Nubes pasajeras
Kauas pilvet karkaavat (1996) * Finlandia / Alemania / Francia
Duración: 96 min.
Música: Shelley Fisher
Fotografía: Timo Salminen
Guion y Dirección: Aki Kaurismäki
Intérpretes: Kati Outinen (Ilona Koponen), Kari Väänänen (Lauri Koponen), Elina Salo (Rouva Sjöholm), Sakari Kuosmanen (Melartin), Markku Peltola (Lajunen), Matti Onnismaa (Forsström), Shelley Fisher (Pianista).
Ilona Koponen trabaja como maître del restaurante Dubrovnik, donde además de comida, hay actuaciones en directo.
Un camarero llama a Ilona porque Lajunen, el cocinero se puso violento por la bebida.
Melartin, el portero, que es el más corpulento de los empleados trata de reducirlo, pues lleva un cuchillo en la mano, pero le hace un corte en la mano, debiendo ser Ilona quien se dirija a él, y tras darle una bofetada le quita el cuchillo, tras lo que envía a Melartin al hospital para que le pongan puntos y lo examinen.
Por la noche, cuando cierra el restaurante sube al último tranvía, besando, al subir a su conductor, que es Lauri, su marido.
Después de dejarlo en la terminal regresan juntos en el coche a su casa.
Una noche, él le tapa los ojos y la lleva hasta el sofá, viendo Ilona, cuando los abre, que la sorpresa es que compró una televisión nueva con mando a distancia, por lo que, le dice, ya no tendrán que levantarse, y con doce canales y en color, contándole que la compró a plazos, recordando ella que todavía no terminaron de pagar la librería y el sofá, diciendo él que son solo cuatro años, aunque ella llega tan cansada que solo desea irse a dormir y no tiene ganas de ver la televisión.
Cuando Lauri llega al trabajo ve a sus compañeros reunidos, explicándole estos que va a haber despidos.
Les reúne el encargado para decirles que se va a reorganizar la compañía y se reducirán algunas líneas, por lo que tendrán que prescindir de cuatro empleados, echando a suertes los despidos, con una baraja.
En el restaurante, Lajunen va a ver a Melartin, que le cuenta que le dieron tres puntos, preguntándole el cocinero cuánto le costó, tras lo que le paga los gastos del médico y del taxi, ofreciéndole tras ello un cigarrillo, yendo Ilona a decirle que le quiere ver el gerente. Que no le van a echar, pero es la última advertencia.
Una noche Ilona y Lauri van al cine, saliendo Lauri muy enfadado, exigiendo a la taquillera que les devuelva el dinero, pues la película es muy mala, recordándole la taquillera que no pagaron, diciéndole Ilona a la taquillera, tratando de quitarle importancia, que la llamará al día siguiente.
Regaña luego a Lauri y le dice que la taquillera no tiene la culpa y le recuerda que es su hermana.
Van luego a un restaurante, y, al ver su actitud, ella le pregunta qué le pasa, pues es la primera noche que libran en mucho tiempo y él está de mal humor, confesándole entonces que no es su noche libre, que le despidieron un mes antes y que ese era su último día, pero no se lo dijo porque las noticias malas no corren prisa.
Le dice que no sabe qué hará ahora, pero que no pedirá el subsidio de desempleo pues no quiere limosnas, y le asegura que conseguirá otro trabajo, pues tiene contactos y le dice que no necesita compasión.
Cuando al día siguiente Lauri se arregla para ir a buscar trabajo, Ilona le desea suerte, diciéndole él que un profesional no la necesita, animándolo ella diciéndole que es aún joven, pues no tiene ni 50 años.
Pero no regresa hasta la noche, cuando ella está ya en la cama, y, cuando escucha la puerta y abre, lo encuentra tumbado en la alfombra, borracho.
Al día siguiente le deja en casa mientras ella va a trabajar.
Cuando llega al restaurante ve a un grupo de hombres en la puerta, que entran mientras están preparando aún las cosas, y, aunque les dice que aún no abrieron, ellos le indican que tienen una cita concertada con la gerente.
