La tierra prometida (The Bastard)
Bastarden (2023) * Dinamarca / Noruega / Suecia /
Alemania
También conocida como:
-
"El bastardo" (Hispanomérica)
Género: Drama histórico
Duración: 118 min.
Música:Dan Romer
Fotografía: Rasmus Videbæk
Guion: Nikolaj Arcel, Anders Thomas Jensen (Novela: Ida Jessen)
Dirección: Nikolaj Arcel
Intérpretes: Mads Mikkelsen (Ludvig Kahlen), Amanda Collin (Ann Barbara), Simon Bennebjerg (Frederik Schinkel), Melina Hagberg (Anmai Mus), Kristine Kujath Thorp (Edel Helene), Gustav Lindh (Anton Eklund), Morten Hee Andersen (Johannes Eriksen), Thomas W. Gabrielsson (Bondo), Jacob Lohmann (Trappaud), Olaf Højgaard (Preisler).
Dinamarca, siglo XVIII
Con la esperanza de enriquecerse, la corona trata de atraer a pobladores a la extensa península de Jutlandia. Pero el suelo es estéril y está lleno de bandoleros.
Durante décadas, quienes se aventuran, fracasan. El páramo no puede dominarse.
Copenhague 1755. Asilo de los veteranos.
En él, el capitán Ludvig Kahlen saca brillo a su medalla y se la coloca sobre su ya raído traje de oficial, y acude al Consejo de Hacienda, donde es recibido por el ministro Paulli.
Le cuenta que Kahlen regresó tras 25 años en el ejército germano para solicitar permiso para cultivar en el páramo de Jutlandia.
Paulli le dice que no se puede cultivar en el páramo, aunque él asegura que todo suelo puede cultivarse y desea dominar la tierra y construir un asentamiento.
Paulli insiste en que nada crece allí, insistiendo él, que está dispuesto a explicar su proyecto al rey, aunque le dicen que no gastarán más dinero en el páramo.
Pero Kahlen les dice que él mismo financiará el proyecto pese a su mísera pensión, pidiendo a cambio de constituir el asentamiento, un título nobiliario, una casa señorial y sirvientes.
Le hacen salir y los políticos comentan que la madre de Kahlen era sirvienta en una casa señorial y que no se sabe quién es su padre. Que Kahlen fue jardinero antes de su reclutamiento, y, a pesar de ser de clase baja consiguió llegar a capitán.
Convencidos de que no logrará su objetivo, acceden a su petición, pues, mientras esté allí podrán decir al rey que no han renunciado a su proyecto de repoblar el páramo
Parte hacia Jutlandia y analiza diferentes terrenos buscando alguno mínimamente fértil.
Viaja con su tienda de campaña, y una noche escucha a una niña que grita pidiendo ayuda y que, cuando aparece, le pregunta si tiene algo de dinero, atacándolo un bandolero por detrás mientras está distraído con la niña, consiguiendo pese a todo acabar con el atacante de un disparo, haciendo así huir al resto de los bandoleros.
Finalmente encuentra una tierra que tiene algo de humedad.
Acude luego al pueblo más cercano, al que llegó un pedido de Alemania que le entrega
el mariscal del condado, Trappaud, al que pide que le consiga hombres para construir su casa antes del otoño, aunque le dice que en esa zona es imposible encontrarlos, presentándole el pastor, Anton Eklund, a un matrimonio, él agricultor, Johannes Eriksen, y ella sirvienta, Ann Barbara, aunque él se muestra reticente, pues comprende que se trata de un fugitivo y es ilegal su contratación, aunque el hombre le dice que trabajarán por medio sueldo, diciéndole Kahlen que les ofrece habitación y dos comidas, pero sin sueldo, viéndose obligados a aceptar, pues allí no los buscarán.
Cuatro meses después. Finca señorial Hald
El señor de la mansión, Frederik Schinkel, que se hace llamar De Schinkel, recibe a Bondo, su administrador, que le cuenta que hay un militar, el capitán Kahlen que está construyendo en el páramo y que llama a la casa "Finca Real".
De Schinkel monta en cólera, pues creía que ya no iría nadie más y que sería suyo.
Ann Barbara se queja de que el capitán se comporte como un noble pese a sus ropas desgastadas y a no tener dinero para comidas decentes, y le dice a su marido que, sin un sueldo, no podrán irse, aunque él le dice que se quedarán solo hasta que dejen de buscarlos.
