Los buenos modales
España (2022) *
Duración: 91 min.
Música: Joan Martorell
Fotografía: Vanesa Sola
Guion: Marta Díaz, Zebina Guerra
Dirección: Marta Díaz de Lope Díaz
Intérpretes: Elena Irureta (Rosario), Gloria Muñoz (Manuela), Carmen Flores (Milagros), Pepa Aniorte (Trini), Ricard Farré (Roberto), Bárbara Santa-Cruz (Belén), Inma Cuesta (Mónica), Rubèn Serrano (Jesús), Oriol Camps (Daniel), Jordina Sala Baena (Carmen), María Alfonsa Rosso (Fernanda).
Mónica acompaña a su madre en el cementerio para el entierro de su padre.
Un poco más tarde llega otra mujer, Rosario, con su hijo Roberto, sorprendiéndose madre e hija al verlos, señalando que tienen poca vergüenza de haberse presentado.
Manuela, la mujer del fallecido se topa de frente con Rosario. La mira, pero no le dice nada y sigue caminando.
Unos días más tarde Trini llama desde la casa donde limpia, la de Mónica, a Milagros para decirle que a las 10 de la mañana ya no tiene nada que hacer porque está todo impoluto y tiene miedo que la despidan, mientras que a esa misma hora Milagros está ya "deslomá".
Las dos asistentas quedan para verse en un parque al que llevan a los niños que cuidan, Daniel, al que lleva Trini y Carmen, a la que lleva Milagros, dejando que los niños jueguen juntos en los columpios mientras ellas se toman unas cañas.
Manuela recibe la llamada de una amiga para ir al bingo, aunque le dice que no puede porque va su hija con su nieto a merendar.
Entretanto, Rosario prepara un montón de comida que va poniendo en tuppers que lleva luego a Roberto su hijo y a su nieta, Carmen y recuerda a su hijo que el sábado es su cumpleaños por lo que les invita a comer, aunque él dice que había pensado con Belén ir a la playa.
Cuando Belén llega a casa y abre la nevera la ve llena de las fiambreras que llevó Rosario que tira directamente a la basura.
Manuela ve que se hace de noche sin que fueran su hija y su nieta a las que había preparado unas rosquillas.
Mónica prepara el cumpleaños de Daniel y llama a varios padres, pero ve que todos se excusan, pues es verano y todos tienen planes, diciéndole Daniel que no quiere celebrar su cumple porque no están sus amigos.
En la oficina que dirige Mónica, las empleadas a su cargo creen que es demasiado exigente y lamenta que no se haya ido como los demás en agosto.
Milagros llama angustiada a Trini y le pide que vaya de inmediato a casa de Roberto.
Rosario, la madre de este, va a clases de aerobic, aunque no puede seguir el ritmo, y la interrumpe su hijo para pedirle que cosa un vestido que se le rompió a la niña.
Trini llega a casa de Roberto, y ve que su amiga la llamó solo porque hay dos chicharras en una habitación y está asustada y necesita que le ayude a matarlas.
Mónica lleva a sus empleadas Luisa y Sole dos Frappuccinos, y, tras preguntarles si tienen hijos, las invita al cumpleaños de su hijo, y dicen que irán, aunque luego comentan entre ellas que no piensan hacerlo.
Mientras Trini trata de acabar con las chicharras llega Rosario, contándole Milagros que es una vecina que le fue a llevar una cosa.
Daniel pregunta si puede ir Carmen a su cumple, diciéndole Milagros que su madre no llega hasta las 7, diciendo Rosario que puede llevarla ella.
Cuando esa tarde llaman a la puerta, va Manuela a abrir, viendo al hacerlo que quien está enfrente es Rosario con la niña.
Daniel sale a buscarla y entran, pero fuera, Manuela, sorprendida le pregunta a Rosario qué hace allí, y le pide que se marche, diciéndole que no va a dejar allí a la niña con ella, aunque Manuela no la deja entrar y le pide que deje a la niña un par de horas, diciendo Rosario que irá en una hora a recogerla.
A Mónica le parece extraño que no se quedara la persona que llevó a la niña.
Manuela se queda sin habla mientras Mónica se queja de que todos los padres fallaran, agradeciendo que al menos fuera esa niña, con la que ve feliz a su hijo.
