Te cuento la película

El reino del planeta de los simios

Kingdom of the Planet of the Apes (2024) * USA / Australia

          También conocida como:
                    - "El Planeta De Los Simios: Nuevo Reino" (Hispanoamérica)

Género: Ciencia ficción / Acción

Duración: 145 Min.

Música: John Paesano

Fotografía: Gyula Pados

Guion: Josh Friedman

Dirección: Wes Ball

Intérpretes: Owen Teague (Noa), Freya Allan (Mae / "Nova"), Kevin Durand (Proximus Caesar), Peter Macon (Raka), William H. Macy (Trevathan), Lydia Peckham (Soona), Travis Jeffery (Anaya), Sara Wiseman (Dar), Neil Sandilands (Koro), Eka Darville (Sylva), Ras-Samuel (Lightning).

Durante miles de años los humanos dominaron el planeta. Su soberbia llevó a su ruina.

Un virus creado por el hombre dio origen a una especie inteligente de simios y en los humanos tuvo el efecto contrario, los privó de su intelecto y capacidad de hablar.

Mientras simios y humanos luchaban por coexistir, un simio ascendió al poder y lo sacrificó todo por los suyos. Se llamaba Cesar.

Los simios rodean el cadáver de su líder y colocan flores en su cabeza antes de que arda en la pira funeraria

Muchas generaciones después

Tres jóvenes chimpancés, Noa, Soona y Anaya trepan por los restos de lo que fuera una ciudad de la que se ha apoderado la naturaleza hasta lo alto de una montaña hasta llegar a un nido de águilas con la intención de hacerse con sus huevos.

Cuando el águila abandona el nido se acercan y ven que hay tres huevos, pero Noa recuerda que la norma exige que siempre dejen al menos uno, y el día siguiente es ya el día del vínculo, diciéndoles Noa que los dos huevos les corresponden a ellos porque son mayores, aunque solo sea por un atardecer.

Pero antes de irse, Noa ve otro nido más arriba y corre hacia él, y, aunque está demasiado lejos, valiéndose de una barra de hierro logra trepar hasta ese nido donde puede ver que hay media docena de huevos.

Con un precario equilibrio, ve además cómo llega el águila y le hace caer, consiguiendo salvarse tras cogerse de una rama, mostrando a sus amigos que cogió un huevo.

Cuando regresan a sus caballos observan que les falta una manta, y ven que alguien se mueve entre los árboles, y Noa lo espanta con su honda y lo siguen hasta una antigua vía de tren que lleva a un túnel por el que desaparece, encontrando los restos de una prenda que comprueban que no es de simio, y se plantean que tal vez son ecos.

Cogen la prenda y salen corriendo hasta su aldea.

Allí cada simio adulto tiene su propia águila que pesca para ellos, siendo Koro el padre de Noa, el líder del clan.

Allí le explica a su padre que escaló solo él hasta el nido de la cima y le muestra la prenda que encontraron, preguntándole Koro si fueron hasta el Valle del Más Allá, diciéndole él que sabe que no lo hicieron porque saben que está prohibido.

El padre observa que hay sangre de Eco en su manta.

El padre le dice que se lo dirá a los mayores, pues los Ecos llevan problemas y asegura que tiene mucho que enseñarle después de la ceremonia del día siguiente.

Los mayores deciden mandar a Oda para ahuyentar a los Ecos.

Por la noche entra a la cabaña donde guardan el pescado, atraído por un extraño olor, siendo atacado por un humano que logra huir y lo golpea, rompiendo su huevo.

Sin el huevo, Noa no podrá pasar el vínculo, aunque sus amigos creen que su padre, que es el maestro de aves, hará una excepción con él para que no tenga que esperar hasta la siguiente temporada, y le dicen que esperarán con él, aunque él les dice que no pueden hacerlo e indica que debe encontrar otro.

Parte por ello él solo esa misma noche, topándose con una pelea entre simios, llegando hasta un lugar donde ve a varios simios que murieron asesinados, siendo sorprendido por Oda, al que solo le da tiempo a decir "hay más", antes de caer muerto apuñalado.

