As bestas
España / Francia (2022) *
Duración: 137 min.
Música: Olivier Arson
Fotografía: Alejandro de Pablo
Guion: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen
Dirección: Rodrigo Sorogoyen
Intérpretes: Denis Ménochet (Antoine Denis), Marina Foïs (Olga Denis), Luis Zahera (Xan Anta), Diego Anido (Lorenzo Anta), Marie Colomb (Marie Denis), Luisa Merelas (Madre Anta), José Manuel Fernández y Blanco (Pepiño), Gonzalo García (Breixo).
Con la finalidad de defender su vida en libertad, los aloitadores inmovilizan cuerpo a cuerpo las "bestas" para raparlas y marcarlas.
En el bar del pueblo, un grupo de hombres juega al dominó.
Uno de ellos, Xan, cuenta que los franceses utilizaron la guillotina hasta 1977 pese a que llamen salvajes a los españoles.
En medio de una discusión por el retraso en la llegada de las semillas, un hombre se dispone a marcharse, llamándole Xan la atención, preguntándole si le aburren, pues se va sin decir adiós.
El hombre, un francés llamado Antoine, empieza a trabajar para arreglar una casa medio derruida del pueblo, segando la hierba, recortando arbustos y revisando las tejas.
Luego, desde el coche ve a lo lejos los aerogeneradores mientras va hacia su casa.
De madrugada, en el pueblo los comerciantes colocan sus puestos. En uno de ellos venden sus productos hortícolas Antoine y Olga, su mujer, teniendo sus tomates la fama de ser los mejores.
Luego por la noche él hace las cuentas y guarda el dinero en una caja.
Mientras trabajan la huerta llega Pepiño, que les lleva un paquete y un chorizo de regalo y le dice a Antoine que si utilizara una tierra que tiene en barbecho tendría el triple de tomates, diciéndole el francés que la tierra tiene que descansar.
Al día siguiente sale con Titán, su perro al monte, donde escucha disparos y ve a los caballos salvajes.
Un día, se le estropea el coche Antoine, y Lorenzo, el hermano de Xan, que pasa por allí se ofrece a llevarlo, aunque cuando intenta subir ve que arranca, haciendo la broma varias veces, a lo que Antoine le dice que la primera vez es broma, pero la segunda es ya ofensa, insistiendo Lorenzo en que suba, por lo que acepta, ir con él, aunque cuando va a subir ya, y con la puerta abierta, vuelve a arrancar y se marcha riendo, y, aunque vuelve a parar, él ya no se fía y sigue tratando de arrancar el motor, llamando a Lorenzo tarado de mierda.
En el bar, Xan invita al francés a que juegue con ellos al dominó, pues les falta uno, para que se integre en la aldea, aceptando el hombre, que ve cómo, mientras lo hacen, Xan comenta que antiguamente los franceses llegaron a España para conquistarla porque se pensaban que eran unos "tarados de mierda" y le pregunta a Antoine si él lo sigue pensando, diciendo él que no puede responder por todos los franceses.
Xan le hace una propuesta. Le dice que si gana la partida le acaba las casas que está arreglando, y le dice que quiere conquistar y convertir la aldea en un resort para guiris, diciendo él que no es para guiris, sino, para la gente de allí, diciéndole Xan que si no se ha dado cuenta que en sus planes le sobran todos ellos, pues cuando llegue la gente y los vean a ellos regresarán a sus países.
Le dice luego que él, que es tan ecologista, debía firmar con las eólicas y montar su resort en otra parte, con gente menos fea, pues con el dinero de las eólicas ellos se podrían buscar la vida, diciendo otro de los paisanos, Breixo, que él no firmó porque no quiso, no porque el francés lo convenciera.
Xan le dice que él nació allí y con él se puede hablar, pero no con el francés.
Le pregunta luego por qué no firmó, pues nunca lo dijo claramente, diciendo él que lo dijo, indicando Xan que dijo que si era masivo no era ecológico, pero le pide que le diga la verdad, diciendo él que no podía porque esa es su casa.
