Coco
Coco (2017) * USA
Duración: 109 min.
Música: Michael Giachino
Guion: Adrián Molina, Matthew Aldrich (Historia: Lee Unkrich, Jason Katz, Matthew Aldrich, Adrián Molina)
Dirección: Lee Unkrich y Adrián Molina
Una anciana, mamá Elena, enciende una vela en un altar.
Miguel, su nieto, dice que en ocasiones cree que está maldito por algo que ocurrió antes de que naciera, tras lo que narra la historia de su familia, desde sus tatarabuelos.
Él era un gran músico y soñaba cantar por el mundo, por lo que se fue con su guitarra y no regresó, dejando sola a su tatarabuela, mamá Imelda, que decidió quedarse y cuidar de su hija, aprendiendo a hacer zapatos, oficio que enseñó a su hija, su yerno, sus nietos y toda la familia, manteniendo los zapatos unida a la familia, recordando esta aun a mamá Imelda en la ofrenda del día de los muertos, por lo que colocan su foto, en la que aparece con su hija, la bisabuela Coco y con su padre, cuya cabeza arrancaron.
La música había desgarrado a la familia y la desterraron de su casa.
La abuela Elena, la hija de Coco, es quien dirige la casa, y lo hace como Imelda, no dejando que en su casa se escuche nada de música, asegurando Miguel que los Rivera son la única familia mexicana que odia la música, a excepción de él.
A él le gusta la música por culpa de Ernesto de la Cruz, que asegura es el mejor músico de todos los tiempos, y cuya estatua preside la plaza de Santa Cecilia, donde comenzó desde la nada, para convertirse en una estrella, ya que todos se enamoraban de su voz e hizo varias películas y componía las mejores canciones, siendo la preferida de Miguel "Recuérdame", que Ernesto estaba cantando en un espectáculo cuando, en 1942, lo aplastó una campana y murió.
Desde entonces, cada día visitan su estatua centenares de admiradores, yendo Miguel, que sueña en ser como él, a trabajar allí como limpiabotas.
Un mariachi al que le limpia los zapatos le dice que si quiere ser músico no puede ocultar sus habilidades, por lo que le aconseja que se apunte al concurso de talentos del día de los muertos, aunque él no se atreve a hacerlo por miedo a su familia, animándole el mariachi a tocar para él, dejándole su guitarra, aunque antes de poder tocar aparece su abuela y le pide al músico que no vuelva a molestar a su nieto, diciéndole todos los de su familia que no vaya por la plaza, pues siempre está llena de mariachis.
Le dicen luego que esa noche no podrá ir por la plaza, pues es la noche de difuntos y es la única noche del año en que los muertos pueden visitar a su familia y por ello colocan sus fotos en la ofrenda para que sus espíritus puedan cruzar y si no las ponen no pueden ir y les colocan también la comida que les gustaba.
Su abuela no desea que acabe como el papá de Coco, pero Miguel se escabulle y sube hasta un altillo donde ha creado su propio altar, dedicado a Ernesto de la Cruz, con sus discos y películas antiguas que ve una y otra vez, mientras ha fabricado una guitarra como la suya que solo puede tocar ante Dante, un perro callejero, habiendo aprendido a tocar fijándose en cómo Ernesto tocaba la guitarra.
Escucha también sus entrevistas y le escucha decir que cuando llega su momento no debe dejarlo escapar. Que él tuvo fe en su sueño.
Miguel decide no seguir escondiéndose pues cree que tiene que vivir su momento y tocará en la plaza del mariachi, aunque le cueste la vida.
Pero cuando trata de marcharse con su guitarra para ir a la plaza, aparecen su abuela y sus padres, por lo que esconde la guitarra y a Dante bajo la ofrenda.
La abuela le dice tras ello que tienen una sorpresa para él. Que ha llegado el día en que deje su trabajo de limpiabotas para dedicarse a hacer zapatos, como el resto de la familia, pensando que eso le contentará y se olvidará de la música.
Pero entonces Dante empieza a comer las cosas de la ofrenda y provoca que se caiga la foto de mamá Imelda, que se rompe, observando entonces que la foto, en que recortaron la cabeza de su tatarabuelo, está doblada, observando que este llevaba en la mano la guitarra de Ernesto de la Cruz, por lo que llega a la conclusión de que este era su tatarabuelo, y cuando le muestra la foto a Coco esta pregunta por su papá.
