Te cuento la película

Saben aquell

España (2023) *

Género: Biografía / Comedia dramática

Duración: 109 min.

Música:Andrea Motis

Fotografía: Sergi Vilanova Claudín

Guion: David Trueba, Albert Espinosa (Biografía: Gérard Jofra)

Dirección: David Trueba

Interpretes: David Verdaguer (Eugenio), Carolina Yuste (Concepción Alcaide / "Conchita"), Pedro Casablanc (Vicente Corbí), Marina Salas (Mari Carmen), Ramón Fontserè (Amadeu), Mateo Jiménez (Gérard), Ian Losada (Ivens), Ferran Rañé (Ejecutivo Belter), Cristina Hoyos (Madre de Conchita), Matilde Muñiz (Madre de Eugenio), Quimet Pla (Padre de Eugenio).

El dueño de una discoteca de Alicante entrega 150.000 pesetas a Eugenio, que está a punto de salir a actuar y que parece muy agobiado, advirtiéndole el empresario que está todo lleno.

Al lado, Conchita le pide que le dejen solo.

Se coloca su anillo, la cruz, que lleva al cuello que besa y sus gafas.

Alicante 1980

El empresario le pregunta a Conchita por qué los humoristas son siempre tan tristes.

Conchita observa que faltan la mesita y el taburete al lado del micro y pide que se lo pongan, y un vodka con naranja en un vaso de tubo y un paquete de tabaco negro, mechero y cenicero.

Escucha la risa estruendosa de una mujer y pide al empresario que la coloque cerca del escenario para que la gente la vea porque su risa es contagiosa.

Finalmente sale él al escenario, Enciende con parsimonia un cigarrillo, y, después de un rato de silencio y de varias caladas finalmente les dice que les ve muy serios y les pregunta si se les ha muerto alguien, para seguir luego con sus anécdotas o "acudits".

Barcelona 1967

Eugenio Jofra acude con su novia Victòria, al ensayo de su boda.

La novia se va antes, porque había quedado con su madre, y entonces Eugenio le confiesa al sacerdote que está mal.

Sube tras ello al autobús y se fija en una chica que va con una guitarra y que cede el sitio a un anciano antes de bajarse, y de hecho se baja él también, pidiendo al conductor que pare un poco más adelante, y la sigue hasta una cafetería.

Allí ve a la muchacha cantando para la clientela.

Eugenio va tras su trabajo en un taller de joyería a reunirse con Victòria en una cafetería y decide dejarla diciéndole que lo siente mucho.

Luego, en la joyería, funde luego los dos anillos.

En el bar donde actúa la chica, ve un cartel donde anuncian que la chica que actúa es Conchita, y lo hace para finalizar las fiestas de la Merced.

Al finalizar la actuación, Eugenio se dirige a ella y le pregunta si puede tocar su guitarra, aunque luego reconoce que no sabe hacerlo, aunque le promete que aprenderá si forman un dúo en que él haría la segunda voz.

Ella le dice que va demasiado deprisa, y le dice que ella canta sola.

Eugenio le pregunta de dónde es, pues, aunque habla muy bien catalán nota un acento del sur, y le dice que es la morena más guapa de Sierra Morena, haciéndola reír.

Ella le acepta una cerveza y le pregunta si es cierto que canta, diciendo que le gustaría, pero que trabaja en un taller de joyería.

Conchita le cuenta que ella estudió para aparejadora, pero trabaja cuidando ancianos en la Cruz Roja.

Le dice a él que parece tímido, pero no lo es, diciendo él que también parece feo…y le pide que no se deje llevar por la primera impresión.

Ella le pide que le muestre cómo sería esa segunda voz.

Navidad 1968

En el II festival de Villancicos Nuevos de Radio Popular de Pamplona actúa el dúo.

Eugenio la lleva al pueblo de sus abuelos, y le cuenta que pasaba allí los veranos con la familia de su madre y que es de donde guarda los mejores recuerdos y le regala un medallón donde grabó "Els dos", nombre que pensó para el dúo, y en el centro una balanza inclinada hacia la izquierda.

El padre de él no entiende su empeño en ponerse a cantar aunque consiguieron el segundo premio, y les cuentan que los fichó Belter y piensan adaptar clásicos catalanes.

Pero el padre le pregunta si no piensa en hacer nada serio, aunque la madre los anima y le enseña la casa y las cosas de Eugenio de pequeño a Conchita, y cuando ella le pide que tenga cuidado al subir a una banqueta, ella le dice que es mejor que se caiga ella, pues adivina que Conchita está embarazada.

