
Puan
Argentina / Italia / Alemania / Francia / Brasil / Reino Unido (2023) *
Duración: 111 Min.
Música: Santiago Dolan
Fotografía: Hélène Louvart
Guion y Dirección: María Alché y Benjamín Naishtat
Intérpretes: Marcelo Subiotto (Marcelo Pena), Leonardo Sbaraglia (Rafael Sujarchuk), Julieta Zylberberg (Jazmín), Alejandra Flechner (Doris Caselli), Mara Bestelli (Vicky), Gaspar Offenhenden (Manolo), Cristina Banegas (Beatriz), Juan Luppi, (Lucas), Camila Peralta (Ivana), Damián Dreizik (Ariel), Erika Andia (Isabel Choquehuanca), Claudia Cantero (Daniela), Zulema Galperín (Amelia).
Eduardo Caselli corre por el parque cuando, de pronto comienza a sentirse mal y cae al suelo sin sentido, corriendo varias personas a auxiliarlo.
Marcelo Pena, profesor adjunto de Filosofía bajo la tutela de Caselli, da una de sus clases hablándoles a sus alumnos sobre Rousseau y su convicción de que el progreso de las artes tiene lugar gracias a los que viven bien, ya que para que haya ocio y lujo debe haber riqueza, por lo que el progreso se construye sobre la miseria de la mayoría.
Interrumpen la clase unos estudiantes que animan a sus compañeros a pasar a la acción y protestar contra el gobierno.
Cuando, tras la clase, llega a la Biblioteca Nacional para un homenaje a Caselli, se encuentra con Rafael Sujarchuk, que comenta lo absurdo de la muerte de Caselli y que entiende que se encuentre mal, dada su relación.
Le cuenta que está dando clases en Frankfurt y que ha viajado aprovechando que allí son vacaciones para regresar a su Argentina, donde va a dar una charla sobre dilemas éticos en la inteligencia artificial, que es uno de los temas sobre los que trabaja.
Hablan varios de sus compañeros en el homenaje, y, mientras habla Jazmín, comienza a sonar el teléfono de Marcelo.
Pide la palabra Sujarchuk, que comienza hablando en alemán y nombrando a Kant.
Una compañera le dice a Marcelo que se comenta que regresó al país porque está saliendo con Vera Motta, una famosa actriz que Marcelo desconoce.
Aunque le dicen que debe hablar no lo hace.
Les agradece sus palabras Doris, su mujer, que cuenta cómo conoció a Eduardo en México, en una reunión de exiliados.
Interrumpe sus palabras otra vez Marcelo con su móvil sonando.
Se le acaba cayendo mientras habla con su mujer, y se le apaga, debiendo ayudarle Jazmín, que salió para cambiar el pañal de su bebé, que comenta que está con descomposición y con cacas líquidas y de mal olor.
Es demasiado tarde cuando Marcelo se da cuenta de que se sentó sobre el pañal, y manchó su pantalón con la caca.
Tata de limpiarla, pero es demasiado y en ese momento sale Sujarchuk que lo convence para ir en el taxi con él a la reunión que van a hacer en casa de Doris.
Antes entran en una tienda para comprar unas botellas de vino. Las elige Rafael, aunque cuando llegan a la caja este no está y le dicen que cuestan 90.000 pesos, aunque, afortunadamente, cuando ya va a pagar aparece su colega y lo paga.
Durante el trayecto, Rafael le cuenta que está pensando en volver a Buenos Aires por amor y comenta luego que huele muy mal, aunque Marcelo le dice que no huele nada.
Y cuando llegan a casa de Doris se cuela en el servicio y busca en el armario de Eduardo, donde encuentra unos pantalones que le quedan un poco estrechos y cortos, aunque se cambia, y tira su pantalón por la ventana.
Entra en la habitación una mujer nativa, a la que le explica que tuvo un problema con su pantalón, comprendiendo ella que la tomó por una empleada de hogar, y se presenta como Isabel Choquehuanca, doctora en Filosofía y titular de la cátedra en el Alto y fundadora del Taller de Imaginación.
Le cuenta que fue alumna de Eduardo en Puan y en un encuentro con él le propuso que participara en un encuentro que está preparando sobre el Futuro Americano, y acudirán pensadores, artistas y líderes sociales le propone que ocupe él su lugar y vaya a Bolivia, ya que era la mano derecha de Eduardo, aunque le dice que no sabe si el calendario académico le permitirá ir.
Fuera, Sujarchuk presume de sus contactos en todo el mundo con prestigiosos filósofos y todos le escuchan con interés.
Cuando llega la comida los profesores comentan que no cobraron aún, haciéndose cargo Sujarchuk del pago.
Brindan por Eduardo y Marcelo abraza a Doris, que se muestra extrañada de que no hablara en el homenaje, diciendo él que no pudo.
