Un fantasma en la batalla
España (2025) *
Duración: 105 min.
Música: Arnau Bataller
Fotografía: Paco Femenía
Guion y Dirección: Agustín Díaz Yanes
Intérpretes: Susana Abaitua (Amaya Ginés / "Amaia López Elósegui"), Andrés Gertrúdix (Teniente Coronel Julio Castro), Iraia Elias (Begoña Landáburu), Raúl Arévalo (Arrieta), Ariadna Gil (María Soledad Iparraguirre / "Anboto"), Jaime Chávarri (Txiki el Viejo), Anartz Zuazua (Mikel Albisu / "Antza"), Diego París (Ezquertia), Cris Iglesias (Adela), Mikel Losada (Iñaki Gracia Arregi / "Iñaki de Rentería"), Mikel Larrañaga (Dagoki), Ander Lacalle (Andoni).
"La organización terrorista ETA se fundó en 1958 durante la dictadura de Franco.
Hasta la muerte de este, ETA asesinó a 44 personas, entre ellas el almirante Carrero Blanco, presidente del gobierno y mano derecha de Franco.
Con la llegada de la democracia, parte de la organización abandonó las armas y decidió seguir luchando por métodos no violentos, pero otra parte decidió seguir matando.
En la década de los 80 asesinaron a más de 400 personas.
En los años 90 la Guardia Civil diseñó una operación para acabar con la banda, operación que duró 12 años y participaron cientos de agentes españoles y franceses".
Amaya observa desde su ventana a dos hombres que llegan a su casa y a los que entrega las llaves de un coche aparcado frente a su casa sin intercambiar una sola palabra, y los ve luego cómo se alejan en ese coche, un Renault 6 blanco.
San Sebastián. 23 de enero de 1995
Amaia trabaja como profesora en una ikastola.
Los dos hombres que recogieron las llaves van hasta el centro de San Sebastián. Uno de ellos, Txapote, se dirige al restaurante "La cepa" y acaba con Gregorio Ordoñez, presidente del Partido Popular de Guipúzcoa y candidato a la alcaldía de San Sebastián.
La directora de la ikastola se acerca a Amaia y le cuenta algo al oído.
Cuando sale del colegio no puede evitar vomitar.
Amaia hace un retrato robot frente a la cama de una mujer que permanece inconsciente y se lo muestra a un superior que la visita allí, y al que le cuenta, consternada, que ella entregó a los asesinos las llaves de un Renault 6 blanco.
Pero su superior le pide que no se culpe, pues no podían saber que iba a matar al concejal y le pide que extreme las precauciones.
Un año y medio antes
Amaya, vestida con un uniforme de guardia civil recibe una llamada de ese superior, el Teniente Coronel Castro.
Este, leyó antes su expediente donde explicaban que Amaya es una zaragozana huérfana de padres que ahora está en la comandancia de Sevilla que tiene estudios de Filología inglesa y francesa y conocimientos de euskera y es metódica y ordenada y solicitó por dos veces servir en el País Vasco.
Se reúne con Castro, que le explica que solo conocen su identidad cuatro personas, el presidente del Gobierno, el Ministro del Interior, el General jefe de la Guardia Civil y él.
Pasará de ser Amaya Ginés a ser Amaia López Elosegui, profesora de ikastola y simpatizante del movimiento de Liberación, aunque le advierte que si la descubren podrán acabar con ella y que va a estar muy sola, y le pide que se tome unos días para pensarlo, aunque ella le asegura que no hace falta.
La llevan luego a una residencia donde hay una anciana que permanece en la cama sin conocimiento y que le dicen, será su madre desde ese momento.
Consigue que la ikastola acepte su solicitud para trabajar allí.
Le explican que la directora es Begoña Landáburu, y su marido permanece encerrado desde cinco años antes como integrante del comando Donosti y tienen dos hijos, y Begoña es la responsable de los comandos legales en Guipúzcoa, aunque nunca lograron inculparla.
Acuerdan comunicarse con un código. Cuando deban verse pondrá canciones italianas.
Los etarras la investigaron antes de admitirla. Según sus papeles, estudió en Bruselas y luego inició los estudios de Filología inglesa y francesa y vivía de dar clases particulares y hacer traducciones, como una del poeta irlandés Yeats.
Su madre está ingresada en una residencia y ha ido a reuniones de HB de su barrio.
