
Que nadie duerma
España / Rumanía (2023)
Género: Comedia dramática
Duración: 122 min.
Música:Zeltia Montes
Fotografía: Barbu Balasoui
Guion: Antonio Méndez Esparza, Clara Roquet (Novela: Juan José Millás)
Dirección: Antonio Méndez Esparza
Intérpretes: Malena Alterio (Lucía), Aitana Sánchez-Gijón (Roberta Santiago), Rodrigo Poisón (Braulio Botas / "Calaf"), José Luis Torrijo (Ricardo / Santiago Cáceres), Manuel de Blas (Juanjo), Mariona Ribas (Fátima), Mariano Llorente (Miguel Herreros), Federico Pérez Rey (Pasajero policía).
Lucía se reúne en una terraza con su amiga Fátima, a la que trata de consolar tras su despido, criticando al jefe, Herreros, que la echó.
De regreso a su casa y, con Delia, la mujer que les ayuda, baña a su padre.
Lucía trabaja en una compañía dental, Dentlux, como informática.
Pero un día, al llegar al trabajo encuentra en la puerta a la policía. Le dicen que están haciendo un registro, aunque le permiten pasar al decir que trabaja allí, estando vacío.
Desde su casa escucha por los conductos de ventilación un disco de ópera de otra casa.
Todos los trabajadores van a hablar con un abogado para poner una demanda.
De regreso sube a un taxi y se lo cuenta a la conductora, que le pregunta si llevaba mucho tiempo en la empresa, a lo que le responde que 20 años y que le deben 6 meses.
La taxista le cuenta que ella también fue informática y cuando la despidieron se sacó la licencia y ahora está mejor que donde estaba y es dueña de su vida, pues entra cuando quiere y se va cuando desea sin tener a nadie que te mande.
Lucía recuerda que a su madre le encantaba ir en taxi. Para ella era un lujo y llegaba tarde a los sitios donde había quedado con las amigas para que la vieran bajarse del taxi y se ponía guapa.
Se enfada con Delia al llegar a casa, pues su padre está aún en la cama, y no desea que le deje tanto tiempo y debe obligarle a levantarse.
Le cuenta luego a su padre que tiene la misma edad que su madre cuando murió.
Se apunta a un cursillo para sacar la licencia de taxi y llama a Fátima para contarle todo lo ocurrido.
Mientras estudia vuelve a escuchar el Nessun dorma de Turandot y decide investigar de dónde llega la música, y llama al timbre del piso del que sale.
Le abre su vecino, un hombre joven, al que le explica que es su vecina de abajo, y que escuchó su música y le encantó y le pregunta qué era, explicándole que era Pavarotti interpretando a Puccini.
Ella le cuenta que se quedó sin trabajo y estaba oyendo la música y sintió curiosidad por quién la escuchaba.
Le dice luego que le gusta su nariz y él le dice que le gusta la suya.
Le pregunta a qué se dedica y le cuenta que es actor y pide que le llame Calaf.
Compra un taxi de segunda mano.
Feliz, se arregla luego en casa y sube a casa de su vecino de nuevo, aunque no está. Pero escucha ruidos arriba y sube a la azotea del edificio, donde lo encuentra y le cuenta que estaba ensayando y la anima a que pruebe ella, como si fuera actriz también, haciendo que salude a un público imaginario.
Luego se besan.
Ensaya luego en su casa como si fuera una intérprete y le cuenta a Fátima que se ha enamorado, por teléfono.
Comienza a arreglarse y ponerse sexy mientras escucha la ópera, vistiéndose con un traje de mujer china como si se tratase de Turandot y sube de nuevo a casa de su vecino dispuesta a sorprenderlo, aunque la sorprendida es ella cuando ve que le abre otro hombre que le dice que Braulio, verdadero nombre del actor, se marchó.
Busca en Internet donde ve que se trata de Braulio Botas y ve en el ordenador algunas de sus apariciones como actor.
Sale con el taxi tratando de encontrar algún cliente, parándola, después de un rato conduciendo, una mujer.
Ve la pasajera que va escuchando Turandot.
Le cuenta a la mujer que es su primera clienta y la mujer le dice que a ver si le da suerte y que cuando la vio encontró algo familiar, pues le recuerda a su madre, que murió el día que ella cumplía 10 años, después de una estupenda fiesta.
Cuando se fueron todos, la vio orinando en las hortensias y bajó un pájaro negro que se estrelló en su cabeza.
Apaga luego la música porque dice que le recuerda a alguien que le dijo que se llamaba Calaf, el nombre del protagonista de Turandot y que la besó mientras escuchaba Nessun dorma y luego desapareció de su vida, aunque está segura de que volverá a verlo y que se sentará en su taxi en algún momento.
La clienta le cuenta que se llama Roberta y es productora teatral.
Comienza a ir a clases de canto con una profesora.
