El sirviente
The Servant (1963) * Gran Bretaña
Duración: 115 min.
Música: Johnny Dankworth
Fotografía: Douglas Slocombe
Guion: Harold Pinter (N.: Robin Maugham)
Dirección: Joseph Losey
Intérpretes: Dirk Bogarde (Hugo Barrett), Sarah Miles (Vera), Wendy Craig (Susan Stewart), James Fox (Tony), Catherine Lacey (Lady Agatha Mounset), Richard Vernon (Lord Willie Mounset).
Hugo Barrett acude a una casa, donde figura un cartel de "Vendida", observando que la puerta está abierta, por lo que decide entrar.
Encuentra la casa aún vacía y las paredes sucias enmarcando el lugar donde antes estuvieron muebles y cuadros, encontrando finalmente durmiendo, en una hamaca, al nuevo propietario de la casa.
Él se presenta como el candidato a sirviente al que había citado a las 3, diciéndole el hombre, Tony, que tomó demasiadas cervezas en la comida y se quedó dormido.
Le cuenta que acaba de llegar de África y que tuvo mucha suerte de conseguir esa casa.
Le explica que necesitará un sirviente cuando en dos o tres semanas se mude allí, explicándole Hugo que lleva trabajando 13 años como sirviente, habiendo trabajado como ayuda de cámara de varios miembros de la nobleza, el último de ellos el vizconde Burns, recién fallecido y le gusta su trabajo, gustándole cocinar y haciéndolo muy bien.
Tony acude a bailar a un club y le cuenta a la chica con la que está, Susan, que tiene un gran proyecto urbanístico para construir tres ciudades en Brasil, debiendo para ello despejar cientos de kilómetros de selva y llevarán a gente de Asia Menor para repoblarla, siendo él quien se ocupará de todo.
Luego se lleva a Susan a su casa, debiendo acostarse en el suelo al carecer aún de muebles.
Empiezan pronto las labores de restauración, opinando Barrett que los ambientes con estilo marcan la diferencia, encargándose él de supervisar el trabajo de los pintores.
Cuando Susan regresa, encuentra la casa ya totalmente decorada, aunque ella opina que falta más claridad.
Una noche, en que Tony llega a su casa con los pies helados debido a la nieve, ve que Barrett le tiene preparado un barreño de agua con sal para los pies.
En la siguiente ocasión en que Susan acude a su casa, le pregunta a Tony si sabe algo de su trabajo mientras fuman tumbados en el salón, diciéndole que se fue para hablar con jefes de gobierno, pues la idea está en fase preliminar.
Le muestras un monolito que compró y que colocó en el jardín, tumbándose luego ambos sobre la alfombra, frente al fuego, proponiéndole Tony que se case con él.
Les interrumpe en sus arrumacos la llegada de Barrett, quejándose Susan de que no llamara antes de entrar, y le pregunta a Tony si no puede vivir fuera, diciendo él que no es posible, pues tiene que cerrar.
Susan decide marcharse tras ello pese a los ruegos de él.
Barrett se disculpa por la intromisión, pidiéndole que no lo vuelva a hacer y que se retire, aunque le pide antes una aspirina.
Tony enferma y Susan va a visitarlo, observando que no tiene en su cuarto las flores que le envió porque Barrett dijo que no era bueno que estuvieran allí con él enfermo, volviendo ella a meterlas, quejándose de que Barrett esté en cada puerta que abre.
Pero Tony le dice que sería terrible si se fuera, pues es difícil encontrar otro como él.
Luego, cuando ella se marcha, Barrett le dice en la puerta que no es muy agradable, para añadir que se refiere al pronóstico del tiempo.
Barrett llama a Vera desde una cabina para ver si está lista, diciéndole que la esperará en la estación.
Pero cuando sale de la cabina llama cerda asquerosa a una mujer que le pedía que se diera prisa en colgar para poder entrar ellas y sus amigas.
Tony le dice que le han gustado los cambios que hizo en la casa, contando que quitó los volantes que Susan puso en la cómoda porque no eran prácticos, comentando Barrett que últimamente no la ve mucho.