Emocionado, Miguel corre a contarles a sus padres y a su abuela que sabe que su abuelo es Ernesto de la Cruz y que él va a ser músico como él, descubriendo su familia debido a eso su rincón y tiran su tocadiscos y sus discos, diciéndole su familia que no conocen a ese hombre y que además abandonó a la familia, aunque él dice que siempre le dijeron que su familia le guiaría y su abuelo le guiará.
Pero su abuela le dice que la música es una maldición y no lo permitirá, diciéndole su padre que debe dejarlo, ante lo que Miguel pide que le dejen mostrarles cómo toca, preguntándole su abuela si quiere acabar como ese hombre, olvidado de la ofrenda de su familia, asegurando miguel que no le importa la ofrenda ante lo que su abuela le rompe la guitarra, por lo que el muchacho dice que no quiere formar parte de esa familia y se marcha corriendo, apuntándose al concurso.
Pero no tiene guitarra y nadie se la quiere prestar, por lo que, siguiendo el consejo grabado en el pie de la estatua de De la Cruz, donde dice "Vive tu momento" corre hasta el panteón de su ídolo, donde cuelga su guitarra, y la coge para actuar.
Pero la gente se da cuenta del robo y entran en la cripta, aunque no le hacen nada. Y enseguida se da cuenta de que es debido a que no lo ven. De hecho, lo atraviesan, por lo que sale afuera asustado y ve que sus padres están buscándolo, por lo que corre a abrazarlos, atravesándolos también como un fantasma.
En su carrera cae a una tumba vacía, tendiéndole la mano una mujer para ayudarle a salir, viendo cuando la coge, que se trata de la de un esqueleto, chocando al tratar de huir con otros más, mientras que entre los vivos solo lo ve Dante.
Y mientras huye preguntándose qué está pasando tropieza con uno de los esqueletos que le reconocen, apareciendo ante él de pronto todos los muertos cuya foto ha visto año tras año en el altar levantado, y que observan que su Miguelito no está del todo muerto ni del todo vivo, llegando entonces dos de sus tíos alarmados porque Imelda no ha conseguido cruzar la pasarela.
Corren por ello a buscarla, cruzando de regreso la pasarela, que está hecha de pétalos luminosos, pudiendo ver también alebrijes, criaturas espirituales que guían a las ánimas en su viaje, y que son animales luminosos con alas.
Con sus familiares regresa a la tierra de los muertos, viendo cómo estos, para poder cruzar la pasarela e ir a pasar el día con su familia, deben ser recordados con fotos en las ofrendas, impidiéndosele el paso a aquellos cuyas familias no colocaron su foto, habiéndosele prohibido el paso a mamá Imelda por culpa de que Miguel, que tiró su foto.
Miguel se fija en otro muerto que trata de cruzar fingiendo ser Frida Kahlo, pero no sale su foto, por lo que se cuela, aunque se hunde en el puente de flores.
En el departamento de reuniones familiares, donde están los que tienen problemas, algunos por tener sus fotografías en varias ofrendas, encuentran a Imelda, que piensa que mienten, pues su familia siempre coloca su foto, aunque le explican que su familia está maldita por culpa de Miguel, que robó la guitarra de un muerto y además se llevó la foto de Imelda, por lo que preguntan cómo podrá regresar el niño para colocar la foto de nuevo, a lo que le responden que las maldiciones familiares se solucionan con una bendición familiar antes del amanecer, observando el niño que su mano comienza a convertirse en huesos de esqueleto.
Le pide a Imelda que le dé la bendición y esta se la otorga para que regrese al mundo de los vivos y coloque su foto en la ofrenda, aunque prohibiéndole tocar música jamás.
Tras la bendición regresa al mundo de los vivos, aunque lo primero que hace es volver a coger la guitarra de De la Cruz, lo que hace que regrese de inmediato con los muertos, que no le dan ya su bendición, ante lo que decide intentarlo buscando a su tatarabuelo.
