El cuaderno de Sara
España (2017) *
Duración: 115 min.
Música: Julio de la Rosa
Fotografía: David Omedes
Guion: Jorge Guerricaechevarría
Dirección: Norberto López Amado
Intérpretes: Belén Rueda (Laura), Marian Álvarez (Sara), Iván Mendes (Jamir), Manolo Cardona (Sergio Rojas), Nick Devlin (Sven), Marta Beláustegui (Elsa), Enrico Lo Verso (Padre Salvio)
En Kivu Norte, República del Congo, la lucha por el control de las minas de coltán entre gobierno y rebeldes, ha convertido la zona en una de las más peligrosas del mundo.
El secuestro de niños para convertirlos en soldados, las violaciones, asesinatos y mutilaciones son práctica habitual de los rebeldes.
Dos reporteros fotografían un rito de iniciación de soldados, cuando de una tienda ven salir a una mujer occidental y se preguntan qué hace allí, antes de ser descubiertos.
Aunque hieren a uno de ellos en una pierna, logran huir en su vehículo.
Laura Alonso llega al aeropuerto de Kampala, donde le está esperando Elsa, de Médicos sin Fronteras, que la lleva hasta su delegación, donde le entrega una caja con cosas de su hermana Sara, que supuestamente pensaba regresar en tres semanas, viendo un diario con fotografías y dibujos.
Le cuenta que en el Ministerio le dijeron, con buenos modales, que no iban a hacer nada por buscar a su hermana, sugiriéndole Elsa recurrir al sector privado.
Se entrevista en efecto en un hotel con Sergio Rojas.
Este le cuenta que la zona donde los reporteros tomaron la foto de su hermana es una de las más peligrosas del Congo, debido a que allí está el 80% de las reservas mundiales de coltán, habiendo más de 5.000 soldados listos para atacar y distintos grupos, algunos de ellos, como el liderado por el "Halcón", con el que está su hermana, muy sanguinarios, pues se dedican a reclutar a niños en las aldeas para formar su ejército, asegurando que son los espíritus los que le dan poder.
Ella le pregunta qué garantías tiene de que él podrá hacer lo que no consiguieron ni la ONU ni los militares, explicándole que allí no hay garantías, pero que él compra parte del coltán que saca el "Halcón", entregándole una hoja con sus condiciones.
Tras pedir que le anulen todas las reuniones del bufete de la siguiente semana, le cuenta a Elsa que investigó a Rojas y comprobó que obtuvo la explotación de una mina de oro en el Congo, pero lo perdió todo, siendo muy fuertes sus condiciones económicas, pero que en esta ocasión no se irá hasta encontrar a su hermana.
Cuando vuelve a reunirse con Rojas le indica que acepta su tarifa, pero le pone ella otra condición, quiere ir con él a Goma.
Le dice que saldrán a medianoche, aunque luego la llama para decirle que solo puede salir él hacia Goma, y que más adelante saldrá ella con el resto del equipo.
Examinando el cuaderno de Sara encuentra la foto de un hombre Sven, y su teléfono, por lo que lo llama y queda con él.
Afortunadamente ve que habla español, pues, le explica, estuvo dos años en Colombia.
Le cuenta que tuvo una relación con Sara, pero cuando desapareció ya no estaban juntos y que cuando se ofreció voluntaria deseaba alejarse de toda la corrupción, ya que la ayuda internacional mueve mucho dinero y muchos hicieron de ella su forma de vida.
Mientras habla con Sven ve en televisión una entrevista al Ministro de Sanidad en directo en Kampala, por lo que lo que le contó Rojas de que no podía ir en el avión porque iba a viajar a Goma en el avión el ministro es falso.
Llama a Rojas que le dice que lo tendrá todo listo para que viaje ella en un par de días, yendo ella al hotel donde se reunió con él y donde le encuentra reunido con militares.
Le explica que hay una televisión belga interesada en hacer un reportaje sobre el coltán, en la zona donde está su hermana y quiere juntar ambos negocios.
Laura le pide que en una hora le devuelva el dinero en su hotel, o, de lo contrario hablará con los belgas y con la embajada, pues ha comprendido que no tiene la más mínima intención de hacer nada por su hermana.
Gracias a Sven consigue un pasaje en una avioneta que viajará hasta la zona donde está su hermana, en N'Gunda para recoger el coltán.
Viajan en la avioneta, pero cuando se disponen a aterrizar en una pista de tierra se dan cuenta de que les han tendido una trampa, pues mataron ya a todos los que debían cargar la avioneta. Huyen sin aterrizar, aunque algunos disparos les alcanzan, siendo Sven herido en una pierna.