Un día, a la salida del trabajo Begoña va con ella y le pregunta por su madre. Le cuenta lo que ellos ya saben, que está en una residencia y que ni siquiera la reconoce, y Begoña la invita a ir a tomar algo.
Informa al Teniente Coronel del acercamiento producido y de que, aunque no le propuso todavía nada, vio cómo disimuladamente, le preguntó mucho por su pasado.
Castro le indica que organizaron una visita con su prometido en un hotel discreto.
A través de anuncios en Egin que debe combinar, Begoña es convocada a una reunión de la cúpula etarra.
Acude a Hendaya en el ferry desde Hondarribia, y en la reunión acuerdan atacar al corazón del Estado. Políticos, jueces y periodistas que también ejercen la violencia desde sus puestos sin asumir riesgos, por lo que decidieron socializar la violencia y reactivar el comando Donosti.
Poco tiempo después, Amaia acude con Begoña a una concentración a favor de ETA y para pedir la liberación de los presos, entre los que está Joseba, su marido.
Acude también otro dirigente, Arrieta, que hace llegar a Begoña un escrito.
Tras recibirlo, se marcha con Amaia, antes de que finalice la concentración con la intervención de la Ertzaintza, y, cuando observan que las siguen, se comen entre las dos el documento y van a casa de Amaia.
Allí, Begoña le pregunta por qué regresó de Bélgica, y le dice que por su madre y porque rompió una relación, aunque también por el deseo de luchar, aunque reconoce que siempre fue muy cobarde.
Begoña le confiesa entonces que entró en ETA 10 años antes y le dice que le gustaría proponerle algo.
Unos días más tarde recibe en su casa a Arrieta, que se muestra poco hablador, aunque le hace algunos encargos.
Debe romper sus notas y otros papeles que tira a la basura, que pide a Amaia que lance directamente al camión, no pudiendo abrirla en el ascensor por falta de tiempo.
Deja una nota en el baño de un bar que luego recoge una compañera, en la que les pide ayuda con las bolsas de basura.
Trata de encontrar algo en la bolsa de Arrieta cuando sale, pero solo logra ver su carnet, pues llega él con el Renault 6 blanco y le da las llaves para entregarlas a unas personas que irían a recogerlas en un rato.
Acude a ver a su supuesta madre en la residencia, donde recibe a Castro.
Sur de Francia. Enero 1996
Un etarra, Isuntza, hace entrega de una bolsa, y hace luego una anotación en su cuaderno con lo entregado.
Una furgoneta llega a Mondragón y entra en una casa apartada mientras en la radio anuncian el secuestro de Ortega Lara, un funcionario de prisiones de Burgos.
Entre varios hombres bajan al funcionario de la furgoneta.
Las manifestaciones y concentraciones se suceden pidiendo su libertad.
Amaia recibe de nuevo a su novio, que se queja de que lleva más de dos años allí y le dijo que iban a ser solo unos meses.
Ella se muestra un poco celosa cuando este le cuenta que ahora tiene una socia.
El 6 de febrero de 1996 asesinan a Fernando Múgica, dirigente del Partido socialista, y el 14 a Francisco Tomás y Valiente, catedrático de Derecho y expresidente del Tribunal Constitucional. Y la gente se manifiesta en las calles al grito de ¡Basta ya!
Un día, Begoña va a casa de Amaia para entregar un móvil a Arrieta, que le cuenta que es para Isuntza, que es quien se encarga de Ortega Lara.
Le dice además a este que está pensando dar más responsabilidades a Amaia, ante lo que él, le dice que la vigilarán durante un par de semanas, pues es demasiado perfecta.
De hecho esa misma noche, y mientras destruye los restos de la tarjeta, la interroga sobre Bruselas para comprobar que conoce bien la ciudad y que estuvo realmente allí.
Esa noche, cuando baja la basura, abre un panel en la pared del ascensor donde hay otra bolsa de basura llena, que intercambia con la de su casa.
Más tarde aprovecha la salida de Arrieta para recuperar la bolsa de basura, de la que saca los restos del móvil y de la tarjeta, que recompone y que entrega, pese a que la están siguiendo, a una mujer, sin ser vista.
Gracias a esa información consiguen el número de teléfono a que corresponde y piden que se intervenga tanto en España como en Francia, gracias a la jueza francesa Le Vert.
Gracias a ello consiguen detener a Isuntza cuando iba a hacer una entrega de explosivos e intervienen su documentación.
