentendió cuando comenzaron los problemas y es ahora Tokuemon, el cervecero, que trabaja para Ushi-Tora y quien actúa como si ya fuera el nuevo cacique.
El ronin dice que le pagarán por matar y que todo iría mejor con todos esos hombres muertos, diciéndole el tabernero que ni viviendo 9 vidas lo lograría, diciendo él que solo no, pero que pensará cómo hacerlo, mientras beben.
Va tras ello a ver a Seibei, al que le pregunta si quiere contratarle como guardaespaldas, y, para mostrar lo que vale, va de nuevo a la posada Kanto, donde están los hombres de Ushi-Tora, que salen y se muestran como hombres muy duros, que estuvieron ya en prisión o que están buscados por la justicia.
Él los provoca y luego se enfrenta a ellos, cortándole un brazo a uno que presumía de su tatuaje en este y acaba con otros dos.
Regresa tras ello a casa de Seibei, que ahora no duda en contratarle, aunque le ofrece solo tres piezas de oro, ante lo que le dice irá con su enemigo, llegando a ofrecerle finalmente 50 ryo, alojamiento y comida, pidiendo él 25 por adelantado.
Orin, la mujer se queja de que le dé tanto dinero a un donnadie, pues podrá marcharse con él, aunque le dice que no le dará tiempo de hacerlo, pues piensa atacar de inmediato, pues mató a tres de los hombres de Ushi-Tora y ahora tienen miedo, y está convencido de que con la ayuda de él los vencerán, y luego Yoichiro, su hijo acabará con él para no tener que pagarle los 50 ryo, aunque su hijo le dice que eso sería jugar sucio, pidiéndole su madre que actúe como un jugador y que mate al samurái, diciendo él que ya mató a un hombre, respondiéndole su madre que si no mata a más personas no le respetarán y que le ahorcarán igualmente por 1 o por 100.
No saben que él escuchó toda esa conversación.
Seibei le presenta luego a su hijo y a su mujer, y a sus cuatro hombres más fuertes, Magotaro, Yahachi, Matsukichi y Suke Ju.
Le preguntan por su nombre, diciendo que para ellos será Kuwabatake, es decir, "Campo de moreras", y de nombre Sanjuro, que quiere decir el de 30, aunque ya va para 40, pensando todos que es un nombre absurdo.
Seibei decide que atacarán ese mismo día al mediodía, pese a que a sus hombres les parece una locura atacar a plena luz del día, diciendo que solo vencerán si acaban con Ushi-Tora y con Inokichi.
A las 12 del mediodía salen en efecto ambos clanes que se colocan frente a frente, llamando a Sanjuro para que se una a ellos, aunque él se niega a liderar a sus hombres, pues dice, no quiere que le maten cuando hayan vencido, tirando las monedas que le dio al suelo y yéndose con el otro bando.
Allí pregunta por Ushi-Tora y le dice que abandonó a Seibei, viendo la pelea desde lo alto sin intervenir, riendo, pues ambos amagan con atacar, pero no llegan a hacerlo.
Y la pelea termina cuando llega un jinete e informa que va a haber una inspección oficial.
El anuncio obliga a los jefes de ambas bandas a deshacerse temporalmente de los fugitivos hasta que termine la inspección, debiendo entretanto mantener las paces, esperando que lo vean todo tranquilo, debiendo abrir las tiendas como si nada ocurriera.
Desde la taberna observan a los funcionarios, a los que agasajan, mientras Sanjuro comienza a lamentar que no se mataran entre ellos, aunque el tabernero le asegura que lo que hizo tendrá consecuencias, estando convencido él de que acudirán a ofrecerle dinero, preguntándose quién será el primero en hacerlo, pues ambos le querrán.
Ven cómo Seibei ofrece al cacique a algunas de las mujeres.
Tal como preveía, llegan a buscarle a la taberna, tanto Inokichi como Orin, que trata de convencerle de que estaban bromeando con lo de su muerte, y que no debe estar enfadado, peleándose ambos por invitarlo a sake.
Pero diez días después los inspectores siguen allí y él sigue alentando las esperanzas de ambos bandos, diciendo al tabernero que su taberna se ha vuelto muy popular.