Esa noche deben dormir en la sede de la ONG Save de Children en Cyangugu, Rwanda, desde donde llama a Elsa para contarle lo ocurrido y le cuenta que la herida de Sven fue limpia y tuvieron suerte, y tienen ya un billete de avión para trasladarlo a Kampala, aunque ella no regresará, pues hay allí un muchacho que trabajó en una mina cerca de donde vieron a Sara y sabe algo de español que le enseñó una mujer blanca, advirtiéndole Elsa que se ha alejado mucho de su objetivo y tendrían que atravesar el lago Kivu para llegar a Goma.
Al día siguiente va a hablar con Jamir, el muchacho, contándole luego a Sven que el chico la reconoció porque Sara le había enseñado una foto donde estaban juntas.
Sven habla con él y le dice que si ayuda a Laura a encontrar a su hermana podrá regresar a su casa y además le darán bastante dinero para su familia, pese a lo cual Jamir se niega, pues no desea regresar al Congo.
Pero Sara insiste en ir, buscándole transporte en un bote, esperándola un guía al llegar al Congo que la acompañará a Walikale, asegurándole que el lago es seguro, viendo cuando va a subir al bote que Jamir cambió de idea y ha decidido acompañarla.
Le cuenta que la última vez que vio a Sara fue en N'Gunda.
Le habla del problema por el que se fue de su país. Los rebeldes llevan armas y cuando anochece van a la aldea y matan a la gente. Les obligan a matar a sus propios padres, y la única familia que les queda es el general, aunque él dice que no lo hizo.
Lee en el diario de su hermana que siente que no hacen lo suficiente y que cada vez está más sola y necesita sentir que lo que hace sirve de algo.
Consiguen pasar el control fronterizo gracias a que soborna al encargado para que deje a Jamir, aunque no está su guía, confirmándole Sven por teléfono que no logró llegar, pues hay mucha tensión en la zona, debiendo llegar a Walikale antes de anochecer.
Jamir consigue que les lleven en un camión. En él, le dice que es muy fuerte al hacer eso por su hermana, diciéndole que ella y su padre son la única familia que le queda, pues se separó de su marido.
Jamir le dice que él no tiene ya hermanos, aunque no le explica por qué.
Avanzan entre dificultades, como que el camión se atasque y deben empujarlo hasta lograr sacarlo, pero unos kilómetros más adelante se topan con un grupo de gente que corre hacia ellos seguidos por paramilitares que les disparan, y, aunque el camión retrocede, acaban matando al conductor.
Logra huir y esconderse con Jamir en el bosque hasta que se alejan los militares.
Acaban en una iglesia donde hay muchos refugiados, la mayor parte niños a los que las familias llevan a dormir allí cuando hay problemas, siendo recibidos por un sacerdote italiano, el padre Salvio, que les dice que allí podrán descansar.
Les cuenta luego que dos años atrás pasó lo mismo con otro grupo rebelde, y la gente llevaba allí a los niños para evitar que los reclutaran y entonces llegó un niño de 10 años al que acogieron y por la mañana ya no había ninguno, el niño había abierto la puerta.
Le pregunta de qué le ha servido estar allí tantos años, contándole el sacerdote que salvaron a muchos niños de convertirse en soldados.
Ve cómo el sacerdote y Jamir discuten en el idioma de él, aunque no le cuentan de qué hablaron, yéndose Jamir enfadado.
Al día siguiente el sacerdote les va a llevar al puesto de la ONU más cercano, diciéndole ella por el camino que se compara con el hijo pródigo, aunque con el que se queda y debe aguantar todo y dice que lo ha hecho para que su padre entienda que le quiere, o para devolverle lo que más quiere.
De pronto el camino se ve cortado por un grupo de rebeldes y el sacerdote sale para hablar con ellos, con temor de que se queden a Jamir y acaben con él, y cuando ven que golpean al sacerdote Jamir y Laura huyen por la selva.
Ella le pregunta de qué habló con el sacerdote, aunque no le responde.
Él se aparta enfadado, pero debe regresar porque a ella le pica una serpiente, debiendo cargar con ella hasta la población más cercana.
Allí, una mujer, Masira, le coloca algo sobre la picadura.
Delira y le parece ver a su hermana diciéndole que todo saldrá bien, pasando dormida varios días, con algún momento de conciencia débil.
Recuerda su casa, con su padre y su hermana que le dice que le cuesta ver a su padre tan confundido y teme cómo evolucionará en unos meses, diciéndole ella que se queda muy mal cada vez que ella se marcha a África, adonde partirá el lunes siguiente.
