Los renglones torcidos de Dios
España (2021) *
Duración: 154 min.
Música: Fernando Velázquez
Fotografía: Bernat Bosch
Guion: Oriol Paulo, Lara Sendim, Guillem Clua (Novela: Torcuato Luca de Tena)
Dirección: Oriol Paulo
Intérpretes: Bárbara Lennie (Alice Gould), Eduard Fernández (Samuel Alvar), Loreto Mauleón (Monserrat Castell / "Montse"), Javier Beltrán (César Arellano), Pablo Derqui (Ignacio Urquieta), Samuel Soler (Rómulo y Remo), Federico Aguado (Dr. Ruipérez), Adelfa Calvo (Dra. Bernardos), Antonio Buíl (Comisario Ruiz de Pablos)), Dafnis Balduz (Inspector Soto), David Selvas (Heliodoro), Francisco Luis Sacristán (Luis Ojeda / "Gnomo), Javier Pastor (Hombre Elefante).
Un coche avanza por una carretera de montaña hacia el sanatorio de Nuestra Señora de la Fuentecilla, un enorme edificio al que llega una elegante mujer acompañada por otro hombre, al que pide que no entre con ella, pues podrían reconocerle.
En su ingreso comprueban que toda la documentación está en regla. La firma del delegado de la diputación y la firma de su marido, autorizando el internamiento, junto con una carta dirigida a Samuel Alvar, el director, que Ruipérez, que es quien la recibe, abre, viendo que es del Doctor Donadío, que es quien aconsejó su internamiento, y en la que les informa que la enferma tiene respuesta para todo, aunque para ello tenga que mentir y, aunque sus embustes contradigan otros que dijo antes y si la pillan en una contradicción encuentra una explicación de por qué se vio obligada a mentir antes y es capaz de confundir a gentes poco sagaces.
Se presenta como Alice Gould y le cuenta que nació en Plymouth, y, aunque su padre era inglés, tiene nacionalidad española. Su madre murió al poco de su nacimiento.
Casada con Heliodoro Almenara desde 16 años atrás, dice que siempre han estado muy compenetrados, aunque disimulan el tedio que se producen, dedicándose él a perder su dinero en el póker y a jugar al polo.
Cuenta que es licenciada en Ciencias Químicas y trabaja como detective diplomada, y sabe que está en un manicomio, diciéndole Ruipérez que prefieren llamarlo psiquiátrico o sanatorio, diciendo ella que está allí legalmente secuestrada por su marido.
Ruipérez le recuerda que su marido la acusó de intentar envenenarlo hasta tres veces con una composición imposible de detectar en análisis ordinarios, y por eso ordenó su internamiento, aunque ella asegura que no habría sabido hacerlo, recordándole el doctor que es licenciada en Químicas, diciendo ella que no ejerce y que además, no hay una sentencia, pues nadie la denunció ni ella aceptó los hechos ni reconocerá estar enferma, sino secuestrada, y que en realidad fue Heliodoro quien intentó envenenarla a ella para convertirse en administrador único de su fortuna, pues de haber denunciado le habrían asignado un tutor judicial que le habría impedido manejar sus bienes.
Se preguntan por qué se casó con él, diciendo que, aunque es un patán, es muy guapo.
Tras esos primeros contactos le asignan a la doctora Montserrat Castell, la subdirectora del centro, que será quien la guíe.
Ella pregunta por el director Alvar, diciéndole que está de vacaciones.
Castell le indica que, como las instalaciones son grandes tendrá sensación de libertad, y le indica que además hay talleres para que los internos se sientan útiles, aunque por la noche cierran las puertas de las celdas a las 10 hasta la mañana siguiente.
Debe dejar todas sus cosas personales, sobre todo sus joyas, e incluso sus libros, aunque le permite elegir uno, eligiendo el de "Síndromes y modalidades de la paranoia".
Luego la pasan a otra sala donde la hacen desnudarse y la examinan, y luego, ya con una ropa más normal, la acompaña hasta su celda, escuchando risas de otros internos.
Cuando se queda sola saca del libro, que tiene dobles hojas que utiliza como sobres, algunos escritos, entre ellos un anónimo que acusa a alguien de ser asesino y algunos artículos sobre la muerte de Damián García del Olmo.