Intervienen sus notas y tratan de desentrañarlas, y especialmente la última, pues se trataba de una cantidad muy importante que se entregó a "BOL".
Parten de la idea de que puede tratarse del secuestro de Ortega Lara y piden que investiguen todo lo que tenga un nexo con Bol.
Un día llaman a Begoña para informarle de que Joseba se suicidó en la cárcel.
Amaia va a visitarla y le lleva unos dibujos que le hicieron los niños.
La ayuda luego a guardar la ropa de él, que desea repartir por las cárceles.
Amaia observa que tiene una foto de guardias civiles en Intxaurrondo, y entre ellos al Teniente Coronel Julio Castro, que fue quien detuvo a Joseba y lo torturó.
Amaia le aconseja que se tome un descanso, aunque ella dice que no lo hará pese a que sabe que tarde o temprano acabará en la cárcel o en el cementerio.
Le cuenta luego a Castro que Begoña tiene una foto de él con Galindo y que le propuso pasar a formar parte de un comando legal para recabar información sobre posibles objetivos, militares entre policías y guardias.
Castro le dice que ellos le proporcionarán los objetivos y le cuenta que, gracias a su información, interceptaron una camioneta con explosivos y detuvieron a Isuntza e incautaron documentación muy valiosa.
Las investigaciones les llevan a Bolinaga, miembro de un comando de apoyo que tiene alquilada una nave industrial en Mondragón.
Siguiendo ese hilo consiguen la liberación de Ortega Lara tras 532 días de secuestro.
Continúan investigando a Amaia y descubren así su reunión con su prometido.
Castro, con el que se ve de nuevo en la habitación de su falsa madre, le proporciona información sobre un sargento que se presentó como voluntario y que pertenece a los cuerpos especiales, con indicaciones de horarios e itinerarios, junto con unas fotos, supuestamente tomadas por ella.
Amaia aprovecha para preguntarle qué tiene pensado para ella, a lo que responde que ir a Francia y encontrar sus zulos. Y eso le supondrá dos o tres años más, al menos.
Deben interrumpir la reunión porque llega a verla también Begoña, que se la lleva hasta una nave abandonada y allí le dice que la vieron reunirse con un tipo en un hotel.
Ella le cuenta que es Antonio, su novio de Bruselas, que quiere que se case con él y se queja de que le hablen de su vida privada, a lo que Begoña le responde que ya no la tiene, pues ahora es una militante de ETA.
Amaia le muestra tras ello la información sobre el sargento de la guardia civil, que le facilitó Castro, e informa que es puntual cada mañana, y Begoña le dice que ese será su siguiente objetivo y Andoni, será el responsable del comando y ella llevará el coche.
Le preguntan si ha disparado alguna vez y dice que no, por lo que le ponen una pistola en la mano y ella debe simular no saber manejarla.
Van, en efecto a atentar contra el sargento, y cuando este sale de su casa y se agacha para ver los bajos de su coche sale uno de los etarras para acabar con él, aunque entonces el sargento le dispara a él y Andoni sale corriendo.
Amaia se queda paralizada en el volante y ve cómo el guardia civil se acerca al coche y trata de acabar con ella ahogándola, por lo que, ante la posibilidad de que la maten le dispara en el hombro y huye.
Reunida con Begoña lamenta que todo saliera mal y que el guardia civil le viera la cara, aunque Begoña la tranquiliza, pues dice, el tiro tiene al sargento entre la vida y la muerte.
Ella le pide que se lleve la pistola pues no quiere utilizarla más.
Castro le informa que comunicaron que el guardia estaba muy grave, aunque está bien.
Ella dice que creía que este lo sabía, y Castro le dice que así era, pero que se extralimitó porque quiso hacerlo más convincente de lo necesario y que eso le va a ayudar a que ahora nadie dude de ella.
Pero, pese a ello, Amaia le dice que desea dejarlo todo y volver a casa para volver a ser una persona normal.
Castro no le pone impedimentos y le dice que hizo un trabajo ejemplar.
Ella le dice que cree que dejará el cuerpo, y que, de cara a Begoña, dirá algo parecido a la verdad.
Begoña comenta a Arrieta, tras enterarse, que quizá Amaia no estaba hecha para eso.
Carmona. Sevilla
Amaia prepara su boda, y, mientras se prueba el vestido de novia, escucha la noticia del secuestro de Miguel Ángel Blanco y enseguida comprende que lo matarán.