Escucha un galope de caballos y se oculta, observando que llega un grupo de simios que observan a los muertos y se preguntan qué ha pasado, pues son sus exploradores, y acusan a Oda de haberlos matado, aunque luego encuentran una manta y al olerla señalan que se trata de humanos y que debe ser ella y ordenan que se desplieguen para encontrar a su clan.

Ven su caballo, que piensan que es el de Oda, y le aplican una lanza con electricidad picana para que comience a correr, y seguirlo tratando de encontrar a su clan, mientras ordena a otro grupo de simios que encuentren a la humana.

Noa atraviesa el bosque a toda velocidad para tratar de llegar cuanto antes a su aldea, pudiendo ver cuando llega que está ardiendo todo.

Ve a su madre y a Anaya atados y corre a desatarlos, aunque, al ser descubierto, lo atacan a él, salvándolo su madre, que se lanza al cuello del atacante y que le pide que corra a ayudar a su padre.

Sylva, el líder de los atacantes pide a su grupo que lleven a todos ante Proximus, tras gritar: "Por Cesar", y pide también que encuentren a la humana.

Noa trepa hasta la torre, donde está su padre, que está empezando a arder y le pide perdón, pues fue culpa suya y le ayuda a liberar a las águilas.

Sylva trepa también y pide al padre de Noa que incline la cabeza mientras lo amenaza con su lanza eléctrica, aunque Koro se niega a ello y coge una tea y lo ataca, aunque Sylva es más fuerte y lo lanza al suelo y le aplica su lanza antes de recibir un golpe por parte de Noa, que trata de defender a su padre, corriendo ahora Sylva a por él y derribándolo, siendo ahora Koro quien ataca a Sylva para liberar a su hijo.

Sylva lo golpea salvajemente y Noa vuelve a atacarlo, aunque Sylva lo lanza hacia abajo, logrando Noa salvarse al cogerse de una soga, pero Sylva, tras gritar de nuevo, ¡Por César", aplica la lanza a la soga y hace que Noa caiga al vacío.

Despierta al día siguiente, muy dolorido, viendo todo destruido.

Llora luego ante el cadáver de su padre y lo entierra tras ello y promete que los encontrará y los traerá de regreso a casa.

Parte a caballo hacia el túnel del tren. Siguiendo las huellas de los atacantes, con una de las lanzas eléctricas que encontró, entrando en el territorio prohibido, un desolado paisaje de antiguos rascacielos cubiertos de vegetación.

Siguiendo las huellas de los secuestradores, encuentra la manta de su madre.

Se detiene a descansar por la noche y enciende una hoguera.

Ve a su lado a Sol, el águila de su padre, que siempre le fue hostil, y que de nuevo y trata de vincularse con ella, aunque el ave lo ataca cuando le muestra su brazo.

Más tarde ve humo y se acerca sigilosamente, y cae en una trampa.

Cuando logra soltarse ve que hay otro simio, un orangután que lo apunta con la lanza que él llevaba antes.

Debe explicarle que él no es uno de los simios de la máscara pese a tener su lanza, y le explica que los simios de las máscaras mataron a su padre y arrasaron su aldea y ahora está siguiendo sus huellas.

El otro simio le dice que en el fuego está ardiendo otro simio de su clan al que mataron las máscaras, y se presenta ante él como Raka.

Le explica que él se escondió y sobrevivió y protegió su obra, mostrándole unos libros, que, le explica, son una forma antigua de almacenar ideas.

Le explica que los simios, en tiempos de César, entendían esos significados, recordando Noa que los que atacaron su aldea dijeron el nombre de César, diciendo Raka que los simios de las máscaras retuercen las palabras de César y olvidaron quién fue, su líder y legislador, que decía que. juntos, los simios eran fuertes y que simio no mata a simio y que él es de "La orden de César", pero que ya es el último.

Le pregunta qué sitio es ese, diciéndole Raka que cree que es un lugar donde los simios tenían a los humanos y los cuidaban y alimentaban, observando Noa un mural donde aparece una pareja de humanos elegantemente vestidos, diciendo Noa que son Ecos, explicándole Raka que son humanos.

