tick, tick...BOOM!
tick, tick... BOOM! (2021) * USA
Duración: 115 Min.
Música: Jonathan Larson
Fotografía: Alice Brooks
Guion: Steven Levenson (Musical: Jonathan Larson)
Dirección: Lin-Manuel Miranda
Intérpretes: Andrew Garfield (Jonathan Larson), Alexandra Shipp (Susan), Robin de Jesús (Michael), Joshua Henry (Roger), Judith Light (Rosa Stevens), Vanessa Hudgens (Karessa Johnson), Bradley Whitford (Stephen Sondheim), Joanna P. Adler (Molly), Noah Robbins (Simon), Ben Levi Ross (Freddy), Mj Rodriguez (Carolyn)
Jonathan Larson se presenta ante la audiencia del teatro, presentando su obra "Tick, Tick… Boom!".
Comienza diciendo que últimamente escucha en su cabeza un ruidito. Como el sonido de un reloj. Un tick, tick, constante.
Susan Wilson, su novia, indica que nos van a contar la historia de Jonathan Larson antes de los premios Tony o del Pulitzer.
A través de su representación Jonathan va desgranando sus recuerdos desde el 26 de enero de 1990.
En su calendario está señalada la actuación de Susan y una semana más tarde la lectura de Superbia.
Él acude con su bicicleta a trabajar en Moondance, una cafetería en el Soho, donde es camarero, mientras escribe Superbia, un musical de rock original y distópico que se ha pasado escribiendo y reescribiendo durante los últimos 8 años y que le han rechazado todos los productores, compañías de teatro, discográficas y estudios.
Ahora le falta una semana para cumplir los 30 años, y piensa que será mayor que Sondheim cuando llevó su primera obra a Broadway o que McCartney cuando compuso su última canción con Lennon.
Con 30 años, sus padres tenían ya dos hijos, trabajo estable, sueldo fijo e hipoteca y él en 8 días dejará de ser joven para siempre.
Michael, su mejor amigo y compañero de piso le lleva 10 copias de la obra al bar, aunque advirtiéndole que no puede seguir haciendo eso en la oficina.
Michael está a punto de dejar el piso de su amigo, aunque este solo piensa en la lectura de la obra y la primera vez que otros que no son sus amigos la vean y teme el cumpleaños, porque, señala llega un momento en que pasas de ser un compositor que sirve mesas a ser un camarero con una afición.
Él tiene mucha fe en Rosa Stevens, su agente, aunque Susan le recuerda que lleva un año sin llamarle. Pero él sabe que Rosa tiene muchos contactos y el año anterior invitó a todo el sector a otro taller de otro de sus representados que consiguió así un inversor.
En una papelería mira un cuaderno de partituras de calidad, pero que no puede pagar.
Jonathan recuerda que Michael era un actor estupendo y siempre protagonizaba las obras del instituto y de la universidad.
Fueron juntos a Nueva York, pero Michael se hartó de madrugar para hacer colas para que un director accediera a verle y, cuando lo conseguía le dejaban escuchar unos compases antes de cortarle y hacer pasar al siguiente.
Por ello, cuando consiguió trabajo en una empresa de publicidad con un gran sueldo y seguro médico, se marchó sin mirar atrás.
Le recuerda a su amigo que pronto no estará allí para avisarle de que tienen que pagar las facturas de la luz y le pide que vaya buscando otro compañero de piso.
Por la tarde van a ver bailar a Susan en su actuación.
Susan estudió Biología, pero acabó enamorándose de la danza y se mudó a Nueva York sin conocer a nadie y cuatro años después ya había bailado para los grandes coreógrafos y 1990 iba a ser su año, pues iba a unirse a una gran compañía.
Pero entonces se fracturó un tobillo en un ensayo general.
Después 6 meses de rehabilitación volvió a bailar y, de pronto perdió su seguridad.
Jon y sus amigos van a ver su espectacular coreografía, celebrando tras ello una fiesta en el piso.
Celebran luego una fiesta en el piso a la que invitan a todos sus amigos, y entre ellos Michael, Carolyn y Freddy, sus compañeros del Moondance, contándole este último que le contrataron para trabajar en un crucero, y se siente optimista porque, aunque tiene VIH le vieron bien los Linfocitos T.
