Te cuento la película

Fatum

España / Francia (2022) *

Duración: 91 min.

Música: Manuel Riveiro

Fotografía: Álex de Pablo

Guion: Juan Galiñanes y Alberto Marini

Dirección: Juan Galiñanes

Intérpretes: Luis Tosar (Sergio), Álex García (Pablo Neira), Arón Piper (Alejo), Elena Anaya (Nuria Costa), María Luisa Mayol (Lidia), Pepa Gracia (Marta), Xavier Deive (Novoa), Paula Morado (Eva Torres), Isabel Naveira (Alejandra).

Una mujer, Lidia, va con sus hijos Daniel y Laura hacia la parada del autobús.

La niña pregunta cuánto tiempo van a la casa de la tía y pregunta si no irá su padre ningún día.

Sergio, el aludido, llega en ese momento también a la parada, pidiendo Lidia a los niños que suban al bus, mientras él le asegura a su mujer que no va a volver a pasar y le pide una última oportunidad, cediendo finalmente ella haciendo que bajen los niños y regresan a casa, aunque con Lidia enfadada.

Pablo, tras realizar ejercicios de disparo, llega tarde a casa, donde le espera Marta, su mujer, y va a dar las buenas noches a su hijo, que simula estar dormido.

Poco después el niño, que lleva oxígeno, se cae y parece no poder respirar, por lo que deciden llevarlo al hospital de la Coruña sin esperar a la ambulancia, llamando por el camino Pablo a la doctora Alejandra Tejada para advertirle de su llegada.

Sergio tiene preparado el desayuno para Lidia cuando esta se levanta y vuelve a decirle que nunca más, diciéndole ella que se lo diga al banco cuando vayan con la carta de desahucio, aunque él le asegura que nadie les va a quitar la casa, pues es suya, aunque ella le dice que eso no es una casa, que es una cárcel y vivir con él también.

Él le dice que le está pidiendo una oportunidad y que daría lo que fuera por volver atrás.

En el hospital Alejandra informa a Pablo y a Marta que estabilizaron a Roi, pero sigue necesitando un trasplante y ahora está el primero de la lista, porque su corazón está muy débil, abrazándose los padres esperanzados.

Mientras se preparan los niños para ir al colegio, Sergio recibe la llamada de su amigo Juanjo, al que le dice que no va a poder, aunque Juanjo le dice que ha recibido un soplo.

Comienza a buscar por todas partes, encontrando en una maleta un sobre con dinero para el pago de la casa que se guarda.

Ese día debe llevar a sus hijos a un partido en que debe participar Dani, pero les dice que antes debe hacer un recado, y les pide que le esperen en el coche, aunque Dani advierte a su padre que si llega tarde al partido no le sacan.

Entra en una casa de apuestas donde le espera Juanjo, que le pide un 40%.

Y de pronto, y mientras hace sus apuestas entran los niños a buscarlo, y, aunque el encargado les advierte que no pueden estar allí, le dice que enseguida acaba y pide que pongan a los chicos un zumo mientras termina de hacer sus apuestas.

Mientras esperan, Dani escribe a su madre, que aparece en el salón de juegos y pide a los niños que la esperen en la puerta, diciéndole Sergio que no es lo que piensa, asegurándole que va a recuperar el dinero, que ahora podrá pagar todos los atrasos y le da los vales, aunque ella le dice que se acabó y se dirige a la puerta, aunque al abrirla se topa con dos atracadores armados y enmascarados que piden a todos que se pongan contra la pared y les pide las carteras, tras impedirles salir.

Piden que abran las máquinas y la caja fuerte, y, aunque uno de los atracadores se asusta al ver que activaron la alarma, el otro insiste en que abran las máquinas, aunque el encargado le dice que tienen un código que solo sabe el jefe, encarándosele el más brabucón para decirle que abra, momento en que el encargado del salón lo reconoce y le dice que es el hijo de José Ramón y trata de echarlos, pero el tipo le dispara y acaba con él, asustando al otro atracador, que intenta marcharse, aunque al abrir la puerta se encuentra tras esta a dos policías que le disparan y acaban con él.

El otro atracador se esconde y dispara, acabando con un policía.

Desde fuera le piden que salga, aunque él pide a Juanjo que cierre.

En el hospital, Pablo recibe una llamada informándole del atraco con rehenes y Marta lo anima a ir, pues cree que si pasa algo y no está no se lo perdonará y que allí no pueden hacer otra cosa que esperar, por lo que, finalmente sale hacia allí.

Sergio trata de calmar a su familia y les promete que todo saldrá bien, pues fuera hay mucha policía, aunque Lidia le recuerda que si están allí es por su culpa.

El atracador, Alejo, le dice a Juanjo que abra las máquinas, pese a que insiste en que no sabe los códigos, mostrándole él cómo se pueden abrir con una palanca, pidiendo su colaboración a todos los clientes.

Pablo se pone a las órdenes de la comisaria Costa como francotirador, aunque ella le indica que debería haberse quedado con su hijo en el hospital.

