Te cuento la película

Pan de limón con semillas de amapola

España / Luxemburgo (2021) *

Género: Drama

Duración: 116 min.

Música:Joan Valent

Fotografía: Marc Gómez del Moral

Guion: Benito Zambrano, Cristina Campos (Novela: Cristina Campos)

Dirección: Benito Zambrano

Intérpretes: Elia Galera (Marina), Eva Martín (Anna), Mariona Pagès (Anita), Marilú Marini (Úrsula), Tommy Schlesser (Mathias), Claudia Faci (Catalina), Pere Arquillué (Armando), Ana Gracia (Sor Teresa), Nansi Nsue (Lezna), Joseph Ewonde (Kaleb), Hoji Fortuna (Mr. Berkele),

Una ginecóloga, Marina, atiende un parto de urgencia en un hospital de Etiopía donde colabora con una ONG, debiendo hacerle una cesárea.

La mujer le pide que cuide a su bebé, pues no tiene a nadie, muriendo durante la operación.

Les cuentan que la madre era una prostituta que vivía en la calle, por lo que no tienen a nadie que se haga cargo del niño, y deben avisar al orfanato.

Se conecta tras ello por videoconferencia con su hermana Anna en Mallorca, y le informa que apareció un comprador para la panadería que heredaron y está dispuesto a pagar 1.200.000 euros, aunque ignoran por qué la propietaria las nombró herederas, aunque descubrió que su abuela era copropietaria de un 20%, aunque ignoran qué relación tenía con la muerta

Va a ver a la recién nacida y la coge en brazos, logrando calmarla y dormirla antes de que lleguen las monjas del orfanato a recogerla.

Anna va a buscar a su hija Anita al colegio.

Esta, que suspendió bastantes se lleva además mal con sus compañeros y discute con su madre a la que le dice que sabe que ella aprobaba porque su madre daba dinero al colegio, y lo sabe porque oyó que su padre se lo contaba a sus amigos.

Le dice además que devolvieron el último recibo del colegio.

Marina acude al orfanato a ver a Adina y le da el biberón.

Anna acude al aeropuerto a recoger a su marido, que llega de Suiza, aunque dice que ya será el último viaje, pues ya no hay dinero allí y le entrega unos fajos a ella para que haga pagos y guarde parte.

Le pregunta si es cierto que va a cobrar una comisión del 7% por la venta, diciendo él que están arruinados y necesitan dinero para no acabar en la cárcel.

Marina va a recibir a Mathias, su novio, un joven cooperante y, tras acostarse, él le dice que soñó que se casaban y le pregunta tras ello si quiere casarse con él, aunque ella dice que están bien así pues ella tiene 60 y él 47.

Le dice que deben regresar a Mallorca por una herencia, y que, camino del aeropuerto parará de nuevo en el orfanato.

Lo hace así y cuida de la niña y la cambia mientras su novio juega fuera al fútbol con otros niños.

Antes de marcharse pide a Sor Teresa, la superiora, que le haga una foto con Adina en brazos.

Cuando llega a Mallorca la esperan en el aeropuerto Anna, a la que no veía desde 14 años antes, y su sobrina.

Van directamente a la panadería, donde las recibe la empleada, Catalina, que se muestra arisca.

Ve la vivienda que hay sobre la panadería, vacía de muebles.

Anna le dice que la ha echado mucho de menos, aunque ella no responde.

Anita encuentra unas cartillas y el cuaderno de recetas de la abuela, y entre ellas la del pan de limón con semillas de amapola.

Le dicen a Catalina de que quieren cerrarla panadería en una semana.

Le preguntan por qué su abuela tenía un 20% de la panadería y les cuenta que su abuela le prestó el dinero a Lola, la dueña, cuando murió el marido por culpa de un incendio y por eso Lola le dio una parte de la panadería y que se habían conocido porque Lola había trabajado de criada en su casa y, de hecho, la abuela la enseñó a leer y escribir

Marina acaba entablando conversación con Úrsula, la dueña del hotel donde está alojada y que recuerda a Lola como una mujer muy amable, aunque al final la veía triste.

Van preguntando luego por el pueblo por Lola, y una mujer le cuenta que algunos decían que era una buscona, pero que eran solo habladurías.

Ven también al fotógrafo local, que también la conoció, aunque le cuenta que ella siempre se negó a que la fotografiaran, y solo hay una fotografía de Lola y Catalina.

Recuerda que Lola regalaba siempre a sus clientes un trozo de pan de limón.

Se reúnen para una primera firma antes de ir al notario, aunque Marina dice que quiere informarse bien antes de firmar, haciendo que Armando, su cuñado, monte en cólera y la insulte pidiéndole que se marche, diciéndole ella que se va porque quiere, pues, le recuerda que, un 50% de esa casa, le pertenece.

