Corazón gigante
Fúsi (2015) * Islandia / Dinamarca
Duración: 94 min.
Música: Slowblow
Fotografía: Rasmus Videbæk
Guion y Dirección: Dagur Kári
Intérpretes: Gunnar Jónsson (Fúsi), Ilmur Kristjánsdóttir (Sjöfn), Sigurður Karlsson (Mörður), Franziska Una Dagsdóttir (Hera), Margrét Helga Jóhannsdóttir (Fjöla), Arnar Jónsson (Rolf), Þórir Sæmundsson (Elvar).
Fúsi es un cuarentón obeso y muy grande que trabaja en el aeropuerto, encargándose de cargar y descargar las maletas de los aviones.
A pesar de su edad, Fúsi sigue viviendo con su madre, que le sigue preparando la comida, dedicando su tiempo libre a recrear en maquetas batallas de la II Guerra Mundial.
Se compra un todoterreno de juguete y cuando regresa a su casa se encuentra con una niña en la escalera, Hera, que al ver el juguete le pregunta si es para su hijo o para su sobrino, debiendo decirle que es para él, pues no tiene hijos, señalando la niña que está esperando a que regrese su padre.
Cuando llega a su casa y abre la puerta encuentra a su madre haciendo el amor con Rolf, su novio, por lo que cierra y se baja a la calle donde empieza a jugar con el todoterreno teledirigido sobre la nieve observado por Hera.
Se va tras ello a buscar a su amigo Mörður, que sí está casado y tiene dos hijos y con el que comparte su afición por simular las batallas, contándole que encontró a su madre con su nuevo novio. Recordando su amigo que a él le pasó lo mismo de pequeño cuando su madre se separó y los llevó a Canarias, aconsejándole que vaya a un hipnotista que borre todos sus malos recuerdos, asegurando que él lo hizo, aunque debe reconocer que no funcionó.
De regreso a su casa escucha cómo Rolf se queja con su madre de los "juguetes" que hay por toda la casa.
Luego habla con Fúsi al que le aconseja que trate de buscar relaciones a través de Internet.
En el trabajo su enorme tamaño hace que sus compañeros se burlen de él, preguntándose si se habrá estrenado con las mujeres.
Cuando cumple los 42 años Rolf y su madre le regalan un sombrero texano y una tarjeta regalo para acudir a clases de baile para estimular la endorfina.
Aunque constantemente se burlan de él se niega a acusar a sus compañeros ante su jefe, pese a que este trata de protegerlo, asegurando que sólo se trata de bromas.
Cuando regresa otro día a su casa vuelve a encontrar a Hera sentada en la escalera porque perdió las llaves, decidiendo él llevarla a su casa, donde le da la merienda y le deja jugar con sus Action Man, explicándole a la niña cuando ve su maqueta que en ella está representada la batalla de Egipto.
Cuando llega su padre y va a recogerla la regaña por haber tomado leche, pues ella sabe que es alérgica, señalando la niña que se le olvidó.
Llegado el primer día de la clase de baile él se queja ante su madre y su novio, diciendo que no quiere ir a esas clases, y aunque finalmente acude no se atreve a entrar, esperando en el coche a que acabe, aprovechando para llamar, en medio de una fortísima tormenta, a una emisora musical, reconociéndolo el presentador de inmediato ya que llama cada día, diciéndole este que le pondrá una canción especial para él.
Los alumnos de la academia empiezan a salir y a marcharse, viendo cómo una mujer se acerca hasta su coche y le pide que la acerque al centro, pues le da miedo la tormenta, aceptando él llevarla.
Fúsi le pregunta qué tal le fue en la clase de baile, preguntando ella si la está espiando, debiendo explicarle que él también debería haber entrado, pero no se atrevió, animándole ella a que vaya la semana siguiente, asegurándole que le echará una mano.
Su madre y Rolf le preguntan por la clase mientras juega con su amigo.
En el trabajo le preguntan si él no se ducha al final de la jornada, tras lo que entre varios lo arrastran hasta la ducha y le abren el grifo una vez en esta.
Hera vuelve a su casa otra tarde y le pregunta si no quiere ir a jugar con ella a su casa, porque ella acaba de llegar al barrio y aún no tiene amigos, aceptando él acompañarla, debiendo además responder a sus preguntas, pues le extraña que siendo mayor no tenga mujer ni haya tenido novia, preguntándole si es porque es tímido, diciendo él que sí, asegurando ella que no cree que sea un bicho raro como dice su padre.
Acude a la siguiente clase de baile donde les enseñan a bailar country, aunque es algo más torpe que los demás.
A la salida la mujer que conoció el día anterior, Sjöfn le dice que no le apetece volver a casa y le propone hacer algo juntos, llevándola a un restaurante chino al que él suele ir cada viernes.
