Nacido el cuatro de julio
Born on the Fourth of July (1989) * USA
Duración: 145 min.
Música: George Delerue
Fotografía: John Williams
Guion: Oliver Stone, Ron Kovic (Libro Ron Kovic)
Dirección: Oliver Stone
Intérpretes: Tom Cruise (Ron Kovic), Kyra Sedgwick (Donna), Willem Dafoe (Charlie), Raymond J. Barry (Sr. Kovic), Caroline Kava (Señora. Kovic), Jerry Levine (Steve Boyer), Frank Whaley (Timmy), Cordelia Gonzalez (Maria Elena), Ed Lauter (Comandante), Bryan Larkin (Ron niño), Jessica Prunell (Donna niña).
Ron Kovic recuerda su infancia en el bosque de Sally y las voces de sus amigos Billy, Steve, Tommy, Joey y a su mejor amigo Timmy Burns
Convertían el bosque en un campo de batalla mientras soñaban en hacerse hombres jugando a la guerra vestidos como soldados.
Massapequa, Long Island 1956
El 4 de julio entre petardos y desfiles, los veteranos de guerra marchan por las calles, algunos de ellos mutilados.
Ron celebra su cumpleaños en un día de fiesta nacional, regalándole su amiga Donna una gorra de los yanquis que le hace feliz y se besa luego con ella mientras el cielo brilla con los fuegos artificiales.
Años más tarde en 1961, escuchan en su casa el discurso de Kennedy que pide que no piensen en lo que su país puede hacer por ellos, sino en lo que ellos pueden hacer por su país, que les parece muy inspirador.
Ron entrena duramente en varios deportes, apreciando su madre su afán en ser siempre el mejor en todo, aunque también le regaña al ver su despertar sexual, cuando descubre en su cuarto una revista erótica, por lo que le pide que vaya a confesarse.
Participa en el campeonato de lucha libre, animándolo todos, su familia y sus amigos, entre los que está Donna, aunque finalmente pierde.
Algún tiempo después un sargento de artillería de la agrupación de reclutamiento de los marines, les anima en clase a unirse al cuerpo si les gusta intentar alcanzar lo imposible, haciéndoles ver que no han perdido ninguna de las guerras en que participaron.
Ron sale, como otros amigos, convencido de que debe alistarse, y, de hecho, presume luego en la tienda de su padre, donde ve a Donna con sus amigas de que irá a Vietnam.
Ella por su parte le cuenta que la admitieron en Siracusa.
Él le pregunta si va a ir con alguien al baile de graduación, diciéndole que irá con Jett porque le dijeron que él iba a ir con otra chica, ya que, en efecto, había contado eso a sus amigos pese a no ser cierto.
Mientras muchas de las parejas se besan en el baile, Donna parece aburrida con Jett, mientras en su casa Ron prepara el equipaje para ir a Vietnam, mientras su madre le dice que están muy orgullosos de él, diciendo Ron que siempre quiso servir a su país e ir a Vietnam, incluso aunque no vuelva con vida.
Reza luego ante el crucifijo pidiéndole que le ayude a tomar la decisión más adecuada.
Luego, aunque llueve a cántaros, y sin arreglarse, acude al baile, donde llega empapado, plantándose ante Donna, a la que le pregunta si quiere bailar con él, lo que ella acepta de inmediato, besándose mientras bailan Moon River.
Octubre de 1967. Cerca del río Cua Viet, Vietnam
Ron, que es sargento, ve el entusiasmo con el que se incorporan los nuevos reclutas, deseosos de entrar en combate con los "amarillos".
Informados de que los vietcongs se ocultan en una aldea, reciben la orden de acabar con la población, produciéndose una descarga que acaba con sus ocupantes, aunque cuando entran en el poblado observan que eran solo campesinos desarmados, habiendo muchos niños y mujeres entre los muertos y heridos, por lo que piden ayuda sanitaria, aunque reciben la orden de retirarse sin atender a los civiles para que no les sorprendan allí los vietcongs, que, llegan, en efecto, tras ello.
En la locura del momento, y por el miedo a los vietnamitas, Ron ve acercarse a un soldado a contraluz y le dispara, sin darse cuenta de que era Wilson, uno de los novatos.
Apesadumbrado, Kovic va a ver a su superior, que le dice que el enemigo utilizó a los campesinos para cubrirse y atacar luego, y, cuando él le dice que acabó accidentalmente con Wilson, el comandante que él no lo cree, pese a su insistencia.
Enero de 1968
Mientras avanzan, un compañero recibe un disparo, comenzando tras ello un tiroteo en el que Kovic es alcanzado en el pie mientras avanzaba en medio de un fuego cruzado.
Desde un helicóptero les ordenan salir para no acabar encerrados, aunque el propio helicóptero cae, alcanzando a Kovic otra bala, esta en el hombro.