Susan llega más tarde y sube a la azotea, a la que le sigue Jon cuando se van los demás invitados, pero hace tanto frío que Susan debe dejarle su abrigo, mostrando cuando se lo quita su precioso vestido verde
Le cuenta entonces que en Jacob's Pillow, en los Berkshires, buscan profesores de danza y con ese trabajo no tendrá que estar 30 horas a la semana procesando textos para poder pagar su alquiler y además podrá ponerse en forma.
Le cuenta luego, ya en la cama, que mandó ya la solicitud y que empieza en junio, preguntándole él si es para el verano, a lo que ella le responde que es definitivo.
Cuando se lo cuenta a Michael, este le sugiere que le proponga compartir piso con él, aunque él cambia de tema, preguntándole por su novio, diciéndole Michael que no salió bien y ya lo dejaron.
Michael le propone luego que escriba jingles para publicidad para poder ganarse la vida y le muestra luego el que va a ser su nuevo apartamento. Una casa espectacular en el East Side, donde no tendrá que subir 6 pisos sin ascensor, ni tendrá goteras, ni tendrá que tirar las llaves por la ventana a sus invitados por no tener portero automático, teniendo el edificio incluso aparcacoches.
Solo consiguió que un productor, Ira Weitzman, se ofreciera a montar un taller con Superbia, aunque le recuerda que van a realizar solo una audición con un piano, señalando él que es una partitura de rock, por lo que necesitará un sintetizador, una guitarra y una batería, aunque le recuerda que su presupuesto es muy limitado, pero intentará que tenga algún músico más, aunque se siente preocupado, pues presentará su musical en 6 días y cree que le falta una canción, la canción e pregunta si tiene ya su canción para Elisabeth que no ha escrito pese a que lleva 8 años escribiendo el musical, diciéndole que nadie le dijo que le faltaba una canción.
Pero luego recuerda que eso no es cierto.
Él estudió en un taller para autores de teatro musical y, una vez a la semana presentaban su trabajo ante autores consagrados.
Y cuando le tocó presentar su obra, estaba Stephen Sondheim que le dijo que los detalles no le dejaban conectar con los personajes, siéndole difícil seguir el hilo emocional, pero que las canciones le parecieron muy buenas y una de ellas tenía una letra y melodía de primera.
Las palabras de Sondheim le animaron a seguir dos años más, aunque, recuerda, él le advirtió que le faltaba una canción para Elisabeth.
Weizman confía en que Rosa Stevenson, la representante de Larson lleve a mucha gente al taller para la audición, pues cree que es la persona con más contactos, aunque Jonathan no consigue que le coja el teléfono.
Empieza a llamar él personalmente a la gente para invitarlos.
Vuelve a recibir un aviso de corte de suministro si no paga.
Entre sus agobios por no conseguir hacer su canción y sus problemas económicos, está Susan, a la que hace poco caso, recordándole ella que tiene que dar una respuesta antes del miércoles, diciéndole él que lo hablarán al día siguiente, pues esa noche debe acabar su canción.
Le informan de que su amigo Freddy está en el hospital, lo que es un mazazo, aunque en su cabeza se siente confuso y se pregunta cómo puede estar pensando en su canción con su amigo en el hospital. No encuentra tiempo para visitarlo ni para hablar con Susan.
Sin Freddy, además, atender la cafetería los domingos es una locura.
Y al día siguiente comienzan los ensayos, con una decena de músicos.
Una de las músicas le pide que le explique la historia, contando que se trata de una sátira ambientada en un futuro planeta Tierra contaminado y en que buena parte de la humanidad se pasa la vida entera mirando una pantalla, habiendo una élite de ricos y poderosos que graban su vida como si fuera un programa de televisión y en el que son ilegales los sentimientos.
Ira le advierte que cada músico cuesta 100 dólares y solo confirmaron su asistencia al taller 12 personas, por lo que no puede tener más.
Va a ver a Freddy, que cumplió 25 años una semana antes. Y él recuerda que el año anterior enterró a tres amigos, el mayor de los cuales tenía 27 años.
Le quedan tres días para el taller y sigue sin la canción y no tiene tiempo para hablar con Michael y lo echa de menos, ni con Susan, que sigue esperando.
Susan va a ver los ensayos y le recuerda que le queda solo un día para dar una respuesta, diciendo él que no puede tomarse ni un día de descanso, marchándose ella, cansada de excusas.
Vende algunos de sus discos, pero le dan solo 50 dólares.