Recuerda las palabras del hombre que la llevó, el padre de Damián, que le dice que debió pasar algo allí dentro, pero la policía no quiere escucharle y por eso la necesita.
Una noche de tormenta, los internos vagan por los jardines sin control, no pudiendo los celadores con todos, mientras una parte del psiquiátrico arde, observando el descontrol el director del centro, el doctor Samuel Alvar, al que Ruipérez indica que el incendio fue provocado, pidiéndole Alvar que se asegure de que la verja permanece cerrada.
Uno de los celadores les avisa de que dentro tienen otro problema, viendo al entrar a la doctora Castell, a la que Alvar le pregunta qué hace allí, diciéndole ella que esa noche necesitará de todas las manos de que pueda disponer, entrando con el propio Alvar y con Ruipérez a una celda donde hay un interno fallecido.
Tras su primera noche internada, Alice despierta para ir a la ducha, y luego al desayuno, acercándosele en el comedor otro interno que le dice que está en su sitio, y que se sienta con ella a la mesa, y que se presenta como Ignacio Urquieta y le dice que es el interno más especial porque es el único que confiesa que está loco, porque ella misma tampoco dice estarlo.
La asusta un interno enano, Luis Ojeda, al que llaman el "Gnomo", y que observa su entrepierna, espantándolo Ignacio, aunque al Gnomo lo defiende otro interno gigantón.
Ignacio la acompaña afuera y fuman, viendo ella que además también le dejan tener mechero, diciendo él que tiene suerte, pues desde que llegó Alvar quitó los barrotes de las ventanas y permitió libertad de movimientos.
Llaman su atención dos hermanos gemelos que están con otra joven, diciéndole Ignacio que ellos nacieron allí, pues sus padres eran oligofrénicos y los llaman Rómulo y Remo,
El primero se pasa el día imitando a todos y Remo no puede hablar y dice que la niña dice es su hermanita y la protege.
La noche del incendio llega el comisario Ruiz de Pablos con el Inspector Soto para investigar la muerte ocurrida, esperando la llegada de Lucía, la forense.
Alvar le explica que la muerte tuvo lugar en el pabellón de los hombres, descubriendo el policía bajo la cama el arma del crimen, un cristal puntiagudo.
Alice, que se presenta a los internos como Alicia, va preguntando a estos por Damián García, sin éxito.
Ve a Rómulo defender a la chica del enano, y los esfuerzos inútiles de Ignacio por calmarlo, siendo golpeado por el gigante.
Montse Castell va a buscarla para ir a la consulta de César Arellano, jefe de servicios clínicos, que se encargará de evaluarla con varios test, advirtiendo ella que hay una parte que se reserva para el doctor Alvar, respondiendo a sus preguntas hasta que le habla del tema del sexo y de su marido, que ella indica, se reserva para Alvar.
Llaman al comisario tras descubrir que el cristal procede de la puerta de la lavandería, comprobando que el autor tuvo que atravesar los demás módulos abriendo todas las puertas a su paso, deduciendo que una estrategia tan elaborada reduce los sospechosos, ofreciéndose Montse a hacer un listado de los menos incapacitados.
En su siguiente cita con César, este le da libertad para hablar de lo que quiera, inquietándolo cuando le dice que sus gafas son muy feas y debería ponerse unas de carey, por lo que, nervioso, derrama la bebida.
Como la mancha, Alice le pide las llaves del baño del personal, donde provoca un atasco, yendo a avisar del problema al encargado del archivo y aprovechando su ausencia para buscar en este la carpeta de noviembre de 1979 con las salidas.
Por la noche consulta la información sustraída, en su celda, donde tiene toda la documentación, incluido un plano del edificio y la ficha de Damián García.
Reunidos ya todos los internos en el comedor la noche del incendio, les indican que irán todos a sus celdas excepto los que nombre Ruipérez, que ve cómo al nombrar a Urquieta este se pone muy nervioso y no quiere dejarse coger, observando cuando lo hacen que tiene las manos manchadas de sangre.
Llega entretanto otro coche con la forense.
