Mi crimen
Mon crime (2022) * Francia
También conocida como:
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"Ese crimen es mío" (Argentina / Chile)
Duración: 102 min.
Música: Philippe Rombi
Fotografía: Manuel Dacosse
Guion: François Ozon, Philippe Piazzo (Obra: Georges Berr, Louis Verneuil)
Dirección: François Ozon
Intérpretes: Nadia Tereszkiewicz (Madeleine Verdier), Rebecca Marder (Pauline Mauléon), Isabelle Huppert (Odette Chaumette), Édouard Sulpice (André Bonnard), Dany Boon (Palmarède), Fabrice Luchini (Gustave Rabusset), André Dussollier (Sr. Bonnard), Félix Lefebvre (Gilbert Raton), Régis Laspalès (Brun).
Madeleine Verdier sale a toda prisa de una mansión hacia las afueras de París.
Pistole acude a la casa donde vive esta, abriéndole Pauline, que al verlo, vuelve a cerrar diciéndole que estaba desnuda y que Madeleine no está, recordándole el hombre que le deben 3.000 Euros por 5 meses de alquiler.
Ella trata de negociar, pero Pistole le dice que deje sus alegatos para el tribunal y le dice que las desahuciará, diciéndole ella que Madelaine está con Montferrand, el mayor productor de teatro de Lyon, París y Bruselas y la contratará para una obra.
Pistole le hace ver a Pauline que después de un año colegiada, no ha litigado nunca y les da otras 48 horas antes de pedir su desahucio.
Llega entonces Madeleine, enfadada y le dice que no consiguió el papel.
Le cuenta, cuando se va Pistole, que le daba un papel de criada por 10.000 francos al mes y quería verle dos veces a la semana, pero no en el teatro, sino en su picadero, pero se negó, y cuando quiso irse, se le tiró encima, ella se resistió y le mordió, pero eso pareció excitarle. Ella echó a correr y huyó.
Le consuela tener a André, su novio, aunque nunca le ha pedido que se case con ella, lo que, según Pauline, les vendría muy bien, pues podría ayudarles con el alquiler, aunque Madeleine le dice que André no tiene nada pese a ser el hijo del dueño de Neumáticos Bonnard, pues su padre solo le da 2.000 francos y el trabajo le aburre.
Llega este para visitarla y le dice que quiere darle una vida mejor, pero debe 400.000 francos y nadie le presta dinero y su padre solo le da para el hipódromo y no quiere meterla en sus líos ni compartir su vida sin asegurar su bienestar.
Madeleine le pregunta si no se le ha ocurrido nunca trabajar, algo que él ve inconcebible, y le dice que solo ve una salida, el matrimonio. Y le cuenta que se va a casar con Berthe Courteil, que tiene cinco millones de dote y además, si se casa, su padre volverá a aceptarlo, pagará sus deudas, y añade otro millón.
Madeleine se ve sorprendida, preguntándole él qué más le da que se case si a la que quiere es a ella, e incluso le lleva una foto de su novia para tranquilizarla, diciéndole que estará de vuelta en 15 días y comenzarán su nueva vida. Que se mudará a Passy, pues sus suegros tienen un edificio allí y vivirán a cinco minutos y comerán juntos cada día, marchándose tras ello a cenar con los Courteil, aunque le dice que se verán luego, pues necesitará poder olvidar el sacrificio que hace por ella, en sus brazos.
Se cruza en la escalera con Pauline, que le dice a Madeleine, lo vio exultante, contándole ella que es porque se casa con 5 millones y ella será su querida.
Desesperada, coge una pistola dispuesta a dispararse, pero Pauline le dice que hace buen tiempo y ha traído dos bocadillos de jamón y la convence así.
Reciben una nueva visita, pero no es un acreedor, sino el inspector Brun, que le dice que sabe que estuvo en casa de Montferrand en Neully, y poco después este murió de un balazo en la cabeza, diciendo Madeleine que se lo merecía, debiendo aclarar Pauline que lo dice porque le había ofrecido un papel, pero no mantuvo su palabra.
El inspector le indica además que la cartera de la víctima desapareció y no aparecieron los 300.000 francos que cobró esa mañana, por lo que piensan que el robo es el móvil.