Consigue recuperarse pese a todo, preparándose para marcharse, entregándole Masira un amuleto antes de marcharse.
Pero antes de hacerlo, Jamir comienza a percibir extraños ruidos, por lo que avisa a toda la población, que corre a esconderse, viendo cómo un grupo de rebeldes comienzan a disparar contra la población y a destrozar sus casas, subiendo Laura y Jamir a un tejado desde donde pueden ver la masacre y cómo violan a Masira, y, cuando llega su hija y ella ruega que la dejen, cómo acaban con ella y se llevan a la niña.
Cuando se marchan los rebeldes, Laura besa a su salvadora, siendo sorprendida por un rezagado que lleva un machete y que se dispone a violarla, evitándolo Jamir que, con otro machete acaba con el violador, ensañándose.
Tras huir, ella le pregunta si fue él el niño de la aldea que abrió la puerta, comprendiendo que así fue.
Escuchan entonces un vehículo y se esconden, viendo que es un convoy de cascos azules, a los que piden ayuda, siendo llevados hasta su destacamento, aunque obligan a Jamir a quedarse fuera.
Una oficial argentina le dice que son muy difíciles de reinsertar y la mayoría vuelven a las armas, asegurando ella que Jamir no.
Sale para hablar con él y le dice que en Goma hay varias organizaciones que ayudan a muchachos como él, tras lo que le pregunta por qué no le dijo nada, diciéndole él que desde que sabe quién es, no le mira igual y no lo dijo por eso, pues todos cambian.
Pero ella le dice que le ha salvado la vida varias veces, entregándole el amuleto de Masira y algo de dinero para que empiece una nueva vida, dándole las gracias.
Decide no seguir adelante y regresar, topándose en el destacamento de nuevo con Sergio Rojas, que le dice que un contacto le confirmó que su hermana sigue viva en el área de Virunga, proponiéndole ir con él y con los reporteros belgas en las mismas condiciones que ya le expuso en Kampala.
Acepta y va con ellos y comienzan su rodaje.
Pero una noche, Rojas y ella escuchan extraños ruidos, reparando él en que no están los guardias, hasta que ven a uno muerto, observando entonces que están rodeados y que son detenidos.
Battiste, el hombre al mando del grupo le pide al director del reportaje una razón para no acabar con todos, diciendo que solo quieren hacer un reportaje, preguntándole por qué en ese momento, pues el general lleva años haciendo lo mismo, u creen que lo que desean es llevarse el coltán, por lo que deben ser ejecutados.
Rojas dice entonces que lo que quieren es mostrar al mundo el gran líder y estratega que es el general y si ven su fuerza en el reportaje, reforzará su liderazgo.
Le piden a la Lugarteniente que escoja a alguno y cuando apunta a Laura, Rojas dice que les ofrece un mejor precio por su coltán.
El líder del grupo pide que le lleven a Rojas y vigilen a los demás, aunque la Lugarteniente golpea a Laura y la deja sin sentido.
La despierta la propia Sara, que le dice que no es un sueño y al día siguiente, simulando no conocerla la examina como paciente, aprovechando Laura para preguntarle qué pasó y por qué lleva dos años desaparecida, pues la daban por muerta y sufrieron mucho.
Le dice que fue todo muy rápido. Un día escucharon gritos. Pero no iban a matar ni a violar a nadie. Buscaban a un médico para el General N'Gunda, el Halcón.
Permiten al equipo televisivo rodar en la zona que domina el general N'Gunda, una enorme mina y les indican que hay otra cercana donde trabajarán más adelante.
Una pequeña explosión lo altera todo, habiendo varios heridos que Sara debe curar, aunque no permiten que los demás dejen de trabajar.
Cuando las dejan solas, Sara le dice que no debería haber ido pues no puede irse.
Laura le dice que no pueden obligarla a estar allí, diciéndole Sara que hasta que ella llegó no había nadie que pudiera tratar la malaria o amputar una pierna o atender un parto y cree que allí su vida tiene sentido, recordándole Laura que a cambio de salvar la vida de un asesino y le que podría haber hecho una simple llamada o enviado un mensaje diciendo que estaba bien.
Sara le explica que la condición que le impuso el general es que no se comunicara con nadie.
Laura le cuenta que su padre hace ya tiempo que no reconoce a nadie, aunque eso le ha ayudado a no preocuparse por ella.
Rojas le explica más tarde que tienen un plan para huir aprovechando que el general estará esa noche entregando a los nuevos soldados sus armas en una ceremonia y estarán distraídos, aunque necesitan el teléfono satélite del barracón para comunicarse con el exterior, entregándole a Laura las coordenadas.