A la hora, Manuela saca a la niña como prometió a Rosario, que pregunta a su nieta si es muy amiga de Daniel, diciéndole que se conocen del parque porque los llevan Milagros y Trini.
Manuela pregunta a Rosario si se va a marchar así sin hablar, lo que, en efecto hace.
Por la noche, Manuela habla con su madre, que ve en su álbum de fotos, y le cuenta que ha visto a Rosario después de muchos años y quería matarla y a la vez preguntarle cómo estaba y que también conoció a la niña de Roberto y que vio bien a Rosario, aunque mayor, quejándose de lo mayores que están las dos.
Al día siguiente, y de forma simultánea va Rosario a hablar con Milagros, y Manuela lo hace con Trini para preguntarles de qué se conocen los niños.
Rosario le cuenta a Milagros que el niño es el nieto de su hermana y no quiere que se vean más él y Carmen, sorprendiéndose ambas asistentas, porque no les pareció que los niños se conocieran antes de juntarlos ellas.
Además, Manuela le pide a Trini que Mónica no sepa nada.
Por la tarde, y en su casa, Trini da clases de refuerzo a un grupo de niños del edificio.
Todos los vecinos se quejan porque el ascensor está retenido y no pueden utilizarlo, debiendo de hecho subir Milagros hasta el octavo andando.
Fernanda, su vecina, que salía para ir al bingo debe volver a casa al no poder bajar.
Mientras habla con Trini, que vive frente a ella llega el ascensor, viendo que quien lo tenía ocupado era Paco, su marido, muy borracho.
Milagros va a ver a Trini cuando se van los chicos y dice que tienen que hacer algo respecto de Carmen y Dani, mostrando su curiosidad por saber lo que pasó con las hermanas y deben tratar de conseguir que hablen, diciéndole Trini que le gusta arreglar la vida de los demás, diciendo Milagros que la suya no tiene remedio, pidiéndole Trini que no la líe a ella.
Pero unos días más tarde está siguiendo a Rosario y Milagros a Manuela.
Ven que Rosario va al gimnasio y Manuela al bingo, encontrándose Milagros y Trini frente a la puerta del bingo, pues el gimnasio está al lado, lo que da una idea a Milagros.
Habla con Fernanda, a la que le compra algunos cartones de bingo, indicándole, cuando llega Manuela, que la pare, pidiéndole que se siente con ella, pues no le gusta estar sola como si fuera una vieja ludópata, aceptando jugar un cartón mientras llegan sus amigas.
Por su parte, Trini lleva a Diego, su alumno más caradura, que le pide a cambio de su ayuda dos botes de nocilla.
Tras el acuerdo, el niño se acerca a Rosario y le dice algo, consiguiendo que ella entre en el bingo, llamando Trini a Milagros para avisarla.
Esta hace un gesto a Fernanda, que le tira el contenido de su taza a Manuela encima, debiendo ir ella al servicio a lavarse.
Entra Rosario, preguntando por Fernanda para decirle que está fuera su nieto y le dijo que fuera a buscarla porque se dejó las llaves, debiendo irse la mujer, quedándose Rosario terminando los cartones que llevaba.
Entra también Trini, que dice que la van a despedir porque la van a liar, aunque Milagros asegura que las dos hermanas van a salir reconciliadas.
Poco después llega Manuela a la mesa, encontrándose allí a su hermana, no dando crédito ninguna de las dos, preguntando Manuela si la está siguiendo.
Se sientan juntos a jugar sus cartones, diciéndole Manuela mientras lo hacen que no para de dar vueltas a lo del día anterior, tras ver a los niños jugando en el cumpleaños, diciendo Rosario que son niños y se les pasará, aunque Manuela dice que quizá eso no es lo mejor para ellos, preguntándole Rosario cuándo ha pensado ella lo que es bueno para alguien, diciéndole Manuela que todavía está esperando a que le pida perdón y le pregunta a continuación por qué se presentó en el entierro de Luis, diciéndole ella que no sabe cómo tiene la desfachatez de preguntárselo, mientras se levanta para irse, cantando Manuela bingo.