Cuando se va, y pese a lo ocurrido, Pauline parece contenta y le dice a Madeleine que ya le dijo que llegarían días mejores, que la citarán como testigo y le pagarán 12 francos al día y se hablará de ella y su nombre aparecerá en todos los periódicos
Eso las anima y salen para ir al cine. Ahora parece segura. Dice que se convertirá en una actriz famosa, y entonces se casará si quiere.
Aprovechando su ausencia, el inspector, tras verlas salir, llama a la portería y le pregunta sobre las señoritas de la sexta planta.
Brun lleva la pistola de Madeleine al instructor, Gustav Rabusset como prueba y le indica que viven en la miseria, lo que sorprende al juez, que la creía comprometida, contando Brun que según la señora Jus, la portera, un tal André Bonnard va a verla de vez en cuando, pero rompieron el mismo día del asesinato.
Además, el mayordomo de Montferrand declaró que él se fue a las 2'20 dejando allí a Madeleine y cuando regresó una hora más tarde lo encontró muerto.
El juez se felicita, pues el asesinato fue el sábado y el martes ya lo tienen resuelto, aunque Trapu, su ayudante no está de acuerdo y cree que puede ser un error judicial.
Cita antes a Fernand Palmarède, para parecer imparcial.
Palmarède compró a Montferrand una villa en Nelly, al borde del Sena de 8 millones y debía pagarle a Montferrand una renta vitalicia de 500.000 francos al año, concluyendo que habría tenido que pagar esa pensión durante muchos años, reconociendo que su muerte es uno de los acontecimientos más felices de su vida y asegura que nadie tenía más interés que él en que Montferrand desapareciera.
Le pregunta por ello el juez dónde estaba el sábado pasado durante el crimen, recordándole que estaba comiendo con él en su casa.
Solventado ese trámite, entre Madeleine, que impresiona a Palmarède por su belleza y le dice que le estará siempre agradecido y le entrega su tarjeta donde se especifica que es arquitecto y maestro de obras.
El juez la interroga, contando ella que conoció a Montferrand en el teatro el jueves anterior y la citó en su casa el sábado a las 2, indicando que es un viejo verde, que se abalanzó sobre ella y ella salió corriendo, no habiendo estado con él más de 15 o 20 minutos, aunque, le indican no llegó hasta su casa hasta las 5'15.
El juez le muestra el revólver, que ella dice que es suyo y dice que lo tiene porque el año anterior fue suplente en una obra a las afueras de la ciudad y volvía tarde y que le falta una bala porque lo probó en casa de una amiga, disparando contra una botella.
Rabusset le expone su teoría. Dice que como iban a desahuciarla, y al enterarse de que iba a recibir Montferrand 300.000 francos, cogió su pistola y acabó con él y esa misma tarde comenzó su nueva vida pasándose la tarde en el cine.
Le dice que como es bella, el jurado será indulgente y le caerán solo 20 años.
Pero ella le muestra el periódico, donde informan que recuperaron los 300.000 francos, escondidos en una caja de madera bajo unos puros, pese a lo cual Rabusset dice que los cargos contra ella son los mismos, aunque cambie el motivo del crimen.
Ella pide hablar con su abogado, Pauline Mauléon, señalando el juez que es extraño que se declare culpable y tenga ya abogado.
Ahora el juez ya no la acusa de robo, sino de haber cometido un crimen pasional, asegurando que durante los tres últimos meses fue amante de Montferrand, y, seducida y abandonada, acabó con él, y le dice que la condena será de 5 años.
Pauline dice que también él pudo atacarla, y, para salvar su honor, y tras encontrar un arma, se defendió y, al ser en legítima defensa, podría no llegar a ser condenada.
Madeleine dice entonces que confiesa que fue ella la que acabó con Montferrand con un revólver y luego se lo llevó a casa.
Los titulares en París se hacen eco de la noticia, y Pauline cuando va a verla le dice que todos hablan de ella y le lleva un discurso para cuando esté ante el jurado.
El juicio se celebra entre gran expectación.
Madeleine declara que rechazó los 10.000 francos mensuales que le ofrecía por interpretar a una criada sin diálogos y ser su querida.
Le dijo que había mandado salir a su criado y luego le pidió que le hablara de sus inquietudes, siendo cortés al principio, aunque luego comenzó a forcejear con ella y la tiró en el sofá, momento en que ella le mordió, consiguiendo apartarlo.