Michael le llama y le dice que le gustaría hablar con él por su cumpleaños y porque quiere pedirle consejos y le recuerda que siguen buscando a una persona para un taller y le darían 75 dólares.
Consigue escuchas su música con un coro, diciéndole el productor que es mejor así.
Sigue pensando en la nueva canción, aunque no consigue dar con ella.
Por la noche lo llama Susan, que le dice al contestador que quiere que le coja el teléfono, pues sabe que está en casa, pues tiene todas las luces encendidas, viendo que lo llama desde la cabina de la esquina.
Sube, viendo que tiene la casa echa un desastre, diciéndole él que debería apoyarlo en su trabajo, a lo que ella le responde si igual que él apoya el suyo, diciéndole que da la sensación de que él es el artista y ella solo su novia, insistiendo él en posponer la conversación, recordándole Susan en que lleva meses diciéndole lo infeliz que es, diciendo él que todo el mundo es infeliz en Nueva York, diciendo ella que siempre le aparta y pone muros, estando a años luz de ella.
Él reconoce que ha estado distraído, pero que todo cambiará tras el taller, respondiendo ella que está posponiendo todo al taller y a lo mejor el taller no cambia nada y debe seguir trabajando como camarero y viviendo allí y sin un dólar.
Él dice finalmente que no puede mudarse a los Berkshires y abandonar su carrera
Ella le dice que lo sabe, pero esperaba que le pidiera que no se fuera.
Él le dice que no quiere que se vaya, diciéndole ella que es la primera vez que se lo dice, tras lo que se abrazan, aunque ella se da cuenta de que él está pensando en cómo convertir esa situación en una canción, por lo que se marcha, harta.
Jonathan llega tarde a la reunión para el trabajo que le propuso Michael.
En ella les piden a los candidatos que traten de ser creativos y le encanta, y piensa que podría cobrar por esa creatividad y consigue impresionar a la entrevistadora, aunque luego su ironía por el producto que debe promocionar hace que acabe mal, echándole la bronca Michael porque fue él quien le recomendó, diciéndole él que no puede vivir de engañar a la gente y le encantaría poder ser como él y estar preocupado solo por su cochazo o por su piso y por sus trajes.
Michael le dice que eso no es malo y que no todos tienen opciones de cosas que él no valora, como el poder vivir con la persona que le ama, algo por lo que él daría lo que fuera, preguntándole qué se lo impide, diciéndole que el sistema, pues no puede casarse ni tener hijos. La mitad de sus amigos se muere y los demás tienen miedo a que les pase y le pide perdón por tratar de disfrutar de la vida mientras pueda.
Cuando llega a casa, muy mal tras la bronca con su amigo, le sorprende la llamada de Rosa Stevens, su representante y le dice que espera que tengan suerte, pues irán todos los productores y espera poder vender su música.
Comienza a recoger todo lo que había dejado sin hacer durante tantos días, pero no puede seguir trabajando porque le cortan la luz por falta de pago.
Llama a Susan, pero no quiere hablar con él, diciéndole a su compañera que le gustaría que estuviera al día siguiente en el taller.
A punto del estreno, sigue sin haber escrito la canción, con su mejor amigo enfadado con él, al igual que su novia y sin luz, por lo que decide irse a nadar.
Lo hace de forma compulsiva, y de pronto le parece ver en las líneas que separan las calles de la piscina, las notas de su canción, por lo que sale y empieza a escribir.
A punto de empezar el espectáculo, ve la sala vacía, aunque Karessa, la cantante principal le hace ver que es pronto, pues la presentación empieza una hora más tarde, sintiéndose aliviado, entregándole la canción tanto tiempo esperada.
Poco a poco comienza a llegar la gente, entre ellos sus padres o Michael, al que abraza.
Llega también Rosa, aunque ni siguiera es capaz de reconocerlo, pero no llega Susan, por lo que, tras un cuarto de hora de espera deben comenzar.
La siguiente hora y media quedó borrosa en su mente.
Karessa da un paso adelante para cantar su nueva canción, escrita 12 horas antes, aunque a ni la mira. La escucha como si fuera Susan quien la cantara, y, cuando termina, todos aplauden con entusiasmo.
Espera luego ansioso la llamada de Rosa, que le dice que ha escuchado muchos elogios y todos le dicen que esperan a ver qué hay ahora, aunque su obra es demasiado cara para hacerlo fuera de Broadway, por lo que le indica que lo que procede ahora es escribir la siguiente y cuando acabe esa, otra, que eso es ser un autor y le aconseja que mejor escriba sobre algo que conozca para la siguiente.