Luego en su furgoneta él le pregunta si quiere que le pida una canción, pues el locutor le conoce y siempre le pone lo que pide, pidiendo ella una de Dolly Parton, aunque él se siente un poco avergonzado y el locutor no puede creer que no pida Heavy Metal como siempre, debiendo explicar que es para una chica.
Cuando la lleva de vuelta a su casa ella le pregunta si le gustaría tomar un té, diciendo él que no le gusta el té, preguntándole ella si quiere café, que también rechaza y se marcha, aunque luego regresa hasta su casa y le pregunta si lo invita a tomar leche.
Hablan, contándole él que nunca ha salido del país, hablando del trabajo, y contándole ella que trabaja en una floristería.
Al día siguiente su madre le pregunta por qué llegó tarde la noche anterior.
Uno de sus compañeros de trabajo, el más bromista con él le pide ayuda porque le ha fallado algo en el motor del coche, ayudándolo Fúsi sin ningún rencor, por lo que su compañero, muy agradecido le pide perdón por sus bromas y lo invita a una fiesta que hará en su casa el sábado, aunque él dice que lo pensará, asegurando Fúsi que no le contará al jefe lo de la ducha.
Mörður le asegura que si lo invitó a té quiere decir que está empezando la fase de noviazgo, la más pesada.
Como Sjöfn le contó que le gustaba viajar Fúsi va a una agencia de viajes y pregunta por uno a algún lugar cálido, tras lo que acude a la floristería donde, al preguntar por ella el dueño le asegura que no trabaja allí.
Decide esperarla a la puerta de su casa viendo que la deja allí un camión de la basura y que ella misma va vestida de basurera.
Después de un rato llama a su puerta y le cuenta que estuvo en la floristería, cerrándole ella la puerta en las narices y pidiéndole que se meta en sus asuntos, pese a lo cual él vuelve a llamar, viéndole muy furiosa.
Fúsi le asegura que le da igual dónde trabaje, tras lo que logra calmarla cuando le muestra un catálogo de Egipto, pues pensó que le haría ilusión.
Sjöfn le dice que sí le gusta viajar, aunque le dice que la interpretó mal, señalando que es una persona maravillosa, pero que no quiere nada más, pese a lo cual él insiste en que aunque no haya nada entre ellos quiere invitarla, observando ella que solo reservó una habitación, señalando él que es un error y que llamará para cambiarlo.
Sjöfn se muestra confusa y sin saber reaccionar.
Tras ir a jugar al paint ball con sus compañeros, imitando las batallas va a casa de su compañero, viendo que contrataron a una estríper que actúa para ellos, concertando su compañero con ella llega una muchacha que hace un strip-tease para ellos, sintiéndose Fúsi muy incómodo, sintiéndose peor cuando ve que sus compañeros le pagaron para que se acueste con él, lo que Fúsi rechaza, viendo cómo pese a que dice que quiere irse lo llevan hasta la habitación, debiendo mostrarse por primera vez violento para que le dejen en paz y poder marcharse.
Al día siguiente dice que no quiere ir al trabajo, asegurando sentirse mal, aunque sale luego a la calle, donde está Hera, a la que lleva hasta el puerto, donde se quedan mirando un barco.
Cuando vuelve a casa encuentra le sorprende ver a unos policías frente a la misma, y viendo cómo el padre de Hera corre hasta él llamándolo pervertido, tras lo que se lo llevan a comisaría sin escucharle cuando asegura que no ha hecho nada.
Le someten a un interrogatorio sobre lo que hizo con la niña, contándoles él que juega a menudo con ella, y que a Hera le gusta jugar a papás y a mamás, pero que a él le gusta jugar a cosas de la Segunda Guerra Mundial aunque algunas veces accedió también a esos juegos, viendo los policías que es un hombre totalmente "inocente".
A la siguiente clase de baile no acude Sjöfn, lo que le extraña mucho, decidiendo ir a la salida hasta su casa observando que tiene luz, aunque esta vez no se atreve a subir.
Un día, mientras juega en la calle con su coche teledirigido un niño le pide que le deje, mirándolo también Hera aunque no se atreve a acercarse, viendo cómo la madre del niño le pide a este que suba a su casa, algo que Fúsi no entiende.
Como lleva varios días sin saber nada de Sjöfn va hasta su casa y como no le abre rompe el cristal y entra, viendo que lo tiene todo sin arreglar, observando que tiene su ropa en la cama, y encontrándola finalmente escondida en un armario, diciéndole que no abra y que la deje en paz.
Pero él no le hace caso, y tras darle de comer al gato se queda con él dormido frente al televisor.
