¡Átame!
España (1989)*
Duración: 101 min.
Música: Ennio Morricone
Fotografía: José Luis Alcaine
Guion y Dirección: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Victoria Abril (Marina Osorio), Antonio Banderas (Ricky), Loles León (Lola), Francisco Rabal (Máximo Espejo), Julieta Serrano (Alma), María Barranco (Berta), Rossy de Palma (Traficante), Lola Cardona (Directora del psiquiátrico), Emiliano Redondo (Pepe).
Ricky arregla con gran habilidad el pestillo de una de las puertas del psiquiátrico en que está internado cuando lo van a buscar para que vaya a ver a la directora.
Esta lo recibe diciéndole que el juez decidió que no debe seguir allí, por lo que no es necesario que se fugue más.
La mujer rompe a llora tras ello, pues dice que ya no podrá protegerlo y ahora responderá de sus actos ante la ley, asegurando Ricky que trabajará y formará una familia como la gente normal, aunque ella le dice que no lo es, recordándole él que el juez dijo que sí.
Le entrega tras ello un sobre con 50.000 pesetas por los dibujos que hizo y por los momentos de placer y de locura que le regaló, asegurándole que necesitará ese dinero hasta que encuentre trabajo, entregándole una lista de sitios donde podrá buscarlo.
Le pide tras ello que se vaya, aunque él le dice que antes de irse quiere darle las gracias, y comienza a besarla.
Mientras recoge sus cosas, otro interno que le pregunta si se va a fugar, diciéndole él que no, que el juez dijo que se puede incorporar a la sociedad, diciendo su compañero que él también estuvo en la sociedad, dándole el carnet de esta, en realidad una sociedad gastronómica, en que estuvo hasta que lo intoxicaron.
Sale a la calle y camina entre la multitud, para entrar luego en una confitería donde compra una caja de bombones en forma de corazón y donde roba una navaja.
En el autobús lee en Fotogramas una entrevista a Máximo Espejo, director de cine, que está rodando una película de terror con Marina Osorio, una actriz porno en los estudios Barajas.
En estos, Marina se prepara para el rodaje de la última escena, acompañada por su hermana Lola, que trabaja en producción, y que le comenta que deben preparar un número para la fiesta de fin de rodaje de esa noche.
Ricky se cuela en los estudios y entra en el camerino, haciéndose con un papel con la dirección y los teléfonos de los actores, entre ellos la de Marina, robando luego del bolso de esta sus llaves y le coloca la caja de bombones.
Roba luego dinero de una chaqueta, y se hace con varios utensilios, como unas esposas, un walkman, objetos de maquillaje, un bigote postizo y una peluca.
Máximo Espejo da una entrevista a una periodista, Monse y habla de la hemiplejia que le paralizó la mitad del cuerpo y que le obliga a ir en una silla de ruedas, comentando que pensó que debía darse prisa para hacer su última película antes de que se le paralizara la otra mitad, asegurando sentirse más excitado que nunca.
Le pregunta por qué eligió a una actriz porno con fama de yonqui, pidiéndole que no vuelva a decir eso de Marina.
La periodista se queda lívida al ver a uno de los actores, y dice su nombre, Oswaldo.
Marina trata de calmarla al ver su estado contándole que de pequeña trabajaba en un circo domando caballos, aunque la periodista no la escucha. Se dirige al actor, que no la reconoce, diciéndole que es Montse, observando él que cambió mucho, diciendo ella que desde que rompieron engordó y le pregunta si quiere que le haga una entrevista, diciéndole él que no sabía que era periodista, diciendo ella que ella tampoco sabía que él era actor.
Como la mujer del productor quiere quedarse el sofá y no desea que se lo manchen de sangre con la muerte del personaje de Marina, Máximo decide cambiar el final y salvarla.
Ricky observa el rodaje del nuevo final, en que ella decide acabar con el hombre que fue su vida, pero que ya no puede mostrar su desfigurado rostro.
Ella le lanza, a modo de lazo, el cable del teléfono, y, cuando lo enlaza corre hasta el balcón, por el que se lanza, ahogándolo, mientras ella se balancea bajo la lluvia.
Terminada la escena, Pepe, el decorador indica que le robaron el walkman y que a Oswaldo le faltan 10.000 pesetas y faltan más cosas en el camerino.
