Malas tierras
Badlands (1973) * USA
Duración: 95 Min.
Música: George Tipton
Fotografía: Brian Probyn, Tak Fujimoto, Stevan Larner
Guion y Dirección: Terrence Malick
Intérpretes: Martin Sheen (Kit Carruthers), Sissy Spacek (Holly Sargis), Warren Oates (Padre), Ramon Bieri (Cato), Alan Vint (Diputado), Charley Fitzpatrick (Clerk), Gary Littlejohn (Sheriff).
Holly Sargis, una adolescente de 15 años cuenta que su madre murió de pulmonía cuando ella era una niña y su padre, que conservaba el pastel de bodas en la nevera, después del funeral, se lo regaló al jardinero.
No encontró consuelo en la niña recién nacida.
Finalmente, y tratando de olvidar sus recuerdos, se trasladaron desde Texas a Fort Dupree en Dakota del Sur.
Kit Carruthers, trabaja en la recogida de basuras y un día, al terminar su trabajo repara en la muchacha.
Holly dice que no podía imaginarse que lo que empezó en aquellas tranquilas calles de esa pequeña ciudad acabaría en el desierto de Montana.
Él se presenta como Kit y le dice que le entraron ganas de saludarle y la invita a dar un paseo para charlar.
Cuando la llama su padre y él le pregunta cuándo se volverán a ver, ella le dice que sabe que a su padre no le gustará que salga con alguien que recoge las basuras.
Unos días más tarde lo despiden del trabajo y trata de encontrar otro empleo, aunque no sabe lo que quiere, pero consigue que le contraten para marcar ganado.
Para Holly era el tipo más guapo que había visto, y además se parecía a James Dean.
Pasean por el pueblo y le pide permiso para verla al día siguiente.
Kit cuidaba ganado y ella seguía estudiando, y poco a poco se fueron enamorando. Y ella estaba fascinada, pues sabía que podría estar con cualquiera.
Él le decía que, aunque tenía solo 15 años, se comportaba como una mujer y le gustaba, aunque lo llevaban en secreto con su padre, pues le habría dado un ataque de enterarse, pues él tenía 10 años más que ella y no era de su clase.
Podían verse poco y lo aprovechaban contentos, besándose. Kit le decía que quería morir con ella y ella soñaba con perderse entre sus brazos.
Él hacía cosas extrañas como falsificar su propia firma para evitar que nadie pudiera falsificar documentos a su nombre.
Finalmente se acuestan bajo un árbol, preguntándole ella si fue como se esperaba, diciendo él que sí, preguntando ella por qué le dan tanta importancia y le dice que se alegra de que terminara, porque hubo un momento en que creyó que iba a morirse por un ataque.
Kit hizo la promesa de que estaría siempre a su lado y no dejaría que nadie se interpusiese entre ellos. Lo escribió, metió el papel en una caja con algunos objetos suyos y lo mandó por el aire en un globo que encontró cuando era basurero.
Al hacerlo se puso melancólico. Algo debió hacerle ver que ya nunca serían tan felices.
En efecto, el padre de ella se enteró de que lo había estado viendo y se puso furioso, y como castigo por haberlo engañado, mató a su perro y luego lo lanzó al río.
A partir de ese momento la obligó a dar una clase extra de música y a esperarlo.
Un día Kit va a verlo mientras pinta un cartel publicitario y le dice que Holly representa mucho para él, pues es su primera novia y siente un gran respeto por ella, aunque el padre le dice que no es suficiente, pues él no es nadie, diciendo él que no es tan grave, y que, además, siempre podría dejarlo si le fuese mal.
Pero el padre le dice que no quiere que vaya más por allí y que no quiere volver a verle.
Se va, pero a su casa, que en ese momento está vacía para recoger la ropa de Holly.
Cuando llega Holly con su padre, Kit le dice que lleva una pistola, y cuando le pide que se marche, él le dice que Holly se va con ella, diciendo el hombre que le va a denunciar a la policía por ir a su casa con una pistola, diciendo él que no lo permitirá.
Dispara al suelo para demostrar que va en serio, pero el hombre decide seguir, dándole Kit dos disparos.
Holly le pregunta si cree que estará muy grave y que tienen que llamar a un médico y ella le explicará cómo sucedió, aunque él le indica que no cree que sirva de nada, que no necesita un médico ya.
