Te cuento la película

La zona de interés

The Zone of Interest (2023) * G.B. / Polonia / USA

          También conocida como:
                    - "Zona de interés" (Hispanoamérica)

Duración: 106 min.

Música: Mica Levi

Fotografía: Lukasz Zal

Guion: Jonathan Glazer (Novela: Martin Amis)

Dirección: Jonathan Glazer

Intérpretes: Christian Friedel (Rudolf Höss), Sandra Hüller (Hedwig Höss), Ralph Herforth (Oswald Pohl), Johann Karthaus (Klaus Höss), Imogen Kogge (Madre de Hedwig), Luis Noah Witte (Hans Höss), Nele Ahrensmeier (Inge-Brigit Höss), Lilli Falk (Heidetraut Höss), Medusa Knopf (Elfryda)

La familia Höss pasa el día junto con otra familia de amigos comiendo y bañándose en la orilla del río, disfrutando hasta cerca ya de la noche cuando regresan a su casa.

Mientras se acuestan y se van apagando las luces, se oyen a lo lejos ladridos de perros.

Al día siguiente, los dos hijos varones colocan un pañuelo en los ojos a su padre, que lleva un uniforme de alto mando del ejército nazi, pues es comandante del campo de concentración de Auschwitz, para darle una sorpresa.

Cuando se lo quitan, ve enfrente a su mujer con su bebé en brazos y sus dos hijas frente a su regalo, una barca recién barnizada.

Cuando sus hijos salen para ir al colegio Höss sube a su caballo con el que traspasa los muros, rematados con alambres con púas que separan su casa del campo de concentración en que sobresale una torre de vigilancia.

Hedwig, su mujer se dedica al cuidado y diseño de su enorme jardín donde tiene todo tipo de flores que le ayudan a cuidar algunos de los presos del campo.

Otro preso les lleva comida, que recoge una de las internas para que no pasen adentro, mientras tras la valla se escucha el sonido de un tren que llega.

El preso le lleva además una bolsa con ropa.

Hedwig se la lleva a sus empleadas para que escojan alguna de esas prendas

Ella, entretanto, en su habitación, se prueba un bonito abrigo de visón, mientras fuera se escuchan disparos.

Pide luego que se lo arreglen, pues los bajos están descosidos.

Prueba luego también un pintalabios que encontró en el bolsillo del abrigo.

Höss lleva a unos visitantes a su casa.

El militar se quita las botas antes de entrar y uno de los presos se las lleva enseguida para limpiarlas, pudiendo escuchar por la ventana, mientras lo hace, a la mujer del oficial que con sus amigas hablan sin recato de la ropa recuperada de las judías.

Cuentan también que el marido de una de sus amigas adoptó a un niño polaco para poder tenerla metida en casa y que además le pega.

Otra de las mujeres comenta que encontró un diamante, que lleva, dentro de un tubo de pasta dental.

Mientras ellas están reunidas, Höss habla con unos hombres de negocios.

Estos le explican su nuevo modelo de crematorio, con dos cámaras, de modo que, cuando termina la combustión de la primera, y mientras se enfría y retiran "todas las unidades" de la carga anterior, el fuego pasa a la siguiente y no se interrumpe el servicio.

La incineración tarda unas 7 horas e incinera cerca de 500 unidades

Tras luego Höss brinda en la puerta de su casa con los demás militares que le felicitan.

El comandante sale luego por el bosque, a caballo, con uno de sus hijos, viéndose desde allí el humo negro que sale por la chimenea y ven a un grupo de hombres que llevan a través del bosque.

Luego, por la noche, la familia tiene una enorme tarta de cumpleaños.

Más tarde escucha ladridos y gritos, y, aunque anochece, la chimenea sigue funcionando.

Encuentra luego a una de sus hijas levantadas y la lleva a la cama y le cuenta un cuento hasta que se duerme.

Por las noches, entretanto, una niña polaca, sale con una bolsa cargada de comida que esconde en los lugares donde trabajan los prisioneros.

Höss va luego a su habitación, donde duerme con su mujer en camas separadas.

Hedwig le pregunta si la llevará otra vez al balneario de Italia y le pide que si encuentra algún dulce le lleve chocolate.