Rosario va a casa de su hijo, aunque está sola su nuera, y le dice que se pasó para llevarle el vestido de la niña, que ya lo cosió, diciéndole Belén que no debía haberse molestado, pues estaba viejísimo y no va a ir la niña remendada con todo lo que tiene por estrenar.
Los siguientes días, los niños se dedican a ver la televisión aburridos, preguntando la niña si puede ir con Daniel a los columpios.
Milagros baja con la niña, pero entonces la llaman por teléfono por un problema de su marido y llama a Trini, que va al hospital también llevándose a Daniel.
Allí los dos niños juegan en la sala de juegos, pareciendo Milagros más preocupada por lo de los niños que por el amago de infarto de su marido.
Trini, que no logra localizar a Mónica, llama a Manuela para que recoja al niño, llegando también Rosario a buscar a la niña porque la llamó Milagros.
Ambas se disponen a marcharse, diciéndoles Milagros que ya que están allí podrían hablar mientras Trini se ocupa de los niños, preguntándole Rosario si querían prepararles una encerrona, diciendo ella que ese día no, pero que le parece una injusticia que los niños no sepan que corre la misma sangre por sus venas.
Todo se complica cuando ven que llega Mónica, pidiéndole Manuela a su hermana que se esconda para que no la vea, aunque ella se niega, llevándosela Milagros.
Mónica se dirige a los niños, notando luego raras a Trini y a su madre, que le piden que regrese al trabajo mientras Milagros y Rosario se esconden.
En su casa, Belén le dice a Roberto que deben cancelar la cena con sus amigos porque su madre no puede ir a cuidar a la niña, proponiendo Roberto llamar a la suya, aunque ella dice que no hace falta.
En el hospital, las dos abuelas ven cómo los niños juegan contentos y Manuela vuelve a preguntarle por qué fue al entierro de Luis, y si lo hizo para hacerle daño, diciéndole que no fue así. Que sabía que cuando apareciera la iba a odiar más, y ella también le odiaba, pero tenía que ir.
Manuela le dice que ella ya le ha perdonado, aunque Rosario no entiende qué le ha perdonado, con todo lo que le hizo pasar en la vida y le dice que es ella la que no le perdona, tras lo que se marcha, recibiendo la llamada de su hijo al que le dice que podrá quedarse esa noche con la niña sin problemas.
Trini no entiende que con todo lo que Milagros tiene encima lo que le preocupa es si esa gente se arregla, haciendo que se enfade con ella.
Manuela hace masa frita para su nieto y luego limpia la casa que luego Trini encuentra impoluta, y, a la vez, Rosario cuida de su nieta y hace también comida para que cuando vayan los padres a buscarla se la puedan llevar, diciéndole la niña que le da pena que vaya a la basura porque su madre tira todas las fiambreras a la basura y que su padre no dice nada.
Hace que Rosario llore.
Milagros llega con Paco a su casa, cruzándose con Trini, aunque Milagros no la saluda.
Unos días más tarde Rosario prepara un montón de comida, incluyendo una tarta de manzana, para su cumpleaños, pese a lo cual Belén le dice que le da asco el cordero y que la niña tampoco comerá y le pide algo más suave, como una pechuga de pollo.
Pauli, la vecina peluquera, va a ver a Trini porque su hijo Diego se pasó la noche y la mañana vomitando por la casa, viendo que tenía un montón de botes de Nocilla y le regaña por dárselos, saliendo entonces Milagros, que se pasa el día mirando por la mirilla, y que, aunque está enfadada con Trini le recuerda a Pauli que cada tarde Trini da de merendar a su hijo y le recuerda que le debe las clases de los últimos dos meses y medio y que, además lo del plan, fue cosa de ella, pidiéndole Pauli perdón, pues, dice, últimamente tiene mucha ansiedad, diciéndole Milagros que menos ansiedad y más pagar las cuotas del niño.
Tras ello le pide perdón a Trini, saliendo también Fernanda, que también estaba mirando por la mirilla, invitándolas Trini a las dos a café.
Mónica se sorprende al ver que su hijo llevaba una pieza pequeña de una muñeca rusa que Rosario le entregó a Carmen y esta le dio a su hijo.
