Te cuento la película

Tres
Tres

España / Francia / Lituania (2021) *

Duración: 104 min.

Música: Domas Strupinskas

Fotografía: Javi Arrontes

Guion: Juanjo Giménez, Pere Altimira

Dirección: Juan José Giménez

Intérpretes: Marta Nieto, Miki Esparbé (Iván), Luisa Merelas (Marga), Fran Lareu (Pablo), Francisco Reyes (Intruso), Julius Cotter (Phil), Cris Iglesias (Aurora), Iria Parada (Isa), Carmen Méndez (Neuróloga).

Una mujer trabaja como diseñadora de sonido de una película, crea los efectos de sonido y los mezcla.

Iván, su compañero, sabe que algunas noches se queda a dormir en el estudio y le pide que no vuelva a hacerlo.

Regresa a su casa, asustándose al ver que hay allí un hombre.

Le recuerda que le dijo que le dejaría el apartamento hasta noviembre, diciendo él que quedaron en que se lo dejaba hasta el verano y que necesita el piso porque está viviendo en casa de los padres de Isa, diciéndole ella que el viernes tendrá libre el apartamento, ofreciéndose él a ayudarla con las cajas.

Cuando regresa al día siguiente al trabajo ve que están corrigiendo una unidad ya entregada porque había disincronías, algo que ella se niega a admitir, pese a que su sustituta indica que lo ha examinado y que ya se devolvieron dos trabajos suyos el último mes por esos problemas de disincronía, aunque ella dice que algo debe pasarle al sistema, cuando el director del estudio confirma que existe la disincronía.

Acude a una consulta médica, preguntándole la doctora si no volvió a tener episodios, diciendo ella que desde el día anterior escucha los sonidos como si le llegaran con retraso, indicándole la doctora que puede ser por estrés, y mantienen la fecha prevista para la resonancia, pues las pruebas de audición no le dieron problemas y examinarán también si tiene problemas de epilepsia mediante un análisis genético.

Le pasa para ello un bastoncillo por la boca y le entrega otro para que se lo pase a su madre, pues su padre murió.

Su compañero Iván le dice que se tome unos días, a lo que ella se niega.

Acude, en efecto a ver a su madre, a la que encuentra con un brazo vendado, y que le cuenta que se cayó por una bajada de azúcar, reprochándole a su hija que nunca llame.

Recuerdan que tuvo un logopeda cuando era niña y que tardó en hablar de pequeña, hasta los tres o cuatro años.

Ella recuerda que a veces la grababa también su padre, pero su madre le dice que no cree que tengan las cintas, que piensa que se las quedaría el logopeda.

Luego, mientras la madre duerme la siesta aprovecha un poco de su baba para tomarle la muestra para el análisis de ADN sin que se entere.

Cuando se marcha, y por la calle, está a punto de ser atropellada por un coche al que no había escuchado acercarse, llegando por ello a su casa con un fuerte moratón a la altura de la cadera.

La ayuda a trasladar las cajas a casa de su madre, tal como le prometió, su anterior novio.

Una vez instalada, su madre le lleva una caja, que dice, encontró, con el magnetófono y las cintas que le grabó su padre de niña.

La madre le pregunta si le ha vuelto a pasar lo de las voces, pues está actuando de forma extraña, pues no va a trabajar, y se ha trasladado allí y la ha visitado varias veces, aunque ella le dice que ni abrirá las cajas.

La llama la neuróloga tras las pruebas y le dice que parece que tiene un problema.

Le explica que la muestra de saliva no se corresponde con la de su madre biológica, por lo que la cita en la consulta, aunque no le habla de su problema a la madre pese a que la nota preocupada.

Vuelve al trabajo, donde ve que están haciendo una fiesta para celebrar un acuerdo con una plataforma, pidiéndole Iván que se vaya a descansar, aunque ella se queda.

Luego, cuando él va a hablar con ella, ella se lanza a besarlo, aunque él la rechaza.

Cuando sale, ve que tiene un mensaje en el móvil desde el hospital de Sant Pau, en el que le dicen que ingresaron a una mujer llamada Marga.

Coge un taxi hasta el hospital, donde encuentra muy mal a su madre.

La doctora que la atiende le dice que antes de perder el conocimiento su madre le pidió que le dijera que escuchara la cinta que estaba puesta en el magnetófono.

Finalmente su madre muere, acudiendo a su funeral solo ella como familiar, aunque están también su antiguo novio con su novia actual y varios vecinos, y amigos, entre los que está Iván.

Empieza a notar que el tiempo de disincronía ha aumentado hasta el minuto y medio, y no escucha por ello la cafetera cuando sube, ni las tostadas cuando saltan.

Se desespera al ver ese problema, siendo sometida a una resonancia donde no ven anomalías, aunque en su historial médico no hay nada anterior a los 11 años y no tienen material genético, ya que Marga no era su verdadera madre.

Le aconseja una clínica neurológica para que la examinen.

Queda con Iván en una cafetería. No puede hablar, por lo que le escribe en una pizarra, contándole por ese medio que está fuera de sincro. Que escucha el pasado de un lugar aunque no haya estado allí y le pregunta si la cree.

