Te cuento la película

Requisitos para ser una persona normal
Requisitos para ser una persona normal

España (2015) *

Duración: 81 min.

Música: Luthea Salom

Fotografía: Marc Gómez del Moral

Guion y Dirección: Leticia Dolera

Intérpretes: Leticia Dolera (María de las Montañas), Manuel Burque (Borja), Silvia Munt (Bárbara), Jordi Llodrá (Álex), Alexandra Jiménez (Cristina Pi), Miki Esparbé (Gustavo), Carmen Machi (Luisa), Blanca Apilánez (Estefanía), Jorge Suquet (Pablo), David Verdaguer (Juan), Nuria Gago (Nadia).

María de las Montañas Enríquez acude a una entrevista de trabajo donde le preguntan qué tipo de persona es, respondiendo que una persona normal.

El entrevistador le pregunta qué considera una persona normal, respondiéndole que una persona que tiene un trabajo, una casa, una pareja, aficiones, vida social, vida familiar y es feliz.

El entrevistador le pregunta si cree que ella cumple esos requisitos, y aunque sabe que no cumple ninguno, le responde que los cumple todos.

En 1985 nacieron en España más de 500.000 niños, y entre todos ellos María de las Montañas, que lloró mucho hasta que le pusieron la tarjeta identificativa.

Ahora es una treintañera más en paro de las que se creía que cuando acabara la carrera se comería el mundo y más con su licenciatura en Marketing, su curso de inglés online y su máster en publicidad, aunque lo único que ha conseguido es el carnet del paro.

Cargada de maletas María camina por la ciudad tras haber sido expulsada del piso en que vivía por no pagar el alquiler, debiendo volver a casa de su madre, el último sitio al que le gustaría ir.

Cuando llega le abre su hermano Álex, que es síndrome de Down, pero que siempre tuvo las cosas mucho más claras que ella, pues a los 7 años les dijo que era gay, a los 18 que tenía trabajo en el Ikea, y ahora, a los 28 le han reelegido presidente del club de fans de Crepúsculo.

El muchacho la recibe muy contento, no estando su madre, que desde que murió su padre es vendedoras de Thermomix y está con sus amigas y compañeras Luisa y Estefanía, que está muy contenta tras haber batido su propio récord, al haber vendido 10 máquinas en un mes.

Bárbara vende las máquinas desde que se quedó viuda, gustándole la música clásica y jugar al solitario, reconociendo María de las Montañas que no sabe mucho más de ella y que la última vez que hablaron fue porque la llamó sin querer.

Ahora vuelve a su habitación decorada como cuando era una adolescente, escribiendo en la parte de atrás de un viejo póster de Vicky Larraz los requisitos que le comentó al entrevistador que consideraba que debía cumplir una persona normal.

A la mañana siguiente la despierta su hermano para que la acompañe al trabajo en el Ikea y deje allí su currículum.

Mientras espera a su hermano para comer recorre la tienda, parándose a observar unas lámparas, dirigiéndose un vendedor a ella para preguntarle si necesita algo, diciendo que busca una bombilla para la lámpara de su escritorio, diciendo que las que ve son de 15 vatios, señalando ella que no puede valorar si es suficiente, pues para probarla necesitaría que estuviera todo a oscuras.

Le pregunta si su madre utiliza el coche de su padre, diciéndole el muchacho que no lo mueve, pero que cuando está triste se sienta en él para pensar.

Su hermano le pregunta cómo se sabe si alguien te gusta, preguntándole ella si le gusta alguien, a lo que él responde que cree que sí, tras lo que reflexiona sobre cuándo le gustó alguien de verdad, recordando a Guillermo, que le gustó en sexto de EGB, que le pedía sus apuntes hasta que un día le dibujó un corazón y escribió "me gustas", no volviendo él a pedírselos desde ese día.