Mientras trabaja en la reconstrucción de una de las casas con su mujer, un hombre del pueblo les dice que no entiende que hagan eso.
Una mañana, al despertar, el francés encuentra varias botellas de orujo vacías en su porche, quejándose de que su perro no ladrara.
Van al río, y él se baña, contento.
Pero al día siguiente, vuelve a encontrar botellas en su porche y ve que mearon en sus hamacas, por lo que decide ir a casa de los hermanos Anta y les muestra las botellas, viendo que ellos no le hacen caso y siguen trabajando con las vacas, tirando él las botellas, ante lo que Xan le dice a su hermano que habrá que llevarle otras dos.
Tras ese acto, va a denunciarlos al cuartelillo, diciéndoles a los guardias, que, durante 6 meses, los hermanos no le hablaron, pero en el bar de Eusebio unos días antes le invitaron a jugar al dominó y empezó a echarle en cara lo de la firma de las eólicas y los días siguientes encontró botellas de orujo y las sillas meadas, diciéndoles los agentes que hablarán con ellos, pero que no puede saber que fueron ellos y le invitan a hablar con ellos como vecinos que son.
Por la noche hablan por videoconferencia con su hija Marie y con su nieto.
Esa noche Olga se despierta y ve a los hermanos Anta riendo tras la ventana, por lo que Antoine sale corriendo, y aunque no los ve sabe que son ellos.
Tras esos sucesos, Antoine decide grabar a los hermanos con su cámara, y se hace un agujero en el bolsillo y va al bar, donde los Anta bromean con lo bien que duerme.
Escucha luego la grabación en el ordenador y comienza a hacer un diario.
En el bar, al día siguiente, mientras toma la tapa, Lorenzo le pregunta si está bueno el gato, asegurándole que es lo que está comiendo, aunque Eusebio no se lo dice porque quiere que vuelva, aunque, le advierte, que Eusebio es el único que quiere que vuelva.
Otro día coincide con Xan en la gasolinera y decide grabarlo mientras compra unas pilas y paga la gasolina, viéndolo volver más tarde y preguntando si le está grabando, pues le vieron con una cámara. Él sale corriendo, pero Xan le escupe mientras se marcha.
De pronto, Olga se da cuenta de que los tomates tienen mala pinta y al abrir uno ve que está malo, corriendo Antoine hasta el pozo, donde ve que colocaron dos baterías.
Graba la información en su cámara pese a que Olga le pide que deje de grabar.
Muy enfadado, se acerca luego a casa de sus vecinos, viendo a Loren sentado a la puerta y le pregunta si ha probado sus tomates, tras lo que le coge del cuello y le dice que echaron baterías a su pozo, asegurándole que los meterá en la cárcel.
Ante las amenazas, Loren entra en casa y coge su escopeta, grabando todo Antoine. Sale luego Xan, que le pide que no los grabe y que se marche de su casa, diciéndole él que les arruinaron la cosecha.
Ponen la denuncia, diciendo los guardias que hablarán con ellos, pero que tampoco él debe entrar en la propiedad de ellos y los grabó sin permiso y los insultó, enfadándose Olga, pues ellos pueden hacer lo que quieren, como ir con armas y envenenar el agua, y ellos no pueden hacer nada.
Los guardias les dicen que deben recordar que Loren es un poco retrasado y que ellos se aprovechan de su superioridad intelectual.
Deben limpiar a fondo el pozo.
Antoine sube al monte y habla con Breixo, el cabrero, que dice que la gente se fue del pueblo, asegurando Antoine que cuando rehabiliten las casas volverán, que se vive bien, aunque Breixo no lo cree, pues la tierra exige mucho trabajo y consume.
En casa le dice a su mujer que se recuperarán, diciendo ella que lo conseguirán, pero trabajando como mulas y gastándose todos sus ahorros y que además ellos no pararán, diciendo él que se defenderán, aunque Olga le recuerda que no fueron allí a pelear, y sus vecinos no tienen nada que perder, diciendo él que por eso necesitan la cámara, pues no cree que haya otra solución y hace falta para hacer justicia.
Le dice luego que ha pensado que podrían comprar ovejas para hacer queso.
