Corpus Christi
Boze Cialo (2019) * Polonia / Francia
También conocida como:
- "Pastor o impostor" (México y Colombia)
Duración: 116 Min.
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Piotr Sobocinski Jr.
Guion: Mateusz Pacewicz
Dirección: Jan Komasa
Intérpretes: Bartosz Bielenia (Daniel), Eliza Rycembel (Marta), Aleksandra Konieczna (Lidia), Tomasz Zi?tek (Pinczer), Leszek Lichota (Walkiewicz), ?ukasz Simlat (Padre Tomasz), Barbara Kurzaj (Ewa Kobielski), Zdzis?aw Wardejn (Padre Wojciech Golab).
Un grupo de jóvenes recibe clases de carpintería en el taller de un reformatorio.
En un momento que sale el profesor aprovechan para dar una paliza y humillar a uno de los compañeros.
Uno de ellos, Daniel, ayuda luego en misa, donde el capellán, el padre Tomasz dice a los internos que no está allí para rezar de manera mecánica, y que ellos tampoco tienen por qué estar allí y pueden ir fuera si lo desean y les explica que rezar es hablar con Dios y contarle los sentimientos.
Cuando van al comedor ven que llega un nuevo tipo, que Daniel reconoce, Bonus, que se sienta tras él y lo saluda y le dice que sabe que se va de allí justo cuando llega él y le pregunta si cree que puede escapar, asegurándole que lo encontrará.
El vigilante lo ve hablar y le hace cambiarse de lugar, aunque antes de alejarse le rompe el plato en la cabeza a Daniel.
Antes de marcharse, el sacerdote le da su número. Irá a trabajar a un aserradero donde le consiguieron trabajo. Un lugar en la otra punta del país, y aunque le muestra al sacerdote su deseo de entrar en un seminario, este le dice que ningún seminario acepta a convictos.
Antes de partir hacia su nuevo destino pasa un día de juerga, bebiendo y haciendo el amor con una prostituta, estudiante de psicología.
Luego baila y ya muy borracho sale disfrazado de sacerdote, con el alzacuellos.
Al día siguiente coge el autobús rumbo a su nuevo destino, obligándole un policía que viaja también con él a tirar el cigarrillo, tras lo que le pregunta a dónde va, contándole que al aserradero, pues está en libertad condicional.
Cuando baja en la parada del aserradero, va hasta este, aunque no llega a presentarse.
Va hasta el pueblo cercano, viendo en la puerta de la iglesia, antes de entrar, un panel con fotografías de 6 personas, y ramos de flores.
En la iglesia hay una muchacha a la que le pregunta por la última misa, que le dice ya fue, preguntándole si no tiene sitio para dormir en el aserradero, fingiendo él ignorar la existencia del aserradero, aunque ella no le cree, contándole entonces que es cura, y cuando ella se burla de él, le muestra el alzacuellos con el que se disfrazó el día anterior.
Entonces la chica, Marta, va a buscar a su madre, Lidia, que es la sacristana, que le lleva hasta la sacristía, para que se cambie.
Una vez allí él trata de huir por la ventana, pero la encuentra cerrada y no consigue hacerlo.
Lidia, le lleva a ver al vicario, Wojciech Golab, al que se presenta como padre Tomasz.
El vicario le dice que tiene que pagar unas facturas al día siguiente y saca un montón de billetes de un saquito y le pide que lo divida en grupos de 10, preguntándole entretanto si va peregrinando de parroquia en parroquia.
Le pregunta en qué seminario estudió, diciendo él que en el de Praga de Varsovia y él le pregunta por el tablón con las fotos, contándole que fue una tragedia.
Le sugiere que se quede allí a pasar la noche, pues se está haciendo tarde, aceptando él tras quedarse con algunos billetes.
Con él va a comprar tabaco, viendo al regresar a un grupo de personas, entre las que está la sacristana, rezando frente al panel de las fotos.
Recibe una llamada del padre Tomasz, pero le cuelga.
Sale afuera y ve una botella de licor vacía. Antes el vicario se lo sacó a él, pero no quiso beber porque dijo que le sentaba mal y ve que el sacerdote está en tirado en el suelo junto a su cama, consiguiendo subirlo él.
Lidia le pregunta si cancela las confesiones, pues hay gente esperando, decidiendo cumplir él con esa misión, debiendo buscar en su móvil una guía de confesión.
