La revolución silenciosa
Das schweigende klassenzimmer (2018) * Alemania
Duración: 111 Min.
Música: Christoph M. Kaiser, Julian Maas
Fotografía: Jens Harant
Guion: Lars Kraume (Libro: Dietrich Garstka)
Dirección: Lars Kraume
Intérpretes: Leonard Scheicher (Theo Lemke), Tom Gramenz (Kurt Wächter), Lena Klenke (Lena), Isaiah Michalski (Paul), Jonas Dassler (Erik), Nora Labisch (Klara Winkler), Lena Labisch (Regina Winkler), Ronald Zehrfeld (Hermann Lemke), Carina Wiese (Irmgard Lemke), Florian Lukas (Rector Schwarz), Jördis Triebel (Sra. Kessler), Michael Gwisdek (Edgar) Max Hopp (Hans Wächter), Judith Engel (Anna Wächter).
Stadtgrenze. Frontera ente Berlín Oeste y Este, 1956. 5 años antes de la construcción del muro.
Un tren procedente de Stalinstadt para para el control de pasaportes.
Entre los pasajeros, dos jóvenes, Theo Lemke y Kurt Wächter, diciendo el segundo que van a visitar la tumba de su abuelo.
Van, en efecto a un enorme cementerio de caídos en la guerra para dejar unas flores, aunque luego corren para llegar al cine, donde, al carecer de dinero, se cuelan por la ventana del lavabo para ver una película, "Liane, jungle Goddess", deseosos de ver a esa diosa desnuda.
Pero antes de la película ven un informativo donde informan del levantamiento en Hungría en protesta contra los rusos, clamando que no desean volver a ser esclavos, uniéndose el ejército a los rebeldes y expulsando a los tanques rusos.
De regreso a Stalinstadt se reúnen con Erik y con Paul, que les preguntan con curiosidad por las tetas de Marion Michael, aunque ellos les dicen que también vieron las noticias de la revolución húngara, aunque Erik les dice que en realidad se trata de una contra revolución fascista, según la prensa de la Alemania Oriental.
Pero Theo dice que también ellos deberían expulsar a los militares rusos, lanzando una nuez contra un grupo de estos que está en el bar, debiendo huir tras ello, aunque acaban siendo alcanzados por estos soldados, ante los que se disculpan diciendo que se trataba de una broma, llamándolos los rusos nazis, antes de dejarlos marchar.
De regreso a su casa, Kurt le pregunta a su padre si los contrarrevolucionarios son fascistas, diciéndole este que será algo parecido a lo que ocurrió en su propio país en 1953, en el que estaban involucrados algunos extranjeros.
Cuando su padre se entera de que ha ido a la tumba de su abuelo por su cumpleaños le dice que le meterá en un lío, pues es difícil entender que el hijo del presidente del Concejo municipal lleve flores a un soldado de las SS.
El padre de Theo lleva a este y a su hermano pequeño en su sidecar al instituto, pidiéndole a Theo, al verle con varias compañeras, que se centre en los exámenes, pues debe graduarse.
Pero él está enamorado de Lena, a la que le entrega un amuleto para los exámenes, un trébol de 4 hojas creado por él.
Luego cuentan ante sus compañeros cómo la información que reciben sobre Hungría es totalmente diferente a la que pudieron ver en Occidente, por lo que deciden ir esa tarde a escuchar la RIAS, la radio clandestina, a casa de Edgar, un tío abuelo de Paul homosexual y con el que sus padres no se hablan.
Pese a las reticencias de Paul, una decena de amigos va tras las clases a casa de Edgar, un hombre un tanto extravagante al que ven bañándose desnudo cuando llegan.
En la radio escuchan cómo los tanques rusos actuaron contra los revolucionarios húngaros, provocando centenares de muertos, entre los que se incluía al capitán de la selección, Ferenc Puskás.
En Estrasburgo, homenajearon a los caídos con un minuto de silencio.