Entre las cosas de él hay cuadernos llenos de chistes que apuntaba desde niño.

Nace Gérard, su primer hijo y llega desde el pueblo la madre de Conchita.

Como no les va muy bien, deben empeñar algunas joyas. Van flojos de actuaciones y las que les salen son en salas pequeñas, sobre todo en la boite-discoteca KO, donde les lleva su amigo Mateu, que a veces debe ocuparse, mientras actúan del bebé, al que no tienen donde dejar.

Eugenio cuenta de cuando algún chiste para rellenar los tiempos muertos.

Deja en manos de Conchita sin embargo las negociaciones con la discográfica, donde el directivo le dice que no solo no puede darles dinero, sino que le dice que, si quieren, pueden llevarse los discos que han devuelto sin vender y le dice que lo que está de moda son las mujeres solistas y que no siempre la familia es compatible con la carrera, contándole entonces ella que está esperando el segundo hijo y que Eugenio no lo sabe.

Ella le pide que confíe en ellos y que les lleven a televisión, diciéndole el directivo que en Televisión están preparando un concurso para elegir al representante de Eurovisión y eso puede darles visibilidad, pues tienen un tema de la autora del "Vivo cantando" de Salomé que es "Sonreír y trabajar".

Participan en efecto en el concurso con la canción, aunque tras ellos actúa Nino Bravo con "Un beso y una flor", por lo que piensan que no tienen ninguna oportunidad.

Noviembre 1975

Los hijos son ya mayorcitos, pero cuando no tienen con quien dejarlos, los llevan a sus actuaciones, contando Eugenio algunos chistes entre canciones.

Muere Franco.

Coincide en ese momento con la enfermedad de la madre de Conchita, que debe ir durante un tiempo a cuidarla.

Pide a Eugenio que siga durante ese paréntesis cantando él solo, pues tienen ya algunos conciertos apalabrados y Eugenio dice que no puede hacerlo solo, pero ella le dice que debe hacerlo, pues viven de eso.

Pero Amadeu piensa que él solo no funcionará y ahora, desde la muerte de Franco en todas partes hay un cantante protesta, un travesti o un cómico y no hay sitio para todos.

Pero Conchita le dice que será solo un par de semana y además, le dice, no tiene solo que cantar, que también puede hablar y contar sus anécdotas.

Amadeu le dice que pueden probarlo una noche aunque cobrará la mitad.

Pero el experimento es un éxito. La gente ríe mucho con sus chistes, y, cuando dice que va a cantar, le dicen que no quieren canciones, que quieren chistes.

Entre los clientes está Vicente Corbí, un representante de artistas, que le dice que debe hacer caso a Amadeu y dedicarse a contar chistes, aunque, le dice, le falta cerrar mejor el espectáculo.

Pero él dice que lo de ese día fue accidental, pues él se dedica a cantar con su mujer, aunque Vicente le deja, por si le interesa, la tarjeta con la que acaba de esnifar cocaína.

Cuida entretanto de los niños, Mari Carmen, la hermana de Eugenio, que se enfada con él por sus horarios.

Sigue actuando con sus chistes y la gente ríe mucho y acude cada vez más gente.

Conchita cuida entretanto de su madre y ven juntos la noticia de la muerte de Cecilia en las noticias.

Ella recuerda sus inicios cuando ganó un concurso como cantante y su madre le pide que no deje de cantar nunca y le pide que se vaya a Barcelona.

Llama a Eugenio y le cuenta que su madre tiene un tumor y que no hay nada que hacer, y él le dice que entonces cogerá los niños e irán con ella, aunque ella le dice que no quiere que los niños la recuerden enferma, diciéndole Eugenio que entonces irá él y los dejará con su hermana, aunque ella le dice que sabe que no soporta esas cosas.

Le dice que habló con Amadeu y que este le contó que le iba muy bien y que necesita cuatro o cinco actuaciones más para ganar seguridad, pero que está muy bien.

Pero él le pide que regrese, pues sufre una gran angustia cada vez que sale al escenario, pues se bloquea y le viene un sudor frío, que los ojos de la gente le intimidan, sugiriéndole ella que entonces salga con unas gafas ahumadas.

Por fin regresa Conchita, vestida de luto y llega con un taxi hasta la boite, donde ve que hay cola, y le cuentan que están esperando para la segunda sesión.

Ve que la sala está llena y que la gente ríe con ganas sus chistes.

Amadeu le presenta a Vicente, que pasa a ser su mánager.