Cuando se marchan, esta, la señora Sjöholm le cuenta que tenía un préstamo y cuando el banco cambió de dueño le exigieron devolverlo, y ella les dijo que no podría pagar, y, de hecho, el nuevo director no quiso recibirla, y, después, la cadena les ofreció quedarse con el restaurante a cambio de la cantidad que debía del préstamo, más los intereses, y lo conocían porque el nuevo banquero era parte de la dirección de la cadena, aconsejándole su hermano, abogado, vender, pues en una subasta no le darían ni siquiera eso.
Lamenta no haberlo modernizado después de 38 años funcionando, diciéndole Ilona que sus clientes van envejeciendo y ya no son capaces de beber tanto.
La señora Sjöholm le pide que reúna a los empleados al día siguiente.
Lauri se despierta y ve que Ilona no está en la cama. La encuentra en el sofá, todavía con el abrigo puesto, y le dice que no podía dormir.
Cuando poco después se duerme en el propio sofá, Lauri la tapa con el abrigo.
Al día siguiente Rouva Sjöholm habla con todos sus empleados y les dice que ese será el último día y que la cadena llevará sus propios empleados, por lo que, tras desearles suerte, les da las gracias por esos años.
Para el servicio de esa noche, que
Esa noche dan su último servicio y consiguen que sus fieles clientes, muchos ya muy mayores, llenen el local, llevándoles muchos de ellos flores.
A Rouva se le saltan las lágrimas viendo bailar a sus clientes mientras la orquesta canta una canción de despedidas, de sueños no cumplidos y de la juventud.
Se despide luego de Ilona, que se queda para cerrar y que brinda por última vez con sus compañeros.
Ilona comienza a buscar empleo, yendo a un afamado restaurante donde el dueño de este le dice que el 40% de los empleados de la restauración están en desempleo porque nadie cena fuera y solo compran perritos calientes, diciéndole ella que comenzó fregando platos, y puede volver a ser camarera, aunque el hombre le dice que tiene su plantilla completa y que ella es ya mayor para ser camarera, diciendo ella que solo tiene 38 años, diciéndole él, viendo que además fuma, que vaya a la oficina de empleo, pues el Dubrovnik no es buena referencia, diciendo ella que era el restaurante más lujoso de la ciudad, diciendo él que lo fue después de la guerra.
Visita más bares y restaurantes, pero en todos recibe la misma respuesta, por lo que acude a la oficina de empleo con Lauri, pero no tienen trabajo para ellos.
A la salida, Lauri la envía a casa y él va a una estación de autobuses, regresando más tarde a casa con flores, y ve que llevó además chuletas para comer, contándole que encontró trabajo como conductor de unos autobuses que realizan viajes turísticos a San Petersburgo, y, aunque es muy lejos le pagarán mejor, teniendo ya al día siguiente el examen médico, que, le asegura, es un mero trámite.
Al día siguiente Ilona le plancha el traje y le entrega el almuerzo, pese a que Lauri le cuenta que comerán en el camino, con los turistas.
Ella lo observa desde la ventana cuando se marcha, deteniéndose luego frente a la foto de un niño junto a la que colocó una vela, asomando las lágrimas a los ojos.
Poco después escucha la puerta, viendo que Lauri regresó, contándole que no pasó el examen médico, pues está casi sordo de un oído, y además le quitaron el carnet de conducir, dejándose caer desesperado.
Por la noche, de regreso a su casa, Ilona pasa frente a un restaurante, del que sale Melartin, el portero del Dubrovnik totalmente borracho y que le pide dinero, pues ha bebido demasiado y no tiene siquiera dinero para pagar.
Le cuenta que ya no necesitan porteros y que solo le echan de menos los acreedores, pidiéndose una botella entera para los dos.
Cuando llega a casa, vomita, debiendo ayudarla su marido a llegar a la cama.
Al día siguiente ve cómo Lauri rompe las facturas que llegaron, diciéndole Ilona que sin esos papeles no podrá cobrar el paro, diciendo él que no lo quiere, y le pregunta ella quién pagará el alquiler y las facturas, diciendo que venderá el coche.
