Golpe de suerte
Coup de chance (2023) * Francia / USA / Gran Bretaña
Género: Suspense / Drama
Duración: 96 min.
Fotografía: Vittorio Storaro
Guion y Dirección: Woody Allen
Intérpretes: Lou de Laâge (Fanny Fournier), Niels Schneider (Alain Aubert), Melvil Poupaud (Jean Fournier), Valérie Lemercier (Camille Moreau), Grégory Gadebois (Henri Delauny), Sara Martins (Julia), Guillaume de Tonquédec (Marcel Blanc), Elsa Zylberstein (Caroline Blanc), Arnaud Viard (Pierre), Anne Loiret (Delphine), Sâm Mirhosseini (Dragos).
Fanny Moreau camina por París cuando, al cruzarse, un joven repara en ella y la reconoce. Le dice que es Alain Aubert, recordando ella que escribía artículos en el periódico del Liceo Francés de Nueva York, aunque no iban a la misma clase.
Fanny le dice que va camino del trabajo, y él la acompaña aunque iba en diferente sentido, y les dice que, como es escritor, puede elegir sus propios horarios.
Fanny le dice que su padre trabajaba en una empresa francesa con sede en Nueva York y por eso estudió en el Liceo, y Alain le cuenta que su padre tenía un puesto en la ONU y ha pasado el verano en París escribiendo un libro que se alargó más de lo previsto, aunque ya vivió en París cuando estuvo casado.
Ella recuerda que le gustaban sus artículos y le cuenta que vive allí con su marido y trabaja en una casa de subastas y ahora es Fanny Fournier.
Él recuerda que cuando estudiaban estaba loco por ella.
Cuando llegan al trabajo de ella, él le dice que vive al lado, aunque normalmente vive en Londres.
Él le dice que pueden salir algún día a comer para recordar viejos tiempos, diciéndole ella que cuando quiera, ahora que sabe dónde encontrarla.
Por la noche Fanny y Jean, su marido, se preparan para ir a un cóctel, indicando él que luego irán a la casa de campo, pese a que ella le dice que pensaba que ese fin de semana se quedarían allí, y le dice Jean que van Bernard, Chloé, Pierre y Delphine.
Antes de salir, Jean le regala una bellísima sortija, aunque ella le dice que no es su estilo llevar joyas tan caras.
Él a su vez se compró una locomotora nueva, teniendo una maqueta enorme en una habitación, donde pasa sus ratos libres.
Antes de salir, ella vuelve a quejarse de tener que ir al campo, pues sus amigos están obsesionados con la caza y el senderismo, pero ella se aburre y además le cae mal Delphine que es pretenciosa y materialista, y ella tiene la impresión de ser solo una mujer florero, pese a que él le asegura que en absoluto.
Pero cuando llegan a la fiesta, lo primero que comentan en un círculo de invitados, es que llegan Jean Fournier y su florero.
Comentan luego sobre él que tiene mucho dinero, aunque nadie sabe muy bien a qué se dedica y comentan que uno de sus socios desapareció ahogado y se habló de suicidio, pero también de asesinato y salió en la prensa de la época y que su muerte benefició a Jean.
Fanny se queja luego con su amiga Julia de lo que le aburre el campo. Y también le cuenta su encuentro casual con su compañero de instituto y su confesión de que estaba enamorado de ella entonces y que no ha dejado de pensar en ello, pues aquellos años fueron los más felices de su vida y se pregunta qué hubiera ocurrido si le hubiera confesado entonces que le gustaba, pues su vida habría sido muy diferente.
Parten hacia su magnífica casa de campo, en efecto y Jean y sus amigos salen a cazar.
Tras la cena con sus amigos, Fanny le dice a Jean que Chloe volvió a preguntarle por su trabajo y le dijo que todavía no entendía muy bien a qué se dedica, y él le dice que le ha explicado su trabajo muchas veces, y consiste en ganar dinero para los demás. Para que ganen más o paguen menos impuestos y todo es legal en general.