Eugenio le dice que no le dejará que decida sobre su vida, y que seguirán haciendo una primera parte de canciones, aunque ella le dice que el público se lo pasa bien con él y es lo importante, y, pese a que él dice que no es humorista, ella le dice que hace reír a la gente, aunque él dice que le cuesta mucho, pues se paraliza y le tiemblan las manos.

Ella le pide que utilice su timidez y si se queda en blanco que levante una ceja.

Diciembre de 1977

Observa desde bambalinas a Pedro Ruiz y su show hablando de políticos.

Conchita le lleva un traje negro para aumentar su aire fúnebre.

Le dicen que han vendido casi 1000 entradas, asegurando él que con tanta gente no funcionará, que él tiene que trabajar en espacios más pequeños y que estén cerca.

Conchita le sugiere también, para evitar ese momento terrible del comienzo, que empiece siempre con la misma frase: "Saben aquel que diu…"

Está asustado y asegura que será un desastre si no se ríe tanta gente.

Le pregunta a Conchita cómo se siente al estar casada con un payaso y que si no tiene la sensación de que le han cambiado el marido.

Sale aterrado, pero consigue hacerse con el público.

Algún tiempo después él la lleva a ver un pub, el Sausalito, que se vende y que está abandonado y donde cree que ella podrá seguir actuando, y Mari Carmen les asegura que los negocios de copas son los únicos que hacen dinero y, entretanto él seguirá actuando en otros sitios y tendrán así ese colchón.

Cuando abran formará una nueva banda que la acompañe a ella que podrá actuar allí, pues cree que lo de los chistes no durará toda la vida.

Pero ella dice que es mucho riesgo y hay que dedicarle toda la vida.

Finalmente se hacen con el local y con su explotación y actúa en él el propio Eugenio.

Pero Conchita se hace una mamografía y ven que tiene un tumor, y le indican que es probable que tengan que extirparle el pecho, pues ya su madre lo tuvo, dos años atrás.

Un día, mientras actúa Eugenio, Conchita ve a una mujer mayor que parece muy seria, por lo que se dirige a ella, que le dice que quiere hablar con el artista.

Unos días más tarde acuden a su casa, mostrándoles la mujer unos archivadores que contienen 15.000 fichas con chistes que su marido se apuntaba, pues se aburría en el banco y ella no sabe qué hacer con ello.

Uno de los clientes compra varias cintas y le regala una a un amigo de Radio Lugo, donde las ponen con gran éxito, pues reciben numerosas llamadas que preguntan por el nombre del humorista.

A Conchita le extirpan el pecho, pero pide a Eugenio que no deje de ir a televisión, pues va a salir por vez primera, aunque él tiene miedo y además no está seguro de que sea buena idea, pues si le ven en la tele no irán ya a la sala.

Acude, en efecto al programa "Cosas", que presenta Mónica Randall.

En su casa se preocupan cuando sale, pues no termina de arrancar, diciendo Conchita que como no hay público y es todo muy frío no se siente natural, aunque finalmente lo hace y es un éxito, tanto, que ya comienzan a reconocerle por la calle.

Algunos días, cuando llega de madrugada, escucha a Conchita vomitando.

El directivo de Belter con el que tuvieron tratos años atrás habla con Vicente y le propone hacer un disco y casetes con los chistes, pero a Eugenio le preocupa que si la gente conoce ya sus chistes no quieran ir a verlo, pues el repertorio no es ilimitado, aunque Conchita le recuerda que la gente que se compra las cintas después vuelven a verlo.

Les promete además un adelanto sustancioso y si no funciona no correrán riesgo alguno, aunque Vicente le hace ver que dijeron que no al programa "Cosas" después de tres emisiones.

Pero finalmente Eugenio le dice que acepta si entre los chistes intercalan canciones de Conchita, y, aunque le dicen que agua y aceite no mezclan bien, él insiste.

Finalmente sale la cinta con los chistes a la venta con mucho éxito.

Ya es muy conocido y le entrevistan también para la radio. Conchita lo escucha durante su sesión de quimio.

Él ve un anuncio de su cinta en que indican que se vendieron más de 400.000 cintas.

Se queja de ello con Vicente, pues no reciben nada por las ventas, recordándole Vicente que no pueden hacer nada, pues ya les pareció un triunfo que les dieran un adelanto y le dice que lo único que podrían hacer es hacerse la competencia ellos con otra cinta.

Viajan en tren a Madrid, donde tienen ya casi todo vendido y Vicente le sugiere que comience con algún chiste sobre catalanes, que en Madrid gustan mucho.