Lleva el cadáver al sótano y cuando sube, ella lo abofetea y le dice que deberían llamar a alguien, diciendo él que ya es demasiado tarde y nadie lo escucharía.
Él sale y le dice que volverá en un rato. Que si quiere puede llamar a la policía, pero que si lo hace él no lo pasará muy bien.
No lo hace, lo espera fumando.
Kit graba un disco y en él cuenta que su novia Holly y él han decidido matarse. Confiesa que él mató a su padre porque le estaba provocando, pero fueron felices, algo que no puede decir mucha gente.
Vuelve a la casa y derrama gasolina por todas partes, aunque deja puesto el disco grabado en el tocadiscos para que lo encontrara el fiscal, tras lo que se marchan en el coche mientras la casa arde.
Pararon en el instituto. Kit le obligó a coger sus libros para que no se quedara retrasada, y, aunque podría haberse escondido en la sala de calderas, sintió que su futuro estaba con Kit para bien o para mal, pues era mejor pasar una semana con alguien que te ame, que años de soledad.
Decidieron empezar de cero cambiándose de nombre. Él sería James, y ella Priscilla y se esconderían en algún lugar del norte donde la gente no hacía muchas preguntas.
Lo hicieron a la orilla de un río en una alameda y construyeron una casita en un árbol.
Pensaron en hacer una red de túneles por debajo del suelo, y cada mañana elegían una contraseña nueva.
A veces salían para robar una gallina, o maíz, o un melón, pero la mayor parte del tiempo lo pasaban tumbados mirando las nubes.
Encontraron el cuerpo calcinado en la casa, por lo que pensaban que les debían estar buscando, por lo que Kit preparó trampas y la enseñó a usar las armas y a desmontarlas.
A veces también bailaban, aunque también tenían malos momentos, pues a veces Kit le decía que estaba con él solo por afán de aventuras y otras veces ella deseaba que se cayera al río para verle ahogarse, aunque en general les iba bien.
A veces le leía a él algún libro.
Un día, viendo las fotografías antiguas en un estereoscopio de su padre recordó que ella era aquella niñita, hija de un pintor de carteles, que había nacido en Texas y cuyo destino era vivir muy pocos años, y sintió un escalofrío pensando dónde estaría si no hubiera conocido a Kit, o si él no hubiera matado a nadie o cómo sería el hombre con el que se habría casado.
Pasó los días siguientes como en un sueño y a veces deseaba quedarse dormida y ser transportada a un país mágico.
Él trata de pescar con un artilugio inventado por él, sin éxito, por lo que dispara a los peces, llamando la atención de un hombre que lo ve desde la otra orilla del bosque.
Desde lo alto de su árbol, él comienza a notar movimientos extraños con sus prismáticos y avisa a Holly para que huya y se esconda, mientras él se oculta también en uno de sus escondites preparados bajo tierra, con su rifle.
Ve a varios hombres armados que se acercan tras descubrir su campamento, sorprendiéndolos Kit desde su escondite, tras lo que acaba con los tres.
Deben dejar ese paraíso creado tras el suceso.
Cuenta que Kit lamentaba haberlos matado por la espalda, pero los oyó hablar y solo les interesaba el dinero de la recompensa.
Fueron a esconderse en casa de campo que cuida Cato, un amigo de Kit de sus tiempos de basurero, contándole que la finca es de un hombre de la ciudad.
Le cuentan que están pensando en ir a Texas para que Holly visite a unos parientes, aunque él piensa que quizá sea mejor ir a México.
Cato les cuenta que un campesino encontró unas monedas de oro y los lleva hasta el lugar donde aparecieron, aunque regresa a la casa a por una pala, viendo Kit que se dirige al camión, por lo que le dispara, aunque luego lo mete en la casa, sin que, herido en el estómago, diga nada.
Escuchan un claxon de un coche que se acerca, diciéndole a la pareja que llega que Cato se fue, pero les dijo que ellos los llevarían a la ciudad.
Cuando el chico insiste en entrar, Kit saca su pistola y le dice que no puede hacerlo y que, si lo hace, tendrá que matarlo.
Se los lleva hasta un pequeño silo donde los encierra y les hace prometer que se quedarán allí una hora, aunque luego dispara desde fuera sin saber si les dio.
