Te cuento la película

In the Mood for Love (Deseando amar)

Fa yeung nin wa (2000) * Hong-Kong / Francia

          También conocida como:
                    - "Con ánimo de amar" (Argentina, Perú, Uruguay)
                    - "Deseando amar" (México)

Duración: 98 min.

Música: Michael Galasso

Fotografía: Christopher Doyle, Mark Lee

Guion y Dirección: Wong Kar-Wai

Intérpretes: Maggie Cheung (Su Li-zhen / Señora Chan), Tony Leung (Chow Mo-wan), Siu Ping Lam (Ah Ping), Rebecca Pan (Señora Suen), Kelly Lai Chen (Señor Ho), Chan Man-Lei (Señor Koo), Paulyn Sun (Señora Chow), Chin Tsi-ang (Amah).

"Reinaba la intranquilidad.

Ella era tímida. Inclinaba la cabeza para que él se acercase, pero a él le faltaba valor. Ella dio media vuelta y se alejó."

Hong Kong,1962

Su Li-zhen, se presenta como señora Chan a la señora Suen, que alquila una habitación.

Cuando se despide de su casera, llega, tratando de alquilar una habitación también, Chow Mo-Wan, diciéndole la señora Suen que ya no les quedan habitaciones, aunque le indica que puede intentarlo con sus vecinos, los Koo, pues el hijo se casó y alquilan su habitación.

Coincide la mudanza de ambas familias, por lo que hay constantes confusiones, debiendo devolver una y otra vez de una a la otra casa.

La señora Chan indica que su marido llegará la semana siguiente, pues está en el extranjero.

De hecho, Chow va a devolver a la señora Chan unas revistas que le dejaron, preguntándole al verlas si sabe japonés, indicando que sí porque el jefe de su marido es japonés.

Por la noche ella va al aeropuerto para recoger a su marido.

Pero unos días más tarde el marido debe viajar de nuevo por un periodo de, entre dos y cuatro semanas, pidiéndole ella que le traiga dos bolsos para su jefe.

La razón es que ella trabaja como secretaria y es quien se encarga de comprar los regalos que su jefe, el señor Ho, hace, tanto a su mujer como a su amante, debiendo además encubrirlo cuando llama su esposa para decirle que tienen mucho trabajo y que no irá a cenar, cuando queda con su amante, la señorita Yu.

Chow pide unos días de vacaciones porque prometió a su esposa un viaje.

De Japón, el señor Chan les lleva algunos regalos, como una olla para el arroz, pidiendo la señora Suen que le traiga una, y animando a Chow a que le pida otra.

Chan se la trae, en efecto, y cuando va a pagarle, le dice que ya lo hizo su esposa, contándole Chow que ella hace turno de noche y suele estar dormido cuando regresa y no se lo contó.

Le pregunta luego a Chan por su mujer, pues tiene un amigo que quiere viajar a Singapur y piensa que quizá ella le puede conseguir un vuelo barato.

Ping, su amigo, le cuenta que dejó a propósito su sombrero olvidado en la oficina de la señora Chan, para poder volver, aunque Chow le recuerda que está casada, diciendo él que lo sabe, y por eso no se muda, como él, a la habitación de al lado, y que, si no fuera porque su mujer es tan guapa, el señor Chan debería estar preocupado.

Le pide que le diga a la señora Chan que irá al día siguiente a recoger el sombrero, aunque Chow le dice que ella se lo llevará a casa y él se lo entregará al día siguiente, pero Ping decide que irá a su casa y le esperará allí hasta que termine de trabajar.

La señora Chan va a casa de los Koo, que le recogen el periódico, ofreciéndole Chow, sus libros, y cuando va a devolvérselos ve que no está él, contándole la señora Koo que lleva unos días fuera, y le explica que se peleó con su mujer.

Chow llama a su mujer, contándole esta que tiene una suplencia, por lo que le pide que no vaya a recogerla, pese a lo cual él va a buscarla, diciéndole allí que se fue ya, diciendo él que quería invitarla a cenar, aunque le explican que ese día salía antes.

Se cruzan luego yendo a comprar comida.

Va a verlo Ping para pedirle dinero prestado, pues perdió todo en las carreras y luego fue al burdel y se lo exigen.