Lleva en el taxi a unos músicos ciegos y les pregunta cómo se la imaginan y bromean con ello.
Empieza a conducir con un vestido chino como si fuera Turandot.
Otro día sube a su taxi un nombre al que nota muy triste porque le acaban de diagnosticar cáncer. Trata de consolarle y decirle que hay que aprovechar la vida y no tirar la toalla.
Va a llevarlo al aeropuerto, y, como le queda una hora para coger su vuelo, ella le sugiere volver al hotel y tomar unas cervezas para que se relaje y tome aire
Acaba con él en la habitación donde lo desnuda, y se desnuda, aunque imaginándoselo como si fuera Calaf.
Tras esa noche de sexo desayunan juntos y él comienza a parecer molesto y le dice que no suele hacer lo que hizo la noche anterior y que no se volverán a ver porque tiene familia, diciéndole ella que se tranquilice que no sabe ni quién es y no le va a perseguir, pidiéndole finalmente que coja otro taxi para ir al aeropuerto.
Mientras conduce llama a su amiga Fátima. Después de algún tiempo sin hablar.
Vuelve a quedar con Roberta y toman unas cañas.
Le pregunta por su galán, y ella se resiste porque cree que a lo mejor lo conoce, aunque acaba diciéndole que se trata de Braulio Botas, al que ella conoce, aunque no personalmente.
Otro día coge a una pareja que le piden que los lleve por un camino sin asfaltar hasta un poblado de chabolas, yendo con mucho miedo.
Va muy enfadada otro día a ver al abogado que es representaba porque finalmente perdieron en el juicio.
Sigue entretanto con sus clases de canto.
En casa, discute con su padre porque él dice que su madre no sabía ser feliz con lo que tenía, asegurando ella que era más feliz que ellos.
Otro día que va a subir una pareja en el taxi observa cómo el hombre se burla de su mujer y ella sale en su defensa.
Uno de los días en que sale a trabajar de noche, recoge a un tipo que va muy borracho, y que, tras decirle a dónde debe llevarlo se queda dormido sin darse cuenta de que era su antigua trabajadora, pues se trata de Herreros, su antiguo jefe.
Aprovechando su estado, decide vengarse llevándolo hasta el descampado por el que le llevaron los yonquis donde lo deja abandonado y ríe luego en su casa.
Su siguiente cliente es Ricardo, un amigo de Roberta, que le pregunta por su vestido chino, contándole que Turandot proponía tres enigmas a cada uno de sus pretendientes y si los adivinaban se casaría con ellos, y, de lo contrario los decapitaría.
Pero al final, Turandot se enamoró de Calaf.
El hombre le pregunta si ella ha encontrado a su Calaf y ella le contesta que a lo mejor.
Pregunta a Ricardo a qué se dedica, y él la reta a que lo adivine, aventurando ella que es bibliotecario, aunque le cuenta que es escritor de novelas y de artículos de prensa.
La invita a tomar algo y ella acepta, aunque, según van al restaurante cambia de idea.
Vuelve al coche y escucha en la radio la noticia de la aparición de un hombre muerto en un descampado con síntomas de hipotermia e informan que es Miguel Herreros, que estaba en paradero desconocido tras desfalcar varios millones de su empresa.
Empieza a buscar la noticia en su móvil, asustada.
Cuando se despierta al día siguiente encuentra a su padre muerto en la cama.
Lo entierran, con ella destrozada.
Llama a Fátima. Le deja un mensaje porque la echa de menos, aunque no pudiera ir al entierro de su padre.
Se hace un tatuaje en la tripa con "Nessun dorma".
Hace un viaje con Roberta a Toledo y allí van al teatro, en ese momento vacío. Le cuenta que su última producción no fue bien.
Mientras Roberta va a hablar con el gerente, ella sube al escenario y escucha cada crujido de la tabla mientras entona Nessun dorma.
Van luego a comer, probando ella por vez primero el ciervo y le cuenta que no se quita a su padre de la cabeza y que se siente un poco culpable, pues quizás podría haberlo cuidado mejor, aunque Roberta le dice que no debe dar vueltas, que lo hizo bien.
Invita luego a Roberta a su casa, y esta le dice que le encanta, y le enseña su tatuaje.
Le pregunta si "ese" subió ya a su taxi, diciendo ella que lo hará.
Le cuenta luego que su madre era muy alegre, pero cobarde y se suicidó lanzándose por la ventana y le pregunta si cree que puede ser feliz y que no es una amargada.
Roberta le dice que se merece ser feliz.
Vuelve a llevar a Ricardo, que le dice que tenía ganas de verla, notándola ese día más triste, aunque acepta en esta ocasión comer con él.
Él le dice que hizo la reserva dos días antes, pero no se lo dijo hasta ese día para que no tuviera tiempo de arrepentirse de nuevo porque le gusta mucho.