Pero su familia da la voz de alarma y debe esconderse, escuchando desde su escondite al hombre que antes vio disfrazado de Frida Kahlo tratando de lograr que le permitan cruzar la pasarela, prometiéndole al funcionario que le atiende una entrada para el Show de De la Cruz, del que afirma ser muy amigo si se lo soluciona, aunque no lo consigue, siendo expulsado de la oficina, aunque Miguel le sigue y le pregunta si es cierto que conoce a De la Cruz, aunque el esqueleto se asusta al ver que quien se lo pregunta está vivo, explicándole Miguel que necesita la bendición de De la Cruz, que es su tatarabuelo para regresar al mundo de los vivos, viendo el muerto, que le dice llamarse Héctor, la posibilidad de poder cruzar la pasarela con la ayuda del niño.
Imelda llama a Pepita, su alebrije para que siga el rastro de Miguel, que ahora puede pasar desapercibido entre los muertos gracias a que Héctor le pinta como si lo estuviera, explicándole cómo funcionan allí las cosas. Se permanece en ese mundo mientras alguien te recuerde colocando tu foto en las ofrendas, y él quiere ayudarle para que regrese al mundo de los vivos y que coloque su foto.
Ven todo preparado para el show de De la Cruz, "Amanecer espectacular", que Ernesto presenta cada año en ese día para cerrar la fiesta del día de difuntos, aunque debe reconocer que le mintió cuando dijo que tenía acceso a De la Cruz, aunque asegura saber dónde ensaya y lo llevará allí.
Conoce a una costurera, la que le dejó el vestido de Frida Kahlo, que ahora no puede devolverle, y que necesitaban para el show de esa noche.
Dante comienza a correr persiguiendo a un alebrije y Miguel lo persigue a él, hasta llegar ante la verdadera Frida Kahlo, que toma a Dante por el poderoso Xoloitzcuintle, guía de espíritus errantes y le pregunta a qué espíritu ha llevado hasta ella, viendo a Miguel, al que le pide que actúe como público de su ensayo para el show de esa noche, mostrándole el espectáculo donde 40 bailarinas disfrazadas de ella salen de una papaya y trepan por un cactus que es también ella.
Pero De la Cruz no ensaya, pues está muy ocupado con su fiesta en la torre a la que no se puede entrar sin invitación.
Un grupo de músicos se burla de Héctor, porque le dicen, murió tras comer chorizo y atragantarse, aunque este dice que no se ahogó, sino que se intoxicó.
También podrá llegar a Ernesto quien gane el concurso de música que se celebrará en la plaza de De la Cruz, señalando Miguel que él actuará, aunque para ello necesita una guitarra, acompañándolo Héctor a un lugar donde espera conseguir una.
Pepita rastrea las huellas de Miguel, cuyas manos se van convirtiendo en huesos.
Héctor lo lleva hasta los suburbios de la ciudad de los muertos, donde viven los olvidados a los que nadie recuerda ni ponen su foto en las ofrendas.
Visitan a un amigo, Chich que está muy mal ya y que ya no tiene fuerzas ni para tocar, pues está empezando a desaparecer, por lo que le pide a Héctor que toque algo para él si quiere llevarse la guitarra, y aunque Héctor protesta señalando que él ya no toca, finalmente canta para su amigo, que sonríe feliz mientras escucha la canción y sonríe, antes de iluminarse hasta desaparecer, explicándole Héctor que Chich ya fue olvidado, y cuando nadie de los que te conocieron te recuerda en el mundo de los vivos desapareces también de ese mundo. Es la muerte final.
Miguel reprocha a Héctor que no le dijera que era músico, explicándole que por eso conoce a su tatarabuelo, al que, dice, le enseñó todo lo que sabe, ya que tocaban juntos.
Llegan a la plaza de De la Cruz, donde la gente se divierte y donde tendrá lugar el concurso de músicos y el que gane tocará en persona para De la Cruz.
Héctor le disuade de que cante Recuérdame, pues es la canción más popular de De la Cruz y todos la tocan, decidiendo tocar "Poco Loco", haciéndose llamar De la Crucito.
Cuando le confiesa a Héctor que nunca ha actuado, este entra en pánico, pues su única salida depende de un novato, por lo que le propone subir él, pero Miguel quiere ganarse la bendición de De la Cruz porque desea ser músico.
Héctor le explica que debe relajarse y gritar, pese a lo cual, cuando sale a escena se queda mudo, hasta que finalmente respira, grita y comienza a cantar, siendo un éxito.