Le cuenta además que el día anterior vio a su mujer con otro hombre.

Su, compra el regalo de cumpleaños de Ho para su mujer, y le cubre, en esta ocasión con su amante, a la que dice que está reunido y no puede quedar con ella, aunque en realidad tiene que celebrar el cumpleaños de su mujer.

Su llama a su marido y le recuerda que esa noche no habrá ningún vecino, pues salen a cenar, y le dice que llegará tarde por el trabajo, aunque a su jefe le dijo que quería ir al cine.

Cuando regresa, llama a la puerta de los Koo. Le abre la señora Chow, a la que le dice que oyó voces y pensó que los Koo habían vuelto y le apetecía charlar, extrañándole que ese día llegara tan pronto, diciéndole la señora Chow, que se encontraba mal y necesitaba dormir.

Cuando cierra, la señora Chow le dice a su acompañante que era su mujer.

Al día siguiente la señora Chow habla con Chan y le pregunta si habló ya con su mujer, diciéndole él que no, ante lo que ella le dice que, entonces no deben verse más.

Llora luego en la ducha.

En la oficina entrega al señor Ho un regalo de cumpleaños que envió su amante, la señorita Yu, que, dice, cenará sola ya que él va cenar con su esposa en un restaurante.

Él se pone la corbata de su amante, pero ella sutilmente le hace ver que se ha fijado en ella, y ve, cuando sale a la cena con su esposa, que se la cambió por la anterior.

En ocasiones, Chow y Chan se cruzan cuando van a comprar tallarines y un día él le dice que hace días que no ve a su marido, contándole que está en viaje de negocios, preguntando ella por su mujer, diciendo él que está cuidando de su madre enferma.

La casera comenta extrañada que Su vista de lujo para ir a comprar tallarines.

Una noche se cruzan porque él fue a atender una llamada para la señora Koo, y luego van juntos a tomar café, y él le dice que le gusta mucho su bolso y querría comprar uno igual para regalar a su mujer, diciendo ella que se los trae su marido desde el extranjero.

A su vez, ella le pregunta por su corbata y él dice que se la compró su mujer, también en el extranjero, diciendo entonces ella que su marido tiene una igual que se pone todos los días y le dijo que se la había regalado su jefe, confesando él que su mujer tiene un bolso igual al de ella, diciendo que lo sabe porque la vio, pero creía que era la única que lo sabía y se pregunta cómo comenzó todo.

Comienzan a imaginar la conversación entre los dos.

Piensan que quizá ella le preguntaría si no se enfadaría su mujer, pues es tarde, diciendo él que está acostumbrada, y ella diría que su marido ya debía estar durmiendo, y él le propuso no regresar esa noche, mientras le toma la mano, diciendo Su que su marido nunca diría eso.

Se preguntan quién daría el primer paso y vuelven a repetir la conversación, pero antes de que él diga de nuevo la frase ella se muestra, con un gesto, insinuante.

Él dice que no importa quién dio el primer paso, preguntando ella si conoce bien a su mujer.

Simulan aquella primera cena, volviendo a salir y yendo a cenar juntos, pidiendo cada uno lo que creen que pediría su pareja.

Regresan en un taxi y él pone su mano sobre la de ella, que la retira.

Al llegar a casa, le entregan una carta a ella diciendo que es de su marido, aunque ella les dice que es para el señor Chow, habiéndoles confundido ver un sello japonés.

Este la lee enfadado.

Al día siguiente Su lo llama y le dice que su mujer está en Japón, preguntando él cómo lo sabe, preguntándole ella por lo que contaba en su carta, diciendo que nada especial, preguntándose qué estarían haciendo ahora.

Salen de nuevo a cenar, y a la vuelta ella pide que paren el taxi un poco lejos, bajándose él antes para no llegar juntos y que no haya rumores, empapándose él debido a la lluvia.

Al día siguiente, Su ve a Ping saliendo de la casa de su amigo. Le cuenta que tiene fiebre y que irá a comprarle algo almíbar de sésamo.

Ella decide cocinar esa noche la semilla de sésamo y hace mucha cantidad, para todos los de la casa y los vecinos, llevándole también a Chow.

