Descansar en paz
Argentina (2024) *
Duración: 105 min.
Música: Federico Jusid
Fotografía: Rodrigo Pulpeiro
Guion: Sebastián Borensztein y Marcos Osorio Vidal (Novela: Martín Baintrub)
Dirección: Sebastián Borensztein
Intérpretes: Joaquín Furriel (Sergio Dayán), Griselda Siciliani (Estela), Gabriel Goity (Hugo Brenner), Lali González (Ilu), Raúl Daumas (Rubén / "El Gordo"), Alicia Guerra (Beatriz), Macarena Suárez (Florencia Dayán), María Zoe Kunischi (Florencia niña), Juan Cottet (Matías Dayán), Nicolás Nahuel Jurberg (Matías niño).
Sergio Dayán acude a una joyería para comprar una medalla a su hija, observando mientras se la preparan al mendigo que está en frente con sus perros.
El joyero comprueba su tarjeta y le dice que no está operativa, por lo que paga en metálico.
Buenos Aires. 1994
Celebran el Bat Mitzvá de su hija Florencia y baila con su mujer y con sus hijos, diciéndole al niño, Matías, que cuando él cumpla 13 años le harán una fiesta también y le asegura que siempre podrá contar con papá.
Florencia lee unas palabras en las que destaca el papel de sus padres en su vida, asegurando Sergio que es capaz de cualquier cosa por ellos y luego le ayudan a encender su última vela y se hacen una foto todos juntos.
Pero de pronto, él se fija en un hombre que está en la fiesta y su cara cambia y comienza a sentirse mal y acaba perdiendo el sentido, por lo que lo deben llevar hasta la cocina, donde logra recuperarse.
Más tarde, y ya en casa, la mujer le pregunta qué pasa, diciendo él que la fábrica está mal y debe mucho dinero porque no puede competir con los productos importados.
Deben sueldos, aguinaldos y vacaciones a sus trabajadores, e impuestos y las tarjetas, preguntando ella por qué hicieron la fiesta si debían tanto, diciendo él que no quería dejar a Flor sin su fiesta.
Le pregunta también por qué no se lo contó, diciendo él que sabía que tenían problemas, pero no lo quiso ver.
Le cuenta que lleva meses tomando Clonazepam y que no sabe cómo salir del problema, preguntando ella si no pueden pedir dinero a alguien, contándole que pidió ya préstamos, pero solo le sirvieron para poder pagar los intereses del banco.
Estela le sugiere vender la casa de campo, diciendo él que deben venderla, en efecto, pero que con eso no les bastará, pues deben demasiado.
Acude a la fábrica, donde el representante de los trabajadores le indica que debe pagarles el salario o pararán la fábrica, diciéndole que si no levantan la fábrica tendrá que declarar la quiebra, por lo que les pide que le ayuden, pero deciden parar.
Habla con su amigo Gustavo del problema y del préstamo que pidió a un padre del colegio, Brenner, pero lo que le debe es impagable y no sabe cómo terminará todo.
Le cuenta que cuando todo iba bien contrató un seguro de vida, pidiéndole su amigo que ni se lo imagine, pidiéndole que le compre la casa de campo para poder estirar un poco el tiempo.
Un día llaman a Estela del colegio por una pelea de Florencia, aprovechando para preguntarle por el pago de las cuotas del colegio, asegurándole que lo arreglarán.
Por su parte, Sergio acude a ver a Hugo Brenner, su prestamista, que ahora quiere que se lo devuelva.
Sergio le pregunta por qué mandó un matón a la fiesta de su hija, diciéndole Hugo que quiere todo el dinero la semana siguiente, no entendiendo que estando sin dinero organizara una fiesta.
Hugo le pregunta si quiere a su familia, de forma amenazante.
Va a la farmacia a buscar el Clonazepam, aunque le dicen que la receta ya venció y no pueden dárselo, aunque se pone tan violento que consigue que se lo den.
En casa Flor le cuenta a su madre que su amiga Yamila le dijo que su padre era un estafador y se pelearon por eso.
Estela le pregunta a Sergio cuántas cuotas deben, diciendo él que no lo sabe.
Le cuenta a Estela que va a vender la casa de campo, pero que tienen que empezar por pagar a la financiera.
En la calle le entrega el matón de Brenner un sobre, que dice, es un incentivo, observando que en el mismo hay fotos de su familia.
