Te cuento la película

Suburbicon
Suburbicon

Suburbicon (2017) * USA / G.B.

          También conocida como:
                    - "Suburbicon: Bienvenidos al paraíso" (Hispanoamérica)

Duración: 105 min.

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Robert Elswit

Guion: George Clooney, Grant Heslov, Ethan Coen, Joel Coen

Dirección: George Clooney

Intérpretes: Matt Damon (Gardner Lodge), Julianne Moore (Margaret / "Maggie" y Rose), Noah Jupe (Nicky Lodge), Oscar Isaac (Bud Cooper), Glenn Fleshler (Ira Sloan), Alex Hassell (Louis), Tony Espinosa (Andy Mayers), Gary Basaraba (Mitch), Jack Conley (Hightower), Karimah Westbrook (Señora Mayers), Leith Burke (Señor Mayers).

Un anuncio da la bienvenida a Suburbicon, un magnífico lugar para las familias.

Fundada en 1947, se construyó para garantizar la prosperidad, y en tan solo 12 años pasó de tener solo unas casitas a ser una comunidad en todo su esplendor, con todas las ventajas de la gran ciudad, pero sin el ruido ni el tráfico.

Sus casi 6.000 habitantes disfrutan de sus propios colegios, brigada contra incendios, policía, centro comercial, hospital y su propio coro en su iglesia, procediendo sus vecinos de todos los rincones de la nación, para rematar: lo único que le falta a Suburbicon es usted.

Henry, el cartero, saluda a una de las vecinas a la que le pregunta si ya conoce a sus nuevos vecinos, diciéndole ella que no, pero que les está preparando natillas.

Se acerca a la nueva casa y pregunta a la mujer negra que está en la puerta si está la señora Mayers en casa, respondiéndole que ella es la señora Mayers, quedándose tan sorprendido que incluso se le olvidaba entregarle el correo.

Enseguida corre la voz por toda la urbanización y esa misma noche se reúne el Comité de Mejoras de Suburbicon, indignados por la presencia de una familia negra en su urbanización, decidiendo colocar vallas en los edificios continuos para evitar ver a los nuevos vecinos

En la misma reunión los vecinos leen un comunicado en que apoyan la integración racial, pero cuando los negros estén preparados, pues no se esfuerzan por ser mejores personas y reclaman sus derechos civiles a vivir donde quieran y con quien quieran.

Mayers siega su césped mientras, sus vecinas, Rose y Maggie, dos hermanas gemelas temen que ocurra lo mismo que en Baltimore, donde cayó el precio de sus propiedades.

Maggie le dice a su sobrino, Nicky que lleve al hijo de los Mayers, que es de su edad, a jugar al béisbol, lo que Nicky hace, llamando la atención de todo el barrio.

Esa noche, Gardner, el padre de Nicky va a su habitación, y le dice que debe levantarse, pues se colaron en la casa unos hombres que cogerán lo que quieran y se irán, viendo cuando llegan abajo que uno de los ladrones, Ira, se ha sentado en la silla de ruedas de su madre, estando ya esta y su hermana allí, pidiéndole Ira que le ponga una copa en una bandeja, pidiéndole Louis, el otro ladrón otra.

Luego Ira coge en brazos a Rose y le pregunta si tuvo la polio, respondiéndole su hermana que tuvo un accidente de coche, contando que conducía Gardner.

Los ladrones los atan y Gardner protesta, pues dijeron que si colaboraban no les harían daño.

Duermen con cloroformo a Maggie, que protestaba de que ataran al niño. Luego a Gardner y después a Rose, mientras el niño grita asustado, y aunque Louis le pone a él también cloroformo, le da tiempo a ver cómo Ira pone más cantidad en el pañuelo de Rose y lo mantiene durante más tiempo.

Cuando Nicky despierta, está en el hospital y escucha a un médico explicarles a su padre y a su tía que el cloroformo es un narcótico progresivo, que normalmente solo produce una parálisis temporal, pero su mujer inhaló una cantidad superior y su sistema está fallando.

Gardner se acerca a él y le cuenta que tiene que contarle algo terrible, viendo a su madre a su lado conectada a una máquina que la ayuda a respirar.

Pocos días después entierran a Rose, diciéndole a Nicky su tío Mitch, hermano de la muerta, que la vida sigue y no debe callarse y amargarse como le pasó a su madre tras el accidente.

Bromea luego con él y le dice que podrá quedarse con las monedas que no se le caigan, tras lo que lo zarandea poniéndolo boca abajo.