Las cenizas sobrevuelan el campo y se escuchan los gritos de la gente cuando los pasan a las cámaras.

Cuando comienza a rumorearse que Höss va a ser trasladado, Fritz Bracht, el jefe de distrito escribe a sus superiores indicando que durante los últimos 4 años, este ha realizado un trabajo extraordinario, elogiado por Himmler, y está muy bien relacionado con la industria de defensa de la zona y fue un innovador en la gestión de los campos, por lo que pide que se suspenda el traslado de Höss

Höss estrena su barca con dos de sus hijos mientras Hedwig cuida de los demás, ignorando los gritos del otro lado de la tapia.

Los niños se bañan luego en el río mientras Höss pesca.

Pero, de pronto, comienzan a llegar las aguas muy turbias y Höss ve flotando una dentadura y hace que sus hijos salgan corriendo del agua.

Los sube a la barca de regreso, tirando él de ella y, una vez en casa hace que se bañen y los froten bien para quitar todos los restos de ceniza.

Pero, pese a la carta a su favor, ordenan su traslado.

Hedwig recibe la visita de su madre, a la que le muestra la mansión. Le cuenta que pusieron calefacción central y la habitación donde dormirá que es la de dos de sus hijas.

Höss sigue dando órdenes, pidiendo que planten arbustos frente a los barracones de los guardas y pide que se penalice a los miembros de las SS que arranquen lilas, debiendo conservarse los arbustos como elemento ornamental en todo el campo.

La madre le pregunta si tienen judíos en su casa, diciendo ella que no, que son personas del pueblo, pues los judíos están al otro lado del muro.

Presume de que el diseño del jardín lo hizo ella, aunque tiene un jardinero que le ayuda y tienen incluso una piscina con tobogán.

Le cuenta también que plantaron vides, entorno al muro para que no se vea tanto cuando crezcan.

La madre dice que tal vez esté en el campo Esther Silberman, una judía que limpiaba su casa y que organizaba veladas literarias y se plantea si tramaba conjuras bolcheviques, y que le vio cómo confiscaron sus cosas, incluidas unas cortinas suyas.

Hedwig le muestra sus flores y sus verduras y le dice que tienen abejas para miel.

Le cuenta que a Rudolf le apasiona su trabajo pese a que tiene que soportar mucha presión, diciéndole su madre que ha salido bien parada.

Hablan de los tilos y las enredaderas mientras al otro lado del muro se escuchan gritos y disparos, sin que altere su vida. Solo el perro parece inquieto y ladra.

Unos amigos recuerdan como encantadoras sus vacaciones en casa de los Höss.

Durante una fiesta con la piscina llena de chicos amigos de sus hijos, Rudolf le cuenta por fin a Hedwig que deben marcharse, pues le van a trasladar a Oranienburg como subinspector de todos los campos y le reemplazará Arthur Liebehenschel,

Ella le pide que llame a Bormann, aunque él le dice que ya lo hizo, y ella le dice que no puede hacerle eso.

Sale enfadada, caminando deprisa tras él, junto a la valla del campo desde el que se escuchan gritos y disparos.

Lo encuentra fumando junto al río.

Rudolf le explica que es por una restructuración y que no es el único al que trasladan y ella le dice que deben hablar con Himmler, aunque él le dice que es una decisión política, diciéndole ella que entonces debe acudir a Hitler, pues es él quien hace que se cumplan sus decisiones al pie de la letra.

Luego ella le dice que su sitio está en Oranienburg, pero que el de ella está allí, criando a sus hijos y no se irá, aunque él dice que no se le pasó por la cabeza que ella no iría.

Ella le dice que su hogar está allí, donde viven como siempre habían soñado o incluso mejor, pues tienen cuanto necesitan a la puerta de casa.

Pide que su sustituto se busque la suya propia y que ponga eso como condición. Él dice que lo preguntará.

Ella dice que, además, como siempre está trabajando, no le verían casi nunca, aunque lo eche de menos, pero que él podrá ir cuando libre, y cuando todo acabe, tendrán su granja, como siempre soñaron.

La madre de Hedwig despierta de su siesta en la tumbona por los disparos del otro lado de la valla.