Durante una reunión familiar acaban discutiendo cuando Diego, su cuñado le recuerda que le debe dinero, diciéndole él que ese dinero era una inversión y no un préstamo, y salió mal, recordando Diego que también le debe a su padre, estando a punto de llegar a las manos.
Por la noche Estela le dice que debió contarle todo desde el principio y no ocultárselo, diciéndole que lo hizo para preservarla.
Al día siguiente va a pagar un primer plazo a Brenner, aunque antes se pasa por la joyería para arreglar la cadena que Flor se rompió durante la pelea.
Su mujer le dice que saldrán de eso.
Acude a la joyería, fijándose que ya no está el mendigo del perro, y, cuando sale, de regreso a su coche hay una fortísima explosión.
En televisión informan del brutal atentado contra la AMIA, la Asociación Mutual Israelita Argentina.
Tras ver las noticias, Estela llama a su marido, pero le dicen que no llegó aún, especulando que debe ser por el lío que se formó con lo de la AMIA, que está cerca de la financiera, y, aunque no tiene la dirección, la mira en los tickets de estacionamiento.
Ella aparca también allí, viendo que sigue el coche de su marido aparcado, por lo que comienza a inquietarse.
Avanza entre el caos de la zona, preguntando a un policía que tiene un listado de afectados, aunque entre ellos no consta en nombre de su marido.
Va a casa de sus padres, para no estar sola.
La despierta Bea, la sirvienta por una llamada.
Acude al juzgado, lleno de gente que trata de tener noticias de sus allegados, y donde todos lloran, diciendo que la llamaron para que fuera, pues su marido no apareció.
En el mismo edificio, y esperando, está Hugo Brenner, que la ve.
La pasan a una sala llena de fotos de gente aún sin identificar para que trate de ver si entre ellos está su marido, aunque ve que no es ninguno de ellos, viendo, mientras espera a una mujer que sí identifica a su familiar, su hermana, ve también, aunque ella no lo conoce, a Hugo, que también llora al reconocer a un familiar.
A ella le llevan una cartera que ella reconoce como de su marido, dentro de la que está la cadenita de su hija que acababa de reparar, y rompe a llorar.
Sergio recupera el conocimiento en la calle, tratando de entender qué ocurrió, viendo a su alrededor el caos que se organizó, consiguiendo levantarse y caminar con dificultad, herido, entre muertos y heridos más graves que él, que oye muy mal por la explosión.
Un sanitario le atiende y lo lleva a una ambulancia donde van atendiendo a otra persona en estado muy grave.
En el hospital le indican que no tiene nada serio tras examinarlo, por lo que podrá regresar a su casa.
Llama desde un teléfono público, pero no obtiene respuesta porque no hay nadie.
Decide entonces subir a un taxi hasta la estación de autobuses, donde coge uno hasta Clorinda, donde compra ropa nueva, acercándose luego hasta el río, donde pide al dueño de una barca que lo lleve hasta Paraguay, tirando su cartera tras sacar el dibujo que le hizo Matías como Supermán.
Cuatro meses después
Sergio trabaja en una tienda de electrodomésticos paraguaya, "El Gordo", haciéndose llamar Nicolás, y duerme en un motel, Hospedaje Yessika, desde donde va a trabajar cada día en autobús.
Un día compra una tarta sobre la que coloca un 7 mientras observa el dibujo que le hizo Matías, al que desea feliz cumpleaños en la distancia.
En Argentina, su hijo lo celebra con el resto de la familia.
Diego le dice a Estela que debe aceptar la muerte de su marido y cobrar el seguro, pero ella no entiende que no apareciera su cuerpo, si apareció el maletín.
Va al colegio y dice que no tiene modo de pagar, diciéndole la directora que van a becar a sus hijos los para no añadir una angustia a la que padece ya, tras lo que sale llorando.
El Gordo le pide que se haga cargo de llevar a Argentina 20 equipos de sonido que le encargaron, pero él le dice que no quiere trabajar con argentinos.
La mujer del Gordo le dice que tiene que contarle algún día su secreto.
Un día, mientras espera el autobús, un perro se sube sobre él y decide adoptarlo.
Finalmente Estela firma el seguro y comienza a pagar a los trabajadores.
Liquidados todos los pagos, solo le queda el más importante, el de Brenner, al que acude a ver, preguntándole al verlo si se conocen, recordando él que se vieron en el juzgado cuando él fue a reconocer a su hermana.
