La cordillera
Argentina / Francia / España (2017) *
Duración: 114 min.
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: Javier Juliá
Guion: Santiago Mitre, Mariano Llinás
Dirección: Santiago Mitre
Intérpretes: Ricardo Darín (Hernán Blanco), Erica Rivas (Luisa Cordero), Dolores Fonzi (Marina Blanco), Paulina García (Paula Scherson), Daniel Giménez Cacho (Sebastián Sastre), Elena Anaya (Claudia Klein), Alfredo Castro (Desiderio García), Gerardo Romano (Castex), Christian Slater (Dereck McKinley), Leonardo Franco (Oliveira Prete)
Luisa Cordero, asistente personal del presidente argentino Hernán Blanco habla por teléfono con alguien a quien le pregunta si dijo qué quería a cambio.
Comenta luego al grupo de asesores presidenciales que los están amenazando con una denuncia, asegurando tener pruebas sobre malversación de 5 millones que utilizaron para "apagar incendios" y para la campaña en 2006, y, aunque entonces no estaban en el gobierno, sí ejercían el mandato en la provincia.
Aunque no les parece tan grave, pues es solo un fondo de campaña provincial de 10 años atrás, quien les amenaza es Esteban Camaño, el marido de la hija del presidente, de la que está separado, pero no divorciado, y que asegura saber algo más.
Aunque una de las asesoras asegura que también él saldría perjudicado, Luisa indica que no tanto, pues todo está a nombre de Marina, la casa, la quinta, sus coches y su apartamento, y si le procesan a él procesarán de inmediato a Marina.
Mariano Castex, portavoz y jefe de gabinete les señala que al día siguiente empieza la cumbre y que eso no puede aparecer, pues lo importante es la cumbre, antes de salir a dar una rueda de prensa en la que presenta la reunión que se celebrará a partir del día siguiente en Chile y donde los presidentes del cono sur hablarán de la autonomía energética en la región y de la creación de la Alianza Petrolera Sur, una especia de OPEP impulsada por Brasil.
Camino de la cumbre, el presidente se reúne en el avión con sus asesores, y, aunque Luisa le asegura que en una semana el asunto no existirá, Blanco le dice que deben desactivarlo.
Repasan la agenda y las noticias de prensa donde destacan que es el primer compromiso internacional de Blanco, en una reunión en que Oliveira Prete, el presidente brasileño espera dominar gracias a su fortaleza.
Escuchan un resumen radiofónico donde llaman a Blanco el presidente invisible en una cumbre a la que van presidentes que saben que esta es muy importante, como los de México, Chile o Brasil, enviando su país a un hombre invisible, pues siempre responde por él Mariano Castex, el jefe de gabinete.
Luisa propone responder al periodista, pero Blanco se lo prohíbe.
En la reunión acuerdan que ellos deben apoyar todo lo que proponga Brasil.
Acabada la reunión le pide a Luisa que le lleve a Marina a la cumbre.
Antes de bajar Luisa le dice quiénes están y le da referencias de algunos los que le esperan, como el canciller, que le tienen que decir quién es.
Les esperan a pie de avión Paula Scherson, la presidenta de Chile, el canciller y embajadores, partiendo tras los saludos una hilera de coches oficiales hacia un hotel apartado en Los Andes, donde se celebrará la cumbre, y donde, al llegar, Blanco debe tomar una pastilla, pues tiene un fuerte dolor de cabeza al estar a más de 3.000 metros.
Por la noche llega Marina, la hija del presidente, reuniéndose con ella, aunque llevando a Luisa y a otro de sus asesores, preguntándole si sabe qué quiere su marido, señalando ella que está asustado y que no quiere dinero y les dice que ella ya está separada y si el gobierno tiene algún problema con su marido es el gobierno el que debe tratarlo, no ella.
Castex abronca al canciller por haber solicitado una reunión con el presidente de México, lo que puede suponer un conflicto con Brasil.
Hernán se retira poco después a su habitación donde le espera Nati, desnuda y recién duchada, señalando que lo extrañó mucho, tras lo que acaban en la cama.
Una periodista española, Claudia Klein, entrevista al presidente de Brasil y le dice que es el que más expectativas genera de todos los reunidos, pues su figura política no ha dejado de crecer, ya que consiguió reducir como nunca el índice de pobreza de su país, así como el desempleo y el analfabetismo, aunque por el contrario, duplicó también el gasto de defensa, siendo conocido como "el Emperador" pudiendo ser esa cumbre, la conquista definitiva del continente, algo que él niega.