Rudolf les explica su nueva situación a sus hijos y el sacrificio que van a hacer para poder seguir llevando su vida.

La abuela se despierta un día por el llanto del bebé y observa el campo desde ese piso de arriba y lo que pasa en él.

Höss baja a la cuadra y se despide de su yegua y le dice que la quiere mucho y que la echará de menos.

Dicta una carta por el nuevo crematorio e indica que él y el teniente coronel de la SS Bischoff creen que el crematorio circular es el adecuado y supondrá una gran reforma y que deberían patentarlo para garantizar su prioridad.

Cuenta en la carta que fue ascendido a subdirector de campos de concentración y el objetivo se centrará ahora en la mano de obra.

Escribe también para que le permitan mantener su casa.

Baja luego a la parte inferior de la vivienda, donde se acuesta con una joven.

Arriba, la abuela escucha los disparos constantes.

Cuando tras sus relaciones sube a casa, vuelve a encontrar a su hija en el pasillo y la ayuda a dormir, contándole un cuento de Hansel y Gretel.

Entretanto, la niña polaca recoge fruta para dejársela a los presos oculta.

Al día siguiente, cuando los niños van al colegio, Hedwig ve que su madre no baja, y cuando va a ver qué ocurre, observa que no está y le dicen que se ha ido y que no está su maleta. Solo encuentra una nota en la habitación.

Rudolf vuelve a salir a pasear a caballo con su hijo, que le pregunta si ya no será comandante, a lo que le responde que será el jefe de todos los comandantes e inspeccionará sus campos para ver dónde es posible hacer mejoras.

Hedwig trabaja en el invernadero desde donde escucha disparos y gritos sin inmutarse.

Tampoco se inmuta su hijo, que sigue jugando hasta que los gritos crecen.

Escucha que un hombre se peleó por una manzana y el comandante ordena que lo ahoguen en el río.

Se escuchan gritos y disparos al otro lado de la valla, mientras impasible, un operario, trabaja en el jardín de los Höss.

Este, ya en Berlín, va hacia una reunión mientras la megafonía anuncia que se va a celebrar un concierto benéfico al que asistirán todos los comandantes al mando de los distintos campos de concentración.

Acude a una reunión donde les informan que el Führer aprobó el traslado de 700.000 judíos húngaros para su exterminio o su utilización en el la industria bélica y que trasladarán a Auschwitz, enviando 4 trenes al día con 3.000 judíos por tren.

Höss calculó que, tras la selección, un 25% se usará como mano de obra, el 20% en los campos anexos de Auschwitz, y los demás llegarán a sus campos.

Luego Höss les explica la campaña

El ahora teniente coronel Höss es recibe el mandato de volver a Auschwitz ya que su sucesor no está capacitado para su puesto, por lo que le enviarán instrucciones operativas de Eichmann.

Cuando sale de la sala, el general le dice a otro militar que estaba en la sala que no se preocupe, que no los exterminará a todos y podrá contar con sus trabajadores.

Höss es sometido a un examen médico.

Llama tras ello a su casa para informar a su mujer que va a asumir de nuevo la comandancia del campo para ocuparse de los húngaros, aunque antes tendrá que ir a Budapest.

Se celebra una fiesta tras ello con música de cámara.

Él sube al piso de arriba y observa el salón desde lo alto y escucha hablar a otros militares.

Llama a su mujer de madrugada y le cuenta que Himmler llama a su nueva campaña operación Höss y que no se fijó mucho en la fiesta y en sus asistentes, pues se quedó absorto pensando en cómo los gasearía a todos en el salón y lo complejo que sería por los techos altos.

Ella regresa a la cama y él recorre el pasillo y baja luego la escalera, vomitando mientras lo hace. Sigue bajando, pero se siente mal.

Dos mujeres polacas en la actualidad entran para limpiar el horno crematorio de e Auschwitz. Barren y limpian el polvo del lugar y de los hornos y lo preparan todo para la llegada de los turistas que pasarán por allí.

Tras una cristalera hay millares de zapatillas, botas y zapatos de los asesinados.

Hay también urnas con trajes u otros utensilios, como muletas, etc.

Höss sigue bajando las escaleras después de su mal momento.

Calificación: 3