Él le dice que nunca se imaginó que iba a ir a pagar tras lo sucedido, diciéndole ella que quiere negociar un plan de pagos, aunque Brenner le dice que la deuda era de su marido y no de ella, por lo que le dice que no le debe nada y que el tema está cerrado.
Ella le cuenta que Sergio murió yendo hacia allí para llevarle un dinero y le pasó lo mismo que a su hermana.
En Paraguay, el Gordo le dice que debe llevar una mercancía a Brasil, pero él le recuerda que no tiene documentación, pidiéndole el Gordo a su mujer que se encargue de conseguírselo.
Hugo va a visitar a Estela a su clínica, pues se quedó preocupado tras su visita, y le pregunta por qué le contó que su marido murió cuando fue a pagarle, asegurándole ella que no le culpa de nada, aunque le pregunta por qué le importa lo que ella piense, no sabiendo responderle.
En Navidad, Sergio es invitado a cenar a casa de su jefe, con toda su extensa familia, con la que comparte mesa y brindis, aunque al ver a los niños no puede evitar acordarse de los suyos.
Ilu, la mujer del Gordo le entrega su regalo de Papá Noel, carnet de conducir y cédula de identidad como Nicolás Nieto, preguntándole a cambio si le va a contar algo de él, diciéndole que tuvo una familia como la suya y los extraña.
Llega en ese momento el Gordo vestido de Papá Noel, pero de pronto comienza a toser y acaba cayendo, corriendo todos a ayudarle, aunque no consiguen salvarle.
cae por un ataque sin que consigan ayudarle y muere.
Sergio se ofrece a ocuparse del negocio hasta que pueda ella volver.
En Argentina, Estela y sus hijos son invitados por Hugo a su yate.
Pasan los años, y Sergio vuelve a apagar las velas de una tarta. Esta vez un 22.
Él lleva el pelo largo y barba poblada.
Ahora él es el patrón y se acuesta con Ilu, aunque no conviven, negándose él a quedarse a dormir con ella porque tiene que dar de comer a la perra, que está ya muy mayor.
Un día va al mercado y se topa allí con Bea, la mujer que servía en su casa en Buenos Aires, que lo reconoce y se asusta, como si hubiera visto un fantasma.
Él debe calmarla y decirle que está vivo, pero que tuvo que desaparecer para que no se quedara su familia en la calla, y le pide que no cuente nada, pues puede ser peligroso para la familia, diciendo ella que no lo hará, tras lo que se abrazan.
Por la noche accede con el ordenador de su despacho a Google y busca a Florencia, viendo que tiene cuenta en Facebook, aunque no sabe cómo funciona, por lo que le pregunta a una de sus dependientas para que le ayude.
Ilu le pregunta qué le pasa, pues volvió descompuesto del mercado y ahora está haciendo búsquedas en Facebook, diciéndole que tiene un dolor en el alma que no desea compartir, preguntando si quiere que se vaya, diciendo que lo que quiere es que saque su pena, pues ella le quiere, pero es como una sombra.
Que tiene una perra desde hace 15 años a la que ni siquiera le puso nombre.
Finalmente consigue acceder al Facebook de su hija, que ahora es arquitecta y tiene novio, viéndola también con su hijo, pero también con otra niña pequeña que se parece a Flor a su edad. Una hermanita.
En Buenos Aires todos felicitan a Flor, a la que el novio pidió la mano, y se afanan en preparar la boda, aunque Hugo se muestra distraído mirando su teléfono.
Sergio sigue visitando la página de su hija, preguntándole su prometido qué le diría a su padre si pudiera, diciendo ella que lo extraña mucho y que si pudiera pedir un deseo sería que la llevara del brazo el día de su boda, recordando que siempre será su persona favorita, y muestra la medalla que le regaló, llorando él al escucharla.
Muere finalmente la perra y llora desconsoladamente.
Cuando va a visitarlo, Ilu ve que ha recogido todas sus cosas y que ha preparado una bolsa de viaje,
Le dice que le pareció raro que no fuera a trabajar y por eso fue a verle, preguntándole si no iba a despedirse, diciendo que iba a ir a contárselo.
Ella le pregunta cómo se llama su mujer, comprendiendo que lo sabe.
Lo acompaña hasta el punto fronterizo. El puente que lleva de Paraguay a Argentina. Se despiden con un abrazo, llorando ella mientras él se aleja.
Coge luego un autobús hasta Buenos Aires.