Le recuerda a continuación que llega su hermana al día siguiente, diciéndole Tony que si es buena quizá pueda quedarse.
Y, mientras Barrett va a recoger a Vera en la estación, Tony va a comer a un restaurante con Susan, que le sugiere salir unos días, diciendo Tony que Agatha y Willie les invitaron, diciendo ella que pueden aprovechar la invitación.
Le habla luego de Barrett, del que asegura no fiarse, diciéndole Tony que no le dé tanta importancia, aunque ella le pide que le diga que se vaya, diciendo él que pone en duda su buen juicio.
Vera llega a la casa, y al pequeño cuarto que le han destinado.
Cuando Tony llega a casa llama a Barrett con mucha exigencia, quejándose de haber tenido una comida horrible, por lo que le pide que le ponga un brandy.
Barrett aprovecha para presentarle a su hermana, que, dice, está muy emocionada de estar allí.
Por fin Tony t Susan van a casa de los Mounset, a los que les cuenta su proyecto en Brasil.
A la mañana siguiente es Vera y no Hugo quien le lleva el desayuno y quien le despierta, pues, le dice, Barrett salió para ir a comprar.
Cuando llega este de la compra, ella se sienta insinuante en la cocina, mostrándole sus piernas.
Luego Barrett le pide que les deje la noche del día siguiente libre a su hermana y a él, pues su madre está enferma en Manchester, aunque Tony le pide que lo aplacen dos días para poder organizarse.
Barrett le dice luego que le preocupan las faldas de Vera, preguntándole a él si no le parecen muy cortas.
Y, cuando antes de salir va a entrar al baño para buscar la colonia, ve que está en él Vera, que, le cierra la puerta, pues, le dice, estaba desnuda, escusándose por no haber cerrado cuando abre cubierta con solo una toalla.
Tony le recrimina a Hugo que Vera esté en su cuarto de baño bañándose pese a tener arriba su propio cuarto de baño, por lo que le pide que no vuelva a utilizarlo.
Hugo simula regañarla, aunque, cuando se marcha Tony ella le recuerda que fue él quien se lo dijo, diciendo Hugo que ahora será él quien utilice la bañera, pidiéndole a Vera que le ponga la colonia de Tony por todo el cuerpo.
Al día siguiente Susan llama a Tony y le dice que está preocupada por él, mientras este observa desde su ventana a los dos "hermanos" mientras se alejan, supuestamente para ir a ver a su madre.
Por la noche, y tras ir a un pub, Tony regresa a casa, donde ve que está Vera, que le dice que, como no se encontraba muy bien en la estación, su hermano la mandó regresar y le dice que le alegra que esté allí, pues no le apetecía estar sola en casa, y le pregunta si desea que le haga algo, diciendo él que no, cuando de pronto suena el teléfono, que no contestan, sonriendo ella, que se sube a la mesa mostrando sus piernas mientras le dice que hace demasiado calor allí.
Él le dice que su falda es muy corta, diciendo ella que así la llevan todas las chicas.
Ella acaricia su cara, que observa está caliente, abalanzándose finalmente sobre ella.
Por la mañana encuentra allí a Barrett, que le dice que su madre está mejor, quejándose de que Vera no fregara los platos, diciéndole Tony que quizá siga indispuesta, tras lo que le pide a Barrett que vaya a comprar cervezas negras, aprovechando Tony, mientras está fuera para tontear con Vera y besarse hasta que escuchan el silbido de Barrett llegando a la casa y deben separarse y disimular.
Antes de marcharse él le dice a Barret que llegará antes de medianoche, pero que no hace falta que le espere para cerrar, pues lo hará él mismo.
Por la noches, llama en efecto a la puerta de Vera, que le pide que le espere abajo, no viendo Tony, cuando se abre la puerta y sale, que ha salido de la cama, donde estaba con Barrett, encontrando a Tony, cuando baja, totalmente entregado.
