The Square
The Square (2017) * Suecia / Alemania / Francia /
Dinamarca
También conocida como:
-
"The square. La farsa del arte" (México)
Duración: 151 min.
Fotografía: Fredrik Wenzel
Guion y Dirección: Ruben Östlund
Intérpretes: Claes Bang (Christian), Elisabeth Moss (Anne), Dominic West (Julian), Terry Notary (Oleg), Christopher Læssø (Michael), Lise Stephenson Engström (Hija), Lilianne Mardon (Hija), Marina Schiptjenko (Elna), Annica Liljeblad (Sonja), Elijandro Edouard (Niño carta).
Christian, director del museo de arte contemporáneo X-Royal de Estocolmo, debe atender a Anne, una periodista americana, que le pregunta por las dificultades de dirigir un museo como ese, reconociendo que lo más duro es conseguir dinero, ya que mantener un museo de ese tipo es algo muy caro.
Los obreros comienzan a trabajar en un nuevo espacio para el museo, para lo que previamente retiran un monumento, creando un cuadrado en medio de la plaza de entrada, y en él una placa que indica que se trata de un santuario de confianza y afecto y que dentro de sus límites todos tenemos los mismos derechos y obligaciones.
Christian baja del tren junto a centenares de personas, viendo impávido, como el resto de los pasajeros a algunas personas que se dedican a pedir, cuando de pronto una chica empieza a correr pidiendo ayuda, porque dice que la van a matar.
Observan que, en efecto, corriendo, tras ella aparece un joven amenazante, al que entre él y otro hombre retienen, logrando que no ataque a la chica.
Él y el otro hombre se sienten orgullosos de su logro, aunque cuando continúa su camino se da cuenta de que le han robado el móvil, la cartera, e incluso los gemelos.
Trata de llamar por teléfono, pero nadie se lo deja.
Se celebra una reunión de trabajo para preparar la inauguración de "The square", que tendrá lugar el 15 de septiembre, viendo el video de un hombre que parece un simio.
Luego los encargados de la promoción del evento tratan de explicar que para que el proyecto sea interesante, deben crear controversia.
Christian opina que lo fundamental de ese proyecto es la simplicidad, pues lo importante es lo que activa en su público, aunque los publicistas insisten en que necesitan algo especial que llame la atención, por lo que pondrán a trabajar y en una semana les mostrarán sus ideas.
Christian les cuenta tras ello lo que le ocurrió esa mañana y cómo le robaron sus cosas.
Habla luego con un trabajador del museo, Michael, que consigue la geolocalización de su móvil, pensando en cómo actuar para recuperarlo.
Debe presentar tras ello un acto donde dan las gracias por una donación realizada por una fundación, de 50 millones de Coronas suecas, siendo su primer proyecto The square, la pieza y una exposición vinculada a esta, comentando que es la obra es de la artista argentina, Lola Arias, que creó un marco vacío, como esperando su contenido, adelantando que, quienes están en ese espacio deben velar por los demás y ayudar a quien lo desee como parte de ese compromiso social.
Se reúne luego con Michael, que le indica que, dado que saben en qué edificio está el móvil, podrían escribir una carta amenazante a cada vivienda del edificio solicitando que lo devuelvan en 24 horas en el 7-Eleven de la estación central.
Van luego juntos hasta el barrio periférico donde está el edificio, aunque ninguno de los dos desea echar las cartas, reconociendo Christian que le da vergüenza, pues alguien lo puede reconocer, ante lo que Michael le dice que el teléfono es suyo y el prefiere quedarse vigilando el coche, aunque le deja su chaqueta a Christian para que no destaque si lo ve alguien.
Debe subir hasta la planta 13 del edificio donde está localizado su teléfono y empieza a echar las cartas en los buzones, puerta por puerta, bajando luego piso por piso.
Michael, entretanto, le espera nervioso en el coche, pues algunas personas se acercan y les piden que les dejen dar una vuelta con él o que lo arranque, pues nunca vieron un Tesla, asustándose por la pinta de estos.
Cuando sale, Christian, corre y le pide a Michael que arranque, también asustado por la gente del barrio, pero debido a las prisas y a su torpeza, acaba rozando el coche contra unos pivotes.
Al llegar a su casa y cambiarse, se le caen los gemelos que ve no le habían robado.