Ya recuperado, el vicario le cuenta que una vez cometió un pecado mortal y aunque lo confesó, la confesión no remedia nada y le dice que necesita que alguien lo reemplace, diciéndole Daniel que no es buena idea, explicándole el sacerdote que sería algo temporal hasta que se cure, diciéndole que no se lo comunicará a la curia y que quedará entre ellos.
Le permiten quedarse en un módulo anejo a la casa y desde el día siguiente da la misa, diciéndoles a los feligreses lo que el padre Tomasz les dijo a ellos de que no estaba para rezar de forma mecánica y pide que recen desde lo más profundo de su corazón.
Va a comer con Lidia y Marta, viendo que tienen una foto con uno de los jóvenes del panel.
Marta le pregunta si Dios planeó matar a siete personas, recordando él que hay solo 6 fotos en el tablón, contándole la chica que fue una colisión frontal. Que Kuba, su hermano y sus amigos iban en un coche y en el otro coche un solo conductor, y el vicario no quiso que se pusiera su foto con las de los demás.
Al día siguiente se une al grupo que reza. Coloca él una vela y reza con ellos diciendo a Dios que lo que hizo es injusto y no entienden por qué lo hizo, y están furiosos y le pide que les ayude a entender, pues es fácil perder la fe, consiguiendo que le aplaudan.
Lidia le cuenta que el padre Golab la llamó y le dijo que tenía que quedarse más.
Debe además dar extremaunciones y sigue acudiendo a rezar con los familiares de las víctimas del accidente, y trabaja con ellos haciéndolos respirar profundamente para llegar a lo que les ahoga y les impide gritar y llorar y que griten.
Un día va a verlo Walkiewicz, el alcalde, que observa todo lo que le han regalado y él mismo le regala una botella de licor. Le cuenta que el aserradero es suyo y que va a abrir una sección nueva antes del Corpus Christi y le pide que acceda a sustituir al vicario en la celebración.
Se reúne con Marta y sus amigos en un viejo barco.
Le preguntan cómo aguanta la tentación, diciendo él que el celibato no tiene sentido. Que se lo inventó un Papa pese a que Dios tuvo un hijo.
Luego les dice que las reglas tienen su función y él quiere hacer las cosas bien.
Empiezan a hablar de los muertos en el accidente, comentando uno de ellos que mataría con sus propias manos al hombre que provocó el accidente, que dice que estaba loco.
Otra chica dice que iba como una cuba y se metió por el otro carril, aunque otro pregunta cómo lo saben, aunque otro dice que la policía dijo que estaba borracho y amenazó muchas veces con matar a alguien y que por suerte no le enterraron allí porque el vicario se negó a hacerlo y la viuda tuvo que llevárselo.
Una de las chicas le pregunta a Marta dónde estaba cuando enterraban a su hermano y acaban discutiendo.
Luego Daniel fuma con ella un porro frente a la tumba de Kuba, su hermano, contándole él para excusarse que no ha sido cura siempre.
Ella recuerda que, en efecto, ni siquiera fue a su funeral, preguntándole él por qué, diciendo que estaba muy puesta, pero que lo lleva mejor que sus colegas o que Ewa, la mujer del otro fallecido, que está como abandonada y no habla con nadie, preguntando él si nadie lo intentó, diciendo él que hablará con ella.
Va en efecto hasta su casa y llama, pero la mujer sale y dice que no lo va a devolver, no sabiendo él de qué le habla y le cierra la puerta.
Ve al marcharse que hicieron una pintada en su casa llamándola "puta".
El alcalde va a buscarlo para llevarlo al aserradero y le dice que le contaron que va preguntando por el conductor y le dice que entiende su curiosidad, pero que la investigación se cerró y calmaron emociones innecesarias y no deben volver atrás.
Él dice que tiene la impresión de que le está dando una orden, diciéndole el alcalde que es solo un sustituto, diciendo él que tiene derecho a hablar de lo que quiera con sus feligreses, diciendo el alcalde que él también puede compartir su opinión sobre él con el obispo, recordándole que él tiene el poder.
Le pide luego que bendiga la sección, aunque antes de hacerlo da un pequeño sermón diciendo que están todos enfermos por la avaricia, y les pide a todos que se arrodillen sin miedo a ser pequeños, viendo cómo todos lo hacen, aunque el alcalde con reticencias, pues están en un terreno embarrado.
