Te cuento la película

Dublineses
Dublineses (Los muertos)

The Dead (1987)* Gran Bretaña / Irlanda

          También conocida como:
                    - "Desde ahora y para siempre" (Hispanoamérica)

Duración: 83 Min.

Música: Alex North

Fotografía: Fred Murphy

Guion: Tony Huston (Relato: James Joyce)

Dirección: John Huston

Intérpretes: Anjelica Huston (Gretta Conroy), Donal McCann (Gabriel Conroy), Helena Carroll (Kate Morkan), Cathleen Delany (Julia Morkan), Ingrid Craigie (Mary Jane), Dan O'Herlihy (Dan Browne), Marie Kean (Señora Malins), Donal Donnelly (Alfred Malins / "Freddy"), Rachael Dowling (Lily), Frank Patterson (Bartell D'Arcy), Maria McDermottroe (Molly Ivors).

Dublín. 1904

El 6 de enero, un coche de caballos llega en medio de una noche nevada a casa de las viejas hermanas Kate y Julia Morkan anfitrionas junto con su sobrina, soltera como ellas Mary Jane de la cena anual de Epifanía.

Lily, la doncella abre la puerta para recibir a dos parejas elegantemente vestidas, siendo las mujeres, las señoritas Furlong, O'Callaghan y Higgins, alumnas de música de Mary Jane, acompañándolas por Joseph Kerrigan y Raymond Bergin.

Las viejas anfitrionas esperan con preocupación temiendo que su sobrino Gabriel no llegue antes que Freddy Malins, pues él es quien mejor sabe manejarle, ya que suele llegar siempre borracho y es intratable.

Llega también Dan Brown, el único protestante invitado, que lleva flores para las anfitrionas, que le dicen que están preocupados por Fred, aunque Dan les dice que ya no bebe, pues su madre le obligó a dejarlo en Noche Vieja, y están en la Epifanía.

Para alivio de Kate llegan a continuación los Conroy, su sobrino Gabriel y su esposa Gretta, que les informan que ese año decidieron pasar la noche en un hotel para no pasar tanto frío como el año anterior.

Llega finalmente Freddy Malins, pidiéndole Katie a Gabriel que baje para ver cómo llega y que le impida subir si está borracho.

En efecto lo está y Gabriel debe ayudarle a subir y lo lleva al baño para que se peine y se recomponga antes de que lo vea su madre y los demás.

Entretanto Gretta baila con el tenor Bartell D'Arcy, otro de los invitados.

Gabriel habla con la señora Malins, la madre de Freddy, preocupada por el estado de su hijo, que le habla de su vida en esos momentos en Glasgow, donde vive habitualmente con su hija.

Fred, un poco más recompuesto, va finalmente a ver a su madre, muy disgustada por su estado.

Piden a Mary Jane, profesora de muchas de las asistentes a que toque algo para ellos, haciéndolo de forma virtuosa.

Tras ello, piden a otro asistente, el señor Grace que recite una poesía, "Los votos rotos", que habla sobre las promesas rotas del amor perdido, observando Gabriel a Gretta, que parece emocionada al escucharlo.

Katie obliga luego a su sobrino Gabriel a bailar con la señorita Molly Ivors, que antes le guiñó el ojo, diciéndole ella que

Mientras lo hacen, ella le dice que se dio cuenta de que escribe en el Daily Express con las siglas G.C. y dice que le debería dar vergüenza escribir para un periódico inglés y le dice que es un británico del oeste, que confía en Inglaterra para su salvación en vez de depender de ellos mismos.

Molly le invita a pasar por las islas Aran en verano, pues estarán allí todo el mes, aunque él le indica que en verano suele salir en bicicleta con sus amigos por Bélgica, Francia o Alemania para practicar otros idiomas y variar, afeándole ella que prefiera ir al extranjero que conocer su propio país, asegurando él estar ya harto de su patria, llamándolo ella anglófilo como un insulto.

Gretta, que lo vio discutir, lo anima a aceptar la invitación de Molly, pues, dice, le gustaría volver a Galway, diciéndole que puede ir ella si lo desea.

Tras el baile, Kate anima a su hermana Julia a cantar Julie canta "A Raid for the Bridal" de Bellini como cuando era más joven y cantaba en el coro, quejándose Katie de que el Papa decidiera que las mujeres dejaran los coros para poner en ellos a los niños después de haberle dedicado Julia mucho tiempo de su vida.

Cuando los avisan para la cena, Molly Ivors se excusa, asegurando no tener hambre, rogándole Gretta y Mary Jane que se quede, diciéndole Gabriel que si insiste en irse, él la acompañará, confesando entonces ella que no va a su casa, sino a un mitin sindical donde hablará el republicano James Connoley.

Mary Jane le dice que será la única mujer, diciendo ella que no será la primera vez.