Mientras todos se preparan para la fiesta, Marina termina de quitarse los arneses que la sujetaban, observada por Ricky, que ve cómo Máximo se dirige a ella mirándola lascivamente, lo que la molesta.
Luego, ya fuera, le sale al paso Ricky con la peluca y le pregunta si puede hablar con ella, diciéndole que no puede, tratando él de llamar su atención mostrándole sus habilidades acrobáticas haciendo el pino. Ella sonríe, pero sigue.
Cuando se va a marchar se da cuenta de que no tiene las llaves y le pide a Lola las suyas, viendo Ricky cuando se marcha cómo ella se detiene ante el carro de un chatarrero al que examina, viendo que tiene un callo blando en la pezuña que se le puede gangrenar, diciéndoles un remedio para curarlo.
Ya en su casa, se relaja en la bañera con un pequeño juguete. Un submarinista a motor que va buceando y que va hasta su entrepierna.
Al ver el corazón con los bombones de avellana piensa que es un regalo de Máximo.
Poco después llega Ricky hasta su portal, que abre fácilmente y en el que se cuela, viendo al subir cómo Pepe, el vecino de Marina, que es el decorador de la película, llama a la puerta de esta para decirle que se va de vacaciones.
Cuando se marcha, llama a su timbre para ver si hay alguien, oyéndolo Marina, que sale a ver qué le ocurre, topándose con Ricky, por lo que, asustada trata de cerrar la puerta, aunque él se lanza hacia ella para evitarlo, y, aunque consigue cerrarla, él la abre con las llaves que le robó, tapándole la boca para que no grite, aunque ella no le obedece y sigue gritando, por lo que Ricky le da un fuerte cabezazo y un puñetazo.
Cuando despierta, ve que Ricky está junto a ella observándola, y le pregunta quién es y le pide que se vaya o llamará a la policía, diciéndole que solo le pagó para que no gritara, pero no quería hacerle daño, diciéndole ella que le rompió una muela.
Le lanza un vaso lleno a la cabeza, debiendo él sujetarla, diciéndole ella que si lo que quiere es acostarse con ella, que lo haga rápido y se vaya, diciéndole él que lo harán, pero cuando llegue el momento.
Le dice que intentó hablar con ella y no le dejó y por eso tuvo que raptarla, pues tiene que conocerlo a fondo, pues está convencido de que cuando lo haga se enamorará de él igual que él lo está de ella.
Le cuenta luego que tiene 23 años y 50.000 pesetas y está solo en el mundo e intentará ser un buen marido para ella y un buen padre para sus hijos.
Le recuerda entonces de cuando hizo el pino y adivina que es el que robó en el plató, diciendo él que se conocieron un año antes en el bar Lulú. Él acababa entonces de fugarse del psiquiátrico y fueron a su piso y echaron un polvo y él le prometió retirarla de la calle y protegerla.
Mientras habla, ella intenta marcharse, pero ve que él cerró con llave, preguntándole si le gustó el detalle del corazón.
Entretanto, en la fiesta de fin de rodaje, Lola canta sensualmente, acompañada por su madre y su hermana pequeña, haciendo que Máximo se anime a salir a bailar con ella con su silla de ruedas.
En su casa, Marina sigue dolorida y se pone hielo sobre la muela, haciéndole ver Ricky que tomó ya cuatro pastillas, diciendo ella que los analgésicos no le hacen nada porque antes de la película tomaba caballo y cuando el cuerpo se acostumbra a los opiáceos, los analgésicos no hacen nada y solo se le quitará el dolor con morfina o algo fuerte.
Él pregunta dónde puede conseguirla, diciendo ella que pueden ir a la doctora que la desintoxicó, asegurando que no le dirá nada de su secuestro, aceptando él, aunque le advierte que si dice algo morirán ambos, mostrándole la navaja que robó antes.
Mientras se arregla, trata de encontrar algo para defenderse, pero él le dice que guardó todas las tijeras y le pide que se maquille los moratones, poniéndose él el bigote postizo que robó en el plató. Luego la esposa a él y salen.
Entretanto, Lola, preocupada llama a Marina y le deja mensajes en el contestador reprochándole que no apareciera, habiendo tenido que cantar ella sola.