Va a verlo el propio Ushi-Tora, que le pide que se una a ellos, pues el funcionario se marchará al día siguiente, ya que mataron a un policía a 38 km. de allí, y el funcionario lo sabrá esa noche, dando a entender que ordenó él esa muerte, pues la presencia allí del funcionario le está costando dinero, y le da un anticipo de 30 ryo, diciéndole que le dará 30 más si vence, aunque Sanjuro le dice que no irá con él, pues Seibei tendrá también su oportunidad y decidirá el precio cuando se vaya el funcionario.
Pero de pronto ve que no vuelve nadie a ofrecerle dinero, diciéndole el tabernero, Gonji que es un samurái y no hace otra cosa que pensar en el dinero, diciendo él que es un trabajo arriesgado y necesita una compensación.
Y el tonelero les informa de que está desesperado, pues se van a reconciliar los dos clanes y él compró mucho material para hacer ataúdes al que no podrá dar salida.
Sanjuro piensa que hacen las paces para prepararse para una batalla mayor y cree que les conviene poder abrir las casas de juegos y no podrán hacerlo si no hay feria de la seda, por lo que les conviene parar para hacer negocio, habiendo sido Unosuke, otro hermano de Ushi-Tora, quien, a su regreso, sugirió la reconciliación.
Ven que este regresó tras pasar un año fuera, y que trajo con él un revólver.
Para entonces los fugitivos contratados por ambas familias se muestran enfadados, pues los despiden tras hacer las paces.
Sanjuro encuentra a dos de esos hombres muy borrachos, y tras escuchar su conversación contando que hicieron cosas peligrosas por él y los despidió, les pregunta si les pagó una pieza de oro Ushi-Tora por matar al policía, diciendo ellos que sí, pero que solo les dio dos piezas de plata, pensando que con esa información podrá chantajear a Ushi-Tora o venderlo a Seibei.
Pero uno de ellos, que está menos borracho, trata de huir, alcanzándolo Sanjuro, que decide hacer un trato con Seibei. Le dice que si los entrega podrá librarse de Ushi-Tora.
Mientras hablan, llega Orin, que le ofrece un espectáculo de música y baile de las muchachas y le dice que elija a la que quiera y se divierta, pidiendo él que encierren en el almacén a los dos detenidos para que no los recupere Ushi-Tora.
Va tras ello a ver a Ushi-Tora, que le dice que no necesita un guardaespaldas, diciéndole él que Hachi, el asesino habla demasiado y que si escatima en la paga le saldrá caro, pues le pagó muy poco y se emborrachó y habló. Y que un hombre de Seibei escuchó la conversación y los tiene en su poder.
Ushi-Tora finalmente lo contrata como guardaespaldas.
Los dos hermanos de Ushi-Tora, Inokichi y Unosuke atrapan a Yoichiro, el hijo de Seibei y le dicen a este que se lo entregarán a cambio de Hachi y de Kuma y que harán el intercambio frente a la garita de guardia, sin armas.
Salen a las tres de la mañana para realizar el intercambio.
Pero, faltando a su palabra, y cuando están cerca, Unosuke mata a los dos traidores con su pistola y le dice a Seibei que jugó sucio y ahora están en paz y que si quiere que le devuelvan a su hijo debe rasurarse y pedirle a su hermano que sea el jefe.
Pero Seibei le dice que sabía que ocurriría eso y por eso secuestró a Nui, la mujer de Tokuemon.
Se prepara tras ello un nuevo intercambio de rehenes para el día siguiente.
Mientras van al lugar del encuentro, un niño ve a la mujer desde la taberna, y al verla avanzar atada, el niño comienza a gritar, pues es su madre, corriendo Nui a abrazarlo,
Tras el intercambio, Yoichiro corre hacia su madre, aunque esta lo abofetea llamándolo cobarde y preguntándole por qué no está muerto.
Por su parte, los hombres de Ushi-Tora se llevan a la mujer, que no puede quedarse con su hijo.
Gonji le cuenta al samurái que Nui era esposa de Kohei, que se jugó a su hermosa mujer y su casa y los perdió, entregándole Ushi-Tora a la mujer a Tokuemon para ganarse su apoyo, construyendo este una cabaña junto a su casa, debiendo ver cada día Kohei cómo Tokuemon visita a su esposa, y además lo azotarán, pues le prohibieron verla, que de hecho tienen hombres vigilando la casa y que ni siquiera el niño puede verla.
El samurái va a ver a Ushi-Tora y sus hermanos para decirle que ha decidido ser su guardaespaldas, pidiendo un adelanto de 30 ryo, y les pregunta si tienen a buen recaudo a la mujer de Tokuemon, diciendo que tienen a 6 hombres vigilándola.
