
Nina
España (2024) *
Género: Drama
Duración: 105 min.
Música:Zeltia Montes
Fotografía: Juli Carné Martorell
Guion: Andrea Jaurrieta (Obra: José Ramón Fernández)
Dirección: Andrea Jaurrieta
Intérpretes: Patricia López Arnaiz (Nina), Darío Grandinetti (Pedro Trigueros), Aina Picarolo (Nina joven), Iñigo Aranburu (Blas), Mar Sodupe (Irene), Ramón Agirre (Esteban), Silvia de Pé (Nuria), Daniel Vitallé (Gabi joven), Sara Ramos (María joven), Eneko Gutiérrez (Blas joven / Braulio).
Tras apurar un cigarrillo, Nina camina con decisión bajo una persistente lluvia, cargando con una bolsa, hasta una cancela cerrada.
Bordea la valla y observa desde lejos el interior de la casa, en que hay varias personas.
Abre su bolsa y saca una escopeta y la monta.
Sigue caminando y se resbala por la lluvia y cae en el barro.
Cuando se levanta apunta hacia la terraza, donde charla una pareja, aunque comienza a temblar.
Cuando llega empapada al hotel, el recepcionista le coloca una toalla sobre los hombros y le pregunta si quiere una habitación y si se encuentra bien y le pregunta si le apetece algo caliente, aunque no responde.
Le pide el DNI y le dice que suba a la habitación y se dé una ducha mientras él rellena sus datos.
Mientras lo hace, llega al hotel otro hombre, Blas, que pregunta al recepcionista si está seguro de que es ella y se pregunta por qué habrá vuelto.
En el baño, tras lavarse, toma unas pastillas y se acuesta, aunque se despierta una especie de voz lejana que grita su nombre, aunque desde el balcón no ve a nadie.
Cuando baja, es Blas quien está en recepción y la lleva al comedor para que coma la tortilla que le prepararon, y tras preguntarle si es Nina, le dice que él es Blas.
Le pregunta si es el dueño del hotel, pero le dice que solo lleva las cuentas y hace algunas noches.
Le cuenta que se casó con María y tienen un hijo, Braulio, de 16 años.
Ella le cuenta que está en Madrid y le va bien.
Blas le cuenta que no hace mucho vio una película que estaban poniendo en televisión y le pregunta por qué ha vuelto, diciendo que quería visitar la tumba de su padre, pero que se irá en el primer autobús.
Blas recibe una llamada y le dice que tiene que salir a buscar a su hijo que tiene un problema y su madre no coge el móvil y pregunta a Nina si le quiere acompañar, diciendo ella que está cansada.
Él le pide que no se vaya sin despedirse otra vez.
Finalmente Nina lo acompaña y recorren las calles del pueblo tras la lluvia.
Le pregunta quién vive en su casa, diciendo él que no lo sabe.
Llegan a las puertas del antiguo cine Lupe, un lugar donde se está produciendo una pelea entre muchachos en que debe intermediar.
Viene al llegar allí a la cabeza de Nina el recuerdo de cuando era joven y estaba ella allí con sus amigos y ponían "Johnny Guitar".
De regreso al hotel se detiene mirando una casa. Blas le cuenta que Gabi también regresó un par de años atrás y se quedó en la casa grande.
Nuria, una amiga, la hija del dueño del hotel, al ver a Blas le pide que suba para darle algo, aunque ella prefiere no subir, recordando que Nuria es muy pesada.
Pero al ver las luces de un coche que sale de la casa grande, finalmente entra en el bar, pareciendo Nuria contenta de volver a verla.
Pero mira nerviosa, cada vez que se abre la puerta.
En el bar la orquesta da paso a un antiguo vecino del pueblo, el escritor Pedro Trigueros, que ha regresado al pueblo para dar el pregón de las fiestas al día siguiente.
Mientras él entra ella se escabulle y se marcha nerviosa.
Vienen a su cabeza flashes del pasado, la imagen de un hombre maduro al que ella, una adolescente, podía ver desde el tiovivo donde la besó Gabi
Se sienta con Blas en el tiovivo que hay ahora en el mismo lugar mientras suenan los fuegos artificiales y le dice a Blas que se quedará un día más.
Recuerda ir a casa de Gaby con otra amiga, María.
Gabi había escrito una obra que ellas iban a representar sobre la fugacidad de la vida.
Llega la madre del muchacho con su novio, el hombre que la observaba en el tiovivo.
El hombre, Pedro Trigueros, es escritor. Les cuenta que ha viajado mucho por trabajo y escribe libros de aventuras e historias del tipo de Memorias de África, aunque cree que a ellas les parecerían aburridas.
Nina se lleva uno de sus libros antes de marcharse.
Ensaya luego, ya en su casa, frente al espejo una conversación en que le preguntan por sus cosas favoritas para parecer interesante.
Mientras ve desde la ventana del hotel cómo ensayan la procesión del día siguiente recuerda aquel primer libro.
