Te cuento la película

Quien a hierro mata
Quien a hierro mata

España / Francia (2019) *

Duración: 107 min.

Música: Maika Makovski

Fotografía: Pablo Rosso

Guion: Juan Galiñanes, Jorge Guerricaechevarría

Dirección: Paco Plaza

Intérpretes: Luis Tosar (Mario), Xan Cejudo (Antonio Padín), Ismael Martínez (Toño), Enric Auquer (Kike), María Vázquez (Julia), Daniel Currás (Xepas), Rebeca Montero (Mercedes), Luisa Mayol (Ana)

En un barco pesquero golpean a un hombre al que finalmente meten en una cesta de pesca.

A la vez, y en un centro médico, un hombre es sometido a diversas pruebas neurológicas, careciendo de fuerza, por lo que debe ayudarle un guardia civil a vestirse.

Al salir le espera fuera Toño, uno de sus hijos, que tiene en el teléfono al otro hijo, Kike, que en ese momento tiene en la cesta de pesca al otro hombre y le dice que ya tienen la nécora, pero que no sabe qué hacer con el centollo, respondiéndole el anciano que si el centollo tiene la pata rota ya sabe qué debe hacer, haciendo que el hombre se ahogue en la cesta.

Toño le dice que ya terminaron la obra y le pusieron una ducha antideslizante, por lo que ya puede volver a casa, aunque el hombre dice que no volverá a casa, que si sale, irá a la residencia.

Entretanto Mario, tras acudir a las clases de preparación al parto con Julia, su mujer es llevado por esta a la residencia donde este trabaja como jefe de enfermeros.

Allí, la directora le informa de que van a ingresar a Antonio Padín, al que conoce, pues es un conocido narcotraficante, y al que permitieron salir de prisión debido a una enfermedad degenerativa, explicándole la directora que es un tema delicado, pues ingresa por su propia voluntad aunque sus hijos preferían tenerlo en casa.

Antes de ingresar, los hijos tratan de convencer a Antonio de que deben negociar con los chinos, pues son los que tienen el dinero, aunque él se niega, pues si los chinos fallan finalmente, deberán responder ante los colombianos, diciéndole Toño que seguirán adelante, aunque sea sin él.

Mario ve en su casa cómo los informativos se hacen eco de la salida de prisión de Antonio Padín, quejándose de que no cumpliera la condena completa después de hacer que tanta gente muriera por su culpa.

Al día siguiente el anciano se niega a levantarse, llegando Mario que le dice que debe ser duro levantarse cada día sabiendo que vas empeorando, y que muchos, como él, prefieren ir allí para estar con personas a las que no les importan y que no les conocieron cuando todo iba bien, pues es mejor la indiferencia que la lástima.

Consigue ganarse su confianza y sacarlo a dar un paseo por el jardín, ayudándolo por la noche a ponerse el pijama y dejándolo acostado.

Pero no se va luego a su casa. Llama a Julia para decirle que se retrasará por un problema con un anciano, pero en realidad va a un pub donde trafican, y, tras comprar heroína, regresa a la residencia y le explica a Antonio que va a ponerle su medicación en vena por sus problemas de garganta, inyectándole heroína entre los dedos del pie.

Kike y Toño van a ver a su padre para decirle que está todo arreglado, que Rojas, el colombiano se fía de ellos y les adelantará la mercancía sin tener que poner el dinero hasta que les paguen los chinos.

Pero Antonio les dice que Rojas no se fía de ellos, sino de él, comprendiendo que le dijeron que él entraba en el negocio, algo que no es cierto.

Mario afeita y viste a Padín y le lleva las comidas y la droga, haciéndose imprescindible.

Y más adelante debe darle de comer, pues ya es incapaz de hacerlo solo.

Acude con Julia a su revisión, donde les informan de que van a tener un varón, escuchando su corazón.

Se lleva a cabo la operación con los chinos, que supervisa Kike desde lejos, pareciendo ir todo bien, por lo que, cuando ve que la camioneta llega a la nave de los chinos regresa a la marisquería familiar, sin saber que hay una operación policial montada, por lo que la policía le va siguiendo hasta allí.

Entretanto, y en la nave regentada por la china Kong, una furgoneta con el Xepas al volante ve cómo los chinos sacan cientos de kilos de coca de ocultas tras los paneles laterales.

Cuando entran los policías en la nave, Kike da la voz de alarma, consiguiendo Toño escabullirse por una salida secreta.

Y mientras los policías investigan la nave de los Padín, en la de los chinos, el Xepas y sus ayudantes reciben el dinero de los chinos y se preparan para marcharse, haciendo una llamada a Toño, que coge la policía que dirige la operación que puede escuchar un tiroteo, ya que antes de salir, dos jóvenes chinas empiezan a disparar contra ellos, llevándose la señora Kong el dinero que les habían entregado, y cayendo todos excepto el Xepas, que consigue salir con vida con la furgoneta.

Toño entretanto, también consigue escapar gracias al pasadizo secreto y consigue llegar hasta su moto de agua, con la que logra burlar a la policía.