A la mañana siguiente prepara unos huevos y un zumo y se los deja en una bandeja en la puerta del armario, tras lo que pasa la aspiradora por la casa antes de marcharse.
Pide tras ello unos días libres en el trabajo, lo que lleva a su jefe a preguntarle si es por algún conflicto con sus compañeros, a lo que él responde que se trata de cosas familiares.
Vuelve a casa de Sjöfn y le coloca el cristal que rompió, volviendo a prepararle comida y sentándose esta vez frente a la puerta insistiéndole en que coma algo, contándole ella que no ha ido a trabajar ni ha llamado, por lo que piensa que la habrán despedido.
Fúsi acude hasta el trabajo de ella y habla con el encargado que le dice que allí la gente tiene trabajo si se presenta, explicándole Fúsi que Sjöfn está enferma, pues tiene depresión, ofreciéndose él a sustituirla mientras dure la situación.
Cuando regresa a casa de ella le lleva un enorme ramo de flores y esta vez abre la puerta del armario sin que ella se lo impida, tras lo que la coge en brazos y le dice que se va a poner bien, llevándola hasta la bañera y ayudándole a lavarse, tras lo que le prepara la cena, consiguiendo que sonría, tras lo que la lleva a la cama y la arropa.
Entretanto él ocupa su puesto de ella en la planta de reciclaje trabajando con sus compañeros, que son extranjeros, a los que también ve que murmuran algo sobre él, aunque a la salida del trabajo lo invitan a que vaya con ellos a ver un partido de la Champion League en un bar mientras se toman unas cervezas, algo que hasta entonces no había disfrutado.
Cuando vuelve a su casa encuentra a su madre deprimida en la cama, contándole que Rolf la dejó y se marchó, sospechando que nunca se tomó en serio lo suyo.
Luego le pregunta a él si no cree que merece algo mejor que una basurera depresiva, quejándose de su olor debido al trabajo que realiza, preguntándole si ni siquiera sabe cocinar, al ver que lo hace él, tras lo que le pregunta si la va a dejar sola, asegurando él que solo son amigos.
Cuando vuelve al día siguiente a casa de Sjöfn la encuentra pintando las paredes y mucho más animada, por lo que la invita a cenar de nuevo en el restaurante chino.
A la salida ven un local donde antes vendían chucherías, que ella dice sería el lugar perfecto para su floristería, diciéndole luego a Fúsi que no le cuesta nada soñar.
Como Sjöfn está recuperada vuelve al trabajo, siendo Fúsi despedido con cariño por sus nuevos compañeros.
Vuelve luego a casa de Sjöfn que lo recibe abalanzándose sobre él y besándolo, tras lo que se quita la ropa y hacen el amor.
Él se despierta junto a ella feliz.
Vuelven a ir a clase de baile de nuevo, viendo que ha mejorado mucho.
Luego él le dice que no irá a Egipto, pues no había pagado aún, aunque ella le dice que deberían ir juntos, a lo que él le dice que pensaba que no le gustaba la idea, diciendo ella que sí le gusta, tras lo que le pregunta si le gustaría mudarse a su casa.
Fúsi le responde que es una buena idea para cuando llegue el momento, lo que ella no entiendo, señalando él que también debe pensar en su madre, no entendiendo Sjöfn qué clase de relación tiene con su madre si no puede irse de casa teniendo más de 40 años, por lo que se enfada.
Él se excusa diciendo que le ha pillado por sorpresa pero que sí quiere vivir con ella, tras lo que se besan y se abrazan.
En su casa recoge sus cosas y desmonta su maqueta, tras lo que baja a casa de su vecina Hera para dejarle algunos de sus juguetes que no se va a llevar, siendo recibido por su padre, que le dice que la niña no está, aprovechando el momento para disculpase con él, cosas. El hombre se disculpa por su comportamiento del día anterior.
Con ayuda de Mörður traslada sus cosas hasta la casa de Sjöfn, aunque una vez las ha subido ella le dice que no puede y que ha cometido un error.
Él le pregunta qué quiere que haga, diciendo ella que no lo sabe, diciendo él que se llevará sus cosas de nuevo, volviendo a bajar estas de nuevo al coche de Mörður.
Vuelve tras ello a su rutinaria vida anterior y al trabajo, aunque decide entonces hacerse con el local en el que ella le dijo que quería montar su floristería y trabaja duramente en él hasta adecentarlo y acondicionarlo con la ayuda de su amigo.
Una vez arreglado vuelve a casa de Sjönfn, y sin llamar, le mete la llave del local en el buzón con un papel.
Algún tiempo después observa desde arriba a sus compañeros de trabajo cuando sube al avión en el que va llega la pascua pasa él por la pasarela por la que siempre ve viajar a otros, solo.