
Alimañas
España (2023) *
Género: Comedia negra
Duración: 84 min.
Música:Isabel Royán
Fotografía: Juan Molina Temboury
Guion y Dirección: Pep Antón Gómez y Jordi Sánchez
Intérpretes: Carlos Areces (Carlos), Jordi Sánchez (Paco), Sílvia Abril (Mari Ángeles), Loles León (Nieves), Carmina Barrios (Chita), Pilar Bergés (Margarita), Saturnino García (Don Pedrito), Mara Ballestero (Pura), Blanca Martínez (Lola), Pere Vallribera (Pau), Antonio Resines (Pablo).
Carlos prepara la leche con las pastillas que debe tomar su madre y se lo lleva a la habitación, aunque se asusta al ver que esta no respira.
Llama a casa de su hermano Paco, aunque se lo coge Mari Ángeles, su cuñada, y cuando le dice que su madre no se mueve, ella se pone de inmediato en marcha, llamando entre tanto a Paco, que está en el bar, para decirle que su madre murió.
Carlos comienza a preparar las maletas con ropa y papeles.
Ignorantes de lo ocurrido, las vecinas e inquilinas de Pura, Nieves, Chita y Margarita le suben, como cada noche, la comida a ella y a Carlos
Cuando se enteran de la muerte de Pura le dicen a él que le acompañarán.
Pero cuando llega Mari Ángeles les dice que en esos momentos tan duros la familia desea estar en soledad y les pide que se marchen y luego regaña a Carlos por dejarlas entrar, mientras las vecinas escuchan tras la puerta.
Repara entonces en que no están ya los abanicos que su madre tenía enmarcados y colgados y que le prometió que serían para ella.
En el bajo hay además dos okupas, una pareja que se fueron tras una discusión de la casa de la madre del chico, Pau, pese a estar ella, Lola, a punto de dar a luz, y él desea regresar después de darle ese escarmiento.
Llega finalmente Paco mientras Carlos sigue con su maleta y Mari Ángeles busca los abanicos, aunque a Paco lo que más le preocupa son los okupas.
Las vecinas tratan de enterarse de todo escuchando tras las paredes con un fonendo.
Paco le dice a su hermano que ahora solo se tienen el uno al otro, y cuando ve que ha hecho las maletas le pregunta, respondiéndole Carlos que es la ropa de su madre.
Le pregunta luego por el testamento, diciendo Carlos no tiene nada más que esa finca y Paco le recuerda que vendió los terrenos de Lugo unos años antes por 600.000 euros, pero Carlos dice que nunca ha visto ese dinero y su madre no tiene nada.
Paco dice que necesita el dinero ya, los 600.000 más otros 400.000 que ha calculado que ahorró Carlos durante esos años, y que luego nivelarán cuando vendan la finca, aunque Carlos le dice que él no tiene nada ahorrado, algo que Paco no cree, pues no gasta nada porque no va a ningún sitio y le dice que se lo tiene que dar al día siguiente porque ha engañado a la Comunidad Europea.
Las vecinas están muy preocupadas pensando en qué será de ellas si venden la finca.
En su búsqueda de los abanicos, Mari Ángeles entra en la habitación de su suegra, y, de pronto, se da cuenta de que esta aún respira.
El médico que había ido a certificar la muerta observa que no lo está y que, a quien debe atender es a Mari Ángeles por el susto que se llevó y Carlos también se marea.
Paco decide llevarse a su mujer y volver luego para buscar la cartilla de su madre.
Frente a la casa de Margarita, que se dispone a ir a la farmacia, para comprar lo que mandó el médico para Pura, dispuestas a cuidarla para que no se muera, Mari Ángeles observa que tiene colgado uno de los abanicos de su suegra, y cuando sale Chita de la puerta de enfrente, ve que tiene otro.
Decide entonces que no se irá sin sus abanicos.
Paco pide a Carlos que le ayude a buscar la cartilla, comenzando por la habitación de su madre y observa que sigue allí toda su ropa.
Por su parte, Mari Ángeles va a casa de Chita y le dice que quiere disculparse porque fue muy maleducada y dice que se le olvidó la pastilla que le ofreció antes.
