Chungking Express
Chung Hing sam lam (1994) * Hong-Kong
Duración: 103 min.
Música: Frankie Chan, Roel A. García, Michael Galasso
Fotografía: Christopher Doyle, Andrew Lau
Guion y Dirección: Wong Kar-Wai
Intérpretes: Brigitte Lin (Mujer con peluca rubia), Tony Leung (Agente 663), Faye Wong (Faye), Takeshi Kaneshiro (Zhiwu He, agente 223), Valerie Chow (Azafata), Jinquan Chen (Encargado del 'Midnight Express'), Kwan Lee-na (Richard), Zhen Liang (Segunda May)
Un policía, He Qiwu, con placa 223 indica que cada día nos cruzamos con mucha gente, y puede que seamos amigos de uno de ellos algún día.
Durante una persecución se topa con una mujer con una peluca rubia a la que voltea por las prisas. Después de ese encontronazo, y 57 horas después, se enamoró de ella.
Qiwu llama a casa de sus tíos, diciendo que es para saludarlos, aunque en realidad está interesado en hablar con May, aunque trata de aparentar que no le importa
Qiwu va cada día al Midnight Express para tomar algo y espera allí hasta que May sale de trabajar, señalando que a ella le gusta trabajar allí porque el jefe dice que se parece a Demi Moore.
Se separaron hace poco y May dice que él se parece cada vez menos a Bruce Willis.
Llama luego a Ming para ver si tiene algún mensaje de May para él, aunque su amigo lo único que quería era invitarlo a correr con él, no entendiendo que lo haga si no es por haber sufrido un desengaño amoroso.
Cada vez que sufre un desengaño amoroso va a correr porque así consigue evaporar el agua del cuerpo y que así no quede nada para las lágrimas, pensando May que es un tipo frío.
El camarero le pregunta si sigue peleado con su novio, pues pasó ya un mes, y le recomienda que se busque otra, recomendándole que pruebe con May, su camarera, aunque él rechaza la sugerencia diciendo que tiene una cita.
La mujer de la peluca rubia se reúne con un grupo de indios a los que toman medidas para hacerles ropa y a los que invita a comer, quedándose sus pasaportes y entregándoles una importante cantidad de dinero, comprándoles también maletas.
Qiwu se acerca a la casa de May. Recuerda que a veces pasaba la noche con May y luego bajaba por el balcón para evitar que sus padres lo vieran y se pregunta si podrá volver a hacerlo.
Cada uno de los hombres elegidos por la mujer rubia se encargará de llevar un preservativo con droga escondida en algún lugar de los trajes que les preparan o de su calzado, bajo su vientre como si estuvieran embarazadas o en peluches.
Los lleva luego hasta el aeropuerto, aunque, mientras ella se encarga de la facturación, los indios se esfuman.
Debe tratar de encontrarlos para evitar problemas, recibiendo una lata de sardinas donde figura el 1 de mayo como fecha de caducidad y que es el periodo que tiene para recuperar la droga y si no encuentra a los indios tendrá problemas.
La mujer es muy precavida y por eso siempre va con gabardina y gafas de sol.
Qiwu sigue esperando una llamada que no llega y reconoce que no creyó que iba a terminar con su novia cuando ella se lo dijo, pues era el día de los inocentes y se pensó que era una broma y la dejó correr, y pasó ya un mes.
Desde que lo dejó, cada día compra una lata de piña, porque a ella le encanta, mirando siempre que caduque el 1 de mayo, día de su cumpleaños.
Si ella no cambia de opinión, su amor caducará también el 1 y le falta solo un día.
La mujer rubia busca a la familia india por todas partes, mostrando las fotos de sus pasaportes entre la comunidad india, tras recoger un arma de una taquilla, decidiendo finalmente llevarse a la hija de un tendero que sabe que los conoce y al que llama luego desde una heladería para decirle que si en una hora no sabe nada no volverá a verla.
