
Madres paralelas
España / Francia (2021) *
Duración: 123 min.
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: José Luis Alcaine
Guion y Dirección: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Penélope Cruz (Janis Martínez Moreno), Milena Smit (Ana Manso Ferreras), Israel Elejalde (Arturo), Aitana Sánchez-Gijón (Teresa Ferreras), Rossy de Palma (Elena), Julieta Serrano (Brígida).
Madrid 2016. Invierno
Janis es la fotógrafa encargada del reportaje gráfico para una entrevista echa a un antropólogo forense, Arturo, con el que parece tener una gran complicidad.
Terminada la sesión, Janis habla con él para hacerle una consulta particular.
Desea saber los pasos a seguir para realizar una excavación en una fosa de represaliados de la guerra civil que hay en las afueras de su pueblo con 10 cadáveres, entre los cuales está el de su bisabuelo, pues encuentran numerosas trabas y se les retiraron las subvenciones.
Le muestra al científico fotos del lugar de la fosa, estando muy bien documentado, ya que jubo un hombre que logró escapar y dijo dónde era y quiénes estaban allí.
Le cuenta que su bisabuelo era maestro y fotógrafo, como ella y había fotografiado a todos los que murieron con él, mostrándole las fotografías realizadas.
Le pregunta cuánto costaría contratarlo, señalando él que, aunque pertenece a una fundación de Navarra, la Hermandad para la Recuperación de la Memoria Histórica, su objetivo es estudiar los orígenes de la cultura navarra, no se dedican a abrir fosas, aunque intervinieron en una, por lo que le propone que presente el proyecto y el patronato lo estudiará, pues puede servir para conocer los primeros momentos de la guerra, pues necesitan personal especializado en excavaciones.
Un tiempo después Arturo la llama para decirle que la fundación ya recibió el dossier y le dice que en una semana pasará por Madrid para un peritaje y la invita a salir.
Acaban haciendo el amor tras ese encuentro.
Nueve meses después, Janis está en la maternidad esperando que nazca su criatura junto a otra joven, Ana, que parece muy triste.
Janis trata de ayudarla, diciéndole cómo debe respirar y la anima.
La chica le pregunta si está casada, a lo que le responde que no, que lo suyo fue un accidente, pero que está muy contenta.
Ana le cuenta que lo suyo fue también un accidente y ella sí se arrepiente.
Mientras pasean juntos por el pasillo, llega Teresa, la madre de Ana, que le dice que su padre no puede ir.
También Janis recibe una visita, la de Elena, su mejor amiga, que es también su jefa.
Las dos entran a la vez al paritorio y tienen a sus hijas al mismo tiempo.
Tras el parto, Ana va a ver a Janis. Las hijas de ambas están en observación. La de Janis por inadaptación extrauterina, la de Ana por tener bajo el azúcar.
Se intercambian sus números de teléfono para hablar de sus hijas.
Mientras hablan, llega Teresa, que les cuenta que fue a una audición para "Doña Rosita la soltera" de Lorca, y, aunque aspiraba al papel de una de las manolas, ella también les hizo una prueba del personaje principal que se había preparado por su cuenta y le pidieron que preparara una escena más para el día siguiente.
Y solo después de contar eso pregunta por su nieta.
Ya en casa, Janis recibe la ayuda de una au pair irlandesa, Deborah, que cuida a la niña, Cecilia, por las noches, aunque Dolores, la empleada de hogar de Janis se queja de que la chica no hace nada, diciéndole Janis que tiene que estudiar por el día.
Ana, por su parte vive en casa de su madre y comenta que no entiende que le dieran el papel a esta, pues ella la ve muy sobreactuada.
Mientras realizan los ensayos, el director les informa que no tienen fechas para el estreno en Madrid, por lo que antes deben hacer una gira por provincias, diciéndole Teresa que ella no puede salir de Madrid, pues tiene a su hija adolescente con su niña en su casa.
Le cuenta luego a Ana, mientras comen, con cierta tensión, que no pueden debutar en Madrid y que, aunque no quiere dejarla, lleva esperando una oportunidad así toda su vida, aunque si se lo pide se quedará, diciéndole Ana que sabe que no se lo va a pedir, proponiéndole que llame a su padre y que regrese con él al pueblo, algo que ella dice, él no aceptaría.
Teresa le dice que de todos modos estará allí algunos días entre semana, cuando libre.
Ana le dice que puede irse, pero que necesita ayuda para que Clarisa pueda descansar.