Vuelven a encontrarse unos días más tarde cuando él sale a comprar tallarines y ella regresa del cine, recordando él que cuando era soltero iba mucho al cine, pero la vida cambia mucho cuando una persona se casa.

Él le dice que ha comenzado a escribir un relato de artes marciales, y, como sabe que a ella le gusta pueden comentarlo juntos.

Le da también las gracias por el almíbar, diciendo ella que ya lo tenía hecho, diciendo él que es una coincidencia, pues aquel día se le había antojado.

Él sigue escribiendo y luego se lo muestra a ella y lo comentan.

Él sigue escribiendo y luego se lo muestra a ella y lo comentan, aunque la llegada de los Koo antes de lo esperado los desconcierta, y reaccionan de forma poco natural, escondiéndola a ella en su cuarto para que no los vean juntos.

El señor Koo llega muy borracho, y forman mucho escándalo, quedándose los Suen en la casa también jugando al mahjong.

Mientras esperan que termine la partida y se marchan, él le ofrece el resto de sus tallarines y le pide que descanse mientras él escribe un nuevo capítulo.

Pero la partida se alarga. Pasan jugando toda la noche y continúan al día siguiente, debiendo él llamar a su oficina y a la de Su para decir que no están bien y no pueden ir a trabajar, lamentando ella haber sido tan precavidos y haberse escondido, pues como siempre está por allí, no les hubiese extrañado su presencia.

Pasan el día encerrados, durmiendo a ratos, hasta que, finalmente se marchan todos y ella puede salir, aunque se deja sus zapatillas bajo la cama.

Él la invita a cenar para agradecerle sus ideas, pues le encargaron otro relato, y, como tendrá más trabajo, decide buscar otra habitación para escribir, pues, aunque no hay nada entre ellos no quiere provocar chismorreos, aunque ella le dice que puede escribir solo, sin su ayuda para no derrochar su dinero.

Al negarse ella a percibir nada por derechos de autor, Chow decide invitarla a una cena y le cuenta que le pidieron otro relato, y, como tendrá más trabajo, buscará otra casa para escribir, pues, aunque no hay nada entre ellos no quiere provocar chismorreos, aunque ella le dice que puede escribir solo, sin sus ideas y es mejor que no derroche su dinero.

Pero él decide alquilar una habitación de hotel.

Ella llama a la redacción preguntando por él, diciéndole su compañero que lleva varios días sin ir y también ellos lo buscan. Ella cuelga preocupada.

Recibe unos días más tarde una llamada de él en la oficina y le pregunta dónde está, acudiendo impaciente al hotel, subiendo muy rápido, aunque luego se arrepiente y vuelve a bajar. Pero vuelve, y, al despedirse le dice que regresará al día siguiente, y llevará comida.

Él le confiesa que pensó que no iría, diciéndole ella que no van a ser como ellos.

Trabajan juntos los relatos, comen y ríen juntos y así pasan los días en esa habitación.

Vuelven a ensayar el momento de preguntarle a su marido si tiene una amante, lo que, ante la presión él acaba confesando, y lo abofetea, pero levemente, diciéndole Chow que debe abofetearlo más fuerte, señalando que es muy doloroso, tras lo que rompe a llorar en el hombro de él, que le dice que es solo un ensayo y que no debe tomárselo tan en serio.

La señora Suen le dice que sale mucho, y debe divertirse, pero sin pasarse, y le dice que debe pedir a su marido que viaje menos.

Habla por teléfono con él y le dice que no deben verse tan a menudo, pues levantan sospechas, pese a que él le dice que la necesita, pues va muy lento con su relato.

De hecho, esa noche ella cena con los Suen, lo que solía rechazar, y los ve jugar luego.

El señor Ho le dice que llamó Chow, pero ella sigue trabajando, sin llamarle.

Otro día de lluvia la encuentra a ella de vuelta del trabajo resguardada y le dice que la acompañará con el paraguas, aunque ella no desea que los vean juntos ni llevar su paraguas, decidiendo él quedarse con ella haciéndole compañía.