Al día siguiente, y antes de comenzar la clase Kurt propone guardar un minuto de silencio en memoria de sus camaradas caídos en Hungría, entre los que está el ídolo de algunos de ellos, Puskás, votando la mayoría por hacerlo.
Llega la clase de historia, y cuando el profesor Mosel empieza a preguntar, ve que nadie responde a sus preguntas, diciéndole a Paul, cuando le pregunta y no le responde, aunque se pone de pie, que le suspenderá.
Tampoco le responde Kurt, y ven cómo Theo ríe, aunque no dice nada, y viendo cómo miran el reloj, Mosel exige saber qué está pasando, aunque nadie le responde, hasta que finalmente Erik, confiesa que se trata de una señal de protesta, ante lo que Mosel pregunta si es contra él, que se marcha enfadado, riendo entonces todos los alumnos, tras conseguir su objetivo.
Mosel acude a ver al rector Schwarz, que le dice que no debe ser nada importante y piensa que es mejor que el asunto no trascienda, pues son buenos alumnos, aunque enseguida comprueba que Mosel ya se lo contó a otros compañeros.
Schwarz decide llamar a Theo, al que le dice que el socialismo no es perfecto, pero es bueno, pues por vez primera la clase trabajadora puede tener un futuro y gente proveniente de familias pobres, como él pueden llegar a dirigir un centro como ese y no desea arruinarlo, necesitando por ello una explicación respecto a lo ocurrido.
Deseosos de ver cómo evolucionan los acontecimientos en Hungría, regresan a casa de Edgar, donde escuchan que el líder de la oposición fue nombrado presidente, aceptando todas las peticiones de la gente, habiendo cedido la URSS el gobierno al líder de la revolución, anunciando que retirarán sus tropas, por lo que ríen felices, se abrazan y bailan, escuchando canciones de Elvis Presley.
Theo sale con Lena y se besan felices, aunque luego, y antes de marcharse, Theo les cuenta que tuvo una extraña conversación con el director y le dio el mensaje de que iban a investigarlos a todos y que podrían suspenderlos a todos, por lo que deben idear una estrategia para evitarlo, proponiendo responder cuando les pregunten que guardaron silencio por la muerte de Ferenc Puskás, para evitar represalias.
Pero Lena dice que no pueden utilizar una excusa, pues dejan de ser revolucionarios, apoyándola Edgar, que les pregunta para qué quieren el título, y supone que es para no pasar la vida en una cooperativa agrícola como sus padres, pero que si se han revelado es para ser librepensadores, algo que no le gusta al sistema y les convierte en enemigos del estado porque piensan por ellos mismos.
Deciden someter la cuestión a votación, haciéndolo en secreto, ganando la opción de contar la excusa que propuso Theo, algo que no le gusta a Kurt.
Este se aleja hacia el lago, siguiéndolo Lena y Theo, con los que comparte un cigarrillo, gritando luego fuerte a la luna llena para mostrar su enfado.
Deben hablar para ello con Erik, al que le indican que decidieron contar que su acto de protesta no fue por algo político.
Al día siguiente es llamada Lena al despacho del director, donde encuentra, junto a este a la consejera del distrito escolar, la señora Kessler, que le pregunta por el motivo del minuto de silencio, contando ella que lo hicieron por Puskás, preguntando ella si quedaron como tontos solo por el fútbol, lo que parece satisfacer al director.
Llaman luego a Erik y a Theo, que contestan lo mismo, y respondiendo que no fue por una razón política, y que fue a partir de una discusión en clase que él dice no recuerda cómo comenzó, aunque niega haber sido él quien la iniciara.
Kessler les informa de que Puskás está vivo y que lo de su muerte fue solo propaganda, y cuando pregunta por la RIAS él dice que fue un rumor, que no escucharon la radio.
Al bajar se enfrenta a Erik, que niega haber dicho que él fue el cabecilla.