Estela le pide a Hugo que le regalen también la luna de miel a su hija, pero Hugo sigue muy callado, y dice que deben hablar de otras cosas, preguntándole ella qué le ocurre, chocando contra el coche delantero que dio un frenazo.
Mientras arregla los papeles con el otro conductor, Estela observa que tiene en la guantera una pistola, enfadándose ella con él por tenerla, aunque él le dice que la lleva porque hay mucha inseguridad.
Una vez llega a Buenos Aires, Sergio alquila un coche y se acerca hasta la que fue su casa y hace una llamada al móvil de esta, saltándole el contestador automático.
Se queda esperando en el coche, viendo que llega su hija, que ve que se abraza con Ariel, su novio, que está allí, preparando la casa para ir a vivir la pareja.
Cuando sale sigue su coche hasta la casa donde vive el resto de su familia, viendo que sale Matías para recoger algo que llevaba en el coche de cuando eran niños.
Él los escucha porque se baja del coche y se coloca unas gafas para acercarse a ellos.
Alquila un apartamento desde el que pude ver, con prismáticos, el de su mujer, pudiendo así ver a Estela cuando sale a fumar.
En casa, Estela le dice a su marido que no quiere que Mati siga trabajando con él.
Sergio sigue ahora de cerca a Mati cuando baja con Vicky, su hermana pequeña y los observa mientras compran en un supermercado.
Llama luego a Miguel Ángel, un empleado de la tienda del Gordo, que le dijo que tenía un amigo en Buenos Aires capaz de conseguir cualquier cosa.
Consigue así una pistola que deja en la mesa junto a una nota en que pide perdón a quien encuentre su cuerpo.
Se pone luego un elegante traje y acude a la sinagoga donde va a celebrarse el enlace, colocándose al final, pudiendo así ver entrar a su hija vestida de novia, sonriendo feliz hasta que se da cuenta de que el padrino es Hugo, lo que lo desconcierta.
Sale del recinto agobiado y regresa al apartamento, donde coge la pistola, dispuesto a suicidarse, aunque le cuesta, viniendo a su cabeza la imagen de Hugo como padrino.
Celebrado el enlace, la familia celebra feliz el enlace y todos bailan contentos.
Él también llega hasta la sala donde se celebra, llevando la pistola, pudiendo ver a Hugo feliz y riendo, tomando por el hombro a Estela.
Va hasta el servicio y allí saca su arma.
Hugo, recibe llamadas constantes que no responde y que le tienen nervioso, yendo al servicio para poder hablar.
Él, allí escondido, lo escucha cómo habla con alguien que le está amenazando, asegurando a su interlocutor que se ha equivocado de persona.
Él lo observa mientras orina y le apunta con su arma. Pero entonces llega Mati que habla con Hugo, que le pide que esté atento a cualquier cosa fuera de lo normal y le dice que se busque otro trabajo, porque él sirve para mucho más, escuchando cómo entre ellos se dicen que se quieren, sintiéndose hundido.
Sale luego al salón y se coloca una máscara, como otros invitados, pudiendo así, gracias a ella poder moverse con mayor tranquilidad, sirviéndose whisky hasta emborracharse.
Se une tras ello a la gente que baila junto a los novios, pudiendo así estar cerca de su hija, e incluso de Estela, que, pese a la máscara se queda mirándolo fijamente.
Sintiéndose descubierto, por lo que decide marcharse.
Mati ve que se marcha, y, como Hugo le pidió que estuviera atento a cualquier cosa fuera de lo normal, y ya lo vio antes en la sinagoga, habla con su padrastro y se lo dice.
Sale tambaleándose por la borrachera y la situación acongojante, viéndolo Brenner desde arriba.
Pero Estela lo ha seguido y lo observa alejándole y lo llama por su nombre, Sergio, y corre tras él.
Debido a su torpeza se cae y se le cae el arma, viéndolo Estela con ella en la mano.
Él le pide perdón, aunque luego se fija en Brenner, que llega en ese momento, también con su pistola,
La levanta hacia él, que, al verse amenazado le dispara tres veces mientras Estela grita angustiada pidiendo que no lo haga, y, cuando Sergio cae al suelo ella corre hacia él y le pide que no se vaya y que se quede allí ante la mirada de sorpresa de Brenner que no entiende nada.
Muere en sus brazos mirándola, mientras a su cabeza vienen los momentos de la fiesta de 12 años de su hija, y sonríe.