Le pregunta si la llamó, diciendo él que quería un billete de barco, pues Ping le escribió desde Singapur para pedirle que fuera a ayudarles, pues están mal de personal y le dice que no sabe cuánto tiempo estará allí, que lo decidirá cuando esté allí.

Ella le pregunta la razón de ese viaje tan repentino, diciendo él que para cambiar de aires porque está harto de habladurías, aunque ella le dice que los dos saben que no son verdad, diciendo él que también pensaba así y no le preocupaba, pues pensaba que no serían como ellos, pero se equivocó y, como sabe que ella no va a dejar a su marido, prefiere marcharse.

Ella le dice que no pensaba que se enamoraría de ella, diciendo él que tampoco lo pensaba, pero los sentimientos surgen sin que uno se percate y pensaba que los controlaba, pero ahora odia la idea de que su marido vuelva.

Cuando deja de llover, y antes de separarse, ella le dice que es preferible que no se vean más, preguntándole él si ha vuelto su marido, diciendo ella que sí, aunque le pregunta si no tiene esperanzas, diciendo él que no volverá a verla y le pide que vigile a su marido y toma su mano como despedida antes de alejarse.

Ella se queda pensando y recordando los momentos que pasaron juntos, cuando estuvo sobre su hombro llorando o al coger su mano y vuelve a llorar ahora en su hombro.

En el taxi, y como si estuvieran nuevamente ensayando la primera cita de sus parejas, ella le dice que no desea regresar a casa esa noche y se recuesta en el hombro de él.

Chan, desde Japón envía por radio una felicitación a su esposa por su cumpleaños que ella escucha sentada en la cocina a solo unos metros de él, al otro lado de la pared.

La llama al día siguiente a la oficina y le pregunta si se iría con él de haber otro billete.

Espera hasta el último momento antes de dejar su habitación en el hotel.

Ella acude a la habitación, pero llega ya tarde y llora a solas en esa habitación mientras recuerda la pregunta de él de si se iría con él.

Singapur 1963

Alguien llama preguntando por él a su habitación, aunque le dicen que no está.

En el hotel se muestra enfadado y pregunta si entró alguien en su habitación, pues le falta algo, aunque cuando regresa encuentra en el cenicero una colilla con el carmín de ella, comprendiendo que fue ella quien estuvo allí.

Sale con Ping, que se queja de que no le cuenta nada, no creyéndole cuando le dice que él no tiene secretos, contándole a Ping que en los viejos tiempos, si tenían un secreto, subían a la montaña y se lo contaban al hueco de un árbol y luego lo tapaban con barro

Ella, por su parte, permanece aburrida en su habitación, fumando.

Vuelve Chow a recibir una llamada, esta vez en su trabajo en El Diario de Singapur, aunque no le responde nadie, permaneciendo ambos en silencio.

Hong Kong 1966

La señora Chan visita a la señora Suen para llevarle el billete del barco, pues se va a Estados Unidos, donde vive su hija, que está preocupada por la situación en Hong Kong, y, como, desde que se fueron los Koo, no tiene a nadie con quien jugar al mahjong y su hija la necesita.

Le cuenta que quizá alquile la casa, diciéndole que si se anima le dejaría un buen precio.

Asoman las lágrimas a sus ojos mientras observa la casa de los vecinos.

Chow regresa a Hong Kong y va a visitar con un regalo a los Koo, aunque el nuevo propietario le dice que se mudaron tiempo y le cuenta que también se fue la señora Suen y que ahora vive una mujer con su hijo pequeño.

Le dice que Koo se fue a Filipinas, entregándole el regalo al nuevo inquilino.

Antes de marcharse se queda un momento frente a la puerta de la que fue la casa de la señora Suen, aunque no llega a llamar.

Escribe: "Esos tiempos pasaron. Todo lo que había entonces desapareció".

Pero en la casa, totalmente renovada, quien vive ahora es Su, con su hijo.

Camboya 1966

Chow visita Angkor Wat coincidiendo con la llegada de De Gaulle al país.

En uno de los templos cuenta su secreto en un agujero, que luego cubre con barro.

Él escribe: "recuerda esa época pasada como a través de un cristal cubierto por el polvo. El pasado es algo que puede ver, pero no tocar y todo cuanto ve está borroso y es confuso".

Calificación: 4