Al día siguiente realiza el mismo trayecto de cada mañana y pasa por el 7-Eleven, donde es abordado por una emigrante que le pide dinero, excusándose él diciendo que no tiene suelto, y cuando ella le pide que le compre un bocadillo, se ve obligado lo comprárselo, aunque en vez de dárselo sin cebolla, como se lo pidió, se lo da con todo y le pide que se quite ella la cebolla, de forma despectiva.
Pregunta tras ello si alguien dejó un paquete a nombre de Christian.
Entre los actos que se celebran en el museo, hay charlas con artistas, yendo a una de estas como espectador un hombre con Síndrome de Tourette, que insulta a la gente y dice obscenidades interrumpiendo constantemente la charla, aunque alguien pide que sean tolerantes, pues el hombre tiene un problema neuropsiquiátrico y no lo hace voluntariamente.
Christian recibe una llamada del 7-Eleven, yendo a recoger un paquete, viendo al abrirlo su cartera y el móvil, con el dinero, algo que le parece increíble, y está tan contento, que incluso le da varios de los billetes recuperados a la mujer a la que compró el bocadillo.
Se celebra una fiesta en el museo. Los asistentes bailan y beben, siguiendo la fiesta en el antiguo Palacio Real, anexo al museo, aprovechando que Christian tiene las llaves.
Ya muy borracho va al baño, coincidiendo a la puerta de este, y mientras espera, con Anne, la periodista americana, que para entablar conversación comienza a imitar al hombre con Síndrome de Tourette.
En el baño se dice a sí mismo que no va a acostarse con ella esa noche, mientras bebe champán, pero poco después está en su casa, donde ve, mientras ella está en el baño a un chimpancé deambulando por la casa.
Acaban acostándose, pidiéndole ella el condón que usaron, para tirarlo, aunque él le dice que ya lo tirará él, no haciendo caso a su insistencia, pese a que ella va a ir al baño, apareciendo al momento con un cubo de basura para pedirle que lo tire, a lo que él se niega, diciéndole ella que parece que se tiene en muy alta estima y le sorprende que pueda pensar que haría "eso", si bien consigue que finalmente lo suelte, haciendo que él se ponga nervioso, al salir corriendo hacia el baño con el cubo con su trofeo.
Recibe una nueva llamada del 7-Eleven, diciéndole que tiene un paquete a su nombre y que debe ir a recogerlo, aunque él dice que ya lo recogió, diciéndole la chica con la que habla que no es posible, porque lo tiene delante, pidiéndole él que lo abra y le lea la nota escrita.
En ella, alguien le dice que le ha acusado de ser un ladrón y le pide que se disculpe con él y con su familia o se la liará parda.
Vuelven a reunirse con los encargados de la campaña para exponer sus ideas para abrirse paso en los medios de comunicación con algo tan llamativo que provoque una respuesta masiva con algo tan impactante que la gente desee compartirlo.
Hicieron un estudio sobre lo que más se suele compartir, y están muy sensibilizados con los mendigos y más si se trata de una niña de pelo rubio claro.
Su idea es que una niña mendiga rubia se acerca a The square y al entrar al cuadrado ocurre justo lo contrario de lo que propone The square. Deben hacer que la niña sufra dentro del cuadrado, aunque deben pensar aún qué es lo que le ocurrirá.
Christian llega tarde a la reunión, y solo para pedirles a Michael y a Nicki que le acompañen, no estando presente por tanto durante la presentación de la idea.
Acompañado por Nicki, que se queda al volante del coche, Michael se acerca al 7-Eleven para recoger el sobre que le dejaron allí a Christian.
Pero el sobre no está solo. Está también el chico que escribió la nota, que no entiende por qué lo acusaron de ladrón, pues ahora sus padres no le dejan jugar a la Play ni al fútbol, por lo que necesita explicaciones.
El chico cree que Michael es Christian y está enojado y pide explicaciones que este no puede darles insistiendo en que él no es Christian y que todo fue un error, echándoles la encargada del local a la calle.
En el museo, Christian recibe la visita de Anne que le recuerda lo de la noche anterior y le pregunta qué significó para él, diciéndole que lo pasó muy bien.
Ella le dice que siente una conexión emocional con él, y por eso se acostó con él, y le pregunta si él se acuesta con muchas mujeres y hace eso a menudo y si se acuerda de todas las mujeres con las que se acuesta ocasionalmente y de sus nombres, preguntándole si recuerda cómo se llama ella, y aunque tarda, finalmente recuerda que se llama Anne, tras lo que le dice que lo saca de quicio.
