The Imitation Game (Descifrando Enigma)
The Imitation Game (2014) * Gran Bretaña / USA
También conocida como:
-
"El código Enigma" (Hispanoamérica)
Duración: 114 min.
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Óscar Faura
Guion: Graham Moore (Libro: Andrew Hodges)
Dirección: Morten Tyldum
Intérpretes: Benedict Cumberbatch (Alan Turing), Keira Knightley (Joan Clarke), Matthew Goode (Hugh Alexander), Rory Kinnear (Detective Robert Nock), Allen Leech (John Cairncross), Matthew Beard (Peter Hilton), Charles Dance (Comandante Denniston), Mark Strong (Stewart Menzies), James Northcote (Jack Good), Alex Lawther (Alan Turing Adolescente), Jack Bannon (Christopher Morcom).
1951. Manchester. Alan Turing se dispone a contar su historia, indicándole al detective Robert Nock, que lo va a interrogar, que contará su historia sin omitir detalle alguno, pero sin pausas y sin repetirse, exigiendo que no lo interrumpa y que no lo juzgue hasta que termine.
En el cuartel general del servicio secreto de inteligencia (MI6), se recibe una llamada en la que señalan que ha habido u robo en casa de Alan Turing.
El inspector encargado de la investigación visita el lugar del robo donde lo espera un sargento que le señala que, al menos aparentemente no robaron nada, explicándole a su superior que Turing trabaja en algo relacionado con máquinas, mostrándole un extraño artefacto que este le explica es un proyecto del laboratorio nacional de física.
El inspector ve a Turing en el suelo recogiendo algo y les pide que se retiren y no respiren profundamente pues hay cianuro sin diluir, diciendo al ver a Nock que está decepcionado, pues esperaba a alguien de mayor rango, para luego decirles, cuando el sargento le recuerda que están allí porque el vecino denunció el asalto, que no necesita a ningún policía, sino a una mujer de la limpieza, pidiéndoles que se vayan.
Lo hacen, pero Nock le comenta al sargento que la actitud de Turing es la de una persona que oculta algo, ya que no quiere a la policía husmeando por su casa.
El relato retrocede a 1939, en Londres, donde los periódicos alertan del inicio de la guerra e informan de la evacuación de cientos de niños ante la posibilidad de que sea bombardeado.
Y entre el mar de niños que suben al tren está Turing, que es recibido en la fábrica de radios Bletchley por el comandante Denniston, de la Royal Navy, que se disgusta al ver que entró en su despacho sin permiso, el cual lee en su historial que estudió en el King's College, de Cambridge y que a sus 27 años es un genio de las matemáticas, habiendo escrito ya con 23 un sesudo ensayo.
Denniston le pregunta por qué desea trabajar para el gobierno, señalando Turing que no lo desea y que la política no le interesa, por lo que el comandante señala que es la entrevista más breve de cuantas ha tenido para el proyecto secreto que realizan, haciéndole ver que rechazó incluso a un lingüista que hablaba perfectamente alemán, señalando Turing que él no lo habla, preguntándose entonces el comandante cómo va a descifrar los mensajes alemanes si no habla alemán, respondiendo él que se le dan muy bien los crucigramas.
Y cuando le abre la puerta para que se marche Turing pronuncia la palabra "Enigma", lo que hace que el comandante de pronto parezca interesado en escucharle, señalando Turing que lo que tratan de conseguir es descifrar los mensajes realizados con la mejor máquina de cifrados del mundo "Enigma", utilizada por los alemanes para todas sus comunicaciones, diciéndole el comandante que americanos, alemanes, franceses, rusos e ingleses piensan que "Enigma" es indescifrable.
Finalmente Turing acude a una reunión en la que Denniston les muestra e él y a otro grupo de personas entre los que están Peter Hilton, John Cairncross, y Hugh Alexander, una máquina igual a la utilizada por los alemanes para cifrar sus mensajes.
Tienen un grupo de telefonistas que interceptan los mensajes enviados por los alemanes, pero que son incapaces de descifrar,
La máquina fue sacada de Berlín por el servicio de inteligencia polaco, pero la configuración de la máquina se cambia cada día a las 12 de la noche, habiendo más de 159 trillones de configuraciones posibles, contando con solo 18 horas para descifrarlas.