Pero entonces llega su familia y anuncian que buscan a un niño humano, por lo que deben esconderse pese que todos le pedían otra canción, enfadándose Héctor al ver que le ha mentido y que tiene otros familiares que le pueden ayudar a regresar, por lo que amenaza con entregarle, acusándolo Miguel de ser un egoísta, tras lo que se marcha enfadado y decepcionado.
Dante trata de hacerle regresar y lo descubre, llegando ante él mamá Imelda con Pepita, dispuesta a darle su bendición para que regrese y coloque su foto, aunque Miguel rechaza su bendición, pues, señala, la música es lo único que le hace vivir.
Huye por ello de Imelda que, tratando de evitar que se marche comienza a cantar, consiguiendo en efecto que se detenga, diciéndole el muchacho que creía que odiaba la música, contándole Imelda que le encantaba y que cuando su marido tocaba y ella cantaba todo lo demás daba igual, pero cuando tuvieron a Coco se dio cuenta de que había algo más importante que la música y pensó que debían echar raíces, aunque él quería tocar para el mundo y ambos sacrificaron algo para conseguir lo que querían.
Ahora le toca elegir a Miguel, aunque indica que no quiere elegir un bando y se marcha.
Trata de ir a la fiesta de De la Cruz, pero a pesar de decir que es su tataranieto no le dejan subir, consiguiendo finalmente colarse dentro de la tuba de uno de los músicos que ganaron la competición.
Llega así hasta la fastuosa mansión de De la Cruz, donde hay numerosos espectáculos, corriendo a buscar a su tatarabuelo, llegando a un enorme salón en que ponen películas de De la Cruz en múltiples pantallas, habiendo una enorme piscina en medio con la forma de su guitarra y con DJ poniendo su música.
Ve tan difícil llegar a De la Cruz, que para llamar su atención trepa hasta arriba y canta para todos los asistentes, consiguiendo llamar la atención de todos, incluido Ernesto, aunque al no fijarse por dónde anda cae a la piscina, a la que se lanza el propio De la Cruz para salvarlo, observando al sacarlo que con el agua se le ha quitado la pintura, concluyendo que se trata del niño vivo del que todos hablan.
Miguel le dice que es su tataranieto y necesita su bendición para regresar a casa y ser músico como él, puesto que el resto de la familia no quiere escucharlo, diciéndole De la Cruz que con un talento como el suyo no puede dejar de hacerlo, presumiendo de él ante todos sus invitados, incluidos Negrete e Infante.
Ernesto le muestra sus ofrendas, asegurando tener más de las que necesita.
Miguel le dice que siempre le admiró, y le pregunta si se arrepintió de elegir la música y abandonar a la familia, a lo que le responde que fue duro, pero hizo lo que deseaba, asegurando que uno no puede negar su destino y que ellos están destinados a ser músicos y no pueden pertenecer a una sola familia, pues el mundo es su familia.
Le pide que acuda al show como invitado de honor, ante lo que Miguel le dice que tiene que regresar antes de que amanezca, pues su cuerpo está empezando a desaparecer, por lo que De la Cruz decide darle su bendición, asegurando que espera que muera pronto para poder tenerlo con él.
Pero entonces aparece Héctor, que logró llegar tras hacerse pasar nuevamente por Frida Kahlo, y que interrumpe la bendición, recordándole a Miguel que tenían un trato, entregándole su foto para que la lleve con él.
De la Cruz reconoce a Héctor y ve que están empezando a olvidarle, acusándole Héctor de ser el culpable, pues se hizo famoso con sus canciones, sin contar que él era su autor, asegurando De la Cruz que no quiso llevarse su mérito y que cantó sus canciones para mantener una parte de él con vida, comprendiendo Miguel que De la Cruz es un impostor y que no es el autor de sus famosas canciones.
Héctor le dice que no quiere pelearse, solo quiere que lo arregle para que Miguel coloque su foto y pueda cruzar el puente e ir con su hija, pues le recuerda que la noche en que murió le dijo que movería cielo y tierra por ayudarle, y ahora debe cumplir su palabra.
Miguel ve que lo de mover cielo y tierra es un diálogo de una de las películas de De la Cruz, tras el que proponía a alguien brindar por su amistad, poniendo un veneno en su bebida.