Le pregunta Raka si ha visto a algún humano, diciendo él que a una carroñera.

Raka le explica que los humanos son torpes de mente, pero que hubo un tiempo en que simios y humanos convivían y eran importantes para César.

Raka le sugiere que se quede allí, pues podría enseñarle muchas cosas.

Ven entonces que, junto a su caballo, está la humana que robó en su aldea.

Raka le dice que si lo siguió desde su aldea puede ser que César le esté pidiendo que siga adelante y decide viajar con él y observan que les sigue también el Águila Sol.

Raka le pide que le cante la canción que les cantan a las aves, diciendo que él no es su padre, que era el maestro de águilas.

Mientras descansan por la noche, ven que los vigila la humana, a la que Raka lanza alimentos y le dice que le sigue porque tiene hambre y pide a Noa que le deje la manta de su madre, pues ve que también tiene frío.

Raka comprueba que es más lista que la mayoría y decide llamarla Nova, como a todas las humanas desde los tiempos de César.

Pregunta por qué a Cesar le importaban tanto los Ecos, diciendo Raka que cuenta la leyenda que lo criaron ellos.

Más tarde, mientras su compañero duerme explora los restos de un antiguo planetario.

Se acerca al telescopio y, mira a través de su lente y ve cómo se acerca también Nova que parece tan sorprendida como él al mirar por el visor.

Le cuenta al día siguiente a Raka que ella reaccionó igual que un simio y dice que si va con ellos, debe cabalgar para no retrasarlos, y la sube Raka con él.

Mientras cabalgan, se topan con un animal desconocido para ellos, una cebra, y cuando bajan hacia el río ven que hay decenas, considerando que son caballos con rayas.

Pero también hay una colonia de humanos, que se dirigen al río para beber, y, al verlos, Nova llora mientras Raka indica que temían que las manadas hubieran dejado de existir.

Noa sube a su caballo. Dice que él debe encontrar a su clan, pero que Noa se quedará con los suyos y piensa que Raka los criará siguiendo la palabra de César.

Antes de su partida, Raka le entrega su medallón para que recuerde quien fue, pues, le dice, es importante.

Noa parte tras ello, viendo Nova cómo se aleja, pareciendo decepcionada.

Pero cuando Raka y Nova se acercan a los humanos se escucha una corneta y de pronto aparece un grupo de simios enmascarados dirigidos por Sylva que comienzan a cazar a los humanos con redes.

Algunos tratan de escapar, entre ellos Nova, que comienza a ser perseguida por Sylva cuando la ve, ocultándose ella en un trigal.

Cuando se da cuenta de lo que está sucediendo, Noa los llama a Raka y a Nova.

Rodeada por otros simios, cuando ve a César, Nova se levanta y grita: "Noa", que corre hacia él seguida por Sylva, consiguiendo Noa subirla con él y huir, aunque perseguidos por otro caballo y está a punto de atraparlos, pero llega entonces Raka y lo derriba.

Tras alejarse un poco, Raka espanta a los caballos para que sigan una pista falsa y ganar algo de tiempo.

Pero Noa está confuso ante esa mujer. Le cuenta a Raka que habló y dijo su nombre, aunque Raka dice que es imposible.

Pero entonces ella habla y les dice que tiene un nombre, Mae, y sabe a dónde llevan a su clan, a un asentamiento humano que es adonde ella se dirige buscando a humanos como ella, y les dice que antes había más.

Que no habló antes porque su madre le enseñó a callar por seguridad y ahora está sola.

Mientras Raka prepara un fuego, él le entrega a Ma la manta de su madre.

Continúan su camino, por un paraje donde ven decenas de humanos sacrificados.

Comienzan a cruzar un puente, y de pronto, y al final de este ven a Sylva, y cuando tratan de volver atrás, ven que también están allí y atrapan a Noa y a Mae, que cae al agua, y está a punto de morir, lanzándose Raka a su rescate, consiguiendo salvarla.

Pero Sylva corta la cuerda a la que Raka se sujetaba, y se ve arrastrado por las aguas.