Un día, Susan va a la casa, diciéndole Barrett que no está el señor, algo que ella sabe, pidiéndole que saque sus cosas del taxi y exigiéndole que cargue con su enorme paquete y le pide que llene el jarrón de agua, llevando flores, pese a que en la anterior ocasión vio que no le agradaban.
Ve que en su paquete llevó cojines y le pregunta si le gustan, diciendo él que es difícil dar una opinión, diciéndole ella que no le importa lo que piensa, tras lo que le pide que le sirva la comida, aunque no para de pedirle cosas.
Le pregunta también qué quiere de esa casa, respondiendo él que es solo el sirviente.
Unos días más tarde Tony y Susan van a casa de unos amigos, saliendo al parque, donde juegan, lanzándose bolas de nieve, invitándole ella a que suba a su habitación, pues, dice, hay unas vitas maravillosas.
Pero él le propone irse esa noche y no quedarse a dormir.
Cuando llegan a su casa observa que, pese a que es muy tarde, hay luz en la habitación de Tony y entran sigilosamente, escuchando a Vera y a Barrett riendo y bromeando, y la voz insinuante de ella diciendo que sabe que hay alguien que no diría que no, asegurando Barrett que ese alguien estaría arrastrándose y le pide que le deje acabar su cigarro, pues ella es como una máquina, y la oye reírse.
Susan se escandaliza y le hace ver a Tony que son sus sirvientes, pareciéndole escuchar a Barrett que hay alguien abajo, aunque Vera no lo cree, aunque recuerda que no puso el cerrojo, saliendo él desnudo y fumando, quedándose así observando con descaro a Tony y a Susan, mientras dentro, Vera, insiste en que está esperándole.
Cuando regresa a su habitación, Tony se muestra desolado, preguntándole Susan qué piensa hacer, pues es su casa y están en su habitación y en su cama y le pregunta si sabía algo de eso, viendo cómo Tony llama a Barrett muy enfadado y le exige que baje, diciéndole a Susan que prefiere verlo a solas, aunque ella no lo hace.
Barrett baja en batín y fumando y Tony le exige una explicación.
También Barrett le dice que le gustaría hablar a solas, diciéndole Tony que está cometiendo un delito al acostarse con su hermana.
Hugo reconoce entonces que no es su hermana y le dice que ambos están en el mismo barco y que tiene todo el derecho, pues Vera es, en realidad su prometida.
Baja ella también, con un albornoz, para confesar que Hugo y ella se van a casar y le pregunta a Tony de qué se preocupa, pues a él no le va mal, diciéndole que no puede tenerlo todo en esta vida, tras lo cual le dice a Hugo que deben marcharse.
Tony les pide que se vayan fuera los dos y los ve subir cogidos del hombro.
Empiezan a recoger sus cosas, riendo sin parar, decidiendo Tony poner música para no escucharlos mientras Vera, arriba, entona la marcha nupcial.
Una vez que se han marchado, Tony invita a Susan a ir con él a la cama, aunque ella se marcha sin decir nada.
Tony, ahora solo, sale a beber. Un día llama desde el bar, por teléfono, a Susan, aunque cuando esta lo coge él no contesta y le cuelga.
Su casa, ahora sin su eficiente sirviente es un desastre donde las flores marchitas que le llevó Susan se mezclan con decenas de cartas y de cosas tiradas por el suelo.
Un día coincide con Barrett en un bar, pidiéndole a su antiguo jefe que le permita invitarlo a una copa.
Le dice que había pensado en llamarlo e incluso un día llegó a la entrada del jardín.
Le explica que lo siente. Que hacía un tiempo que estaba loco por Vera y pensaba que ella sentía lo mismo e iban a casarse.
Que el padre de ella era un animal y no soportaba verla sufrir, por lo que tuvo que pagarle para que le diera su consentimiento y poder sacarla de allí, y tenía que encontrarle una casa y por eso dijo que era su hermana, pues creía que ella le quería, pero ignoraba lo ocurrido entre ellos y no se enteró hasta aquella noche, diciendo que nunca tuvo la intención de casarse con él y además se marchó con su dinero y está viviendo con un corredor de apuestas.