Él le pide que le cuente cosas del taxi.
Acaban en la cama de ella, y le pide que sea bueno
Le dice luego que le encanta lo buena e inteligente que es Roberta y su energía.
Le sugiere luego que se marche ya.
Otro día sube a su taxi un hombre que le pide que le lleve a comisaría y, durante el trayecto, le pregunta si siempre fue taxista, contándole que trabajó antes en una oficina que quebró y el hombre le pregunta si fue Dentlux, la del tipo que apareció muerto en el descampado, lo que afirma.
Le pregunta luego si conocía al difunto, contando ella que era un estafador y repugnante.
Le pregunta luego si trabajó la noche que él apareció muerto, diciendo ella que no sabe qué noche fue.
Cuando llegan a la comisaría le pide que pase hasta dentro pese al prohibido.
Cuando sale de allí suelta sus nervios, pues estaba muy asustada por el interrogatorio.
Trata de hablar con Roberta, por lo que va a su oficina, aunque el conserje le dice que salió, pero le dice que suelen ir a un bar cercano, por lo que decide acercarse a este, viendo tras los cristales en efecto a Roberta, aunque con ella están Ricardo y Braulio, por lo que no se atreve a presentarse y se marcha.
Va a casa de Fátima con intención de verla y hablar con ella.
Le abre su marido que le dice que Fátima no está ni estará, que la echó de casa cuando se enteró de que estaba liada con Herreros, su jefe.
Lucía se queda de piedra tras escucharlo y le pregunta dónde está ahora, yendo hasta su nueva casa, donde irrumpe llorando y le grita llamándola mentirosa y diciéndole que se alegra de lo que le ha pasado, rogándole Fátima que no se lo cuente a nadie.
Desde la cama, mientras llora, envía un mensaje a Roberta diciéndole que está mal.
Un día, mientras conduce, ve que anuncian en una marquesina una obra protagonizada por Braulio "Algo va a pasar" escrita por Santiago Cáceres y producida por Roberta.
Decide acudir al teatro para ver la obra, observando al ver el libreto que el autor, Santiago Cáceres no es otro que Ricardo, y cuando comienza la obra se da cuenta de que narra su vida, pues trata de una taxista, que dice que es la hija de la mujer pájaro y donde la trama es todo lo que ella les contó a Roberta y a Ricardo y que recrean su encuentro con "Calaf" y los posteriores con Roberta, con todo detalle.
Se siente fatal al verse reflejada en el escenario, y, mientras todos ríen por las situaciones creadas, ella llora.
Sigue pese a todo con sus clases de canto.
Espera un día con su taxi frente al teatro, y ve a Braulio, que por la noche, y tras la función llama a un taxi, su taxi.
Cuando sube, Lucía le pregunta si no se acuerda de ella, preguntando él si se conocen, tarareando ella Turandot, y recuerda entonces que es su vecina y piensa que es una casualidad encontrarse.
Le pregunta por la obra y él le cuenta que es sobre una mujer que tiene una vida muy interesante, diciéndole ella entonces que la ha visto y que la gente se reía mucho y que él estaba muy bien.
Le confiesa que no ha dejado de pensar en él desde que lo conoció.
Le pregunta si le gustaría saber dónde vive un taxista y cómo es su casa, tal como dice en la obra y acaban yendo a casa de ella, donde le pregunta si le gusta.
Vestida como Turandot, se pone las botas de él.
Mientras se desviste le pide a él que se arrodille y le dice que quiere que vea una cosa que se hizo para él y le muestra su tatuaje de la tripa, que él besa.
Luego hacen el amor, y mientras lo hacen le pregunta por qué se han reído de ella en la obra, aunque él le asegura que la idea del teatro fue de Roberta, la productora, y de Santiago Cáceres, el escritor, y le dijeron que le iban a pedir permiso y le iban a pagar un dinero por su historia, aunque ella asegura que no le pidieron ese permiso.
Se pregunta por qué a ella y por qué su vida, a lo que le responde que porque su vida es real, aunque ella le dice que eso no es real, aunque él dice que no ha hecho nada.
Haciendo el amor sobre él coge uno de los palillos chinos con los que se recoge el moño y se lo clava repetidamente en el cuello.
Llega luego Roberta a la que llamó para decirle que necesita ayuda, pues le pasó algo a Braulio y mientras lo busca en la casa la sorprende Lucía, que comienza a golpearla duramente con un bastón hasta acabar con ella.
Sube luego a la azotea de su casa, descalza. Se sube al bordillo de la tapia y, sin pensárselo dos veces se lanza al vacío.
Se coloca tras ello en el mismo bordillo entonces un cuervo.
La vemos luego a ella de nuevo como antes de lanzarse, con el mismo vestido.
Luego baja a la calle para coger su taxi y sale a trabajar.