En el coche, su padre le dice que han pensado que la tía Margaret viva con ellos.

Colocan un colchón en el sótano, donde, se quedará Gardner, durmiendo Maggie arriba.

Ya en su casa, ve de nuevo a Andy, su vecino que le consuela de su pérdida regalándole una pequeña culebra, que guarda en un bote.

Esa noche, Nicky se despierta alterado, debiendo subir su tía Maggie para calmarle, rezando juntos a San Patricio, patrón de todos los irlandeses y al día siguiente se lo lleva con ella al supermercado en que trabaja como cajera, y donde escucha a las vecinas lamentar lo ocurrido, asegurando que en su barrio antes de que llegara la familia negra nunca pasaban esas cosas, pues era un sitio seguro.

Gardner, vicepresidente de su compañía, recibe las torpes condolencias de su jefe y sus compañeros, pero también una llamada de la policía, para que acuda a tratar de identificar a los asaltantes de su casa, para ver si son dos tipos detenidos en Stanford, pues llevaban una importante cantidad de dinero, diciendo Gardner que los ladrones se llevaron de su casa una cantidad insignificante.

En comisaría ve que están ya Maggie y Nicky, aunque Gardner les pide que no dejen entrar al niño, no pudiendo ver cómo este, pese a todo se cuela en la rueda de reconocimiento, viendo para su sorpresa cómo su padre y su tía niegan que los ladrones estén en la fila, pese a que él puede verlos y los recuerda perfectamente.

Ve luego extrañado cómo su padre y su tía van en el coche hablando de banalidades sin abordar el tema de la rueda de reconocimiento, preguntándole una vez en casa a su padre por qué no dijeron que los asesinos de su madre estaban en la rueda, diciéndole su padre que no estaban entre los que vio pese a que miró con atención y le pide que no comente nada con el tío Mitch.

Este, por su parte, habla con el sacerdote, temiendo que su sobrino no se esté criando en el lugar apropiado, aunque este le dice que debe permitir que siga con su padre.

Esa noche Gardner y Maggie bailan, tras haber ido ella a la peluquería.

Entretanto Nicky habla con Andy a través de un teléfono improvisado creado con unos botes y un hilo de casa a casa.

Un día, cuando regresa a su casa después de jugar al béisbol, Nicky encuentra en la cocina el folleto de una Academia militar que se anuncia como un lugar de disciplina.

Escucha entonces unos gritos y coge un cuchillo con el que se dirige al sótano, donde ahora duerme su padre y donde escucha gemir a su tía, viendo al encender la bombilla que esta y su padre están haciendo el amor, tras lo que vuelve a apagar la luz.

Tras el suceso, le asegura a su tía que no piensa volver a comer y quiere irse de allí, asegurándole esta que no tendrán en cuenta su opinión hasta que trabaje y gane dinero.

Nicky decide entonces llamar a su tío Mitch, aunque no lo encuentra en la oficina.

Los asesinos de Rose van a la oficina de Gardner, hartos de que se excuse siempre en reuniones, recibiendo un puñetazo un puñetazo en la nariz, que le rompe las gafas, tras lo que le piden que cumpla con su trato.

Pero a ellos no les hizo gracia que levara a su hijo a la comisaría y le piden que se deshaga del niño o lo harán ellos, que piden que les liquide lo que aún les debe.

En el barrio construyen vallas que delimitan la casa de los Mayers, y tratan de intimidarlos con escraches, que Nicky observa con Andy desde su sótano, contándole que están así toda la noche y todo el día, aunque su padre les dice que no deben dejar que noten que tienen miedo.

Mitch llama a su cuñado por la llamada de Nicky, temiendo que ocurra algo, pidiéndole Gardner que no los visite de momento.

Gardner recibe a Nicky en el despacho de casa y le dice que su madre le consentía demasiado y quiere inculcarle disciplina, pues tiende a aislarse y no tiene amigos, por lo que han pensado en enviarlo a un internado, una academia militar de Battle Creek en el siguiente semestre.

Nick decide entonces encerrarse en su cuarto clavando un taco de madera en el que se apoyará un tablón que impida abrir la puerta.

En el supermercado tampoco atienden ya a la familia negra y ponen cada producto a 20 dólares para evitar que compren allí y `por las noches se reúnen todos los vecinos y empiezan a cantar frente a la casa de la familia.