Al día siguiente se reúnen todos los presidentes de la región para la foto oficial, llegando un poco retrasado el de México, que pide que se salten el protocolo y le pongan al lado de Hernán, aunque quien llega el último y aplaudido por todos es el hombre más poderoso y prestigioso de la región, el de Brasil.
Sastre, el mexicano, aprovecha que está junto a Hernán para decirle que quiere hablar con él a solas al margen de protocolos.
Se ven por la noche en el bar del hotel, ya vacío, donde Sastre le dice que él odia a los gringos, pero que deben pensar con la cabeza y eso le lleva a ver que lo que ofrecen estos es mejor que lo que ofrece el brasileño, que en realidad es la única de las naciones con una empresa petrolífera poderosa.
Hernán le dice que Brasil es su aliado estratégico, y eso es innegociable.
Tal como le dijo Sastre, al ver Oliveira Prete en el orden del día que van tratar sobre la creación de una petrolera plurinacional estatal protesta, recordándole Sastre que el orden del día lo consensuaron todos los cancilleres, por lo que propone continuar.
Entretanto, en un piso de arriba del hotel una ventana revienta.
Blanco, que estaba reunido con Claudia Klein, la periodista española, que le preguntaba por sus ambiciones, ve cómo Luisa e interrumpe la entrevista, llevándolo hasta la habitación de Marina, viendo, desde la ventana reventada, una silla en la lejanía.
Marina tiene cortes en la cara cuando despierta y un médico le pregunta si sabe dónde está, aunque ella no habla, no haciéndolo tampoco cuando aparece su padre a verla, explicándoles el médico que la atendió le dice que no tiene ningún síntoma físico, y que si no habla debe ser por algún problema emocional, debiendo tratarla un psiquiatra.
Regresan al hotel y contactan con un especialista que les dicen es pionero, para que la trate.
A este, Desiderio García, Luisa le cuenta que, aunque tuvo problemas en la adolescencia, en los últimos 10 años la muchacha no tuvo nada especial, aunque no le permiten que la vea a solas, señalando tras un primer examen que, aunque sabe qué está pasando no habla por decisión propia, proponiendo terapias estratégicas.
Les dice que su silencio es síntoma de un sufrimiento y tiene que conseguir que hable para saber el origen de ese estado y para ello sugiere recurrir a la hipnoterapia.
Sientan a Marina y el doctor le pide permiso para hipnotizarla. Para ello empieza por contraer sus pupilas con una linterna, tras lo que le pide que fije su mirada en la suya, sirviéndose luego de un péndulo al que debe mirar sin desconcentrarse, hasta que entra en trance.
Ella dice entonces que no ve nada y que quiere abrir la ventana, diciéndole el doctor que puede hacer y decir lo que desee.
Dice entonces que está en una habitación de la casa de su abuelo y quiere ver el caballo que le regalaron un mes antes, pero ve que alguien dejó la puerta abierta y el caballo no está ya y lo ve marchándose, por lo que lo sigue hasta la casa de Arturo, un vecino que trabaja con su padre, viendo que ambos se están peleando.
Luego ve un gran fuego e indica que no volvió a ver ni a su caballo ni a Arturo, pues se quemó toda la hacienda de este.
Tras ello pide descansar, diciendo que le duele la cabeza y necesita dormir.
El doctor les dice que dormirá muchas horas, pues estaba cansada, diciéndole a su padre que necesita volver a verla, proponiendo otra sesión para el día siguiente.
Hernán le cuenta al doctor que lo que le dijo Marina realmente nunca ocurrió, pues cuando su abuelo murió dejaron de ir a su casa y ella nunca tuvo un caballo, y que, aunque es cierto lo de la casa y el corral y Arturo, ella no estuvo nunca allí porque no había nacido cuando sucedió.
Cuando Marina se despierta está con ella Luisa. Ahora ya habla y dice sentirse bien, aunque no se acuerda de nada.
En la cumbre, el presidente de México expone su posición, no entendiendo que cierren la puerta a un mercado más global, asegurando que no todos ganan con la propuesta de Oliveira Prete, que decide marcharse de la conferencia, siguiéndole luego Hernán, que se levanta y se marcha también por consejo de Castex.
Tras las reuniones, Hernán sale con su hija a comer, pidiéndole a su chófer que le deje conducir a él para ir solo con Marina.