Entra en una librería y compra algunos libros de autoayuda como el de "Vivir feliz", chocándose entonces con un hombre y mezclándose los libros de ambos al caérseles, comprobando entonces que el hombre es Borja, el dependiente del Ikea que le atendió y que también está comprando libros de autoayuda, los suyos para adelgazar.

Van a un bar donde hablan, preguntando de sus insatisfacciones, diciéndole Borja que al menos ella es delgada, a lo que ella le replica que los kilos no dan la felicidad, a lo que él le dice que no sabe lo que es estar siempre a dieta.

María recibe entonces y mientras hablan una llamada de su madre a la que le dice que no irá a cenar, porque está con un amigo, yendo con Borja a pasear, contando él que solo cumple la mitad de los requisitos de su lista, por lo que solo es medio normal.

Comen juntos una pizza, llegando a un acuerdo: Borja la ayudará a cumplir con sus objetivos para que sea normal y ella a cambio le ayudará a él a adelgazar.

El primer punto que abordan es el de la vida social, preguntándole Borja si conserva algún amigo de la carrera, pero la hizo a distancia, por lo que le pide que se remonte entonces al instituto, aunque .le asegura que no tiene contacto con nadie.

Borja le quita entonces el móvil y tras entrar en sus contactos llama a un número al azar, siendo el escogido el de Cristina Pi, una antigua compañera del instituto que cuando la llama no la recuerda por su nombre, pero sí por un incidente ocurrido en el baile de fin de curso donde María de las Montañas actuó imitando a Vicky Larraz, ocurriendo un accidente con una catana, recordándola entonces como la "Samurai", proponiéndole Cristina quedar un día la semana siguiente para ir a los jardines de Montjuic con sus hijos, pidiéndole su contacto en Facebook, y aunque no tiene se inventa uno:: "María Zanahoria"

Conseguido ese primer reto Borja le pregunta qué ocurrió durante la fiesta de fin de curso, lo que ella se niega a contar.

Para corresponder a Borja ella debe ayudarle a adelgazar, por lo que sale con él a correr, proponiéndole subir unas largas escalera, aunque en vez de abordar el reto Borja opta por subir en unas escaleras mecánicas.

Trata de hacerle correr, pero se cansa enseguida, uniéndose a un grupo de ancianos que practican Taichí, ejercicios que considera que están más a su nivel.

Revisa tras ello la bosa de Borja, llena de comida basura, y, como no se fía de él va a su casa para revisarle la despensa.

Ve que Borja vive con su abuela que le además de otra comida le prepara magdalenas caseras, decidiendo María cambiar todo lo del armario de comida, lleno de cosas con muchas calorías por otra comida sana, mordisqueando luego una zanahoria mientras ven la tele con la abuela.

Piensan luego en cómo puede lograr María de las Montañas otro de los objetivos, optando en este caso en las aficiones, pero como no se le da ni la música, ni el dibujo, ni tejer, ni cocinar, ni hacer puzles deciden probar a ver culebrones con la abuela de Borja, algo que tampoco le va, pues se duerme en cuanto empieza.

En su casa Bárbara, ve en la habitación de ella los libros de autoayuda de su hija antes de tomar una pastilla para ir a dormir, mirando antes una fotografía de cuando todavía eran cuatro.

Al día siguiente le pide a Borja que le acompañe a mirar una casa de alquiler y poder cumplir así otro de sus objetivos, viendo que la dueña del apartamento tiene una tienda de animales, viendo que no le convence la casa, aunque por el contrario la mujer le ofrece un trabajo, consiguiendo así ese objetivo, aunque el trabajo es ofrecer a los transeúntes galletas para perros, vestida ella misma con un disfraz de galleta.

Y, aunque no tiene mucho éxito, un día se le acerca un perro que se restriega contra su pierna, apareciendo tras este un niño que se queja de que le dé patadas al perro, metiéndole una galleta en la boca al niño para que se calle y no se lo diga a su madre, que aparece tras ella y que casualmente es Cristina Pi, que, fascinada de verla justo cuando acababan de hablar tras mucho tiempo sin saber nada de ella le pide que la acompañe un ratito al club de tenis al que va a llevar a su hijo, contándole una vez allí que su marido va a abrir una galería de arte con unos amigos, y que ella ha empezado a trabajar desde casa.