Le pide que le dé otra oportunidad, pues, asegura que era muy feliz con él, y ahora trabaja para una anciana que le está llamando todo el día, y, aunque es consciente de que le engañó, fue por culpa de ella, insistiendo en que le dé otra oportunidad.
Vuelve en efecto a la casa y se queja de todo lo que tiene que hacer, diciendo que necesita de una criada que le eche una mano y anima a Tony a buscar trabajo en vez de estar tirado en casa, asegurándole él que en breve se reunirá con un hombre para hablar de negocios, algo que Barrett no se cree.
Una mañana, Tony despierta a Barrett para decirle que hay poso de té en la alfombra y que debe limpiarlos, aunque Barrett le dice que él no los tiró, mostrándose harto de su suciedad y le dice que se va a marchar, pues es sirviente de caballeros y él no lo es.
Tony bebe demasiado y discuten constantemente, pasando algunos ratos jugando con una pelota que se lanzan, Tony arriba y Barrett abajo, diciéndole a Tony que le va bien el ejercicio porque está poniéndose gordo.
Tony le tira la pelota y le da en la cara, haciendo que Barrett se enfade, ante lo que Tony le recuerda que es solo un sirviente, diciéndole Barrett que no es sirviente de nadie, y le recuerda que le ayudó a amueblar y pintar y le lava y cocina y no saca a cambio nada.
Tony le dice que le está muy agradecido y que no sabe qué haría sin él, exigiéndole Barrett que le sirva una copa de brandy.
Ya desdibujados sus papeles, comen juntos, asegurándole Barrett tener la sensación de que son viejos amigos, diciendo Tony que a él le pasa lo mismo.
Además de a la pelota, juegan al escondite.
Un día se presenta Vera en casa, empapada por la lluvia, diciendo que solo quiere hablar con Tony, y, aunque Barrett le pide que se vaya, Tony dice que la escuchará.
Le pide que le preste algo de dinero, pues, dice, la van a ingresar.
Tony le pregunta qué fue de lo que le hizo, diciendo ella que fue Barrett el que la obligó, pues ella aun le quiere, y lo abraza, entrando entonces Barrett, que los separa y la echa a la calle, pidiéndole que regrese a su pocilga, aunque una vez en la puerta, muestra que siguen juntos y que todo es una pantomima.
Tony pasa los días tirado haciendo solitarios, y, aunque le dice a Barrett que ha dejado la bebida, este le insiste en que pruebe un licor que compró pensando en él, pues, le dice que su única ambición es servirle y que no encontrará a nadie como él.
Tony le dice que la casa no está suficientemente limpia y le propone hacer un esfuerzo extra, aunque acaba bebiendo el licor que le trajo.
Un día va a verlo Susan, que lo encuentra completamente borracho y en un estado deplorable.
Susan le cuenta que Vera fue a verla y le dijo que Tony le debía dinero, diciendo que supone que le debe algún tipo de compensación, aunque él le dice que le ha mentido, para luego añadir que no le conviene estar allí.
Ve cómo Barrett hace pasar a un grupo de chicas, entre las que está Vera.
Susan le pregunta si no le gusta, y qué encuentra de malo en ella, diciéndole él que no tiene nada de malo, animándola a unirse a la fiesta, preguntándole Barrett si quiere una copa, llamándola nena.
Susan ve cómo Tony se tumba con una de las mujeres, que le besuquea, mientras Barrett está con otra.
Le cuenta entretanto a Susan que al día siguiente se van a Brasil.
Ve luego como Barrett va a abrazar a Vera y juguetean con una máquina fotográfica, para luego dirigirse a ella y, tras echarle el humo en la cara, besarla en los labios, abrazándola, mientras Tony es incapaz de mantenerse en pie.
De pronto Tony se enfada y les pide a todas que se marchen, pidiéndole a una de ellas
Barrett que regrese al día siguiente por la noche y que lleve a John.
Echa también a Susan, que lo abofetea con su gruesa pulsera antes de marcharse.
Barrett ve que arriba le espera en su antiguo cuarto, Vera y sube con ella, dejando a Tony, totalmente borracho tirado en el suelo.