En la reunión de la residencia, Mario informa que a Padín le cuesta hablar, moverse y tragar y que va progresivamente a peor, observando otros que está desarrollando mucha dependencia de Mario.

Tras darle de comer un día, ya en la cama, el anciano ve en televisión imágenes de la redada en que detuvieron a Kike.

Toño habla con el abogado de la familia, que le dice que todo es circunstancial y no tienen nada, por lo que, si pagan la fianza, su hermano podrá salir, aunque Toño le dice que no sabe si podrán pagarla, pues, debe reconocer que su padre no estaba dentro del negocio y no querrá pagar.

Pese a todo va a ver a su padre y le cuenta que se llevaron el dinero y la mercancía y que Rojas quiere su dinero, aunque lo más urgente es sacar a Kike, pues si trasladan a Rojas a la misma cárcel puede tener problemas, aunque el padre no quiere pagar.

Cuando Mario llega a su casa encuentra a su mujer concentrada en su trabajo y escuchando música, observando él que se violenta, descubriendo que es porque se avergüenza por estar escuchando a Julio Iglesias. Se ríen, pero acaban bailando juntos.

Toño va a ver a su hermano a la cárcel y este le pide que le saquen de allí, pues está llena de colombianos y teme por lo que le puedan hacer, confesándole que el día anterior se meó porque pensaban que iban a ir a por él, decidiendo Toño que tiene que volver a hablar con su padre.

En la residencia ve que su padre está con Mario de nuevo.

Cuando sale, un día, ve que le pincharon las ruedas de su coche y un tipo, el Xepas le pide que suba en su coche, llevándolo a un encuentro con Toño, que le dice que tiene que convencer a su padre para que vuelva a casa, ya que ha visto que a él le hace caso, aunque piensa que se porta bien con los viejos para que se acuerden de él en sus últimas voluntades, advirtiéndole que no le llegará nada de la herencia de los Padín, mostrándole que sabe que su mujer está embarazada.

Lo dejan tirado en el aparcamiento al que le llevaron, golpeándolo el Xepas con la puerta antes de marcharse, diciéndole luego a Toño que lo conoce porque iba al bar a buscar heroína al ver, algo que a Toño le extraña, pues no le ve pinta de yonqui.

Cuando Julia llega a casa está enfadada, pues debía haber ido a recogerla y no lo hizo, viendo que Mario estuvo mirando unas fotos y está muy mal.

Al día siguiente, habla con Antonio, al que le dice que debe contarle algo de su vida.

Le muestra las fotos de su hermano Sergio, y le cuenta que murió 25 años atrás por una sobredosis, con solo 26 años y desde entonces, le asegura, hay algo en él, que no funciona.

Solo con el embarazo de su mujer pensó que podría pasar página, pero entonces apareció él.

Antonio intenta llamar a otro enfermero, pero se lo impide y le explica que la sensación tras inyectarse la heroína es muy buena, pero que hay que controlar las cantidades y que él las controla, pues, de hecho, era él quien se la inyectaba a su hermano al final. Recuerda también que su hermano conseguía sus dosis vendiendo a otros hasta que acabó siendo un despojo y con SIDA, así que ya no podía ni vender.

Le dice que gracias a él morirá antes y sufrirá menos, confesándole que hace tiempo que no le está dando su medicación y que le echa lejía a su comida, y, le dice, ese día le va a poner un poco más para celebrar su cumpleaños.

Al salir, la directora de la residencia le pregunta a Mario si vio a Andrés, el médico, pues no fue a trabajar y no lo localizan.

No saben que está con él Toño, que lo tiene atado y le pide que elabore un documento indicando que su padre está loco para que puedan llevarlo a casa.

El médico se niega y dice que va a llamar a la policía, interceptándolo el Xepas, que de un empujón lo tira al suelo, con tal mala suerte que su cabeza choca contra la mesa y acaba muerto.

Un día Kike despierta en su celda por culpa de la música, diciéndole un colombiano que le lleva saludos de Rojas. Lo cogen tras ello entre dos presos y lo llevan hasta el servicio, metiendo su cabeza en la taza del retrete, donde antes hicieron sus necesidades y le dicen que le van a hacer comer mierda, tras lo que le advierten que, por respeto a su padre le dan una semana para que devuelvan el dinero.

Por la mañana llega otra enfermera, y aunque Antonio trata de que vea lo que le pasa ella no le entiende, llegando Mario, que se hace cargo de él.

Llega entretanto Julia para buscarlo, pues deben ir a que le hagan una ecografía, diciéndole las compañeras de su marido que está con Antonio, diciéndole otra enfermera que siempre está con él, enterándose en ese momento de que Antonio es Padín, el narco, y justo en ese momento rompe aguas, debiendo llevarla Mario al hospital.

Cuando Toño ve el estado de su hermano, decide que debe actuar ya.

Julia le pregunta a su marido qué está haciendo, asegurando él, que nada.

Recibe entonces una llamada desde la residencia, de Ana, que le dice que está sustituyendo al Doctor Lozano en la residencia y hay datos de la ficha de Padín que no entiende, diciéndole Mario que el doctor Lozano le retiró la pastilla de la tensión por algo que interfería con otra medicación.

