Te cuento la película

El maestro que prometió el mar

España (2023) *

Género: Drama

Duración: 105 min.

Música:Natasha Arizu del Valle

Fotografía: David Valldepérez

Guion: Albert Val (Novela: Francesc Escribano)

Dirección: Patricia Font

Intérpretes: Enric Auquer (Antoni Benaiges), Laia Costa (Ariadna), Luisa Gavasa (Charo), Ramón Aguirre (Emilio), Nicolás Calvo (Emilio niño), Gael Aparicio (Carlos niño), Felipe García Vélez (Carlos (Adulto), Alba Hermoso (Josefina niña), Milo Taboada (Padre Primitivo), Alba Guilera (Laura).

Un grupo de personas lleva a cabo una excavación en una fosa común de la guerra civil.

Barcelona 2010

Suena el teléfono en casa de Ariadna. Llaman preguntando por su abuelo, que les cuenta que está en una residencia y que no puede viajar.

Lo visita en la residencia. Y su abuelo sonríe al verla, aunque no puede hablar.

Cuenta que lo llamaron de una asociación en la que se apuntó tiempo atrás para buscar a su padre que está en una fosa común.

Le pregunta a su madre si el abuelo era de la zona de Burgos, contándole ella que era de Briviesca, lo que coincide con la información que le dieron por teléfono de que encontraron en la zona una fosa común y es posible que el bisabuelo esté allí.

Su madre le dice que nunca les dijo nada.

Unos días más tarde le dice a la madre que quiere ir a la Pedraja, la zona de la fosa, aunque su madre trata de convencerla de que no vaya.

Que aunque todavía está de baja ahora está ya mejor y podría pensar en reincorporarse y además tiene una hija de la que hacerse cargo, aunque ella insiste en ayudar al abuelo a encontrar a su padre, y además le gustaría saber por qué no les dijo nada.

Hace el viaje en su coche en cuyo retrovisor cuelga un caballito tallado en madera.

La recibe Laura, al cargo de la excavación que le desea suerte, aunque le dice que en esa zona queda mucho por hacer.

Frente a la fosa ve que hay mucha gente y le cuenta que algunos les abrieron sus puertas, y les invitaron a comer e incluso a dormir, aunque otros ni los miran.

Ve que tienen ya muchos restos clasificados.

Recibe la llamada de su madre, para preguntar cómo va, aunque no quiere hablar

Pero al escucharla hablar en catalán se le acerca un hombre, Emilio, que le cuenta que él es de Bañuelos de Bureba y le dice que allí podría estar enterrado otro catalán, Antonio Benaiges, que fue su maestro.

Bañuelos de Bureba, 1935

Llega, recién destinado, Antoni Benaiges a su escuela y poco después lo visita el alcalde, que le cuentan que la República decidió que no lo necesitaba porque era el padre Primitivo, el párroco del pueblo.

Recibe a Emilio Martínez, su primer alumno en llegar y le cuenta que se llama Antoni, pero puede llamarlo Antonio, pero no señor.

A la hora de comenzar hay solo dos niños, llegando una tercera, Josefina, la hija del alcalde, que reivindica su sitio, aunque el profesor le dice que en esa escuela nadie tendrá un sitio asignado.

La niña se da cuenta de que no está el crucifijo, que el profesor dice que quitó porque están en una escuela y no en la iglesia.

Les indica que cada día uno de ellos apuntará la temperatura del día y que allí aprenderán con música y sin golpes y que incluso les enseñará a bailar y que aprenderán matemáticas solucionando problemas de la vida diaria.

Pide que digan a los demás niños que vayan también a clase porque harán magia.

Enviada por el alcalde llega, para limpiar, Charo.

El domingo se reúne con Alfonso, al que todos llaman Rodríguez.

Hablan sobre el nuevo gobierno y Rodríguez le dice que para acabar con él les vienen muy bien artículos como los suyos que publicará un amigo suyo en su periódico.

Le cuenta luego que tiene un amigo suyo, Bernardo, que es labrador y está encerrado desde que ganaron las derechas y tiene un crío, Carlos, de ocho años que le ayudaba en el campo, pero ahora va de una casa a otra y no para de meterse en problemas y acabó lanzando unas piedras contra un cuartel y piensa que sería bueno alejarlo una temporada de su pueblo, pues no tiene madre y lo está pasando mal, por lo que ha pensado que podría quedar con él para que no se meta en más líos.