Costa indica a los francotiradores que disparen si hay un blanco seguro o si la mediadora les da la señal.

Sergio pide al atracador que deje marchar a los niños, pero este le golpea.

Suena un teléfono, viendo el atracador que se trata de Eva Torres, la negociadora que se acerca a la puerta para hablar y negociar, pidiéndole que le diga qué necesita, señalando que antes debe entrar y comprobar el estado de los rehenes, pues si les pasa algo no tendrá nada que hacer.

Para dejarla entrar trata de coger a uno de los niños, aunque Sergio le pide que le coja a él, que le cubrirá mejor, decidiendo él utilizar a Lidia.

Al abrir, Eva abre unos segundos permitiendo ver el panorama que hay dentro, sorprendiéndoles la presencia de niños.

Alejo les pide un coche para huir y que se vayan todos los coches policiales. Eva le pide que le deje llevarse a su compañero, y a los niños, pero él se opone y dispara para demostrar que no quiere negociar más que lo del coche, dándoles 10 minutos.

Consiguen luego las claves de las cámaras de seguridad, pudiendo verlo todo.

Los disparos que hizo Alejo dejaron un agujero en la puerta, señalando Pablo que si se pone en ese punto podrá disparar y acabar con él.

Entretanto, los artificieros colocan explosivos para volar las ventanas si es preciso.

Dentro, Laura no deja de llorar, por lo que su hermano recupera su osito de peluche y se la lleva aparte para que no vea lo que pasa y no esté asustada.

Todos esperan para abatirlo cuando Torres lleve el coche, o entrando si no sale.

Pablo espera a que aparezca frente al agujero de bala, pero no llega a disparar, viendo por la pantalla cómo Sergio trata de coger un cuchillo, disparando Alejo al verlo, aprovechando Costa el momento de confusión para ordenar la entrada, alcanzando uno de los francotiradores al atracador, tras lo que entra la policía, viendo que uno de los disparos del atracador alcanzó a Dani, que quedó herido.

En el hospital, Marta cuida de su hijo, muy débil, al que llegan también los heridos durante el atraco, entre ellos el niño y el propio atracador.

También llega Pablo, que corre para ver a su hijo, muy preocupado por no haber logrado acabar con el atracador, y al que Costa le pide que vuelva junto a su hijo.

Lo encuentra sedado y le cuenta a Marta que debería haberse quedado, pues había un niño que puede morirse pese a que tuvo a tiro al hombre.

A Sergio y a Lidia les cuentan que su hijo llegó muerto pese a que mantiene las constantes vitales porque le mantienen conectado, tratando un doctor de convencerlos para que donen los órganos del niño, estando Lidia de acuerdo, aunque Sergio menos.

En la habitación en que está el atracador, informan a Costa que ya tienen su ficha. Que tiene antecedentes y que sus padres ya murieron, y que, de hecho, su padre era ludópata y cliente del local que atracó.

Ven que se acerca Sergio y Costa sale a su encuentro y le dice que no puede estar allí, debiendo retenerlo entre varios policías mientras grita que va a matar al atracador, preguntando por qué lo protegen.

La doctora informa a Pablo y a Marta que hay un posible donante que está en el propio hospital y si todo va bien, podrán intervenirlo esa misma tarde.

Pero Pablo no parece tan contento y va hasta la habitación de Dani y pide a Alejandra que le diga que no es él el donante, debiendo llevárselo de allí, aunque Sergio, al verlo en ese estado dice que a su hijo no lo tocarán hasta que se aclare quién es ese tipo.

Alejandra trata de arreglarlo, reconociendo su error al contárselo a los padres antes de que fuera oficial y pide que traten de convencer al padre.

Marta se encuentra desolada, pues ya casi lo habían conseguido.

Baja nervioso, ignorando la llamada de Costa, encontrándolo sentado en un pasillo Sergio, que le pregunta por el momento que vio antes y le pide que se lo explique, contándole Pablo que haría lo que fuera por volver atrás y evitar lo que pasó, pues tuvo a tiro al atracador, pero no pudo acabar con él y que su hijo Roi está también muriéndose en el hospital y necesita un trasplante de corazón de forma urgente.

Sergio le echa en cara que no salvara a su hijo, pero quiere su corazón para el suyo.

Sergio le dice que no quiere que la muerte de Dani sea en vano, por lo que firmará el consentimiento, rompiendo Pablo a llorar, aunque le pone una condición. No quiere que el asesino se salga con la suya, asegurándole Pablo que no sucederá, aclarándole Sergio que firmará el consentimiento solo si el asesino muere, por lo que le pide que haga lo que debió haber hecho antes y acabe con él.

Pablo le dice que le puede denunciar, diciéndole Sergio que lo haga, que no tiene nada que perder, diciéndole Pablo que Roi es solo un niño y no se merece morir.

Desde el piso de arriba otro policía, Novoa, los ve hablando juntos.

Sergio le dice a Pablo que le espera allí mismo en una hora.

El médico informa a Costa que el atracador está fuera de peligro, pero tendrán que intervenir para reconstruirle la mandíbula, que es donde le alcanzó el disparo.