El comisario interroga a Urquieta, pues, al disponer de mechero pudo ser quien provocó el incendio en el almacén de juguetes a sabiendas de que todos tratarían de sofocarlo.
Él dice que cuando descubrió al agredido trató de socorrerlo y por eso se manchó de sangre las manos.
Tras la misa del domingo, Rómulo se dirige a Alice y le dice que él sabe quién es.
Ella sale al encuentro de Ignacio. Le dice que sabe que el 24 de noviembre le dieron un permiso para salir, diciendo él que le dejan ir al pueblo cuando lo visita su hermano.
Le pregunta si envió él una carta acusando de asesinato a alguien y si conocía a Damián, pues mandaron la carta en esa misma fecha al padre de Damián y la caligrafía indica que quien la envió es esquizofrénico.
Pero él ni la escucha, pues al oír un trueno se asusta y quiere entrar, viendo ella cuando comienza al llover cómo Ignacio cae al suelo sin que entienda que le pasa, saliéndole de hecho manchas en la cara, indicándole otros internos que le sienta mal el agua.
La noche del fuego Soto indica al comisario que la forense desea hacer una autopsia de urgencia, algo que el comisario cree absurdo, pues es caso está casi cerrado a la espera de que Urquieta confiese, aunque el otro policía le indica que es imposible que fuera Urquieta, pues este 3sufre un miedo irracional al agua, lo que confirma Alvar.
El comisario se siente molesto por la minuciosidad de la forense, pues cree que está muy claro cómo murió el chaval, aunque ella vio que tenía varios huesos rotos.
El comisario ve la lista de sospechosos, que redujeron a 15.
Ruipérez y Montse informan a Alvar que falta un paciente, diciendo este que no se pueden arriesgar a una fuga tan peligrosa.
Ya ingresado tras su ataque del patio, Ignacio informa a Alice que padece hidrofobia.
A cambio ella le cuenta su secreto. Le dice que finge una paranoia. Que se infiltró en el hospital para investigar un crimen, pues es detective e investiga la muerte de Damián, pues dijeron que se suicidó, pero ella piensa que fue asesinado por un antiguo paciente de su padre y dice tener el permiso de Alvar para estar allí, pues es amigo del padre.
Ignacio le cuenta que Damián padecía esquizofrenia y tenía alucinaciones y oía voces y le sometían a electroshocks y terapias de insulina, que funcionan con los más violentos y Damián se peleaba constantemente y recuerda que la noche que murió estuvo desaparecido, pues algunos en ocasiones se ocultan en el bosque y le dice que Ojeda lo hizo aquel día.
El comisario le dice a Alvar que todos los interrogados tenían coartadas o son incapaces de cometer un crimen tan elaborado.
En su despacho, Alvar le dice al comisario que pueden evitar molestias innecesarias y papeleos abogados y periodistas.
Le dice que mirando las fotos de sus pacientes pensó que si Dios nos había hecho a su imagen y semejanza, sus pacientes son los renglones torcidos de Dios y se pregunta qué clase de Dios permite tanta imperfección, indicando el comisario que seguro que Dios también tiene un plan para ellos.
Alvar le dice que no tiene sentido iniciar todo ese tedioso procedimiento, ya que el autor terminará encerrado allí de nuevo, diciéndole el comisario que el secretario judicial ya abrió diligencias, pidiéndole el director ayuda, pues ha introducido reformas en el sanatorio que se están poniendo en duda y un crimen estropearía su expediente.
Recibe una llamada y le dice al comisario que apareció el interno.
Tras ver al "Gnomo", molestando a una mujer, Alice sale tras él hacia el bosque con un palo, encontrándose a Rómulo, que le dice que sabe quién es y llevándola a un lugar que dice, es su casa. Una especie de cabaña, donde está Berta, la chica, diciendo Rómulo que la construyó él para su hermano y para Berta, y también para ella porque es su mamá, y la abraza, diciéndole que lo sabe porque no está mala como los demás, que ha ido por ellos y le pregunta si los va a abandonar, diciendo ella que no.
Oye un ruido y sale para buscar al intruso, lanzándose el Ojeda, el Gnomo sobre ella y golpeándola con una piedra en la cabeza.