Breixo muere en la montaña y unos días después aparece su sobrino Rafael para hablar con Antoine como heredero de su tío.
Él vive en la ciudad y tiene tintorerías, pero el dinero de las eólicas le solucionaría la vida y con su voto, ya quedarían con 6 contra 3, y les propone arreglarse entre ellos pronto, antes de que la eólica se vaya a otro lugar.
Le dice que los otros dos que votaron que no, ni siquiera viven allí, y él los convenció, pero cree que si se les explica bien acabarían votando también que sí, y quedaría en ocho síes y un no, pues hay mucha gente allí que lo está pasando mal.
No entiende tampoco que estén invirtiendo tiempo, materiales y herramientas en arreglar unas casas que no son suyas, y no cree que nadie quiere ir a vivir allí, pues los que viven quieren irse y los que no, mueren, por lo que les aconseja que cojan el dinero, diciendo ellos que no es tanto, que las eólicas pagan muy por debajo de su valor.
Rafael les dice que con ese dinero pueden seguir en otro sitio y a los demás les soluciona la vida, pidiéndoles que piensen en su vida.
Una noche, de regreso a su casa, la pareja es interceptada por los hermanos, que tienen su coche parado en la carretera, saliendo Loren con su escopeta.
Olga le pide que dé la vuelta, aunque él trata de sacar la cámara, impidiéndoselo ella.
Los Anta se les acercan y les piden que bajen la ventanilla, visiblemente borrachos, golpeando Xan fuertemente el cristal, aunque finalmente regresan a su coche.
Olga le dice que de no haber estado ella en el coche, le habrían matado y se pregunta qué hacían allí esperándolos con un rifle si no, diciendo él que solo estaban borrachos, pero Olga tiene miedo y no quiere seguir viviendo así, pues está convencida que querían matarlo, asegurando él que para matar hace falta valor y ellos no lo tienen.
Ella le pregunta si les compensa eso, diciendo él que sí.
Una noche, Antoine va al bar y le pide a Xan que le deje invitarle a beber, y le recuerda que cuando llegó fue él quien lo invitó a beber y le preguntó qué se le había perdido allí, y, como no hablaba bien el español no pudo explicarse.
Le cuenta ahora que viajó por muchos sitios y una noche iba tan borracho que tuvo que parar. Se tumbó y vio el cielo lleno de estrellas, viendo cuando despertó que estaba en ese valle y se pasó su vida pensando en pasar allí su vejez y que sería libre, no siendo ese sitio un capricho, sino su proyecto de vida.
Pero Xan le dice que no es justo que su voto valga lo mismo que el suyo pese a que no es de allí, porque él lleva allí dos años jugando a las granjas y ellos llevan 52 y 45 años y su madre 73 y están hartos de ser unos desgraciados, aunque no supieron que lo eran hasta que los de las eólicas les ofrecieron ese dinero, y por eso, cada vez que ahora despierta a las 5 de la mañana con resaca y con la espalda dolorida se acuerda de él.
Antoine le pregunta qué haría con el dinero de la eólica, contándole que se haría con un taxi en Ourense y lo conducirían medio día cada uno. Que ese dinero era su derecho y él se puso en medio entre su derecho y él.
Le dice que Loren era muy guapo de niño, pero un día lo llevó de putas y no le dejaron subir porque les daba miedo, aunque la realidad es que allí huelen a mierda, y solo quieren una mujer, y allí no pueden conseguirla.
Antoine le dice que, si de verdad todos se quieren ir de allí, su mujer y él también, pero tienen un problema, pues él les envenenó la cosecha y perdieron el trabajo de un año.
Xan le pregunta si es su venganza, diciendo él que trata de explicarle que, aunque quisiera irse no puede porque el dinero de la eólica no es suficiente para empezar un nuevo proyecto, pero que cuando vuelvan a cosechar y recuperen lo que perdieron, estará dispuesto a volver a votar, aunque Xan le dice que para entonces la eólica se habrá ido a otro sitio, diciéndole él que no se fie de lo que le cuenta Rafael y que los únicos que se van a forrar son unos noruegos que no quieren poner los molinos en su tierra y van allí por muy poco dinero.