Un día ella recibe una llamada de Alain, que le dice que está en frente de su galería y pueden ir a comer, y, aunque tiene poco tiempo irán al parque con unos bocadillos.
Alain le cuenta que está divorciado y sin hijos. Le cuenta que se casó con Anne Sorel, que iba al mismo instituto y que se enamoró de ella porque se la recordaba.
Luego, cuando se separaron él se fue a Barcelona y juró no volver a París y luego fue a Londres, pero regresó por su libro.
Alain recuerda que parecía una persona sencilla y natural y era muy popular y siempre pensó que se casaría con un poeta o un pintor, diciendo ella que en realidad se casó con un músico muy sensible, pero drogadicto.
Quedó muy mal tras la separación, y luego, una Noche Vieja, Jean se fijó en ella y le ayudó a salir del abismo.
Tras comer compran unas castañas, y Alian comenta que, pese a ir al mismo instituto, y estar enamorado de ella, jamás se dirigieron la palabra y años después se encuentran por azar en París.
Ella cuenta que ya no queda nada de la intelectual del cuello alto negro.
Al despedirse él le propone volver a verse otro día.
De paso hacia la Bretaña, donde va para atender a su hermana convaleciente, llega Camille, la madre de Fanny, que se aloja en su casa y les dice que volverá a pasar por París a la vuelta.
Van a cenar a un restaurante, donde coinciden con otros amigos, Caroline y Marcel, con los que fueron a Córcega, y comentan luego que ella es muy aburrida, y Jean dice que a él se lo nota colado por ella, diciendo ella de su marido que puede ser muy posesivo.
En casa, se desahoga con su madre diciendo que no le gusta ir al campo y además siempre invita a gente muy superficial que no le gustan nada, y cuya única cualidad es que son ricos y solo hablan de dinero.
Su madre la anima a invitar a sus propios amigos, aunque le dice que a Jean no le gustan, y, de hecho, ya, por culpa de él, no ve a muchos de ellos.
Pero Camille está encantada con él, que le enseña orgulloso su circuito Märklin y le cuenta que de niño todos se burlaban de él, que se evadía en los trenes.
Alain y Fanny vuelven a quedar para comer y van juntos a un parque que les encanta, y, al verla con su jersey de cuello alto, dice que ve pasar ante sus ojos aquellos momentos del instituto.
Ella le dice que le gustaría leer su libro y que le interesó lo que dijo sobre las coincidencias.
En su siguiente encuentro él le compra un libro de poesía de segunda mano.
Lo lee en su siguiente fin de semana en la casa de campo, aunque sigue aburrida.
Vuelve a quedar con Alain un día que amenaza lluvia, proponiéndole él, ya que vive al lado, subir ese día a su casa y cocinar algo mientras ella lee unas páginas de su libro.
Compran antes en un mercadillo los ingredientes.
Ya en casa, ella le dice que adora Nueva York, aunque creció en Bretaña y siempre soñó con vivir en París, diciendo Alain que a él también le encantaba París hasta que su matrimonio fracasó y le dice que, de no haberse cruzado con ella, su vida sería muy diferente y toma su mano, preguntándole ella qué hace, diciendo él que se deja llevar por la magia del vino.
Fanny le recuerda que está casada, y Alain le dice que él siempre estuvo enamorado de ella, y son dos excompañeros de Nueva York en París.
Ella le dice que no debió dejar que las cosas llegaran tan lejos, pero lo hizo porque le gusta verle y pasar tiempo con él y que, de hecho, espera con impaciencia sus citas pese a que sabe que no es buena idea.
Él le pregunta si es feliz con su relación, diciendo ella que creía que sí, pero que ya no lo sabe, pues después de vivir un infierno con su primer marido llegó Jean con toda su energía y su encanto y se hizo con las riendas de todo, aunque reconoce que a veces se siente como si fuera su trofeo y que le quiere, pero no sabe por qué piensa en él todo el tiempo.