Les señalan que la unidad será dirigida por Hugh Alexander, ganador del torneo internacional de ajedrez de Gran Bretaña dos veces, ante lo que Turing reacciona diciendo que prefiere trabajar solo sin tener que dar explicaciones pues los demás solo le retrasarían.
Se presenta tras ello un miembro del MI6, Stewart Menzies, que le dice que si no puede trabajar en equipo no podrá quedarse allí.
Comienzan a trabajar, mostrándose Turing distante, no yendo siquiera a comer con ellos y despreciando sus avances que les llevaron a descifrar varios mensajes, afirmando que él está diseñando una máquina que les permitirá descifrarlos todos.
Continúa por ello trabajando en su proyecto, saliendo de cuando en cuando a correr.
1951: el detective recibe una llamada en la que se señal que el expediente referido a Turing es clasificado, por lo que decide consultar su hoja de servicios.
Turing se queja ante el comandante de que se rechazara su presupuesto para crear la máquina que propuso para poder descifrar a Enigma, señalándole Denniston que sus compañeros se niegan a trabajar con él, por lo que Turing pide que los despidan y así podrá obtener las 100.000 libras que necesita, pues, le asegura, solo una máquina puede vencer a otra, a lo que el comandante le dice que Alexander se opuso a su proyecto y le dice que si tiene algún problema con su decisión debe dirigirse a su superior, Winston Churchill.
Turing redacta una carta que entrega a Menzies, recibiéndose días después las órdenes de Churchill entregando el mando de la operación a Turing y aprobando el presupuesto para su máquina, siendo la primera decisión de este despedir a dos de los colaboradores del proyecto a los que considera mediocres lingüistas y pésimos criptoanalistas, reaccionando los demás mal, y señalándole Alexander que lo que ha hecho es inhumano incluso para él, al que Menzies le dice que no debió ser muy popular en el colegio.
1928. Escuela Sherborne. Mientras come, Turing separa guisantes de zanahorias, como si padeciera un Trastorno Obsesivo Compulsivo, lanzándole un compañero la bandeja de comida por encima, tras lo que lo entierran bajo una tarima, clavando las tablas para que no pudiera salir, abandonándolo allí.
Solo Christopher Morcom siente simpatía por él y le ayuda a salir, diciéndole que sus compañeros le pegan solo porque es diferente, aunque lo anima y le dice "a veces la persona a la que nadie imagina capaz de nada hace cosas que nadie imagina".
Aunque con el permiso obtenido para crear su máquina, se dan cuenta de que necesitan más personal, decidiendo Turing reclutar a más ayudantes poniendo un crucigrama en el periódico y convocando a quien sea capaz de resolverlo en menos de 10 minutos tendrá una interesante oportunidad profesional.
Así, mientras Londres es duramente bombardeada, algunas personas que resolvieron el crucigrama se presentan para una nueva prueba, en la que les darán 6 minutos para resolver un rompecabezas.
Y cuando están ya a punto de empezar llega Joan Clark, tarde y disculpándose, no permitiéndole la entrada el conserje, que insiste en decirle que las pruebas para las secretarias son en otra planta, insistiendo ella en que resolvió el crucigrama ante la incredulidad del conserje, debiendo intervenir Turing para que le dejen enamoras
Mientras hacen la prueba Menzies le pregunta si es posible resolver el enigma en 6 minutos, señalando Turing que él tarda 8, pero quiere ver cómo los demás afrontan la resolución de un problema imposible, y de repente, y mientras contesta a Menzies, Joan levanta la mano, comprobando que lo resolvió en 5 minutos y 34 segundos.
Finalmente y tras las pruebas solo ella y otra persona serán los elegidos.
Turing se recuerda a sí mismo en el colegio resolviendo crucigramas, mientras Christopher leía a su lado un tratado sobre criptografía, que le prestó diciéndole que se le dará muy bien.
1940. Llegan a Bletchley Park los materiales para la construcción de la máquina, que realizarán en una pequeña cabaña, pero Joan no, por lo que Turing va a su casa, donde ella lo descubre hablando con sus padres, diciéndole que sería indecoroso trabajar lejos de su casa rodeada de hombres, dándose cuenta Turing de que son los padres los que no lo ven bien y le dice que hay un grupo de traductoras y secretarias que viven en el pueblo, y que organizan tareas sociales en la iglesia, consiguiendo así convencerlos, y cuando ella le pregunta por qué le ayuda le repite la frase de Christopher de que "a veces la persona a la que nadie imagina capaz de nada hace cosas que nadie imagina".