Iván la lleva hasta una mesa donde antes se cayeron cosas y escucha al rato la conversación entre las dos chicas que minutos antes estaban allí.

Iván le pide que lo espere allí 30 minutos, pues tiene que ir al estudio, pidiéndole ella que no diga nada.

Pero no se queda esperando. Pasea por el parque, escuchando al sentarse en un banco la conversación que tuvo la pareja que estaba sentada minutos antes en él.

Se encuentra con su antiguo novio y su mujer, ahora con un niño en una panadería.

Cuando se marchan, puede escuchar su conversación, escucha decir a su ex novio que no está bien y que no está yendo a trabajar.

Anota en un cuaderno cómo va el dilay avanzando, siendo cada vez más amplio.

Ve en televisión que la última película en que trabajó gana el premio al mejor sonido e Iván le agradece el premio a ella cuando sale a recogerlo.

Ella le manda un mensaje de felicidades a Iván.

Vuelven a verse en la cafetería, pero esta vez no hablan.

Ella va al baño y cuando regresa no está él ya. Pero sí escucha algo que dijo. Le pedía que siguiera su voz, indicándole que salga fuera, y, sin parar de hablar la va guiando hasta una sala de cine, viendo que, en efecto ella llega hasta él sin problemas, que está viendo una película muda que le hace llorar a ella.

Van luego hasta su casa y se acuestan.

Cuando sale de la habitación la despiertan ruidos de un coche y observa que vuelve a oír normal, por lo que sale feliz a la calle, escuchando todo ahora bien.

Se acerca al parque, donde escucha a un grupo que realiza una batucada y pasa entre ellos, contenta.

Cuando regresa dice un trabalenguas a Iván, que se alegra de verla hablar de nuevo.

Escucha luego la cinta de la grabadora, tal como le dijo su madre, en la que le indica que no es capaz de hablar del tema a la cara, estando convencida de que debieron volver las voces.

En la cinta le cuenta que tuvo tres abortos y él último la incapacitó para tener niños.

Pero la cinta se enreda y no puede terminar de escucharla.

Regresa al estudio, ahora reformado y ampliado, llevándola Iván a una sala donde, le dice, trabajará ahora, con una máquina nueva y la última versión del programa.

Allí comienza a trabajar de nuevo en un proyecto.

Lleva además las cintas que le grabaron cuando era niña para poder reproducirlas allí.

La interrumpe la llegada del jefe, viendo extrañada, que este no sabía que estaba allí, pues Iván no le dijo nada.

Ve desde lejos discutiendo a Iván y a Phil.

Cuando se marchan, va hasta la sala donde estuvieron hablando, pudiendo escuchar la conversación que tuvo lugar antes allí.

En ella Phil le regaña por haberla llevado por su cuenta sin decírselo, como tampoco le dijo que estaba utilizando el estudio por las noches, y le dice que si quiere estar con ella se la lleve a un hotel.

Iván dice que hablan de trabajo y que si es por dinero se lo puede dar de su sueldo, aunque Phil le dice que está mal de la cabeza y que eso no se cura de un momento para otro, diciendo Iván que si ella se va, él se irá con ella.

Pese a el problema laboral, ella sonríe feliz tras escuchar la defensa de Iván.

De regreso a su casa, no pone la cinta, sino que se sienta en el lugar en que se sentó su madre a grabar la cinta.

Puede así seguir escuchando lo que grabó, donde cuenta que había una chica que se había quedado embarazada de un músico en un pueblo, y como no estaba bien de la cabeza, porque decía escuchar voces, los padres de ella decidieron dar a su hija.

Iván ve que ella le dejó escrito en una pizarra: "Gracias" y que grabó como banda sonora de la pelea de boxeo en que trabajaba su voz de cuando era niña, repitiendo el trabalenguas que le dijo en su casa.

Viaja en autocar hasta la aldea gallega que le indicó su madre, donde nació.

Tras preguntar por la mujer que la tuvo, va hasta una casa, aunque no encuentra nadie, esperando fuera hasta que ve aparecer a la dueña de la casa, que, al verla entra en la casa y deja su puerta abierta.

Entra ella, que puede escuchar al entrar extraños ruidos y voces de conversaciones.

Sube al piso de arriba, donde está la habitación, donde escucha cómo se produce el parto en que ella nació y su primer llanto y cómo se la llevaron de inmediato y el llanto de su madre tras perderla.

Cuando baja, la encuentra sentada en la mesa tomando café y se sienta frente a ella a tomarlo también, sin hablar.

Decide alquilar una casa del pueblo, pues, dice, quiere trabajar desde casa, indicando que, aunque es pequeña, solo vivirán dos personas, "o tres".

Mientras espera fuera se da cuenta de que ahora escucha los sonidos antes de que se produzcan, y no después, y sonríe mientras se toca el vientre.

Escucha el ruido del vaso que lleva en la mano al romperse, aunque lo sujeta bien y lo evita, pudiendo controlar así su disfunción.

Calificación: 3