Quiso huir, pero había cerrado con llave y volvió a agarrarla. Vio entonces un revólver en la mesa y no recuerda cómo, el arma llegó a su mano y disparó. Que oyó un disparo lejano y vio a un hombre tumbado y, aterrada, echó a correr y salió por el ventanal.
El juez le dice que los 300.000 francos aparecieron, pero no su cartera.
El fiscal le dice que es una gran actriz, aplaudiendo el público.
Declaran su casero y la portera, y luego el inspector, que cuenta que encontró la pistola y vio que solo había una cama para las dos, aprovechando el fiscal para hablar de una relación contra natura, diciendo Pauline que el fiscal ignora lo que es ser pobre y que compartían cama para no pasar frío, pues no tenían calefacción ni espacio.
El público aplaude fuertemente su intervención.
Declara luego Bonnard que dice que en los últimos meses comprendió que su conducta era infame. Que, cuando le anunció su matrimonio y le propuso ser su amante, Madeleine acababa de matar a quien le faltó al respeto y pregunta por qué le perdonó a él la vida, diciendo ella que no puede matar a todos, preguntando él si ni siquiera valía una bala. Si tanto le menospreciaba y le dice que no se perdonará estropear ese amor.
Que cuando no la vio esa noche, pensó que había metido la pata, y dos días después se enteró de que la habían detenido y se avergonzó. Se arrodilla y le pide perdón.
Cuenta además al fiscal que ella lo alentaba a trabajar para no depender de su padre.
El fiscal da su alegato final. Se queja de que la prensa le acusa de ensañarse con la acusada, pero les pide que voten todos por la pena de muerte.
Pauline indica que Madeleine actuó en legítima defensa, pues, como nadie las defiende, deben defenderse solas para salvar su virtud, ante la ausencia de justicia en esa sociedad viciada por los hombres.
Dan luego a la acusada la opción de hablar, pronunciando el discurso que preparó Pauline, indicando que son solo hombres los que decidirán su suerte y se dirige a sus hijas, madres, esposas y hermanas para decirles que con su crimen está defendiendo la causa de las mujeres solas y honradas y espera que en 1935 una mujer pueda tener una vida y una carrera sin coacciones y con libertad e igualdad. Todos le aplauden.
Tras actuar, recibe muchos ramos, y leen en el periódico que, el momento en que el presidente de la sala leyó la absolución de Madeleine lo hizo en medio de un estruendo de aplausos, diciendo otro periódico que se le da mejor el crimen que el teatro.
Madeleine le dice a Pauline que le debe su libertad, pues su monólogo era precioso.
Recibe entre tanto mensaje, uno de un productor que le quiere como actriz en "El calvario de Suzette" y tienen peticiones de entrevistas y otra oferta del productor Natan de Pathé-Natan para protagonizar "Las amargas lágrimas de Maria Antonieta" y la invitación de un hotel que la alojará gratis en agosto.
Pauline prometió una entrevista a un reportero de Paris-Soir, guapo. Gilbert Raton, que será el primero en entrevistarla.
Llega entonces André, que dice que creía conocer a la chica, pero descubrió que no y le dice luego, ya a solas, que ha reflexionado, y que, una mujer que es capaz de cometer un crimen para salvaguardar su virtud no merece una aventura, sino un marido, pues la boda se pospuso y los Courteil no volverán a verle, diciéndole que incluso está dispuesto a trabajar por ella.
Rueda la película como Maria Antonieta, y tiene admiradores en todas partes.
Le espera André, que le muestra una tarjeta de invitación de boda, pero con Berthe, pues su padre necesita dinero y el padre de ella está dispuesto a invertir millón y medio en el negocio.
Ella le dice que no quiere que se aleje de su padre por su culpa, aunque él dice que no hay otra solución.
Palmarède acude al teatro para ver "El calvario de Suzette", en que actúa Madeleine.
Con ella actúa Simone Bernard, como su madre, que dice que ella también debería matar a Émile, su amante, que no para de manosearla.
André se muestra celoso al ver el éxito y las atenciones que recibe su novia.
Madeleine le cuenta a Palmarède que se han trasladado a una villa, ofreciéndose él a revisar sus cañerías y le dice que le debe el haberse hecho rico, por lo que la invita a su nueva casa de París, que ella deduce es su picadero.