Cuando vuelve en sí, tiene a César enfrente y ve que está atada en la cama, diciéndole el doctor que ha matado a un hombre, pues apareció inconsciente junto al cuerpo de Luis Ojeda, recordando ella que fue él quien la atacó y la intentó violar, aunque recuerda que alguien la salvó golpeándolo.
Le dice al doctor que fue un accidente, aunque César dice que debe llamar a la policía, llegando justo en ese momento el doctor Alvar que dice que no llamarán hasta que él hable con la paciente.
Le dice a esta que tuvo que adelantar el regreso de las vacaciones para hablar con ella un ratito a solas y tras quitarle las ataduras le dice que lo ha metido en un lío.
Al conocerlo finalmente en persona, ella habla con él en confianza diciéndole que debe darle acceso al archivo, pues, aunque consiguió la ficha de Damián, no ve nada claro y no cree que Luis Ojeda supiera hacer pasar un asesinato por suicidio.
Se sorprende al ver que Alvar no parece saber de qué le habla, debiendo decirle que es Alice Gould, diciéndole él que sabe quién es, recordándole ella que se intercambiaron cartas siguiendo las instrucciones del Dr. Del Olmo, y que fue él quien le mandó todas las indicaciones para ingresar fingiéndose enferma, pidiéndole el director que le detalle esas instrucciones, diciéndole Alice que no juegue con ella, asegurando Alvar que jamás se han intercambiado correspondencia alguna ni hablado con el doctor García del Olmo sobre ella, diciendo Alice que miente y que pedirá explicaciones a su cliente.
Va hasta recepción y coge el teléfono tratando de llamar a Heliodoro, aunque no puede hacerlo, llamando Alvar a los refuerzos, diciéndole que está seriamente enferma y que se pasará allí una larga temporada, ante lo que Alice se enfada y lo empuja, tirándolo al suelo, tras lo que huye perseguida por dos celadores y cuando la alcanzan, Alvar le inyecta un tranquilizante.
La visita Montse a la mañana siguiente, y le cuenta que está aislada y que lleva allí tres días porque tras su brote psicótico Alvar la considera una paciente peligrosa.
Le muestra además los papeles que encontró en su celda, incluido el expediente de Damián, por lo que le pide que le diga qué está haciendo allí y le pide que confíe en ella.
Alice le cuenta que piensa que la muerte de Damián no fue un suicidio, aunque Montse le dice que es imposible.
Alice le pide que convoque la junta para que le permitan salir, pues va a demostrar que dice la verdad y que está allí secuestrada legalmente.
La doctora Castell consigue convocar en efecto la junta de doctores.
En ella, se disculpa y dice que no es una persona violenta y les pide ayuda.
Alvar le dice que ingresó porque el doctor Donadío lo pidió según su criterio y a instancias de su marido y tienen un documento guardado que lo acredita, asegurando ella que no su marido no sabía lo que firmaba y que ella fingió una enfermedad para poder entrar allí.
Les dice que pensó que solo estaría allí solo unos días y por eso le dijo a su marido que iba a Buenos Aires a investigar un testamento fraudulento para que no interfiriera.
Le recuerdan también que en su ingreso dijo que su marido había intentado envenenarla, diciendo ella que los engañó y que su primera declaración es falsa, pues describió una personalidad de su marido inventada y no es cierto el menosprecio que manifestó, pues la realidad es que se quieren y se respetan.
Montse le pide que les cuente los detalles de su investigación, diciendo ella que Alvar conoce los detalles, aunque este asegura no conocer nada.
Ella insiste en que él sabe que García del Olmo le contrató para investigar la muerte de su hijo, y que, de hecho, fue él quien la llevó el día de su ingreso.
Alvar indica que no hubo nada misterioso en la muerte de Damián, pues fue un suicidio, diciendo ella que el padre del muchacho nunca lo creyó.
Cuenta que lo conoció cuando fue con Heliodoro a la fiesta de Noche Vieja del Ritz, como cada año y que allí vio a García del Olmo y lo reconoció enseguida, pues había visto su foto en la prensa cuando publicaron lo de la muerte de su hijo, y la imagen del chico le atrapó, no entendiendo qué llevó a un chico joven, culto y de buena familia a acabar así.