Una hora después se fue, tras volverle a llamar, recogiendo el hombre a su hija tras darle una pista.
Qiwu, que llevaba seis meses sin detener a ningún criminal, ese día atrapó a un fugitivo de la justicia y recuerda que antes, cada vez que resolvía un caso le gustaba que May fuera la primera en conocerlo, pero ahora no da con ella, por lo que sale corriendo.
Trata tras ello de comprar su última lata de piña, pero, a pesar de que quedan aún un par de horas antes del 1 de mayo, ya no las encuentra.
La mujer acude al lugar donde le dijeron que estarían los indios, aunque no los encuentra, llegando las 12 de la noche. El tiempo límite.
Un hombre la persigue para acabar con ella, pero ella se percata de ello y acaba con él y con varios hombres más que iban a matarla, siendo perseguida tras ello por un grupo de hombres a los que consigue burlar subiéndose al metro justo antes de que se cierren sus puertas.
Wu encuentra su trigésima lata en una tienda y dice haberse dado cuenta de que para May él es como una lata de piña.
Abre y come el contenido de las 30 latas.
Decide tras ello hacer caso al dueño del Midnight Express dispuesto a salir con la otra May, aunque el hombre le dice que ya se marchó, y lo hizo con Richard.
No se puede creer que fue rechazado por dos May en una misma noche, decidiendo en ese momento no volver a salir con ninguna May.
Trata de quedar con alguna otra amiga y comienza a hacer llamadas, pero una de ellas está ya acostada, otra le cuenta que se ha casado y tiene ya incluso dos hijos, siendo infructuosos todos sus intentos.
Va tras ello hasta un bar, el Bottoms up con un fuerte dolor de estómago, acabando por vomitar mientras se prometió a sí mismo enamorarse de la primera mujer que entrara.
La que lo hace es la mujer de la peluca rubia, a la que se acerca y le pregunta en varios idiomas si le gusta la piña, hasta que ve que habla mandarín, que él habla porque creció en Taiwán.
Ella le pide que le deje en paz, pese a lo cual insiste, diciéndole que sabe que se siente sola, ya que para llevar gafas de sol por la noche o es ciega, o farsante o ha sufrido un desamor y no quiere que sepan que ha llorado.
Él le dice que también ha sufrido un desengaño y la invita a correr para sudar y que no le quede líquido para las lágrimas, aunque ella dice que lleva corriendo toda la noche, por lo que le dice que si quiere hablar se busque a otro, diciendo él que no quiere hablar, solo consolarla
Le cuenta que acaba de cumplir 25 años y que ha estado enamorado de una chica durante 5 años y se acaban de separar, porque le dijo que no la entendía.
Ella piensa que conocer a alguien no implica que te guste, pues puede cambiar de gusto.
Algo así le pasó con el hombre que le hizo el encargo de la droga, un hombre occidental que se excita con otra mujer con una peluca rubia como la suya.
Muy borracho, la mujer se duerme sobre el hombro de Wu, y cuando les dicen que van a cerrar ella le dice que solo quiere un lugar donde descansar.
Acaban yendo juntos a la habitación de un hotel, donde ella se queda dormida de inmediato, señalando él que cuando habló de descansar no pensaba que se refería exactamente a eso, a descansar mientras él vio dos películas antiguas y comió cuatro ensaladas.
Cuando salió el sol decidió marcharse tras quitarle los zapatos para que no se le hincharan los pies, y se los limpió con su corbata, yendo él a correr.
Mientras lo hace, recuerda que nació a las 6 de la mañana y le quedan por tanto solo dos minutos para cumplir los 25.
Al dejar la pista recibe un recado en su busca, pese a que había pensado dejarlo, viendo al llamar que su amiga de la 702 le desea un feliz cumpleaños.
Recuerda que el 1 de mayo de 1994 una mujer le deseó feliz cumpleaños, asegurando que por esa felicitación la recordará toda su vida y espera que ese recuerdo no caduque.