El detective regresa a comisaría con el historial clasificado de Turing, un sobre vacío, preguntándose si no será un espía soviético como otros dos profesores de Cambridge.
Finalmente Joan llega con las secretarias.
Turing señala que luchaban contra el reloj, pues los ingleses se morían de hambre y los cientos de toneladas de comida que los americanos enviaban cada semana acababan siempre en el fondo del mar por culpa de los alemanes.
Alexander se desesperaba al ver que no avanzaban y que el arrogante Turing no les ayuda empeñado en construir su inútil máquina, afirmando Peter que mientras su familia y sus amigos luchan, él les hace perder el tiempo con su máquina.
Tras el trabajo, Turign recoge a escondidas varios de los mensajes que descifraron, yendo a ver con ellos a Clark, debiendo colarse en la residencia donde ella está por la ventana, explicándole que le interesa descubrir la relación entre los mensajes encriptados y los desencriptados para encontrar pistas que poder incorporar a Christopher, como llama a su máquina, diciéndole ella que leyó un ensayo suyo teorizando sobre una máquina capaz de resolver cualquier problema, una máquina programable y reprogramable.
Al día siguiente, Alan entra en el despacho donde encuentra a la policía militar al mando de Denniston registrando sus papeles, asegurándoles el comandante que hay un espía entre ellos, mostrándoles un telegrama interceptado, señalando Denniston que si descubre que es él podrá colgarlo por traición, aunque no encuentran nada.
Un día, mientras Turing charla con Joan en el bar, entran sus compañeros, a los que Joan saluda amistosamente, aceptando su invitación de unirse a ellos, alegando que hace un trabajo de hombres y no puede permitirse el lujo de ser desagradable y le dice a Alan que si quiere resolver el problema necesitará toda la ayuda posible y debe caerles bien a ellos, por lo que al día siguiente les lleva manzanas para ganárselos y les cuenta un chiste.
Recuerda que antes de las vacaciones Christopher le pasó un mensaje cifrado, siendo descubierto por su profesor, que lo tiró a la papelera, papel que Alan recogió y en el que Christopher le decía "Nos vemos dentro de dos largas semanas, querido amigo".
1941. Turing trabaja con Joan en el césped cuando se acerca Alexander para mostrarle una idea para hacer que los rotores giren más deprisa.
Por fin la máquina parece estar lista y deciden probarla, comenzando a girar sus ruedas, aunque sin conseguir dar con la configuración, mientras los noticiarios anuncian que la bandera nazi ondea ya en más de dos docenas de capitales nacionales y siguen su avance.
Informando de ello Denniston se dirige con varios militares hasta el taller donde está Chrisopher instalada, tratando Turing de bloquear la puerta e impedirles la entrada, aunque los soldados la derriban con facilidad, ordenando el comandante que desconecten la máquina, sin que él pueda evitarlo.
Acompañando a los militares hay un agregado del Ministerio del Interior que desea ver cómo han utilizado su inversión, señalando Denniston que se les agotaron los fondos y la paciencia, por lo que podrá cumplir finalmente con su sueño de despedirlo, apareciendo entonces Alexander que dice que si despide a Alan tendrá que despedirlo también a él, pues Alan tiene razón y su máquina puede funcionar y es la mejor baza que tienen, asegurando sus otros colaboradores que tendrá que despedirlos también a ellos, sabiendo él que son los mejores criptógrafos ingleses, por lo que le piden 6 meses más.
El emisario del Ministerio da su consentimiento, pero el comandante le dice que les dará un mes más, tras lo que los despedirá a todos.
Cuando se van, Alan les de las gracias, aunque Alexander le dice que más vale que su máquina funcione.
Reunidos más tarde en el bar, Alan le dice a Alexander que no es un espía, estando este seguro de que no lo es, pues no utilizaría métodos tan sencillos como el real.