Le recuerda luego que han entrado en su propiedad y le han exigido que se marche, envenenado su cosecha, escupido, insultado y enviado a un hombre con amenazas, y aunque quiere que se vaya, no puede hacerlo y le pregunta qué pueden hacer, diciendo Xan que hará lo que tenga que hacer y que ojalá se hubiera despertado en otra aldea.
Le pregunta Antoine qué va a hacer, aunque no le responde y se marchan.
Pepiño y su mujer, Aurora, les invitan a cenar por el cumpleaños de él, riendo mucho cuando ven que tanto Aurora como Olga le hicieron un chaleco de punto, reconociendo Aurora que ella lo compró en el mercadillo, decidiendo Pepiño regalarle uno a Antoine y ríen y brindan por poder seguir llamándose vecinos mucho tiempo, diciendo Olga que es bonito tenerlos de amigo, pues cuando fueron allí es lo que más echarían de menos, pero que les gusta mucho estar allí.
Antoine va al río, se desnuda y se baña nuevamente, encantado.
Pasea luego con Titán por el bosque, viendo cómo el perro sale al encuentro de Loren, y, aunque lo llama, el perro no le hace caso y sigue con Loren, hasta que este le deja.
Sigue caminando y pierde de vista a Loren, por lo que se empieza a inquietar, viendo cómo, a un silbido, el perro sale corriendo a toda velocidad, y aunque lo llama, no responde, viendo que camina paralelo a él Xan, mientras que Loren se acerca por detrás con su escopeta.
Pone su cámara en marcha y comienza a correr para tratar de ocultarse, colocando la cámara junto a un árbol mientras ve cómo se le acercan los dos hermanos.
Coge una rama para defenderse mientras pregunta por su perro.
Consiguen quitarle el palo y le pregunta a Loren si esa es su valentía, señalando su escopeta, que este tira, antes de abalanzarse sobre él.
Entre los dos hermanos le agarran como si se tratara de una de las "bestas", y, aunque es fuerte y logra zafarse, ellos son persistentes como con los caballos, inmovilizándolo finalmente Loren con su brazo, con el que aprieta su cuello mientras que Xan le impide moverse.
Llegado el invierno, Olivia, ahora sola, sigue trabajando, cubriendo la plantación con plásticos.
Con un plano, cuadricula toda la zona y sale luego con Titán a caminar tratando de encontrar alguna pista que le ayude a encontrar a su marido, colocando algunas cintas en los lugares por donde pasó ya para no repetirlo.
Con las partes ya examinadas, marcadas en el plano, acude a la guardia civil, aunque los agentes le advierten que esa parte el monte se miró y se comprobó un año antes.
Entretanto sigue yendo a los mercadillos a vender su mercancía, ayudándola Pepiño.
Acude, también con Pepiño, al mercado provincial de animales. Había encargado 15 ovejas, pero solo tienen 9 y se las llevan.
Unos días más tarde recoge a su hija en la estación de autobuses, diciéndole que no llevó al niño para que no perdiera clases.
Marie trata de convencer a su madre de que tiene que marcharse de allí.
Le dice que se quedará para ayudarla a vender todo y que luego tiene que irse a vivir con ella, aunque Olga le dice que no quiere irse, pues está a gusto allí, preguntándole Marie si prefiere quedarse con los asesinos de su padre y sola toda su vida, a lo que le responde que no está sola, que conoce gente y se siente bien.
Pero Marie dice que no lo entiende, diciéndole Olga que debe acatar su decisión y asegura que seguirá buscando el cuerpo de su padre.
Pero Marie dice que tiene miedo de que le pase algo, no entendiendo que pueda convivir con los asesinos y le dice que debe irse con ella, quiera o no.
Olga se niega y le dice que está convencida de que ellos tienen más miedo que ella de que todo salga a la luz, diciéndole su hija que si tienen miedo será una razón más por ir a por ella.
Le dice también que habló con una psicóloga que le dijo que si se quedaba allí era porque no aceptaba la realidad y sigue viviendo en la tragedia, negándose a avanzar.