Máximo también la echa de menos y se pregunta por qué tarda tanto, diciendo Lola que tiene un terrible dolor de muelas.
Marina y Ricky llegan a casa de Berta, la doctora, quitándole antes las esposas.
La doctora le receta algo más fuerte, aunque no podrá tomarlo más que tres días, pues engancha, observando Berta que está nerviosa, diciendo ella que no aguanta el dolor, por lo que le pide que le pinche ya algo.
Se despiertan de pronto las gemelas de la doctora, ofreciéndose Ricky a mecerlas, aunque mostrando antes a Marina la navaja como advertencia.
Pese a ello, aprovecha para decirle que la ha secuestrado y le pide que llame a la policía, aunque tan bajo que no la escucha, saliendo enseguida Ricky con las niñas en brazos, diciendo que no se resistió a cogerlas.
Cuando salen ella busca, pero no hay nadie, recordando él que es el puente de agosto.
Van a la farmacia para comprar el medicamento que les recetó Berta, interrumpiendo a la farmacéutica, que se resiste a salir, pues estaba en la cama con un hombre, y cuando sale, llevando una pistola visible, les dice que no tiene la medicina, pero que si les corre prisa el Sosegón podrán encontrarla en la calle en Chueca, en el mercado negro.
Cuando regresan a la casa él le dice que irá a por sus pastillas.
En su casa, Máximo ve una de las películas porno de Marina. Su mujer le pregunta si necesita algo, pero él le dice que no, dejando un mensaje en el contestador de Marina diciéndole que si huye de él le gustaría saber por qué.
Ignora que en ese momento ella está atada en la cama con un esparadrapo en la boca.
Entretanto, Ricky va a Chueca y le indican quién es la chica que vende pastillas, que le pide que le espere en la plaza mientras va a buscarlas.
Pero en vez de ello, la sigue hasta su escondite y allí la atraca y le quita las pastillas.
Cuando llega, ve a Marina dormida y decide desatarla, aunque sin quitarle la mordaza, acostándose junto a ella y observándola mientras duerme.
Luego se duerme él y ronca, decidiendo ella aprovechar el momento para quitarla las llaves, momento en que él, que simulaba dormir, se gira, haciéndolo ella también y viendo entonces en la mesilla una papelina con la droga que le robó a la vendedora y que de inmediato toma.
Él le hace ver que sabe que le intentó quitar las llaves y que en realidad la desató para ponerla a prueba y era una trampa, tras la que vuelve a esposarla a su muñeca y se pregunta cuánto tiempo necesitará para saber que nadie le querrá como él.
Máximo junto a Lola supervisan el montaje y cuando se va le pide que diga a su hermana, a la que va a ver, que le diga que lo llame, pues la echa de menos.
En casa, Ricky dibuja a Marina mientras duerme y luego le arregla el grifo de la cocina, llevándole luego el desayuno, no haciendo ella caso alguno al dibujo que le muestra, asegurando que nunca se enamorará de él, recordándole que nadie le pidió que la cuidara y la protegiera, y que no le ha pedido que sea el padre de sus hijos.
Él llora tras escucharla.
Le dice que saldrá a buscarle antibióticos y una zapata para el grifo de la cocina y vuelve a atarla diciéndole que se ha sentido muy mal después de lo que hizo por ella, asegurando que nunca nadie le trató tan mal y le pide que deje de pensar en sí misma, pues nunca lo habían llamado mamarracho.
Mientras sale, llega Lola, que llama al timbre de su hermana, y, como no le abre, le deja una nota por debajo de la puerta mientras entra en casa de Pepe para regar, cruzándose sin verse con Ricky cuando llega tras comprar otro esparadrapo y cuerda.
Ricky consigue abrir la cerradura del piso de Pepe.
Luego, cuando entra en casa de Marina ve la nota de Lola en que le pregunta cómo pudo desaparecer sin decir nada, asegurando que si no da señales de vida llamará a la policía y le dice que está muy preocupada y que hiciera lo que hiciera, está segura de que tiene solución, pero que no intente encontrarla sola, que ella pasará todos los monos que hagan falta con ella.
Coge a Marina en brazos y la lleva a la lujosa casa de su vecino.