Ella expresa su sueño de ir hacia la costa y ver el mar.
Johannes es un buen trabajador e indica que deben añadir arcilla al suelo y luego prender fuego al brezo para poder fertilizar los pastos.
La niña que vive con los bandoleros vuelve a la granja y roba una gallina, no entendiendo el capitán que sus hombres no le dieran el alto, diciendo estos que tenían miedo de que les echara una maldición si la tocaban, pues es romaní, y dan mala suerte.
Un día llega a la Finca Real, enviado por De Schinkel, el comandante Preisler, que explica a Kahlen que De Schinkel es dueño de 130 propiedades y juez del condado, y lo invita a cenar.
Pensando que necesita a De Schinkel como aliado, acude a su invitación, pudiendo conocer a Edel Helen Leising, prima del dueño de la mansión y prometida.
De Schinkel le muestra que conoce su pasado. Que pasó de jardinero a capitán condecorado. Lo que le llevó 25 años, algo que un noble consigue en solo 6 meses.
Durante la cena, De Schinkel le habla de Edel, diciendo que su familia está en banca rota y su tío le pidió que se casara con ella, lo que a él le conviene para entrar en la nobleza, pues es el Conde Leising de Noruega.
Kahlen le explica que desea construir en el páramo el primer asentamiento del rey, diciéndole De Schinkel que el páramo es la obra de Dios y deberían dejarlo salvaje y que además está construyendo en sus tierras sin permiso.
Kahlen le recuerda que toda tierra sin cultivar es del rey, aunque él insiste en que es suyo y además es el juez del condado.
Cuando enfadado se dispone a marcharse, De Schinkel le dice que sabe que su madre era sirvienta del conde Raben, y recuerda que este se acostaba con todas sus sirvientas, y que él es su viva imagen, por lo que es solo un bastardo al que su padre envió al ejército para quitárselo de encima.
Llega Bondo, con un contrato. Le explican que De Schinkel le proporcionará hombres, provisiones y materiales y, a cambio, él le pagará la mitad de sus ganancias y los pobladores serán siervos de De Schinkel, insistiendo Kahlen en que es la tierra del rey.
Edel sale a despedirlo y le dice que pocos se atreven a desafiar a Frederik, y le pide que acuda como invitado suyo al baile de la cosecha, que será un mes más tarde, para poder volver a verse, y le regala uno de sus pañuelos para que no la olvide mientras tanto.
Cuando llega al día siguiente a la finca ve que los trabajadores se fueron. Trappaud le cuenta que Preisler fue a verlo para que fuera al páramo y ofreciera a los trabajadores el doble de su salario por trabajar en la finca de De Schinkel y sabe que no encontrarán más trabajadores pese a tener el sello del rey.
Bondo piensa que cuando llegue el invierno firmará, pues no tendrá dinero ni tendrá el suelo a tiempo, pues ya sabe que no conseguirá hombres.
Otra noche, cuando regresa la pequeña romaní, Kahlen la atrapa y le pregunta dónde acampa la gente con la que viaja, amenazándola para conseguir su confesión con el arma con la que mató al otro bandido, consiguiendo así que le lleve hasta ellos.
La niña le dice que se llama Anmai Mus y que sus padres la vendieron a los forajidos.
Cuando llega hasta el asentamiento de estos, les dice que tiene trabajo para todos en el páramo durante el otoño, aunque le dicen que la ley prohíbe que los de su clase trabajen, y le piden el doble de lo que ofreció y su medalla de militar.
Queman el brezo de las fincas, y luego Anmai Mus baila a la luz de la hoguera y lanza un palo hacia Kahlen y le pide que lo coja y le explican cuando lo hace que entre ellos, si coge el palo, se convierte en parte de su familia, aunque él dice que no son de la misma familia.
Kahlen encarga a Johannes que vaya a conseguir arcilla blanca cerca de la costa.
Llega entretanto la fiesta de la cosecha y decide acudir, pues irán hombres de negocios con los que comerciar.
Cuando llega, De Schinkel le dice que no puede permitir que lleve su peluca llena de pulgas y le dice que le prestarán una, poniéndole una ridícula.