Héctor recuerda entonces que todo ocurrió igual la noche en que se marchó.
Tras meses de gira fuera de casa empezó a añorar a su familia y decidió marcharse, llevándose sus canciones, sin escuchar a Ernesto que le pedía que se quedara, pues necesitaba esas canciones.
Pero al ver su determinación, Ernesto le propuso despedirse con un brindis.
Camino a la estación empezó a dolerle el estómago y pensó que debía ser por algo que había comido, pero despertó muerto, comprendiendo solo en ese momento que Ernesto le envenenó para robarle sus canciones, por lo que se lanza sobre él, aunque Ernesto hace que sus guardaespaldas se lo lleven.
Luego le dice a Miguel que no puede darle su bendición, pues teme por su reputación, no importándole que sea familiar suyo, pues acabó con Héctor pese a que era su mejor amigo, y se guarda además la foto de este para que no la pueda llevar, diciéndole que el éxito no sale gratis y debe hacerse lo que sea por vivir tu momento, haciendo que sus guardaespaldas se lo lleven como a Héctor.
Estos lo lanzan a un profundo pozo del que no podrá salir, desde el que grita pidiendo ayuda mientras ve cómo sus manos se han transformado en las de un esqueleto.
Descubre que también está allí Héctor ante el que se lamenta por no haber hecho caso a su familia y haberles dicho que no les importaba que no lo recordaran.
Y mientras abraza a Héctor, que trata de animarlo, ve cómo este se ilumina, diciéndole él que es porque su hija lo está olvidando, y lamenta haber salido de Santa Cecilia y no haber podido pedirle perdón y haberle dicho que deseaba volver con ella, y habla de su Coco, sorprendiendo a Miguel, que saca la foto en que están mamá Imelda, Coco y su tatarabuelo con la cabeza arrancada, y en la que se reconoce Héctor, dándose cuenta entonces Miguel de que su tatarabuelo es Héctor y no Ernesto.
Héctor dice que siempre soñó con verla otra vez, aunque fuera en el mundo de los muertos, aunque teme que ya no sucederá, pues ella es la única que le recuerda y cuando muera no lo hará nadie, por lo que desaparecerá y no podrá abrazarla.
Recuerda que le escribió una canción que solían cantar juntos cada noche a la misma hora por lejos que estuvieran, comprobando Miguel que esa canción es "Recuérdame", su canción preferida.
Miguel señala que De la Cruz se quedó con su guitarra y con sus canciones, y que el mundo debería recordarle a él y no a De la Cruz, aunque Héctor señala que no escribió "Recuérdame" para el público, sino para Coco y le dice a Miguel que es un tatarabuelo lamentable, a lo que Miguel le dice que no es así, pues hasta unos minutos antes pensaba que descendía de un asesino y está orgulloso de ser familia suya.
Y cuando parecía que no podrían salir de allí aparece Dante, y tras él Pepita con Imelda, contenta de encontrar a Miguel, pero rabiosa al volver a ver a Héctor.
Los rescatan, dándole Miguel las gracias a Dante, diciéndole que es un verdadero guía espiritual, pues él supo siempre que era a Héctor a quien debía buscar, creciéndole entonces al perro alas y convirtiéndose en un ser de luz, un verdadero alebrije.
Les llevan ante el resto de la familia, que estaban preocupados por él, pero que no desean saber nada de Héctor, al que Imelda pregunta cuántas veces tendrá que rechazarlo, asegurando no querer saber nada de él ni vivo ni muerto, pues se pasó décadas protegiendo a la familia de sus errores, y nada más conocer a Miguel, este acabó en un pozo.
Miguel lo defiende, diciendo que fue al revés, que Héctor fue al pozo por su culpa cuando estaba intentando ayudarle a regresar a casa, y ahora ha aprendido una lección, que no hay nada más importante que la familia y ahora está preparado para recibir su bendición, aceptando sus condiciones, aunque antes, señala, debe ir a buscar a De la Cruz y recuperar la foto de Héctor para que pueda verla Coco, señalando que Héctor debe estar en la ofrenda, pues forma parte de la familia.
Imelda le recuerda que abandonó a la familia, a lo que Miguel replica que intentó regresar con ella y con Coco, pero no pudo hacerlo porque De la Cruz lo envenenó, pensando Imelda que aunque sea cierto las dejó solas.