Pauline comenta que le surgieron 12 casos en un mes gracias al juicio de Madeleine, cuando les anuncia la visita de Odette Chaumette, que al ver que se niegan a recibir la visita les hace llegar una nota.
Cuando pasa y se presenta les dice que es ella la asesina de Montferrand, y ahora son ellas las que viven en un palacio gracias a que ella se lo cargó, y ella está sin dinero.
Le preguntan cómo puede demostrar el asesinato, mostrándoles la cartera de Montferrand y le preguntan cómo lo mató.
De pronto Madeleine recuerda que la vio en una película de Max Linder, contándoles que ha rodado más de 100, deduciendo ellas que no se adaptó al sonoro.
Les cuenta que cuando comenzó a principios de siglo en el cine, Montferrand era su chófer y, gracias a sus éxitos se convirtió en un gran productor, director de teatro y amante de ella y llevaba 10 años embaucándole con la promesa de un gran regreso.
Por eso y porque sabía que había cobrado 300.000 francos, fue a verle y le pidió dinero, pero él se impacientó, fue a su mesa, cogió el arma y le ordenó salir.
Les muestra, de hecho, la verdadera arma del crimen.
Cuenta que fue hacia él para calmarlo y seducirlo recordándole su juventud. Consiguió cogerle el arma y dispararle, aunque dice que no sabe cómo fue, que se disparó solo.
Buscó el dinero, pero no los encontró, y por eso se llevó la cartera con 900 francos.
Les dice que si la hubieran condenado se habría callado, pero ellas han salido beneficiadas, y ahora dirá la verdad, aunque, le dicen, en su caso le caerán al menos 20 años, pues Madeleine defendió su honor, ya que era virgen, diciendo que dirá que él siempre abusó de ella, y además no le robó el dinero y dirá que robó la cartera porque contenía cartas de amor, aunque no es cierto y alegará un crimen pasional.
Odette le pregunta si quiere ser su abogada, aunque le dice que no puede defender a dos clientes por el mismo crimen.
Odette le dice que está sin dinero y sin trabajo, por lo que no tiene nada que perder e irá a ver al fiscal a menos que le den 300.000 francos, pese a que ellas le aseguran que no los tienen, pues viven bien gracias a un crédito.
Cuando se va, Pauline dice que la echarán del colegio de abogados por mentir y ella perderá a André, aunque cree que es solo un farol.
Vuelve a visitarlas Gilbert Raton de Paris-Soir que les cuenta la noticia de que su compañera en la obra, Simone Bernard asesinó a Émile, su amante, siguiendo el modelo de Madeleine y que la representará Pauline.
Esta le dice que todo se debe a la condición femenina del siglo XX, que cobran menos que los hombres por el mismo trabajo y no tienen derecho a votar.
Odette acude a la fiscalía y pide que le tomen declaración por asesinato, compareciendo ante Rabusset, sorprendiéndolos a este y a Trapu al decir que es la asesina de Montferrand, y, cuando le recuerdan que Verdier confesó y se estableció que era la asesina, ella dice que así fue, pero que el instructor era el lelo de Rabusset, riendo Trapu al escucharla antes de decirle que se lo ha dicho al propio Rabusset.
Ahora ve que ha ascendido precisamente por el caso Montferrand.
Le muestra el arma y la cartera de Montferrand, aunque se niega a creer que sea cierto.
Recuerda que todo en el juicio fue un éxito y todos quedaron encantados e incluso demostraron que la bala procedía del otro revólver y, como ya está juzgado, solo la acusada de aquel puede pedir un nuevo juicio y le ofrece declararse culpable de alguno de los otros casos sin resolver, diciendo ella que quiere una absolución escandalosa, admiración y dinero. Y amenaza con hablare con la prensa y el ministro de Justicia.
Rabusset le dice que, aunque la declararan culpable nadie creería que fue un acto dictado por la pasión o la legítima defensa, asegurando ella que seducirá y convencerá al jurado, pues es mejor actriz que la Verdier.
Rabusset le pide que busque otro crimen, diciendo ella que tendrá su escándalo.
A la salida aparecen Madeleine y Pauline a las que les cuenta que va a hablar con la prensa ante su fracaso con el fiscal, diciéndole ellas que tienen una propuesta.