Recuerda que lo vio otro día y le entregó otro de los libros que dice que le dedicó y que le interesa su opinión.
Se despierta en la cama del hotel sangrando por la vagina.
Pide a Blas que la lleve hasta el pueblo, aunque dice que no cree que vaya al pregón, debiendo ir en el remolque, pues lleva la cabina llena de cosas para su hijo.
Recuerda por el camino cuando lo hizo de noche en el coche con Pedro.
Al llegar frente al camino del faro ella decide bajarse y no esperar a que Blas haga el encargo de su hijo, acercándose andando al pueblo, aunque la farmacia está cerrada y no puede comprar compresas.
Mientras se toma una copa en el bar recuerda que estuvo allí con Pedro. Le contó entonces que su padre es pescador y su madre se suicidó cuando era pequeña.
Él le dice que tiene dos hijos de su anterior mujer.
Ella le dice luego que le gustó mucho el primer libro y que están bien escritos y te hacen viajar por esos países, aunque a veces son un poco predecibles.
Le pregunta en qué país será el próximo, proponiendo ella Islandia, aunque él dice que cree que será en la antigua Unión Soviética.
Como van a hacer la obra de Gabi, él le augura que será una actriz famosa y le promete que si algún día va con él a Madrid le presentara a Maribel Verdú, su actriz preferida.
Pedro le pregunta luego si conoce la leyenda de la fiesta de la virgen, contándole que es una talla que llevaban un barco que iba camino de América y como no podían salir de la bahía debido a una fuerte tormenta, decidieron bajar a tierra para pedir ayuda. La gente les dio cobijo y comida y gracias a eso se salvaron y los marineros les dejaron lo único de valor que tenían en el barco, la imagen de la virgen, y en ese momento las aguas se calmaron y pudieron seguir su viaje hacia América.
Él le dice que un día pueden ir al faro para que vea desde allí la historia que le contó.
De pronto vuelve a escuchar la voz de Pedro, pero en la actualidad, pues entra allí para comer, debiendo ella colocarse de espaldas para que no la reconozca.
Lo observa luego, a la salida, escondida tras el tiovivo y lo sigue luego por las calles del pueblo, preparadas para las fiestas.
Recuerda que un día, al salir del cine Lupe, él la esperaba fuera y lo siguió entonces, como lo persigue ahora, hasta la plaza mayor, donde saluda a varias personas.
Lo sigue de nuevo, al revés que entonces, cuando era él quien iba tras ella, que le hacía algunos signos con las manos.
La persecución de entonces terminó cuando él llegó a la playa, donde le esperaba la madre de Gabi.
La de ahora termina en la casa grande, donde él se encuentra con María, viendo cómo saluda a sus nietos una vez dentro, y, al ver cómo sienta a la niña en sus rodillas, vomita.
Comienza a montar su escopeta cuando la sorprende Esteban, el recepcionista del hotel y debe volver a guardarla, preguntándole el hombre qué hace allí.
Recuerda que el día anterior le costó reconocerla y que era amigo de su padre y le pregunta a qué ha vuelto, pues ha pasado media vida ya y es mejor que lo deje estar.
Vuelve a recordar la noche en que Pedro la llevó hasta el faro.
Mientras se marcha, con el arma en brazos, comienza a correr sangre por su pierna y cae en medio del campo sin sentido.
A su mente vienen de nuevo recuerdos del pasado.
Había ido a la piscina de su amigo, y tal como estaba, en bañador entró en la casa hasta el lugar donde Pedro trabajaba, sorprendiéndola este, que le pregunta si le buscaba.
También entonces empezó a correr sangre por su pierna.
Cuando despierta, ve que está en una casa de campo, donde un hombre le dice que la encontraron los perros.
Les da las gracias por recogerla a los hombres que están cazando.
Con ellos hay una adolescente, Nerea, que le dice que su padre le contó que era del pueblo y le pregunta si lo que le pasa es la menopausia, diciendo ella que no.
La chica le pregunta también si se intentó suicidar.
El padre de la chica le pregunta el hombre si la escopeta es suya, diciendo ella que no, que se la dejaron para preparar un papel, pero que no sabe disparar, proponiéndole Nerea enseñarla.
La chica le cuenta que la noche anterior los furtivos mataron accidentalmente a un hombre, pero como no podían decirlo lo abandonaron y lanzaron el arma al mar, aunque su padre le dice que es una tontería.
Va con Nerea al bosque para enseñarla a disparar.
Mientras camina tras de ella recuerda cómo él le permitió leer una página de su nueva novela, y luego le puso un disco y la hizo levantarse para bailar con ella, que aprovecha el momento para abrazarlo y le cuenta que tiene casi 16 años y le pregunta si es cierto que la va a llevar a Madrid, pues admira a Maribel Verdú y sueña con que se la presente.
Le confiesa que dijo a sus amigos que su padre no la dejaba ir, para quedarse con él, que le pide que abra la boda y mete su dedo en ella.
Mientras camina por la carretera de regreso, llega Blas y la recoge.