Un soldado carga con él y huye de la zona.
Es evacuado en un helicóptero hasta el hospital de campaña, donde hay tantos heridos que no pueden atender a todos.
Hospital de Veteranos del Bronx. 1968
En un hospital en horribles condiciones sanitarias, donde las ratas conviven con los enfermos, careciendo el lugar de personal suficiente.
Fuera de allí, en Chicago tiene lugar una enorme manifestación contra la guerra, donde queman la bandera de Estados Unidos, quejándose él de que no amen a su país.
Kovic es informado de que su médula está partida y probablemente deberá ir el resto de su vida en silla de ruedas, preguntando si podrá tener hijos, diciéndole que no.
Se esfuerza. no obstante. para tratar de lograr volver a andar.
Su rehabilitador le dice que no entiende que vayan a luchar tan lejos cuando en su propio país están mal, y le habla de lo ocurrido en Detroit y en Netware, asegurándole que Vietnam es una guerra de blancos.
Al hospital llegan regularmente prostitutas para algunos de los convalecientes.
Él se sigue esforzando y comienza a arrastrarse con muletas, dispuesto a salir por su propio pie pese a las informaciones médicas, pero al hacerlo, y debido al sobreesfuerzo acaba rompiéndose otro hueso y le indican que es probable que le tengan que amputar la pierna, lo que le hace caer en la desesperación, quejándose de que no le tratan como un ser humano, deseando conservar su pierna pese a que no le sirva para nada, y grita pidiendo respeto a quienes les atiende, pues les dice que luchó por ellos, aunque el enfermero que le atiende acaba enfadad, y harto, le dice que no le importa Vietnam.
El médico, por su parte le dice que no tienen suficientes fondos para atenderles, pues los están utilizando para la guerra y es difícil que pueda conservar la pierna.
Masapequa. 1969
Ron regresa a su casa en medio de una gran expectación entre sus convecinos, que salen a saludarle, habiendo conseguido conservar finalmente su pierna.
Pide a sus padres que no le ayuden, convencido de que puede manejarse solo con su silla de ruedas, aunque adaptaron el baño y ampliaron alguna puerta.
Visita a su amigo Steve, próspero dueño de una hamburguesería y que espera abrir una cadena a lo largo de Long Island, y le pide que trabaje con él.
Le propone que empiece de cajero para familiarizarse con el negocio hasta llegar a gerente de uno de sus locales, aunque él le recuerda que ya tiene una pensión de 1.700 dólares y no tiene prisa, diciéndole su amigo que eso es una limosna y debe superar lo de la silla de ruedas.
Él le dice que cuando la gente se entera de que regresaste de Vietnam su expresión cambia y te miran de otro modo, aunque su amigo le dice que a la gente le trae sin cuidado la guerra, pues es algo que pasa muy lejos y solo han recibido palos, recordándole a su amigo que mientras ellos luchaban, él estaba en la universidad.
Su amigo le recuerda que medio pueblo murió porque les convencieron de que los comunistas iban a invadir el mundo, y que murieron solo por una sarta de mentiras.
Ron se queja, en su casa, de que no los respetan, pues queman banderas y se manifiestan y ellos sacrificaron sus vidas, enterándose de que su propio hermano Tommy está en contra de la guerra. Cree que hacen mal en estar allí y que es un error, y, aunque su madre le dice que Tommy no sabe nada de esas cosas, pues se dedica a ir por ahí con amigos melenudos que toman drogas, ninguno de los cuales trabaja, Tommy le dice que no quiere que vuelva más gente en su estado, pues él ha servido a la patria, pero, se pregunta, de qué le ha servido.
Ron se siente desconcertado al ver cómo le habla su hermano menor.
Massapequa. 4 de julio de 1969
El día de la fiesta nacional van a recogerle con un descapotable para participar en el desfile desde el que saluda con su elegante uniforme, aunque el sonido de los petardos le inquieta, pudiendo ver además a algunos pacifistas en el recorrido.
Durante el discurso dan el nombre de 6 de los chicos del pueblo que cayeron en la guerra, invitándolo luego a él a decir unas palabras.
Dice que los chicos en Vietnam tienen la moral muy alta y está convencido de que ganarán la guerra y les pide que no sientan compasión por él, aunque de pronto se queda en blanco al escuchar el llanto de un bebé recordando al bebé que dejaron huérfano y abandonado, viendo a su cabeza los sonidos de la guerra.
Al final del acto se le acerca uno de sus viejos amigos, Timmy, que le abraza, sintiéndose emocionado de volver a verlo, pues creía que él también había caído, y, mientras ven en televisión la gran manifestación contra la guerra de Washington, ellos recuerdan a sus amigos y lamentan que no les queda ya ningún amigo vivo.