Llega entonces el director que les dice que tienen un grave problema, pues la consejera está escribiendo un informe.
Erik le pide que confirme que él no acusó a Theo, que concluye que tratan de enfrentarlos utilizando métodos de la Gestapo.
Poco después reúnen a todos los alumnos a la puerta del colegio y les dice que toda la clase va a recibir una advertencia y castigarán en especial a Theo por su actitud, y que el castigo figurará en su título.
Luego el director se reúne con sus padres y les advierte que si tiene otro castigo, no se graduará, asegurando su padre que no habrá ningún otro incidente.
El padre de Kurt habla con este y con su madre sobre los sucesos de Hungría, donde hablan de las muertes provocadas por los contra revolucionarios, que ahorcaron públicamente a 21 camaradas, y que el oeste esta lleno de fascistas y que solo los rusos impiden que se hagan con el poder, y que apoyando a los contra revolucionarios apoya a los fascistas, lo que le hace parecerse más de lo que pensaba a su abuelo materno.
El padre de Theo lleva a su hijo a trabajar con él en la fundición, a temperaturas infernales. Pese a todo Theo le dice que no está mal, aunque tienen solo un breve descanso y al llegar a casa no domina ni sus brazos, no pudiendo casi ni comer.
Su padre le dice que va a ser el primero de la familia que puede ir a una buena escuela, pues a todos los demás los mataron en guerra o fueron obreros en la siderurgia.
Al día siguiente sólo Kurt y Lena acompañan a Paul a casa de su tío a escuchar las noticias de la RIAS, encontrándose con la desagradable noticia de que una división de tanques atacó Budapest y acabó con la revolución que amenazaba con abandonar el Pacto de Varsovia.
Kurt y Lena se marchan juntos y se besan, viéndolos Paul que salió tras ellos, y que al día siguiente se lo cuenta a Theo.
Llega a visitar el colegio el Ministro de Educación Lange con los inspectores preocupados por la contra revolución, y asegura que eso no se acaba con un castigo a un alumno y exige el nombre de todos los cabecillas, indicando que si no los tiene en una semana, no se graduará ninguno de ellos.
El ministro habla con Erik y le acusa de ser el principal cabecilla, pues fue quien dijo que lo hacían como una señal de protesta, señalando que no fue él quien lo organizó, recordándole que su padre murió por el socialismo.
Le preguntan quién tiene la radio, indicando Erik que es un viejo maricón llamado Edgar.
Al ver la presión a que les están sometiendo, Kurt dice que confesará, aunque Theo le dice que no les bastará con eso, pues si habla le preguntará quién escuchó la radio y no le dejarán nunca, por lo que propone seguir con la excusa.
A Theo le extraña que el ministro conozca el nombre de su padre, y cuando este le pregunta acaba confesando que la idea del minuto de silencio fue de Kurt, pero que lo votaron todos, diciéndole su padre que si la idea fue suya, debe responder por ello. Que espere hasta el último momento, pero que si nadie habla deberá hacerlo él, que no entiende que le pida que traicione a su amigo.
Lena va a verlo, pero él le dice que no puede salir, diciéndole ella que siente haberle hecho daño, pero que no puede estar con alguien que siempre pone excusas.
Yendo hacia casa de su tío, Paul ve cómo varios coches policiales se dirigen hacia allí, y observando que al mando de estos está Kessler, que será quien interrogue a Edgar para preguntarle si es cierto que los chicos escuchan allí la radio revolucionaria.
Al ver que detienen a su tío, indignado, Paul se dirige a la iglesia del padrastro de Erik, y dirigiéndose a este lo golpea tras acusarle de haber traicionado a su tío.
El pastor interroga a Erik y le pregunta si es cierto que delató a Edgar, pidiéndole al ver que es así, que se retracte de su declaración, pues los homosexuales lo pasan muy mal en prisión, pero él se niega, diciéndole que no es su padre y acusa a su madre de haberle traicionado con él.