Ilona lee los anuncios del periódico para tratar de conseguir empleo, yendo hasta una oficina de colocación que se anunciaba en estos, aunque tampoco allí tienen ya trabajo, pues las peticiones de camareros se cubrieron a primera hora y solo les queda un puesto para fregar platos en un restaurante, diciendo ella que está interesada en cualquier cosa, Aunque entonces el hombre le pide 500 marcos por los papeles, debiendo ir al banco para retirar todo su dinero.
Va hasta el restaurante, que ni siquiera tiene nombre, diciéndole el propietario que se equivocaron, que no necesita un friegaplatos, sino un cocinero que además atienda, pues antes lo llevaba todo su mujer, hasta que se separaron.
El hombre piensa que debieron echarla del trabajo por beber, ya que ella le cuenta que se graduó en la escuela de hostelería, pese a lo cual la contrata ofreciéndole 40 marcos por hora y empezará al día siguiente.
Ella le da sus datos para la nómina, que él guarda en un cajón.
En casa, le cuenta a su marido que parece más una cervecería que un restaurante, y que ella es la cocinera, pero trabaja también en el comedor, aunque en realidad no hay comedor, pues es un agujero piojoso que ni siquiera tiene nombre, aunque ella tiene ideas para mejorar su nivel.
En el local, ella simula que tienen cocinera, y que habla con ella, pero lo hace todo.
Un día, entra en el bar Lajunen, el cocinero del Dubrovnik a tomar una cerveza.
Le cuenta que después del Dubrovnik pensó en irse de vacaciones con la última paga y luego buscar trabajo, pero luego ni se molestó en intentarlo, proponiéndole ella prepararle algo de comer, diciendo él que no podría digerirlo y que debido al alcohol, sus manos no pueden hacer ni un batido, por lo que no piensa hacer nada, y se marcha enseguida, diciendo que se irá de viaje hasta donde le lleve el vodka.
Cuando llega el dueño, Forsström, coge todo el dinero de la caja y se va, diciendo ella que necesita el dinero para cuando llegue la cerveza por la mañana, diciendo él que no le pidió que le llevara la contabilidad.
Acude a llevar flores al cementerio donde está su hijo.
Una noche llega un coche a la puerta y Forsström se va corriendo, advirtiendo antes a Ilona de que debe decir que no sabe nada, ni siquiera dónde vive, o la matará, viendo ella que se trata de una inspección de Hacienda.
Ilona les dice que trabaja allí desde seis semanas atrás, preguntándole el hombre si no paga impuestas, diciendo ella que le dio sus datos al dueño para el contrato, aunque luego ve que el papel que le entregó sigue en el cajón, como el primer día, diciéndole los inspectores que, como no hay ningún rastro de contabilidad no pueden saber desde cuándo trabaja allí.
Lauri va a ver a Forsström a su casa, y ve que está jugando a las cartas con dos amigos, y le dice, va a buscar la paga de su mujer, pues deja el trabajo, diciéndole el jefe que tiene que cerrar de todos modos.
Forsström le pregunta cuánto le debe, mostrándole Lauri un papel con las cuentas, diciéndole Forsström que se lo enviará, aunque Lauri dice que se lo llevará ya.
Entre Forsström y sus dos compañeros de juego lo golpean duramente y se lo llevan luego en el coche, proponiendo uno de ellos lanzarlo al mar, tras lo que ríen, llevándolo hasta el muelle, donde lo sacan del coche, y tras alguna patada más, lo dejan allí tirado.
Cuando se recupera, llama a Ilona desde una cabina y le dice que no puede ir a casa hasta dentro de una semana, pues va a viajar porque le ofrecieron un trabajo, diciendo ella que no le esperará.
Todavía ensangrentado, va a un hostal.
Cuando consigue recuperarse, le dice al dueño del hostal que pronto le pagará, pues va a cancelar su seguro de vida.
Ve que tiene los zapatos rotos y pide cinta aislante para pegarlos.
Regresa a su casa con un ramo de rosas, pero en vez de a Ilona encuentra a dos hombres que se llevan la televisión, el sofá y un sillón por falta de pago.