Ariadna comienza a investigar en el archivo provincial, aunque no encuentra ningún documento que acredite las entradas y salidas del calabozo, aunque le dicen que la cárcel de Briviesca se incendió y se perdió mucha documentación.

Va luego a Bañuelos y consigue encontrar a Emilio y le pregunta por su maestro, pues vio en un documento que su bisabuelo compartió calabozo con él.

Cuando le cuenta que su bisabuelo se llamaba Bernardo Ramírez, el anciano le dice que podría ser el padre de Carlos Ramírez, y ella le cuenta que Carlos es su abuelo.

Emilio le cuenta que trabajó en la biblioteca de Briviesca y le muestra lo que conserva de aquellos años, una fotografía echa en la puerta de la escuela del maestro y sus alumnos entre los que están él y su abuelo, del que recuerda que le tenían envidia porque vivía con el maestro.

La lleva hasta la escuela, que lleva tiempo cerrada.

Ella dice que no entiende por qué su abuelo nunca les contó nada de eso, diciendo Emilio que ninguno de ellos volvió a hablar del maestro en todos esos años.

Revisa las instalaciones donde llegó su abuelo siendo un niño con una pequeña maleta y un tirachinas. Iba enfadado y le muestra lo bueno que es con el tirachinas.

El día siguiente ve que hay más alumnos, a los que presenta a Carlos.

Les muestra tras ello la principal herramienta para sus clases, una imprenta con la que imprimirán sus propios cuadernos en que hablarán de lo que les interesa, como un pequeño periódico.

Les muestra los tipos y cómo colocarlos, imprimiendo el nombre del pueblo, algo que les entusiasma y todos desean participar.

Reciben entonces la visita del párroco, el padre Primitivo, y anterior maestro y todos los niños corren a sentarse.

El párroco le pregunta con qué derecho descolgó el crucifijo, recordándole el maestro que desde que ganó la República la educación es laica.

El sacerdote le indica que debe respetar la fe de los del pueblo a lo que Antoni le responde que la fe y la religión pertenecen al campo de la familia y de la iglesia, no al de la enseñanza y su objetivo es que los alumnos aprendan y sean buenas personas.

El cura le dice que el respeto no se aprende dejando que correteen por la escuela y Antoni le dice que el que no muestra respeto es él. Que esa es ahora su escuela y las cosas se harán a su manera.

En casa, reconoce luego con Charo, que echa de menos a su familia.

Ella le cuenta que su marido también nació en Cataluña. Que era viajante y vendía telas.

Antoni le muestra uno los cuadernos de los niños y la invita a que se quede a cenar.

Le cuenta que su objetivo es que los niños sean niños.

Leen "Platero y yo", y cuando le pide a Josefina que lo haga, ella dice que lo lea Carlos, pues cree que no sabe hacerlo, y él chico se va enfadado.

Como Emilio lleva varios días sin ir a la escuela le pregunta a su padre qué le pasa, a lo que le responde que tienen mucha faena con las vacas.

Antoni le dice que su hijo es el niño que mejor lee, a lo que Camilo le responde que su hijo lo que debe hacer es trabajar de verdad para no ser un inútil, a lo que el maestro le replica que será justo al revés, que cuanto más aprenda más opciones tendrá, aunque el hombre le dice que es él quien sabe lo que es mejor para su hijo.

Carlos es muy habilidoso con la navaja y hace un caballo de madera.

Antoni le pregunta luego a Carlos por el incidente de esa tarde, y el niño le cuenta que su padre no pudo enseñarle a leer y escribir.

Antoni le dice que él puede enseñarle a hacerlo, aunque Carlos lo rechaza, porque dice, no es su padre y se tumba triste en la cama.

Ariadna habla con su madre que le pide que regrese, pues lleva una semana fuera.

Ella le pegunta a su vez por qué no le preguntó al abuelo nada sobre su padre y le responde que no quería hablar de aquella época, pues no hablaba demasiado.

En el archivo encuentra la documentación sobre Antoni Benaiges. Su expediente de depuración, aunque como su muerte no era oficial tomaron declaración a gente del pueblo e inventaron argumentos, entre ellos el alcalde y el párroco que dijeron que su conducta era antipatriótica y antisocial.