Ella regresa al bar del hombre que le hizo el encargo de la droga. Llueve fuera y sale a ver a unos gatitos que comen el contenido de una lata de sardinas.
Cuando la mira aparece la mujer de la peluca rubia, que le dispara y acaba con él, tras lo que se aleja, deshaciéndose de la peluca.
Encuentran al muerto junto a la lata de sardinas en que figuraba la fecha de caducidad de 01 de mayo de 1994.
Wu regresa al Midnight Express, diciéndole el propietario que puede intentar salir con Faye, su nueva camarera, aunque al ver que lleva el pelo corto le dice que no le gustan los hombres.
Tropieza con ella al salir. No sabía nada de ella y 6 horas después se enamoró de otro hombre.
Fuera está un policía uniformado, el agente 233.
Entra para pedir, como cada día, su ensalada, viendo que la camarera, más atenta a la música que tiene muy alta que a él, no para de bailar al ritmo de "California Dreamin'" y le dice que le gusta cuanto más alto mejor porque le ayuda a descansar la mente.
Al día siguiente vuelve a por su ensalada, sugiriéndole el dueño de la tienda que cambie por un día y que lleve pescado para ver si le gusta a su novia más que la ensalada, observando entretanto a Faye que no para de bailar.
Al día siguiente pide pescado y patatas en vez de ensalada, lamentando que su novia no le hubiera dicho antes que no le gustaba la ensalada, observándolo Faye mientras limpia sin quitarle ojo.
Pero unos días más tarde, cuando vuelve les cuenta que su novia lo dejó, y ya no le apetece ni siquiera comer. Solo toma café.
El dueño le dice que solo tras probar otros "platos" se dará cuenta de que es el mejor y volverá con él.
Consiguió cumplir su sueño, seduciendo a una azafata durante un vuelo y estaba convencido de que su aventura duraría mucho tiempo.
Con ella vivió una tórrida relación.
Pero ahora se siente mal y solo toma café y le cuesta hacerse a ese cambio.
Un día es la azafata la que va al Midnight Express preguntando por el 233, el policía, que, dice, va cada día a comprar una ensalada, aunque el dueño le dice que ese día libra, y cuando ella le dice que libra los sábados, él le dice que cambió el turno.
Ella les entrega un sobre para que se lo entreguen, sobre que abre el dueño del local con vapor, y luego los demás empleados, incluyendo a Faye, viendo que le indica que su plaza en el vuelo está cancelada, y le devuelve sus llaves.
Un día, todos los trabajadores del local se marchan a la hora en que llega el policía, dejando sola a Faye, debiendo ser ella quien le cuente que el día anterior estuvo allí la azafata y le dejó un sobre, aunque él ni lo abre, y de hecho se marcha y le dice que lo recogerá otro día.
Pero al día siguiente no acude al bar. Quien lo hace es otro agente, que les cuenta que el 233 está de baja.
En su casa, el 233 siente que desde que su novia se marchó la casa se volvió triste. Ha adelgazado y habla tanto con un trapo ya deshilachado como con un peluche o una camisa de la azafata, y trata de consolarlos.
Un día, al ir a comprar productos para la comida del local, se topa en otro barrio con el agente 233, al que le pregunta si está ya bien, descubriendo que le gastaron una broma cuando le dijeron que estaba mal, y que lo que le ocurrió es que cambió de turno y ahora patrulla en ese otro barrio.
Como la ve muy cargada se ofrece a ayudarle con la cesta.
Le pregunta por qué cogió ese empleo, contando ella que el jefe es primo suyo y le pidió ayuda y lo cogió porque quiere ahorrar para poder disfrutar de la vida, y piensa en ir a otro lugar como California, y le propone que se vaya con ella, pues ya ahorró casi lo suficiente, diciendo él solo que quizá.
Antes de despedirse, ella le pide su dirección para enviarle la carta, invitándola él además a visitarlo cuando lo desee.