En una pausa del cumpleaños, Rosario sale a jugar con su nieta a la calle y al ir a buscar el balón debajo de un coche escucha a su nuera hablando por teléfono contándole a su madre que dijo que no le gustaba el cordero y que seguro que querrá darle tuppers, y que queda todavía el paripé de las tartas, sintiéndose derrotada al escucharla.
En su casa, Manuela ve una foto de ella y de su hermana de niñas soplando las velas y sale con el coche.
Por su parte, Mónica busca en una caja, y sale también con el coche, coincidiendo en un semáforo con su madre, aunque ella no la ve, no entendiendo hacia dónde va.
Va a casa de su hermana Rosario, que está recogiendo la mesa mientras Belén se prepara para marcharse, preguntándole ella a su hijo si quiere llevarse un trozo de tarta, y cuando Belén dice que no hace falta le dice que no le está preguntando a ella, sino a su hijo, viendo cómo se ofende y le pide que no la trate así.
Carmen le pregunta si la va a llevar a los columpios con su amigo Daniel, preguntando sus padres quién es Daniel, confesando Rosario que es el hijo de Mónica.
Suena entonces el timbre y aparece Manuela, que le dice que se acordó de que era su cumpleaños, aunque al ver a Roberto dice que se va, pidiéndole Rosario que se quede.
Roberto pregunta si ha llevado a su hija con esa gente a sus espaldas, aunque Rosario le cuenta que fue a llevar a la niña ignorando que el cumpleaños era del hijo de Mónica.
Vuelve a sonar el timbre, apareciendo ahora Mónica, a la que abre Roberto.
Manuela pregunta cómo sabía que estaba allí, contándole que la siguió, y le pregunta qué hacía su hijo con la muñeca rusa, diciendo Rosario que es de Carmen.
Roberto pide a Belén que se lleve a la niña al coche.
Manuela cuenta a Mónica que también ella se sorprendió al ver a su hermana, pero en el cumpleaños de Daniel y estaba muy solo, y ella misma pudo ver lo bien que se llevan.
Roberto le dice a su madre que no entiende cómo pudo dejar a la niña con esa gente que lo envenena todo.
Mónica recuerda a su madre que su tía les destrozó la vida, recordando que se acostó con su padre y además tuvieron la poca vergüenza de ir al entierro, y le pregunta si fue para fastidiar más a su madre, tras lo que decide marcharse.
Pero antes de salir escucha cómo Rosario le pregunta a su madre si sabía que Luis iba a dejarla para irse con ella, pero que, cuando iba a decírselo debió decirle algo y no volvió a verla pese a que ya había desmontado toda su vida por él.
La llamó solo para decirle que no podía dejar a Manuela cuando ella había dejado ya a su marido y perdido a su hermana y su madre ya no quería ni mirarla a la cara.
Rosario dice que fue ella la que se quedó sola con un bebé y cuando murió Luis, se lo contó y por eso fueron al entierro, porque su hijo tenía tanto derecho como la suya a despedirse de su padre.
Solo en ese momento Manuela y Mónica se enteran de que Roberto es hijo de Luis.
Luego le dice que se pasó la vida preguntándose con qué amenazó a Luis para que en todos esos años no volviera a interesarse por su hijo ni una sola vez.
Manuela le dice que ella se pensaba que lo sabía, pero que no era así, diciéndole Rosario que al verle la cara lo ha comprendido.
Mónica sale y Carmen corre hacia ella y le entrega la muñeca y le pide que diga a Daniel que se la devuelva en el parque.
Manuela insiste en que no lo sabía, lo que Rosario cree tras ver su cara.
Dice que ese hombre les hizo mucho daño a las dos, y que se alegra de estar con ella en su cumpleaños, tras lo que comparten ambas la tarta de manzana.
Trini ahora tiene trabajo. Ya la casa no está tan limpia, y por eso tarda un poco más en llegar al parque donde se reúne con Milagros y los niños, que juegan juntos.
Milagros presume de que no se le da tan mal resolver la vida de los demás, porque es como un martillo pilón, diciéndole Trini que menos mal, mientras los niños juegan con las muñecas rusas, ahora completas.
Las dos hermanas van juntas al cementerio a visitar la tumba de su madre.