Van al comedor, donde Gabriel se encarga de trinchar el pavo, hablándose durante la cena de la última ópera y de otros artistas históricos del Bel Canto, lamentando que no vayan ya a Irlanda los italianos.

Luego, la señora Malins cuenta que su hijo se irá en unas semanas a Mount Mellory, con los monjes. Allí estará conviviendo con los religiosos que no hablan, se levantan a las dos de la madrugada y duermen en sus ataúdes que les recuerdan su destino final.

Freddy indica que allí pueden hacer penitencia por los demás, ganando indulgencias.

Al final de la cena Gabriel da el discurso que le ha tenido nervioso varios días y en que habla de la vieja hospitalidad irlandesa que siguen practicando las dos mujeres y la joven Mary Jane, brindando por las tres, que se emocionan.

Tras ello se van despidiendo los invitados.

La señora Malins, que regresará pronto a Escocia pide a Gabriel que vigile a su hijo mientras ella está fuera.

Viendo que el señor Brown, que también bebió mucho, se quedó dormido, Gabriel lo despierta y lo lleva hasta el coche que consiguió Freddy para llevar a su madre y le pide que lo lleven antes a él, pese a las protestas de su madre, a la que no le gusta la compañía de Brown, topándose además con que el taxista no conoce bien la ciudad.

Gabriel y Gretta se preparan también para marcharse cuando de pronto Bartell D'Arcy comienza a cantar, quedándose Gretta detenida en la escalera escuchando fascinada.

En su carruaje Gretta parece melancólica, no haciendo demasiado caso a una anécdota que Gabriel le cuenta de su abuelo Patrick.

Cuando llegan al hotel y le pregunta a Gretta qué le ocurre, pues se quedó así tras escuchar la canción de Bartell D'Arcy, "The Lass of Aughrim", ella cuenta que le recordó a una persona que la cantaba en Galway cuando ella vivía con su abuela.

Era el joven Michael Furey, que la cantaba siempre y recuerda que era muy sensible y tenía unos grandes ojos negros.

Gabriel le pregunta si estaba enamorada de él, diciendo ella que salían a pasear juntos cuando estaba en Galway.

Gabriel le dice que quizá por eso quería ir allí con Molly Ivors, para volver a verle, diciendo ella que el muchacho murió con 17 años.

Recuerda que trabajaba en la fábrica del gas y ella se encontraba muy a gusto a su lado, y dice que cree que murió por ella.

Fue en invierno, cuando ella iba a dejar la casa de su abuela para ir al convento de Dublín. Él estaba entonces enfermo en su pensión de Galway y no le dejaban salir y escribieron a su familia para avisarlos.

Ella recuerda que habría estudiado canto si hubiera tenido salud.

Cuando llegó el día en que tuvo que irse al internado no le dejaron verle, así que le escribió una carta diciendo que se iba a Dublín y regresaría en verano y que esperaba que para entonces estuviera mejor.

Pero la noche antes de su partida, y mientras preparaba su maleta, tiraron una piedra a su ventana, y, como llovía tanto que no se veía, bajó y salió al jardín y allí estaba él tiritando, por lo que ella le suplicó que se fuera a casa inmediatamente, pues la lluvia lo mataría, pero él le dijo que no quería vivir.

A la semana de estar ella en el internado él murió y lo enterraron en Bolterard de donde era su familia.

Gretta se queda dormida tras el llanto por el recuerdo.

Gabriel piensa entonces que el papel que él ha representado en la vida de Gretta es muy pequeño. Como si nunca hubieran convivido como marido y mujer y se pregunta cómo era entonces.

Piensa que su cara sigue siendo preciosa, pero ya no es aquella por la que Michael Furey dio su vida.

Piensa en lo que ha despertado en él ese torbellino de emociones, si fue el paseo en el coche de punto, su indiferencia al besarle la mano, o la fiesta de sus tías, su discurso, el vino, el baile o la música.

Y piensa en la tía Julia, que pronto será también una sombra, viéndose a sí mismo velando su cadáver y buscando palabras de consuelo.

Reflexiona pensando que uno a uno, todos se convertirán en sombras, y es mejor pasar valientemente a ese otro mundo en la plena euforia de una pasión que ir poco a poco apagándose y marchitándose tristemente con la edad como la tía Julia.

Se pregunta cuánto tiempo ha guardado Gretta en su corazón la imagen de los ojos de su amado diciéndole que no deseaba vivir, pues, reconoce no haber sentido nada así por ninguna mujer, aunque sabe reconocer que ese sentimiento debe ser amor.

Piensa en todos los que vivieron desde el principio de los tiempos en ese mundo que se desmorona y disuelve, mientras la nieve cae tanto sobre el solitario cementerio donde yace Michael Furey, como sobre todos los vivos y los muertos.

Calificación: 3