Alain la besa entonces y ella le corresponde.
Luego, en casa, Jean le pregunta dónde estuvo, pues la llamó a la galería y no estaba y no le cogió el teléfono, diciendo que se tomó un descanso largo para comer y se le olvidó subir el volumen.
Llama a Alain y le dice que no se siente muy bien.
En su siguiente cita él le compra una rosa, confesando ella que se siente mal por mentir a su marido.
Para mostrarle que cree en la suerte, Alain compra un boleto de lotería, pues esa semana hay un bote enorme y, aunque la probabilidad de que les toque es de 1 entre más de 139 millones, asegura que la probabilidad de que nacieran era aún menor. Una entre 400 billones, y asegura que la existencia de cualquier persona en la tierra es un milagro que burla toda probabilidad, por lo que no debe malgastar su milagro.
Le cuenta su aventura a su amiga Julia, y le dice que se siente culpable, y aunque no quería dejarse llevar, cada día está más obsesionada y fantasea más.
Julia le aconseja que lo deje antes de que se cargue su matrimonio, pero ella dice que siente algo por él pese a que trata de pensar que es solo una aventura y tiene mucha ansiedad.
Su marido la sorprende con su boleto de lotería, diciendo ella que lo compró, aunque su marido le dice que es una estupidez, pues no cree en la suerte.
Otro día Jean llama a la galería y le informan que no está y dijo que a lo mejor estaría fuera toda la tarde.
Sentados en un banco, como en su primer encuentro, ella dice sentirse intranquila cuando están juntos fuera, diciendo él que por eso fueron allí, lejos de la galería, pues allí nadie los conoce.
La llama Jean, al móvil y le dice que está comiendo en el parque sola.
Pero esa noche, mientras ella está en el baño, suena su teléfono y lo coge Jean, al que no contestan cuando lo coge, lo que lo deja pensativo.
Fanny lee el manuscrito de Alain, que le cuenta que está pensando quedarse, aunque no quiere presionarla, reconociendo Fanny que está hecha un lío.
Jean acude a ver a un detective para que investigue si su mujer tiene una amante.
Entre tanto celebran el cumpleaños de Jean con todos sus amigos.
La colaboradora del detective se encarga de seguir a Fanny y la fotografía cuando entra al portal de Alain y luego cuando salen los dos juntos hasta un bar donde se acurrucan y donde la detective coloca su teléfono cerca en modo de grabadora.
Llaman a Jean y le ponen la grabación pudiendo escuchar cómo ella le confiesa a Alain que quiere estar todo el tiempo a su lado.
Jean les dice que no cree en la suerte y desprecia a quienes creen en la suerte. Dice que la suerte hay que provocarla.
Llama Camille. Como su hermana está mejor y volverá en unos días.
Jean llama a Dragos, un tipo que trabaja en un gimnasio donde entrenan boxeadores y queda con él al día siguiente.
Pero con Fanny sigue su vida normal y le dice que desde que la conoció le hizo el hombre más feliz del mundo.
Se reúne al día siguiente con Dragos y con Milos, a los que indica que esta vez no quiere que aparezca nada del tipo que les ha encargado matar, diciendo ellos que arrojarán su cuerpo en el Atlántico desde una avioneta y recuerdan cómo acabaron con su socio.
Fanny le dice a Alain que quiere sincerarse con Jean para que puedan tener un futuro juntos antes de regresar a la galería.
Entonces Milos y Dragos van a casa de Alain, y salen poco más tarde con él en una bosa que cargan en su furgoneta.
Cuando regresa a su casa, Fanny le dice a Jean que deben hablar, pero él le dice que no tienen tiempo, pues les esperan unos amigos y deben marcharse ya.
