A los que aman
España / Francia (1998) *
Duración: 94 min.
Música: Alfonso Villalonga
Fotografía: Paco Femenía
Guion: Isabel Coixet, Joan Potau
Dirección: Isabel Coixet
Intérpretes: Julio Núñez (Maestro mayor), Patxi Freytez (Maestro joven), Olalla Moreno (Matilde), Monica Bellucci (Valeria), Christopher Thompson (León), Albert Plà (Jonás), Amanda García (Armancia), Gary Piquer (Martín), Juan Manuel Chapella (Jonás mayor).
Siglo XVIII. El joven Martín acude a casa del Maestro para requerir su ayuda para que trate a su esposa enferma, pese a que hace años que no ejerce como médico, y se dedica a la enseñanza, pues su madre le dijo que él era el mejor médico de la región.
Aunque en principio le niega su ayuda, acaba por ir a su casa, contándole también pese a sus reticencias cómo conoció tanto a la madre de Martín, Armancia, como a su hermana Matilde.
Todo empezó cuando en la región, antes famosa por su caza comenzó a desaparecer esta, decidiendo entonces el dueño del antiguo pabellón de caza, el abuelo de Martín convertirlo en un salón de esgrima, para lo que contrató a un preceptor italiano de renombre, que llegó con su hija Valeria, una muchacha siempre callada cuya madre murió al dar a luz.
El padre del Maestro era también médico. Y en una ocasión este lo acompañó a visitar a Matilde, que estaba muy enferma, y a la que consiguió salvarle la vida. La niña entonces le sonrió a él de tal manera que desde ese momento se enamoró de ella para toda la vida, durando su amor toda la vida y decidiendo él hacerse también médico como su padre.
Cuando tras años de estudio regresó a su pueblo volvió a encontrarse con Matilde.
Cuando los padres de esta tuvieron que partir hacia Nueva Escocia para hacerse cargo de una herencia, dejaron a sus hijas bajo la custodia de una abadesa.
Él aprovechó entonces que cada tarde salían con las monjas a pasear para dejarle sobre una roca en la que ella se paraba cada día una carta de amor y flores, aunque Matilde solo podía ver las flores, y el sobre vacío, pues Armancia se quedaba con las cartas.
Una tarde que no pudo dejar sus flores, Matilde vio cerca de la misma a un hombre a caballo que poco después descubriría que era un emisario, León, que venía a informar de la muerte de los padres de Matilde y Armancia en extrañas circunstancias.
Matilde se enamoró de inmediato del mensajero, que enfermó gravemente durante su estancia, salvándole él la vida, y ganándose gracias a ello la amistad de Matilde, que desde ese momento le confiará sus penas amorosas, aunque cuando se casó con León él prefirió marcharse para continuar con sus estudios y no tenerla tan cerca.
Entretanto la enfermedad del preceptor de esgrima hace que ocupe su lugar su hija Valeria, de la que se quedará prendado tras su primer encuentro, viviendo una gran pasión.
Cuando el Maestro regresa visita a Matilde, descubriendo que, pese a lo que manifiesta, no es feliz, lo que le inquieta, al no saber cómo conseguir que lo sea.
Y la tristeza es tanta que Matilde enferma. Le pide a él que la lleve a ver a León practicando la esgrima con Valeria, a lo que él se niega, pero no lo hace su hermana Armancia, cayendo tras la visión de la pareja en un estado que la lleva a la muerte comprendiendo antes de ello que era él el hombre que la amó tanto, y que ha sufrido tantos años en silencio.
Le cuenta entonces su hermano Jonás que el accidente que tuvo de joven, no fue tal, pues se disparó él mismo en sus partes tras ver cómo unos cazadores violaban a una muchacha sin que pudiera hacer nada, dedicándose desde entonces al estudio de la Divina Comedia.
Tras la muerte de Matilde, él decide vengarla impregnando los floretes de los dos amantes, muriendo como consecuencia de ello León poco después, aunque Valeria no quiso vengarle sabedora de que su sufrimiento será mayor si vive, pues recordará siempre a Matilde.
Valeria se irá llevándose con ella a Armancia enamorada sin esperanza de él.