Desde su cuarto, Nick ve cómo su padre se cuela en el de su tía.

Gardner le dice a Maggie que en cuanto reciban el dinero del seguro todo irá bien y que se irán a Aruba, un protectorado holandés del Caribe donde no hay tratado de extradición, yendo en barco desde otra isla para no dejar rastro.

Pero al día siguiente va a verlo a su trabajo el teniente Hightower, que le dice, quiere aclarar algo, preguntándole si conoce a Frank Rizzoli, un prestamista de la mafia muerto en accidente y entre cuyos documentos contables, escritos en clave, encontraron uno que ponía, que tenía que recoger un paquete de 7.000 manzanas en Gardner Lodge, y, aunque hay también un hotel con ese nombre piensan que quizá es que recurrió al prestamista y no pudo pagarle, lo que podría explicar lo que le ocurrió a su esposa, aunque él insiste en que no le conocía.

Un día, mientras limpia, Maggie recibe la visita, Bud Cooper, investigador de la compañía aseguradora, y aunque ella le dice que debe hablar con el hombre de la casa, ya que ella carece de información, él insiste en entrar, ya que dice está investigando la existencia de coincidencias poco comunes.

Le dice que lo primero que llamó su atención es que tres meses antes del incidente se aumentara sustancialmente la cuantía de la póliza, diciéndole Maggie que fue Gardner.

También les sorprendió que lleven tres meses sin pagar las letras de la hipoteca, contando ella que Gardner tuvo que invertir sus ahorros para crear su propio negocio.

Bud le cuenta que unos meses antes Gardner recuperó 5.000 dólares de su seguro de vida.

Cuando Maggie se da cuenta de que Nicky los está escuchando lo obliga a ir a su cuarto.

Le cuenta tras ello a Cooper que ese dinero era para la universidad de Nicky.

Cooper le dice que lleva muchos años en seguros y hay casos que tienen un tufillo a estafa, pero que el suyo apesta, afirmando a continuación que sabe que se acuesta con Gardner.

Ella se muestra indignada y él le dice entonces que no es cierto que Gardner aumentara la cuantía del seguro, que solo la estaba tanteando para que hablara.

Ella le pide que se vaya de su casa, subrayando el agente el "mi casa", diciéndole ella que quiere al hijo de su hermana, preguntando él si también quiere a su marido y le dice que regresará esa noche para hablar con el señor Lodge.

Louis se dispone a iniciar su jornada como guardia de seguridad cuando Ira le dice que ese día le van a sustituir porque tienen que ir a hablar con Gardner, que le colgó el teléfono la noche anterior y cree que trama algo, por lo que le pide que se ocupe del niño y de la mujer, aunque este pone objeciones, ya que se trata de dos personas.

Nicky observa a la alborotada multitud amotinada frente a casa de los Mayers y que es contenida a duras penas por la policía, debiendo Gardner dar un rodeo para esquivarlos, siendo recibido por la asustada Maggie que le pide perdón y que no se enfade con ella, que le explica lo ocurrido con el hombre de la aseguradora, al que esperan juntos.

Cooper es directo. Le dice que sabe que mató a su mujer para cobrar, y él quiere que le dé todo el dinero o irá a la cárcel.

Gardner le pregunta qué le hace pensar que si mató a su mujer no hará lo mismo con él, preguntándole Bud si cree que es el único recaudador que sabe detectar una reclamación fraudulenta y si se imagina lo que ocurriría si muriera él, asegurándole que si le pasa algo estaría en un buen lío, tras lo que da un trago al café que le sirvió Maggie y siente que le ocurre algo, y grita mientras Nicky lo escucha desde arriba.

Los disturbios de la calle, con gente gritando, acabando con el coche de los Mayers y con sus cristales e impiden que nadie escuche los gritos de Cooper, confesándole Maggie a Gardner que echó sosa cáustica al café.

Bud sale a la calle pidiendo ayuda y Gardner tras él con un gancho de la chimenea que le clava en la cabeza hasta acabar con él sin que nadie les vea, ya que la gente está quemando el coche de los Mayers, colocando además en su casa una bandera confederada.

Asustado, Nicky llama a su tío Mitch para pedirle ayuda, diciéndole que van a matarlo, pidiéndole su tío que no se mueva, aunque entonces se corta el teléfono, viendo Nicky que Maggie lo ha descubierto y ha cortado el cable del teléfono.

Gardner carga el cadáver de Bud en el maletero del coche de este junto con una bicicleta sin ser consciente que, desde fuera lo observan Ira y Louis.