Ana escucha a su madre hablando con Álex, el padre para que llame a Ana y le ofrezca quedarse con él, y le recuerda que por ley es responsabilidad suya, y que se la quitó y debe recordar en qué condiciones se la devolvió.
No sabe que Ana ha escuchado la conversación.
Janis, por su parte, recibe una llamada de Arturo. Le dice que está en Madrid y pregunta si puede pasar a verla y conocer a Cecilia.
Entretanto Deborah, la chica que vive con ella le dice que cuando acabe el curso de Filología Hispánica querría matricularse en Literatura Clásica y le gustaría seguir quedándose allí, diciéndole que si se queda tiene que atender a todo lo que le dice y no ponerse los auriculares por la noche.
Cuando llaman a la puerta recuerda otra visita de Arturo, llevando entonces un ramo de rosas para conmemorar que un año antes se acostaron por vez primera, momento en que ella le contó que estaba embarazada y que quiere tener al bebé, pues tiene ya 40 años y siempre quiso tener hijos.
Él le dice que le encanta la idea de tener ese hijo, pero no sabe si puede permitírselo, pues su mujer tiene cáncer y está en pleno tratamiento.
Ella le dice que lo sabe y que tenía que contárselo, pero le libera de toda responsabilidad, pues seguirá la tradición de su familia siendo madre soltera como su madre y su abuela.
Él le dice que pueden planteárselo para el futuro, diciéndole ella que su relación fue muy clara. Que no querían compromisos y no se arrepiente, pero ahora prefiere que se separen, pues si siguen juntos volverán a tener esa conversación.
Ahora vuelve a abrirle y también lleva un regalo.
Le dice que esperaba que le llamara, pero como no lo hizo decidió ir a verlas.
Pasa a ver al bebé, observando que la niña es muy morena, diciendo ella que debe salir a su padre, que era venezolano.
Arturo se despide enseguida, aunque le dice que al día siguiente estará en el hotel.
Janis va en efecto a verlo al hotel y le dice que desde que nació la niña esperaba con ilusión que fuera a verlas, diciendo él que tenía curiosidad por conocer a su hija y estuvo luchando todos esos meses por no llamarla, y fue a verlas con mucha ilusión.
Ella le pregunta qué pasó entonces la noche anterior, diciendo él que cree que la niña no es suya, pues no la reconoció, diciéndole ella que lo que dice es poco científico, aunque él le dice que no cree que sea su hija, asegurándole ella que mientras estuvieron juntos ella no se acostó con nadie más y que si hubiera querido engañarle sobre su paternidad no le hubiera pedido que se separaran.
Él le pide que le deje hacer una prueba de paternidad, a lo que ella se niega, y se marcha enfadada, pidiéndole que no vuelva a llamarla y que, si hay noticias sobre la fosa que le llame otra persona.
Al salir del hotel recibe una llamada, esta vez de Ana.
Le cuenta que está cansada, pero muy contenta con la niña, que es lo único que le importa, diciéndole Janis que le llevará a Cecilia para que se conozcan.
Pero tras la conversación con Arturo se siente inquieta y pide por Internet un kit para la prueba de ADN de ella y de la niña.
Janis llama a Elena para decirle que ha decidido volver a trabajar para su revista de "Mujer ahora", aunque Elena le dice que lo importante lo tiene ya adjudicado y le queda solo un reportaje con zapatos y cinturones, que es poco para ella, aunque le dice que quiere hacerlo, pues necesita trabajar.
Elena le dice que quizá puedan instalarse durante algún tiempo con ella en el chalet.
Va a verla y bañan juntas a la niña y le comenta que cada vez la ve más étnica y que debe parecerse a su padre, ya que tampoco se le parece a Arturo.
Janis recibe el test de ADN y se hace la prueba, recibiendo poco tiempo después el resultado de la prueba, viendo que concluyen que se excluye a Janis como madre biológica, con el 100% de probabilidad.
Espantada, llama a un abogado, aunque no lo localiza, llama luego a Arturo, aunque se arrepiente de inmediato y cuelga, llamando luego a Ana, que tampoco puede atenderla.
Arturo le devuelve la llamada, aunque ella le dice que debió ser sin querer.
Pero esa noche no deja el bebé a Deborah y duerme con la niña.
Al día siguiente cambia su número de teléfono.