Se daba la circunstancia de que su marido lo conocía y se lo presentó, citándola en su despacho, donde le dijo que estaba convencido de que su hijo nunca se habría suicidado, pues pensaba sacarlo de allí tras regresar de un viaje a México.
Además, pocos días después de su muerte recibió una carta con el escrito que tenía Alice en que ponía "asesino, tú le mataste, no yo", pero la policía no le quiere escuchar.
Le indica que la caligrafía confirmó que la escribió alguien con esquizofrenia hebefrénica y fue enviada desde Robregordo dos días después de que Damián muriera.
Ella comenzó a investigar, primero a los pacientes del doctor y luego en Robregordo, a donde vio que iban los pacientes a los que permitían la salida en el psiquiátrico.
Luego pensó que para investigar mejor debía acceder a los historiales de los enfermos, y que era mejor trabajar desde dentro, por lo que Del Olmo le dijo que Samuel Alvar, que era amigo suyo, iba a colaborar.
Se carteó con él, detallándole Alvar en su carta las instrucciones para infiltrarse sugiriéndole la enfermedad mental más adecuada, estudiando por ello la paranoia, y ensayó el papel.
Luego convencieron a Donadío para que firmara un informe acreditando su condición, recibiendo luego otras cartas de Alvar con más instrucciones y ella misma redactó la carta, que repite, que firmó Donadío, faltaba solo la firma de Heliodoro autorizando su ingreso, y sabiendo que no lo haría, se lo entregó con otros papeles que tenía que firmar, pues no quiso contarle nada para no entorpecer la investigación y dos días después le dijo que se iba por trabajo a Buenos Aires.
Les dice que su correspondencia con Alvar está en su despacho, asegurando este que esa correspondencia no existe.
Ella dice que entiende que Alvar lo niegue, pues al colaborar en la falsificación podría ser destituido, asegurando él que puede llamar si quiere a la policía para ver qué opina de que matara a un paciente, aclarando ella que es la víctima de un depredador sexual que la atacó porque sus normas se lo permiten y que murió por su incompetencia.
Alvar le pide que deje de manipular a sus médicos y de investigar a los pacientes, pues su conducta es peligrosa para los pacientes y para ella misma y no desea más muertes.
Ella le pregunta por qué miente, diciéndole que tarde o temprano su marido sabrá que está allí e irá a buscarla y Donadío y Del Olmo la apoyarán.
Alvar, señala que el examen del fallecido indica que murió a manos de una mujer profundamente perturbada, por lo que piensa que Alicia de Almenara es una grave amenaza, pues mientras la siguen en lo que dice no pasa nada, pero cuando se enfrentó a ella lo atacó.
César dice que superó con éxito los test científicos, diciendo Montse que tampoco ella cree que sea una amenaza, pues todos sabían cómo era Ojeda y cree que actuó en legítima defensa.
Alvar dice que padece de una soberbia patológica acorde a su inteligencia y se cree más culta, sensible distinguida, elegante y delicada que los demás y cuando la amenazan, recurre a la violencia y de hecho decidió envenenar a su marido cuando se dio cuenta de que no la quería a ella, sino su dinero.
Cuenta cómo el 17 de octubre se presentó por sorpresa en el club de polo donde jugaba su marido para comer juntos, y unas horas después, mientras jugaba al póker, este comenzó a sentirse indispuesto.
El 20 de noviembre, un mes más tarde y tras cenar, volvió a tener los mismos síntomas.
Ella bailaba en el salón cuando él cayó en el baño, no escuchándolo por la música, y, aunque Almenara consiguió llegar al teléfono, no pudo contestar cuando lo cogieron.
Donadío advirtió que había síntomas de intoxicación y Heliodoro recordó que esa tarde su mujer se deshizo de la cocinera horas antes de la cena, y luego, cuando estuvo bien investigó y encontró en la cocina un frasco con una medicina.
Él preparó un zumo para ella para comprobar los efectos de la medicina y vio que ella respiraba con dificultad y se sintió mal, saliendo a vomitar, confirmando su temor.