Pide perdón por ser culpable de querer ser importante y querer ser el centro de atención y por querer encontrar a alguien peor que él y pide a Dios que le ayude a ser humilde.
Tras la bendición les hacen visitar luego la sección, donde Daniel ve a uno de los trabajadores que le perturba y se va por ello.
Sigue con los familiares de los muertos, a los que les hace llevar algún recuerdo de ellos, que se emocionan, llevando luego él todos los objetos al garaje en una caja.
Marta le pregunta qué hará con todo eso, diciendo él que las quemará junto al río, aunque luego le dice que lo llevarán a un hogar de menores, entregando ella una gorra.
Le muestra luego en un viejo móvil un video en que aparecen los chicos el día del accidente, bebiendo en exceso, incluido el conductor y que Kuba le envió tres horas antes del accidente.
Vuelven a ver a Ewa, esta vez yendo él con el alzacuellos y les deja entrar, contándole Marta que su madre no sabe que está allí y que quieren algo de su marido.
Ewa les lleva cartas. Las que ha estado recibiendo de los otros familiares acusando a su marido de ser un borracho, aunque ella recuerda que llevaba cuatro años sobrio y en la autopsia no salió nada.
Marta encuentra entre estas, una enviada por su madre, pues reconoce su letra.
Le preguntan si lo sabía el vicario, diciendo ella que le prometió dejar que le enterraran allí cuando se calmaran las cosas, viendo que tiene en casa sus cenizas.
Un día llega a confesarse un joven que le dice que solía robar en quioscos y tiendas y tomaba drogas y que una vez dio una paliza a un chico para impresionar a sus amigos y murió en el hospital, por lo que terminó en el reformatorio y se enrolló con el cura para tenerlo más fácil.
Al escucharlo Daniel comprende que le están contando su propia historia, que continúa en el momento en que el hermano del hombre al que mató llegó al reformatorio, por lo que suplicó al cura que le consiguiese la condicional.
Tenía que trabajar en el aserradero, pero se vistió de cura.
A medida que lo escucha su cara se va demudando y al final le pide que se calle y le pregunta, qué quiere, al reconocer a Pinczer, diciéndole él que no es qué, sino cuánto, diciéndole que quiere 5.000 Euros, preguntándose él de dónde lo va a sacar, diciéndole que si no se lo da volverá al reformatorio, donde le espera Bonus.
El siguiente día, el del Corpus, acude a la misa Pinczer.
En su sermón, él dice que es un asesino y que ha matado, añadiendo, que en sus pensamientos, en lo que no ha hecho y en lo que ha hecho.
Y que son buenos en abandonar a la gente y señalarles con el dedo y que perdonar no significa olvidar, sino amar a alguien a pesar de la culpa.
Hay luego una procesión a la que sigue una fiesta, en que Daniel, aun con sotana es de los que más disfruta bailando y jugando.
Canta luego Marta en el escenario una emotiva canción, aflorando las lágrimas a los ojos de Daniel, que sale luego al escenario y les dice a todos que el dinero recaudado ese día se destinará al funeral de Soawek Kobielski, dejándolos a todos callados.
Va a visitarlo Pinczer que ve todos los regalos que recibió, y aunque insiste en que le dé la pasta, fuman, beben y se drogan juntos, diciéndole que se quedó sorprendido con su sermón, pues sabe ganarse a la gente y lo que hay que decir, mientras que él solo podrá hacer planchas de madera toda su vida. Y le cuenta que tiene una hija a la que no tiene nada que ofrecer, por lo que le pide el dinero, aunque él insiste en que es para el funeral.
Al día siguiente, frente al panel le critican por su anuncio que va a hacer con su dinero.
Él se presenta con Marta, siendo recibido de forma hostil y le dicen que no están de acuerdo con el funeral. Lidia les dice que son un pueblo decente con buena gente.
Pero ellos sacan una caja con las cartas recibidas por la viuda y las van repartiendo y les piden que las lean.
Lidia trata de arrebatárselas a su hija a la que incluso abofetea y se marcha.
Por la noche dos jóvenes le recriminan y le preguntan por qué quiere provocarlos, de forma amenazadora, dándole él un cabezazo a uno de ellos, que cae al suelo.