Cuando regresa, vuelve a encontrar a Deborah con cascos y a la niña boca arriba en vez de lado, y le dice que no quiere que se quede, pese a que ella le dice que ya se matriculó, diciéndole ella que no le dejará la niña ni una noche más.
Busca otra cuidadora de día, separándose por primera vez de ella para poder trabajar.
Un día se sienta en una terraza para tomar un café, dándose cuenta de que la camarera que le atiende, aunque muy cambiada, pues lleva el pelo muy corto y teñido, es Ana.
Se sienta con ella un momento y le cuenta que fue a ese bar porque quería ir a su casa, aunque no se atrevió y consiguió así el trabajo, y le cuenta que está viviendo en una habitación en casa del jefe de camareros.
Le cuenta que su madre por fin tiene éxito, aunque aún no le dijo que se fue de casa.
Dice que no tiene dinero, pero por vez primera siente que es dueña de su vida.
Janis la invita a que, cuando salga, se pase por su casa.
Se ven en efecto esa noche y le pregunta cómo se las apaña con su hija, contándole la muchacha entre lágrimas que Anita murió por muerte súbita, mientras dormía. Su cerebro se olvidó de respirar por inmadurez cerebral.
Ve sus fotos, y le deja ver a Cecilia, ya muy grande.
Antes de marcharse, le pide una foto de Ana, y le da su nuevo número de teléfono.
Cuando Ana se marcha abraza fuerte a la niña y examina la foto de Anita en la que sí reconoce a Arturo.
Realiza una sesión de fotos a una transexual, que comenta que es la primera vez que saldrá en una revista femenina.
Ana vuelve a visitarla, enseñándole Janis a hacer una tortilla de patatas.
Le cuenta que en el bar le pagan 500 Euros más propinas, ofreciéndole que trabaje allí. Le dará 800 euros y tendrá casa y comida. Cuidará de Cecilia y de la casa y se ocupará de ella por la noche.
Janis dice que le enseñará a llevar la casa y cocinar, pero lo importante es cuidar a la niña, y si no le gusta podrá irse.
Le cuenta que su madre estaba muy enfadada con ella, pero que la dejó para irse de bolos justo cuando estaba en plena depresión, decidiendo ella vivir, que, dice, es lo único que aprendió de su madre.
Esa noche Janis se despierta inquieta y va a la habitación de la niña, decidiendo Ana pedirle que se quede a dormir con ellas al ver su agitación.
Al día siguiente decide hacerle el tes de ADN a la propia Ana. Le dice que es para pedir una analítica completa para ella y para la niña.
Cuando llegan los resultados del análisis, estos son concluyentes, Ana es la madre de Cecilia con una probabilidad del 99,999999%.
Llaman a su puerta mientras Ana está realizando la compra con Dolores, viendo que se trata de Teresa, que vino en su día de libranza desde Barcelona en el AVE.
Teresa le cuenta que se casó para huir de sus padres y un año después nació Ana, aunque, reconoce, no tenía vocación, ni de madre ni de esposa, pues quería hacer teatro y por ello se divorció por el Tribunal de la Rota y le dieron al padre la patria potestad y él se casó enseguida y formó otra familia en Granada y se vengó de ella valiéndose de la niña, no dejándole verla apenas.
Pero apenas conseguía unos pequeños papeles, y no le compensaba haber renunciado a la niña.
Empezó tarde, con casi 30 años, y no le ayudó el parecer un poco pija, pues todos los actores son de izquierdas y ella, dice, es apolítica, pues su trabajo es gustar a todos.
La recuperó cuando se la envió el padre, ya embarazada.
Janis le dice que podría haber aprovechado eso para reconquistarla, reconociendo Teresa que es torpe y eran dos extrañas, y cuando le surgió el papel de Lorca y luego el de "Largo viaje hacia la noche", no podía dejarlos pasar, pues tenía ya 47 años.
Reconoce además que no tiene instinto materno.
Cuando murió la niña estaba actuando en Madrid, pero al mes tuvo que irse y asegura que se fue porque a Ana no parecía importarle que se fuera, pues, de pronto, al hacerse madre se transformó en una mujer madura y cuidó siempre muy bien de su niña.
Cuando llega Ana baja con ella a la calle.
Le dice que no hacía falta que se fuera de casa para cambiar de peinado y no puede creerse que esté trabajando como sirvienta y le dice que su padre puede buscarle un buen trabajo en Granada.