A ella se le ocurre coger las llaves del sobre y aprovechar que tiene su dirección para entrar en casa de él. Dice que le pareció haber vivido un sueño y que despertaría al salir, aunque concluye que hay sueños de los que nunca despiertas.
El policía a veces va a su casa a comer con la esperanza de que su novia haya vuelto.
Habla hacia al armario diciéndole que sabe que está allí, pues a veces la azafata se escondía para asustarle, pero ahora nunca la encuentra.
Pero cuando se aleja del armario se abre la puerta, estando dentro Faye, que corre a esconderse en el baño, estando a punto de ser descubierta debido a que el agente trata de ver si se escondió en el armario del baño.
Vuelve a toparse con él en el sitio donde come ahora con otros compañeros, y, aprovechando que sabe que no está en su casa decide colarse de nuevo en ella.
Le riega las plantas y se pone música, e incluso se tumba en su cama y juega con algunos de sus peluches y con los avioncitos que antes utilizaba él en sus juegos sexuales con la azafata, viendo luego sus diapositivas e incluso comiendo.
Cada vez que encuentra al agente comiendo ella aprovecha para ir a su casa, haciendo que su jefe empiece a sospechar, dado que cada vez se ausenta del trabajo por más tiempo.
Pero no se limita a regar y a limpiar. Empieza a llevar cosas que compra, como peces para su pecera, o un mantel, ocultando las cosas de la azafata para que no las vea y echándole somníferos en el agua para que pueda descansar, ya que ve que toma demasiado café.
Cada vez que vuelve a la casa lleva un pez nuevo, le cambia el vaso del cepillo de dientes y limpia, haciéndose fotos con el uniforme de la azafata.
Busca además en su cama indicios de si estuvo con otras mujeres, encontrando un pelo largo, tras lo que le cambia las sábanas.
Incluso le compra un enorme peluche y lo pone en lugar de otro que tenía, borrando, antes de marcharse un mensaje que dejó la azafata en el contestador en que le pedía que la llamara.
Compara luego el pelo que encontró en la cama de él con el de la camarera del bar al que acude a comer y le pregunta a él si la conoce bien, diciéndole que no.
Un día, el policía tuvo el presentimiento de que l azafata había regresado y corrió de vuelta a su casa, encontrando el suelo lleno de agua, que tuvo que recoger, dudando si se había dejado el grifo abierto o si la casa había llorado.
Y de pronto se abre la puerta de su casa y encuentra a Faye con una bolsa con peces, preguntándole a él qué hace allí, debiendo él recordarle que vive allí y que es ella la que debe dar explicaciones, diciéndole que va a comprar peces, aunque él le dice que nadie vende peces allí, diciendo ella que se ha asustada y no sabe lo que dice.
Decide irse, pero se gira con tal brusquedad que se tiene un calambre en la pierna y no puede moverse, por lo que debe invitarla a entrar.
Él le da un mensaje, recordando que siempre le daba masajes a su novia cuando regresaba de viaje.
Ella se siente incómoda y le pregunta si puede irse, pero él le dice que se quede un poco y le pone un disco. El de California Dreamin'. Ella le pregunta si le gusta esa música, diciendo él que no le gusta la música, que el CD era de su novia, aunque Faye sabe que fue ella quien llevó el disco unos días atrás.
Acaba quedándose dormida debido a los nervios.
Él pensó en despertarla, pero la dejó, acabando por dormirse también él, sobre el hombro de ella.
Un día el Midnight Express se queda sin luz mientras trabajan, diciéndole el jefe a Faye que ha sido por culpa suya, que no pagó la factura, preguntándole a dónde fue todos esos días, diciéndole ella que fue al médico.
Empiezan a colocar velas, y solo entonces ve que era una sorpresa porque es su cumpleaños.