Donadío le salvó la vida con un lavado de estómago y pidió al médico que analizara el contenido del frasco. Piensa que ella supo que había sido descubierta y que la iban a hospitalizar y su subconsciente comenzó a deformar la realidad y fingió representar la enfermedad que en realidad tiene.
César y Montse piden hablar con el marido y con Donadío y García del Olmo.
Les avisan de que un paciente dijo que fue testigo de la muerte de Luis Ojeda.
Es Ignacio, que cuenta que salió a buscar a Alicia porque estaba preocupado por ella, pues le contó una historia sobre unas investigaciones y cuando la encontró, Ojeda intentaba violarla, aunque, al verle él intentó huir, pero tropezó y se abrió la cabeza.
Dando por buena su declaración ven que no será precisa la intervención policial.
Siguen con la junta y le dicen a Alicia que intentaron hablar con Heliodoro, pero no pudieron localizarlo, y que Donadío está en un congreso en Zúrich.
Ella pide que llamen a García del Olmo, indicándole Alvar que ha estado durante toda la junta allí un hombre al que ella ha tomado por un policía, pero que es precisamente Raimundo García del Olmo y ella, pese a afirmar actuar en su nombre, no le reconoce.
Ella, agitada, dice que ese hombre no es Raimundo García del Olmo y no es quien le contrató y quien le llevó allí, aunque todos le confirman que Raimundo es ese hombre, llamando Alvar a dos celadores que se la llevan a Alicia.
La someten tras ello a una ducha a alta presión antes de devolverla a su celda.
La atan luego a una camilla y la someten a electroshocks y la llevan a la "jaula", un recinto donde tienen a los pacientes que están peor.
Allí tiene pesadillas con el que ella pensaba que era García del Olmo, como si todo fuera una conspiración de su marido al presentarle a aquel hombre como García del Olmo y al firmar luego su petición a sabiendas de lo que hacía.
Cuando despierta, tiene la visita de Rómulo e Ignacio que le dicen que debe aguantar y que harán que la saquen de allí, habiéndolos colado César, al que le dice con sus escasas fuerzas que fue su marido.
Luego, este va a ver a Montse y le dice que deben sacarla de la jaula, recordando ella que está allí por orden de Alvar, aunque ambos consideran desproporcionado el tratamiento, señalando César que hay una explicación para lo de García del Olmo.
Alice indica que lo que ella se inventó acabó siendo cierto y Heliodoro lo planeó todo para quedarse con su dinero, pues solo él pudo manipular el periódico para que apareciera la fotografía del falso García Del Olmo y contratarlo.
Pero Montse le hace ver que su ingreso fue aprobado por la Diputación Provincial y todo estaba en regla, diciendo que Heliodoro pudo utilizar su dinero para sus planes, viendo que, en efecto no existió el asesinato y, al investigarlo parecería todavía más loca.
César piensa que también Alvar fue víctima del engaño, insinuando Alice que también él puede estar implicado, lo que César no parece dispuesto a admitir, aunque Montse piensa que su insistencia en mostrar la falta de raciocinio de Alice podría ser por ello.
Alice piensa que el único modo de comprobarlo es viendo si el dinero sigue en sus cuentas, aunque solo le darían esa información a ella, y pide seguir el rastro del dinero.
Haciendo su ronda habitual por la jaula, Alvar ve que no está Alice en su cama, informándole una monja que la doctora Castell le retiró el tratamiento esa mañana.
Mientras la propia Montserrat se cuela en el despacho de Alvar, César acude a la policía para poner una denuncia, indicando que hay una paciente legalmente secuestrada.
Montse encuentra en una carpeta un talón de 2 millones de pesetas, por lo que, cuando se ve sorprendida por Alvar le pregunta qué significa, pues es 20 veces más de lo que se paga por un ingreso privado, explicándole el director que se trata de un incentivo en beneficio del sanatorio, y que él ingresó en el centro y que puede verlo en la contabilidad indicando ella que nadie da tanto dinero a cambio de nada, respondiéndole Alvar que no ha hablado nunca con el señor Almenara y solo están cumpliendo con su trabajo.