Ella dice que Marcelo es muy tímido, pero que Eduardo sabía que era muy inteligente y los visitaba a menudo.
Doris le pide la mujer que cante "Niebla del Riachuelo" que a Eduardo le encantaba, pero cuando empieza a hacerlo, de pronto empieza a sonar el piano y canta la canción en francés, Rafael, convocando a todos a su alrededor dejando a Marcelo solo.
Ya en su casa, llega Mario, su suegro, con su hijo Manolo.
Su mujer le dice por teléfono que tuvo que ofrecer su casa para un encuentro.
Cuando después de clase va a tomar un perrito caliente, ve en televisión a su mujer, abogada laboralista y que reivindica echar a los hombres de los puestos de poder, y que está en una fábrica tomada por las trabajadoras, y que exigen la expropiación y asegura que así pueden demostrar que si pueden dirigir una fábrica, pueden dirigir el país, aunque la acusan de promover el discurso del odio.
Los profesores hablan reunidos de cómo reorganizar las clases y comentan que Sujarchuk preguntó por el concurso para elegir al nuevo catedrático, lo que indigna a Marcelo, pues cree que está acostumbrado a otra dinámica y otros recursos y sus compañeros animan a Marcelo a que se presente.
Lo llama desde Bolivia Isabel Choquehuanca para recordarle la reunión, aunque le dice que no es buen momento, aunque pregunta si está subvencionado, aunque le dice que carecen de dinero.
Además de las clases en la universidad, Marcelo da clases en su domicilio a una anciana, Amelia, que se duerme durante las clases.
Y de regreso a su casa encuentra una reunión de mujeres, debiendo él quedarse en su habitación, donde hay varios niños de algunas de las reunidas, por lo que no puede descansar tampoco, pues no paran de molestarle.
Da también un cursillo de Filosofía en los barrios, para lo que le asignan un agente de la gendarmería, al que pide que pase también a las clases.
Mientras corrige exámenes en un bar recibe un mensaje de Jazmín con una noticia del romance de Rafael y Vera, aunque él le dice que no entiende qué tiene que ver eso con la cátedra, y mientras está allí deben cerrar el local porque fuera hay una manifestación y se escuchan disparos fuera.
Un día, al llegar a clase ve que hay muy pocos alumnos porque Sujarchuk está dando una masterclass en el aula magna.
Ve que el aula está llena e incluso hay profesores y gente incluso fuera viéndolo y le aplauden mucho al finalizar.
Rafael dice que vio que fue a su masterclass, pero él dice que no fue a verlo, porque no le interesan sus ideas, y le reprocha que diera su charla durante sus horas de clase, aunque él dice que es el que le asignaron.
Le dice luego que sabe que piensa que el programa de Caselli quedó ya obsoleto y va allí a encantar a los indios con sus espejitos de colores.
Él dice que no tenía ningún interés en dar esa charla, pero que se lo pidió la decana como un favor, y Rafael le acusa a él de comportarse como un cacique
Mientras discuten, llega Vera Motta, que se excusa por no haber llegado a la presentación debido al retraso del rodaje.
Le cuenta a Marcelo que está rodando una película con Vigo Mortensen.
Va con su mujer a ver un edificio que fue un jardín de infancia y que se plantean comprar y les dice la vendedora que en un par de años pueden venderlo para que edifiquen allí.
Luego, mientras toman algo en un bar ve cómo se acercan dos jóvenes a su mujer para hacerse un selfie con ella.
Finalmente decide presentarse como candidato para la cátedra de Filosofía, para lo que debe buscar sus papeles que sirvan para optar al concurso y su hijo le dice que debería tener deseos propios, y no desear una cosa solo porque hay otra persona que la desea.
Lo llama Amelia. Y le cuenta que va a cumplir 85 años y había contratado a un mago pero lo detuvieron y por eso pensó en él para organizar un show filosófico en la fiesta, y le pagará en dólares y, aunque él se excusa, ella le hace chantaje emocional diciéndole que ese puede ser su último cumpleaños.
Su mujer dice que no entiende que esté tan obsesionado por el concurso, a lo que le responde que teme quedarse sin trabajo si gana Rafael, pues le echará y en el único lugar que es alguien es en Puan.
Va a ver a Doris a la que le cuenta que se va a presentar a la cátedra.
Ella le cuenta que fueron algunos profesores, incluido Rafael, a buscar libros, e incluso le invitó a cenar con su mujer.
Doris le cuenta que Rafael movió los hilos y consiguió que abrieran el concurso en tiempo récord y parece que Beatriz, la decana es favorable a él.
Marcelo dice que lo hace para honrar la memoria de Eduardo y dar continuidad a su legado, aunque Doris lo anima a dejar de seguir bajo el ala de Eduardo y a buscar una voz propia, y que en la facultad no se acaba el mundo y asegura que ella no va a estar añorando siempre a Eduardo, y que seguirá adelante con sus cosas y vivirá.