Emilio recuerda un día en que salieron al bosque él y los alumnos y les explicó que el río junto al que estaban se une a otro y ese a otro más grande hasta el Ebro y acaban en el mar.

Ellos dicen que debe ser muy bonito el mar, que ninguno de ellos lo vio.

Les pregunta cómo lo imaginan y cada uno da una idea y les propone que escriban todo lo que sepan sobre el mar y harán un cuaderno especial.

Le dice a Josefina que tiene un don con el dibujo y le pide que no lo deje nunca.

Imprimen el cuaderno especial y luego les pregunta si les gustaría ver el mar, y les pide que enseñen el cuaderno en sus casas y que les digan a sus padres que ese verano el maestro los llevará a ver el mar a su pueblo de Tarragona en Mont-Roig del Camp en tren, pero deberán ayudarlo a convencer a sus padres.

Antoni le lee a Carlos las cartas de su padre y luego le dice que si le deja enseñarle a leer podrá leer y contestar las cartas de su padre, porque el estar encerrado es muy duro, pero, si le cuenta lo que hace y que está bien, le animará.

Acepta así que le enseñe, aunque piensa que será muy difícil.

Otro día que los lleva al bosque lleva un tocadiscos y les pone música y les explica cómo se baila un vals.

Antoni, además de sus clases, escribe en el periódico quejándose de que haya millones de humanos sin lo elemental para vivir mientras que hay gente que no produce nada y lo disfruta todo y acumula riqueza.

Todos leen su escrito y muchos critican su posicionamiento.

Habla con el alcalde y con el sacerdote sobre el viaje, aunque el primero le dice que ellos la pueden llevar a Santander cualquier día, aunque él les indica que los demás no podrían hacerlo y solo tendrán que comprar el billete y él se ocupará de lo demás, pero le exponen que con todo lo que escribe nadie dejaría a los niños en sus manos.

Vuelve a casa enfadado y Charo se lo nota. Le cuenta que lamenta haber prometido algo sin saber si se podría cumplir, y ahora no volverán a confiar en él.

Charo le dice que si quiere llevar a los niños al mar solo tiene que convencer a una persona.

Durante las fiestas, todos bailan, incluido Antoni, que lo hace con una de las chicas.

Él habla con el alcalde, que le cuenta que leyó que los maestros ya pueden solicitar el traslado y le pregunta si no quiere trabajar más cerca de su casa.

Él le pregunta cómo ve a Josefina de mayor. Él le dice que a Emilio se lo imagina en algo relacionado con la literatura, a Carlos en algo más manual, un oficio y Josefina tiene tanta personalidad que podrá conseguir lo que se proponga y le preocupa que no puedan imaginarse una vida fuera de allí.

Un día llega a la escuela el inspector jefe de educación, porque dice, parece que su labor allí no está siendo satisfactoria, acudiendo con él el párroco y el alcalde.

Hace leer a Emilio, que lo hace muy bien.

Saca luego a Josefina a hacer una división que hace también bien.

Hace salir luego a Carlos a escribir a la pizarra y lo hace también bien.

Le muestra luego los cuadernos que hicieron los niños y se sorprenden de ver lo que son capaces de hacer los niños con sus redacciones y sus dibujos y le cuenta que los intercambian con otras escuelas Freinetistas, que comparten su metodología tanto de España como del extranjero, Francia, México, Escocia o Argentina y aprenden así de otras culturas.

Emilio le muestra a Ariadna uno de los cuadernos que les envió la familia de Antonio tras ponerse en contacto con ellos.

Ella le pregunta si hay más alumnos con los que pueda hablar y acude a la residencia para ver a Josefina.

Se presenta ante ella como nieta de Carlos Ramírez, y le muestra en la foto del grupo, en que está ella, a Carlos y le explica que está buscando a su bisabuelo, pero la mujer le dice que quiere que se vaya y no dice nada.

Un día Josefina fue a la escuela con un sobre.

Feliz, se lo muestra luego a Charo que le dice que con el permiso del padre de Josefina pronto tendrá el permiso de todos los niños y le pide a ella que les acompañe.

Pero Charo parece preocupada y le dice que le conviene marcharse, pues si llega una guerra debe estar lejos, pues allí le ha señalado todo el mundo y saben cómo piensa, aunque le responde que es momento de vivir el presente.

Carlos escribe a su padre contándole que le van a llevar a ver el mar.