Se llevan atados a Noa y a Mae hacia el asentamiento donde viven los simios, siendo llevados ellos hasta un enorme barco encallado, semihundido y en estado ruinoso, aunque una vez que llegan allí son desatados, aunque se llevan a Mae, dejándolo a él en libertad mientras le dicen que es bienvenido a casa.

Llega frente a una bóveda de hormigón gigantesca, frente a la cual trabajan muchos simios, corriendo entonces hacia él Soona, que lo abraza contenta de verlo, pues lo daba por muerto desde que lo vio caer.

A Mae, la llevan a un cuarto lleno de cosas utilizadas en el pasado por los humanos, entre ellas centenares de libros.

Aparece entonces otro humano que también habla y que dice que le interesa la historia, y, en especial la historia romana y que se presenta como Trevathan.

Le cuenta que Proximus lo salvó, pero ella le dice que no ayuda a los simios.

Soona lo lleva a ver a su madre, que se emociona al verlo vivo y se abrazan y lloran recordando a su padre muerto

Mientras se abrazan suena un cuerno y todos los simios deben acudir frente a la cúpula.

Ve cómo todos gritan el nombre de César y repiten las palabras de aquel "simios juntos fuertes" ante a un simio coronado, y, cuando este, Proximus, dice que ahora él es César, Noa dice que no lo es, aunque su madre le pide cuidado, pues ahora le pertenecen.

Proximus les dice que juntos lograrán abrir y encontrar los tesoros de la cúpula, y tras ello tratan de abrir su enorme portón, tirando todos a la vez, mientras explota la dinamita que colocaron, aunque las cadenas acaban rompiéndose y no lo consiguen.

Trevathan le dice a Mae que no se preocupe, que llevan meses intentando abrirla y que quien estuviera dentro habrá muerto.

Ella recuerda que el gobierno se escondió cuando las cosas empeoraron y allí entraron el gobierno con su tecnología y sus armas y no deben conseguirlas los simios.

Trevathan dice que debe olvidar cómo eran las cosas antes. Que el mundo es ya de los simios y debe tratar de aprovechar las oportunidades y tratar de ser útiles.

Soona explica que están sometidos, diciendo Noa que sus mayores no les contaron todo sobre ese mundo porque no querían saber.

Acuden a buscar a Noa, que es llevado ante Proximus, al que Trevathan le cuenta cosas de la historia romana, que divierten mucho a los simios.

Ve que está también Mae.

Puede ver que tienen como sirviente a Anaya.

Proximus le pregunta a Mae si conoce el concepto de evolución.

Lex explica luego que él desea un avance que requiere mucho tiempo que no tiene, pues es mortal, y por eso desea conocer lo que hay en esa cámara, lo que les proporcionará un salto inmediato en la evolución.

Le cuenta a Noa que tiempo atrás, los humanos eran capaces de grandes cosas, como allanar montañas, hablar con océanos de por medio o volar y ahora ellos aprenderán de lo que hay dentro de esa cámara.

Pero Mae le dice que es imposible y que nadie entrará.

Proximus le cuenta a Noa que Mae, antes de ir con ellos, viajaba con otros humanos. Pero que sus simios no fueron conscientes de su valor y no pudo hablar con ellos y sabe que ella iba hacia allí para poder entrar en su cámara, y cuando ella le dice que no es suya, él le dice que ahora sí, y que entrará sin importarle cuántos simios le cueste.

Le dice a Noa que sabe que es muy listo, pues consiguió reparar uno de sus palos rotos, las lanzas eléctricas y le pregunta si Me le contó cómo entrar en su cámara, diciendo Noa que no le contó nada.

Le muestra a Noa el asentamiento y le pregunta qué ve, a lo que le responde que clanes robados, diciendo Proximus que no son clanes, que es un reino para los simios.

Piensa que si hay dos humanos que pueden hablar, debe haber más y sabe que Mae fue allí para conseguir las herramientas que están dentro de la cámara y que son las que hacen fuertes y peligrosos a los humanos y por eso él quiere obtenerlas él antes, pues ese es su tiempo y su reino y deben destruirlos si no quieren volver a vivir en jaulas.