Va luego a la biblioteca de Eduardo, donde tantos ratos pasaron juntos.
Doris le cuenta que estaba preparando su charla para Bolivia.
Allí está el último cuaderno de Eduardo, que la mujer le entrega.
Lo examina luego en el autobús que le lleva a su clase para los barrios, donde ese día les habla sobre la muerte.
Va a la fiesta de Amelia, a la que acuden también sus amigas, que le preguntan si es el mago.
La hija mayor de la anciana, Silvita, que le dice que desde que da clases con él, su madre está más despierta.
Le cuenta que la deben operar de las dos caderas y tomó pastillas para dormir con alcohol, por lo que no cree que soporte una charla profunda, por lo que le pide que haga unos chistes filosóficos o canciones que la hagan reír.
La mujer está, en efecto malhumorada.
Sale Marcelo, cubierto con una sábana y una corona de laurel en la cabeza, como si fuera un filósofo de la antigua Grecia y les hace un juego de adivinar palabras, lo que desconcierta a Amelia, pues no es lo que le pidió, pues quería que hablara de Heidegger.
Enfadado por la situación sigue haciendo el payaso como le pidieron, metiendo sus manos en la comida y comiendo como un salvaje.
Tenía que salir a cantar en el concurso de talentos del colegio de Manolo, pero se equivocó de día y no fue.
Se prepara para el concurso por la cátedra, y van para apoyarlo su familia y amigos
La Decana le advierte antes que tiene un rival muy duro, por lo que debe tratar de poner en valor el legado de Caselli y el esfuerzo de mantener una cátedra, para lo que debe tratar de conmover al jurado, pues Sujarchuk es un rival duro, y le desea suerte.
Una amiga de Vicky, Daniela, la que les enseñó el edificio, trata de convencerla para que vendan ya su apartamento, pues asegura que cada noche salen aviones con el dinero del país.
Mientras ellas hablan llega una llamada de Rafael, al que Marcelo se niega a atender tras haber perdido el concurso frente a él, aunque Vicky sí lo coge.
Le dice que espera a Marcelo al día siguiente en el café Sócrates, y aunque él dice que no irá, Vicky le dice que debe hacerlo y felicitarlo por el resultado.
Cuando se ven, Rafael le propone que sea su adjunto dándole carta blanca para que siga dando sus contenidos y que el legado de Caselli siga presente.
Le dice también que lo necesita, pues el programa es muy superior a lo que esperaba y tendrá que ir a Frankfurt a dar un seminario para recibir ingreso en euros.
Él le pide que le deje pensarlo.
Van tras ello hacia la facultad, donde les cuentan que la universidad se declaró en quiebre. Que no queda dinero para lo que queda de año y por ello el rector renunció.
Jazmín les cuenta que están cerrando todas las universidades por el mismo problema.
Otra profesora que llega del rectorado cuenta que cortaron la luz y el gas en todas las facultades.
Llega un comunicado en que la universidad se declaró insolvente y va a dejar de pagar los salarios y a los proveedores.
Algunos proponen sacar los bancos, cortar la calle y dar una clase pública, en contra de la opinión de Sujarchuk que espera tener más explicaciones.
Montan en efecto una clase pública cortando la calle en que habla la Decana que les cuenta que no hay rector y que la universidad está en quiebra y Puan ha dejado de existir, aunque les anima a resistir.
Marcelo pide a Rafael que hable, como titular de cátedra y dice que va a dar su primera clase igual, tomando el pensamiento como un acto de resistencia.
Pero mientras da la clase, llega la policía y les pide que despejen la calle.
Marcelo, que es quien habló con el comisario comunica su petición a la asamblea y les pide solidaridad a los policías como compañeros funcionarios y que les permita decidir mediante voto asambleario decidir si levantan el corte de calle o no.
Todos votan en contra de levantar el corte de calle.
Se dirige luego al comisario que le dice que no ha colaborado, pues ya sabía cómo saldría la votación, diciendo él que se va a quedar sin trabaja y que le escuchen y tratan de detenerlo por su actitud, ante la protesta de todos sus compañeros y alumnos, que son reprimidos por las fuerzas antidisturbios, siendo detenido.
Rafael le pregunta, desde detrás de los escudos de los antidisturbios si está bien, y él le grita desde el suelo donde lo tienen retenido sonriendo, "te jodes".
Algún tiempo después viaja hasta Bolivia tras aceptar la propuesta de la profesora Choquehuanca.
Esta le pide que cuenta algo que no les aburra, una anécdota personal o algo que le ocurriera con Caselli, optando él por cantar "Niebla del Riachuelo", que no pudo cantar en casa de Caselli tras su homenaje al verse saboteado por Sujarchuk.