Va luego hasta el cine y pregunta a su hermana si sabe algo, pero ella, antes de contestarle le pregunta dónde estuvo y lo llama sinvergüenza, contándole tras ello que está en su casa, pero no cree que le perdone.
Ilona va a ver a Melartin, que trabaja en una zapatería y le lleva los zapatos de Lauri, que están tan destrozados que ya ni puede salir de casa, lo que, por otra parte, dice, es una suerte.
Melartin le dice que no pueden seguir así, ella sin trabajo y él simulando entender algo de zapatos. Que deben volver al negocio de los restaurantes, aunque ella le dice que para eso se necesita dinero, sugiriéndole pedir un préstamo al banco, lo que ella dice harán para crear un restaurante bueno.
Comienza a hacer números y le dice a Lauri que es posible. Que necesitan 143.000 marcos, empleando a 8 personas y comprando algunos muebles de segunda mano.
En el banco le dicen que parece un buen plan, pero no tiene capital propio, diciéndole ella que tiene el 20%, mostrándole los 8.000 marcos que consiguieron por la venta del coche, y le dice que su cuñada venderá su piso y se irá con ellos.
Pero el director le dice que los bancos no asumen riesgos, y necesitaría un aval, diciendo ella que no tienen propiedades inmobiliarias, pero que le avala Melartin, que tiene un trabajo, haciendo que pase este, que va muy bien trajeado, aunque no lo obtienen.
Él le propone probar con otro banco, diciéndole ella que no merece la pena, pues allí al menos era cliente, y le da las gracias a su amigo por intentarlo.
No ocurriéndoseles ya ningún otro modo de conseguir dinero, Lauri decide probar a jugarse el dinero del coche en el casino.
Cuando sale, encuentra a Ilona, que lo esperaba fuera, dormida, contándole él que lo perdió todo.
Unos días más tarde ella le cuenta a Lauri que les van a echar de la casa, pues van a arreglarla para venderla.
Ilona trata de encontrar trabajo en una peluquería, pues dice, hizo un curso en el pasado, diciéndole la peluquera que la tendrá una semana a prueba.
Pero llega entonces la señora Sjöholm, que la invita a tomar unos cócteles en un bar.
Le cuenta que cuando cerraron el Dubrovnik pensó que aquello era el final y se sentó a esperar e hizo testamento, pero una semana después estaba aburrida, pues morir no era tan fácil para una persona sana, y empezó a salir otra vez e incluso se fue a bailar.
Le propone poner ella el capital y que se lo devuelva en unos años, pues necesita acción para no aburrirse, aunque Ilona le dice que si fracasa perderá su dinero, diciendo ella que no será así, que sabe que incluso sacará beneficios.
Lauri y Melartin van en un coche casi de desguace a los suburbios, donde encuentran a Lajunen entre mendigos y lo llevan a un centro de rehabilitación para alcohólicos.
Entretanto comienzan a rehabilitar un local. Poniéndole de nombre Työ (Trabajo).
Algún tiempo después, ya recuperado, Lajunen, le esperan a la salido del centro nuevamente Lauri y Melartin.
Empieza a preparar los menús con Ilona, que le dice que también quiere un menú sencillo con raciones abundantes, pues hay varios obreros que trabajan por el barrio.
La señora Sjöholm, ve satisfecha los resultados y les lleva las cortinas del Dubrovnik.
Tras ello comienzan a anunciarse y Melartin sale con unos carteles por el barrio.
Todo el equipo espera con nervios, aunque no parece que se anime nadie pasando la hora de la comida.
Finalmente, un hombre se anima, al ver el menú, y entra luego otro amigo de él.
Más tarde, los obreros del camión de la basura entran también, y poco a poco, el comedor se va llenando.
Lauri, que atiende el teléfono recibe una petición para esa noche para 30 personas de la Asociación de Lucha Libre.
Ilona fuma tras ello un cigarrillo y sale Lauri con el perro y juntos miran con esperanza hacia el cielo y hacia las nubes que parece que pasaron.