Ella le cuenta que conserva todavía su coche, pero que no lo usa apenas porque todos lo conocen, pues el auto blanco de Blanco, recordando todos los lemas de campaña que utilizaron: "No votes en blanco, vota a Blanco", "Sin números rojos, vota Blanco", "El color de la victoria es Blanco", "Con Blanco no hay trabajo en negro", o "Argentina, celeste y Blanco" y cantan el jingle de la campaña.
Luego comen en un restaurante, preguntándole ella cuánto hace que no está con una mujer, y aunque él le asegura que no va a hablar con ella de esos asuntos, acaba reconociendo que lo hizo el día anterior, contándole ella que hace una semana, acabando por confesarle que de vez en cuando se sigue viendo con su ex marido.
Luego suben en el teleférico, diciéndole Hernán a su hija que no le parece bien que se siga viendo con Camaño, pues es un tipo peligroso, aunque ella le dice que es solo un tipo del pueblo que se siente abandonado, pues ya no tiene la confianza de su suegro, que ahora es el presidente y para él era importante participar de sus secretos, habiendo sido siempre igual, desde que lo conoció a los 15 años.
Su padre le recuerda que no fue así, que lo conoció en La Plata, donde él jugaba al rugby y no en Santa Rosa, a lo que ella le dice que no estudió ni conoce La Plata.
Le pregunta su padre si se acuerda de la casa y los naranjos, contando ella que se acuerda y de que fue muchas veces y le habla, como al doctor, del caballo y de cuando se escapó y su madre ya estaba enferma y que Arturo, que tenía un hijo de su edad, nunca lo devolvió.
El padre le dice que Arturo trabajó en efecto con él en la municipalidad, pero mucho antes de que ella naciera, aunque ella continúa con su relato, contando que se fueron y nunca los volvió a ver y le acusa de haberle prendido él fuego a la casa, lo que él niega, insistiendo Marina en que se acuerda de todo.
Cuando esa noche vuelve el doctor García, Blanco le dice que no cree que sea buena idea que la vea, contándole que volvió a tener recuerdos falsos, como si se estuviera inventando una vida que no tuvo.
El doctor le dice que es posible que ocurran ese tipo de cosas tras entrar en estado de hipnosis, insistiendo él en que son cosas que no vivió ni nunca habló con ella, diciéndole el doctor que puede saber el origen de los recuerdos si le permite hipnotizarla una vez más y con mayor profundidad y entrar en sus secretos, aunque Blanco insiste en que no desea que la vea, preguntándole el doctor si está mejor, y respondiéndole el presidente que lo está.
Castex informa al presidente un poco más tarde que los americanos han enviado un negociador a Santiago y le extraña que solo quiera hablar con él, sabiendo que los mexicanos están con ellos y Perú y Venezuela podrían hacerlo.
Él pregunta qué ocurrirá si Brasil se entera, diciéndole Castex que se asustarán y querrán negociar, pidiéndole Blanco que acepte la reunión.
Retoma la entrevista con Klein, que le pregunta si cree en el mal, pues los políticos determinan el destino del resto de los humanos, y piensa que los políticos tienen un concepto del bien y del mal es diferente al de los ciudadanos.
Él le responde que el mal existe y que no se llega a presidente si uno no lo ha visto al menos un par de veces.
Le cuenta un sueño que tuvo de niño sobre un zorro con cuernos que lo partía en dos y que su abuelo le dijo que era el diablo, y durante un año cada vez que se iba a dormir temía que volviera a aparecer el zorro, reconociendo que lo hizo alguna vez.
Blanco viaja con Castex a Santiago para su reunión con el representante del gobierno americano, debiendo entrar por la cocina por problemas de discreción, hasta llegar a lo alto de un rascacielos, en una de cuyas habitaciones les espera un representante del Departamento de Estado, Dereck McKinley, que indica quiere hablar a solas con el presidentes sin atender las quejas de Castex, que cuando lo recibe le pide disculpas por lo improvisado de la reunión, pues no tuvieron tiempo para prepararse debidamente.
Cuando una traductora comienza a decirle lo que dice McKinley, Blanco le indica que habla inglés y lo entiende perfectamente, por lo que no necesitan a la traductora, señalando el americano que no les constaba ese dato.
Le explica a Blanco que tiene poderes para negociar los términos de un acuerdo, aunque sabe que si la reunión trasciende será visto como un traidor.