Va a visitarla con Inokichi, pues dice, puede que no sean suficientes guardias.
Cuando llegan, Inokichi, se dirige a casa de Kohei y lo golpea por haber ido a ver a su mujer en el intercambio, yendo a buscarlo Sanjuro para decirle que vaya a buscar ayuda, pues mataron a los guardias.
Aprovechando su ausencia, acaba con los 6 hombres y le dice a Nui, la mujer que se vista, pues está libre y se la lleva con su marido y su hijo, entregándoles los 30 ryo que les dio Ushi-Tora, y les dice que deben marcharse, mientras él comienza a destrozar la cabaña para simular el ataque, viendo cómo la familia, empeñada en darle las gracias se retrasan, debiendo insistirles para que se marchen.
Cuando llega Ushi-Tora con sus hombres, les cuenta que el ataque lo realizaron 15 o 16 hombres, y se llevaron a la mujer.
Buscando venganza, queman el almacén de sedas de Tazaemon, no permitiendo que los hombres de Seibei lo ayuden a apagar el fuego, yendo tras ello a buscar a Seibei para preguntarle dónde está Nui, y le asegura que si no la devuelve lo pagará, no pareciendo Seibei saber de qué le habla.
En venganza, este y sus hombres destrozan la cervecería de Tokuemon, derramando todo el sake, extendiéndose la destrucción por todo el pueblo, habiendo numerosos muertos entre ambos bandos.
Pero el exceso de muertes tampoco alegra al fabricante de ataúdes, pues dice que cuando hay tantas muertes, lo que menos les importa es que vayan en ataúdes.
Ve a Gonji contento, por lo que le pregunta si no está enfadado de que trabaje para Ushi-Tora, diciendo él que no, pues sabe que es buena persona aunque finja ser malvado, pues la noche anterior pasó por allí Kohei y le contó todo y le dejó una nota de agradecimiento para que se la entregara, aunque Sanjuro ni se molesta en leerla, diciéndole Gonji que lo haga, pues el hombre se arriesgó mucho para ir a llevarla.
Inokichi llega a ver a Unosuke tras tratar de reclutar a más hombres sin éxito, aunque un hombre le dijo que vieron a Nui con su esposo y con su hijo en brazos la mañana siguiente de que mataran a los 6 hombres, lo que significa que Seibei no se la llevó, por lo que se preguntan quién mató a los que la custodiaban.
Unosuke le pregunta a Ino si vio a los 6 hombres muertos antes de ir a avisar a Ushi-Tora, diciendo que no, que cuando Sanjuro le dijo que estaban muertos, fue a avisar.
Tras concluir que fue él quien acabó con los guardias, Unosuke saca su arma y le quita la espada a Sanjuro diciendo que solo un hombre fuerte y hábil con la espada pudo matar a los 6, y él es el único con esa fuerza.
Ino le dice que no puede ser, pues trabaja para ellos como guardaespaldas, diciendo Unosuke que él tampoco lo entiende del todo.
Descubren tras ello la nota de Kohei y confirma sus sospechas.
Cuando Sanjuro recupera el conocimiento tras la paliza que le dieron, ve que está retenido en la cervecería, custodiado por dos hombres, preguntando uno de ellos si no deberían atarlo, diciendo el otro, un gigantón, que no tiene espada y no es necesario.
Se encuentra tan mal, que a duras penas logra moverse a gatas, y cuando logra ponerse en pie, el gigantón lo lanza de nuevo al suelo.
Llegan Tokuemon, Ushi-Tora y Unosuke y le preguntan si sabe dónde está Nui, diciéndole que le dejarán marchar si se lo dice, aunque él dice que no hablará, por lo que hacen que el gigantón le dé otra paliza, aunque sin matarlo para tratar de obligarle a hablar, aunque lo deja tan mal que no puede hacerlo.
Cuando despierta, ve que en la estancia en que está hay un recipiente de sake y se esconde en él.
Cuando el gigantón regresa para volver a golpearlo y no lo ven, temen haberse dejado la puerta abierta y salen corriendo para buscarlo, consiguiendo él salir así y esconderse en los bajos de la casa mientras escucha a los hombres correr arriba buscándolo.
Les buscan todos los hombres de Ushi-Tora, debiendo arrastrarse para escapar, consiguiendo llegar hasta la taberna, donde lo atiende Gonji, aunque sabe que irán a buscarle allí, por lo que pide a su amigo que diga que fue a casa de Seibei.