Armando les dice que el alemán que va a comprar está dispuesto a subir a 1.400.000.

Pero Marina quiere respuestas. Asegura que nunca entendió por qué sus padres no quisieron que volviera y la enviaron al extranjero, diciendo Anna que porque ella era buena estudiante, y llegó a ser médica, aunque ella dice que nunca lo pidió.

Anna le confiesa que están arruinados y necesitan el dinero de la venta, ante lo que Marina le propone un trato. Ella se quedará la panadería y ellos la casa, aunque sabe que es mucho más valiosa.

Habla con Mathias que le pide que se gane la confianza de Catalina para enterarse de dónde viene la herencia y le cuenta que él no fue aún a ver a Adina, pero lo hará.

Marina advierte a Anna que si vende la casa se quedarán sin nada ella y su hija, aunque Anna le dice que están atravesando una mala racha, mientras se disponen a firmar los documentos.

Marina le dice que se quedará unos días más y lo hará en la vivienda que está encima de la panadería y pide ayuda a su hermana para acondicionarla y pide a Catalina que busque a alguien para que la ayude con la panadería, pues se quedará un tiempo.

Dan una mano de pintura a la vivienda y compran una cama y lo más necesario para poder vivir allí, ayudada por Anna.

Luego, mientras comen, Anna le cuenta que mancha y tiene cita con el ginecólogo, porque ya no puede pagar como antes a su ginecóloga de siempre, diciéndole Marina que la podría haber mirado ella y se ofrece a acompañarla.

Úrsula trata de convencerla de que se quede en Valldemossa, aunque ella dice que no es panadera, sino ginecóloga, diciéndole Úrsula que ella es profesora de literatura y no hostelera, pero ahora tiene un hotel.

La ayuda su sobrina con la instalación del wifi y pregunta qué pasó para que estuvieran sin hablarse durante 14 años, contándole su madre que, cuando ella nació, la cuidó Marina porque su padre pasaba por entonces mucho tiempo en Panamá.

Marina dejó su trabajo en Sudán y se fue a Mallorca en el último mes de embarazo y fue la única que estuvo con ella cuando nació, pues su padre no llegó hasta el quinto día del parto, y, de hecho, su tía se quedó algún tiempo más y se turnaban para cuidarla y llevaron la cuna a la habitación de su tía y allí acabaron durmiendo las tres.

Pero una noche apareció su padre quejándose de que no le dejaba dormir con los llantos y Marina lo llamó egoísta y machista y su padre la echó de casa, sin que ella hiciera nada, algo que se reprocha, y, aunque le ha pedido perdón de muchas maneras, vuelve a pedírselo ahora, diciendo ella que 14 años son demasiados y brindan las tres por Lola.

Van luego, con la barca de su padre, que no dejó que Armando vendiera, hasta una cala solitaria que les encantaba y allí Anna la peina, como hacía antes, y la abraza.

Mira en su portátil las fotos de África, deteniéndose especialmente en la de Adina.

Una noche se despierta y decide ayudar ella misma a Catalina, que debe enseñarle a amasar, aunque le advierte que ella no hace el pan de limón, que eso era cosa de Lola.

Le pregunta por qué Lola nunca se puso en contacto con ellas pues el testamento se firmó 17 años antes y por qué nadie les habló de Lola, aunque Catalina no cuenta nada. Solo dice que si quiso dejársela porque sí.

Marina le cuenta a Úrsula que hay una niña en África, Adina, que no quiere que nadie adopte, pues piensa en ella como si la hubiese parido y ha pensado cada día en adoptarla., animándola Úrsula a que haga algo.

Va a comer con Anna y con Anita y les habla de su idea de la adopción, aunque no cree que Mathias quiera adoptar, pese a que sí quería ser padre.

Su hermana la anima a adoptarla y dice que ella la ayudará.

Informa a Catalina que se va a ir a vivir a Valldemossa, aunque antes se irá unos días a África para adoptar a una niña.

Acude con Anna al resultado de sus pruebas ginecológicas, y le programan un TAC y una resonancia para tener un diagnóstico preciso, viendo tras el TAC la existencia de una masa tumoral, por lo que deben intervenir lo antes posible.

Les dice que el cáncer se generó debido al virus del papiloma humano que se transmite por vía sexual.

La oncóloga propone ingresarla ese mismo día, aunque Anna dice que necesita unos días para resolver su vida, pidiendo tres días.

Cuando regresa a su casa el marido se muestra enfadado por el retraso, y ella le dice que no va a firmar la venta, que este había cerrado ya con un matrimonio inglés, y, por el contrario, le pide el divorcio, que él dice que no firmará.