Leen en Pueblo la crítica. Indican que llenó pero el crítico no entiende que gustara con sus chistes, la mayoría conocidos, pues es muy lento, tristón, monocorde y no tiene garra, pero Vicente le pide que no haga caso, pues acaban de firmar un contrato con

el "Un, dos, tres", y eso le dará fama incluso en América, aunque él le asegura que hará caja y se retirará un tiempo, pues Conchita lo necesita, aunque Vicente le dice que el éxito es un tren que solo pasa una vez en la vida.

Le presenta tras ello a dos chicas, con las que van a comer una paella.

Llama desde el hotel y se lo coge Gérard y le cuenta que su madre lleva varios días sin salir de la cama y les llevó la tía al colegio y le pregunta si es cierto que a su madre se le caerá el pelo. Eugenio no le responde, lo que hace es contarle un nuevo chiste.

Acude al "Un, dos, tres" y mientras espera para salir observa que hay pelucas hechas con pelo natural y plantea conseguir una para Conchita.

Le dicen que debe vestirse de romano, pues todos los que salen en el programa irán así, pero él dice que la gracia está en que, incluso en el imperio romano, él es él, imperturbable, y Chicho cede.

Eugenio aparece, efectivamente de negro, rodeado de gente con túnicas blancas.

Cuando regresa a Barcelona se ve rodeado de gente que lo vio en el programa y le piden autógrafos.

En el colegio, un compañero le enseña a Gérard una cinta de chistes, y él le dice que es su padre, aunque no le cree. Le dice que si fuera así, alguien lo sabría.

El profesor le dice que si es verdad que le diga a su padre que vaya a la fiesta de Navidad y así podrán ver todos que no miente.

Llega la fiesta de Navidad, pero Eugenio no llega y Gérard dice que es que la noche anterior actuó en Zaragoza.

Decide salir él mismo con una de las barbas postizas, unas gafas y un cigarrillo, y cuando va a comenzar a contar chistes se abre la puerta y aparece Eugenio, que, junto a su hijo cuenta algunos chistes.

Poco después, Eugenio compra un magnífico chalet en contra de la opinión de Conchita, que le dice que lo suyo ha sido un golpe de suerte y cree que no durará y además ella no podrá disfrutar de esa casa, aunque él le dice que precisamente la compró para que ella la disfrute mientras él está de viaje, preguntando ella de qué está huyendo y le dice que debe hablar con sus hijos, pues los tiene que preparar.

Un día va con ellos por la calle y se quedan mirando un coche espectacular.

Él simula que se encuentra las llaves y que lo van a robar, aunque Gérard ya sabe que es suyo.

Les dice que ahora van a tener que pasar mucho tiempo juntos y tendrán que viajar juntos y estar muy unidos, preguntando el niño si su madre morirá.

Les muestra luego unos cascos y una moto que les compró.

Conchita ve cómo Eugenio se mete vestido a la misma.

Va empeorando, pese a lo cual Eugenio le dice que tiene que volver a cantar y consigue que actúe de nuevo en efecto en su local, con su nuevo grupo, Tramuntana.

Poco después, Ivens, el hijo pequeño hace la comunión, aunque Conchita pasa el día en la cama.

Eugenio trata de imponer su energía con sus manos, como a veces hacía con otras personas por el dolor de cabeza, pero sin resultado.

Poco tiempo después la entierran.

Él, cuando llegan a casa le dice a su hermana que tiene un bolo en Alicante esa noche y debe irse y su hermana le pregunta si no debería suspender, aunque él dice que deben salir adelante, enfadándose Gérard al escucharle.

Su hermana le dice que sus hijos necesitan a su padre, pero él dice que no es un buen padre. Que no fue un buen hijo, ni un buen hermano, y ni siquiera un buen marido. Que no es como ellos quieren que sea.

Mientras conduce, escucha a Nino Bravo en la radio y él canta con él "me voy, pero te juro que mañana volveré" sin dejar de llorar.

Una vez en Alicante, y como está despistado, pregunta por la discoteca donde va a actuar a un hombre, que decide subir con él en el coche y llevarlo, ilusionado por ir con Eugenio.

El empresario del principio le entrega las 150.000 pesetas y le dice que están a punto de empezar y que no cabe ni un alfiler.

Él está solo y triste, como estaba al principio tras lo ocurrido.

Pese a todo sale al escenario y comienza diciéndoles que están muy serios y les pregunta si se les ha muerto alguien…

Eugenio contó miles de chistes en infinitas actuaciones hasta morir a los 59 años.

Cada aniversario, el viejo local del Sausalito amanece lleno de vasos de tubo como homenaje.

Calificación: 3