Mientras Chita va a buscar la pastilla, ella sube en una banqueta para tratar de coger el abanico, aunque entonces entra Nieves y la sorprende, diciendo que estaba torcido.
Chita le cuenta que se los regaló Carlitos, uno a cada una.
Paco se sorprende al ver que su mujer sigue allí y pregunta a Carlos con qué permiso regaló esos abanicos, diciendo él que fue su madre la que le dijo que le pidió que se los regalara, por lo que le pide que baje y le suba los abanicos, a lo que se niega.
Entretanto, Paco encuentra una carpeta en la maleta de Carlos.
Mari Ángeles bajar a casa de Chita y le dice que su cuñado les regaló unos abanicos que no eran suyos, sino de ella, aunque le responden cerrando la puerta.
Los okupas, por su parte, viendo tanto movimiento deciden cambiarse al piso de al lado.
Carlos ve que su hermano descubrió su cartilla y vio que tiene una cuenta con más de 584.000 euros donde están los alquileres y la pensión de su madre, diciendo Carlos que él pagó siempre todo y que los alquileres y la pensión, si no se gastaron, son de los dos.
Mari Ángeles sale fuera y comienza a trepar por la fachada hasta el balcón de las vecinas, apareciendo entonces un coche policial que la sorprende y la obligan a bajar.
Carlos se queja, porque dice que lleva 10 años sin vida, aunque su hermano le dice que ha estado viviendo de la sopa boba sin pagar un alquiler, aunque él dice que no se le quita de las manos el olor de la caca de su madre desde que le dio la embolia.
Mari Ángeles dice a los policías que se le olvidaron las llaves, aunque le piden la documentación, ante lo que ella dice que es española, decidiendo llevársela por negarse a identificarse.
Carlos sigue quejándose porque por cuidar de su madre no ha podido ir de viaje ni casarse, aunque su hermano estaba convencido de que era homosexual, diciendo que ya dijo su mujer que era homosexual pero que no lo sabe.
Los okupas se disponen a marcharse, pero diluvia, y además la mujer rompió aguas pese a que le faltan dos meses.
Encuentran la libreta de los 600.000 euros, pero ve que de ese dinero ahora quedan solo 850 euros. El resto se lo gastó y Carlos se pregunta si no se lo daría a doña Isabel, una testigo de Jehová que iba los miércoles por allí.
Mientras llevan a Mari Ángeles a comisaría, los policías ven a unos ladrones asaltando una óptica, por lo que deciden actuar, dejando a la mujer en el coche, y, mientras ellos persiguen a los ladrones, ella se pone al volante del coche policial y se marcha.
Paco le dice a su hermano que tiene que traspasarle el dinero del banco y poner en venta la finca, pues debe un millón y medio de euros y lo necesita ya, y como espera sacar más de 4 millones, pagadas sus deudas, y tras dar medio millón a su hijo, como prometió su madre, les quedarán dos millones y se llevarán uno cada uno, algo totalmente injusto para Carlos.
Llega Marga, empapada después de haber estado buscando la farmacia de guardia.
Pau sube a buscar ayuda, pues no consigue dar con nadie y pide a Paco que le deje su coche, a lo que se niega, pero las inquilinas se ofrecen a ayudarla.
En su huida, Mari Ángeles acaba chocando con el coche policial contra un seto.
Paco trata de convencer a su hermano de llevar a su madre a una residencia, a lo que Carlos se niega, le explica que no puede dejarla porque está así es culpa suya, pues le tenía que poner unas inyecciones cuando se rompió la pierna y se le olvidó ponérselas durante tres días. Se le olvidaron hasta 7 inyecciones.
Pero Paco le dice que si tuvo una embolia es porque es mala y no los quería a ninguno de los dos, y menos a Carlos. Le dice que le odiaba por no haber sido una niña, y le muestra fotos de su madre llevando en brazos a su primita Maribel, revelándole Paco que la primita Maribel no existía, que es él, que lo vestía de niña
Carlos recuerda que un médico le dijo que su madre no tenía estrés, sino mala leche.
Tras un rato, sin sentido por el golpe, Mari Ángeles despierta y sale muy magullada, de nuevo haca el edificio de su suegra.