Ella le dice que a ella le resulta muy interesante y está empezando a entenderlo, y cree que a él le gusta aprovecharse de su posición de poder para atraer mujeres, aunque ella niega que le fascinara esa posición de poder
Él dice que el poder atrae, en efecto, aunque ella insiste que no fue su caso, asegurando él estar orgulloso de haberla conquistado.
Paralelamente a la visita de Anne, Christian recibe el aviso de que los limpiadores, al hacer la limpieza destrozaron una de las obras consistente en un espacio con montoncitos de gravilla, todos iguales, pidiendo él que no avisen al seguro, lo que da idea de que podrán arreglarlo ellos mismos, pues la obra son solo montoncitos.
Al llegar a su casa vuelve a leer la nota del niño que le pide que se disculpe.
Escucha entonces ruidos, como si alguien tratara de abrir su puerta y se asusta pensando que alguien quiere entrar, aunque cuando se atreve a abrir ve que quienes están allí son sus hijas, Lise y Lilly, que llegan peleándose.
Tras lograr calmarlas las lleva a la exposición, mostrándole cómo a la entrada de esta hay un botón para la gente que es confiada y otro para los que desconfían, y al decidir que dan al de confiar pasan por una puerta, debiendo dejar la cartera y el móvil en un cuadrado para mostrar que confían en que lo encontrarán allí al volver.
Les cuenta que recuerda que su padre - el abuelo - le contó que cuando era pequeño sus padres le enviaron a jugar al centro, poniéndole una chapa con su nombre y su dirección porque eran tiempos en que la gente confiaba en los demás y en que si el niño se perdía por Copenhague le ayudarían a regresar a su casa, mientras que en el momento actual, dice, la gente ve al resto de adultos como amenazas potenciales.
Tras la visita al museo acude con sus hijas a un centro comercial, donde recibe una llamada de la responsable de YouTube en Suecia que le felicita por llegar a las 300.000 visitas, pues su video generó mucho tráfico en pocas horas, y cuando pregunta si se trata del video del coloquio con el artista, le dicen que no, que el de ·Niña mendiga rubia explota en pedazos", y le aconsejan que ponga anuncios para rentabilizarlo
Pillado por sorpresa dice que les llamará más tarde, cuando se informe, recibiendo al colgar el video, enviado por sus publicistas, felices por haber logrado ser virales.
Cargado de bolsas, trata de encontrar a sus hijas entre la gran cantidad de gente que abarrota el centro comercial, pidiendo ayuda para ello, aunque nadie le hace caso, debiendo recurrir a un mendigo al que antes despachó sin darle nada cuando le pidió una limosna, y al cual deja con sus bolsas mientras él busca a sus hijas.
En el video, una niña llora sin que nadie le haga caso y se preguntan cuanta inhumanidad necesitan para acceder a la humanidad, viendo cómo, cuando la niña penetra en el cuadrado, este explota.
Cuando regresa tras la compra aun con las bolsas y sus hijas, ve a sus compañeros leyendo los cientos de mensajes insultantes que les llegaron y en los que protestan de que hayan hecho tal monstruosidad con el dinero de los contribuyentes, debiendo enfrentarse a Elna, a la que trata de convencer de que, como museo, no deben temer forzar los límites de la libertad de expresión, pues desean trascender todo tipo de tabús.
Pero ella le pregunta si cree que alguien querrá donar dinero al museo tras ese video.
Él se defiende diciendo que no tiene nada que ver con ese video y no es responsabilidad suya.
Ella le advierte que tiene una reunión con la junta y él deberá acatar cualquier decisión que se tome como consecuencia de todo eso y le piden también fotos suyas para la prensa donde no esté sonriendo.
Acude a una performance en un restaurante, donde tras posar con algunos de los benefactores del museo, comienza el espectáculo.
Una voz les indica que están en la selva y deben enfrentarse a un animal salvaje y no deben mostrar miedo ni tratar de escapar para evitar que el animal les ataque. Deben por ello estar tranquilos y sin moverse.
Aparece entonces un hombre "salvaje" semidesnudo que los mira a todos y actúa como un gran simio, que va de mesa en mesa, deteniéndose más en unas que en otras, y especialmente ante las mujeres guapas.