Se la quita Edel, con la que se reúne a escondidas, y que le cuenta que quiere dejar a Schinkel, pero su padre le prohibió marcharse porque solo piensa en el dinero y quiere que se casen en un año, si no tiene una alternativa mejor, diciéndole él que si consigue la recompensa del rey será digno de casarse con ella, que lo besa para despedirse.
Más tarde, De Schinkel interrumpe la fiesta y dice a todos los invitados que tiene una sorpresa, haciendo que lleven a Johannes, al que apresaron.
Les dice que va a ejercer su derecho a castigarlo, ya que es un fugitivo, y advierten a Kahlen que, si interviene para evitar el castigo, incumplirá la ley.
Lo encierran en una jaula y ordena que viertan sobre él un balde de agua hirviendo, y lo hace tres veces seguidas, haciendo que todos los invitados se sientan incómodos, retirándose algunos de ellos, pese a lo cual, y sin hacer caso de Edel, que le pide que cese, ordena que le echen otra más, viendo que esta vez ya no se queja. Murió.
Dice que estaba en su derecho de castigar a sus arrendatarios, y que no sabía que sería tan flojo y que moriría.
Kahlen decide llevarse el cadáver para entregárselo a Ann Barbara, advirtiéndole De Schinkel que contratar a bandoleros es ilegal, por lo que, como juez del condado, le ordena despedirlos y, si no se van antes del amanecer los expulsarán, aunque no lo harán si firma el contrato, aunque él se marcha, ignorando la oferta.
Él propone a sus trabajadores que trabajen por la noche y se escondan por el día, pero ellos dicen que no están dispuestos a morir por su proyecto y deciden marcharse.
Eklund, que es el único que permanece junto con Ann Barbara, le advierte que no aguantará el invierno sin hombres y sin dinero, aunque dice, lo hará él solo.
Ann Barbara le cuenta que De Schinkel viola a sus sirvientas y asegura que no parará hasta ganar, por lo que no está dispuesta a quedarse, insistiendo él en que el rey le pagará, aunque ella dice que el rey ni siquiera sabe que él existe ni lo conocerá.
Tras detenerse ante la tumba de Johannes regresa y pregunta qué pasará si van colonos, diciéndole que entonces, Schinkel perderá su poder, decidiendo ella quedarse, aunque le dice que cobrará el doble, y recibirá una décima parte de la cosecha, y le exige que le cuente además qué va a cultivar, contando él que patatas.
Le cuenta luego que su madre era sirvienta como ella y tenía los mismos problemas con su amo y que él es hijo de un señor.
Se dan cuenta de que Anmai Mus regresó. Se escapó de los forajidos porque no quiere que la vendan, aunque el capitán le dice que debe volver con ellos y la echa de la casa, pues le dice que no puede ocuparse de ella, ya que apenas pueden alimentarse ellos, aunque la niña no se marcha y opta por dejarla entrar finalmente.
Y desde ese día la niña se une a Ann Barbara y al sacerdote en las tareas.
Llega el invierno y la nieve, y la niña enferma y no tienen comida para que sane y él se niega a tocar las patatas pese a que ya solo les queda una cabra para todo el invierno.
De Schinkel se entera de la intención del capitán de sembrar patatas, que le dijeron que pueden crecer en cualquier tipo de suelo.
Una noche llega De Schinkel, que al ver a Ann Barbara le dice que puede volver cuando quiera, tras lo que les entrega un cubo con las sobras de la comida navideña y dice a Kahlen que tiene una propuesta. Le entrega una bolsa con 2.000 rigsdalers, suficiente para construir dos asentamientos, pero lejos de allí. Empezando de cero en otro lado.
Pueden, por fin, comer algo de carne, aunque antes de que acaben, él recoge todo y regresa a la mansión Hald y devuelve el cubo y entre los restos de comida, el dinero.
Pero la niña está cada vez peor, por lo que decide sacrificar a la cabra.
Por la noche, Ann Barbara va a la cama de Ludvig, dice que quiere calentarse porque dejó su manta a la niña, aunque de inmediato se coloca sobre él y le dice que sabe que su corazón pertenece a otra persona, igual que el suyo, pero se consuelan juntos.
Poco a poco la niña mejora y, llegada la primavera, comienzan a plantar las patatas.
Pero poco después llegan también las heladas y la escarcha, y tratan de salvarlo utilizando las mantas y el brezo para salvaguardarlas.