Entre tanto, los sicarios suben a Alain a la avioneta con la que se dirigen al mar, atando la bolsa con cadenas para que se hunda.
Tras la fiesta, Fanny llega muy borracha a casa y se duerme.
Dragos llama a Jean para informarle que se deshicieron de él y de todas sus cosas y que no dejaron nada comprometedor.
Cuando se despierta, Fanny llama a Alain, que no se lo coge, ni lo hace en toda la mañana, por lo que comienza a preocuparse y, finalmente, al mediodía va hasta su casa, donde ve que tampoco le contesta, por lo que, tras lograr colarse en el portal sube hasta su apartamento, que encuentra vacío y sin ninguna de sus cosas.
Jean le hace notar que tiene mal aspecto. Yendo de hecho a vomitar y al día siguiente se muestra muy irritable en el trabajo y luego con su madre, que llega de regreso.
Cuando, durante el fin de semana van a la casa de campo, Camille trata de hablar con su hija y le pregunta qué la preocupa, y, aunque no le cuenta nada, su madre adivina que tiene un amante, pues cambió de look y comenzó a hacer ejercicio, y no entiende que pueda engañar a un hombre tan extraordinario como Jean, y cuando le cuenta todo, concluye que Alain se marchó en cuanto dijo que pensaba dejar a su marido.
Pero ella se siente extrañada de que no le dejara siquiera una nota.
Más tarde, su madre sugiere que a lo mejor alguien le hizo daño, aunque Fanny le dice que no tenía enemigos ni vio nada sospechoso en su piso, por lo que concluye que le entraron dudas y no se atrevió a confesárselo, pese a lo cual su madre le sugiere ir a la policía, diciéndole Fanny que no quiere que la relacionen con él y que Jean se entere.
Jean les dice que ha tenido una idea. Que sus amigos americanos, Jack y Rita le contaron que habían hecho una fiesta para renovar sus votos, y a él se le ocurrió que tal vez ellos podrían hacer lo mismo aprovechando la estancia de su madre.
Celebran en efecto una fiesta de renovación de votos con todos sus amigos, que comentan que fue una fiesta preciosa.
Hablan también de otras personas que, al contrario que ellos, desaparecen por miedo al compromiso, comentando uno de los invitados que cada vez desaparecen más personas sin dejar rastro, comentando uno de los amigos la desaparición del antiguo socio de Jean en misteriosas circunstancias.
Tras la fiesta, la pareja se muestra feliz por lo bien que fue todo, diciéndole Fanny que los últimos meses estuvo muy voluble por el estrés del trabajo, pero que ya pasó, y Jean le dice que ha llegado el momento de volver a hablar de tener hijos.
Camille le habla luego sobre lo que escuchó de su socio, y Jean le dice que en realidad ese tipo estaba loco y se inventaba cosas como que él había malversado fondos y, de repente, desapareció.
Fanny le dice a su madre que se siente mal al ver cómo Alain le tomó el pelo y que también se siente culpable de haber engañado a Jean, aunque su madre le pregunta si está segura de que Jean no sabe que le engañaba, diciendo ella que lo está.
Pero Camille investiga las noticias sobre la desaparición del socio de Jean y busca luego en sus cajonees del despacho de casa., donde encuentra la tarjeta de la agencia de detectives Dalauny.
Durante la cena, Jean comenta que sorprendió a Camille absorta en una novela de Simenon en la terraza de un bar y les dice que a él no le gustan las novelas de detectives, pues en ellas son muy glamurosos, pero cuando ha conocido a alguno de verdad, le decepcionaron.
Camille le pregunta si ha tenido que recurrir a detectives, diciendo él que sí, por su trabajo, pues hay mucho fraude en el mundo de las finanzas.
Camille decide acudir a la agencia Delauny y les cuenta que va por recomendación de Jean Fournier por sospechas de que le están siendo infiel, pues Jean le contó que hicieron un buen trabajo cuando tuvo su problema de pareja y pregunta cuánto cuestan, diciendo que les llevará los datos en su siguiente reunión.