Las manifestaciones recorren toda España pidiendo la liberación del secuestrado.
La cúpula de ETA somete a votación el destino del concejal de Ermua, y acuerdan acabar con él, lo que hacen cuando se cumple el plazo establecido, en un bosque.
Las manifestaciones tras esa muerte son multitudinarias entre gritos de "Basta ya".
Y ese hecho es lo que convence a Amaia para regresar a la primera línea.
Habla con Castro y le pregunta qué saben de los zulos, y le dice que solo saben que son cinco diseminados por el sur de Francia.
Para que ella pueda pasar allí, deciden detener a Andoni para que Begoña se asuste y se marche a Francia.
Amaia regresa a ver a Begoña y le cuenta que al enterarse de lo que estaba pasando y de cómo los acosaban se sintió ridícula en Bruselas y decidió volver.
Begoña le pregunta si cree que hicieron mal con el concejal y ella le responde que sí, y que les costará recuperar la confianza, pero que ya no tiene remedio.
Begoña le cuenta que detuvieron a Andoni y cree que hablará y por ello deben pasar a Francia antes de que las identifique.
Dos años después. Sur de Francia
Los asesinatos por parte de ETA se suceden: Fernando Buesa, dirigente socialista y su escolta, Jose Luis López de Lacalle, comunista y uno de los, fundadores del Foro de Ermua o Ernest Lluch, ex ministro socialista.
Los etarras tienen en Francia sus zulos, como el Txori, con el archivo documental.
Amaia informa de que está siendo la conductora de "Dagoki", Juan Cruz Maiza, el guardián de los zulos.
Ella le cuenta dónde lo recogió y que debía venir de un lugar cercano, por lo que pueden acotar el lugar donde está el zulo.
Y además cree que hay otro zulo en otra zona a la que llevó a Dagoki y se fijó en la dirección hacia la que se dirigió el coche que le recogió, cuya matrícula y la de la furgoneta que lo siguió les da.
Esta era el Zulo Urrugne, donde guardaban armas y material explosivo.
Un día Begoña le pide que entregue un coche en Dax a una mujer.
Tras hacerlo le muestran fotografías de dirigentes etarras y localiza así a la mujer que recogió el coche, Fabianne Tapia, la pareja de Iñaki de Rentería, al que habían perdido la pista, y gracias a ella podrán vigilar su casa, localizarlo a él y detenerlo.
Un día, la visita Begoña para informarle de la muerte de su supuesta madre.
Unos días más tarde es detenido, en efecto, Iñaki de Rentería.
Arrieta se lo cuenta a Anboto. Le dice que tenían localizada la casa hacía tiempo y a Iñaki no le dio tiempo a destruir casi ningún documento.
Anboto le pide que vaya a verla con Begoña, pero sin la conductora.
Castro informa a Amaia de que gracias a la documentación intervenida saben de la existencia de otro zulo que llaman Txernobil, el más importante.
Anboto habla con Arrieta y con Begoña tras ver que ahora la Guardia Civil va por delante.
Está convencida de es porque tienen un topo y pide que no confíen en nadie por muy cercano que sea. Y Arrieta dice que cree que sabe quién es el topo.
Begoña habla con Amaia y le cuenta que les extraña tener a la guardia civil tan cerca y le pregunta por qué quiso ella entrar en ETA, pues le parece raro que alguien como ella lo deje todo y Amaia le dice que en efecto lo dejó todo y lo hizo porque por una vez quería pertenecer a algo haciendo algo que de verdad le importa.
Un día, recoge a Arrieta que le pide que le lleve hasta un bosque, donde suben otros dos etarras, tras dejar a Arrieta, y se alejan hacia otro lugar del bosque.
Cuando le piden que pare, ve que el que va detrás, Ezquertia, saca un arma con la que encañona al etarra que va en el asiento delantero al lado de ella. a la que le explica que es un confidente de la Guardia Civil.
Ezquertia baja un momento a fumar y el otro hombre le cuenta que es capitán del ejército del Aire y pide a Amaia que arranque, aunque Ezquertia sube enseguida y él, tras decirles que se llama Manuel Luque y que si le ayudan… no termina, recibe un disparo en la cabeza allí mismo, en el coche.
Castro le dice que ignoraban la existencia del otro agente, y le advierte que al día siguiente detendrán a Begoña y otros miembros del aparato logístico.