Ana le recuerda que después de la muerte de Anita la escuchó discutiendo con su padre por teléfono y vio que a ninguno de los dos le venía bien cargar con ella cuando estaba muy mal para tomar una decisión y cuando se vio con fuerzas se fue y no piensa volver.
Más tarde, Janis le muestra una foto de su madre, que era hippie y le puso su nombre como homenaje a Janis Joplin y, que, como ella, murió a los 27 años de una sobredosis y por eso vivió en el pueblo con su abuela.
Tras brindar, ve cómo Ana la besa, y, aunque se siente en un primer momento molesta y sorprendida, acaba respondiendo a su gesto de cariño y se acuestan juntas.
Al día siguiente visitan juntas la tumba de la niña y colocan flores.
A la vuelta, le pregunta si le dijo al padre que la niña había muerto, diciendo Ana que no sabe quién es el padre.
Le cuenta que a ella le gustaba un compañero del colegio y un día hizo una fiesta en su casa y bebieron mucho y se drogaron, y ella se acostó con el chico que le gustaba, pero los otros dos los habían grabado y la amenazaron con subir el video a Internet si no se acostaba con ellos también.
Varios días después volvieron a amenazarla con lo mismo para volver a acostarse con ella, y entonces se lo contó a su padre, y, aunque no los denunció por evitar el escándalo, pensando en ella, cuando descubrieron el embarazo la mandó con su madre.
Janis le dice que debía haberlos denunciado para que no siguieran violando, pero le dice que no tenía fuerzas y tenía miedo al juicio, la policía y la prensa y estar reviviendo todo una y otra vez.
Le muestra una foto de los chicos, observando que varios de ellos son sudamericanos.
Una noche llaman al telefonillo, encontrándose con que es Arturo, que dice que la ha llamado varias veces, pero su número no funcionaba y quería darle una buena noticia.
Bajan a una taberna y allí Arturo le cuenta que la fundación acordó abrir la fosa de su pueblo ese verano y que él dirigirá los trabajos.
Luego, tomando unas copas, él le cuenta que su mujer está recuperada de su enfermedad y ahora están en trámites de separación tras contarle lo que pasó con ella, pues lo pasaba muy mal mintiéndole.
Cuando regresa a casa se acuesta junto a Ana, que, celosa, le pregunta si se acostó con su amigo, diciéndole ella que solo estuvieron hablando y bebiendo, algo que, dice, casi había olvidado.
Al día siguiente le cuenta que el hombre con el que estuvo es Arturo, el padre de su hija y le pregunta a Ana si está celosa, pues no para de preguntar.
Ana le dice que cree que también Elena está enamorada de ella, diciéndole Janis que se conocen desde niñas, pero cree, que, en efecto, le gusta, aunque la respeta.
Le dice que solo estuvieron hablando de la fosa, diciéndole Ana que está obsesionado con la fosa y Arturo se aprovecha de ello, y ella cree que hay que mirar al futuro, pues eso solo sirve para abrir viejas heridas.
Reconoce que esas son palabras de su padre y Janis le dice que debe empezar a conocer la historia del país, contándole que hay más de 100.000 desaparecidos enterrados en cunetas y cerca de cementerios y hasta que no estén dignamente enterrados no habrá terminado la guerra.
Se sienta meditabunda y le dice a Ana que no tiene ganas de comer, preguntándole la muchacha si ya está harta de ella, a lo que le responde que no, que los problemas son consigo misma, pues durante todos esos meses le ha estado ocultando algo.
La lleva hasta su ordenador y le enseña algo que le dice, es muy importante.
Le muestra los resultados de las pruebas de ADN, primero el de ella, donde se indica que ella no es la madre de Cecilia y luego la otra, donde se señala que es Ana la madre biológica de Cecilia, confirmándole Janis que Cecilia es su hija, porque cambiaron las niñas al nacer en el hospital
Ana se sorprende y no lo entiende, pues, dice, nunca ha hecho ninguna prueba de paternidad, diciéndole Ana que se la mandó hacer ella sin decirle nada.
Pregunta por qué no se lo dijo antes.
Ahora, al verla, Ana se fija en la niña y en los rasgos, similares a uno de sus violadores.
Janis, entretanto se toma un tranquilizante mientras Ana, mirando a la niña comienza a hacerse a la idea y llora.
Va luego a ver a Janis para decirle que se está volviendo loca, y le pregunta dónde está su hija, contándole que se las cambiaron y que Anita era la suya.