Entretanto, en este, Paco y Carlos ven que hay goteras en el piso de arriba, ahora abandonado y al que suben y se plantean cómo acabar con su madre con un empujoncito, pues creen que ya nadie va a echar de menos.
Las inquilinas, que los escucharon, deciden que deben denunciarlos, y piden a Pau que vaya a la comisaría, ya que los teléfonos no funcionan.
Con la cara medio desfigurada por el accidente, Mari Ángeles llega al edificio y comienza a trepar de nuevo por la fachada.
Se echan a cara o cruz quién acabará con su madre, tocándole a Paco.
Empapada y desfigurada, Mari Ángeles llega a casa de Nieves.
Esta y Chita no están dispuestas a dejar que acaben con su casera y deciden subir a su casa aprovechando que Nieves tiene una llave de su casa.
Mari Ángeles se queda con el abanico de Margarita, aunque se entretiene colocando una pieza en su puzle antes de marcharse.
Los hermanos especulan con la mejor manera de acabar con ella, pensando en atragantarla con una bola de pan.
Mari Ángeles salta al balcón de enfrente y debe romper el cristal con una maceta para poder entrar, aprovechando un trueno para que no la oigan.
Carlos vomita. Pero luego dice que en cuanto se muera su madre se irá a Canarias y se casará, enfadándose de que Mari Ángeles dijera que es marica, aunque Paco le dice que fue su madre la que les dijo que era un homosexual no practicante.
Él le cuenta que años atrás salió con Elisenda, una compañera de trabajo y un día la llevó a casa para que su madre la conociera y en un momento en que las dejó solas, su madre le dijo que cuando se casase con su hijo le tendría que limpiar la caca a ella.
Mientras tanto, Mari Ángeles coge el segundo abanico mientras Chita y Nieves deciden llevarse a su vecina y, como no pueden con ella la tiran de la cama.
Paco decide acabar con su madre, llevándose un cojín para ello, pero cuando entra ve la cama vacía y el balcón está abierto - lo hicieron las vecinas por el olor - y no la ve porque está en el suelo y las vecinas escondidas bajo la cama.
Asustada, Chita se marcha y deja a Nieves sola con la anciana.
Los dos hermanos bajan, esperando encontrarla muerta en la calle, y con las prisas Paco se cae por la escalera, y además se va la luz.
Pau, que regresa de la comisaría, ve a Mari Ángeles yendo de un balcón a otro y cree que es un ladrón que está subiendo por la fachada.
Mari Ángeles entra en casa de Nieves, topándose con su padre.
Cuando Pau les cuenta que ha visto a un ladrón, las vecinas abandonan a Pura en el pasillo para ir a buscarlo, aunque no la encuentran porque se esconde tras hacerse con el abanico.
Mientras tanto, Carlos y Paco suben a duras penas, por el daño que se hizo Paco y ven a las vecinas arrastrando a su madre.
Golpean la puerta pidiéndoles que les devuelvan a su madre y luego, a golpes, consigue Carlos abrir la puerta mientras pregunta por su madre, aunque las mujeres lo golpean, aprovechando Mari Ángeles la confusión para ir hacia el balcón con los tres abanicos.
Lola se pone de parto y Pau se desmaya.
Se le cae a Mari Ángeles uno de los abanicos a la calle, y al romperse la caja que lo contenía, salen decenas de billetes.
Comienza a descender, pero se queda colgada y empieza a gritar pidiendo ayuda.
Mientras trata de huir de las viejas que lo golpean, Paco ve, de pronto, a su mujer colgando del balcón, asustada, por lo que pide ayuda a Carlos para salvarla.
La cogen entre los dos y la suben, pero antes de lograrlo la barandilla cede y caen.
Justo en ese momento Lola da a luz y escuchan el llanto del niño.
Don Pedrito tapa a Pura, a la que toma por su mujer y le dice que unos vienen y otros se van.
En la calle hay montones de billetes junto a los tres muertos.
Las vecinas están contentas, pues se libraron de su mayor problema y Nieves les dice que ella tiene la solución para que Pura les dure muchos años.