En ese momento Holly se horrorizó. Kit era la persona más aficionada a disparar que había conocido y decía que si la policía te persigue había que acabar con los testigos, pues si les cogen están perdidos.
En aquel momento, no sentía miedo ni vergüenza, sino una especia de vértigo.
Se van con el coche de Jack, el chico al que encerraron.
En ese momento todo el país los buscaba. Nadie sabía quién sería la siguiente víctima. Despejaron las calles y cerraron los comercios y se organizaron comités de vigilancia desde Texas a Dakota del Sur y los niños iban y volvían escoltados del colegio.
Hicieron incluso ir desde Boston a un famoso detective, pero no encontró ninguna pista.
Su profesora de clarinete decía que seguramente ella no era responsable, pero otros decían que sí y el gobernador de Oklahoma mandó a la guardia nacional a vigilar el banco de Reserva Federal de Tulsa cuando corrió el rumor de que Kit iba a atracarlo.
Necesitaban provisiones y fueron a la mansión de un hombre rico en las afueras de una población.
Kit dijo a la criada que iba a examinar el contador y esta, que era sorda, los dejó pasar.
Le cuenta al dueño que les busca la policía y quiere esconderse allí un par de horas
Holly salió a dar un paseo por los alrededores de la casa y pensó que el mundo le parecía un planeta lejano al que no podría regresar.
En la casa tienen un dictáfono y Kit habla pidiendo a la gente que respeten la opinión de la minoría y se unan luego a la mayoría para contar luego que Holly y él lo han pasado bien y todavía no los cogieron.
Holly le dice al dueño de la casa que a veces le parece que Kit no está bien de la cabeza, que es un poco raro, y que, aunque la gente dice que se deja influir por ella, ella nunca le dijo que matara a nadie.
Llega un tipo preguntando por el señor Scarborough, diciendo él que tiene una gripe y no puede dejarle pasar, diciendo el hombre que le dejará una nota.
Se marchan tras ello llevándose el Cadillac del dueño, al que deja una lista con todo lo que se lleva, tras lo que los encierra a él y a la asistenta en un cuarto.
Cargados con provisiones, un sombrero y una chaqueta, regresan a la ruta.
Atravesaron la gran pradera por si había patrullas en la autopista y cruzaron todo el desierto, las dunas y kilómetros de campo abierto siguiendo las líneas telefónicas hacia las montañas de Montana.
De cuando en cuando, Kit atropellaba una vaca para ahorrar municiones y las cocinaban. Sacaban la gasolina de la fuga de las válvulas de los oleoductos.
Se acercaban a la frontera y pronto saldrían de Dakota del Sur.
Vivían en completa soledad, aunque a Kit le gustaba más la palabra aislamiento, diciéndole ella que no podían seguir viviendo de ese modo sin poder bañarse y sin poder comer nada decente.
Un tren en la lejanía es la primera señal de civilización que vieron en semanas y le pidió a Kit que le dejara verlo desde más cerca.
Enterraron algunas cosas en un bidón para no llevar tanto equipaje, pensando que a lo mejor alguna vez volverían o lo encontraría alguien en 1.000 años.
Se acercan, en efecto a la vía y ven pasar el tren sobre ellos.
Reanudan la marcha hacia las montañas de Saskatchewan, una tierra mágica para Kit, fuera del alcance de la ley.
Pero algo se había roto entre ellos. Dejó de prestarle atención y escribía frases en un mapa.
Por la noche se acercaron a la frontera y vieron las llamas de gas de la refinería de Missoula, y al sur, las luces de Cheyenne, la ciudad más grande que había visto en su vida y allí decidió que debía dejarlo por muy enamorada que estuviera de él.
Le dijo que él no podría ganarse la vida, aunque llegaran al extremo norte del país, aunque él asegura que encontrará trabajo en la policía montada.
Cuando suena Nat King Cole en la radio del coche bajan y bailan, asegurando Kit que le encantaría poder cantar así.
Siguen su camino. Holly asegura que Kit sabía que se acercaba el final y se preguntaba si iría el médico a declararlo muerto o si podría leer en el periódico desde el otro mundo lo que decían de él, pues le daba pavor que le dispararan sin que hubiera una chica que gritara su nombre.
Pero la visión de las montañas al amanecer le hizo hacerse ilusiones y le pregunta qué le parece a ella ese paisaje, avanzando por descampados hasta un pozo petrolífero.