Observa luego la tierra desesperanzado, aunque la niña grita porque dice que encontró un brote, un signo de esperanza.
En el Consejo de Hacienda reciben unos meses más tarde un saco de patatas de Kahlen y el rey, enterado del éxito de este ordena que envíen colonos y suministros.
También Edel es informada del triunfo del capitán, que fue nombrado topógrafo real y de que enviarán a 50 colonos de Alemania.
Feliz, Eklund parte de viaje para conseguir fondos para fundar la primera parroquia allí.
Entretanto la vida sigue. Él y Ann Barbara se acuestan y enseña a leer a la niña.
Llegan finalmente los colonos, aunque al ver a Anmai Mus le dicen que los de la clase de la niña traen mala suerte, por lo que le piden que la eche de allí, aunque él dice que se quedará en la casa y se asegurará de que no se acerque a sus mujeres y sus hijos.
Le dicen a ella que con el tiempo comprenderán que no es peligrosa.
La niña le ayuda a parcelar topográficamente el terreno.
Edel advierte a De Schinkel que debe hacer las paces con Kahlen, pues de lo contrario lo perderá todo, pidiéndole él que entonces se case con él, pues, le dice, conoce sus planes e insinúa que ya se acostó con el capitán, aunque ella no acepta y él llega a abofetearla, y, llevado por la rabia, y para no hacerle nada a ella arroja a su sirvienta al vacío.
Insiste luego ante Bondo en que quiere a Kahlen y a sus colonos fuera del páramo.
Una noche, la niña despierta al escuchar ruidos y el capitán sale con su arma, viendo que está agonizando su caballo, debiendo rematarlo, observando luego cómo atacaron también a los colonos y mataron a la mitad de su ganado y a dos de los colonos.
Indignado, acude a ver a De Schinkel y le acusa de haber matado a dos civiles inocentes, diciendo aquel que necesita pruebas para acusarlo, y que serían bandoleros.
Kahlen lo apunta con su arma, enfadado, aunque finalmente se marcha.
Entierran a los dos colonos muertos y llega entonces Edel al páramo.
Le dice que sabe quién mató a los colonos. Que se trataba de presos que llevó Preisler encadenados y cree que deben estar ocultos en el refugio de caza de Frederik.
Ella vuelve a besarlo antes de marcharse.
Los colones aseguran que, de haber sabido que estaba en guerra con el terrateniente no habrían ido, aunque él les dice que sabe quién son los atacantes y que deben resistir y detenerlos, aunque ellos le dicen que no harán nada hasta que se deshaga de la niña maldita que les trae mala suerte.
Ann Barbara le dice que no puede hacerlo, pues es su hija, aunque él dice que no hay otra opción, diciendo ella que sí la hay, pero que él solo quiere su título para codearse con los peces gordos.
Acaba enviando a Anmai Mus a un convento, y le dice que le irá bien, pues aprendió a leer y sabe cuidar animales y le pide que sea fuerte.
Por la noche, el capitán y los colonos, dirigidos por este, se acercan al asentamiento de los presidiarios, a los que sorprenden, aunque Preisler los ve y escapa.
Buscan el modo de incriminar a Kahlen, cayendo en la cuenta de que Romer, uno de los muertos era un antiguo oficial del ejército y podrán acusarlo de su asesinato.
Cuando tras la escaramuza llega por la mañana a la finca, ve que llegó Eklund, el sacerdote, de su viaje, y que se enteró ya de lo ocurrido esa noche y de que echó a Anmai Mus, viendo que ya no está tampoco Ann Barbara que le dejó una nota en que le dice que no volverá.
Reunidos todos los terratenientes de la zona, señalan que ninguno de ellos deseaba ese asentamiento, y dicen que por ello le ayudarán, pero si distribuye la renta por igual, a lo que De Schinkel, se niega alegando que es su tierra, y rechazando el trato.
Pero Bondo les dice a los demás que acabará entrando en razón y aceptando.
Paulli recibe la denuncia contra Kahlen, viendo que su actuación ha sido capaz de unir a terratenientes, que se odian, y, si aceptan su palabra condenarán a Kahlen a muerte sin juicio pese a que el rey quedó muy impresionado por su logro, aunque Paulli asegura que al rey le da igual quién esté en el páramo mientras haya alguien y que no sabe quién es Kahlen, por lo que firmará la sentencia y el asentamiento seguirá construyéndose.