En efecto llegan allí a buscarlo y les dice lo que le indicó Sanjuro, asegurando Ushi-Tora que acabará con todos los hombres de Seibei. Que no lo hizo antes porque pensó que Nui estaba en su poder, pero ahora ordena que quemen paja para obligarlos a salir con el humo.
Sanjuro le pide a Gonji que vaya a comprar un ataúd, diciéndole este que no se rinda, asegurando él que todavía tiene que matar a algunos hombres más.
Habla con el fabricante de ataúdes, y poco después cargan ambos con uno en el que está el propio Sanjuro mientras los hombres de Ushi-Tora, tras obligar a salir a los de Seibei con el humo, los van matando uno a uno, viéndolo todo Sanjuro desde su caja.
Cuando sale Orin, le preguntan dónde están Yoichiro y Seibei, aunque antes de que diga nada, Inokichi acaba con ella.
Atrapan tras ello a Yoichiro, dando Ushi-Tora su palabra de que no acabarán con él ni con su hijo, ante lo que Seibei decide salir, diciéndole a Ushi-Tora que le cede todo su territorio, pero entonces Unosuke dispara tanto al padre como al hijo.
Ven que falta solo el samurái, aunque el gigantón asegura que no está dentro y no puede estar muy lejos, pues está herido.
De pronto ven que el tonelero huyó y Gonji no puede llevarlo solo, viendo además que se acerca Inokichi, diciéndole Sanjuro a Gonji que debe conseguir que les ayude, aunque Gonji le entrega un cuchillo por si hay contratiempos.
En efecto Gonji pide al tontorrón Inokichi que le eche una mano, a lo que se niega, preguntándole el tabernero si le asustan los muertos o los fantasmas, decidiendo, para demostrarle que no es así, ayudarle a llevarlo hasta el cementerio.
Una vez allí, y cuando se marcha Inokichi, sale del tonel, observando el cantinero que tiene un aspecto horrible y que apenas puede tenerse en pie, llevándolo hasta un antiguo templo, donde poco a poco va recuperándose.
Allí, Gonji le lleva cada día comida y medicinas, aunque un día quien aparece es el tonelero que le cuenta que cogieron a Gonji, pues las medicinas y la comida lo delataron y lo llevaron a casa de Seibei, a la que Ushi-Tora se mudó.
Aunque solo tiene un cuchillo, Sanjuro se muestra dispuesto a pelear por su amigo, llevándole el tonelero la espada de uno de los que enterró para que pueda utilizarla.
Al llegar al pueblo, que ve semiabandonado, ve a Gonji atado y colgado, estando vigilándolo los hombres que lo hicieron con él, el gigantón y su compañero.
Ante el aviso de su llegada, salen todos los hombres de Ushi-Tora y se dirigen a él, aprovechando el momento de distracción el tonelero, para desatar a Gonji, que le reprocha que le contara todo a Sanjuro.
Ushi-Tora y sus hermanos y hombres se dirigen hacia él, llevando Unosuke su arma, advirtiéndole que no se acerque más, aunque entonces él se mueve ágilmente y le lanza el cuchillo al brazo, impidiéndole así dispararle. Luego se enfrenta con los demás hombres, acabando con ellos.
Queda con vida el muchacho al que vio el primer día, al que le dice que es mejor tener una vida larga, aunque siempre tenga que comer gachas y le deja marcharse.
Herido en el suelo, Unosuke, le dice que es un hombre bueno, y le pide un favor. Le indica que sin su revólver se siente desnudo, mientras trata de alcanzarlo y dice que deje que la sostenga mientras muere, diciéndole que no debe tener miedo.
Tras observar que no tiene balas se la entrega, aunque entonces ve que le dispara, pero al no tener balas no pasa nada. Dispara luego contra el suelo, esta vez sí con bala, mientras dice que está todo oscuro, antes de morir.
Tazaemon sale tocando un tambor de oración, descubriendo a Tokuemon y se lanza hacia él, saliendo luego con su espada, manchado de sangre.
Antes de morir, Unosuke le dice al samurái que le estará esperando en la entrada del infierno.
Sanjuro dice que por fin habrá tranquilidad en esa ciudad. Saca entonces su espada asustando al tonelero, pero lo que hace con ella es cortar las cuerdas que todavía tenían a Gonji inmovilizado.
Dice tras ello adiós y se aleja.