Allí piden al tipo que se encarga de vigilar la explotación y que sale de una caravana, gasolina, pues están en la reserva tras conducir toda la noche.
Le propone, de hecho, cambiar su camión por su Cadillac. Le dice que se llama Carruthers y que, de vez en cuando marta a alguien, mientras le muestra su arma, para que colabore.
Pero entonces ven que aparece un helicóptero, por lo que pide al hombre que salga corriendo, pese a que el hombre dice que no le delatará.
Kit le dice a Holly que tenía el presentimiento de que iba a ser ese día, mientras se oculta con ella a la que le dice que intentarán alcanzar el coche, aunque ella le dice que no quiere irse, preguntándole él enfadado, qué le pasa, aunque luego le dice que la comprende, y le dice, antes de irse, que la espera el Día de Año Nuevo de 1964 a las 12 en el Pantano del Grand Coulee.
Utilizando como escudo un guardabarros del camión, sale hacia el coche, mientras el policía baja del helicóptero y le dispara, acabando Kit con él, tras lo que llega al coche y sale a toda velocidad, mientras Holly levanta sus manos y se entrega al piloto.
Kit consigue llegar a una gasolinera donde quiere comprar también balas, pues se quedó sin munición disparando a botellas, y pide que le llene el depósito mientras él saca la maleta y comienza a tirar cosas a la basura.
Ve entonces cómo se acerca el coche del sheriff y debe salir a toda velocidad, perseguido por el coche policial, mientras dispara sin mirar hacia atrás.
Se observa en el espejo para comprobar que está atractivo mientras se acerca el coche del sheriff, que se pone a su altura y le disparan, aunque acaban teniendo un percance.
Holly se pregunta qué pasaría por la cabeza de Kit en aquellos momentos y por qué se entregó y no siguió huyendo mientras pudo. Quizá pensaba que le cogerían al día siguiente o estaba desesperado.
Dijo que tenía una rueda pinchada, pero por su forma de explicarlo Holly sospechaba que no era verdad, que le disparó él mismo.
Cuando llegan los agentes les dice que no podía esconderse tras una montaña ni tenía munición, de lo contrario no lo habrían cogido nunca.
Lo esposan y se lo llevan, preguntando a los agentes si cree que lo ahorcarán.
Les pregunta si alguna vez les había costado tanto coger a alguien, y les dice que se comportaron como dos héroes, y así se lo contará a todo el mundo.
El joven le quita el sombrero y lo tira por la ventanilla y le pregunta luego si le cae bien la gente, diciendo él que no tiene problemas, por lo que le pregunta por qué lo hizo, diciendo que siempre había querido ser un criminal, pero no tan importante, pero las cosas se complican.
Dice el joven también, que se parece a James Dean, lo que le hace sonreír.
Cuando llegan a la ciudad lo rodean todos los agentes, que le preguntan de dónde es, contando él que de Dakota del Sur y que su cantante favorito es Eddie Fisher y reparte sus pertenencias, mechero, boli o peine entre todos.
Los llevan hasta una base militar, desde donde será enviado a Dakota del Sur.
Le preguntan si tiene miedo a la muerte, diciendo que no lo ha pensado mucho.
Le dan para firmar unos papeles y lo llevan a ver a Holly a la que le dice que dirá que es inocente y le asegura que será feliz, puyes hay muchos otros hombres en el mundo.
Le dice luego que siente lo de su padre y que algún día hablarán de ello con calma.
Llega al aeródromo una avioneta hacia la que llevan a los dos prisioneros, dando Kit las gracias a los agentes, de los que se despide, dándoles la mano, y se excusa por las molestias creadas.
Los llevaron a Dakota del Sur y a él lo incomunicaron para que no tuviera contacto con ningún otro recluso, seguros de que conseguiría ganarse su simpatía.
Ella consiguió la libertad condicional y muchas miradas de desprecio, pero más adelante se casó con el hijo del abogado que la defendió.
Kit se quedó dormido en la sala del tribunal mientras leían su confesión.
Fue condenado a morir en la silla eléctrica.
Y una noche de primavera, seis meses más tarde, y tras donar su cuerpo a la ciencia, murió.
Holly recuerda sus últimos momentos juntos en la avioneta, diciéndole al agente que lo acompañaba que le gustaría tener un sombrero igual.