Todo fue bien, pero todo sigue igual, por lo que vuelve a ver a Michael para decirle que quiere que le consiga un trabajo como el suyo, pues no puede soportar la idea de pasar 5 años más sirviendo mesas y escribiendo algo que nadie va a ver, aunque Michael le dice que debe seguir y no puede renunciar a su don, diciéndole Jonathan que él lo hizo, a lo que Michael señala que él era solo un actor mediocre de los que hay miles en Nueva York, mientras que hay solo un Jonathan Larson.
Pero este insiste en que va a cumplir 30 años y se queda sin tiempo, confesándole entonces su amigo que él sí se está quedando sin tiempo, pues tiene el VIH.
Se queda sorprendido y devastado al escucharlo, preguntándole desde cuándo lo sabe, diciéndole que desde hace unos días, preguntándole que porque no se lo contó antes, comprendiendo que no pudo hacerlo porque él estaba demasiado ocupado con su obsesión por su obra.
Sale pensando en lo que acaba de escuchar muy triste. Trata de hablar con Susan, pero no le coge el teléfono.
Recuerda que conoció a Michael con 8 años y se acuerda de todas las obras que hicieron juntos en el instituto y cuando veranearon juntos y se sentaban a hablar hasta tarde de sus planes de cambiar el mundo.
Recuerda que el primer año de la universidad le confesó que era gay.
Se acuerda de todos sus amigos muertos mientras va hasta Central Park, donde corre tratando de cansarse y no pensar, esperando que todo pare, aunque el tick tick sigue.
Salta la valla del auditorio y se sienta al piano, donde canta recordando que con 9 años Michael y él fueron ambos a un concurso de talentos y cantaron.
También que con 16 años representaron West Side Story en el instituto.
Reconoce que fue testarudo, pero ahora duda si sirve para eso, pues tiene 29 años y vive en el oeste del Soho y trabaja en una cafetería, pero se jura en ese lugar que dedicará su vida al musical.
Terminada la canción comienza a llover y llega empapado al apartamento de Michael, al que le dice que estará con él pase lo que pase.
El día de su cumpleaños, y mientras trata de barajar nuevas ideas, recibe una llamada de Sondheim, que estuvo en el taller y le dice que es un trabajo de primera y que le gustaría hablar sobre él y que podría estar orgulloso.
Celebrarán la fiesta en el Moondance, diciéndole Carolyn que aunque lo siente, en el fondo se alegra un poco de que siga con ellos, diciéndole que se lo contó a Freddy, que se enfadó mucho con su agente.
Afortunadamente Freddy se encuentra mejor y lo mandarán pronto a casa.
Ve que llega Susan a la puerta de la cafetería y sale para hablar con ella, que le dice que no estaba segura de si querría que fuera.
Le pregunta por la lectura, diciéndole que no consiguió vender la obra.
Ella le dice que tenía muchas ganas de ir, diciéndole él que lo sabe.
Le pregunta qué hará, diciendo él que empezará la próxima obra.
Ella le dice que aceptó el trabajo y le desea feliz cumpleaños, regalándole el cuaderno de partituras que le gustó y no podía comprarse, y que le dice que puede utilizar para la próxima y le pregunta si tiene ya alguna idea, diciendo él que solo tiene preguntas,
Se abrazan y se despiden así.
Susan cuenta que la siguiente fue "Tick, tick... Boom!", tras lo que volvió a un proyecto antiguo que tenía abandonado, "Rent", que se representó durante 12 años en Broadway, cambiando las ideas preestablecidas sobre los musicales en Broadway.
Pero Jonathan no llegó a verlo, murió la noche anterior al estreno por un aneurisma aórtico, con 35 años, por lo que no pudo ver el éxito de la función.
Ven orgullosos "Tick Tick… Boom!" sus padres, sus compañeros y sus amigos. Sigue reservando una silla a Susan, aunque está vacía, mientras canta la canción en que se hace tantas preguntas.
Pero sí estaba en la sala, junto a la puerta, de pie, emocionada como los demás.
Recuerda aquel día del 30 cumpleaños celebrándolo en el bar con sus amigos, cuando su amigo le dijo antes de soplar que pidiera un deseo.