Se acerca a un hombre que en vez de mantenerse callado le saluda. El salvaje le toca la cara y él pide que pare. Ante lo que en vez de ello le coloca la servilleta en la cabeza, y cuando coge un vaso se lo tira, y cuando se levanta se muestra en actitud casi violenta persiguiéndolo hasta que sale del restaurante.
Christian se levanta entonces y pide un aplauso para el artista, Oleg, aunque este, sin hacer caso a esto sigue actuando como un simio y se enfada, haciendo que todos se asusten y permanezcan quietos en sus mesas por temor a que les haga algo.
Suena entonces un móvil y el hombre se acerca a la mujer que lo llevaba, que, se asusta y se marcha, haciendo lo mismo los demás de la mesa.
El actor sube a una de las mesas con gesto amenazante, haciendo que otro comensal se marche. Luego se dirige a una mujer y la acaricia. Esta se muestra asustada y molesta mientras él le coge del pelo, que huele, mientras ella dice que le hace daño y pide ayuda.
La bestia tira entonces a la mujer y la arrastra por el pelo, mostrando que quiere abusar de ella, ante lo que un hombre se dirige a él y lo golpea, saliendo luego uno tras otro buena parte de los comensales a golpearlo, comportándose ellos mismos como bestias.
Cuando regresa a su casa con sus hijas, Christian se encuentra en el portal al niño del 7-Eleven que insiste en que le pida perdón.
Christian le pide que se vaya, diciendo el chico que lo hará, solo si pide perdón, excusándose por lo sucedido, diciéndole que solo quería recuperar sus cosas.
Pero el chico se niega a irse e insiste en que se disculpe con él y con su familia, diciéndole Christian que si no se va lo sacará a la fuerza, aunque en vez de ello comienza a dar golpes y a llamar en varias puertas, y, tratando de evitarlo, empuja al niño, que cae accidentalmente por la escalera, pidiéndole que regrese.
Ya en su casa, escucha gritos de ayuda y sale a ver, aunque no ve al muchacho.
Al volver a entrar se reanudan los gritos, cada vez más fuertes, y vuelve a salir, aunque sigue sin ver a nadie y no sabe de dónde vienen los gritos que piden socorro.
Sale luego, saltando una valla hasta el patio donde están los cubos de basura y abre decenas de bolsas hasta que consigue encontrar la carta del niño.
Tras conseguirlo llama al teléfono del niño, y, aunque no está disponible, envía un mensaje disculpándose por su actuación para que lo enseñe a sus padres, confesando que no es cierto que sea un ladrón, e indicando que fue muy egoísta e irresponsable, que debió llamar a las puertas, pero no lo hizo por miedo a la gente que podría vivir en ese edificio, reconociendo que esas expectativas tan negativas, dicen mucho de él y de la sociedad por sus prejuicios.
Entretanto, Anne trata de llamarlo, pero siempre se encuentra con su contestador.
En el museo se convoca una rueda de prensa para responder a las preguntas que circulan por Internet, debiendo Christian disculparse por la conmoción causada, pues el video se publicó por error y él, que debía revisar todo lo que se publica del museo no lo hizo y el video fue publicado sin su conocimiento, en lo que reconoce como un acto de irresponsabilidad, comunicando que por ello, y de acuerdo con el consejo y la dirección ha decidido dimitir.
Una mujer le pregunta dónde está su responsabilidad con las personas sin voz, las más vulnerables de la sociedad, recibiendo preguntas también de si considera que han tocado techo respecto a los límites de la libertad de expresión, acusándolos de aplicar la autocensura, lo que dibuja un futuro muy preocupante para la sociedad.
Llega mientras da la rueda de prensa, una nota de la agencia de comunicación indicando que el video no refleja la postura del museo, pues el video se realizó de forma especulativa para generar expectación sobre la siguiente exposición.
Ve en la prensa cómo acusan al museo de recrearse en imágenes desagradables para llamar la atención e informan que imanes, curas y rabinos se unen contra esa campaña de prensa.
Tras acudir a un acto donde su hija mayor baila con sus compañeras, acude con ambas en el coche, antes de regresar a su casa, a visitar al muchacho para disculparse personalmente.
Vuelve a empezar por el piso de arriba, llamando a una puerta donde un vecino le dice que ignora la existencia de la carta, y al que preguntan si conoce al niño, señalando el hombre que conoce al niño, pero que hace varias semanas que se mudaron.
Regresa por ello a su casa con sus hijas sin poder disculparse.