Viaje a la luna
Le voyage dans la Lune (1902) Francia
Duración: 14 min.
Música: Air (2011) Versión coloreada
Fotografía: Michaut, Lucien Tainguy
Guion: Georges Méliès (N.: Julio Verne)
Dirección: Georges Méliès
Intérpretes: Georges Méliès (Profesor Barbenfouillis), Bleuette Bernon (Phoebe), François Lallement (Oficial de marina), Henri Delannoy (Capitán de la nave espacial), Jules-Eugène Legris (Líder del desfile), Victor André (Astrónomo), Delpierre (Astrónomo), Farjaut (Astrónomo), Kelm (Astrónomo), Brunnet (Astrónomo).
En el Club de Astrónomos su presidente Barbenfouillis propone la realización de un viaje a la Luna. Después de tratar el asunto con cierto apasionamiento, seis de los astrónomos acabarán siendo designados para realizar la fantástica misión.
Crean para ello una nave espacial, que lanzarán hacia la luna disparando un potentísimo cañón, haciendo que la nave impacte en el ojo derecho del satélite, que sangra.
Una vez que salen de la cápsula pueden ver admirados la tierra a lo lejos.
Agotados tras el viaje se pondrán a dormir mientras son observados por las estrellas de la Osa Mayor así como por Saturno y Febe, diosa de la Luna, que lanza sobre ellos una nevada que les obliga a buscar una cueva donde ocultarse, y en la que, entre otras maravillas ven unas gigantescas setas que crecen rápidamente al tocarlas.
Pero mientras están allí aparecen también dos selenitas a los que destruyen fácilmente con solo darles con sus paraguas.
Pero tras estos primeros seres aparece todo un ejército de selenitas que acaban por apresarlos, llevándolo ante su líder, aunque Barbenfouillis consigue destruirlo, pudiendo de ese modo huir.
Corren entonces de vuelta a la nave perseguidos por los selenitas deseosos de venganza, debiendo uno de los científicos tirar de una cuerda, no necesitando otra propulsión que la de dejarse caer para regresar a la tierra, aunque no pueden evitar que uno de los selenitas se agarre a la nave ayudándoles en su empeño.
La nave caerá finalmente al fondo del mar, para luego salir a flote, siendo recogidos por un barco que los lleva a tierra, donde les espera la multitud para homenajearlos, levantándose un monumento en su honor.