El detective llama a Fournier para contarle la visita y describe a la mujer, pues le pareció sospechosa, aunque asegura que no le contó nada.
Camille llama a su hija un día para comer a solas.
Mientras lo hacen, le dice que cree que hay algo sospechoso en la desaparición de Alain, y recuerda también la desaparición del socio de Jean, lo que benefició mucho a este, y tanto en ese caso como en el de Alain, Jean tenía un móvil, y mucho que ganar.
Fanny no quiere ni oírla, pero ella cree que sospechaba de ella e hizo que la siguiera un detective privado, pero Fanny no quiere creerla, se enfada y se marcha.
Fanny y Jean salen a correr y ella cuenta que discutió con su madre porque se volvió paranoica debido a que en ocasiones se le olvida tomar su medicación.
Jean las oye luego discutir en casa sobre el mismo asunto en casa, acusándola Fanny de sentirse insultada por su obsesión contra su marido.
Camille le dice que dejará el asunto, pero que debería explicárselo todo a un profesional para ver qué opina, como a la policía, pero su hija rechaza la idea.
Jean vuelve a hablar con Dragos al que le dice que tiene otro encargo y, en esta ocasión tienen que conseguir que parezca un accidente de caza.
Le disparará como si hubiese creído que se trataba de una presa. Para ello él se encargará de proporcionarle una licencia de caza y un rifle, y tendrá que hacerlo con ese, no con uno de él y la policía concluirá que fue un accidente.
Pero Dragos le confiesa que nunca utilizó una escopeta, diciendo Jean que mejor disparará él y luego le pasará la escopeta.
La familia vuelve a pasar el fin de semana en la casa de campo, a la que invitaron también a Pierre y Delphine, que deciden ir a un anticuario mientras Jean y Camille salen a cazar.
Camille se da cuenta entonces de que se dejó las pastillas en París y van a estar allí varios días, por lo que Fanny dice que tendrá que ir a buscarlas mientras ellos cazan, yendo con Enzo, el chófer.
Fanny encuentra enseguida las pastillas de su madre y dice al chófer que debe ir a hacer unas compras, por lo que pide que la espere allí en una hora, aunque en realidad regresa al piso de Alain para inspeccionarlo de nuevo, abriendo esta vez un cajón secreto, que se abre en el lateral de la mesa, donde descubre el manuscrito de Alain.
Llama de inmediato a su madre, que en la zona del bosque a la que le llevó su yerno tiene poca cobertura.
Le cuenta que Alain no se marchó, pues encontró su manuscrito y no cree que se fuera sin llevárselo, pues era su único ejemplar y puso en él toda su alma y quien vació su piso ignoraba que tenía un escondite secreto.
Mientras hablan, Jean se encuentra con Dragos, al que pide su rifle.
Terminada la llamada, Camille no encuentra a Jean, al que ve de pronto apuntándole con su rifle, escuchándose un disparo, aunque quien cae no es Camille, sino Jean.
Asustado, Dragos sale corriendo para evitar que lo vean allí un grupo de cazadores que se acerca al lugar comentando que están seguros de haber alcanzado a una cierva, antes de ver que a quien tomaron por el animal es una persona, Jean.
Comentan que fue un accidente, angustiados.
Fanny lee un pasaje del manuscrito de Alain en que dice que ella había llegado a la conclusión de que la vida es una variable aleatoria, ya que la probabilidad de su existencia era de una entre 400 billones y que toda vida es un milagro y que a todo ser vivo le tocó el gordo en la gran lotería cósmica y que lo importante es no malgastar ese milagro, y estaba lista para llegar hasta el final con sus decisiones y errores, y aun así resultaba aterrador comprobar el inmenso papel que desempeñaba el azar y la importancia de la suerte, aunque era mejor no darle muchas vueltas.