Entra luego a casa y le dice a Maggie que su plan falló y deben irse, yéndose luego en el coche del recaudador perseguido por Ira, que deja a Louis en la casa.

En esta, Maggie prepara un sándwich para Nicky al que añade un montón de pastillas machacadas, metiendo otro puñado en la leche, tras lo que le pide al niño, que está encerrado en su cuarto que salga para cenar.

Es sorprendida entonces por Louis, que acaba con ella.

Gardner llega entretanto a una obra, donde, tras bajar la pequeña bici de su hijo saca el cadáver de Bud y lo coloca al volante, observado, sin saberlo, por Ira. Sube luego a la bicicleta en que apenas cabe y se dispone a regresar a su casa.

En ella, Louis carga con el cadáver de Maggie y sube las escaleras con un cuchillo en la otra mano, dispuesto a hacerse cargo de Nicky, que lo ve desde el hueco de su puerta, corriendo asustado a ocultarse bajo la cama, mientras Louis trata de entrar, no resistiendo la tabla que había colocado tanto como deseaba, descubriéndolo el asesino bajo la cama, donde trata de alcanzarlo, y, cuando teme que todo va a acabar para él, Nicky ve cómo alguien tira del asesino desde el otro lado de la cama y escucha una pelea sobre su cama, seguida de varios disparos que rebotan junto a él, para ver poco después la mano sangrante de su tío Mitch que le pide que salga de debajo de la cama.

Le pide que se esconda en el armario y que no se mueva de allí, entregándole además la pistola, mientras él regresa a la habitación, teniendo en su espalda el cuchillo que poco antes llevaba Louis en su mano, y trata de hacer una llamada, aunque no puede porque el teléfono sigue desconectado y porque le fallan las fuerzas.

Gardner, cubierto de sangre, va con su bicicleta por la carretera cuando Ira se coloca a su altura y le informa de que cuando llegue a casa tendrá una sorpresa, por lo que Gardner le pregunta asustado qué ha hecho, contestándole Ira con otra pregunta, de si les va a pagar su dinero, una discusión en la que no se escuchan mutuamente y que hace que Ira no vea que frente a él viene un camión que lo arrolla.

Trata de pedir ayuda, ya, muy maltrecho, desde la ventanilla del coche, que tras ello explota.

Gardner corre en su bicicleta ahora más rápido hacia su casa, donde, al llegar grita el nombre de Maggie, a la que encuentra muerta sobre la cama, viendo también muerto sobre la de su hijo a Louis y junto a él a Mitch.

Busca luego a Nicky, abriendo la puerta del armario, que ve manchada de sangre, y lo encuentra allí con la pistola que le quita, diciéndole luego que esos animales le quitaron todo y que debe alejarse del niño de color.

Entretanto, enfrente de su casa los bomberos apagan los restos de la barbarie de los vecinos de la urbanización.

Gardner insiste en que esos animales les quitaron todo, diciéndole el niño que no es cierto, que fue él quien lo hizo todo, haciendo que su padre se enfade y le pregunte, mientras se come el sándwich que Maggie preparó para Nicky y se bebe su leche qué cree saber.

Le explica que esos hombres mataron a su madre y regresaron para atar cabos sueltos. Mataron a su tía Maggie, a su tío Mitch, y acabaron también con él.

Simula entonces que habla con la policía y les explica que luchó contra el asesino, que le clavó varias veces un cuchillo - que piensa clavarse él solo, aunque sin ninguna herida mortal - y al final consiguió acabar con él, pero lamenta que no pudo hacer nada por salvar a su hijo, aunque, dice, ahora estará con su madre como un angelito.

Le ofrece tras ello a Nicky otra opción. Llamará a la policía y contará que mataron a su familia y con el dinero que les den podrán ir a Aruba y comprar una casita en la playa.

Le pide que medite qué prefiere, aunque con tranquilidad.

Al día siguiente, los Mayers, ayudados por algunos vecinos recogen los restos de la noche anterior mientras graban las cámaras, donde los vecinos aseguran que la suya era una comunidad pacífica hasta que los Mayers se trasladaron allí.

Nicky hace zapping en su televisor, mientras Gardner está tirado sobre la mesa tras hacerle efecto las pastillas que su amante colocó en el sándwich y en la leche.

Al escuchar a Andy jugando con su pelota sale con su guante para jugar con él.

Calificación: 3