Durante la ceremonia ve cómo a los nuevos soldados les cubren la cara con ceniza, viendo que uno de ellos llevaba el talismán de Samira, que ella coge.
Mientras marcan una estrella en la espalda de los jóvenes como la que ya tenía Jamir, Rojas pide permiso para recargar las baterías de la cámara en la tienda de Battiste, que es donde está el teléfono.
Entra Laura a hacerlo, y aprovechando un descuido del guardián consigue llamar por teléfono. Ve luego allí el maletín de Sara, y en él un cuaderno, y una foto de ellas dos con su padre.
Entra entonces su hermana que le explica que el Halcón está muerto porque ella lo mató, pues, aunque era fuerte pese a su edad, estaba obsesionado con la seguridad y se movía constantemente, por lo que la herida volvió a abrirse y ella dejó que la infección se extendiera y, cuando ya estaba a punto de morir, le dijo que ojalá se pudriera en el infierno por toda la gente que había traicionado, violado y asesinado.
Battiste se dio cuenta de todo, pero no dijo nada y amenazó con matarla si alguien descubría que había muerto, y le dice a Laura que si se entera de que sabe todo eso no le dejará salir con vida de allí.
Laura le dice que saldrán las dos esa noche, pues contactó con tropas de las Naciones Unidas e irán a rescatarlos, a lo que Sara le responde que después de todo lo que hizo no puede volver atrás pues allí es útil y Omar, el segundo del Halcón, la escucha, aunque Laura insiste en que allí no cambia nada, pues los niños aprenden a matar y si consiguen huir de allí se odiarán a sí mismos y la rabia les llevará de nuevo a la selva para seguir matando para vengarse de lo que les hicieron.
En ese momento recuerda a Jamir y se da cuenta de que ha ido allí para vengarse del Halcón y corre para buscarlo y tratar de evitar que cometa un error.
Pero es ya demasiado tarde. Jamir ya se ha colado en la tienda donde el supuesto general entrega las armas a los nuevos soldados y le degüella, sin saber que en realidad se trata de Battiste, que llama a Sara para que le cure y le pide que no le deje morir como a N'Gunda o la matará.
Omar las ayuda a salir de allí cuando Battiste muere y les dice que todo explotará cuando se den cuenta de que N'Gunda murió, por lo que les pide que huyan.
Pero la Lugarteniente, que golpeó a Sara, y que fue testigo de todo acusa a Omar de haber ayudado a los blancos y anuncia la muerte del Halcón, acusando a los hombres blancos de haberlo matado, por lo que acaban de inmediato con los técnicos televisivos, tras lo que comienza un tiroteo en el campamento.
En el maremágnum, Sara y Laura tratan de huir, pero son interceptadas por la Lugarteniente, apareciendo entonces Jamir asegurando que fue él quien mató al Halcón, por lo que es retenido y golpeado, aunque se muestra orgulloso a los ojos de las dos hermanas antes de que acaben con él.
De nuevo Omar las ayuda a escapar y suben en el coche que lleva Rojas, aunque Omar es herido en la huida mientras el poblado arde.
Paran ya después de la salida del sol, y esperan el helicóptero de Naciones Unidas, que, cuando llega, se niega a subir a Omar, pues pertenece a un grupo armado y ellos no pueden tomar partido, dejándoles solo medicinas pese a que lograron llegar allí gracias a él y a otro soldado.
Corren hacia el helicóptero, pero Sara opta por no subir, diciendo que tienen todavía muchas cosas por hacer allí y solo le pide que le diga a su padre que le quiere y le entrega su cuaderno, donde queda reflejado todo, lo bueno y lo malo y que su padre estaría orgulloso de ella.
El helicóptero parte, dejando a Sara atrás con Omar.
Laura no sabía en aquel momento que las páginas de aquel cuaderno acabarían ocupando los siguientes 5 años de su vida.
Hubo otras voces y denuncias, pero su historia ayudó a abrir los ojos de la gente y gente blanca como ellas pudieron escuchar de su boca lo que nadie quería oír.
No pudieron volver a hablar y duda que fuera consciente de lo que ayudó a poner en marcha, pero lo que sí le contaron es que no se rindió nunca en todos esos años y luchó hasta convertirse ella misma en parte de esa tierra.
Laura afirma que seguirá contando esa historia a todos los que la quieran escuchar.
De regreso a África los niños de una misión, le muestran su tumba, junto a la que deposita un libro que publicó ella con "El cuaderno de Sara".