Para María de las Montañas la vida de Cristina es envidiable, pues tiene trabajo, casa, aficiones, vida social y vida familiar y afirma ser feliz, y no solo ella, incluso su perro tiene todas esas cualidades.

Y entonces Cristina tiene una idea. Sabe que Gustavo, un amigo de su marido va solo a la exposición y le pregunta a su amiga si le gustan las citas a ciegas.

Acude con Borja a unas clases de risoterapia, encargándoles el monitor como ejercicio para la clase siguiente que inflen una bolsa con globos en los que deben escribir todo lo que les inquieta y angustia para luego soltarlos al aire.

Se plantean tras ello cómo intensificar la vida familiar, proponiéndole Borja que juegue con su madre y su hermano al parchís, aunque ninguno de ellos parece interesado en ello, viendo además que su madre tiene en su estantería el mismo libro de autoayuda que compró ella, preguntándole luego a Borja si cree que los hijos son reflejo de los padres, lo que él niega, pues su padre y su hermano son delgados.

Recuerda que la foto que su madre tiene en la mesilla se la hicieron en Montserrat, un día que comieron hamburguesas y les dejaron comer chuces a Álex y a ella, aunque en el camino de vuelta sus padres discutieron, "como siempre", por cualquier cosa, recordando que tras cualquier discusión su padre se encerraba en el despacho y su madre en el coche, donde fumaba mientras escuchaba su música.

Un día que María de la Montaña visita a Borja en su casa lo encuentra estudiando sueco decidido a pedir una plaza de intercambio que cada año sacan en Ikea.

Le confiesa entonces que la mujer con la que vive en realidad no es su abuela, sino una mujer a la que ayudó un día a subir la compra y le comentó que buscaba casa acabando allí, creyendo la mujer que es su nieto de verdad y él a cambio de ahorrarse un alquiler, le limpia, le hace la comida y la compra y la ducha.

Juegan juntos a la consola, tras lo que Borja acompaña a María a su casa, viéndolos Álex que les llama tortolitos, protestando ellos que le aseguran que no es una cita.

Seguirán con sus actividades, obligándole ella a correr de nuevo, aunque acaban en la feria de al lado en los coches de choque.

Luego hablan y él le pregunta si sabe qué es el horno holandés, explicándole que consistente en tirarse un pedo bajo el edredón, taparse y olerlo.

Mientras hablan recibe ella un mensaje de Gustavo invitándola a la inauguración de la galería de Pablo, el marido de Cristina, contestando animada por Borja que sí, pese a que le queda solo una hora para llegar.

Corre a arreglarse y acude a la exposición, donde se encuentra con Gustavo, que ve que cumple también todos los requisitos, excepto la pareja, reconociendo ambos que están nerviosos porque es su primera cita a ciegas.

Entretanto Álex acude también a una fiesta con los miembros del club de fans de Crepúsculo, donde le pregunta a Marta cómo puede saber si una persona le gusta, respondiéndole ella que si le hace sentir como David el Gnomo, 7 veces más fuerte

Ven tras ello la última película de "Crepúsculo" vestidos como los protagonistas de la película, viendo Álex feliz cómo el chico que le gusta acepta sus caricias.

En la galería ve a una mujer reflexiona sobre la obra, pese a que ella no logra ver nada, confesándole Gustavo que él tampoco ve nada en esas obras abstractas y tras la exposición la acompaña a su casa y le propone volver a quedar otro día.

Ya en casa, Álex le pregunta por qué quiere ser normal, y ella dice que quiere encajar, contándole él que ya sabe cómo se siente alguien cuando está enamorado.