Allí, Marina le recuerda que ella no está tan sola como él, pues tiene familia y trabajo y la echarán de menos, diciendo él que tendrán que irse pronto, aunque dejará que llame a su hermana para decirle que se ha ido fuera de Madrid y tranquilizarla, aunque, si dice algo más le rajará el cuello y luego se lo rajará él, pues no tiene nada y no pierde nada.
Llama a su casa, donde coge el teléfono su madre, pidiéndole Marina que le diga a Lola que no está en Madrid, que está en el campo descansando con unos amigos.
Tras hablar con su madre y decirle lo que la quiere comienza a llorar.
Mientras cenan ven en televisión un anuncio de planes de jubilación en que contraponen a los jubilados alemanes, que veranean en Benidorm, con los españoles, que deben pedir limosna, porque los alemanes piensan en su futuro desde los 18 años, mostrando a dos jóvenes nazis ahorradores, y a dos jóvenes españoles que se dedican a bailar.
Marina le pregunta por sus planes de futuro, diciendo él que casarse con ella y tener dos o tres hijos, preguntando ella cómo piensa mantenerlos, diciendo él que buscará trabajo y se irán a Australia, pues allí necesitan gente, aunque antes la llevará a que conozca su pueblo, al que no ha ido desde que tenía tres años.
Ella se queja porque le sigue doliendo la muela, diciéndole que se le pasaría con un poco de jaco, decidiendo volver a atarla, pero con un nudo más cómodo y le abre el toldo que cubre una cúpula desde la que puede ver la luna y las estrellas.
Sale a comprar la droga, y, mientras espera que se la traigan, lo ve la chica a la que le robó la noche anterior, y lo reconoce pese a que no lleva bigote, debiendo escapar, pese a lo cual lo alcanzan ella y sus amigos
Entretanto, en la casa, en la bata de Pepe que se puso, Marina encuentra un mechero con el que logra cortar la cuerda.
La traficante, desde la moto, golpea a Ricky en la espalda con una cadena, y sus amigos lo patean y le dan puñetazos, quitándole las 5.000 pesetas que llevaba y las botas.
Tras soltarse, Marina golpea la puerta tratando de abrirla, aunque no tiene fuerza para hacerlo, ni encuentra nada con lo que ayudarse.
Ricky recupera el conocimiento gracias al agua que le lanza el camión de la limpieza y regresa a la casa, donde Marina, al ver que le era imposible escapar vuelve a la cama y simula seguir atada, viendo cómo Ricky llega sangrando y magullado, contándole que lo atacaron y le robaron.
Ella, al ver sus heridas decide ayudarle y curarlo y al verla haciéndolo, dice que le recuerda cuando su madre afeitaba a su padre, lo único que recuerda de ellos, y, al escucharlo, Marina lo besa con cariño y lo abraza, diciendo él que le costó mucho trabajo lograrlo.
Hacen tras ello el amor, aunque ella no sabe dónde poner las manos sin hacerle daño, diciéndole tras hacerlo que ahora recuerda cuando se acostaron un año antes, volviendo a hacer el amor de nuevo.
Cuando despierta Marina al día siguiente lo encuentra dibujando el mapa de su vida como si fuera una línea de metro.
Dibujó primero a un niño llorando en un ataúd, en Granadilla, tras quedar huérfano a los tres años, por lo que pasó al orfelinato del que se fugó a los 8 años, pasando por varios correccionales de los que se fugaba siempre, pasando al psiquiátrico a los 16 años, donde aprendió muchos oficios, entre ellos el de cerrajero, lo que de paso le ayudó a fugarse varias veces más, aunque siempre volvía porque no tenía dónde ir y la directora le cogió cariño y lo protegía, contándole que se acostaba con ella y con las enfermeras, diciéndole Marina que por eso hace el amor tan bien.
Un año antes, en una de sus fugas, la conoció y eso cambió su vida, pues desde entonces solo pensaba en ella, y, como estaba distraído, no hacía locuras y se volvió normal, consiguiendo así salir y llegar al final del trayecto, ella.
En la sala de montaje, Máximo piensa que debe rodar una secuencia más, por lo que pide que localicen a Marina, aunque el productor no se lo permitirá.