Preisler, acompañado por un grupo de soldados va a ver a los colonos y les dice que están en las tierras de Frederik De Schinkel y deben abandonarlas, haciendo arder algunas de sus tiendas, dándoles de plazo hasta el anochecer para recoger.
Tras ver el humo se presenta Kahlen que recuerda a Preisler que se trata de un asentamiento real, diciendo Preisler que ahora pertenece a De Schinkel y sus socios y el contrato está firmado por el Consejo de Hacienda, por lo que detienen a Kahlen.
Llega entonces Eklund, el pastor, que dice a Preisler que no tiene ninguna autoridad allí y lo acusa de asesinato, pues soltaron a unos vándalos que mataron a gente inocente.
Kahlen pide al sacerdote que se marche, aunque él dice que a los campesinos pueden no creerlos, pero que él es un hombre de Dios y declarará, disparando sin piedad Preisler contra él, lo que hace que Kahlen se lance, a su vez contra Preisler, al que golpea duramente, aunque los soldados lo golpean a él y lo detienen.
En su huida, Ann Barbara se entera de la detención de Ludvig.
Llevado ante De Schinkel, este le pide que admita que es su tierra y lo dejará vivir, aunque él insiste en que es propiedad el rey, por lo que lo azotan sin piedad, ordenando De Schinkel que empiecen a hervir el agua.
Entretanto, vestida como una sirvienta más de la casa, Ann Barbara prepara un vino en el que echa unos polvos e indica a otra sirvienta que debe llevárselo al señor.
Edel, por su parte va a ver a Frederik y le dice que aceptará casarse con él si perdona a Ludvig, aunque él le dice que no la creerá, si no le demuestra que va en serio.
Ella se muestra dispuesta a hacer el amor con él, pero cuando Frederik se levanta tras beber el vino preparado por Ann Barbara, se siente mareado.
Edel sale y entra Ann Barbara, que se acerca a él y lo abofetea y lo patea luego, para acabar clavándole un cuchillo en el estómago, y tras decirle que es por Johannes, le corta el pene, antes de ser detenida.
En su jaula, Kahlen escucha que Ann Barbara mató a De Schinkel viendo que la llevan detenida sin poder hacer él nada.
Edel, por su parte, observa el cuerpo de Frederik y sonríe.
Finalmente, Trappaud le libera tras haber informado al Consejo de Hacienda, aunque le cuenta también que los colonos se fueron y que Edel también se marchó Noruega.
Él podrá regresar a la Finca Real, aunque ignora si enviarán más colonos.
Le cuenta que Ann Barbara fue condenada a cadena perpetua y sin visitas.
Acude a buscar a Anmai Mus, a la que mantienen fregando. Le dice que busca a alguien fuerte para labores del hogar, que sepa cuidar animales y topografía.
La niña se muestra recelosa. Él reconoce que actuó mal, y que no debió mandarla lejos, pero promete que la cuidará siempre, corriendo ella entonces a abrazarlo.
De regreso, le cuenta que Ann Barbara es feliz donde está ahora, diciendo ella que seguro que está junto al mar como siempre soñó.
Las patatas siguen creciendo con fuerza, como lo hace la propia Anmai Mus.
Un día llegan a la finca un grupo de gitanos sintiéndose ella de inmediato atraída por el más joven de la familia, y los contratan para algunos trabajos.
Llega un enviado del rey que le comunica que este le concedió el título de barón, 20 años de exención de impuestos, y una subvención de 2.000 rigsdalers anuales cuando lleguen los nuevos colonos, que serán 400 en primavera y trabajarán para él.
Pero rechazaron su petición para reducir la condena de Ann Barbara, que además será trasladada con las demás prisioneras a Copenhague para realizar trabajos forzados.
Un día llega la familia romaní y el muchacho lanza un palo frente a Anmai Mus, que ella, tras el asentimiento de Ludvig, recoge.
Corre luego a abrazar a su "papito", antes de marcharse con su nueva familia.
Los ve partir, quedándose triste, ahora ya solo.
Poco después, en 1763, Kahlen abandonó el páramo y su título fue revocado.
Las presas de Aalborg son trasladadas hacia Copenhague cuando Kahlen asalta el carruaje y la libera, llevándose luego a Ann Barbara con él hacia el mar.