Pero ella insiste en que es su hogar, diciéndole Marie que si no regresa con ella no volverá a poner los pies allí jamás y no la verá más ni a ella ni a su nieto.
En la discusión, Olga le dice que ella ha ido de un cretino a otro, que ha tenido trabajos de mierda y ha vivido sin ambición y siempre poniendo excusas diciendo que quería vivir experiencias, y a pesar de ello ellos siempre la apoyaron y no fueron a decirle cómo tenía que vivir su vida
Marie le dice luego que ella no decidió nada porque era su padre el que lo decidía todo en su vida, habiendo sido siempre sumisa con él. Siempre dirigió su vida, tanto cuando estaba vivo como una vez muerto. Y que sus amigas dicen que a lo mejor se marchó.
La madre le dice que espera que algún día encuentre el amor y deje de ser una desgraciada.
Pese a todo ella continúa con su búsqueda tratando de encontrar algo, sin resultado.
Al día siguiente encuentra a su madre con Pepiño en el invernadero plantando y pregunta qué puede hacer y les ayuda.
Sale a pasear con Titán y ve cómo cuando le silba Loren se va con él y no la obedece.
Acompaña luego a su madre al bosque y ve cómo actúa y las señales que va dejando.
Van a ver de nuevo a la guardia civil, diciéndoles los agentes que debe parar, pues se acercan temporales, preguntándose Marie por qué no la ayudan y buscan con ella, y si es que les da miedo encontrar algo que les sea incómodo, aunque como lo dice en francés no la entienden, asegurando que son tan culpables como los asesinos, pidiéndole su madre que pare, pues los necesita de su lado.
Pero ella sigue preguntando cómo no hicieron nada cuando había un ciudadano que recibía amenazas de muerte que están grabadas, debiendo aclararle su madre que no hay amenazas de muerte grabadas. Que las hubo, pero no están grabadas.
Ella examina los videos guardados en el ordenador, viendo cómo en una ocasión Xan le golpea el coche y le rompe el espejo.
Pero también ve grabaciones que hizo de su madre y el amor que se tenían.
Regresan a la ciudad para recoger las ovejas que le faltaban, teniendo que discutir con el vendedor, pues las vendió ya, pese a que ella ya se las había pagado y habían quedado para ese día, obligándole a deshacer la anterior venta al asegurar que no se moverá hasta que se las dé.
En el mercando están también Xan y Loren, que las observan.
Finalmente consigue llevarse ella las ovejas, observándolas los dos asesinos.
Cargan con ellas hasta la furgoneta, acercándose Loren mientras lo hace a Marie preguntándole si le pesa mucho la oveja, diciéndole Olga que ni le hable ni la mire.
La deja en el coche mientras ella va a buscar las restantes.
Marie le dice al día siguiente mientras se ducha que estuvo pensando en ella y en su padre y le da envidia el amor que tenían.
Finalmente, Marie regresa a Francia y va a despedirla al autobús.
Ella continúa su búsqueda, y de pronto algo llama su atención, viendo que se trata de la cámara de video, que no funciona, pero tiene la tarjeta.
Regresa a casa y la coloca en el portátil, aunque no la reconoce y le da error.
Va a la comandancia de la guardia civil, pero allí le informan que no consiguieron hacerla funcionar tampoco, pero que los compañeros están montando el dispositivo y comenzarán a buscar al día siguiente. Le dicen que es muy importante que encontrara la cámara, pues significa que su marido estuvo allí.
De regreso al pueblo para frente a la casa de sus vecinos y entra en su establo y les dice que quiere hablar con su madre, a la que le dice que sus hijos irán a la cárcel y se quedará sola, como ella, aunque la mujer asegura que sus hijos no hicieron nada.
Dice que quedan ellas y se pregunta qué harán y le dice que, si la necesita, ella estará al lado.
>Unos días después, mientras trabaja en el huerto, ve que llega un agente que le informa que encontraron el cuerpo y se la llevan para la identificación, pasando por delante de la madre de los chicos.