Antoni le dice que se encargará de hacérsela llegar y Carlos corre a abrazarlo por detrás. Antoni lo abraza también con cariño.

Por el pueblo empiezan a pasear algunos falangistas.

Antoni va a ver a los padres de Emilio. Toma un vino con Camilo al que le explica que tiene el permiso de todos los alumnos para ir al mar, menos el de Emilio, y les lleva una redacción de Emilio, aunque Camilo dice que no sabe leer.

Se la lee él. En ella, Emilio habla de su padre que dice es muy fuerte y trabaja duro, y aunque a veces le pega, sabe que lo hace porque quiere que sea como él y a él le gustaría ser fuerte como él y trabajador.

Al día siguiente, Emilio llega con la autorización del padre y todos aplauden.

Llega un fotógrafo de Briviesca y Antoni envía a los niños a sus casas para arreglarse y que salgan guapos.

Antoni les dice que ha sido un placer compartir ese curso con ellos y les da las gracias, pues ha estado lejos de su casa y hubo momentos en que se sintió solo, pero lo acogieron muy bien y echará de menos sus clases.

Tras sus palabras, corren todos a abrazarlo.

Ariadna va hasta la fosa común, donde están recogiendo ya todo, tras finalizar deben esperar unos meses hasta que analicen el ADN de cada hueso.

Laura le pide que no pierda la esperanza, a lo que le responde que esperanza tiene, pero no tiene tiempo.

Llega entonces la hija de Josefina que le entrega unos papeles de parte de su madre, documentos de su padre cuando era alcalde de Bañuelos.

Los examina con Emilio y les extraña que no se hable nada de Antoni, aunque sí encuentra un documento sobre su bisabuelo, al que llevaron a Burgos.

Pero Ariadna no parece contenta con la noticia pese a tener nuevas pistas, pues dice que no lo va a encontrar.

Emilio recuerda que a los vivos les impusieron el silencio, por lo que le pide que no deje de buscar.

Una mañana, al llegar a la escuela, Charo encuentra a Carlos solo y le dice que no sabe dónde está Antoni, pues no pasó allí la noche y se lleva al niño con ella.

19 de julio de 1936

Los falangistas se hacen con el pueblo y llevan a Antoni en un camión, con signos de haber sido torturado, hasta la plaza, mientras piden al resto del pueblo que colabore para no tener problemas.

Lo arrastran hasta el centro de la plaza, donde lo dejan de rodillas y dicen que es un rojo, un ateo y un enemigo de España y debe servirles de ejemplo lo que le pasa.

El hombre al mando pide al alcalde que certifique que es un rojo y enemigo de la patria, lo que este, asustado, confirma.

Pide luego a todos los vecinos que les lleven todos los cuadernos y lo que tenga que ver con el maestro.

En casa de Emilio Camilo se guarda la foto y la carta que hizo sobre él su hijo.

Lanzan luego al fuego todo lo que les llevan, incluyendo la imprenta.

Lo suben luego de nuevo al camión, donde lo pueden ver angustiados Charo y Carlos.

En prisión coincide con Rodríguez y con Bernardo, que le da las gracias por cuidar de su hijo.

Pero antes de que se recupere vuelven a buscarlo, pese a que apenas se puede mover.

De regreso a Cataluña, Ariadna recibe una llamada de su madre que le informa que su abuelo tuvo un ictus y no reacciona a nada.

Llora angustiada y sale del coche con un ataque de ansiedad.

Un camión se lleva a Antoni a un descampado parecido y dos hombres lo arrastran y después de dejarlo de rodillas encienden un cigarrillo y luego le dispara uno de ellos en la cabeza y lo abandonan allí.

Ariadna va a la residencia, donde están su madre y su hija con el abuelo.

Se dirige a este, que no reacciona ya, pero ella saca uno de los cuadernos y la foto que le dio Emilio y se la enseña.

Luego le lee el cuaderno sobre el mar. Las palabras de Josefina, de Emilio, y luego las del propio Carlos, que termina diciendo que el maestro les dijo que les iba a llevar a verlo.

En las fosas comunes de la Pedraja se encontraron los restos de 135 cuerpos, pero ninguno de ellos correspondía a Antoni Benaiges, que sigue desaparecido.

En 2015, Bañuelos de Bureba fundó la asociación "Escuela Benaiges" para difundir su memoria y legado.

Calificación: 3