1951. El sargento va a ver al inspector y le dice que estuvo vigilando a Turing y lo siguió hasta un pub donde se reunió con otro hombre al que le entregó un sobre. Siguió a ese hombre, Arnold Murray y lo detuvo e interrogó, consiguiendo que este confesara que era "marica", y que algunos hombres, y entre ellos Turing, le pagan a cambio de sexo, siendo él quien entró a robar en su casa, que lo que oculta es su condición sexual, no que sea un espía, aunque el inspector insiste en que oculta algo importante, por lo que le pide a su superior que le permita interrogarlo.
Un día, al llegar a su habitación, Joan encuentra el suelo cubierto de papeles, mientras escucha a Alan quejarse de que Christopher no avanza lo suficientemente rápido, interrumpiéndole para decirle que ella debe regresar con sus padres, que la han reclamado, pues tiene ya 25 años y sigue soltera, lo que les preocupa.
Alan rechaza de plano la idea y le dice que no dejará que se vaya, pues tiene la oportunidad de hacer algo útil en su vida, diciéndole ella que no quiere acabar como él, que es un narcisista.
Él le dice que quiere que se quede porque le gusta hablar con ella, por lo que trata de buscar una solución, proponiéndole que se case con él, entregándole él un anillo improvisado con un cable.
Salen a celebrarlo bebiendo y bailando, y mientras Joan baila con Alexander, Turing habla con Cairncross y le dice que está asustado, pues no le apetece estar con Joan como mujer, asegurando Caincross que sospechaba que era homosexual, preguntándole a Alan si debe contarle a su esposa que se ha acostado con hombres, recomendándole él que no lo haga, pues es ilegal y debe mantenerlo en secreto si no desea que lo encarcelen. Finalmente baila el también con Joan.
Recuerda sus tiempos como estudiante, cuando a la vuelta de las vacaciones esperaba a Christopher con un mensaje cifrado en que le dice que le quiere, saliendo a recibirlo con él y observando cómo van llegando todos los estudiantes menos él.
Nock se dispone a interrogar a Turing, asegurándole que desea ayudarle, tras lo que le pregunta si las máquinas pueden pensar como los humanos, respondiéndole que no pueden pensar igual, solo diferente, aunque le hace ver que cada cerebro trabaja de forma diferente y cada persona tiene sus propios gustos, pese a lo cual todos piensan, y lo mismo pasaría con las máquinas, que piensan de forma diferente.
El detective le hace ver que se ha documentado sobre él, y sabe que escribió su ensayo "The imitation game", proponiéndole Alan un juego en el que a través de las preguntas se sabe si se habla con un humano o con una máquina.
El detective le pregunta qué hizo durante la guerra, respondiéndole él que trabajó en una fábrica de radios, aunque él insiste y le pregunta qué hizo realmente.
Christopher seguía girando sin parar, incapaz de descifrar el código.
Uno de los días, mientras descansan en el bar, los muchachos observan a Joan, sentada en una mesa cercana con Helen, una de sus compañeras de residencia que se ha fijado en Hugh Alexander, que también se ha fijado en ella, por lo que le pide a Alan que se la presente.
Cuando lo hace, él le dice que Alan tiene la teoría de que hombres y mujeres no deben trabajar juntos para evitar los romances, aunque él sostiene lo contrario, respondiendo Helen que Alan tiene razón, porque ella, que trabaja en el servicio de interceptación de mensajes, se ha enamorado, aunque no lo conoce, del soldado alemán encargado de la antena cuyos mensajes ella se encargaba de recabar, pese a que este tiene novia.
Alan le pregunta entonces por qué piensa que el alemán tiene novia, respondiéndole ella que todos sus mensajes comienzan con las mismas cinco letras, por lo que sospecha que ese debe ser el nombre de su novia.
Alan sabe que los encargados de enviar mensajes tienen la obligación de teclear al principio de cada mensaje cinco letras al azar, pero que ese alemán ha hecho que su país pierda la guerra, mientras sale corriendo hacia la máquina seguido por todos sus colaboradores.
Cuando llegan allí les explica que Christopher no necesitará analizar todas las configuraciones, sino que conociendo las palabras que ya sabe que irán en el mensaje, ya que todos ellos acaban con la expresión "Heil Hitler", y además en el primer mensaje de cada mañana dan el tiempo, es decir, conocen tres palabras "tiempo", "heil" y "Hitler", con cuyo conocimiento la máquina podrá ir más rápido.
Buscan el mensaje de ese día de las 6
Con los cambios procedentes vuelven a poner en marcha la máquina, que comienza a girar, parándose unos segundos después, tomando Alan algunas notas mientras los demás se preguntan si ha funcionado.
Y con los datos tomados de Christopher corren hacia la máquina de Enigma que tienen en su poder y la configura, pidiendo que le entreguen los datos del último mensaje, comprobando que ha funcionado, por lo que se abrazan todos felices tras haber logrado su objetivo.
Gracias a ello comienzan a descifrar todos los mensajes de ese día señalando cada uno de los objetivos, señalando que solo hay cinco personas en el mundo que conocen la posición de todos los barcos alemanes en el Atlántico, y que son ellos.
Gracias a ello se dan cuenta de que van a atacar a un convoy de pasajeros británicos, señalando Alexander que debe avisar a Deniston para que alerte al almirantazgo, pero Alan se lo impide colgando el teléfono y diciéndole que no puede contar lo que saben, produciéndose una pelea entre ellos pues todos desean salvar a sus compatriotas excepto Alan, que indica tras ser golpeado por Alexander que a la gente le gusta pegar porque le hace sentir bien, pero a veces no hay que hacer lo que te hace sentir bien, sino lo que es lógico, y les hace ver qué pensarían los alemanes si destruyen sus submarinos porque su convoy cambia de pronto su rumbo, llegando a la conclusión de que se darían cuenta de que han descifrado enigma y sus dos años de trabajo habrían sido en balde, no siendo su tarea salvar un convoy de pasajeros, sino ganar la guerra.
Pero el más joven, Peter, se da cuenta de que en uno de los buques del convoy va su hermano, y que aunque no avisen de todos deben salvar a ese, señalando Alan que no pueden impedir su muerte aunque sea su hermano, apoyando todos a Alan.
Alan y Joan viajan a Londres para reunirse con Stewart Menzies al que ponen al tanto de su descubrimiento, pidiéndole que no informe de ello al almirantazgo, al ejército ni a la RAF, ni siquiera a Denniston y que ellos mismos diseñarán un sistema que determine cuánta información utilizar, el menor número de actuaciones que les ayude a ganar la guerra, y el máximo que puedan llevar a cabo sin que los alemanes sospechen, debiendo utilizar el MI6 otras fuentes alternativas creíbles que justifiquen sus actuaciones, historias que podrán filtrar a los alemanes y a su propio ejército.
Menzies le dice a Alan que es el hombre que esperaba que fuera.
Crearon así la mayor oficina de información de inteligencia militar de la historia.
Un día, Alan descubre por azar en una Biblia la clave de la persona que filtraba información a los soviéticos, Cairncross, que al saberse descubierto le dice a Alan que los soviéticos están en su mismo bando, amenazándole con que si cuenta su secreto, él contará el suyo y sabe que acabará en la cárcel como homosexual.
Alan sabía que lo investigaban y abrían sus cartas y le habían pinchado el teléfono y lo seguían en sus paseos, encontrándose un día, al regresar a su casa a Menzies, en vez a Joan, diciéndole que esta se encuentra en una prisión militar debido a que estaba en posesión de mensajes descifrados, y que tenía muchos en su mesilla, contándole Alan que se los dio él para que le ayudara con Christopher.
Menzies le dice que Denniston sigue buscando al espía soviético entre ellos, debiendo Alan confesar que sabe que es John Cairncross, observando que Menzies no se sorprende, afirmando de hecho que él ya lo sabía incluso antes de contratarlo, pues les es muy útil filtrar a Stalin lo que deseen a espaldas del propio Churchill, que parece paranoico frente a los soviéticos, con los que no desea compartir siquiera información que puede ayudar a ganar la guerra, y le dice que necesita su ayuda para saber qué información pueden filtrarles a los soviéticos además de a los británicos.
Alan acepta ayudarle a cambio de que liberen a Joan, que, Menzies le dice no está encarcelada, sino haciendo la compra, aunque podría hacerlo si no coopera.
Temiendo por ella, Alan le pide a Joan que se aleje de él y que busque otro marido, contándole que es homosexual, a lo que ella no le da ninguna importancia, afirmando que lo sospechaba, pero que no le importa, pues ellos no se quieren como los demás y no van a ser ni un marido ni una esposa perfectos, pues ambos trabajarán y se harán compañía y disfrutarán de sus mentes, por lo que será un matrimonio mejor que el de la mayoría, pues se entienden el uno al otro muy bien.
Ante la negativa de ella, finalmente le dice que no le quiere, que solo la necesitaba para descifrar Enigma y que ya lo consiguió.
Ella lo abofetea y le asegura que no se va a ir, pues ha pasado mucho tiempo preocupada por lo que pudieran pensar los demás de ella y ese es el trabajo más importante que hará nunca y no piensa dejarlo, para decirle a continuación que tenían razón sus compañeros y que es un monstruo.
La guerra duró dos años más durante los cuales su equipo realizaba cálculos, decidiendo quién vivía y quién moría, y así Stalingrado, Las Ardenas o el desembarco de Normandía habrían sido victorias imposibles sin la información que suministraban.
Terminada la guerra, le preguntan a Menzies qué harán, presuponiendo que regresarán a sus clases en la universidad, indicándoles este que deben prestar un último servicio, quemándolo todo, pues puede haber otras guerras y la información que poseen es muy valiosa, siendo muy probable que no puedan volver a verse durante el resto de sus días.
Terminado su relato le pregunta a Nock si desea juzgarlo y si lo considera una máquina o una persona, un héroe o un delincuente, señalando el detective que él no puede juzgarlo, diciéndole que entonces no le sirve de ayuda.
Alan recuerda de nuevo su etapa como estudiante y el momento en que le llamó el rector diciéndole que el profesor de matemáticas le había contado que él y Christopher eran inseparables, algo que él niega vehementemente, pese a que el rector le dice que le habían dicho que era, de hecho su único amigo, informándole tras ello de la muerte de Christopher durante las vacaciones debido a la tuberculosis bovina que padecía desde hacía bastante tiempo y de la que presuponía le habría puesto al tanto a él, algo que Alan niega, diciendo que apenas lo conocía, asegurándole el rector que su amigo sabía que se acercaba su hora y lo afrontó con mucho valor.
Seis meses después de su interrogatorio un agente felicita a Nock mientras le muestra un periódico que recoge la noticia de su condena por conducta indecente.
Tras enterarse de ello Joan visita a Alan, al que encuentra frente a su nuevo Christopher, reprochándole que no la avisara para testificar a su favor.
Joan observa que le tiemblan las manos, diciendo él que es por la medicación, pues el juez le dio a elegir entre dos años de medicación con terapia hormonal, o la cárcel, optando por lo primero, es decir la castración química, para poder seguir trabajando.
Ella se ofrece para hablar con sus médicos y sus abogados, pues no debe pasar por todo solo, diciendo él que no está solo, pues Christopher se ha vuelto muy inteligente y si no sigue el tratamiento lo apartarán de él.
De pronto Alan tiene un ataque de pánico y ella trata de tranquilizarlo, observando él entonces que tiene un anillo más bonito que el que él le hizo, contándole ella que su marido es militar y trabajan juntos.
Para que se tranquilice del todo ella le propone hacer un crucigrama como en los viejos tiempos, observando que él es incapaz de hacerlo debido a su tratamiento.
Él le dice que ella consiguió lo que quería, que era tener una vida normal, asegurándole ella que eso no es algo bueno, pues alguien normal no hubiera hecho lo que él consiguió y que mucha gente vive gracias a él y el mundo es mejor gracias a que él no era normal, recordándole la frase de Christopher de que a veces la persona a la que nadie imagina capaz de nada es la que hace cosas que nadie imagina.
Turing se suicidó en junio de 1954, un año después de que le sometieran a la terapia hormonal, con 41 años.
En 2013, la reina Isabel II le concedió un indulto a título póstumo, por sus logros.
Los historiadores estiman que descifrar Enigma acortó la guerra por más de dos años, permitiendo que se salvaran más de 14 millones de personas.
Los trabajos de Turing inspiraron a generaciones de científicos en las llamadas "máquinas de Turing", ahora conocidos como ordenadores.