Todos los padres deciden escribir una carta al ministro y Hermann, el padre de Theo va a verlo para tratar de hacerle comprender que se trataba solo de la broma de algunos chicos a los que les gusta el fútbol, pero que son verdaderamente socialistas, aunque el ministro insiste en que quiere al líder y se asegurará de que no se gradúe.
El ministro sabe que Hermann participó en el alzamiento obrero del 53, aunque él le dice que se ha adaptado, indicando el ministro que espera que su hijo siga su ejemplo.
La señorita Kessler inicia una nueva ronda de interrogatorios, comenzando por Theo, al que le cuenta que su padre participó en el alzamiento obrero del 53 pese a lo cual le dieron la oportunidad de una vida estable allí y no debe ponerlo en riesgo, pese a lo cual Theo se niega a hablar.
También lo hace Lena, pese a que le muestran que saben que su madre vive en Suecia y que ella vive con su abuela, y le dicen que si quiere que esta mantenga su trabajo debe decir quién lidera la contra revolución.
Luego interroga de nuevo a Erik, que vuelve a decir que lo decidieron entre todos.
Kessler le dice entonces que su madre le mintió sobre su padre, que no es el héroe que creía, pues fue un colaborador de los nazis y delató a otros compañeros comunistas, por lo que su muerte no fue heroica, ya que murió ahorcado por los rusos, mostrándole una foto de él ahorcado con el rótulo de traidor, y le amenaza con publicar su historia en el periódico si no cuenta quién fue.
Logran así que confiese que fue Kurt, aunque le piden que lo diga ante la clase cuando finalice el ultimátum si no lo hace otro, dándose cuenta de la gravedad de que se acuse al hijo del presidente del consejo municipal.
Cuando sale, sus compañeros están en clase de tiro. Coge entonces el fusil y apunta al profesor, al que acusa de nazi, aunque Theo le dice que baje el arma, pues ese hombre no lo merece, pese a lo cual acaba disparándole, tras lo que huye con el arma y con una caja de munición.
Va corriendo con ella hasta la iglesia, donde su madre y su padrastro comienzan a prepararlo todo para la Navidad, y amenazando a su madre con el arma, le pregunta cómo murió su padre.
Kurt, Theo y Paul, que le perseguían, consiguen quitarle el arma, pese a lo cual sigue preguntándole cómo murió su padre, y si fue un colaborador, mostrándole la foto que le entregó Kessler, no pudiendo su madre desmentirlo.
Erik llora de rabia, confesándole tras ello a Kurt que lo delató para evitar que publicaran en el periódico la historia de su padre, tras lo que le muestra la foto del ahorcamiento de este, a cuyo lado aparecía el padre de Kurt.
Llega poco después el coche policial para detener a Erik.
Cuando Kurt llega a su casa, encuentra allí a la señora Kessler, que le dice que sabe que la idea del minuto de silencio fue suya, y le pide que sea él el primero en declarar en clase al día siguiente y que declare que fue Erik el líder contra revolucionario, ya que este irá igualmente a prisión durante 10 años, por lo que le pide que se lo piense.
Cuando se quedan solos, Kurt le pregunta a su madre qué piensa, mientras su padre le pide que aproveche la oportunidad que le da Kessler y le pide que deje de preguntarle a su madre y que no arruine su futuro, pues es una mentira piadosa.
Pero Kurt dice que cargará con esa mentira toda la vida, diciéndole su padre que en varios años se reirá del tema, preguntándole Kurt si él se rio cuando ahorcaron al padre de Erik, mientras le muestra la fotografía, diciendo él que aquel hombre era un colaborador, y Kurt le pregunta si fue él quien lo delató a los rusos, a lo que no le responde.
Vuelve a preguntarle a su madre si ella no tiene nada que decir, a lo que ella le responde que se vaya lejos de allí y no regrese, asegurándole que siempre se acordará de él, en cada minuto, pero que debe irse esa noche.