María vuelve a jugar con Borja a la consola, diciéndole este que cada vez cumple más requisitos, pues la consola es un hobby, y además tiene trabajo aunque sea temporal, faltándole solo la pareja, a lo que ella alega que ha tenido ya una cita, diciéndole Borja que hasta la tercera cita no es pareja, respondiendo ella que ya ha quedado para la segunda.

Como pierde en la consola debe aceptar la imposición de él, que es vivir en directo la experiencia del horno holandés, que le da mucho asco, aunque reconoce ella que es el momento más íntimo que ha vivido con nadie, siendo ella la siguiente en peerse, diciéndole Borja que si existe el infierno lo tiene dentro.

Bárbara y sus compañeras de ventas organizan un encuentro en el que tratan de prepararse un porro viendo cómo se hace en Internet, aunque, como no son capaces de liarlo Bárbara propone hacer brownies jamaicanos, que pueden preparar con la Thermomix y es más sencillo de consumir.

Tras comerlos las tres amigas que se tumban y ríen, comentando Luisa que le gustaría acostarse con un negro como el de "Intocable", diciendo Bárbara que lo que a ella le gustaría es decirles a sus hijos que siente haber sido una mala madre.

María acude con Gustavo a casa de Cristina y Pablo que celebran una pequeña fiesta, encargándose ella del regalo, comprando en la propia tienda de animales en que trabaja un trajecito para perro que hace pasar por ropa de bebé.

Está contenta porque está consolidando su vida social, contando durante la cena que trabaja en una campaña de marketing de galletas para perros aptas para consumo humano - esto lo dicen cuando Cristina cuenta que Teo las probó -.

Escucha a Pablo contando que tiene una empresa en la que asegura tienen muy buen rollo, pues realizan muchas actividades juntos, invitando a María a que vaya a jugar con ellos a pádel.

La otra pareja de invitados, Juan y Nadia, también compañera suya de estudios cuentan que van juntos a pilates, lo que les relaja mucho y sus padres le ayudan mucho con sus hijos.

Mientras Gustavo prepara unos cócteles Pablo les pide a Cristina y a Nadia que cuenten de nuevo la anécdota del baile de fin de curso y de aquella compañera que le cortó un dedo a un compañero cuando hacía su coreografía domo Vicky Larraz con una catana, y sin hacer caso de las advertencias de Cristina que trata de cortar el tema, continúa contando que nadie quería bailar con ella y le pusieron con los niños de primaria.

Dolida, María de la Montaña se va al baño, aprovechando las chicas para contarles a los chics que han metido la pata, pues María es la "Samurái".

Ella, desde el baño, llama a Borja, que está solo en casa, pero que pone en el ordenador ruido de fiesta, contándole que está en una juerga con compañeros de trabajo, mintiendo ambos al contar que se lo están pasando muy bien, proponiéndole ella quedar para el día siguiente, diciendo él que tiene un compromiso, aunque luego cuando cuelga se dice a sí mismo que es idiota.

Tras la fiesta Gustavo acompaña a María de las Montañas a su casa, preguntándole por el incidente, acariciándola él, momento en que se asoma Álex a la ventana para decir que están molestando a los vecinos, por lo que se despiden sin llegar a más.

En su casa, solo y tumbado en la cama Borja mira la página de Facebook de María donde han colgado una fotografía de la fiesta, donde Gustavo la abraza, entrando tras ello en la página de Gustavo que es un tipo guapo, divertido y delgado y decide validar su solicitud de traslado en el programa de intercambio a Estocolmo del Ikea.

María acude al trabajo a verlo pese a que este le dijo que estaba muy ocupada, llevando las bolsas de globos del monitor de risoterapia, hablando juntos en el coche con la voz que se les queda tras inhalar helio, escribiendo tras ello en los globos todo lo que les gustaría cambiar y olvidar: "SOLEDAD", "MIEDO", "GORDO", "RECHAZO", "GRITOS" escribe ella recordando los que había en su casa cuando era pequeña, recordando que en la foto que su madre tiene en su habitación con toda la familia ella llevaba un brazo vendado, escribiendo tras ello: "GOLPES", llorando al recordarlo y al recordar a su madre sentada en el coche.