Hablan en una cafetería y le dicen que la ayudarán por solidaridad femenina y que tienen algo mejor que el dinero, su regreso a escena con ella en "El calvario de Suzette", pero ella les da solo 24 horas para que le entreguen los 300.000 francos y convertir la madre de la función en hermana mayor.
Madeleine va a ver a Palmarède buscando ayuda y se muestra insinuante, mostrándole uno de sus pechos, aunque él le dice que está enamorado de su esposa y que no hace falta entregarse para obtener la ayuda de un hombre.
Tras su conversación, Palmarède va a la fábrica de Bonnard para hablar con el padre de André y pedirle que dé la bendición al matrimonio de este con Madeleine, aunque ella dice que no quiere a una asesina en la familia.
Palmarède le dice que ella solo quiere entrar en la iglesia de su brazo, y le ha pedido a él que invierta un millón y medio en la empresa, lo que hará pese a que cree que será tirar el dinero, pues están de capa caída, aunque Bonnard le dice que en un par de meses, invirtiendo 500.000 francos en publicidad y consiguiendo que varios coches con sus neumáticos participen en la París-Burdeos y conseguirá un 15% de beneficio.
Palmarède le dice que eso mismo dice Madeleine, que sabe que sus hijos llevarán su apellido y por ello no quiere que su suegro viva la vergüenza de una quiebra.
Le dice que lo único que les une es el asesinato de Montferrand, que para él fue muy oportuno.
Llega entonces la propia Madeleine, sorprendiendo a Bonnard, que dice que su hijo la ama, y, al verla lo entiende, pues dice, el crimen lo realizó por su honradez.
Madeleine observa que Bonnard tiene revistas con ella en portada y le dice que ahora, al verla, está dispuesto a aceptar su compromiso, aunque ella le dice que debe confesar algo que no dijo antes porque deseaba que la quisiera por ella misma, y es que ella no mató a Montferrand y que lo dijo porque no era feliz y para que despegara su carrera.
Bonnard parece aliviado, aunque pregunta quién la mató, diciendo que Odette Chaumette, que ahora envidia su éxito y si no le entrega 300.000 francos lo dirá.
Llega entonces Pauline, que dice que lo pueden probar, pues está allí Odette, aunque Madeleine dice, no va a darle el dinero, pues ahora que su futuro suegro ya lo sabe, sus amenazas no le asustan y París sabrá que es virtuosa e irreprochable.
Pero entonces Bonnard se teme que la confesión haga que Palmarède se eche atrás y les dice que el crimen las ha hecho famosas y queridas y las revelaciones de Odette serán nocivas para ellas y no desea aceptar.
Hace pasar a Odette, que confiesa en efecto su crimen, entregándole Bonnard un talón por 300.000 francos a cambio de la cartera de Montferrand para evitar chantajes futuros.
Abren luego una botella de champán, pidiendo Madeleine a Bonnard que no le cuente nada a André, pues prefiere que siga pensando que es una asesina.
Llega el propio André, que se sorprende al ver a su padre decidido a permitir su boda sin importarle el crimen, pareciéndole estupendo que lo hiciera, pues lo hizo por amor hacia él.
Algún tiempo después el crimen es recreado en el teatro.
Madeleine está siendo violada por Montferrand, llegando Odette, que la salva disparando contra el abusador, siendo un gran éxito.
Un titular sobre la foto de las dos actrices tras su triunfo en el teatro indica: "El triunfo de las asesinas hermanadas".
Diversos titulares informan sobre todos los personajes: uno informando que la Verdier irá a Estados Unidos, otro habla del sufragio femenino y el paso a la política de Pauline. Otro se hace eco del regreso de la Chaumette y otro de la jubilación de Rabusset tras una carrera plagada de errores judiciales. En otro aparece Palmarède, acusado de adulterio, y en otro se informa del relevo en Neumáticos Bonnard, que dirigirá André.
También salen en los titulares el inspector Brun que habla de las mujeres como expertas en manipulación, o el juez, al que acusan de favoritismo, o de Gilbert como reportero del año, acusado de difundir noticias falsas, saliendo también Simone Bernard tras conseguir el perdón presidencial, o Trapu, por ser beneficiario del primer injerto de vejiga, informándose de que el fiscal fue degollado por su esposa.