Marta va a verlo y lo besa. Él no sabe resistirse y la besa también y acaban haciendo el amor.
Pero de pronto le alarma ver un fuego del cobertizo donde habían guardado los regalos.
El oficial de policía que acude ante el incidente recuerda haberlo visto antes, no recuerda que fue en el autobús y le piden la identificación, diciendo Marta que lavó sus pantalones con ella y por eso no la tiene allí.
Llega el alcalde que le pregunta si lo denuncian como un incendio provocado o accidental.
Se reúnen con él, con Lidia y con Ewa para tratar de llegar a un acuerdo.
El alcalde dice que el funeral de Soawek debería hacerse en su pueblo, y, a cambio, pondrán su foto en el tablón, algo a lo que Lidia no está dispuesta.
Daniel dice que deberían hacer allí el funeral, diciendo Lidia que era un asesino y no se pueden enterrar juntos a víctimas y asesinos, tratando de mediar el alcalde, que les recuerda que fue un accidente.
Daniel también dice que fue un accidente, y habla del estado en que iban los chicos, aunque no acaba, al ver la mirada de Marta.
Lidia dice que no solo mató a Kuba, sino a ella, que solo se levanta por Dios, diciéndole Daniel que ella se está matando a sí misma, indicando ella que espera que el vicario vuelva pronto.
Ewa habla con Daniel aparte y le cuenta que tuvo una discusión con su marido antes del accidente y lo echó de casa y le dijo que no volviera y él gritó que iba a matarse si no le dejaba entrar y ella no hizo nada.
Finalmente se llevará a cabo el funeral, al que acude Marta con Ewa, aunque mucha gente no acude. No lo hace el alcalde, que lo ve pasar desde su casa mientras lava su coche ni Lidia, que los observa tras los visillos, aunque al pasar frente al panel de las fotos, uniéndose al cortejo fúnebre otra de las familiares.
Y cuando van a llegar a la iglesia ve que llega el verdadero padre Tomasz.
Tras la ceremonia y el entierro les dice que desea invitarlos a su misa de despedida.
Luego, ya en su habitación lo visita el padre Tomasz, llegando Marta, que pregunta qué ocurre, diciendo el verdadero sacerdote que son problemas de clero y tienen que ir a la curia, preguntando la chica qué pasa con la misa de despedida, pues la gente se está reuniendo, diciendo Daniel que se cancela, pues el obispo los espera.
Ella le pregunta al verdadero Tomasz si volverá el padre Tomasz, lo que descoloca al verdadero, que ignoraba su nombre, y que le dice que depende de la curia.
Mientras espera a que recoja sus cosas ve todos los agradecimientos que tuvo, tanto de niños como de familias, o por haber recolectado dinero para tratamientos, aunque de pronto ve que ha desaparecido, encontrándolo en la iglesia preparándose para la misa de despedida y se pelean físicamente en la sacristía, preguntándole el sacerdote si cree que es una broma, diciendo él que no ha hecho nada a nadie.
Le pregunta si lo sabe alguien además de Pinczer, y, como le dice que no, dice que dará él la misa y le pide que le presenta y diga que acabaron sus vacaciones.
Antes de que comience la misa se quita la sotana y muestra su torso y todos sus tatuajes, tras lo que se dirige a la salida de la iglesia y se marcha.
De nuevo en el reformatorio se sienta, con el ojo morado frente a Pinczer, al que pregunta por qué le vendió. Pero no le responde. Solo le advierte de que al día siguiente le darán una paliza.
Vuelve el vicario y la rutina al pueblo, aunque algo cambió.
Ewa acude a la iglesia, y escucha la misa de pie detrás hasta que Lidia le hace una indicación aprobatoria, para que entre y se siente con los demás.
Marta, entretanto decide marcharse del pueblo en autostop.
Alguien va a avisar al cuidador del reformatorio de que un chico se ha cortado, por lo que se quedan los chicos del reformatorio solos, momento preparado para la pelea, en la que Bonus golpea duramente a Daniel, con la complicidad de todos, aunque empieza a defenderse y le muerde la cara a Bonus arrancándole un pedazo, dándole luego numerosos cabezazos, dejándolo sin sentido hasta que Pinczer le sujeta y le pide que no lo haga y le hace salir ayudándole así a escapar.