Poco a poco él comienza a darse cuenta de los cambios, observando que incluso las sardinas saben mejor - en realidad ella puso las etiquetas de sus latas en otras de mejor calidad - o ve que el jabón, que estaba a punto de acabarse parece haber engordado, o que su vieja toalla ahora está nueva, o el nuevo peluche, con mucho mejor aspecto que el antiguo.
Encuentra también el uniforme de la azafata escondido.
Un día, al llegar a su casa ve cómo salen de esta aviones de papel que ha hecho Faye, que estuvo limpiando, topándose al abrir para marcharse con el agente en la puerta, por lo que, asustada al verse sorprendida se la cierra.
Él le pregunta qué hace en su casa, diciéndole ella, sin abrirle, que la invitó a visitarle y se esconde en el armario, consiguiendo luego escabullirse por la escalera.
Al día siguiente el agente acude al Midnight Express para pedir su carta, que ella le entrega asegurándole no haberla leído, y le dice que le gustaría tener una cita con ella, diciéndole que le espera el día siguiente a las 8 en el restaurante California, llevándole además el disco que dejó en su casa, comprendiendo ella que ya fue descubierta.
Aquella tarde él arregló su casa y guardó las cosas de la azafata en cajas, llegando al restaurante antes de lo previsto, viendo cómo ella no acudió.
Quien lo hizo fue su primo, el dueño del Midnight Express para decirle que Faye no iba a ir, entregándole un sobre de parte de ella y diciéndole que pruebe con otra, por ejemplo con May, que vuelve al día siguiente.
Le cuenta que dejó el trabajo diciendo que se iba a California.
No abre el sobre y comienza a hablar con las botellas de cerveza.
Estaban en dos Californias distintas cada uno.
Coincide al ir a un supermercado con su antigua novia, la azafata que le pregunta cómo le va, y le cuenta que está con un amigo.
Él le recuerda que aún tiene cosas en su casa, diciendo ella que no va a ir a recogerlas, que las tire.
Ella se va con su amigo en la moto diciéndole antes que está mejor de uniforme, a lo que él le responde que ella también.
Al salir tiró la carta al cubo de la basura, aunque luego volvió para recogerla, recogiéndola empapada por la lluvia.
Al abrirla y cuando se secó, vio que era como un billete de avión escrito en un papel, pero la fecha era para un año más tarde y no pudo leer, porque se había borrado por la lluvia el destino.
Faye sí fue al restaurante aquel día. Lo hizo a las 7'15 y llovía muchísimo y no quería una California lluviosa, decidiendo en ese momento comprobar si la otra California era soleada y decidió darse un año más, no llegando a entrar en el restaurante.
Regresa un año más tarde al restaurante y la lluvia es tan intensa como un año atrás y se pregunta si él, al que no puede quitarse de la cabeza, abriría la carta.
Ahora ella es también azafata y tras salir del restaurante se dirige al Midnight Express, que ve que tiene el cierre echado, descubriendo al subirlo que está allí el agente.
Le pregunta qué hace allí, diciendo ella que está reformándolo, por lo que le pregunta dónde está su primo, contándole que abrió un karaoke, pues quería cambiar y le dejó el negocio a él.
Observa que tiene puesto el disco de California Dreamin' y le pregunta desde cuándo escucha esa música, diciendo él que le costó acostumbrarse.
Le pregunta si le gustó California, diciendo ella que no es nada especial.
Él le dice que está muy guapa de uniforme, contándole ella que tiene un vuelo muy temprano, preguntándole él cuándo volverá, pues abrirá en dos días.
Ella le dice que no sabe cuándo volverá, pidiéndole él que le escriba cuando llegue a algún sitio, diciéndole ella que puede que no la lea.
Pero él le muestra su carta de entonces, medio borrada, y le pregunta si le dejaría subir con ese billete, pues lleva la fecha de ese día, aunque ignora el destino.
Ella dice que le puede dar otro billete, preguntándole a dónde quiere ir, diciendo él que a donde ella quiera llevarlo.