Dar, su madre, le dice, al ver a Noa mirando a las águilas que no irán, porque el clan de las águilas ya no existe, aunque él dice que el clan de las águilas está en su corazón, y ella le dice que están en el territorio de Proximus y este no las necesita.

Pero cuando su madre se va se acerca el águila Sol.

Recuerda que prometió a su padre que llevaría a todos de regreso a casa, pero ha fracasado, pues el Clan de las Águilas pertenece a Proximus César ahora.

Pero encuentra entonces el medallón que le entregó Raka en recuerdo de César y dice que aunque esa es la ley, la ley está mal.

Ve a Sol dispuesta a volar y se asusta y levanta el brazo, viendo cómo el águila, en vez de atacarlo, se posa sobre su brazo, viéndolo su madre, que sonríe.

Por la noche, Noa va a ver a Mae

Ella se excusa por no haberle contado nada.

Le dice que los simios de Proximus encontraron su campamento y mataron a todos.

Que necesitaba su ayuda, pero tenía miedo y se equivocó al no confiar en él, aunque él dice que cree que solo mira por sí misma, pero que eso le puede ayudar ahora a él.

Noa le dice que tiene preguntas y si es sincera quizás la ayude.

Le pregunta qué necesita de dentro de la cámara, diciendo ella que un libro muy especial, pues los humanos perdieron la capacidad de hablar y con ese libro podrían recuperarla.

Le cuenta que en el pasado los simios no hablaban y los humanos dominaban la tierra, pero se propagó un virus creado por ellos mismos que hizo a los simios más inteligentes y a los humanos casi los mató.

Le pregunta si conoce alguna forma de entrar, a lo que responde afirmativamente, y luego le confirma que el agua podría destruir lo que hay dentro.

Noa va luego a ver a sus amigos y les dice que necesita su ayuda para hacer una escalada para liberar a los de su clan, aunque Anaya se muestra asustado y no accede.

Colocan los explosivos que ha preparado Mae alrededor de la presa, apareciendo entonces Anaya, que dice que la escalada es muy dura y no podrán hacerla sin él.

Mae le pregunta si le gusta Soona, respondiendo solo que se llevan un día de diferencia.

Llega entonces Trevathan, que los vio y que le dice a Mae que le dio una oportunidad., pero ella fantasea con un pasado que no volverá.

Ella le dice que él cree que todo ha terminado, pero no es así y, tras asegurarle que nadie le va a echar la culpa de lo que ha pasado, le pide que vaya con ellos, aunque él asegura Proximus va a despellejar vivo a su mono y a ella le dice que ya aprenderá.

Al ver que va a denunciarlos a Proximus, Mae se lanza sobre él y lo coge del cuello hasta acabar con él, viendo asustados a los tres simios tras ver lo que hizo, aunque la ayudan a lanzar a Trevathan al mar.

Bajan hacia el mar siguiendo a Mae entre el peligroso oleaje costero hasta la parte trasera del búnker, debiendo escalar una peligrosa pared, llevando Noa cargada a Mae hasta la parte superior de la cúpula, donde están los extractores por los que se cuelan.

Encienden unas antorchas una vez dentro, yendo Mae hasta un generador y se encienden las luces, lo que asusta a los chimpancés, que desconocían la existencia de la electricidad y que se sorprenden al ver lo que construyeron los "ecos".

Observa un directorio del lugar y, tras coger un hacha de seguridad les pide que la esperen.

De unos ordenadores rescata su "libro", que es una clave de descifrado de satélites.

Entretanto, los simios recorren el lugar. Encuentran una muñeca de humanos que habla, y algunos libros, y en uno de ellos hay dibujos de un zoo, donde los humanos visitan a los simios enjaulados.

Pasan luego por un hangar lleno de carros de combate.

Mae programa la detonación de los explosivos y pide a Noa que se vaya con su clan.

La puerta que tanto tiempo trataron de derribar, ahora se abre sola, pero fuera está Proximus con Dar, la madre de Noa.