Es ella la encargada de llevar a Begoña hasta el lugar donde va a volver a ver a sus hijos después de más de un año y le confiesa que tiene un mal presentimiento, y, aunque Amaia le sugiere dar media vuelta si cree que las siguen, ignora el consejo y dice que todo irá bien.
Tras la detención, llevan a Amaia a un lugar aislado.
Pero Anboto concluye que debe haber otro topo, pues el hombre que ejecutaron llevaba allí solo un año y el otro topo llevaba más tiempo actuando, por lo que decide llamar a Txiki el Viejo para que investigue a los presos, de los últimos años para que le expliquen cómo los detuvieron y las personas con las que estuvieron en contacto.
Amaia, entre tanto, sigue investigando. Un día lleva a Dagoki hasta un lugar, casi de noche, y gracias a las luces puede observar a dónde se dirigen, el zulo. Txernobil, donde ocultaban abundante material explosivo y armamento incluyendo dos misiles.
Informa de ello a Castro.
Ese día hablan por vez primera de sus vidas y él le cuenta que tiene tres hijos y que fue su mujer la que eligió las canciones con las que se comunican, las italianas, pero que murió tres años atrás.
Tras el examen de los testimonios de los presos, recabado por Txiki, investigan a varios compañeros, entre ellos a Amaia para ver si era cierta la información de la traducción, que hace examinar a un experto que aprecia palabras y versos que le resultan anticuados y que parecen más bien traducidos por un académico.
Pide a Txiki luego que investigue a tres sospechosos, comenzando por Amaia.
Un día, la propia Anboto la utiliza como chófer y le dice que leyó el poema que tradujo, y le pregunta por el título, que ella le dice sin dudar: "Un aviador irlandés prevé su muerte".
Txiki investiga en el pueblo donde supuestamente enterraron a la madre de Amaia, aunque comprueba que nadie llamada así es de allí. Además, los trabajadores de la funeraria confirman que no trasladaron a Edurne a Aramio ni a ningún lugar del País Vasco, sino a Cazalla de la Sierra, en Sevilla.
Castro, entretanto, es informado de que está imputado en tres casos de tortura ocurridos durante el tiempo que estuvo en Intxaurrondo.
En su siguiente encuentro con Amaia le indica que los etarras están muy nerviosos porque saben que tienen un topo, y, sabiendo que está en peligro, el mando decidió dar por finalizada su misión, pues además tienen ya localizados los 5 zulos, por lo que precipitarán la misión para desmantelarlos y, para no despertar sospechas, ella saldrá el mismo día de la operación.
Le pide no obstante que sintonice todas las mañanas a las 9 el informativo de RNE, donde pondrán, si creen que está en peligro, la canción "Parole, parole".
Le pregunta qué le gustaría hacer cuando todo acabe y ella le dice que le gustaría conocer gente diferente a ellos.
Operación Santuario
Txiki informa a Anboto que el topo es la conductora.
Los agentes se preparan para efectuar la operación Santuario.
Amaia, tras escuchar el informativo entra en la ducha.
En el cuartel general consiguen escuchar la llamada en que informan de que tienen al topo y Castro pide que pongan la canción en la radio, aunque ella ya no la escucha, y Castro, temiendo que hubiera sucedido esto y que no llegara a escuchar la canción, pide hablar con la gendarmería y que hablen con la radio local para que pongan la canción.
Anboto llama a Ezquertia para que acabe con el topo.
En su refugio, Amaia baja a desayunar.
La dueña de la casa en que están escucha la emisora local.
Llega entonces Ezquertia, que le dice que Dagoki tiene un trabajo para ella.
Amaia le pide que le deje terminar su cigarrillo, y mientras lo hace ponen "Parole, parole" en la radio, en su versión francesa.
Le pregunta al asesino si será largo el trayecto y le dice que irá al baño antes de salir, y aprovecha el momento para saltar por la ventana y huir hacia el bosque.
Cuando unos minutos más tarde Ezquertia sube a buscarla, inquieto por su tardanza, se da cuenta de su huida.
Amaia corre ya por el bosque sin descanso.
Entretanto, los gendarmes desmantelan los cinco zulos de ETA y detienen a los dirigentes de la banda, incluidos Anboto y Arrieta.
Amaia corre entretanto sin detenerse hasta llegar a una carretera.
La operación santuario fue el mayor golpe asestado a ETA.
Desmantelados sus zulos y descabezada su cúpula, el final de la banda era solo cuestión de tiempo.
Siete años después, en octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada.