El gran desfile
The Big Parade (1925) * USA
Género: Cine bélico
Duración: 151 min.
Fotografía: John Arnold
Guion: Harry Behn (Historia: Laurence Stallings / Textos: Joseph Farnham)
Dirección: King Vidor
Intérpretes: John Gilbert (James Apperson), Renée Adorée (Melisande), Hobart Bosworth (Señor Apperson), Claire McDowell (Señora Apperson), Claire Adams (Justyn Reed), Robert Ober (Harry Apperson), Tom O'Brien (Bull O'Hara), Karl Dane (Slim Jensen), Rosita Marstini (Madre de Melisande).
En la primavera de 1917 América progresaba en paz y las fábricas rebosaban actividad.
Los edificios se erguían hacia el cielo y en la construcción de uno de ellos trabajaba "Slim" Jensen.
En los barrios bajos había hombres con distintos oficios, como "Bull" O'Hara, camarero.
Al otro lado de la escala social estaban los hombres ricos, los magnates de la industria, y sus hijos, como Jim Apperson, un vividor que, asegura a su barbero que no tenía ninguna intención de trabajar pese a que podría tener un buen puesto en alguna de las empresas de su padre.
Suena el fuerte pitido de una alarma y todos se preguntan qué ocurre.
Cuando la madre de Jim lee en el periódico que se declaró la guerra y que los jóvenes se apresuran a alistarse, Jim ríe burlonamente y le indica que bastante guerra tiene con su padre antes de ir a su descapotable.
Sale antes, a su encuentro, Justyn Reed, de la que estaba enamorado desde que podía recordar, que le pregunta si no le parece emocionante que estén en guerra, y le dice que él estaría muy elegante con su uniforme de oficial.
Las calles se llenan de pronto de gente proclamando su patriotismo y se organizan desfiles en que la gente aclama enfervorizada a los voluntarios que parten a la guerra, entre ellos los amigos de Jim, que tratan de convencerlo para que se una a ellos.
Él duda, pero lo vistoso de la marcha, con músicos y gente con banderas que desfila feliz y el hecho de que se apuntaran todos sus amigos le acaban por convencer.
Cuando llega a su casa esa noche con la emoción a flor de piel lo recibe su familia, que se prepara también para la guerra.
Su padre dice que todos deben colaborar y por ello Harry, el hermano de Jim organizó dobles turnos en la fábrica y trabajarán de noche.
Al ver cómo Jim se ríe al escucharlo, su padre se enfada y le dice que no piensa seguir tolerando sus sandeces ni su holgazanería, pues en tiempo de guerra todos deben contribuir y debe tomar ejemplo de su hermano, y le dice que debe hacer algo o tendrá que marchase de casa.
Llega entonces Justyn, que lo besa feliz y pregunta a la familia si no están orgullosos de Jim, siendo ella la que les da la noticia de su alistamiento.
Esta es recibida con alborozo y todos lo abrazan orgullosos.
Poco tiempo después comienza la instrucción junto con el resto de novatos voluntarios, entre los que están Slim y Bull y serán enviados tras ello a Francia, cantando mientras desfilan, henchidos por el orgullo patriótico.
Llegan al caer la noche, y tras una marcha de 32 kilómetros a Champillon, agotados y muertos de sueño, donde sus habitantes los reciben con alegría, aunque ellos deben alojarse en un pajar, y son obligados a limpiar el estiércol del corral de abajo dirigidos por Bull, que ahora es cabo antes de poder acostarse, mientras Slim protesta y dice que se alistó para combatir, no para limpiar, ante lo que le dan una pala más grande.
Jim se fija de inmediato en la hija de la dueña de la granja donde acampan, Melisande.
Antes de dormir Jim abre un paquete que recibió con una tarta y una nota en que Justyn le dice que le gustaría tenerle allí, pero que está muy orgullosa de que conduzca a sus hombres al campo de batalla y le dice que supone que estará envuelto en el aroma de las flores del pintoresco entorno.
Decide compartir la tarta con sus Bull y con Slim, aunque cuando empieza a cortarla ve que es muy dura y debe partirla por la fuerza, y aunque tiene buen sabor se queda dormido antes de terminarla.
Marchan y sudan todo el día para luego dormir en el granero y al despertar deben sacudirse la paja y por la tarde lavar su ropa en el río.
Jim le dice a Slim que si tuvieran un barril podría construir una ducha, lo que a todos les parece muy buena idea y echan a suertes quién irá a buscar el, lo que le toca hacer a Jim, ya que Slim escribió en todos los papeles "me toca a mí".
Tras una hora intentando explicar por señas al dueño de una bodega que desea un barril y no una chica gorda, regresa al campamento rodando el barril, perseguido por todos los chicos del pueblo.
Finalmente un charco le impide avanzar y decide cargar con el barril colocándolo sobre su cabeza y acaba metido en él, lo que provoca la risa de Melisande al ver su torpeza.
Colocan el barril en lo alto de un árbol y pueden así ducharse.
Jim llama la atención a sus amigos, que se duchan desnudos, al ver que llega la chica, que se queda observándolos divertida. Y cuando la ven corren a ocultarse mientras que Jim se acerca a ella, que reconoce que fue el que le hizo reír, y aunque no la entiende, la comprende y ríen ahora los dos.
La invita a dar un paseo y ella acepta aunque debe quitar la mano de él constantemente, pues trata de cogerla por la cintura.
Se sientan al lado del río y él insiste en acariciarle el brazo, aunque ella le pide que no lo haga.
Se acerca a ellos Bull, que también coge la mano de la chica, que le reprende, y acto seguido lo hace Slim que desplaza a Jim del lado de la muchacha y la coge del hombro, por lo que, al sentirse acosada, se enfada.
Tocan la corneta y deben marcharse todos al comedor, aunque Jim se queda retrasado y besa a la chica, que lo golpea y lo derriba, aunque luego le da un beso en el lugar del golpe, que él pide que repita varias veces y se abrazan felices.
Por la noche, Jim sale de nuevo al encuentro de la muchacha y le da un chicle para que lo mastique, como él, aunque ella ignora de qué se trata, por lo que él debe explicarle cómo se mastica, pese a lo cual la chica acaba tragándoselo.
Él le dice que la ama, debiendo buscar en el diccionario y ella le dice que se siente muy feliz, y también lo busca en el diccionario y se ocultan cuando la madre de ella sale a buscarla, y él le dice que volverán a verse a las 8.
La chica sale para recoger agua, apareciendo el cabo y Slim, a los que rechaza cuando intentan conquistarla.
Todos se burlan de Jim al verlo tan arreglado, y cuando se limpia los zapatos le lanzan encima un montón de paja.
Una vez a la semana, en casa de Melisande había una reunión patriótica para leer las cartas que enviaban desde el frente los seres queridos y ella invita a Jim a la reunión, aunque él no entiende nada de lo que leen ni la pasión de cómo lo representan
Entretanto, Bull y Slim traman bajar al sótano para conseguir vino y, aprovechando la reunión beben y se emborrachan.
También dentro sirven vino, aunque cuando llega el turno a Jim, ve que se acabó, y apenas quedan unas gotas, por lo que Melisande le pide que la acompañe a la bodega para buscar más, llevando él la vela.
Allí, Jim vuelve a confesarle su amor y se besan, aunque de pronto escuchan las risas de sus compañeros borrachos, que incluso intentan robar un pequeño barril, por lo que Jim se enfrenta a ellos para obligarlos a huir, y se forma un gran revuelo.
Aparece la policía militar y detienen a Jim, que es a quien encuentran en la bodega, por lo que sus amigos, arrepentidos deciden ayudarle a salir del lío en que lo metieron ellos, y llaman para ello al resto de sus compañeros e inician una gran pelea, durante la cual Jim consigue huir, ayudado por la chica.
Con el lío montado llegan los jefes, a los que la policía militar debe aclarar que no eran ellos quienes estaban robando el vino.
La chica, enamorada, sale a buscar a Jim, que se había ocultado subiendo a un árbol.
El día de reparto de correspondencia, todos la esperan con ansia y Bull se siente frustrado cuando le roban la suya, por lo que persigue a un tipo que ve con una carta y le da una patada, viendo, cuando se gira, que es un superior, que dice que le degradará.
Cuando finalmente otro compañero le entrega la carta ve que está escrita en francés, por lo que debe recurrir a otro compañero para que se la traduzca.
Jim lee su carta, que es de su novia, Justyn que le dice que teme que la haya olvidado, aunque sabe que era sincero cuando prometió que se casaría con ella y que acompaña su carta de una foto suya.
Lo encuentra observándola, Melisande, que ve que Jim no le hace caso y que se muestra remiso a sus requerimientos, y cuando ella ve la foto de Justyn comprende que él está enamorado de esa chica y llora, y, aunque él trata de consolarla, ella comprende que no significa tanto como la chica de la foto y se marcha.
Un día llegan unos soldados con la orden de movilizar a todos los soldados, a los que piden que formen con mochilas y cascos, pues saldrán hacia el frente en 10 minutos, aunque, pensando en sus cosas, Jim tarda en reaccionar.
Y antes de marcharse trata de despedirse de Melisande, aunque no la encuentra.
Esta, aún llorosa ve la gran movilización, pero duda en salir, como hicieron otras chicas, aunque finalmente se seca las lágrimas y sale.
Jim la busca entre la gente sin éxito y ella ve pasar delante a centenares de soldados, pero no ve a Jim, que tampoco logra localizarla a ella.
Comienzan a subir en los camiones que les llevarán al frente y solo entonces consigue verla y baja del camión y se besan y abrazan, asegurándole él que regresará, siendo obligado a subir al camión, que parte, con ella tratando de frenarlo sin éxito, mientras él le lanza besos y le lanza su cadena e incluso una de sus botas.
Ella se queda llorando mientras una inmensa fila de camiones cargados de soldados avanza, acompañados por la aviación.
Comenzó así "el gran desfile" de hombres y armamento hacia el frente.
Cuando el pelotón de Jim llegó a la zona de combate abandonaron los camiones y siguieron a pie.
Cada vez que llegaban refuerzos, "el alemán volador", un avión enemigo que cruzaba las líneas para darles la "bienvenida", atacándolos con su ametralladora, obligándolos a lanzarse cuerpo a tierra.
Finalmente la artillería consigue alcanzarlo y lo abate y pueden así recomponerse y continuar su camino tras recoger heridos y muertos.
Se sientan finalmente a descansar exhaustos antes de llegar a las cercanías de un bosque infestado de ametralladoras y francotiradores.
Tras ese respiro les piden que vayan en formación de ataque con las bayonetas caladas y avanzan por el bosque, donde pueden ver numerosos cadáveres.
Slim acaba con un francotirador que estaba sobre un árbol, pero les esperan tras los árboles un grupo mayor, que, al llegar ellos se rinden.
Pero más adelante les espera un nido de ametralladoras que acaba con un buen número de soldados y hieren a otros.
Pese a ello les obligan a seguir avanzando, consiguiendo Slim acabar con los atacantes gracias a una granada.
Pero el ataque se recrudece, pues la artillería hace caer sobre ellos su carga mientras salen a campo abierto, debiendo además colocarse las máscaras antigás para poder continuar, siendo numerosas las bajas mientras avanzan.
Superados en número por la segunda línea defensiva alemana, se tenían que refugiar en los agujeros de los proyectiles.
Slim se quita la máscara antigás y se da cuenta de que ya no es necesaria.
Mientras aguantaban en sus posiciones la guerra se acercaba desde la retaguardia.
Descansan por la noche en la improvisada barricada cuando ven un avión sobrevolando y comprueban que el menor movimiento sirve para que vuelvan a dispararles, mientras Slim duerme pese a los disparos.
Se pelea luego con Jim que deseaba fumar, indicándole Slim que si lo hace les verán, por lo que le da tabaco de mascar.
Se acerca hasta ellos un soldado con la orden de su superior de que uno de ellos acabe con el alemán que maneja el mortero y, como todos ellos quieren tener el privilegio de morir así, por lo que deciden echarlo a suertes.
Lo hacen con escupitajos. El que escupa más cerca de una marca, lo hará., y aunque saben que Slim es el que mejor escupe y tratan de evitarlo, él dice que ahora es cabo y no pueden discutírselo, pues no es un trabajo para niños como ellos.
Sale en efecto arrastrándose hasta que oscurece del todo, debiendo ocultarse cuando se ilumina el cielo con los disparos, como si fuera un cadáver y los alemanes siguen disparando con su mortero.
Sus compañeros esperan impacientes el resultado sin poder hacer nada.
Slim consigue llegar hasta el nido donde se ocultan los alemanes y con su bayoneta acaba con ellos, pero, descubierto por los soldados desde un nido de ametralladoras, lo alcanzan.
Jim y Bull gritan llamándole, y él, herido, se arrastra siguiendo el sonido de la voz de sus amigos pese a que les ordenan que se callen.
Le oyen gemir y Jim dice que ha ido a luchar, no a esconderse en un agujero mientras matan a su amigo y se pregunta para qué sirven las guerras, aunque Bull le pide que no deje que eso le destruya.
Malherido, Slim ya no puede seguir y vuelven a dispararle y acaban con él.
Indignado, Jim decide salir a buscar a su amigo y le sigue Bull, avanzando entre granadas hasta llegar a su amigo, al que intentan reanimar, y, cuando ven que ha muerto Jim grita que Dios los maldiga y se lanza corriendo hacia las ametralladoras enemigas.
Lanza una granada y luego él y Bull clavan sus bayonetas sobre ellos y siguen avanzando hasta el siguiente nido, aunque Bull cae en el camino y le grita que le verá en Berlín.
Jim sigue adelante hacia el siguiente nido, y cae debido a los disparos.
Un soldado alemán se acerca para comprobar si está muerto y él le dispara y lo hiere, aunque se queda sin balas y se arrastra hacia el alemán y amenaza con clavarle su cuchillo, aunque al verle la cara se apiada de él, e incluso le da un cigarrillo, y ve cómo el hombre muere, terminando él su cigarrillo.
En ese momento dan la orden de ataque a los americanos, que avanzan hacia las líneas enemigas y van ganando terreno y él los ve pasar sobre él.
Durante el ataque cae un gran número de soldados, aunque logran llegar hasta las posiciones alemanas apoyados por su artillería.
Algún tiempo después se produce otro "gran desfile", esta vez de regreso.
Jim convalece en el hospital y cuando despierta pregunta a su compañero de al lado, que le cuenta que le hirieron en el brazo cuando cruzaban Champillon.
Al escuchar ese nombre le pregunta y le cuenta que el pueblo cambió desde el día anterior, cuatro veces de manos y Jim le pregunta, angustiado, si están lejos de allí, a lo que le responde que se encuentran a 6 kilómetros al norte.
Jim se levanta de su cama, y torpemente, y ayudado por unas muletas, salta por una ventana y escapa del hospital.
Con la pierna escayolada se acerca a la carretera donde le recoge un camión.
Entretanto, los vecinos de Champillon forman una caravana de personas que cargan con sus enseres y deben abandonar sus casas, y entre ellos va también Melisande.
Jim llega hasta la granja de Melisande, cuyo techo está destrozado, como el de la mayoría de las casas del pueblo y grita el nombre de Melisande en el pueblo vacío.
Los soldados americanos vuelven a entrar en la población y una ambulancia carga con Jim, que había caído sin sentido y cuando lo recupera grita de nuevo el nombre de Melisande.
Cuando sonó el último disparo en los campos de Francia, reinaba la quietud y el silencio.
El hogar de los Apperson estaba de fiesta, pues Jim volvía a casa.
Su padre va con él, orgulloso, aunque Jim no parece feliz.
El padre le dice que supone que le alegrará volver a ver a su novia, a lo que le responde que sí, aunque sin entusiasmo.
Antes de su llegada, su madre descubre a Justyn besándose con Harry pese a que no pueden evitar sentirse culpables pensando en lo pasado por Jim.
Este llega a casa, sin una pierna y ve que le esperan su madre, Justyn y Harry.
Su madre lo abraza emocionada mientras vienen a su cabeza recuerdos de la infancia de su hijo.
Justyn se acerca y le da un beso, pero sin la emoción de su madre.
Su hermano miente y le dice que tiene un aspecto estupendo, lo que a él le sienta mal y su padre le dice que están muy orgullosos de él y dan gracias a Dios porque esté vivo.
Se tumba luego en el regazo de su madre, a la que le dice que hay una chica en Francia, ante lo que su madre le dice que debe regresar a buscarla, y que lo demás no importa.
Las mujeres en Francia deben realizar ahora las tareas del campo ante la ausencia de los hombres, muertos durante la guerra.
Melisande ara la tierra con sus bueyes ayudada por su madre, que sabe lo que ella siente por Jim.
Y mientras trabajan, ven a lo lejos a un hombre que se acerca y Melisande no lo pierde de vista y aunque su madre le pide que continúe ella sale corriendo hacia ese hombre que camina cojeando.
Sortea todos los obstáculos y sale a su encuentro, viendo, como esperaba, que se trata de Jim, ahora vestido de civil y se besan felices tras su reencuentro.