Tres colores: Azul
Trois couleurs: Bleu (1993) Polonia / Francia /
Suiza
También conocida como:
-
"Bleu" (Argentina / Chile)
Duración: 94 min.
Música: Zbigniew Preisner
Fotografía: Slawomir Idziak
Guion: Krzysztof Piesiewicz, Krzysztof Kieslowski, Agnieszka Holland, Edward Zebrowski, Slawomir Idziak
Dirección: Krzysztof Kieslowski
Intérpretes: Juliette Binoche (Julie Vignon-de Courcy), Benoît Régent (Olivier Benoit), Florence Pernel (Sandrine), Charlotte Very (Lucille), Emmanuelle Riva (Madame Vignon), Hélène Vincent (Periodista), Philippe Volter (Agente inmobiliario), Hugues Quester (Patrice de Courcy).
Julie pierde a su marido, Patrice de Courcy y a su hija de 5 años en un accidente de coche del que ella sale malherida, decidiendo suicidarse cuando recupera el conocimiento y le informan de lo sucedido, aunque finalmente escupe las pastillas que había tomado, reconociendo que no es capaz de hacerlo.
Patrice era un gran compositor que estaba escribiendo un concierto para conmemorar la unidad europea, aunque existían rumores de que era realmente ella quien componía.
Decidida a romper con su pasado pone a la venta su casa, rompe las partituras inconclusas de su marido, y tras asegurarse el pago de la residencia de su madre y los seguros de la doncella y del jardinero se traslada a un piso nuevo, tras acostarse con Olivier, un colaborador de su marido que sabe que está enamorado de ella, solo para demostrarle que es una mujer como las demás y que la olvide.
En su nueva casa le piden que firme una petición para que expulsen de la finca a una vecina por practicar la prostitución en su piso, a lo que ella se niega, recibiendo unos días después la visita de la vecina, Lucille, agradecida porque gracias a ella no la expulsaron de su piso.
Pese a su deseo de desaparecer Olivier consigue encontrarla y le dice que se siente feliz por haberla visto, y que eso le bastará durante algún tiempo.
Cuando visita a su madre en la residencia, le cuenta, pese a que apenas la reconoce debido a su alzhéimer, su deseo de romper con todas las ataduras con el mundo, pues estas son una trampa que hacen sufrir, conservando del pasado solo su lámpara de cristales azules.
Un día descubre que una rata ha tenido cachorros en su cocina, y como le asusta, pide a un vecino que le preste su gato por unos días, ofreciéndose Lucille, que fue a verla a la piscina a la que va a nadar cada día a limpiar ella los restos.
Una noche recibe una llamada de esta, angustiada, pidiéndole que vaya a un local cercano a Pigalle donde trabaja en un espectáculo porno, contándole al llegar que había visto entre el público a su padre, aunque afortunadamente se marchó antes de su espectáculo.
Mientras está con ella en el camerino se ve de pronto a sí misma en la televisión en una foto junto a Patrice, escuchando que Olivier, tras recibir las partituras enviadas por este por correo, se dispone a terminar su partitura para Europa, observando entre las fotografías televisivas una en la que se ve a Patrice con otra mujer.
Decide visitar por ello a Olivier que le dice que aceptó el encargo porque pensó que ese sería el medio para hacer que ella volviera a llorar, y por ello, a vivir, confirmándole además que la chica de la foto era la amante de Patrice.
Acude a ver a esta al Palacio de Justicia, contactando con ella en el baño de un bar cercano, donde la aborda tras comprobar que está embarazada, reconociendo la muchacha, Sandrine, los hechos y que el hijo es de Patrice, aunque este lo ignoraba cuando murió.
Como todavía no consiguió vender su casa decide que Sandrine se vaya a vivir a ella, para que pueda cuidar allí a su hijo, al que podrá dar el apellido de su marido.
Se pone además a corregir y a ayudar a Olivier en la composición, hasta que este le dice que se niega a aceptar sus sugerencias si no hacen público que ella colabora. Ella acepta y luego le pregunta si todavía la quiere, a lo que él contesta afirmativamente, por lo que, cargada con sus nuevas composiciones va a verlo para volver a acostarse con él.