Ella le dice que la llevó de regreso a su celda, diciéndole Alvar que está despedida, tras lo que va a la celda de Alice, aunque no la encuentra allí, por lo que pide a los celadores que vayan a buscarla, pues cree que va a intentar escapar.
Arellano habla con el comisario, por la denuncia, indicando que necesita conocer el saldo bancario de Alicia para confirmar sus sospechas, aunque el comisario piensa que son infundadas, pues la documentación está en orden, apuntando el doctor que el marido lleva un tiempo desaparecido, aunque el comisario señala que no hay denuncia.
La llegada de la forense hace que el comisario por finalizada la visita, aunque a esta le extraña que un médico se moleste en acudir personalmente a denunciar, pidiendo el comisario a Soto que llame al Banco Central.
Entretanto, todos buscan a Alice, que alguien dijo estaba en el taller, donde la buscan sin resultados, aunque poco después sale de debajo de las faldas de una de las mujeres y le da las gracias a Ignacio al que le dice que debe salir de allí o acabarán con ella.
Le pide a Ignacio su mechero para poder llevar a cabo su plan.
Esa noche hay tormenta y Alice está oculta, ahora ya sola, en los talleres, esparciendo el contenido de una botella de disolvente para luego provocar un incendio.
Montse recibe una llamada de César desde la casa de Alice. Dice que cogió la llave de esta en el economato y ha podido comprobar que la casa está vacía desde hace tiempo, lo que le hace pensar que ella tiene razón y que ingresó engañada en el hospital.
Comienza el incendio en el taller mientras Ignacio se angustia al ver la lluvia. Pero. pese a ello, abre un grifo y se moja, empezando a gritar angustiado al sufrir un ataque.
Entra un celador que le indica que irá a llamar a un médico, dejando mientras va a buscarlo, la puerta de su celda abierta, lo que Ignacio aprovecha para abrir las celdas de otros internos mientras grita que hay fuego, formándose un gran alboroto.
Cuando Alice observa que los internos comienzan a salir, rompe el cristal de la lavandería y entra en ella a buscar ropa.
Allí la sorprende el Hombre Elefante, aunque lo deja allí y se marcha aprovechando la confusión al patio.
Ignacio observa a Berta angustiada y corre a la celda de Rómulo, encontrándolo muerto.
Ese es el momento en que llegan Alvar y Ruipérez y encuentran allí a la doctora Castell todavía, diciéndole que necesitarán esa noche todas las manos posibles.
Llegan también entonces el comisario y el inspector Soto para investigar la muerte, dejando el vigilante de la entrada esta sola mientras los acompaña a ver a Alvar, aprovechando Alice el momento para hacerse con las llaves de la entrada al centro.
Pero cuando se dispone a salir llega la forense, a la que abre la puerta, pudiendo ya escapar sin impedimentos, pero la forense le dice que debe ir al módulo masculino a la celda de Rómulo, el fallecido, por lo que no se marcha.
Alvar recibe la llamada en que le informan de la aparición de la paciente y bajan, viendo que está en un coche, aunque enseguida ven que la persona que está en el coche no es Alice, reconociendo el comisario a la forense, vestida con ropa de interna.
Alvar ordena que detengan a quien está realizando el trabajo de forense, Alice, advirtiendo al comisario que no la escucha, pues es muy inteligente e intentará embaucarlo.
Pero la escucha, pues asegura que sabe quién cometió el crimen, aunque asegura que ella es la responsable de que sucediera al provocar el incendio.
Observando el cadáver, indica, que, además de los numerosos cortes provocados con el cristal, tenía el torso hundido y varios huesos rotos, lo que indicaba que el cuerpo fue aplastado por un gran peso.
Ella recuerda que semanas atrás un paciente la atacó y murió, mostrando el comisario su extrañeza al desconocer el suceso, indicando Alvar que fue solo un accidente.
Ella dice que, en realidad, cuando la agredió el Gnomo, quien la defendió fue Rómulo, y el protector de este, el Hombre Elefante, lo vio todo y ahora se vengó aplastándolo con su propio peso, pues el gigantón deseaba a Berta y Rómulo se la arrebató y además mató a su único amigo y por eso acabó con él.