Ella le dice que tiene cáncer y que la operan en tres días y que necesita vender la casa, pero no en las condiciones que él indica, y dice además que quiere hacer testamento para dejar sus propiedades solo a su hija y nombrar a su hermana como administradora, pues él nunca se ha ocupado de su hija.

Armando le dice que pasarán eso juntos, aunque ella dice que lo que tiene se lo pegó él y que avise a la próxima con que se acueste, advirtiéndole que si le pone problemas toda la isla se enterará de cómo es de verdad.

Le cuenta luego a su hija el problema del tumor.

Marina llama para avisar de que no puede regresar a África por el problema de su hermana y para que busquen una sustituta.

Trata de contactar también con Mathias, pero está en una zona sin cobertura.

Úrsula le pregunta si adoptará ella sola, diciendo que sí.

Habla con Sor Teresa y le pregunta por Adina y le dice que quiere adoptarla.

La religiosa le dice que está emocionada, pues sabía que era una madre, aunque deben esperar a que se pueda adoptar legalmente, indicándole que la ley española no permite la adopción directa, por lo que tiene que hacerlo allí, y que ella le ayudará con los trámites y le dirá lo que necesita, debiendo hacerlo como adopción local, no habiendo problemas, ya que tiene papeles como residente, aunque le advierte que están prohibidas las adopciones a familias monoparentales, por lo que deberá casarse

Llevan a su hermana al quirófano.

Contacta finalmente Mathias con ella y le cuenta que, aunque le quitaron el tumor a su hermano, tiene restos en la pelvis y afectación en los ganglios, por lo que le darán quimio y radio a la vez.

Ella le habla de su deseo de adoptar a Adina, aunque Mathias le pregunta si está loca y recuerda que, cuando se conocieron, ella le dijo que no quería ser madre y él aceptó, y que, tener una niña, supondría no poder seguir viviendo como hasta ahora y le gusta su vida, pero es incompatible con ser padre.

Anna la anima a convencerlo, aunque ella dice que no va a presionar a Mathias.

Anna le informa que ya tiene un comprador para la casa y le pide que le ayude a buscar un apartamento, aunque ella dice que no la va a dejar sola y la lleva a su casa, en la panadería, comentando que han pasado de una casa de 600 metros a una de 100.

Baja de nuevo a ayudar a Catalina, y lo hace también Anita, a la que Catalina ayuda con más paciencia y cariño que a Marina, aunque sigue negándose a hacer pan de limón.

Úrsula le pregunta por qué Lola dejó de trabajar en la casa de los padres de las chicas, y dice que a la madre de las chicas no le caía bien Lola.

Deciden intentar ellas, con la receta de la abuela, hacer el pan de limón, ayudadas por Úrsula, pues Catalina se niega, y, aunque está bueno, le falta el toque de Lola.

Marina acompaña a Anna a la sesión de quimio y van de nuevo a la cala con el barco.

Allí fuman marihuana para aliviar los efectos de la quimio.

Anna anima a Marina a que se vaya a África, aunque ella dice que las próximas sesiones serán más duras y no quiere dejarla sola, aunque ella dice que tiene a su hija y a Úrsula que se ofreció a ayudarla y quiere conocer a su sobrina.

Regresa en efecto a África, siendo recibida con cariño por todos los cooperantes excepto Mathias, que, aunque llegó el día anterior de una misión, se volvió a marchar pese a que sabía que llegaba ella.

Va a ver a un abogado mientras da el biberón a Adina.

Todo parece arreglado excepto el hecho de que no esté casada, por lo que le buscaron ya un candidato a ser su marido por 8.000 euros, un chico que está dispuesto a casarse con ella, pues quiere estudiar en España con ese dinero, aunque, para acelerar el proceso tendrá que pagar 3.000 euros más.

Anita y su madre hacen un inventario de los muebles de la casa y se llevan algunas cosas a Valldemossa.

Anna habla con Armando y le dice que quiere que Anita se quede con su hermana, y le advierte que si se empeña en retenerla solo conseguirá que le odie, diciendo él que acepta si es eso lo que ella quiere.

Úrsula acompaña a Anna a su sesión de quimio, y luego, en la panadería siguen intentando hacer el pan de limón.

Anna comienza a notar que se le empieza a caer el pelo, y pide a Anita se lo rape, aunque antes de hacerlo, su hija comienza a raparse el suyo propio.

Hablan con Marina por videoconferencia, viendo esta a madre e hija rapadas, mientras Anna alivia sus dolores con la marihuana.

Anita le dice que en el próximo viaje la acompañará, pues quiere ser cooperante, como ella, y Marina les cuenta que Mathias está organizando un campamento de refugiados en la frontera.

Pero mientras habla con ellas llega el aludido.

Este le pregunta por qué no estaba en su habitación, diciendo ella que tuvo que alquilar una casa para poder adoptar y le cuenta también que se va a casar ese sábado, diciendo él que lo sabe, y le pregunta si está invitado, a lo que le responde que no.