"CULPA". Bárbara la tapa con una manta cuando la ve dormida en el sofá y le dice que lo siente y que la quiere pese a que sabe que no la escucha.

Arrancan el coche y empiezan a soltar los globos al aire, llenándose el cielo de globos, preguntándole Borja si se siente bien a lo que ella responde que sí, pero que le echará de menos si se va a Estocolmo.

Bárbara decide después de mucho tiempo empaquetar las cosas de su marido y bajarlas al garaje, donde encuentra a su hija ocupando su puesto en el coche, entrando y sentándose junto a ella, pidiéndole que ponga una cinta en la que escucha su voz y la de su hermano cuando eran niños, diciéndose mutuamente que se quieren.

María le dice tras ello que siente haber sido una mala hija y de no haberla ayudado con lo de su padre, diciendo Bárbara que la culpa fue suya por haberle querido y por seguir queriéndole.

Llega entonces Álex, que los estaba buscando para contarles que tiene novio, estando ella contenta por haber conseguido otro requisito: tener vida familiar.

Acude con Gustavo a un curso de gin tónic, aunque ella, en vez de catarlos se los bebe, acabando borracha, dándose cuenta de que, aunque cumple con todos los requisitos para ser una persona normal no es feliz, habiendo gente que sin cumplirlos todos sí lo es.

Pregunta entonces y ante todos los asistentes al cursillo a Gustavo si se divierte con ella aunque no perciba los matices florales, diciéndole él que no debe preocuparse por ello, pues es su primera clase y es normal.

Le pregunta tras ello si no le importa que el vestido que le regalaron a Cristina fuera de chihuahua y no de niño o que le guste tirarse pedos debajo de la manta.

Gustavo le dice que los están mirando, y ella se dirige entonces al profesor de las clases al que le dice que lo ha reconocido como el argentino que les da clases de risoterapia, reconociendo él que da esas clases para ganarse un sobresueldo y que haciéndose pasar por argentino parece más serio.

Le dice tras ello a Gustavo que es muy majo y el chico con el que soñaría cualquier chica normal, pero que ella es la "Samurái" y a los 15 años le cortó un dedo a un niño de primaria con una catana, y tiene un hermano discapacitado intelectual que sabe más de la vida que ella, una madre a la que llevaba 10 años sin decirle que la quiere y está enamorada de un gordo pelirrojo que vive con una abuela que no es su abuela y con el que se tira pedos debajo de la manta, por lo que, tras darle las gracias por todo se marcha, corriendo.

En el Ikea Borja está guardando sus cosas en la taquilla cuando escucha que lo llaman por megafonía para que vaya a la zona de salones cocinas

Cuando llega allí no ve a nadie, viendo finalmente una nota en un posit en que pone "Quiero", y una flecha, que le lleva hasta un segundo posit donde pone "una tercera", y otro en el que pone "cita", viendo enfrente a María de las Montañas que le dice de palabra que le gustaría tener una tercera cita con él y que coman pizza juntos allí, o si lo prefiere en Estocolmo.

Él le pide que se lo repita y ella le dice que ha hablado de pizza porque es lo que comieron el primer día que salieron y que él considera una cita y le dice que se ha dado cuenta de lo mucho que le gusta.

Le pregunta tras ello cuánto tiempo tienen antes de que se vaya a Estocolmo respondiendo él que no se va, pese a que le habían cogido.

La lleva tras ello a la zona de lámparas, donde se conocieron, y aprovechando que ahora están las luces apagadas pueden probar cada una de las lámparas y su potencia, besándose a la luz de una luz rosada y tenue.

Ya juntos, sus nuevo requisitos son: leer en sueco, comer helado, bailar y tener ataques de risa o hacer strip tease delante del otro.

Calificación: 3