Le explica que México va a sugerir que el acuerdo no se extienda solo a Sudamérica, sino que incluya a las tres américas, incluyendo a Estados Unidos, debiendo él encabezar la oposición, negándose a la entrada de los norteamericanos con la idea de proteger Latinoamérica.
Entonces otro presidente sugerirá incluir Centroamérica y él no pondrá objeciones, pues con ello sigue defendiendo los intereses de los países latinoamericanos, entrando de ese modo Estados Unidos sin hacerlo nominalmente, ya que han encontrado petróleo en otros países de Centroamérica como Nicaragua, Honduras y Belize, y si entraran esos países en la alianza, con ellos entrará Estados Unidos, recordándole que, de no ser así, Brasil tendrá el control.
Su tarea debe ser convencer a los demás países, y a cambio de ello, su país recibirá 2.000 millones que podrán utilizar como y cuando crean oportuno, utilizando para ello una organización que saben que su país tiene en Barbados para esas transacciones.
Blanco le indica que no es suficiente y le pide 5.000 millones y que su país participe en todos los proyectos de prospección petrolífera que se realicen en el continente, algo que sabe no gustará a mexicanos y venezolanos.
McKinley le ofrece 2.500 millones, subiendo finalmente a 3.000.
Cuando sale le dice a Castex que la reunión era para lo que sospechaban, pues quieren entrar en la organización, ofreciéndoles a cambio prioridad en sus prospecciones.
Castex piensa que eso les puede dar ventaja con Brasil, llamando a la delegación de ese país desde el coche, aunque deben parar en mitad de la montaña debido a los problemas de señal.
Mientras Castex habla con los brasileños, Blanco baja del coche y observa unos caballos desde la carretera.
Castex le informa que podrán negociar con los brasileños a los que le pedirán la sede permanente de la alianza y los primeros 4 años de presidencia y parte de las prospecciones iniciales, aunque Blanco le pide que espere un poco.
Castex le dice que cree que no pueden esperar, aunque Blanco le pide que suspenda la reunión, tras lo que sigue en su coche solo.
Cuando llegan al hotel le espera Luisa, que le cuenta que Camaño está internado tras desmayarse en la calle, pues tiene un coágulo en la carótida izquierda y tiene daños en todo el tejido cerebral, contándole que Marina está muy mal y quiere irse, señalándole a Hernán que también él debe ir, pues necesitan la foto, ya que es el padre de sus nietos y es probable que muera.
Marina no deja que se acerque nadie, teniendo ya preparadas las maletas, y cuando se acerca su padre, ella le pide que la deje marchar.
Le pregunta tras ello a su padre por qué ha hecho eso y lo acusa de asesinato y pregunta si no era más fácil comprarlo, preguntando por qué lo tenían que matar, respondiéndole su padre que no lo han matado, que está vivo.
Luisa le dice que fue un accidente cerebro-vascular y eso no se puede inducir y además en los análisis vieron que había consumido drogas últimamente.
Ella insiste en que conoce a su padre mejor que nadie y que sabe lo que hace, llamándolo luego asesino, insistiendo en decirlo una y otra vez, sin conseguir Hernán que se calle pese a su enfado.
Tras organizar todo lo referente a sus nietos, Luisa le informa que Castex se marchó a Buenos Aires y no le coge el teléfono, diciéndole Hernán que se prepare ella para el cargo, asegurándole que todo estará bien y que se concentre en la cumbre.
Acude a la reunión, donde señalan que como el presidente de México hizo una propuesta diferente que dificulta el acuerdo sobre la alianza, deben hacer una ronda más donde cada presidente exprese su posición de nuevo, tras lo que realizarán una votación simple.
Sastre, el presidente de México pide que no tengan miedo al hermano mayor, a lo que le responde Blanco que no pueden aceptar su propuesta, pues llevan mucho tiempo diciendo que sí a los americanos y es el momento de decirles que no, siendo apoyado por otros presidentes.
Propone entonces el presidente de Ecuador no mirar hacia Estados Unidos, sino hacia otros países que no están en la cumbre, como Guatemala o Nicaragua.
Oliveira Prete dice que no es el momento de lanzar nuevas ideas, sino de defender lo que han construido ellos.
La presidenta chilena propone una votación para incluir a las tres américas, que se desestima, ya que solo vota México a favor.
Por la propuesta de Ecuador empiezan a votar otras naciones, a la que se suma México, y, en un último momento, y cuando parecería que iba a rechazarse, Argentina, ganando por seis votos a 5 la propuesta de incluir Centroamérica y el Caribe en el acuerdo.