Timmy le cuenta que a él lo hirieron en Dong Ha, donde pasaron cosas terribles que no quiere recordar, pues disparaban a todo lo que se movía y que, a veces, por la noche, tiene dolores de cabeza muy fuertes y los médicos le tratan como si estuviera loco, consumiendo ahora todo tipo de drogas para pasar el trago del mejor modo.
Ron le dice que en el hospital pensaba que todo tenía sentido y que estaba allí porque había fallado. Que mató a muchas personas y cometió errores terribles y que, a veces, lamenta no haberse quedado en el suelo cuando le hirieron, pues al tratar de actuar como un héroe perdió sus genitales y daría incluso sus ideales por ello.
Viaja en tren hasta Siracusa para visitar a Donna.
Recuerdan las cartas que le escribió desde Vietnam y en las que le decía todas las cosas que no se había atrevido a decirle en persona.
Ella le dice que hubiera querido ir a verlo para ayudarle, pero se quedó paralizada.
Ahora, le explica, está en el comité organizador de una asamblea por las muertes de la universidad de Kent State, donde la guardia nacional disparó contra quienes se manifestaban contra la extensión de la guerra a Camboya, y recuerda también la matanza de My Lai de civiles desarmados, y piensa en todos los chicos que cayeron sacrificando sus cuerpos y sus mentes, y que cree que esa guerra es un gran error.
Acude con ella, viendo a los estudiantes que acuden a la asamblea, diciéndole Donna que podría ayudarles mucho si tiene sentimientos antibelicistas, pues podría contar a la gente lo que está pasando en Vietnam.
Él recuerda la noche en que bailó con ella, y en la que, como si presintiese algo, juró que volvería y que la amaría eternamente.
Al día siguiente hay una enorme manifestación, y Ron la acompaña, viendo cómo la policía que les advierte que la asamblea es ilegal y le pide que se dispersen.
En el acto queman un muñeco que representa a Nixon, y un joven negro, que consiguió en la guerra el Corazón Púrpura y la Estrella de Bronce se las arranca y las lanza.
La policía inicia la carga y todos deben salir corriendo, viendo cómo se llevan a Donna y golpean a muchos de los manifestantes.
Algún tiempo después, borracho, juega al billar con Timmy, que ve cómo Ron no para de hablar de la guerra y asegura ahora que Vietnam fue un error, cansándose todos de escucharle hablar sin parar de Vietnam.
Otro excombatiente, que también fue marine le pide que aprenda a aceptar que luchó y perdió, que es un marine y debe ser siempre fiel, pues se apuntó y fue voluntario y le recuerda que si los rojos ganan él sería el primero con el que acaben y le dice que no se puede confiar en un traidor, decidiendo marcharse el otro marine tras la pelea para no abusar del paralítico.
Sus amigos deben sacarlo fuera al ver su estado, y lo llevan a su casa, donde su madre le dice que se ha convertido en un alcohólico y le dice que no le quiere en su casa así.
Blasfema y dice que no cree en Dios ya. Que Jesucristo sufrió tres días, pero él tiene que cargar así el resto de su vida y está condenado a vivir porque se creyó todo lo que le decían de que fuera a luchar y a matar, y era todo, una sarta de mentiras.
Su madre trata de evitar que siga gritando pues le está oyendo todo el vecindario y teme que llamen a la policía, diciéndole a su madre que la jodan, abofeteándolo esta.
Él dice que los mandaron a Vietnam para matar comunistas y mataron a mujeres y niños y que en la iglesia los animaron a luchar, pese a que la religión les dice "no matarás".
Su madre le dice que no quiere verlo en esa casa mientras él insiste en que les engañaron y que no existe Dios, que está tan muerto como sus piernas, ni existe la patria, que solo existe su pene muerto, enchufado a un catéter, y que, aunque la iglesia diga que es pecado excitarse tocándose el pene lamenta no poder hacerlo.
Los vecinos se arremolinan en torno a la casa, con su madre avergonzada al escucharle hablar de su pene, aunque finalmente le dice a su madre que lo siente.
Luego, ya en la cama, su padre le dice que quizá necesite un viaje a México, como dice siempre, y le dice que es lo mejor que puede hacer.
Él llora diciendo que nadie podrá quererle.
Villa Dulce, México. 1970
Allí se concentra un importante número de excombatientes de Vietnam, muchos, como él en sillas de ruedas o con otras secuelas, donde beben, juegan o van con prostitutas.
Allí conoce a Charlie, de Chicago, paralítico como él y que asegura que no piensa regresar jamás a su país, pues allí no les hacen ningún caso y las mujeres ni siquiera se dignan a mirarlos y allí la vida es muy simple.
En la cantina se fija en una de las chicas, Maria Elena, que se acerca a él y lo invita a subir con ella.