Le pregunta desde cuándo lo sabe, contándole que cuando ella fue allí ella ya sabía que no era la madre de Cecilia. Que tanto ella como Arturo desconfiaban y por eso se hizo la prueba, concluyendo Ana que ya lo sabía cuando le dijo que Anita había muerto.
Dice que había pensado explicarle sus sospechas y la llamó en cuanto lo supo, pero se echó atrás. Luego pensó en decírselo cuando se encontraron en la cafetería, pero que cuando le dijo que su hija había muerto, no fue capaz y tuvo miedo de perder a las dos hijas a la vez.
Ana le pregunta si no pensó en ella, asegurando Janis que todo el tiempo, aunque Ana le dice que nunca se puso en su lugar pese a que estaban viviendo juntas y acostándose y se calló sin que ella le importara.
Le pregunta si por eso cambió el teléfono, para que no la encontrara, diciéndole Janis que supone que sí.
Ana llama tras ello a su madre y le dice que irá a su casa y le explicará todo y que va con la niña.
Janis le pide que se quede y le dé tiempo para hacerse a la idea.
Pero Ana dice que es mejor que se separen para que pueda digerirlo todo.
Janis le dice que no soporta que se la lleve, pero Ana le dice que es todo muy complicado, pero que ya tendrán tiempo de hablar.
Las deja marcharse, llorando amargamente tras ello, yendo de hecho a vomitar al baño.
Llama después a Arturo y, aprovechando que está en Madrid le pide que vaya a su casa.
Le cuenta lo ocurrido y le muestra la foto de Anita, en la que él reconoce rasgos de su madre y le cuenta que fue espantoso encontrarla ya muerta.
Arturo se queda durmiendo junto a ella.
La despierta una llamada de Ana que recibe amodorrada por los ansiolíticos.
Ana le pide perdón por haberse marchado de ese modo, diciéndole Janis que la situación era muy difícil y que es ella la responsable y es justo que sufra el castigo.
Ana le dice que no la está castigando, y puede ir cuando quiera a ver a la niña, pues le preocupa ella.
Janis dice que lo peor fue lo de la noche anterior y que ahora debe irse desenganchando de la niña, aunque Ana le dice que no puede dejar de verla de un día para otro.
Janis le dice que la llamará cuando se sienta capaz de verlas.
Ana le dice que tienen que hablar también de ellas, pues está muy desubicada con ella.
Janis va con Arturo al pueblo y visitan el lugar donde está la fosa de su bisabuelo y visitan luego a la tía Brígida y a sus hijas.
Le toman muestras de ADN, contando la mujer que solo tiene la ilusión de encontrar a su padre para enterrarlo junto a su madre.
Recuerda que ella tenía 4 meses cuando lo mataron. Que la tenía en brazos a ella cuando fueron a buscarlo. Y que lo último que hizo su padre fue jugar con ella y que debió llevarse su sonajero, pues nunca apareció tras la desaparición.
Van luego a otras casa para tomarles las muestras y preguntar detalles de sus abuelos.
Una de las afectadas cuenta que su abuelo tenía un ojo de cristal y nunca se quitó la alianza de bodas y llevaba dentro el nombre de su abuela y la fecha de la boda.
Ya por la noche, van a la casa familiar. La de la abuela de Janis, donde vivió su infancia y vuelven a hacer el amor.
Pronto comienzan los trabajos, acotando el terreno y pasando el detector de metales.
Lo primero que encuentran es un casquillo.
Unos días después llega Janis desde Madrid con Ana, Cecilia y Elena, contándoles Arturo que los trabajos llevarán tres o cuatro días, pero las anima a ir cuando lo deseen.
Observa Ana que ha mantenido el estilo rural, diciendo que no ha querido modernizarlo.
Ana le pregunta si sabe si es niño o niña, diciéndole Janis que es muy pronto, pues está embarazada de solo de tres meses y que la llamará Ana si es niña y si es niño Antonio, como su bisabuelo y recuerda que le tuvieron cavando toda la noche su propia fosa.
Comienzan a cavar y aparecen los primeros restos.
Criban la tierra, y rebuscan, apareciendo algunos restos: una falange, un botón…
Ven cuando encuentran a los primeros cadáveres, que los maniataron con un alambre de espino.
Entre los restos aparecen el sonajero, y el ojo de cristal.
Terminados los trabajos, todos los familiares de los enterrados se acercan hasta la fosa para rendir tributo a sus familiares.
"No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca" (Eduardo Galeano)