Ella le dice que no puede obligarle a ser padre, aunque Mathias le indica que debe pedirle que se case con ella, aunque cuando lo hace, le dice que no.

Le aclara luego que no así, sino a lo grande. Le pide que llame a su hermana, y con el portátil abierto van a la sala de los cooperantes, donde están todos.

Le hace pedir allí, delante de todo el mundo, matrimonio. La obliga incluso a subir a la mesa para que todos la escuchen y vean bien, pues quiere una gran puesta en escena.

Ella se arrodilla en la mesa y le pregunta si quiere casarse con ella, simulando sacar un anillo de una caja inexistente y le dice luego que le quiere, lo que repite en voz alta, ante el aplauso de todos.

Anna llora emocionada.

Anita abre un baúl que tenían en el trastero del abuelo, y ve que estaba lleno de fotografías que ve con su madre, pudiendo ver que en ellas salen las dos hermanas.

Comenta Anna que, desde jóvenes, todos les decían que eran muy diferentes pese a ser hermanas y recuerda que su madre tiró todas las fotos que encontraba y no sabe cómo se salvaron esas.

Encuentra otra caja cerrada y la abre, observando que tiene fotos de otra mujer.

Marina logra la adopción de la pequeña y Mathias le pide tiempo para poder seguir trabajando y que se acostumbre a Adina.

Entretanto, a Anna le informan que la quimio no está respondiendo como esperaban y le piden que se quede internada para aliviar los problemas, aunque no podrán curarla.

Ella pide a Úrsula, que la acompaña y acuerdan no decírselo a nadie.

Cuando llega Marina con la niña, se emociona al verla, y brindan por la pequeña, acompañándolas Catalina y Úrsula.

Anna le dice a su hija que es el momento.

Saca las fotos que encontró en el cajón y se la muestra a Marina, y entre ellas ven una foto de Anna, de niña, con Lola, cuando trabajaba en su casa.

Le pregunta a Catalina a quién se parece, dándose cuenta al ver las fotos de cuando eran jóvenes, que Lola y Marina son idénticas, reconociendo Catalina que juró que nunca hablaría.

Ahora descubierto todo, les cuenta que Lola tenía 14 años cuando llegó a su casa para cuidar de Anna.

La abuela se encariñó con ella y le enseñó a leer-

El abuelo le sacaba muchas fotos y acabaron enamorándose y finalmente Lola se quedó embarazada con 17 años y la abuela la convenció de que era el padre el que tenía que encargarse de ella.

Sus padres se fueron a Madrid durante varios años y dijo que la madre se había quedado allí embarazada.

Marina pregunta si Lola volvió a verla alguna vez, explicándole Catalina que cada año, el día de su cumpleaños, preparaba el pan de limón con semilla de amapolas y se lo daba a sus clientes y luego se sentaba en la parada de autobús para verla pasear con su padre, que la sacaba a pasear, y se quedaba allí sentada hasta que regresaban.

Dice que pensaba que hizo lo correcto.

Su madre, la otra, la expulsó de su familia e hizo creer a todos que creaba problemas entre los padres.

Lola lloró mucho y siempre estuvo enamorada de su padre ni dejó de pensar en ella.

Marina lamenta que su padre la sacrificase para evitar que explotase con su madre.

Anna le pide que olvide el rencor y que sea fuerte para cuidar de du hija y le cuenta luego al oído lo que diagnosticaron.

Marina vuelve a bajar al horno por la noche para ayudar a Catalina, y esta le entrega unas fotos que hizo el fotógrafo.

Le cuenta que Lola y su padre siguieron viéndose. Pasaban los jueves por la tarde en casa de Lola, que nunca perdió la ilusión por recuperarla, y ahora lo ha logrado.

Dice que la incineraron y esparcieron sus cenizas por una pradera donde ella recogía las amapolas para el pan de limón.

Catalina amasa el pan de limón, pero es Marina la que echa las semillas de amapola, y ahora sí les recuerda a todos el pan de Lola.

Anna se encuentra cada vez peor y Marina le pide perdón por haber sido tan orgullosa.

Anna debe contar ya a Anita que llegó el final y quiere irse ya, pese al dolor que causa en su hija.

Salen todas juntas hacia el barco del padre, acompañándolas Catalina y Úrsula, y se despiden de ella en la orilla.

Le pide a su hija que no dependa de nadie y que no desperdicie su vida.

Tras la despedida, parten las dos hermanas en la barca, dejando atrás a Anita, Úrsula y Catalina con Adina, y van juntas las dos a su cala favorita.

Allí se abrazan y se besan, y Marina la coge en sus brazos para esperar el final.

Calificación: 2