Se desnuda para él, aunque él se siente incómodo cuando ella insiste en ver su pene, que él le dice es insensible, pese a lo cual ella lo besa y él puede tocar su cuerpo, besando ella también todo su cuerpo haciendo que él acabe llorando.
Vuelve al día siguiente con un regalo. Le compró una joya a Maria Elena, aunque cuando llega la ve con otro cliente.
Vuelve a emborracharse y pasea por las calles llenas de prostitutas, subiendo con otra.
Tiene recurrentes pesadillas con Vietnam y con la muerte accidental de Wilson o de las matanzas de civiles, por lo que intenta escribir a los padres, aunque no lo consigue.
Va con Charlie a Villa Rosa buscando prostitutas, pero Charlie acaba enfadándose cuando una de ellas se ríe de él por no poder acostarse con ella, pidiendo un taxi de vuelta, aunque Charles, todavía muy afectado, se enfada con el taxista porque cree que tiene el taxímetro trucado y les lleva por donde no es, haciendo que el taxista les deje en medio de la carretera cuando quedan pocas horas de sol, en medio de la nada.
Charlie le acusa de no haberse empleado a fondo en la guerra y de que no tuvo que matar a ningún niño y acaban escupiéndose mutuamente y peleando, hasta rodar por la arena.
Una vieja camioneta para, al ver sus sillas tiradas en la carretera y los recoge.
Ron recuerda que antes tenía un pueblo y unos padres con los que podía contar y ahora no sabe qué va a hacer con su vida.
Ron viaja en Autobús hasta Armstrong, Texas y visita la tumba de Billy Wilson y visita luego a los padres, con los que está la viuda y el hijo de Billy.
Estos se muestran orgullosos con su hijo y le cuentan que tuvo un magnífico funeral al que acudió la guardia de honor de los marines y dispararon salvas en su honor, aunque el hombre sigue sin entender por qué existe esa guerra y por qué han tenido que morir tantos jóvenes en un lugar tan remoto, aunque toda su familia ha combatido en todas las guerras del país.
La mujer le dice que no saben qué ocurrió exactamente pues les llegó una carta del Coronel Moore en que les decía que murió en una emboscada y que Billy destacó como un valiente y tuvo una muerte rápida y no sufrió demasiado.
Él les cuenta que él estaba al mando de su pelotón y no tuvo ocasión de conocerlo bien porque acababa de llegar, pero era muy tranquilo.
Les cuenta que había mucha confusión. Que habían matado por error a varios niños y tuvieron que retroceder porque el ejército vietnamita les pisaba los talones y se distribuyeron entre las dunas y disparaban a lo primero que veían y confiesa que cree que fue él quien mató a su hijo por accidente.
La mujer le dice que lo hecho no puede cambiarse y que nunca podrá perdonarlo, aunque puede que Dios lo haga. Su madre le dice que comprenden su dolor y lo que ha pasado.
1972. Miami. Convención Republicana Nacional
Se celebra una manifestación en Miami contra la guerra, aprovechando que se celebra allí la Convención Republicana para la reelección de Nixon, estando entre los manifestantes un grupo de veteranos de la guerra, entre los que está Ron.
Ron y sus compañeros se cuelan en la convención, consiguiendo llamar la atención de algunos periodistas, a los que dice que la guerra es un error y que les mintieron a él y a sus hermanos. Que les engañaron para que viajaran más de 20.000 kilómetros para luchar contra unos pobres campesinos que tienen una orgullosa tradición de resistencia y que luchan por su independencia desde 1.000 años atrás, y, aunque la gente dice que si a uno no le gusta Norteamérica que se vaya a otra parte, ellos sí aman su país, pero no a sus gobernantes, pues están matando a sus hermanos en Vietnam.
Algunos de los asistentes lo llaman traidor y comunista, y, aunque los encargados de seguridad tratan de expulsarlos, consiguen llamar la atención en televisión.
En ella sale Ron quejándose de que la policía les ataque con gases lacrimógenos para acallar la verdad de que acabaron con toda una generación de jóvenes y pide que paren el bombardeo.
Ven cómo entre sus supuestos compañeros lo detienen y acaban lanzándolo al suelo, gritando él que es paralítico, siendo grabado todo por las cámaras y otros compañeros rompen el cordón de seguridad y logran rescatarlo antes de que lo lleven detenido.
Ron pide que traigan a los medios, proponiendo luego volver para tomar el salón de convenciones para llamar la atención.
1976. Nueva York. Convención Demócrata
Ron acude también, aunque en esta ocasión como orador invitado.
Recuerda que cuando de niño su madre le dijo que había tenido un sueño en que hablaba ante una gran multitud y decía grandes cosas, y recuerda su baile con Donna.
Camino del escenario la gente lo anima y le dicen que le admiran, y algunos le piden que les firme su libro.