Montse reconoce que Rómulo y el Hombre Elefante se peleaban con frecuencia, pidiendo el comisario a Soto que vaya a comprobar si este tiene cortes, lo que, en efecto comprueban, por lo que los policías se lo llevan esposado.
Tras ello Alice le dice al comisario que es detective diplomada y que está allí retenida contra su voluntad, pidiendo que la lleven a comisaría para poder explicarlo todo.
Alvar le dice que no podrá salir sin el alta, indicando ella que es responsable de la muerte de Rómulo, que no habría sucedido de no haber intentado ella fugarse.
Alvar asegura que no hay nadie secuestrado, aunque el comisario dice que uno de sus médicos fue a denunciar esos mismos hechos a comisaría esa tarde, diciendo Alvar que la paciente ingresó voluntariamente y por recomendación médica.
Soto, apunta, además, que, en efecto comprobaron que su marido vació sus cuentas gracias a que la titular estaba incapacitada.
El comisario indica que no puede sacarla, pero sí hablar con el juez y la interroga.
Montse se acerca a Alvar dándole lo que dice, es, la copia del escrito que enviará a la diputación pidiendo su expulsión, y que firmaron todos, incluido Ruipérez.
Alvar le dice que no tiene autoridad para hacerlo, pues la despidió unas horas antes, aunque, le indica ella, no consta oficialmente en ningún sitio, indicando además que se reunirán al día siguiente en una junta extraordinaria para dar el alta a Alice.
Al día siguiente, esta va a ver a Remo y cuando la dejan sola con él le dice que por un momento pensó que le perdía, pero sabe que siempre la va a proteger como hizo con su hermana y con su hermano Remo.
Entonces el enfermo cambia su actitud contemplativa. Ella dice que una madre siempre reconoce a su hijo y le pregunta qué pasó.
Rómulo le cuenta que, al ver a su hermano angustiado, trató de tranquilizarlo llevándolo a su celda, donde lo dejó mientras iba a buscar a Berta, y cuando volvió a su celda encontró a su hermano muerto, comprendiendo que el asesino lo buscaba a él.
Le pregunta a ella si se quedará allí con él, diciendo que no puede, pues su sitio está fuera, pero que irá siempre que pueda y lo braza.
César va a buscarla a su celda, observando ella que se cambió de gafas como le recomendó. Va a llevarla a la junta, llevándole dos celadores sus maletas.
Asiste a la junta, que ella dice es un juicio, aunque no contra ella.
A preguntas de Arellano reconoce haber mentido muchas veces desde que ingresó, aunque no suele hacerlo.
Castell dice que parece ser víctima de una estafa urdida por su marido, pues saben que embarcó hacia el sur de Asia con su dinero, pero, para que se decrete su alta, la junta debe votar unánimemente, dependiendo por ello del doctor Alvar, al que indica, espera que no haga valer su revanchismo.
Alvar dice que es manipuladora, enferma y peligrosa, aunque anuncia que renuncia a su voto y confiará en el de sus compañeros, aunque, si acuerdan que siga internada, les pide que destruyan la carta donde se menoscaba su dignidad y la cambien por otra dirigida al ministro de Sanidad redactada por él, en que presenta su dimisión por motivos personales, dejando en la junta de médicos la responsabilidad de elegir un nuevo director o directora, advirtiéndoles que no pierdan de vista el criterio médico de Donadío y que no dejen que el de ellos dependa de los de una embustera.
Todos los miembros de la junta votan unánimemente el alta de la paciente, indicando Alvar que es el mayor error cometido, alegrándose que no sea bajo su responsabilidad.
Vencedora, Alice le dice que le advirtió que era un juicio y no contra ella, diciéndole la doctora Castell que la junta acepta su dimisión.
Pero, mientras se dirige hacia la puerta, les dice que la noche anterior habló con Donadío que, tras el congreso de Zúrich se fue de vacaciones con su esposa y no recibió los telegramas y le pidió que fuera a aclarar el asunto, habiendo accedido a hacerlo.
Cuando sale Alvar de la sala entra Donadío, que no es otro que el doctor que la acompañó el día de su ingreso y a quien ella tomaba por García del Olmo y que le pregunta al verla en qué lío se ha metido esta vez.