Le pregunta a Lola por qué no se pone su hermana al teléfono, enfadado.
Lola se pregunta por qué Máximo la toma siempre con ella, diciéndole Alma, su mujer que no quiere terminar la película porque sabe que será la última, y le pide que diga a Marina que se ponga al teléfono, contándole ella que Marina ha desaparecido.
En casa de Pepe, Marina prepara la comida y mientras comen, él dice que robará un coche e irán a su pueblo, diciendo ella que no quiere ir en un coche robado.
Entretanto Lola llega de nuevo a casa de su hermana, escuchando Marina el timbre.
Como sigue sin abrir, entra en el piso de Pepe para regar, escuchándola Ricky y Marina, a la que él tapa la boca y se la lleva a la habitación mientras Lola riega.
En la habitación, Ricky le dice a Marina que sabía que Lola iría y por eso no quería ir a su pueblo y le estaba dando largas, asegurando ella que no sabía que Pepe le dio las llaves, recordando él que Pepe le dijo que le diese el correo a ella.
Marina le pide que no le haga nada a Lola, pero no hay ocasión, pues esta sale corriendo. Dejó el coche en segunda fila y le pitan.
Desde la terraza, aún enfadado, Ricky ve la bronca entre Lola y el conductor bloqueado.
Le dice tras ello a Marina que va a robar un coche y se irán, preguntándole si se irá si la deja suelta, asegurando ella que no lo sabe y que será mejor que la ate, pidiéndole luego: ¡Átame!, poniéndose ella misma el esparadrapo.
Él le dice que es la última vez que la ata y antes de salir vuelve y la besa.
Tras varios intentos, finalmente consigue abrir un coche y arrancarlo.
Pero entretanto, Lola se da cuenta de que se dejó el radiocasete en casa de Pepe y decide regresar a buscarlo.
Marina escucha la puerta y le extraña que regresara Ricky tan pronto.
Lola recoge su aparato y aprovecha para hacer pis, viendo una de las vendas con sangre en el baño, lo que le parece muy raro.
Lola escucha ruidos y piensa que regresó Pepe, por lo que se dirige a su habitación, en la que está Marina atada y llama a Lola y le pide que entre.
Lola se asusta al verla allí atada, contándole su hermana que la secuestraron.
Tras desatarla se disponen a marcharse, aunque antes recoger la caja de bombones y el bloc de dibujo de él, aunque no deja que Lola se lleve su walkman.
Lola no entiende nada, diciéndole Marina que le quiere, no entendiendo Lola que ame a un hombre que la tiene atada a la pata de la cama y tira de ella para llevársela, saliendo por la azotea que les lleva a la calle de al lado para que no las descubra Ricky.
Entretanto Ricky llega con el coche, que deja en segunda fila, esta vez taponando la salida al coche de Lola, que reconoce, por lo que sube corriendo.
Pero ellas llegan a la calle por otra salida y piden un taxi.
Ya en casa de su hermana, ella mira el álbum de él y la línea imaginaria de metro que dibujó y que va de Granadilla a Marina.
Le cuenta a su hermana que Ricky la raptó para que lo conociera a fondo.
Entretanto, este, viaja a Granadilla, tal como había previsto. Un pueblo abandonado y en ruinas, reconociendo por la única foto que tiene con sus padres, los restos de lo que fue su casa, de la que solo queda la pared.
Se sienta luego a escuchar música, lo que le impide escuchar la llegada de Lola y de Marina, corriendo Marina a buscarlo a la torre donde se sentó, abrazándose cuando se reencuentran.
Le cuenta que ha ido con su hermana y que quiere que vivan en casa con su familia.
Cuando le presenta a Lola, le devuelve su walkman y las pinturas que le robó y se van en el coche de Lola, que le dice que no le gustan los ladrones y que no quiere que en su familia los haya, recordando Marina que su padre lo fue, diciendo Lola que no quiere que haya más.
Ricky le cuenta que es cerrajero, pero que también sabe fontanería, carpintería, electricidad y albañilería, diciéndole Lola que en una semana tendrá trabajo, aunque no quiere que cuente en su familia nada del rapto.
Pone una cinta y los tres cantan "Resistiré", llorando Marina mientras conduce.