La doctora atiende a Antonio, que trata de hacerse entender con los gráficos.

Cuando Julia despierta, ve que no está su marido, que le dicen tuvo que irse por algo del trabajo.

En efecto, Mario regresa deprisa a la residencia, viendo al llegar que la directora y la doctora nueva están hablando con la policía, aunque se tranquiliza cuando le explican que fueron por la desaparición de Andrés.

Observa entonces cómo sale un hombre de la habitación de Antonio, por lo que va hasta la habitación y le pregunta quién era, viendo cómo el viejo ríe, amenazando con provocarle la muerte por sobredosis, que dice, será para él una agonía, aunque el viejo no le dice nada.

Lo llama Julia que le pide que regrese, asustada, aunque antes decide poner en su gotero una dosis de droga superior.

La doctora le explica que el hombre que estaba con Antonio era un notario, que quería que ella declarara que no estaba en posesión plena de sus posesiones mentales, pero no pudo hacerlo, pues solo lo había visto una vez.

Le indica que cree que deben llevar al anciano a un hospital.

Cuando escucha a otra enfermera diciéndole a la doctora que tienen listas las muestras para los análisis de Antonio, debe actuar.

Saca una muestra de sangre a otra anciana mientras duerme y la sustituye por la de Antonio.

Vuelve luego a la habitación de este y le confiesa que él mató a su hermano. Que pesaba solo 30 kilos y lloraba todo el rato y le rogaba que acabara con él y lo hizo, lo mismo que hace ahora con Antonio, al que vuelve a inyectarle otra dosis aprovechando la vía.

Le dice que siempre pensó que cuando llegara ese día sería feliz, pero que no es así.

Toño habla con Rojas, que le da solo dos días más, mostrándose desesperado.

Ve entonces pasar a Mario y lo sigue y lo enviste con su coche, aunque Mario consigue despistarlo y perderlo, aunque una llamada de su mujer lo delata y vuelve a embestirlo, mientras lo persigue, aunque en su loca carrera tras él no se fija en que atraviesa una carretera, llevándoselo una furgoneta que iba a toda velocidad, por delante.

Impresionado por lo ocurrido, Mario se baja para comprobar lo ocurrido, yendo por la alfombra de flores dejado por la furgoneta, cuyo conductor ve que falleció, viendo a Toño que parece no respirar.

Vuelve a su coche, donde coge una jeringuilla. Regresa al coche de Toño y se la coloca en la mano para que tenga sus huellas, y la tira en el coche, observando entonces cómo el mayor de los Padín empieza a moverse, por lo que le tapa boca y nariz para impedirle respirar hasta que puede ver cómo expira.

Llega luego a tiempo para el nacimiento de su hijo.

Mientras la mujer sufre los dolores del parto, Antonio Padín tiene también fuertes dolores antes de morir.

Cuando finalmente sale el niño y le preguntan cómo le van a llamar, Julia dice, Sergio.

Se celebra el entierro de los dos Padín, padre e hijo, acudiendo Kike, escoltado por la policía, aunque no se quita los cascos con la música durante la ceremonia y al final se pone a aplaudir, antes de que se lo lleven los guardias de regreso a prisión.

Al salir del mismo, se presenta a Mario, que fue en representación de la residencia, Alfredo Matas, el notario al que vio salir de la habitación de Antonio, que le entrega una tarjeta para un primer contacto, aunque no entiende por qué.

Unos días más tarde acude al despacho del notario, al que los guardias llevan también a Kike.

El notario les explica que van para la lectura del testamento de Antonio Padín, diciéndoles que grabó el acto, habiendo un certificado de que su estado no afectaba a sus facultades mentales, por lo que su decisión es plenamente legal.

En el testamento, Antonio declara heredero universal de todos sus bienes al primer descendiente de Mario Vilas, legando a sus hijos solo la legítima que por ley les corresponde.

Él le asegura a Kike que no sabía nada y pregunta si puede renunciar, diciéndole el notario que si fuera él el heredero sí, pero que en su caso solo puede renunciar su hijo.

Antes de marcharse, Kike le dice que le va a tener mucho que explicar a su hijo, llamando a la salida al Xepas.

Mario sale corriendo del notario y va a toda velocidad a su casa, tratando de llamar a Julia, que no ve su llamada.

Poco después llega el Xepas a su casa, colándose por la puerta del jardín.

Mario encuentra la carretera cortada debido al accidente de un camión cargado de madera, por lo que debe dejar el coche y llegar corriendo hasta su casa.

Entretanto, en prisión, Kike es apuñalado por varios presos colombianos en el patio.

Mario llega a tiempo de ver cómo se marcha de su casa, el Xepas, que sale a toda prisa con su coche.

Corre hasta su casa, viendo al llegar a su mujer sentada en el sillón, aunque cuando la ve de frente puede observar que le dieron un tiro en la cabeza, mientras su hijo sigue mamando, ajeno a lo ocurrido con su madre.

Calificación: 3