Ve entonces que está a punto de desaparecer, pues Coco lo está olvidando, diciendo Miguel que no tiene que perdonarlo, pero no deben olvidarlo, prometiendo Miguel que si le ayudan regresará y se olvidará de la música, decidiendo Imelda ayudarle pese a que no puede perdonar a Héctor.
Llegan al "Amanecer espectacular". De la Cruz está a punto de iniciar el show, en el que ellos consiguen colarse disfrazados como Frida Kahlo, corriendo todos, tratando de encontrar a Ernesto de la Cruz, siendo Imelda quien se topa con él, al que golpea por asesinar al amor de su vida.
Le persiguen luego para conseguir la foto de Héctor, que corre feliz junto a Imelda tras escucharle decir que era el amor de su vida, debiendo enfrentarse a sus guardaespaldas, consiguiendo Imelda quitarle la foto, tras lo cual ve cómo una plataforma que va hacia el escenario empieza a elevarse con ella encima, y cuando todos esperan ver a Ernesto, quien aparece en el escenario es Imelda, a la que Miguel pide que cante, dándole una guitarra a Héctor, interpretando ante el público "Llorona", mientras los guardaespaldas tratan de atraparla.
Finalmente sale también Ernesto al escenario y canta con ella sujetándole y volviendo a quitarle la foto, que ella recupera y corre a abrazar Héctor, entregándole luego a Miguel, la foto y disponiéndose a darle su bendición para que regrese, sin ponerle esta vez la condición de no tocar.
Pero la llegada de Ernesto impide que termine la bendición, diciendo que no dejará que lo destruya todo, sin darse cuenta de que una de las tías de Miguel ha colocado una cámara que lo registra todo, enterándose así todo el público de que mató a Héctor y robó sus canciones, confesando él que es capaz de hacer lo que quiera para vivir su momento.
Lanza tras ello a Miguel al vacío, librándolo de la muerte Dante y Pepita, que no pueden evitar sin embargo que pierda la foto, que cae al agua.
Ernesto sale al escenario, pero todos le abuchean y la orquesta se niega a tocar, tras lo que Pepita lo lanza por los aires hasta caer en el lugar donde murió, volviendo la campana a caer otra vez sobre él.
Pero Héctor está cada vez peor y ya no tienen su foto para ayudarle y está a punto de amanecer, por lo que Héctor e Imelda le dan su bendición a Miguel sin condiciones.
Pasó ya la fiesta de los difuntos y es de día. Miguel corre con la guitarra de Héctor hacia su casa, viendo que toda su familia estuvo buscándola, asustados, debiendo esquivar a su abuela para llegar hasta mamá Coco a la que le cuenta que conoció a su papá y le dice que si lo olvida, este desaparecerá para siempre, y le muestra la guitarra que tocaba para ella, pese a lo cual mamá Coco no reacciona.
Finalmente, su abuela y sus padres consiguen entrar, llorando abrazado a sus padres, que tuvieron miedo de perderlo, pidiéndole su abuela que se disculpe con mamá Coco.
En vez de eso, lo que hace es cantar "Recuérdame", viendo toda la familia, ya reunida, cómo Coco comienza a cantar con él contenta.
Luego dice que recuerda que su papá le cantaba esa canción, diciéndole Miguel que su papá la amaba mucho, abriendo entonces la abuela un cajón para mostrar que conservó sus cartas, sus poemas y el trozo de la foto que faltaba.
Recuerda que su padre era músico y que su madre y él cantaban canciones maravillosas.
Un año después
Todos olvidaron ya a Ernesto y los turistas visitan la casa del gran compositor Héctor Rivera y ven sus canciones, que estaban en las cartas escritas a su hija.
Miguel tiene una hermanita a la que le muestra las fotos de sus familiares muertos, enseñándole que no deben olvidarlos, estando ahora también la foto de mamá Coco.
Héctor e Imelda, pueden cruzar con Coco el puente de flores para visitar a su familia.
Esa noche toda la familia unida celebra la fiesta y vivos y muertos escuchan a Miguel, que canta para todos ellos, entre los que se encuentran Dante y Pepita, que es un gato que juega con Dante.