Entra en el lugar y se queda admirándolo todo, mientras le dice a Noa que es un simio muy útil, pues entiende muchas cosas, pero no entiende que no se puede fiar de una humana, y hace pasar a todos los de su clan.

Le pregunta luego si prefiere a Soona, a la que Lightning, uno de sus lugartenientes retiene a punta de cuchillo, o a esa apestosa humana y le pide que le explique su plan, diciendo que no, ante lo que ordena a Lightning que acabe con ella, momento en que suena un disparo, quedándose todos parados sin saber qué significa, sujetando Mae un revólver, viendo todos cómo cae Lightning muerto.

Proximus le dice a Mae que se puede ir, pero le pregunta si hay más cosas así dentro.

Noa le dice a Mae que no puede hacerlo, pero ella dice que no puede permitir que Proximus acceda a las armas, por lo que, sin escuchar a Noa, sale corriendo para hacer una detonación que hace que la presa estalle y el agua llegue con enorme fuerza.

Al ver que se va a inundar todo, Noa pide a su clan que escalen.

Corren hacia dentro de la nave, tratando de huir del agua.

Mae observa desde lo alto cómo el agua se lleva y acaba con los simios de Proximus.

Noa ve cómo el agua se lleva a su madre y todos tratan de ayudarla, consiguiendo salvarla.

Los chimpancés del clan de las Águilas comienzan a trepar y siguen a Noa, que les guía, aunque luego les pide que sigan a Soona.

Pero también escaló Sylva, que lo persigue, y, al tratar de escapar de él, y, durante la pelea, consigue empujarlo, pero cae también él al agua.

El gigantesco Sylva, lo persigue, hasta un punto en que unas tuberías actúan como jaula, por la que el simio gigante no cabe y el agua acaba con él.

Cuando Noa llega a la salida de arriba, su clan le espera fuera, pero también, y con ellos, está Proximus, que lo ataca y le pregunta si cree que puede destruir su reino.

Lo golpea ferozmente, valiéndose de su fuerza y su tamaño. Lo arrastra y lo lanza por los aires hasta el borde del precipicio, y una vez allí le exige que se levante y que se incline ante su rey antes de morir.

Desde el suelo, y malherido como está, Noa, ve sobrevolar a las águilas.

Entona el cántico de su padre con las águilas y ve cómo los demás simios del clan cantan también siguiéndolo.

De pie ya, extiende su brazo para recibir a Sol, que antes araña la cara de Proximus, y cuando este se dispone a atacarlo de nuevo, llegan el resto de las águilas y se lanzan sobre él arañándolo y picoteándolo y cuando está al borde del precipicio, Noa lanza al sol y con ellas todas a la vez hasta provocar que caiga al vacío.

Noa les dice a sus compañeros, con Sol en su brazo: "volvamos a casa".

Comienzan la reconstrucción de su aldea, cuando ven que llega Mae, que le dice que ha ido a despedirse.

Noa le dice que Proximus tenía razón, que los humanos nunca se rendirán hasta que recuperen todo para ellos, a lo que le responde que era de ellos. Que ese sitio estaba lleno de cosas e ideas humanas y no era para los simios.

Noa le pregunta qué era para los simios, si tener que volver a callar y le asegura que reconstruirán su hogar mejor y más fuerte, con lo que han aprendido.

Le dice luego que si Raka estuviera allí, les diría que su César tendría mucho que decir sobre eso y se pregunta si pueden convivir humanos y simios juntos.

Ella le dice que no lo sabe, mientras oculta en su espalda el revólver.

Noa se quita la medalla de César que le entregó Raka y repite sus palabras, diciendo que es importante.

Parte tras ello con su caballo hasta una fortaleza humana y entrega la clave de descifrado de satélites.

Noa y Soona parten juntos también al lugar donde conoció a Mae.

En la fortaleza introducen la clave, pudiendo ver Mae cómo se reactivan las enormes antenas de comunicaciones, consiguiendo gracias a ello comunicarse con otra base humana, esta de Fort Wayne, en Indiana.

Noa deja que Soona pueda mirar a través del telescopio, las estrellas.

Calificación: 2