Pablo va a ver a Costa, que le recuerda que le dijo que se quedase con su hijo y le pregunta si ha ido a buscar que le perdonen, y le dice que debe imaginar el dolor que están pasando los padres después de perder a su hijo.

Pablo le recuerda que su hijo necesita un trasplante urgente y el niño de esa mañana es el posible donante y sabe que si esa mañana hubiese disparado, el niño no habría muerto y no estaría ante esa circunstancia, diciéndole ella que si no le hubiese dejado ir a él tampoco habría muerto, por lo que, dice, es tan responsable como él.

Le dice tras hablar con Novoa que sabe que ha discutido con el padre por la donación y le dice que le quiere lejos de él.

Llama luego a Novoa para pedirle que no se separe del padre y le avise si va Pablo.

Pablo baja a su coche y recupera su pistola.

Entretanto, Lidia se siente incapaz de explicarle a la niña lo ocurrido con Dani, le dice que prefiere contárselo en casa, por lo que quiere que firme ya los papeles, viendo él cómo le acusa a él de la muerte, diciéndole que ojalá se hubiese subido al autobús.

Pablo sube al pabellón de geriatría en entra en la habitación de un hombre que está muy mal y desde la que puede ver la habitación del atracador.

Costa pide al médico que active el protocolo para el traslado a Santiago de Alejo, mientras que Novoa sigue a Sergio, que ve que Pablo no está en donde quedaron.

Al pasar frente a la capilla Pablo lo llama y le dice que entre, pues lo están siguiendo.

Allí le dice que hará lo que le pide, pero que, si no firma, acabará con él.

Le dice que su hijo se salvará, pero que él quiere ver cómo muere el atracador, aunque Pablo le pide que vaya con su familia, pues le han seguido y ni se ha enterado y tienen localizado su teléfono, por lo que debe distraer al de la chaqueta marrón.

Sergio sale a la calle y va hasta un taxi, informando Novoa a Costa de su marcha.

Esta va hasta pediatría, pero ve que Pablo no está allí, por lo que lo llama, aunque no le contesta, por lo que pide a los agentes que le busquen.

Sergio sale del taxi a las afueras, dejando su móvil bajo un asiento, y, como no tiene dinero, le da al taxista una de sus papeletas premiadas y sale corriendo, tras decirle que no le engaña y que es mucho dinero.

Roi empieza a sentirse mal y Marta llama a Pablo, al que no consigue localizar.

Sergio llega al hospital de nuevo, esta vez con mucha precaución, llegando a la habitación en que está Pablo dispuesto a ver cómo acaban con su enemigo.

Llega al hospital el helicóptero que debe recoger al enfermo, y escuchan por el busca que está ya todo preparado para el traslado, debiendo disparar antes de que lo hagan.

Comienza a apuntar y Sergio le conmina a que se dé prisa, pero de pronto se echa atrás y le dice que no puede, que no es un asesino, mientras Sergio llora y le pide que haga su trabajo y le pregunta si quiere que se muera su hijo.

Acaba golpeándolo con un jarrón haciendo que pierda el conocimiento y le coge la pistola, llegando entonces un enfermero a la habitación al que pide a punta de pistola, que se quite la ropa.

Entretanto llega el helicóptero y sacan al enfermo para su traslado.

Vestido de enfermero, Sergio observa los movimientos policiales y el traslado, subiendo él por las escaleras.

Novoa informa a Costa que saben que Sergio dejó el taxi y su móvil bajo el asiento y que no saben nada de Pablo, observando ella cómo, mientras hablan, él corre hacia el helicóptero, vestido de enfermero.

Llega hasta la camilla con el arma, diciéndole Costa que así solo conseguirá empeorar las cosas, aunque él dice que mató a su hijo, diciéndole Costa que si lo mata, lo perderá todo y le pide que piense en su mujer y en su hija, mientras se acerca a él hasta lograr quitarle la pistola, al no atreverse a disparar, tras lo que lo detienen dos agentes.

El helicóptero sale hacia su nuevo destino mientras Sergio es llevado esposado.

Otros dos policías localizan a Pablo, viendo que su móvil, que rescataron antes, tiene 15 llamadas de Marta.

Costa le dice que tendrá que dar muchas explicaciones, pero le entrega antes su móvil, donde ve las llamadas de su mujer, a la que llama, informándole que están operando a Roi. Que ya habían firmado.

Corre hacia el quirófano mientras Costa ve cómo se llevan a Sergio y ella misma llama a su casa para escuchar a su marido y a su hija, emocionada.

Pablo llega corriendo junto a su mujer, que le cuenta que le dijeron que serían unas cuatro horas, mostrándose en principio enfadada, aunque luego se abraza a él llorando los dos.

Algún tiempo después, Sergio está con su hija en un centro comercial y le compra un helado, viendo, mientras se lo sirven, y en el mismo centro comercial a Pablo, que llega con Roi, al que Sergio observa.

Pasan de largo, aunque luego se saludan con un pequeño movimiento de cabeza.

Calificación: 2