La lleva hasta una farmacia, y le prepara un bocadillo. viendo ella que está la bolsa abierta y se ve el arma, aunque él no dice nada.
Nina va luego hasta la playa, donde se desnuda y se quita, dejando a la vista una cicatriz como de una cesárea que se cubre con vendas.
Recuerda el día que la llevó al faro. La besó y se bajó juego el pantalón y le mostró su pene, preguntándole si hacía eso con Gaby, diciendo ella que tanto no, guiando él su mano hasta el pene e indicándole cómo masturbarlo suavemente, aunque luego le pide que lo haga con su boca.
Le pide luego que saque la lengua y la besa y comienza a tocarla él.
Despierta en la playa y recuerda que al día siguiente, cuando regresó a casa, su padre la abofeteó.
Cuando llega al hotel pregunta a Esteba si su padre también lo sabía, diciendo el hombre que sabe que lo pasó mal y que le hubiera gustado que hubiera ido a despedirse.
Tras arreglarse y pintarse sale de nuevo hacia el pueblo.
En el puerto le pregunta a Blas si él también lo sabía y que por qué no le ha dicho nada.
Le dice que en los pueblos las cosas se saben y que nadie hizo nada porque eran otros tiempos y eran unos críos.
Ella recuerda que era también una cría y nadie la protegió.
Él le dice que no quería recordárselo y le pide perdón, y le dice que nadie sabe en realidad qué pasó, y por qué se fue. Que nadie quiso preguntar y después, se olvidó.
Blas le pregunta por qué está allí y por qué lleva una escopeta en la bolsa.
Ella le pide que le acompañe y van juntos, como el resto de los del pueblo, a la ermita.
Ella recuerda cómo hizo entonces aquel paseo, con sus amigos.
Sacan a la virgen en procesión y va con una banda, como invitado de honor, Pedro.
En aquella procesión de entonces él le hacía los gestos con la mano que ella le hacía cuando la perseguía.
Él repara en ella ahora y la mira.
Recuerda que entonces él se puso a su lado y rozó su mano con la suya.
Ahora ella vuelve a hacerle los gestos con la mano, pero añade otro, como si su mano fuera una pistola y le fuera a disparar.
Subió al faro con Gabi y con sus amigos y él intentó enseñarle a cazar, aunque ella no se atrevió a hacerlo.
Él le desea feliz cumpleaños y trata de besarla, pero ella lo rechaza y lo abraza, aunque luego se besan, aunque él comienza a sentirse incómodo, pues los demás los miran, pidiéndole ella que abra la boca, como le enseñó Pedro, y le mete los dedos, algo que a él le incomoda y no entiende.
Vuelve al faro con Pedro, pero se siente muy incómoda y llora.
Él le dice que la ama con locura y que van a ir a Madrid, donde nadie los mirará y él le pagará los cursos que necesite y le presentará gente y que ella le inspira y le da fuerzas para seguir
Por la noche, en el hotel, Blas le pide que no se vaya, y le dice que va a poner la última canción, en el salón, ahora vacío.
Bailan juntos y ella llora y dice que no se acordaba ya de las cosas buenas.
Lo recuerda a él dejándole su walkman y escuchando la canción con que ahora bailan.
Él le pregunta qué pasó, diciendo ella que se lo contará al día siguiente.
En su habitación guarda de nuevo la escopeta y tira una carta a la basura.
Recuerda cuando se marchó del pueblo en el autobús, llorando, con el libro dedicado por Pedro.
Este se ve sorprendido cuando sale a primera hora de la mañana a fumar a la terraza por Nina, sentada allí con la escopeta, pidiéndole que no se mueva mientras le apunta.
Le pide que le diga por qué, diciendo él que no la forzó a nada y que le explicó todo.
Ella saca de nuevo la carta que recibió entonces y le dice que si quiere se la lea ahora.
Él le dice que no sabía que hacer, pues estaba siendo muy difícil y tenía que acabar, y le asegura que no va a conseguir que se sienta culpable, pues es algo que querían los dos, pues se enamoraron, y le asegura, estaba loco por ella.
Le pregunta cuántos años tiene su nieta.
Se acerca a ella aprovechado que le dio un ataque de tos, aunque ella le pide que se aparte y vuelve a apuntare de nuevo con su arma.
Le muestra tras ello la cicatriz de su tripa.
Le cuenta que tuvo al niño. Que él nunca apareció y ella no abortó, pero el niño nació muerto y ella se quedó estéril.
Dice que las cosas mal hechas acaban mal y ahora ya no hay solución.
Él asegura que no era consciente de su edad. Que era una persona muy madura.
Ella le pide que se arrodille a sus pies y él, en esa posición, le dice que lo siente.
Ella le pide que abra la boca y que confíe en ella, como entonces le dijo él, introduciendo el cañón en su boca, aunque no llega a disparar, viendo al sacar el arma de su boca cómo él comienza a llorar.
Le pregunta si hubo más niñas, esbozando él una sonrisa con la que pide compasión.