Antes de hacerlo, Kurt visita a Theo y le cuenta que se marcha al Oeste para poder sacarse el título, pues le pidieron que inculpara a Erik y quiere salvar a los demás, pese a que Theo le dice que huir es aceptar la culpa.
Le pide perdón por la traición y le pregunta si le gustaría ir con él, pero Theo dice que no puede dejar a su familia sola y echaría de menos a sus hermanos.
Kurt le pide que vele porque los demás se saquen el título.
Se va luego en bici a la estación, donde espera coger el primer tren, abrazándose antes de marcharse, deseándole Theo buena suerte.
El padre de Kurt escucha un ruido y al ir a su habitación comprueba que se ha ido, aunque su mujer no muestra ninguna sorpresa.
Como en otras ocasiones, al llegar a la frontera piden los papeles y le hacen bajar y llaman a su padre, al que le explican que su hijo dijo que viajaba al Oeste para visitar la tumba de su abuelo en el cementerio de guerra, señalando Wächter que, en efecto, su hijo lo hace a menudo, pese a que fue un soldado nazi, aunque, subraya, para él indica, es su abuelo, prestándose a firmar un certificado en el que se responsabiliza de que su hijo volverá esa misma noche, por lo que le dejan irse.
Su padre le da la mano mientras le dice que no tarde, pues le esperan para cenar.
Por su padre, el padre de Theo le pide, al llevarlo al colegio, que no se haga el héroe.
El director, y la señora Kessler van a clase para hacerles declarar y les señalan que Kurt admitió su culpa y abandonó el país, y, dado que el ministro quiere que todo vuelva a la normalidad, deben declarar que Kurt fue el artífice del minuto de silencio.
Pero cuando va a declarar Theo, que es el primero, asegura que Kurt no les animó a hacer la propuesta, diciendo él que la mayoría decidió a hacerlo y él estaba a favor, por lo que deciden expulsarlo del colegio, señalándole que no podrá sacar nunca el título, tras lo que expulsan a Paul por protestar.
Se levanta entonces Lena para decir que fue ella, tras lo que se levantan las gemelas, Klara y Regina para decir que fueron ellas, haciéndolo uno tras otro, todos los alumnos, excepto una, que se acusan de haber sido ellos, ignorando la orden de Kessler de que se sienten, por lo que les dice que queda expulsada toda la clase, diciéndole al director que él también responderá por ello, preguntándoles el director Schwarz en qué ayudó su actitud a los húngaros, concluyendo que no les sirvió de nada.
Una vez fuera, le preguntan a Theo qué hacer, señalando este que, como es Navidad y hay menos controles, pues muchos visitan a sus familias, pueden irse a Occidente por parejas, para poder graduarse allí, aunque la opción entre fugarse o quedarse, le corresponde a cada uno, tras lo que se abrazan antes de despedirse.
Cuando el padre de Theo le hace ver que por su actitud acabará trabajando con él, Theo le echa en cara que él no le contó que participó en el levantamiento del 53, tras lo que le dice que no se quedará allí, que se irá al Oeste para sacar al título, proponiéndole que se vayan todos con él, aunque su padre no quiere fugarse y enorgullecerse de ello.
Theo le pregunta qué hace allí, diciéndole su madre que es de allí y nunca se iría.
Unos días más tarde Paul va a buscar a Theo, al que encuentra jugando con sus hermanos, que se preparan para visitar a la abuela. Les dice a sus padres, que entienden lo que eso significa, que él no irá y se quedará con Paul.
Camino de la estación llora mientras ve marcharse a su familia.
Una vez en el tren observa que en este hay ya varios compañeros de su clase, como las gemelas y Lena.
Solo cuatro alumnos se quedaron, los demás abandonaron su país entre la Navidad y el Año Nuevo de 1956 y se sacaron el título en Alemania Occidental.